Los Evangelios Apócrifos, ¿Cual es su valor real?
Los evangelios apócrifos: ¿Cual es su valor
real? – Monografias.com
Los evangelios apócrifos:
¿Cual es su valor real?
Mucho ruido produjo en los medios de comunicación
social la publicación del Evangelio de Judas hace algunos
años. Y otro barullo se originó treinta años
antes con la publicación del Evangelio de Tomas. Y con el
de Felipe, en razón del Código da Vinci, y con el
Evangelio de María de Magdala, y así, con los
manuscritos del Mar Muerto, con los manuscritos de Nag Hamadi, y
con el libro de Henoc, y otros textos
parabíblicos.
Para ser bien directos respecto del tema debemos
observar que la mayoría de las personas se han hecho
demasiadas ilusiones respecto del contenido de estos antiguos
documentos. Creen que aportaran grandes revelaciones acerca de la
persona y de las doctrinas de Jesús de Nazaret. Y que poco
menos los Evangelios canónicos quedaran vueltos al
revés, y desautorizados, y con ello, la iglesia
quedaría en bancarrota.
Vana esperanza. Los evangelios apócrifos son
documentos respetables, interesantes, PERO DE RELATIVA
IMPORTANCIA. Unos son mejores que otros, y otros son peores que
los anteriores. Pero la ilusión colectiva es que todos son
buenos, iguales y profundos, pero la realidad no es así.
Es porque se presume de partida que los evangelios
canónicos o bíblicos están fallados, o que
la iglesia nos ha mentido a través de 19
siglos.
Son de desigual calidad, de épocas diferentes, y
contenidos muy diversos, y aportan muy poco a lo que ya se sabe
acerca de la persona de Jesús y de sus
enseñanzas.
La palabra "apócrifo" parece ser la que fascina
al público. Esa palabra griega significa OCULTO, SECRETO.
Y allí está el foco de la ilusión. SE CREE
QUE SECRETO Y OCULTO ES SINONIMO DE ESOTERICO. Y no es
así.
Esoterós y Esotericós son también
palabras griegas, pero no significan lo mismo que
Apócrifo. Una cosa puede estar oculta o escondida y no ser
"esotérica". PUES ESOTERICO EN GRIEGO SIGNIFICA "LO MAS
INTERIOR DE ALGO" DE UNA CASA O DE UNA DOCTRINA.
De allí que Pitágoras y Aristóteles
tienen enseñanzas externas e internas, exotéricas y
esotéricas. Lo mismo Jesús y los esenios. En
hebreo, y en particular entre los Esenios se habla de "Nigelot" o
las cosas evidentes de la sagrada escritura, y de "Nisterot" o
las cosas escondidas, o no evidentes, de la sagrada escritura.
PERO NO SE REFIEREN A OTRAS ESCRITURAS, sino a dos aspectos de
las mismas.
Jesús mismo dice, en los mismos evangelios
canónicos, que él tiene dos niveles de
enseñanzas, uno externo para el público y otro
interno para sus discípulos. (ver Marcos 4,11). Y con eso
no pretende hacer ninguna revolución. Los más
famosos rabinos de Israel y los más grandes profetas
tenían dos niveles de enseñanzas, igual que
Pitágoras y que Aristóteles. Una doctrina es
abierta, al que quiera oír. Y la otra es privada, solo
para los más capaces de sus discípulos, su
círculo interno.
No toda cosa oculta es esotérica, no todo secreto
es esotérico. De allí viene la confusión con
los evangelios apócrifos. Tal vez algunas partes o
secciones de la literatura apócrifa tenga valor
esotérico. Pero otras son exotéricas, o simplemente
doctrinas de DE OTRAS ESCUELAS, que se quisieron mezclar con
enseñanzas cristianas, tal como ocurre hoy con la Nueva
Era.
Por eso hay que andar con cuidado y NO GENERALIZAR. Se
debe evitar el reduccionismo, la superficialidad, y el
sincretismo. Cada evangelio apócrifo se debe evaluar por
separado, caso a caso. Jamás meterlos todos en un mismo
saco. Prudencia es la norma. Y, desde luego, tener varios sacos o
cajones de clasificación….-
Un saco o cajón es para aquellos evangelios
apócrifos que son muy cercanos o una prolongación
de los evangelios canónicos. Es el caso del Evangelio de
la Verdad, de Valentin, el alejandrino. Es un claro desarrollo de
los contenidos del Evangelio de san Juan Apóstol. Es
bastante cercano a la ortodoxia.
Otro apócrifo cercano a la ortodoxia de los
evangelios canónicos es el evangelio de Felipe. Y
también el de Tomas.
Todo erudito serio, por muy católico, o
evangélico, o copto, que sea, sabe que el mensaje global
de Jesús de Nazaret NO QUEDO TODO REGISTRADO EN LOS
EVANGELIOS CANONICOS, NI TAMPOCO EN EL RESTO DEL NUEVO
TESTAMENTO. Por algo existen los textos llamados "AGRAFA", es
decir, palabras de Jesús que no quedaron escritas en los
evangelios canónicos.
Los Padres Apostólicos y los Padres de la
Iglesia, herederos de la tradición oral de los
apóstoles, dejaron esos "ágrafa" consignados en sus
escritos. Pero como la mayoría de los cristianos no leen
esas cosas no se enteran de su existencia. La misma Biblia
registra uno de esos ágrafas de Jesús en los Hechos
de los Apóstoles 20,35: "MÁS BIENAVENTURADO ES DAR
QUE RECIBIR".
Además, todos los pastores lo saben. Conocen
perfectamente que hubo documentos y cartas de los
apóstoles que se perdieron en el transcurso de los siglos.
Y lo saben pues la misma biblia lo dice de modo directo e
indirecto. Se menciona en Colosenses 4,16, por ejemplo, una carta
de san Pablo a Laodicea, que no está en ninguna parte. Se
perdió, simplemente.
Veamos por ejemplo, las palabras de San Juan
Apóstol a este respecto, en el propio Evangelio de este
discípulo amado: "Y HAY TAMBIÉN OTRAS MUCHAS COSAS
QUE HIZO JESÚS, LAS QUE SI SE ESCRIBIERAN UNA POR UNA,
PIENSO QUE NI AÚN EN EL MUNDO CABRÍAN LOS LIBROS
QUE SE HABRIAN DE ESCRIBIR". ( Ev. De Juan 21, 25 ).
Estas palabras de Juan están al final del cuarto
evangelio, en una época cercana al año 90
después de Cristo, cuando los otros tres evangelios, el de
Mateo, el de Marcos y el de Lucas, ya habían sido
escritos, pero a juicio de Juan ESOS CUATRO LIBROS NO ERAN
SUFICIENTES, PUES LA GRANDEZA DE LA PERSONA Y DE LAS OBRAS DE
JESÚS ERAN SUPERIORES A LAS POSIBILIDES DE SUS CRONISTAS
PARA RETRATARLAS DE MODO COMPLETO.
Lo mismo afirman los teólogos. Cuando se habla de
Dios en teología, se sabe que los conceptos humanos acerca
de El serán siempre desbordados por la realidad
indefinible e infinita de Dios. Sin embargo, por muy limitado que
sea el lenguaje humano no se puede prescindir ni de los textos
sagrados ni de los conceptos sobre Dios y sobre Cristo, PUES ESAS
PALABRAS SON LOS NATURALES VEHICULOS DEL ENTENDIMIENTO, Y SON LOS
CANALES PREESTABLECIDOS PARA LA ACCIÓN DE LA GRACIA DIVINA
EN EL SER HUMANO.
Por eso el mismo san Juan Evangelista advirtió al
final del capítulo 20 de su profundo evangelio: "HIZO
ADEMÁS, JESÚS MUCHAS OTRAS SEÑALES EN
PRESENCIA DE SUS DISCIPULOS, LAS CUALES NO ESTAN ESCRITAS EN ESTE
LIBRO. PERO ESTAS SE HAN ESCRITO PARA QUE CREAIS QUE JESÚS
ES EL CRISTO, EL HIJO DE DIOS, Y PARA QUE CREYENDO, TENGAIS VIDA
EN SU NOMBRE". (Ev. De Juan 20,30-31)
De allí se deduce que lo esencial del mensaje de
salvación para el espíritu humano YA ESTA DADO, y
nada de lo que encuentre en búsquedas arqueológicas
o psíquico-clarividentes va a alterar la sustancia de lo
que ya se he revelado a los hombres para iluminar su
camino.
Por eso la calidad de cualquier documento
apócrifo será siempre evaluada o valorada en
relación con lo que dicen los Evangelios Canónicos
de la Biblia. U otros textos del Nuevo Testamento o del Antiguo
Testamento. ES DECIR, LO QUE LA BIBLIA DICE SIRVE PARA ACEPTAR O
RECHAZAR LOS CONTENIDOS DE ESOS EVANGELIOS APOCRIFOS. Ella es el
criterio o el patrón de medida, y no al
revés.
Los profanos o los ignorantes en estas materias se
imaginan que los descubrimientos de documentos antiguos van a
servir para desautorizar a la Biblia y a la Iglesia. Pero es
siempre al revés.
Veamos un ejemplo de la filosofía. Supongamos que
alguien descubre un pergamino antiguo de un escrito de
Platón, del cual no se tenía noticia.
¿Cómo vamos a tener la certeza de que ese escrito
es realmente de Platón, y que no es un plagio de otro
escritor?
Simplemente, comparando el contenido de ese documento
nuevo, frase a frase, palabra griega a palabra griega, CON LO QUE
YA SE SABE DE PLATON CON TODA CERTEZA. Si hay semejanza en el
fondo y en el estilo del escrito con Platón, el documento
pasa la prueba de blancura y se acepta, se declara
válido.
Eso mismo se hace con los apócrifos que pretenden
ser o representar la palabra verdadera de Cristo. Pues se aplica
un viejo refrán que dice: "NO SE DEBE CAMBIAR LO VIEJO POR
LO MOZO NI LO CIERTO POR LO DUDOSO". Desgraciadamente muchos
supuestos buscadores de la verdad de la Nueva Era no aplican este
adagio de sentido común.
Y como niños ingenuos, creen de inmediato en
cualquier novedad que surja en cuestiones metafísicas y o
religiosas. Sobre todo si parece contradecir lo que dice la
Biblia o la Iglesia.
Los apócrifos SURGIERON DESPUES, O POSTERIORMENTE
A LOS EVANGELIOS CANONICOS, son de segundas aguas, o de tercera
fuente. No son la primera versión de las cosas que
sucedieron con Jesús y los apóstoles. Surgen A
EXPENSAS DE LOS EVANGELIOS ORTODOXOS O CANONICOS, tienen vida y
producen interés, PORQUE YA EXISTEN PREVIAMENTE LOS
GENUINOS Y ORIGINALES.
Por eso, antes continuar este trabajo, se debe entender
con absoluta claridad que los evangelios apócrifos NO
TIENEN AUTORIDAD PARA JUZGAR LOS CONTENIDOS DE LA BIBLIA. Son los
contenidos de la Biblia los que permiten valorarlos positiva o
negativamente. Si Ud. Quiere ser sabio, PRIMERO DEBE SER EXPERTO
EN SAGRADA ESCRITURA, DESPUES, LEA LOS APOCRIFOS.
Solo así su intelecto será coherente y
ordenado en estas materias. Se remarca esto pues muchos que se
llaman intelectuales a si mismos y expertos en materias
religiosas están deformados y ciegos en estas delicadas
cuestiones.
Volvamos a nuestro tema central. Otro cajón o
saco de los evangelios apócrifos son los llamados
evangelios gnósticos-platónicos, en los cuales se
rompe con la doctrina judeo-cristiana de un Dios Único
como Creador del universo, y es reemplazada por la doctrina de un
hipotético DEMIURGO, creador del mundo, pero servidor de
una entidad superior, el padre absoluto, el silencioso supremo,
el Dios sin nombre ni atributos, que no tiene nada que ver con la
historia del hombre ni con el cosmos.
Este ser absoluto resulta ser solo bondad infinita, luz
infinita, y como tal no tiene vinculación alguna con un
mundo donde existe la maldad, la materia, el pecado, y la
ignorancia, excepto con ese ente obrero creativo o formativo de
los mundos, ya mencionado, el demiurgo. Habrian, por tanto, Dos
Dioses, y el Monoteísmo sería falso.
E incluso a este ser inferior, especie de Ángel
creador, se le llama Yahvé o Iehová, o el Tzabaoth,
como si el Dios del Antiguo Testamento fuese el demiurgo y no el
Dios Supremo, y como si el Padre del Jesucristo fuese aquel
absoluto sin nombre, y no Yahvé mismo. Eso es
herejía. Es decir, una grave desviación doctrinal
para cristianos.
Es el caso del Evangelio de Judas. Y el de otros como el
evangelio de Basílides. Para la comprensión de
estas cuestiones recomiendo la obra del erudito español
José Montserrat Torrens, titulada EL EVANGELIO DE JUDAS,
conteniendo una versión directa del copto, y una profunda
y clara explicación del gnosticismo
platónico-cristiano. (Editorial EDAF, 2006).
Otros evangelios apócrifos tratan de rellenar los
vacíos de los evangelios canónicos, por ejemplo,
los apócrifos de la infancia de Jesús, narrando su
vida en Egipto y en Nazaret, y deteniéndose en los
milagros del Jesús niño. Prodigios como hacer
figuritas de barro de palomitas y otros pajaritos, y con una sola
palabra y un soplo de vida divina, echarlos a volar delante de
los demás niños de la barriada.
O prodigios con los pañales del Jesús
bebé, con la intervención de la Virgen
María, la cual prestaba los pañales de su divino
hijo a otras mamás con niñitos enfermos, para que
al envolverlos con ellos, los infantes se mejoraran
milagrosamente por la energía misteriosa que las prendas
vehiculizan.
Milagros en los que los demonios salen
rápidamente de una persona al envolverle la cabeza con un
pañal del niño Jesús. En el Evangelio
Árabe de la Infancia del cual tomamos los ejemplos,
también se muestra a un niño Jesús capaz de
resucitar muertos, y de transformar a un mulo en un hombre, que
había sido convertido en animal por artes de
hechicería.
Tales historias no son ajenas o extrañas al Nuevo
Testamento sino que idénticas a lo que se narra de los
milagros de san Pablo en los Hechos de los Apóstoles, 19,
11-12.
Esta clase de apócrifos, los de los evangelios de
la infancia de Jesús, no pueden ser declarados ni
heréticos ni perjudiciales para la piedad popular, pues
exaltan la divinidad y el poder de Jesús Dios hecho
hombre, pero con el peligro de incentivar la credulidad y la
ingenuidad casi hasta el infinito.
Los nombres de los tres reyes magos, Gaspar, Melchor y
Baltasar, vienen precisamente de los Apócrifos.
También el nombre de los ladrones que son crucificados
junto a Cristo: Gestas, el mal ladrón a la izquierda, y
Dimas, el buen ladrón a la derecha del
Salvador.
Y esto de marcar la derecha de Cristo como lugar de
salvación y la izquierda del Señor como lugar de
perdición o de condenación se basa en el Evangelio
de Mateo cap. 25, 31 al 46, donde se describe el Juicio final a
las Naciones y a los hombres.
Otros evangelios apócrifos, como el de
Bartolomé, exaltan la virginidad de María junto a
la Divinidad y la gloria divina de Jesús resucitado, y el
poder de Cristo sobre los demonios, al punto que diversas partes
de ese evangelios ha servido para inspirar rituales exorcistas
medievales y modernos. También este apócrifo de
Bartolomé apóstol contiene una clara y amplia
doctrina acerca de los ángeles, en clara sintonía
con famoso libro de Henoc.
Y suma y sigue. Otros apócrifos nos hablan del
manto de Verónica, donde quedó estampado el rostro
de Jesús. Allí se narra que la tela de este manto
sirvió después para sanar personas enfermas de la
alta sociedad romana, y finalmente devuelto a su piadosa
dueña.
También la idea de la conversión final de
Poncio Pilatos al cristianismo está tomada del documento
apócrifo "Los Actos de Pilatos".
Pero la mayoría de estos documentos explotan la
imaginación y los sentimientos de los fieles, pero al
estudiarlos con rigor se descubre que sus narraciones y
argumentos muestran un cristianismo muy avanzado en la historia
del hombre, en la vida eclesiástica y con profundos
desarrollos teológicos, que son ajenos a la simpleza del
cristianismo primitivo. En suma, unas historias de segundo orden,
historias sacadas de historias anteriores. Narraciones que pueden
no ser verdaderas, sino meramente
propagandísticas.
Por esos motivos, la jerarquía
eclesiástica, fiel al depósito original que le fue
confiado, ha declarado a los apócrifos como No Inspirados
por Dios, y por lo tanto, aunque piadosos, no contienen la
Enseñanza, Doctrina o Dogma Oficial y Original de Cristo y
de los Apóstoles.
Se pueden leer, pero no sacer doctrinas ciertas de
ellos. Son un enramado folklórico que surgió
después y alrededor de los textos oficiales de la Biblia,
o canónicos, como se dice. Pueden ser, en ocasiones,
lecturas espirituales y edificantes, pero no dejan de ser
peligrosos en algún sentido.
Veamos un ejemplo de ese peligro, en el que cayó
el mago negro más grande del siglo XX, Aliester Crowley, y
muchos otros ingenuos, como Cagliostro. Y muchísimos
CANALIZADORES DE LA NUEVA ERA.
El Evangelio Apócrifo de Bartolomé, ya
mencionado, por ejemplo, dice que Jesús le dio al
Apóstol Bartolomé el poder de hacer hablar y
revelar ciertas verdades de la historia moral de la humanidad, y
dar secretos del gobierno angélico invisible del mundo, a
Satanás en persona. Bastaba con pisarle el cuello y
conjurarlo a decir todo lo que sabía del mundo invisible y
de la historia de las naciones pecadoras. Y SE TOMA COMO VERDAD
TODO LO QUE EL JEFE DE LOS DEMONIOS DICE.
Y se olvida que precisamente Satanás es El
Príncipe de Los Mentirosos, el rey de la mentira, y que no
hay verdad en él, según palabras de advertencia del
propio Cristo en el Evangelio de San Juan 8, 44. De allí
que a través de miles de años, se ha interrogado a
espíritus y demonios para saber misterios del más
allá y del más acá, y secretos de la magia,
como hizo Cagliostro y Crowley.
Se llega a ese nivel de tontería o de imbecilidad
por dudar de la validez de las revelaciones ya recibidas de los
libros sagrados ortodoxos y de las instituciones de autoridad
religiosa. Y para justificarse a si mismos se recurre a diversos
evangelios apócrifos que parecen avalar determinados
experimentos espiritistas y mágicos.
Por eso todo buscador de la verdad ha de tener elevados
criterios en estas materias. Debe tener en su mente un orden
jerárquico de documentos de apoyo, unos de primer orden,
como la Biblia, el Koran, el Bhagavad Guita, el Tao Te King, La
Divina Comedia, La Odisea, El Corpus Herméticum, El Sepher
Yetzirá, los Manifiestos Rosacruces del siglo XVII, obras
de San Agustín, de Santo Tomás, y sólo al
final, los evangelios apócrifos.
Casi todos los evangelios
gnóstico-platónicos adolecen también de
otras dos enfermedades o pecados: Tienen cierta dosis de
maniqueísmo y una cuota de marcionismo, lo que los hace
incompatibles con el judaísmo y el cristianismo
verdadero.
Maniqueísmo significa que hay Dos Dioses en el
universo. Uno, El Dios Bueno, creó a los espíritus
de luz y las dimensiones invisibles de los cielos. El Otro, el
Dios Malo, creó la materia y los cuerpos que
servirían para encerrar y encadenar a los espíritus
de luz.
Por eso mismo, Jesús, el Hijo del Padre Bueno,
SOLO TUVO UNA APARIENCIA DE CUERPO FISICO, YA QUE SU DIVINIDAD
ERA INCOMPATIBLE CON UN CUERPO MATERIAL O FISICO. Es decir, la
encarnación real de Jesús Dios nunca fue real. Fue
ilusoria, aparente. El Docetismo es una variedad de estas
posturas maniqueas. (Evangelios Docetistas).
Contra esas ideas ya el Apóstol san Juan
dejó una advertencia y una condena, que afecta a esos
apócrifos, en su Primera Carta, cap. 4 vers. 1 al 3.
"AMADOS, NO CREAIS A TODO ESPIRITU, SINO PROBAD LOS ESPIRITUS SI
SON DE DIOS; PUES MUCHOS FALSOS PROFETAS HAN SALIDO POR EL
MUNDO.
EN ESTO CONOCED AL ESPIRITU DE DIOS: TODO ESPIRITU QUE
CONFIESA QUE JESUCRISTO HA VENIDO EN CARNE ES DE DIOS; Y TODO
ESPIRITU QUE NO CONFIESA QUE JESUCRISTO HA VENIDO EN CARNE NO ES
DE DIOS; Y ESTE ES EL ESPIRITU DEL ANTICRISTO, el cual vosotros
habéis oído que viene y que ahora ya está en
el mundo".
Esta advertencia de Juan Evangelista es la causa de que
la Iglesia cristiana a través de los siglos ha rechazado a
muchos evangelios apócrifos, ya sea por ser Docetistas, o
por Maniqueos. Y también es la causa, entre otras, de
porqué el Cristianismo es contrario al marxismo, pues esta
corriente filosófica niega de la Encarnación
histórica de Jesuscristo Dios, y si lo acepta, lo toma
sólo como un hombre más.
Dentro de esta condena apostólica caen la
mayoría de los médiums o canalizadores de la Nueva
Era.
El Marcionismo mencionado anteriormente, es una doctrina
que va mucho más allá de quienes nos hablan de un
demiurgo llamado Yahvé o Tzabaot. Directamente el
Evangelio de Marción nos dice que EL DIOS DEL ANTIGUO
TESTAMENTO ES SATANAS EN PERSONA, EL DIOS DEL MAL, DE LA CRUELDAD
Y DE LA INJUSTICIA. Y SOLO EL PADRE DE JESUS ES EL DIOS DEL
BIEN.
Y lamentablemente, varios apócrifos se hacen eco
de estas ideas heréticas y falsas. Precisamente los
Cátaros de la edad media eran herederos de las doctrinas
maniqueas y del marcionismo.
Son herejías porque EL DIOS DE LA BIBLIA ES
CREADOR DE LA MATERIA Y DEL ESPIRITU, DEL CIELO Y DE LA TIERRA,
DE LO VISIBLE Y DE LO INVISBLE. Y es el Inspirador e iluminador
de los profetas y de los patriarcas del Antiguo Testamento, como
también el Padre de Cristo y de los
Apóstoles.
Para un cristiano el cuerpo no es el mal en si, su
cuerpo es un templo que alberga al espíritu divino, y debe
cuidársele con racionalidad para que sea un sano y
dócil instrumento del espíritu.
Pero para los gnósticos de tendencia maniquea y
catara el cuerpo es una maldición, una prisión, un
enemigo al que hay que matar. Eso es contra la moral cristiana.
Por eso la Iglesia los condena, no en cuanto a personas, sino en
cuanto a que son promotores de doctrinas peligrosas para las
almas y para la vida humana.
Por eso se dijo al comienzo de este trabajo que los
Evangelios Apócrifos son muy diversos, de valor relativo,
que deben analizarse caso a caso. Y que debe evitarse llamarlos
buenos o esotéricos con ingenuidad e
ilusión.
El cristianismo tiene su propia gnosis y su propio
esoterismo en las mismas escrituras canónicas y ortodoxas,
sin recurrir a fuentes externas. Para eso bastaría
estudiar la numerología del Nuevo Testamento, y la
doctrina de los diversos nombres de Dios que hay en la misma
Biblia, por ejemplo.
El valor de los apócrifos es muy irregular y
diverso. Es un material que nos ha llegado muy mutilado e
incompleto, y que contradice la mayoría de los fundamentos
de la cosmovisión judeo-cristiana del ser humano, de la
vida y del universo.
Su lectura y seguimiento conceptual requiere de mucha
prudencia y discernimiento, para separar la paja del trigo.
Prudencia y discernimiento profundo que el hombre de cultura
globalizada, superficial, y masiva, no tiene.
La política de rechazo al uso pastoral de estos
documentos que han asumido las distintas Iglesias a través
del tiempo es la correcta. Lo que no impide al mundo erudito
leerlos y estudiarlos.
Autor:
Fernando Laredo Carter,
Profesor de Religión.