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Introducción a la Socio Biología (página 2)



Partes: 1, 2

Lo primero que destacan los sociobiólogos es que
la relación entre los dos sexos no es de
cooperación, sino más bien de conflicto de
intereses, en busca del mayor éxito reproductivo
individual. Dawkins lo denomina la "batalla de los sexos": "Tanto
el padre como la madre están interesados en cooperar en la
cría de sus hijos, debido a la inversión
genética del 50% en los mismos hijos. Sin embargo, si uno
de los progenitores logra invertir menos recursos en cada hijo,
será quien saque mejor partido, ya que tendrá
más para invertir en otros hijos, propagando más
sus genes. Cabe pensar que cada miembro de la pareja
tratará de explotar al otro, intentando forzar al
compañero a invertir más en sus hijos"
[45].

Hay que hacer notar una característica
física importante: la diferencia existente en el
tamaño de las células sexuales o gametos que posee
cada uno de los sexos. Los gametos de los machos son mucho
más pequeños y numerosos que los de las hembras. Y,
en opinión de los sociobiólogos, esto provoca que
surjan dos estrategias sexuales diferentes. Los machos
están más interesados en fertilizar muchas hembras
y las hembras están más interesadas en criar a la
descendencia, ya que invierten mucho más en cada
cría. Ruse apunta que esto provoca una presión
selectiva para el adulterio en los machos y un intento, por parte
de las hembras de forzar al macho para que le brinde cuidados
paternos [46].

Dawkins también recalca estas diferencias: "las
hembras invierten más en cada hijo y por tanto,
están más comprometidas en su cuidado… El
sexo femenino es explotado, y la base evolutiva para dicha
explotación radica en el hecho de que los óvulos
son más grandes que los espermatozoides" [47].

Estas afirmaciones han llevado a que muchos acusasen de
sexismo a la Socio biología: Las hembras son presentadas
en un segundo plano, siempre tratando de superar sus desventajas
respecto a los machos: los hombres son agresivos,
polígamos, y dominan sobre las hembras, ellas son las que
cuidan las crías, etc. Biológicamente hablando,
machos y hembras son diferentes y despliegan estrategias sexuales
diferentes, pero el hecho de estudiar a estas diferencias no debe
considerarse en sí mismo como algo sexista.

Sobre la aplicabilidad de este aspecto de la Socio
biología a los seres humanos, Ruse opina que "es
difícil no suponer que algunas de las diferencias entre
hombres y mujeres no sean producto de la selección
natural. El tamaño físico de los machos, en
relación con las hembras, por ejemplo, no es una
función de la cultura. Es un fenómeno común
y parece razonable aplicar a los seres humanos las conclusiones
socio biológicas en este caso" [48]. Wilson va más
allá y piensa que los seres humanos se comportan
sexualmente de forma parecida a los animales: "A los machos les
conviene ser agresivos e indiscriminantes. A las hembras, ser
tímidas y escoger machos saludables y fieles. Los seres
humanos obedecen fielmente a este principio
biológico"[49].

Se reconoce como un hecho que en la mayor parte de las
sociedades los hombres dominan sobre las mujeres; lo que se
objeta a la Socio biología es la afirmación de que
estas diferencias de comportamiento entre hombres y mujeres
están genéticamente causadas. Sin embargo, el hecho
de reflejar las diferencias y el hecho de estudiar su posible
origen genético no tienen en sí implicaciones
sexistas.

Es tradición en el feminismo hacer recaer el
origen de los roles de hombres y mujeres de las sociedades en la
educación de los niños y las niñas. Sin
embargo, sin quitar parte de razón a esta tesis,
especialmente en lo que se refiere a la potenciación de
esos roles, mis propias observaciones y reflexiones me hacen
pensar que las diferencias en el comportamiento entre los
niños y las niñas tiene un origen más
profundo y previo a la fase educativa donde podrían
condicionarse esos roles. Mis observaciones se basan
fundamentalmente en mis dos hijos, una niña y un
niño mellizos, aunque he observado comportamientos muy
similares en muchas niñas y niños en parques y
salones de juegos infantiles. Se trata, además, de
observaciones realizadas desde la infancia. Los niños, en
sus juegos, tienden a competir y a luchar, se enfadan y se pelean
con más frecuencia, y les gusta destacar… Las
niñas son más pacíficas, no se muestran tan
interesadas en competir, y tienden más a los juegos de
socialización… Incluso en el mismo juego,
participan de forma diferente: los niños lo orientan a la
lucha, a la competición; las niñas a la convivencia
y a la socialización [50]. Quiero aclarar tajantemente que
reflejar estas impresiones no implica una defensa de los hechos,
ni afirmar que los mencionados roles deban mantenerse por tener,
supuestamente, un origen genético. Desde mi punto de
vista, la cuestión es conocer la realidad de la
situación para poder tomar las medidas para corregirla y
evitarla. El ser más agresivos o más competitivos
(en el sentido de gusto por competir) no puede darles ventaja a
los hombres en el objetivo de alcanzar puestos de
responsabilidad, como acceder a direcciones de empresas, ser
jueces en tribunales supremos, o detentar jefaturas de estados.
Creo que en condiciones de "igualdad" la mujer probablemente
lleva las de perder. Esto, por ejemplo, puede dar sentido a la
discriminación positiva y justificar la reserva de cuotas
de poder para las mujeres.

Los sociobiólogos buscan también apoyo a
sus teorías en el tabú del incesto. Frente a los
antropólogos, para los cuales se trata de un hecho
cultural, aquéllos opinan que tiene un origen
genético adaptativo. Por ejemplo, para Ruse, "los genes
que promueven los tabúes del incesto están
fuertemente favorecidos por la selección" [51]. Y
más adelante, insiste: "La evidencia directa sugiere que
la biología humana le hace a uno psicológicamente
incapaz de relacionarse sexualmente con aquellos con quienes ha
sido criado. El tabú del incesto humano es universal y,
hablando biológicamente, altamente adaptativo"
[52].

Por último, hay que mencionar la cuestión
de la homosexualidad, sobre la que también se mantiene una
diferencia de opiniones en cuanto a su origen. Desde el punto de
vista genético, parece lógico pensar que no
debería mantenerse, ya que no se heredaría, al
menos de forma directa. Sin embargo, parece que se mantiene en
alrededor de un diez por ciento. Ruse [53] apunta como
posibilidad la existencia de un gen homosexual superapto: el gen
en sí mismo no sería homosexual, pero podría
causar la homosexualidad en el fenotipo.

Agresión

El tercer problema a plantear en este capítulo es
el de la agresión. Se trata de una faceta fundamental en
la existencia animal, ya que parece presentarse, en mayor o menor
medida en todos los animales.

La agresión tiene una explicación en
términos de competencia por los recursos, tanto para la
supervivencia como para la reproducción. Así lo
entiende Wilson: "La agresión entre miembros de la misma
especie puede considerarse como un fenómeno de competencia
dividido en dos clases: competencia sexual y competencia por los
recursos" [54]. Ruse es de la misma opinión y piensa que
"la agresión entre miembros de una misma especie se da
abundantemente y mucho de ella es genético o innato y
mucho también está restringido para apaciguar al
agresor" [55]. La restricción en la agresión es
otra característica común en todas las especies
animales, y parece que su valor adaptativo es claro, ya que las
agresiones irrestrictas son más costosas para el
individuo. Wilson considera que "existe un nivel óptimo de
agresividad por encima del cual la eficacia individual desciende"
[56]. Es lógico pensar que pueda ser así, ya que se
trataría de alcanzar un objetivo, pero sin poner en
peligro la propia vida, que es lo más valioso.

El comportamiento agresivo es un hecho que no es puesto
en duda en lo que concierne a los animales, pero que, cuando se
extrapola a los seres humanos, presenta nuevas vías de
conflicto. La pregunta es ¿pueden encontrarse bases
biológicas de la agresión humana?

En este punto quiero resaltar que se suponía de
acuerdo con la Teoría de la Evolución que el hombre
sería más desarrollado en todos los aspectos, pero
como vemos en la actualidad el hombre no se ha humanizado o no es
más humano, al contario creo que empezó como un ser
muy inteligente según hallazgos de todas las culturas
humanas, sobre todo en arte, ya hasta la fecha se han alcanzado
progresos en la ciencia, pero la agresión humana se ha
vuelto más despiadada hacia sus mismos congéneres y
hacia todas las especies que existen en el medio ambiente y hacia
todos los recurso naturales.

Los sociobiólogos consideran la agresión
humana también como adaptativa para la supervivencia y
reproducción del individuo. La competencia por recursos
limitados lleva aparejada inexorablemente una lucha, y ser
agresivo representaría una ventaja frente al que no lo es.
Desde ese punto de vista, se considera que la agresividad humana
es una extensión de la agresividad animal. Los seres
humanos serían innatamente agresivos y esto se
traduciría en diferentes comportamientos que
afectarían a la territorialidad, a las relaciones con el
otro sexo, al intento de dominio del grupo, y a la manera de
resolver los conflictos.

Para Sahlins [57], por el contrario, la agresividad no
sería genética: por ejemplo, piensa que las
personas que intervienen en una guerra no son necesariamente
agresivas, y que muchas de ellas están aterrorizadas.
Considera que los hombres luchan por otras causas como el amor al
país o el honor e invoca a Rousseau, en El contrato
social: "La guerra no es una relación entre hombre y
hombre, sino entre Estado y Estado". Sin embargo, al menos en
parte, muchas guerras sí son entre o a causa de
individuos. Los casos de Hitler, Bush contra Saddam, o Sharon
contra Arafat, parecen tener una causa individual como detonante
de la guerra, aunque el conflicto de fondo exista. Pero el
problema fundamental, es que, más allá de las
guerras, parece que no pueden resolverse las disputas enfrentadas
de una manera no violenta. ¿Por qué la violencia?
¿Por qué la agresión como método de
resolución de conflictos cuando el otro no nos da la
razón? No es fácil encontrar una respuesta. El
hecho es que la agresión existe tanto en animales no
humanos como en humanos. Esa generalidad y la constancia de que,
pese a tantos siglos de civilización, no hayamos
conseguido evitarla, parecen reforzar la teoría de que
tiene un origen genético.

El determinismo
biológico

La polémica, las discusiones y la
preocupación sobre el determinismo biológico se
limitan al caso de los seres humanos; parece que no se pone en
duda que los animales no humanos sí están
determinados genéticamente. Sin embargo, hay que tener en
cuenta dos cosas: en primer lugar, ¿podríamos
hablar de cierto indeterminismo en los animales no humanos?,
¿de cierta "libertad"?. Los animales también eligen
y tomas ciertas decisiones, aunque con el matiz fundamental de
que no son conscientes de ello. En segundo lugar, el ser humano
es un animal, y, según las últimas investigaciones,
parece que apenas nos diferenciamos genéticamente de los
animales no humanos. Es decir que, en principio, nuestra carga
biológicamente determinada podría ser bastante
similar. Pero, a la vez, la evolución nos ha proporcionado
un desarrollo muy importante de nuestro mecanismo de toma de
decisiones, el cerebro, que nos permite una gran diversidad de
alternativas de actuación ante el ambiente que nos rodea.
Ese órgano directivo tiene la capacidad de tomar
decisiones de forma más flexible ante las circunstancias
de lo que el resto de los animales pueden hacer. Además,
ha permitido el desarrollo de otras capacidades, como el lenguaje
y la construcción de herramientas. Pero lo más
importante es que el cerebro es capaz de saber que toma esas
decisiones, es decir, es consciente de sí mismo. Y,
fundamentalmente, eso sería la libertad humana, el hecho
de elegir siendo consciente de que se elige.

Está claro que existe un determinismo
genético físico, por cuanto nuestras estructuras en
ese nivel están construidas según un programa
contenido en los genes. En el nivel psicológico, parecen
existir algunas alteraciones cuyo origen parece ser
también genético como la epilepsia, la
esquizofrenia o determinadas psicosis. La propia capacidad para
el lenguaje, y con ella el propio hecho de nuestra conciencia,
parece tener una base genética. Chomsky piensa que "la
facultad del lenguaje puede ser considerada como un órgano
del lenguaje en el mismo sentido que el sistema visual, el
sistema inmunológico o el sistema circulatorio" y supone
que "el órgano del lenguaje es como otros órganos
en la medida en que su naturaleza básica es una
expresión de los genes" [58].Pero, más allá
de esto, ¿hasta qué punto puede extrapolarse el
comportamiento animal como modelo del comportamiento humano? Los
opositores a la Socio biología insisten en que los seres
humanos han trascendido todos los instintos sociales impuestos
por la evolución.

Hay quien piensa que es posible hacer Socio
biología animal sin extenderla a los humanos, e incluso
negando que sea aplicable a éstos; para otros,
podría aplicarse en algunos sentidos, aunque el ser humano
habría escapado a su biología en los aspectos
más importantes; unos terceros, consideran que no hay base
objetiva para elevar a la especie humana sobre los
chimpancés: la selección natural nos habría
configurado y sería la selección natural lo que
debemos comprender si deseamos entender nuestras propias
identidades.

Para Ruse, la analogía humanos/animales tiene una
cierta validez: "Los animales y los seres humanos compartimos
muchos atributos biológicos [59] y esos atributos son
relevantes para las causas del comportamiento. Los animales
tienen un comportamiento causado genéticamente, luego es
razonable realizar una inferencia sobre las bases
genéticas del comportamiento humano" [60].

Pero esa inferencia ha de tener, necesariamente, unos
límites y unos criterios de aplicación. Si bien la
Socio biología puede explicar comportamientos sociales de
especies animales, como los insectos, el comportamiento social
humano tiene poco que ver con el de aquéllos. El
comportamiento de los animales está restringido
severamente por los instintos y, en nuestro caso, la inteligencia
humana nos ha elevado a un plano muy diferente y podemos decir
que tenemos "libertad" de comportarnos trascendiendo esos
instintos. Una de las diferencias fundamentales, como ya he
comentado, es que los seres humanos somos conscientes de nosotros
mismos: los animales también eligen, pero nosotros, cuando
elegimos, sabemos que lo hacemos y, al menos en parte, que lo
hacemos por determinadas razones. En ese sentido podemos hablar
de que somos animales racionales.

Por todo ello, no pueden aplicarse, sin más, los
criterios socio biológico extraídos del mundo
animal al mundo humano. Aun admitiendo esa influencia de la
biología en el comportamiento social humano, por ejemplo
en la agresión, se trata de una influencia radicalmente
mediatizada por nuestras capacidades de comprensión de
nuestra propia realidad.

Genética Vs. Cultura

La dicotomía genético/cultural está
en el origen de violentas discusiones tanto científicas
como acientíficas.

Hay quienes, como Sahlins, mantienen una postura radical
en cuanto a la posibilidad de encontrar algún tipo de
explicación a la cultura con base en la genética:
"La biología es completamente incapaz de especificar las
propiedades culturales del comportamiento humano o las
variaciones que experimentan éstas de un grupo humano a
otro" [61]. Y llega incluso a afirmar que es al contrario: "La
biología de la Humanidad ha sido conformada por la
cultura, que es considerablemente más antigua que la
especie humana tal y como la conocemos. La cultura se
desarrolló en la línea de los homínidos hace
unos tres millones de años. La moderna especie del hombre,
homo sapiens, se originó y alcanzó preponderancia
hace unos cien mil años. Es razonable suponer que las
disposiciones que observamos en el hombre moderno, y en especial
la capacidad de organizar y definir estas disposiciones
simbólicamente, son efecto de una selección
cultural prolongada" [62]. Wilson entiende la cuestión de
forma radicalmente contraria: "Se puede afirmar con certeza que
la mayor parte de la evolución genética en la
conducta social humana ocurrió durante los cinco millones
de años anteriores a la civilización. Por otro
lado, la mayor parte de la evolución cultural ha ocurrido
desde hace aproximadamente diez mil años" [63]. En mi
opinión, parece bastante claro que nuestra historia
cultural es mínima ante nuestra historia biológica,
y que, por tanto, nuestra herencia cultural es mínima ante
nuestra herencia biológica.

Piensa también Sahlins que "entre los impulsos
básicos que se pueden atribuir a la naturaleza humana y
las estructuras sociales de la cultura humana existe una
indeterminación crítica. Los mismos motivos humanos
aparecen en diferentes formas culturales, y diferentes motivos
aparecen en las mismas formas. Al no haber una correspondencia
fija entre el carácter de la sociedad y el carácter
humano, no puede haber determinismo biológico"
[64].

Pienso que Sahlins hace referencia a cuestiones de
carácter antropológico que estarían en un
segundo nivel por encima de la Socio biología, y que
habría que estudiar de forma distinta: se trataría
de las formas en cómo se traduce el comportamiento humano
en las distintas culturas y sus condicionamientos. La Socio
biología, entiendo, no pretende agotar el significado del
comportamiento humano, sino que pretende dar una base
científica y "explicativa" a ese comportamiento en su
origen. En ese sentido, creo que Sahlins también confunde
forma y fondo. Hay que distinguir el hecho de que existan
diversas formas culturales del hecho de que exista una
relación con un motivo determinado. Por ejemplo, las
mujeres pueden querer resultar atractivas para los hombres, y los
hombres pueden querer impresionar a las mujeres, y esto puede
tener un origen biológico. El que esto se manifieste o se
traduzca de diferentes maneras, con diferentes comportamientos
concretos, en distintas culturas, no implica, ni mucho menos, que
deban existir diferencias genéticas que lo expliquen. El
hecho en sí sería lo biológico; las formas,
lo cultural.

Por otra parte, también podemos pensar que la
propia cultura tiene un origen genético. Se
trataría de una capacidad de aprendizaje social, de manera
similar al aprendizaje del lenguaje, que sería beneficiosa
para los individuos [65]. El propio hecho de ser capaz de
asimilar una cultura podría ser genético, y la
forma cultural concreta depender de la sociedad en la que se
nazca. Ruse admite esta posibilidad: "los sociobiólogos
considerarían la cultura como adaptativa para el individuo
humano. Los seres humanos ya no tienen todo su comportamiento
estrictamente codificado en sus genes; antes bien, sus genes dan
lugar a ciertas capacidades o rasgos de comportamiento, que se
van especificando mediante el descubrimiento y el aprendizaje"
[66], y llega incluso a hablar de un "gen de la
cultura".

En este sentido, hay quien postula la existencia de
formas de evolución estrictamente culturales, basadas en
la transmisión social de información, con cambios
evolutivos y herencia. Por ejemplo, Waddington [67] sostiene esta
tesis y considera que la ética es necesaria como "sistema
portador de autoridad" que posibilite la "transmisión
socio genética de información". Y en la misma
línea, Dawkins [68], propone el nombre de "memes" para los
"nuevos replicadores", "unidades de transmisión cultural o
unidades de imitación" que, de forma similar a los genes,
realizan esa labor de facilitar la herencia cultural.

Hay que hacer notar también que existen, al menos
entre algunos primates, también relaciones y
comportamientos de origen cultural. Por ejemplo, Franz de Waal
[69] se basa en la definición de cultura como forma de
transmisión de conductas no basadas en la genética,
y describe cómo los simios imitan las acciones de otros
simios o de humanos, aprendiendo conductas que son incluso
mantenidas en sus grupos durante generaciones.

Hay también quien, a mi modo de ver, equivoca los
términos en la relación genética/cultura.
Ruse hace referencia a una cita del "Grupo Ciencia para el
Pueblo" (también llamado "Críticos de Boston"), en
la que se refleja el problema: "Si la Socio biología es
verdadera, deberíamos encontrar que los principales
cambios culturales van acompañados de (puesto que son
función de) cambios genéticos significativos" [70].
Wilson intenta defenderse de esta crítica sugiriendo que
pequeños diferencias en el genotipo pueden desencadenar
grandes diferencias en el fenotipo. Sin embargo, para Ruse, esta
respuesta es un tanto ad hoc y considera que la crítica
tiene cierto peso. Pienso que aquí existe una
confusión: no tiene nada que ver el hecho de que existan
cambios o diferencias culturales con que la explicación de
determinados hechos culturales tenga un origen biológico
adaptativo. Por ejemplo, el lenguaje tiene una base
genética y se trataría de hecho de una mejora
adaptativa, lo cual no tiene nada que ver con que existan miles
de lenguas diferentes y que evolucionen continuamente de forma
cultural. Está claro que no debemos esperar cambios
genéticos como consecuencia de la evolución de las
diferentes lenguas a lo largo de la historia.

Wilson no estaría de acuerdo con mi tesis, ya que
piensa que "hay pruebas convincentes de que una considerable
parte de la variación de la conducta humana se basa en
diferencias genéticas entre individuos" [71]. Mi
opinión es que la genética y la Socio
biología pueden explicar, en algunos sentidos, la conducta
humana, pero no la variación en la conducta humana (salvo
considerando periodos de tiempo milenarios).

Determinismo

Volviendo al tema estrictamente biológico, estimo
que las explicaciones que podríamos encontrar en la Socio
biología, pese a que pueden darnos orientaciones globales
sobre el comportamiento social humano, no pueden mostrarnos
apenas diferencias entre los seres humanos concretos de hoy en
día. Si encontrásemos, por ejemplo, que la
agresión humana tiene un origen genético,
encontraríamos, probablemente, que un 99% de los seres
humanos tendríamos el mismo tipo de inclinación
biológica hacia la agresión. Por encima de esto
estaría lo cultural: las diferentes sociedades pueden
mostrar o no esa agresividad, y hacerlo de una manera u otra. Y
dentro de una misma sociedad, el entorno familiar, la
situación económica, etc., influyen también,
decisivamente, en que se manifieste o no.

Por otra parte, la Socio biología no debe
interpretarse localmente ni en el espacio ni en el tiempo. Me
refiero a que las diferencias biológicas pueden detectarse
solamente comparando entre periodos de tiempo muy lejanos, no en
unas decenas, cientos o incluso unos pocos miles de años,
y, por tanto, tampoco las consecuencias para el comportamiento
pueden ser observadas en esos cortos, a escala biológica,
periodos de tiempo.

Dentro de las posibles consecuencias de las tesis
deterministas en los seres humanos, la cuestión de la
influencia genética en la inteligencia es uno de los temas
más espinosos. Ruse [72] piensa que existen resultados
fiables que avalan la afirmación de la importancia de los
genes en la inteligencia.

Repetidamente se han realizado estudios y test de
inteligencia pretendiendo concluir que determinado tipo de
personas es genéticamente más inteligente que otro.
Parece que ese tipo de test están suficientemente
desacreditados: en primer lugar, se enfrentan al problema de la
definición de inteligencia y de si es posible medirla;
puede decirse que lo único que hacen esos test es medir la
capacidad de hacer ese tipo de test. En segundo lugar, se ha
demostrado que la mayoría de esos test se encuentran
sesgados en el tipo de preguntas y respuestas que se plantean. Yo
añadiría además, que lo que puede
considerarse como "inteligencia" es diferente en distintas
culturas, y que pretender definir inteligencia como la capacidad
que prima en la civilización occidental, tal y como suele
hacerse en esos test, me parece que es un error.

Por otra parte, en mi opinión, el problema
está mal planteado. Tomando prestada la distinción
aristotélica entre potencia/acto, yo diría que la
genética sería la causa de la inteligencia como
capacidad (potencia) y la educación como
realización (acto). Además, entre los seres
humanos, aunque a nuestra escala parezca que existen grandes
diferencias de inteligencia, seríamos todos muy similares,
comparado con el resto de seres. El 99% de la capacidad para la
inteligencia, por ejemplo, podría ser genético [73]
y sería lo que nos iguala a los seres humanos entre
nosotros y lo que nos diferencia del resto de los animales. El 1%
restante podría ser aprendido, y sería lo que nos
llega a diferenciar entre nosotros sólo como diferencia
relativa. Sin embargo, dentro de ese 1% pueden darse diferencias
importantes en esa escala, fruto del aprendizaje.

Dawkins, como ya hemos comentado, considera que los
seres vivos somos "máquinas de supervivencia", pero esto,
según declara, no implica determinismo: "los genes nos
crean, pero no nos controlan" [74]. Sugiere que somos como
computadoras de ajedrez: los genes nos programan, pero luego
actuamos con libertad dentro de ese programa básico. Sin
embargo, más adelante explica que "la selección
natural favorece a los genes que controlan a sus máquinas
de supervivencia de tal manera que hacen el mejor uso de su
entorno. Ello incluye el hacer el mejor uso de otras
máquinas de supervivencia, sean de la misma especie o de
otras diferentes" [75]. Quizá exista una cierta
ambigüedad en la posición de Dawkins al
respecto.

Resumiendo, a día de hoy no podemos saber si
realmente estamos o no "programados" de tal manera que
pudiéramos predecir las acciones de una persona. Wilson
piensa que hasta lo más aparentemente aleatorio, como
lanzar una moneda al aire, podría, al menos en
teoría, determinarse: "Lanzar una moneda al aire
sería un experimento no aleatorio. Podría
predecirse el resultado fijando las condiciones de lanzamiento:
fuerza, ángulo, viento, peso, dimensiones,…" [76].
Es decir, que incluso el propio comportamiento humano, estando
fijadas de forma exacta las condiciones y circunstancias
concurrentes, podría ser anticipado. Sin embargo, en la
práctica, que es donde realmente nos movemos, no es viable
fijar las condiciones exactas de ese lanzamiento, y es aún
menos viable poder predecir de manera científicamente
inexorable el acto que va a realizar una persona.

Si bien podemos hablar de condicionamientos
biológicos como parte del conjunto de parámetros
que influyen en el actuar humano, no puede hablarse de
determinismo cuando la mayoría de esos parámetros
no pueden ser conocidos no controlados.

Sociobiología e
ideología

Quiero comenzar este capítulo con una
pequeña reflexión: creo que uno de los objetivos de
la ciencia debe ser conseguir evitar la manipulación
ideológica de sus descubrimientos. Se piensa e incluso se
defiende que el único trabajo y deber del
científico es la investigación, el descubrimiento,
y luego ¡que piensen ellos! [77] Sin embargo, considero que
el científico tiene también el deber de situar sus
resultados, de forma muy clara, en el contexto apropiado, a fin
de que no puedan ser sacados de su horizonte para ser utilizados
con fines ideológicos. Desde luego, la labor de los
filósofos de la ciencia sería aquí un punto
clave para añadir a esa situación contextual una
reflexión tanto teórica como práctica que
permita esclarecer las posibles consecuencias de los avances
científicos.

La pregunta que nos planteamos aquí es
¿tiene la Socio biología una función
ideológica? Las ideas socio biológicas,
¿convencen a la gente de que las desigualdades existentes
son legítimas e inevitables?

Los críticos acusan a la Socio biología de
ser una ideología y no una ciencia; los
sociobiólogos argumentan lo contrario. La postura de
Sahlins no puede ser más clara: "Creo que la teoría
de la Socio biología posee una dimensión
ideológica intrínseca" [78]. Y considera que su
aceptación implica la aceptación de la
ideología occidental de derechas.

La oposición más radical, sin embargo,
proviene de los "Críticos de Boston", para los cuales la
Socio biología se instala en la tradición del
determinismo biológico: el estado de las sociedades
humanas es el resultado de las fuerzas biológicas.
Además, consideran que las teorías deterministas
reflejan prejuicios socioeconómicos y son
apologéticas del statu quo. Según otras versiones
más moderadas de la crítica, la Socio
biología podría ser peligrosa porque puede ser
utilizada para justificar horribles doctrinas
sociales.

En mi opinión, el hecho de pensar que la Socio
biología pueda dar algún tipo de explicación
de determinados comportamientos humanos no implica que los
justifique. Y el hecho de defender que puedan existir
"condicionantes" biológicos no implica querer mantener el
statu quo político o social, tener prejuicios de
ningún tipo, ni defender el racismo o cualquier otra forma
de discriminación.

Es evidente que los seres humanos somos, en algunos
aspectos esenciales, función de los genes, y que existen
algunas diferencias genéticas entre las personas. Pero
este hecho en sí mismo no es racista. Para los
críticos, tan pronto uno comienza a estudiar y a hablar de
diferencias genéticas, se abre la vía al racismo.
Sin embargo, la Socio biología no es condenable porque
algunos sociobiólogos extraigan consecuencias
erróneas de sus investigaciones.

Ruse defiende la Socio biología y busca los
aspectos positivos que puede conllevar: "No puede proscribirse un
área de investigación. La genética humana
puede ser usada de forma positiva para ayudar a la humanidad"
[79]. Piensa que, al contrario de lo que dicen los
críticos, "los sociobiólogos, por encima de todo,
afirman la unidad genética de la humanidad" [80].
Quizá aquí podría añadirse la unidad
genética de todo el reino animal e incluso de todos los
seres vivos.

Ruse se refiere, en su respuesta a los críticos,
a las opiniones de Sahlins: "piensa que la Socio biología
no es sólo una extensión de la teoría
evolutiva ortodoxa, sino que rompe con ella, y está
impregnada de toda suerte de nociones socioeconómicas de
la ideología occidental que la afectan no sólo
normativamente sino también en sus raíces
metafísicas o epistemológicas. La selección
natural se convertiría en explotación social" [81].
Para Ruse, no es cierto que la Socio biología represente
una desviación radical del darwinismo ortodoxo, ni que
implique esas consecuencias.

Lewontin extiende el problema ideológico a la
ciencia en general, indicando que "la ciencia es el espejo de una
estructura de dominación social y genera una
legitimación falsamente "objetiva" de esa misma
estructura" [82]. Llega incluso a afirmar que, en el caso de las
mujeres, la ciencia produce en ellas una especie de
"abducción" que las inhabilita para cambiar la
situación existente de dominio de los hombres:"La
presión asimilacionista de la ciencia hace improbable que
las mujeres consigan introducir en la ciencia puntos de vista
exclusivamente femeninos. Las mujeres no pueden estar fuera y
dentro de la ciencia. Cuando consiguen entrar, se convierten en
personas de la casa, con el mismo interés que sus colegas
masculinos en legitimar el statu quo" [83]. La opinión de
Lewontin es bastante asombrosa de por sí, pero creo que
habría que decir al menos dos cosas: por una parte, no
debería considerarse que deba existir una ciencia con
puntos de vista masculinos y/o femeninos; por otra, no creo que
todas las personas, sean hombres o mujeres, tengan igual de claro
ese deseo de legitimación del statu quo de la que habla
Lewontin. Aunque sea una posibilidad que se dé realmente
en algunos casos.

Parece que política e ideológicamente, los
bandos se dividen claramente: los científicos sociales y
los intelectuales de izquierdas se han levantado en armas contra
la Socio biología, mientras que para los conservadores
este es un nuevo medio de demostrar que una sociedad competitiva
es algo natural y, por tanto, inevitable. En este sentido se
encuentran las distintas acusaciones contra la Socio
biología, como las de estar al servicio del capitalismo y
la justificación de las injusticias.

Otro problema muy presente en esta disputa
ideológica es el de la metáfora económica.
Se trata de una metáfora que está en el propio
origen de la teoría de la evolución de Darwin. Como
indicamos anteriormente, la idea de competencia por los recursos
era una idea compartida con las teorías económicas
de la época. El peligro es llevar esta metáfora al
límite y considerar de forma abstracta, y tratadas en
términos económicos, las relaciones entre
organismos, primero, y entre seres humanos, en último
caso. Dawkins [84], por ejemplo, utiliza los siguientes
términos en sus descripciones: economía, valor
económico de los recursos, competencia, oferta, subasta,
precio, mercancía, licitadores, pagar el máximo,
beneficio…, lo cual creo que no añade sino
confusión y abre la vía a determinado tipo de
críticas. Por otra parte, también habla en
términos que llevan a pensar en una utilización de
otros organismos como medios antes que como fines, contraviniendo
la recomendación kantiana: "la selección natural
favorece aquellos genes que manipulan el mundo para garantizar su
propia propagación, incluyendo la manipulación de
otros seres de la misma u otra especie" [85].

Lewontin también acepta la metáfora: "el
primer presupuesto de la evolución consiste en afrontar
que ésta es un proceso optimizador. La naturaleza plantea
problemas a los organismos que éstos resuelven de manera
diferente y los que "mejor" los resuelven dejan una mayor
descendencia. Por consiguiente, la selección natural,
conduce indefectiblemente a la solución óptima del
problema" [86]. Sin embargo, la selección natural no es
una mano invisible optimizadora, y las mutaciones aleatorias de
genes pueden desembocar en mejoras adaptativas o en
empeoramientos. Pienso que este tipo de planteamientos son los
que pueden llevar a pensar en la Socio biología como
ideología.

Las consecuencias
para la ética

Y llegamos a uno de los problemas principales en el
aspecto humano: las consecuencias para la ética. Se
plantean, fundamentalmente, las siguientes preguntas: En primer
lugar, ¿puede la Socio biología explicar por
qué las sociedades humanas poseen códigos morales?,
es decir, ¿es la ética un producto de la
evolución?; en segundo lugar, ¿puede la
teoría evolutiva justificar la ética o decirnos
cómo debemos comportarnos moralmente? Se trata de dos
problemas muy distintos: el del origen de la ética y su
relación con la evolución humana y el de si existe
una "ética evolutiva" que pueda justificar un determinado
tipo de actuaciones morales.

En primer lugar, ¿Se trata la moral de una
característica adaptativa fruto de la evolución?
¿Tiene, entonces, un origen genético? Según
Wilson, "si el cerebro evolucionó por selección
natural, aun las capacidades para seleccionar juicios
estéticos y creencias religiosas particulares deben haber
surgido por el mismo proceso" [87]. En ese sentido, "las
respuestas emocionales humanas y las prácticas
éticas más generales basadas en ellas han sido
programadas en amplio grado por la selección natural"
[88].

Piensa Wilson, además, que las pautas culturales
no pueden superar ese origen genético: "¿Puede la
evolución cultural de los valores éticos superiores
reemplazar completamente la evolución genética?
Creo que no. El cerebro es un producto de la evolución. La
conducta humana es la técnica tortuosa por medio de la
cual el material genético humano ha sido y será
conservado intacto" [89].

Sin embargo, desde una perspectiva evolutiva, debemos
preguntarnos la razón de por qué somos
éticos, ya que, en principio, podría parecer que la
moralidad no es beneficiosa desde ese punto de vista y que, por
tanto, no debería haber evolucionado. ¿Cómo
podría, entonces, haber tenido la ética un origen
evolutivo?

Al contrario, yo opino que pasó de una
ética más humana a una forma más
deshumanizada de comportamiento moral, "casi animal" en cuanto a
lo que socialmente como acuerdo de moral, se les llama vicios
como: crimen, drogadicción, alcoholismo, tabaquismo, abuso
sexual de niños, sexo con animales, violencia hacia las
mujeres, anciano y niños, irreverentes hacia la
religión, burlas hacia los menos desposeídos
biológicamente y culturalmente, matato hacia las especies
animales y vegetales y a la sobreexplotación de todos los
recursos naturales, robo, extorsión, pruebas nucleares que
causan terremotos en lugar tras otro de la tierra y cambios
climáticos que afectan con lluvias radiactivas, tsunamis,
tormentas de arena y nieve a todos los países de nuestra
Tierra, ,contaminación de ríos, aire, suelo, mares
y contaminación cultural como tantos comportamientos que
destruyen la vida tanto física, como emocional y social, y
psicológica.

Lo pueden constatar los lectores de este documento en
cualquier parte del mundo.

Ruse [90] piensa que existen varias salidas a este
dilema, las cuales resumo a continuación:

1) La hipótesis de selección de grupo,
ante la cual existen serias objeciones
científicas.

2) Considerar que la moral es sólo un efecto
cultural del resto de las funciones humanas. Se trata de una
explicación no satisfactoria ya que parece improbable que
tan omnipresente e importante elemento de la naturaleza humana
pueda ser un efecto colateral.

3) Se podría sugerir que el sentido moral y todas
sus consecuencias son enteramente culturales. Pero, si bien es
indudable que muchos aspectos concretos de las prácticas y
creencias éticas son una función directa de la
cultura, la moralidad parece una condición necesaria de la
cultura humana. Y existen razones para creer que la cultura
humana ha de ser biológicamente adaptativa, y dado que el
comportamiento moral es una parte tan considerable de la cultura,
también debe ser adaptativo.

4) Volver a la Socio biología, buscando
explicaciones de la moralidad en términos de ventajas
selectivas para el individuo, Los sociobiólogos explican
la evolución del sentido moral humano en términos
de mecanismos tales como la selección familiar y el
altruismo recíproco. El sentimiento moral se produce
porque la persona moral tiene más probabilidades de
sobrevivir y reproducirse que la que es inmoral.

Para Ruse, "la evolución de la moralidad se sigue
de una manera natural a partir de las premisas básicas de
la teoría socio biológica" [91]. El posible origen
de la moral estaría, pues, en una adaptación
evolutiva en relación con una ventaja de los grupos
formados por individuos con la capacidad para el reconocimiento y
la aceptación de normas morales. No se trataría de
selección de grupo, ya que la selección es
genéticamente individual, aunque todos los pertenecientes
al grupo resultarían beneficiados por ese tipo de
colaboración.

Siendo esto así, deberíamos pensar que los
animales también tienen sentimientos "morales". La
moralidad en este sentido sería, sencillamente, una forma
de comportamiento individual que beneficia a nivel social. En el
caso de los seres humanos, a pesar de tratarse de comportamientos
mucho más complejos, especialmente a causa del lenguaje,
tendría el mismo origen como ventaja evolutiva.

Pasando al segundo problema, el de la
justificación de una ética evolutiva, ¿puede
la biología evolutiva suministrar la fundamentación
teórica o justificación para la
ética?

La tesis de la ética evolucionista tradicional es
que lo que ha evolucionado es bueno y nuestra obligación
moral es la de fomentar la obra de la naturaleza. Por ejemplo,
según refiere D. D. Raphael, "C. H. Waddington y J. Huxley
opinan de que es posible deducir los criterios de
valoración ética a partir de la biología.
Además, la dirección de la evolución
sería buena de por sí, luego los principios
éticos basados en ella son buenos" [92]. Sin embargo,
aquí nos topamos con el clásico problema de la
"falacia naturalista", denunciada por Hume en su Tratado de la
naturaleza humana y especialmente analizado por G. E. Moore, en
sus Principia Ethica: se trata del error de pasar del "es" al
"debe", de lo que existe de hecho en la naturaleza a lo que debe
existir por ser lo mejor.

Para Ruse, "no parece fiable la sugerencia de basar la
ética en la evolución. No está claro que el
curso de la evolución sin impedimentos sea una cosa buena
y que debamos promoverlo" [93]. Y pone como ejemplo los virus,
una parte de la naturaleza que debemos combatir. Desde luego, la
naturaleza no es, en mi opinión, un ente
teleológicamente definido, con un progreso continuo hacia
una meta. Los cambios genéticos que puedan producirse
podrán ser tanto beneficiosos como perjudiciales,
dependiendo de las circunstancias ambientales en las que nos
movamos. Por otra parte, los seres humanos somos tan sólo
una pequeña parte de los organismos de la naturaleza,
totalmente prescindibles, y parece lógico pensar que
podríamos tomar el mismo camino que otras tantas especies,
la extinción, salvo que tengamos medios para actuar en
nuestra propia defensa.

Existe otro problema sobre la ética que provoca
una crítica de Ruse a Wilson y que quiero analizar
brevemente, para exponer mis puntos de vista sobre el tema. Se
trata de la crítica de Ruse al ataque de Wilson al
intuicionismo, definido por éste como la "creencia de que
la mente tiene un conocimiento directo del auténtico bien
y mal, que puede formalizarse lógicamente y convertirse en
regla de acción social"[94]. Wilson alega en contra del
intuicionismo que el propio cerebro, órgano de la
intuición, es producto de la evolución, y por ello
no podemos fiarnos de sus juicios. Sin embargo, para Ruse, "todo
argumento que pueda esgrimirse en contra de la ética,
puede también ser esgrimido en contra de otras emociones
con pretensiones de verdad, particularmente las de la ciencia.
Usar la Socio biología para combatir la ética es
algo desesperadamente circular… Si se alega que la
ética no puede ser intuida porque personas diferentes
llegan a conclusiones diferentes, el mismo argumento puede
esgrimirse contra la ciencia" [95].

En mi opinión, Ruse se confunde en más de
un sentido. Por una parte, es evidente que no tiene nada que ver
una cosa con la otra. La ciencia posee una base empírica
sobre la cual pueden realizarse experimentos contrastables, es
posible una medición y una comparación a
través de diferentes metodologías, pueden
establecerse teorías y leyes generales, etc. Sin embargo,
nada de esto existe para la validación,
verificación, contrastación, o ni siquiera
comparación, de los sistemas éticos. En segundo
lugar, calificar la ciencia como una emoción creo que
está muy lejos de la realidad de la investigación
científica [96].

Para Ruse, "los argumentos en contra del intuicionismo
no son convincentes. Lo que está mal del argumento socio
biológico es que se ha introducido una confusión
entre causas y razones" [97]. D. D. Raphael [98] analiza esta
confusión en el contexto de su crítica a Waddington
y J. Huxley: si preguntamos ¿por qué opinamos que X
es bueno?, estamos buscando una explicación causal; en
cambio, si preguntamos ¿por qué es X bueno?,
estamos buscando razones justificativas. Para Raphael, las
pruebas que justifican una proposición no son lo mismo que
las causas de que se acepte tal proposición. Indica que
"Waddington cree que responder a la pregunta ¿qué
hago y por qué razones? Es lo mismo que responder a la
cuestión ¿por qué he de hacer y por
qué causas? No las distingue porque cree que la
explicación causal de cómo se han originado los
juicios éticos puede proporcionar un criterio o fundamento
racional para los juicios éticos que deberían ser.
Pero se trata de una confusión lógica"
[99].

Para Wilson, diferentes personas tienen diferentes
intereses evolutivos y, por tanto, estamos atrapados en un
relativismo moral. Según esto, en esencia, los humanos no
son diferentes de los animales y no existe ninguna moralidad
"real". Para Ruse, sin embargo, "lo que observamos es que aunque
las personas tengan diferentes estrategias evolutivas comparten
normalmente el mismo código moral; hasta cierto punto
quieren lo mismo" [100]. Esto parece ser poco realista, ya que, a
poco que observemos, podemos darnos cuenta de que los
códigos morales son diferentes en culturas diferentes.
Donde estimo que comete un error Wilson es al afirmar que las
diferencias respecto a la cuestión de que no todas las
personas compartamos el mismo código moral pueden tener
origen en diferentes bases genéticas, como resultado de
diferentes fuerzas evolutivas.

Pero vuelve aquí a plantearse una cuestión
fundamental: una cosa es la moralidad en sí, el hecho de
ser morales, que puede tener un origen biológico y
adaptativo, y otra cosa son las diferentes concreciones de esa
moral, que puede ser meramente cultural. De la misma manera que
ocurre con el lenguaje, tal y como comentamos anteriormente para
la propia cultura, puede ocurrir con la moral: cada persona
podría nacer con estructuras que lo capacitan para la
adquisición de normas morales, y éstas
tomarían la forma concreta de la sociedad en la que se
desarrolla.

Otra cuestión importante desde el punto de vista
ético es la de las posibles consecuencias que puedan tener
los avances genéticos y socio biológicos en su
caso.

Aquí se plantean nuevas preguntas: ¿Puede
dirigirse la evolución? ¿Debe intentar dirigirse?
Hoy día, los seres humanos comienzan a controlar su
código genético y esto abre perspectivas tanto
alentadoras en algunos sentidos, como la prevención y el
tratamiento de determinadas enfermedades, como aterradoras, si la
manipulación genética se nos escapa de las manos.
La reflexión ética no debe faltar en una ciencia
que afecta tan directamente a nuestra esencia como seres
humanos.

Respecto a la relación de la Socio
biología con la manipulación genética, Ruse
opina que, "en la medida en que pueda mostrarse que cualquier
comportamiento social humano es función directa de los
genes, entonces ese comportamiento se torna en candidato para una
posible manipulación o eliminación. El problema es
decidir qué comportamiento social debería ser
eliminado o alterado" [101]. Sin embargo, está claro que
el problema sería muy complejo o, mejor dicho, insoluble
desde el punto de vista de una ética que respete a los
seres humanos en sí mismos. Una cosa es utilizar la
genética como alternativa para la cura de enfermedades, y
otra es pretender eliminar una parte de nuestra herencia
genética, o pretender eliminar a determinados individuos o
impedirles tener descendencia. Ruse pone el ejemplo de la
xenofobia, y pregunta: si es genética ¿cómo
podría eliminarse? ¿Con una esterilización
en masa? A mí me da la impresión de que la
xenofobia puede ser algo que todos nosotros, en mayor o menor
medida, llevamos dentro. Una prevención o alerta de los
animales ante los extraños debe ser genética e
inevitable. Pero, aunque tenga un origen genético no
quiere decir que no pueda, ni deba, atacarse el problema; al
contrario, debe ponerse un interés especial en educar en
la tolerancia y en el respeto al otro para lograr superar ese
condicionamiento genético.

Si planteamos el problema en una versión menos
radical, con el respeto al ser humano como primera premisa,
sería igualmente difícil, ya que la cuestión
sería técnicamente muy compleja, en primer lugar
debido a que, en general, no existen genes concretos responsables
de una característica fenotípica, sino que son
conjuntos de genes que podrían no ser fácilmente
determinados de manera clara ni alterados conjuntamente. Una
acción sobre un gen concreto podría tener unos
efectos colaterales no esperados e indeseables.

Dado que el cambio genético es muy lento, y el
cultural muy rápido, si hay alguna posibilidad real y
sensata de acometer modificaciones sobre el comportamiento de los
seres humanos es a través de la acción social y
especialmente de la educación. Es a los niños a
quienes se puede enseñar y es en su educación donde
pueden encontrarse las soluciones a los problemas de las
sociedades. Sin embargo, no parece que, a día de hoy,
exista una conciencia real de esta importante
cuestión.

En cuanto al futuro, Ruse piensa que "nuestro
conocimiento de la biología humana será
absolutamente crucial para nuestras medidas culturales, porque
marcarán los límites de esas medidas y
señalarán la dirección. El conocimiento de
la Socio biología podría ser absolutamente vital en
cualquier intento futuro de mejorar las relaciones sociales
humanas" [102]. Pero es difícil saber si existen
límites que la biología imponga de forma clara a lo
social y es muy discutible que le impongan una determinada
dirección. Sí pienso que es posible, en cambio,
utilizar la Socio biología a favor de una mejora de las
sociedades, al ayudarnos a conocernos a nosotros mismos. Creo que
el rechazo a la Socio biología proviene, más que
nada, del miedo a ese comprender cómo somos en el fondo, a
darnos cuenta de nuestra esencia animal. Sin embargo, ese
conocimiento de nuestra biología, como he indicado
más de una vez en el trabajo, debe llevarnos a tomar las
medidas oportunas en busca de nuestra mejora cultural, la mejora
como individuos que son algo más que "máquinas
genéticas", que son seres conscientes de sí mismos,
capaces de desear y de razonar superando los condicionamientos
genéticos.

Bibliografía

Nota: principalmente las notas tomadas por un
servidor, en el seminario de Socio Biología, llevado en la
EESCIHA, impartido por la Dra. Nicola Kuehne
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Autor:

Dr. José Manuel Castorena
Machuca.

Egresado de:

Escuela de Educación Superior en
Ciencias Históricas y Antropológicas

Partes: 1, 2
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