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El libro de Enoc




Enviado por Agustin Fabra



    "Por la fe, Enoc fue trasladado, de modo que no vio
    la muerte y no se le halló, porque le trasladó
    Dios. Porque antes de contar su traslado, la Escritura da en su
    favor testimonio de haber agradado a Dios"

    (Hebreos 11:5)

    Presentación

    El Libro de Enoc (abreviado 1 Enoc) es
    un libro intertestamentario, que forma parte del canon de la
    Biblia de la Iglesia Copta pero no es aceptado como
    canónico por las demás iglesias cristianas. Las
    únicas versiones íntegras de este libro que se
    conservan están en ge'ez, lengua litúrgica de la
    Iglesia etíope, pero son conocidas varias partes en
    griego, siríaco, armenio, árabe y latín y un
    fragmento en copto. Además han sido encontrados varios
    fragmentos en arameo y uno en hebreo (4Q317), en Qumrán.
    La tradición atribuía su autoría a Enoc
    (transcrito también como Henoc o en inglés
    Enoch), bisabuelo de Noé. En la actualidad se
    cree que el texto fue redactado por varios autores judíos
    entre los siglos III a. C. y I.

    Diferenciación

    Se conocen otros tres Libros de Enoc: el
    Segundo Libro de Enoc (2 Enoc), escrito a finales del
    siglo I o después y conservado en eslavo
    eclesiástico; el más tardío, de
    composición posterior al siglo V, Tercer Libro de
    Enoc
    (3 Enoc), en arameo y el Enoc copto (4 Enoc),
    que data del siglo V y del cual apenas se ha encontrado partes.
    Este trabajo sólo hace referencia a 1
    Enoc
    .

    Partes

    El libro que hoy conocemos, fue editado posiblemente en
    el siglo primero de nuestra era, pero consta de varias partes
    escritas entre los siglos III a. C. y I d. C. Estas partes
    son:

    Libro del Juicio

    Capítulos 1 al 5, trata las palabras de
    bendición de Enoc a los justos, que vivirán cuando
    los impíos sean condenados. Se estima que su
    composición data de antes del 200 a. C.

    Libro de los Vigilantes o Caída de
    los ángeles
    (nefilim)

    Capítulos 6 a 36, se centra en el tema de los
    Vigilantes o ángeles que, interpretando Génesis
    6:1-5, dice que estos ángeles tuvieron
    relaciones sexuales con mujeres y engendraron gigantes, los
    nefilim; seres famosos que desataron la violencia sobre la tierra
    y pervirtieron a la humanidad. Además, el Libro de los
    Vigilantes se caracteriza por unir y complementar las historias
    de los Vigilantes con la historia del Diluvio universal presentes
    en el génesis; y hace una descripción detallada del
    infierno, el purgatorio y el paraíso. Escrito antes del
    160 a. C.

    Libro de las parábolas o El
    mesías y el reino

    Capítulos 37 a 71, de carácter
    mesiánico, profetiza la venida del Hijo del Hombre, la
    caída de los reyes y poderosos y el día del
    Elegido. Es la única parte que no se ha encontrado en los
    manuscritos de Qumrán. Escrito después del 63 a. C.
    a finales del siglo I a. C.

    Libro del cambio de las luminarias celestiales
    o Libro astronómico

    Capítulos 72 a 82, expone en detalle el
    calendario solar hebreo, en concordancia con el Libro de los
    Jubileos
    , que en 4.17 lo cita. Fue escrito entre el 250 y el
    190 a. C.

    Libro de los sueños

    Capítulos 83 a 90, refiere dos visiones
    apocalípticas obtenidas por Enoc en sueños; la
    primera simplemente anuncia que la Tierra será destruida y
    la segunda es una historia de la humanidad y de Israel hasta el
    fin de los tiempos, en la que los actores son representados como
    animales simbólicos. Escrito entre los años 161 y
    125 a. C.

    Carta de Enoc o Apocalipsis de las
    semanas

    Capítulos 91 a 105, divide la historia en diez
    semanas, interpretando el pasado y proyectándose
    escatológicamente hacia el futuro. Fue escrito
    después del año 135 a. C., probablemente entre
    el 110 y el 60 a. C.

    Fragmentos

    Capítulos 106 y 107, parecen ser una parte del
    Libro de Noé, que se ha perdido pero que se
    menciona en los manuscritos del Mar Muerto. Predice los
    crímenes de la humanidad y el advenimiento de tiempos
    mesiánicos con el triunfo de los justos. El
    capítulo 108 explícitamente dice que es otro
    Libro de Enoc y faltan varios manuscritos.

    Composición

    Las primeras secciones del libro fueron compuestos en el
    siglo III antes de Cristo. Los autores dependieron en parte del
    Pentateuco y habían ampliado las secciones de
    Génesis, Números y Deuteronomio. Por ejemplo, 1
    Enoc 1:9 (la cita en la epístola de Judas 1:14-15) es
    originalmente un Midrash de Deuteronomio 33:2.

    Contenido

    Se trata de un libro apocalíptico perteneciente a
    la apocalíptica judía

    En el capítulo 7 (7:3-6) narra la caída de
    los Vigilantes, que engendraron con mujeres humanas a los
    nefilim o gigantes. Y a estos también se refiere el
    pasaje de Génesis 6:1-7:

    "Ellos devoraron todo el trabajo de los hombres
    hasta que estos ya no alcanzaron alimentarlos más.
    Entonces los gigantes se volvieron contra los hombres y empezaron
    a devorarlos y empezaron a pecar contra los pájaros, y
    contra las bestias y los peces y a devorar unos la carne de los
    otros y se bebieron la sangre. Entonces la tierra acusó a
    los violentos por todo lo que se había hecho en
    ella
    ".

    Se acusa a los ángeles guardianes por haber
    desviado su misión y encarnado la explotación, la
    opresión, la destrucción de los ecosistemas, la
    guerra, el oro, la vanidad, la brujería, la
    fornicación y el engaño (8:1-3).
    "Y como parte de la humanidad era aniquilada, su clamor
    subió al cielo"
    (8: 4). Los arcángeles
    Miguel, Sariel o Uriel, Rafael y Gabriel, al ver la
    sangre derramada y la injusticia se dijeron que "la tierra
    desolada grita hasta las puertas del cielo por la
    destrucción de sus hijos
    ". Dios los envía
    entonces a encadenar a los Vigilantes y a destruir a los gigantes
    "pues han oprimido a los humanos". Los ángeles
    caídos rogaron a Enoc que intercediese por ellos ante
    Dios.

    Luego el libro describe la visita de Enoc al cielo en
    forma de una visión, y sus revelaciones. Una parte
    significativa del texto se dedica a describir los movimientos de
    los cuerpos celestes, en relación con el viaje de Enoc al
    cielo, con el objetivo de detallar el calendario base de las
    fiestas de la Ley.

    Buena parte del libro se dedica a denunciar a los
    opresores y reyes de la tierra y anuncia su derrota final:
    "Este castigo con que son castigados los ángeles es un
    testimonio para los reyes y los poderosos que poseen la
    superficie de la Tierra"
    (67:12). "Desgracia para los
    que edifican la iniquidad y la opresión y cimientan sobre
    el fraude, porque serán derrumbados de repente y no
    habrá paz en ellos… Habrá un cambio… los justos
    serán victoriosos"
    (50:1-2). "Desgracia para
    vosotros ricos, porque os confiáis en vuestras riquezas,
    seréis privados de ellas"
    (94:6-8).

    El Libro de Enoc asume la continuidad del
    discurso de los profetas y anticipo del mensaje cristiano,
    enfatizando en la venida del Hijo del Hombre. Es una
    expresión de la literatura apocalíptica como
    esperanza de los humildes.

    Los cristianos y
    el Libro de Enoc

    Este libro muy apreciado por los primeros cristianos,
    como lo atestiguan la Epístola de Judas (14-16),
    que cita un pasaje del Libro de Enoc (1 Enoc, 1, 9); la
    referencia en 2Pedro 2:4 y la epístola no canónica
    de Bernabé. Muchos Padres de la Iglesia y cristianos
    destacados se refieren al libro, y lo citan en sus obras. Autores
    como Justino Mártir (100-165), Atenágoras (170),
    Taciano (110-172), Ireneo (130-208), Orígenes
    (186-254), Clemente de Alejandría (150-220),
    Tertuliano (160-230), Lactancio (260-325), Metodio de Filipo
    (815-855), Minucio Félix (150-270) y Comodiano (siglo
    III-IV), entre otros, consideraron el libro de inspiración
    divina. Un defensor de este libro fue el obispo Prisciliano,
    quien curiosamente fue el primer cristiano condenado a muerte y
    ejecutado por cristianos, por una supuesta herejía en
    385.

    El Libro de Enoc fue definitivamente apartado
    del canon tras el Concilio de Laodicea, en 364. En algún
    momento posterior, la versión griega del libro se
    perdió. El último en citar pasajes del libro fue el
    monje bizantino Jorge Syncellus, en el siglo VIII. Es muy posible
    que la traducción al ge'ez se hubiese realizado en el
    siglo VI, una época de gran actividad en la iglesia
    etíope, durante la cual se tradujeron numerosos textos
    religiosos.

    Dado por perdido en Occidente durante casi un milenio,
    aunque los francmasones de rito escocés tienen copias cuyo
    origen se desconoce, a finales del siglo XVIII el famoso viajero
    James Bruce trajo de Abisinia tres copias de la obra. Uno de los
    manuscritos fue traducido al inglés en 1821 por Richard
    Lawrence; en 1891 y 1912 se realizaron nuevas ediciones, base del
    mayor conocimiento del texto, siendo muy conocida la
    última, publicada por Robert Henry Charles, en 1913. Una
    edición completa de los escritos relacionados con el
    Libro de Enoc, incluyendo los últimos hallazgos,
    fue realizada por el erudito católico John T. Milik, en
    1976.

    El Libro de Enoc
    y los manuscritos del Mar Muerto
    (Qumrán)

    Indudablemente, el Libro de Enoc fue ampliamente
    conocido y apreciado en el mundo judío y posteriormente
    heredado por los primeros cristianos, que fueron en gran parte
    los responsables de preservarlo en otras lenguas. El Libro de
    Enoc se clasifica como pseudoepigráfico porque su
    contenido se atribuye a este legendario descendiente de
    Adán, aunque el contenido y los problemas que narra son
    claramente de origen posterior.

    El descubrimiento de numerosos fragmentos en
    Qumrán fue muy importante para el estudio de esta obra
    casi desconocida. Se puede decir desconocida porque a pesar del
    hecho de que en el Antiguo y en el Nuevo Testamento se hacen
    varias referencias a ella, muy pocos cristianos saben de su
    existencia e importancia para los primeros cristianos, ya que
    nunca llegó a tener estatus canónico en la
    mayoría de las iglesias cristianas.

    Como resultado de los descubrimientos de Qumrán,
    ahora se reconoce que el Libros 1 de Enoc es una obra compuesta
    que reúne textos que fueron originalmente independientes
    unos de otros, y que fueron escritos en el arameo de
    después del exilio, y no en hebreo, en momentos diferentes
    durante el período del Segundo Templo. Los temas de esta
    obra, como son los orígenes y la final destrucción
    del mal, el papel de los ángeles y los demonios en el
    mundo humano, y la nueva era venidera, deben haber sido del gusto
    de muchos grupos de judíos piadosos de esos tiempos ya
    que, aparte de los pasajes en el Nuevo Testamento, se encuentran
    varias alusiones y ecos de este libro en muchas de las obras de
    la comunidad de Qumrán.

    La sección más antigua del Libro 1 de
    Enoc
    se cree que es el Libro Astronómico
    que, a juzgar por los fragmentos encontrados en Qumrán,
    parece haber sido inicialmente una obra independiente, fechada
    antes del año 200 a.C. Ahora parece obvio que esta
    sección, como aparece en la versión etíope
    del Libro 1 de Enoc, es un resumen
    de una obra considerablemente más extensa que presenta un
    sistema detallado basado en un calendario solar de 364
    días.

    En el período después del exilio la
    cuestión vital de qué calendario debería
    utilizarse para regular los días sagrados y las
    festividades religiosas, fue un tema muy debatido. Algunos grupos
    querían preservar el antiguo y corto calendario lunar,
    mientras que otros querían adoptar la versión solar
    más exacta, o incluso amalgamar los dos calendarios. La
    comunidad sectaria asociada con los manuscritos de Qumrán
    defendió especialmente el uso del calendario solar, lo que
    parece haber sido una de las razones principales por las cuales
    llegaron a ser una secta independiente, y se separaron de la
    clase religiosa dirigente del Templo durante los primeros tiempos
    del período Macabeo.

    Algo anterior al Libro Astronómico, pero
    también original del período antes de los Macabeos,
    es el Libro de los Vigilantes. Esta sección del
    Libro 1 de Enoc amplía textos del Génesis y
    presenta temas doctrinales sobre el fin de los días y el
    Juicio Final, que debían haber tenido connotaciones muy
    dolorosas para los judíos que vivían en el
    período del Segundo Templo. Rodeados como estaban por
    culturas que les eran hostiles o extrañas, y que de forma
    implícita menospreciaban la religiosidad y la identidad
    social de los judíos, los judíos del Segundo Templo
    estaban muy afectados por la cuestión del mal en el
    mundo.

    La respuesta que daba el Libro de los
    Vigilantes
    marca una nueva fase en el pensamiento religioso
    judío y puede haber sido inspirada por conceptos que los
    judíos se encontraron durante el exilio en Babilonia. A la
    mayoría de las religiones no les gusta identificar a Dios
    como el autor del mal en el reino humano, así que
    normalmente hacen responsable de ello a la humanidad. Sin
    embargo, según el enigmático pasaje del
    Génesis 6:1-4 que gira en torno a los hijos de
    Dios
    que se casaron con las hijas de los hombres y dieron a
    luz una raza de gigantes, conocido como los nefilim, el
    Libro de los Vigilantes identifica a esos seres con la
    causa del mal, lo cual dio como resultado que Dios enviara el
    Diluvio para destruir a gran parte de la humanidad.

    Se nos cuenta que Dios nombró a doscientos
    ángeles para que vigilaran esta progenie humana
    recién creada. Con el paso del tiempo, la lealtad de esos
    vigilantes angelicales fue decayendo y se empezaron a apegar a
    sus antiguos cargos. De hecho se habían convertido en
    rebeldes o ángeles caídos. No sólo tomaron a
    mujeres humanas, sino que también divulgaron conocimientos
    secretos, como la habilidad de manipular los metales y otras
    artes. Estos hechos empezaron a tener repercusiones en el mundo
    de los humanos, que resultaron en una escalada del pecado y del
    mal. Los hijos nacidos de mujeres humanas y de esos
    ángeles caídos, los gigantescos seres conocidos
    como nefilim, tenían muchos atributos de sus
    padres ángeles.

    Como las protestas contra el mal irresponsable que
    trajeron esos vigilantes aumentaban, provocaron la ira de Dios,
    que quería destruirlos. Los vigilantes fueron ante Enoc a
    pedirle que intercediera por ellos ante Dios. Enoc aceptó
    y así, al autor del Libro de los Vigilantes se le
    presenta una oportunidad para describir varias visiones
    apocalípticas que pudo ver en el cielo. El origen de esto
    es, probablemente, una vieja leyenda asociada con el
    Génesis: "Enoc anduvo con Dios, y desapareció
    porque Dios se lo llevó"
    (Génesis 5:24), lo
    cual implica que Enoc fue llevado al cielo por Dios estando
    aún vivo. Cuando llega al cielo, Enoc tiene visiones sobre
    el futuro de la historia, la destrucción del mal y la
    regeneración del mundo en una nueva era de
    rectitud.

    Esas visiones son ampliadas en el Libro de los
    Sueños
    , que describe el mundo futuro visto desde la
    perspectiva de Enoc, incluyendo el Diluvio y los eventos
    posteriores, hasta la llegada del Mesías y el fin de los
    días. Dentro de este libro también se encuentra el
    llamado Apocalipsis de los animales, que describe
    simbólicamente personas y acontecimientos que se
    podían identificar con los principios de período
    Macabeo.

    Esta forma de simbolismo animal visionario
    también fue adoptada por el autor del Libro de
    Daniel
    que, por el contenido, podría haber sido
    escrito un poco después del año 168 a.C., y
    debió ser una forma popular de de comentar el estado del
    mundo en aquellos tiempos. Una característica especial de
    este Apocalipsis de los animales es que habla de un
    grupo de ovejas y de sus crías corderos,
    que surgen en el período previo a la destrucción de
    los impíos en el fin de los días. Utilizando esta
    imaginería, la historia cuenta el nacimiento de un grupo
    elegido de judíos piadosos que serían muy
    importantes en el castigo a los impíos del mundo y, tal
    como veremos, los grupos sectarios asociados con muchos de los
    textos de Qumrán fueron inspirados por esas mismas
    ideas.

    La Carta de Enoc, que combina temas tanto del
    Libro de los Vigilantes como del Libro de los
    Sueños
    , está escrita como un testamento de
    exhortación atribuido a Enoc. Aquí de nuevo se
    describe la historia del mundo, pero esta vez se divide en una
    secuencia de diez semanas consecutivas, cada una con sus
    características peculiares, desde los tiempos de Enoc
    hasta el Juicio Final. Esta obra, llamada el Apocalipsis de
    las semanas
    , habría sido importante para los grupos
    sectarios, ya que resume un patrón que se repite en los
    acontecimientos históricos, donde los impíos llegan
    al poder sólo para ser derrocados o destruidos de alguna
    manera. Sin embargo, a pesar de su inclusión en el
    Libro de Enoc, la Carta de Enoc no coincide
    totalmente con el resto de la obra, por ejemplo con las secciones
    que tratan del origen del mal, y culpa menos a los vigilantes
    angélicos caídos que a la humanidad en sí.
    Aún así, como ya se ha mencionado, esta idea de un
    grupo elegido que surge justo antes del Juicio, sería una
    idea atractiva para la comunidad de Qumrán.

    Otra característica clave de la Carta de
    Enoc
    es su enseñanza sobre una vida después de
    la muerte en compañía de anfitriones angelicales en
    el cielo, porque los textos bíblicos anteriores no
    mencionan nada sobre la posibilidad y la naturaleza de otra vida.
    Aquí, de nuevo, vemos un gran paralelismo con la
    ideología de los grupos sectarios de Qumrán, porque
    se cree que también ellos creían firmemente en la
    vida después de la muerte.

    Entre las cinco secciones del Libro 1 de Enoc,
    y conocido por su traducción etíope, está el
    Libro de las Parábolas, pero no se ha encontrado
    ningún rastro de esta obra en Qumrán. Además
    de tratar temas ya conocidos como la llegada del fin de los
    días, el castigo de los ángeles caídos y la
    resurrección, esta obra era muy interesante para los
    cristianos porque contiene varios pasajes que se refieren a un
    Hijo del Hombre, figura que se consideraba como el
    agente de la salvación de Dios para los justos, y el
    castigo para los impíos. Ya que esta sección no se
    ha encontrado en Qumrán, algunos eruditos sugieren que es
    una composición relativamente tardía, fechada
    quizá en los principios de la era cristiana, que
    podría incluso haber sido escrita en los círculos
    de los que finalmente surgiría el cristianismo como un
    movimiento diferente con su creencia en un
    Mesías.

    En el lugar donde se localiza el Libro de las
    Parábolas
    dentro del Libro 1 de Enoc
    etíope, las versiones de Qumrán colocan una obra
    totalmente diferente: el Libro de los Gigantes. Al igual
    que los demás elementos del Libro de Enoc, el
    Libro de los Gigantes también fue una vez una
    obra independiente. Se conocían versiones de esta obra
    hacía mucho, pero nadie sospechaba que tenía un
    origen judío, ya que siempre se pensó que formaba
    parte del canon maniqueo, del que se encontraron copias en
    distintos idiomas a lo largo de Asia hasta China.

    El maniqueísmo, así llamado debido a su
    fundador persa Mani en el siglo III d.C., combina elementos del
    judaísmo, cristianismo, zoroastrismo e incluso budismo, y
    durante varios siglos tuvo mucha influencia en varias regiones
    del Este. Fue incluso la religión estatal de los turcos
    nigures por un tiempo. El descubrimiento de fragmentos del
    Libro de los Gigantes entre los fragmentos de los rollos
    de Qumrán, reveló rápidamente que
    había sido compuesto en realidad en arameo dentro de los
    círculos judíos de Judea, en vez de haber sido
    escrito por el propio Mani, como se creía hasta
    entonces.

    Esta obra coincide, en parte, con el contenido del
    Libro de los Vigilantes, ya que trata de los nefilim,
    los gigantes demoníacos, hijos de ángeles
    caídos y sus esposas humanas. Describe a esos gigantes
    como seres con alas que les permiten volar rápidamente por
    todo el mundo. Ya que comparten muchos atributos con sus padres
    ángeles, también se pensaba que ellos eran
    invisibles e inmortales, al menos hasta el final de la
    creación y la llegada del Juicio Final, cuando
    serían destruidos por el fuego. Son representantes de los
    demonios, cuya tarea es tentar a los humanos a pecar,
    especialmente a las mujeres, y provocar enfermedades. El texto
    detalla los nombres de sus líderes, una información
    vital ya que se creía que conocer los nombres de los
    demonios otorgaba poder sobre ellos para exorcizarlos y llegar
    así a la curación. Esta asociación de la
    enfermedad con los demonios debió ser una creencia muy
    común en el período del Segundo Templo, ya que en
    el Nuevo Testamento se menciona que Jesús cura a los
    enfermos expulsando a los demonios.

    "Las Escrituras les serán dadas, ellos
    creerán y se regocijarán en ellas; se
    alegrarán todos los justos al

    aprender de ellas todos los caminos de justicia".
    (1 Enoc 104:13)

    Notas

    A continuación de la siguiente
    Bibliografía, se reproducirá íntegramente el
    Libro de Enoc. En muchos de los versículos del Libro se
    citan adicionalmente referencias a otros libros bíblicos
    que mencionen el mismo tema. Además, referencias directas
    a Enoc se encuentran en veinte versículos de la Biblia,
    tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento.

    El texto del Libro de Enoc que se reproduce en
    este trabajo ha sido traducido al castellano desde dos versiones
    inglesas editadas por Robert H. Charles y Hedley F. Sparks, y
    desde la versión francesa de François Martin; las
    tres a su vez traducidas de los manuscritos etíopes,
    cotejados con manuscritos griegos, corregidas además estas
    versiones de acuerdo con los manuscritos arameos de Qumrán
    (4QEn – 4QEnastr), editados por Josef T.
    Milik.

    En este trabajo se ha hecho mención en repetidas
    ocasiones a la Iglesia Copta y, más concretamente, a la
    Iglesia Etíope, por lo cual es conveniente hacer
    aquí una breve descripción de la misma, para una
    mayor comprensión de este trabajo.

    La Iglesia Unitaria Ortodoxa Etíope, conocida
    también como Iglesia Copta de Etiopía,
    Iglesia tawahedo, Patriarcado Copto de
    Etiopía
    o simplemente Iglesia Etíope,
    es una iglesia oriental copta autocéfala, es decir, que
    tiene su propio patriarca desde 1959. Antes dependía
    directamente del patriarca copto de Alejandría. El jefe de
    la iglesia lleva el título de AbunaPatriarca y
    reside en Addis Abeba, capital de Etiopía, el cual
    reconoce y se halla en plena comunión con el Papa de todos
    los coptos y patriarca de Alejandría, Shenouda III, y con
    el patriarca copto de Eritrea, formando una única Iglesia;
    La Santa Iglesia Copta. Desde el 11 de julio de 1992, es el Abuna
    Pablo. Dentro de las iglesias cristianas es la más cercana
    y relacionada a las tradiciones y religión judías.
    Cuenta con unos 45 millones de fieles, un 60% de la
    población de Etiopía.

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