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El liderazgo basado en valores en las organizaciones de hoy dia




Enviado por Yajaira Alvarado



  1. Introducción
  2. Liderazgo ético vigente en las
    organizaciones de hoy
  3. Liderazgo en las nuevas
    organizaciones
  4. Liderazgo basado en el valor
  5. Reflexiones finales
  6. Referencias
    bibliográficas

Introducción

En la actualidad, hay quienes piensan que es posible
hablar de liderazgo sin vincularlo a los valores. Por eso opinan
que Hitler o Pablo Escobar fueron líderes. Desde este
punto de vista se desprende el esfuerzo para distinguir entre
líderes buenos y malos.

En la opinión de los investigadores o el
líder tiene valores o no es líder. Podrá ser
un conductor de masas, un tirano que logra dominar a su grupo y
crear un conjunto frenético de seguidores, pero el
resultado de su acción no beneficia a la sociedad, ni
logra convencernos de que aquello sea auténtico
liderazgo.

En las próximas líneas se realizara un
análisis sobre una visión, que une el liderazgo a
la conducta ética, a la participación y a la
accesibilidad del mismo en muchas condiciones humanas (el
estudiante, el ama de casa, el profesor, el empleado, el
directivo de una organización, el deportista, el
político, entre otros.

No poner el liderazgo como la culminación de una
larga carrera de esfuerzos por conquistar metas muy altas, sino
como el despliegue de un potencial que está en todos, con
base en las oportunidades que se nos den de ponerlo en
práctica. A pesar del desgaste que algunos le atribuyen al
término, se cree que sigue teniendo vigencia como tema
social no exclusivo del ámbito empresarial.

En este orden de ideas hay que tener en cuenta que cada
persona enfrenta la resolución de problemas dependiendo
del estilo de liderazgo que este puede ejercer, basada
principalmente en su experiencia y en el orden de importancia que
le de a los valores que cada individuo y organización
posee.

Liderazgo
ético vigente en las
organizaciones de
hoy

Para Yarce (2006) en las organizaciones de hoy
día existen muchos líderes sin valores que con
valores. Para el citado autor, lo primero es más
fácil y más al uso de la terminología
corriente. Basta desarrollar un tipo de habilidades
físicas, emocionales,

cognoscitivas, de imagen y carisma para lanzarse tras el
poder y la influencia y poderse llamar "líder" más
por la popularidad que se consigue que por los resultados mismos
en bien de los demás y de la sociedad. En ese sentido
muchos famosos del deporte o del espectáculo, por citar
sólo dos campos, se autoproclaman o los proclama el
público como líderes.

El líder busca resultados, y si no los obtiene su
condición se pone en duda. Pero esos resultados se
manifiestan en un bien para los demás, o en que se
acrecienta el bien común de un grupo, empresa, familia o
sociedad. El líder con valores obtiene resultados y
resuelve problemas precisamente porque no se limita a ejercer el
poder como dominio o la persuasión como capacidad de
convencimiento sobre otros para que lo sigan ciegamente o
dominados por el áurea de una persona. Su liderazgo surge
desde dentro, de su capa íntima de valores interiores que
lo llevan a servir, a labrarse un prestigio con base en lo que
es, no en lo que tiene.

En este mismo orden de ideas, Covey (2002), plantea que
el liderazgo basado en valores y principios tendrá como
consecuencia un buen trabajo en equipo, éste líder
puede enfrentar situaciones difíciles durante su camino o
decisiones difíciles de tomar pero lo sacará
adelante siempre sus valores. Actualmente, tenemos en
nuestro país un sin números de actores
políticos, educacionales y religiosos que hablan de
liderazgo llevando a su gente a la búsqueda de fines
partidistas o propios, sin buscar el bien
común.

Sin embargo, Silíceo (2006) afirma que cada
día es más fácil observar que la sociedad
pasa por una crisis de valores o mejor dicho por una
inversión de la escala de valores. Es fácil
observar que hoy se da más importancia a los valores
científico-técnicos, económicos,
pragmáticos, y utilitaristas, sobre valores como la
democracia, la libertad, el bien común, y otros de igual o
mayor rango como son aquellos relacionados con la dignidad humana
y la espiritualidad, es decir derivados de la esencia misma de la
naturaleza humana. Se puede resumir este cambio, como una
revaloración del hombre y la sociedad donde prima lo
material, los sentimientos egoístas frente a lo
auténticamente humano, como lo espiritual, lo social, el
bien común.

En este sentido se puede decir que se vive en una
sociedad de masas donde el enfoque de consumo, cientificista,
tecnócrata, han creado diversos factores alienantes, donde
el hombre vive desplazado y estandarizado. Desde esta
perspectiva, se concibe el desarrollo, no como un desarrollo
integral sino parcial, y se entiende por desarrollo el
tecnológico, el científico, el económico, el
urbano, entre otros. Son pocos los que consideran el desarrollo
integral en el que las prioridades las constituyen los valores
humano-sociales a los que deben servir la ciencia, la
tecnología, la economía, la administración y
en general las ciencias aplicadas.

De allí que es a través del liderazgo que
se puede aplicar estos valores humano-sociales a los problemas,
lo que se traduce en calidad, productividad y relaciones
fructíferas para todos. Covey (2002), sugiere centrar la
vida y el liderazgo en valores que perduren en el tiempo. En este
sentido, el liderazgo basado en valores tendrá como
consecuencia un buen trabajo en equipo, éste líder
puede enfrentar situaciones difíciles durante su camino o
decisiones difíciles de tomar pero lo sacará
adelante siempre sus valores. Actualmente, se tiene en
Venezuela un número de actores políticos,
educacionales y religiosos que hablan de liderazgo llevando
a su gente a la búsqueda de fines partidistas o propios,
sin buscar el bien común.

De lo anteriormente, se desprende que, el verdadero
líder no enfrenta a su equipo de trabajo con otro, no cabe
en él la imprudencia, antepone la razón sobre las
cosas. Da ejemplo de su rectitud y su congruencia con su pensar.
El verdadero líder busca el desarrollo de su grupo y a
partir de ahí se lanzan a la conquista de sus objetivos,
siempre como grupo, sin afectar los derechos humanos y civiles de
los otros grupos.

En este sentido, sin lugar a dudas que las creencias y
valores originan actitudes; es decir, que las actitudes de una
persona son el resultado de sus creencias; entre ellas: sus
valores. Las creencias son hechos o verdades aceptados sobre una
persona, una cosa o un fenómeno, que se han producido por
una experiencia directa o de una fuente secundaria. Mientras que
los valores son escalas de importancia que una persona y/o una
organización otorga a los factores propios y/o del
entorno, que determinan las formas de ver la vida y son
influenciados por los padres o los reemplazos físicos de
estos líderes, por grupos de personas y de amigos, entre
otros. Los valores tienden a guiar las acciones y los juicios de
la gente en los diferentes escenarios en donde actúan. De
acuerdo con estas ideas, los valores del mundo laboral de quien
se desempeña allí se definen como los conceptos,
principios, personas, objetos o actividades que él o ella
consideran importantes. En el trabajo, factores como: la
remuneración, el reconocimiento y el estatus, a menudo se
clasifican como valores comunes.

De lo anteriormente planteado, algunos estudiosos del
liderazgo basado en valores afirman que esos líderes
fomentan las virtudes morales cuando buscan cambiar las actitudes
y conducta de sus más cercanos colaboradores.
También, el líder carismático tiene un
complemento ético. Los líderes inmorales se
inclinan a aprovechar su "carisma" para acentuar el poder sobre
sus seguidores y dirigirlos hacia sus fines egoístas y
despóticos. Se asume que los líderes morales deben
poner su carisma al servicio de la sociedad y de los demás
y no al contrario.

En este sentido, para los líderes que fundamentan
su estilo basándose en valores, conciben a éstos
con convicciones básicas de un modo peculiar de conducirse
o de estado final de la existencia en lo personal, socialmente,
preferible que su modo opuesto o contrario de conducirse o de
estado final de la existencia. Sin lugar a dudas que contienen un
elemento de juicio por cuanto incorporan las ideas personales
sobre el bien, lo correcto y lo deseable. Los valores tienen
atributos de contenido y de intensidad. El atributo de contenido
asevera que un modo de conducirse o un estado final de existencia
son importantes. El atributo de intensidad especifica qué
tan importante es.

Por todas las ideas antes expuestas los presentes
investigadores llegan a la conclusión de que el liderazgo
no es ajeno a los valores. Por lo tanto, antes de juzgar que un
líder es eficaz, se deben considerar los medios de que se
valió para alcanzar sus metas y el contenido moral de
éstos. Conclusión que tiene como soporte lo
planteado por Handy (2005), quien plantea que el liderazgo exige
tener presente algunos valores tales como:

  • Creer en uno mismo: es la única cosa que le
    da a un individuo la confianza en sí mismo para entrar
    en lo desconocido y persuadir a otros para que vayan donde
    nadie ha ido antes. Las empresas de hoy en día
    necesitan innovar y arriesgarse pues estamos en un ambiente
    de alta competencia y en la que todos estamos luchando por
    ser los primeros. Por tal motivo esas empresas que
    estén liderizadas por este tipo de personas
    serán las que se destaquen y se impongan como las
    autenticas.

  • La pasión por el trabajo: proporciona la
    energía y el enfoque que impulsa a la
    organización y que sirve de ejemplo para otros; pero
    esto también tiene que combinarse con lo opuesto, con
    la conciencia de que existen otros mundos y otras creencias.
    En las organizaciones de hoy en día deben existir
    líderes apasionados y exploradores, liberales y con
    deseos de experimentar y conocer otros ideales.

Es así, como los líderes hacen cambiar de
opinión a las personas y las impulsan desde las
preocupaciones egoístas hacia el servicio al bien
común, esto requiere la aptitud para orientar a las
personas. Los líderes pueden cambiar el enfoque de la
energía de las personas con intervenciones directas o
hacerlo de manera indirecta ajustándose a los sistemas de
manera que las personas cambien de manera natural hacia la
dirección necesaria. De tal manera, que existen ciertos
métodos de liderazgo directos que incluyen las
órdenes, las decisiones acerca de los recursos y ascensos
y la orientación personal de los individuos y los equipos.
Cuando las organizaciones se hacen más grandes y
más complejas, las intervenciones directas por los
líderes de categoría superior pueden tener una
menor influencia.

Liderazgo en las
nuevas organizaciones

En las organizaciones de hoy en día, los
líderes deben actuar y pensar como animadores para que su
equipo de trabajo despegue a gran velocidad hacia el
éxito. Mucho se dice acerca de la visión de los
empresarios pero no se toma en cuenta la energía que estos
utilizan para poner en práctica los enfoques que
crearán su cultura organizacional y que determinará
su imagen corporativa y su posición en el mercado.
Ésta energía emana de las convicciones,
conocimientos, valores y principios que lo motivan a vivir y a
trabajar. Estas personas infunden vida en la organización.
De allí que se debe usar la palabra animador, de tal
manera que una vez que la organización tiene el potencial
para vivir y sobrevivir, las convicciones, los valores y las
suposiciones básicas del empresario se transfieren a los
modelos mentales de su equipo de trabajo.

De manera que, si una organización tiene
éxito atribuible a sus líderes, la entera
personalidad de estos se incorporan a la cultura organizacional.
Los verdaderos líderes son los individuos con visiones y
compromisos y una aceptación que va más allá
de las habituales preocupaciones de la dirección. Ellos
configuran niveles más altos de preocupación social
que los que requieren las destrezas fundamentales de la
dirección. En conclusión, el nuevo liderazgo, o
mejor dicho el liderazgo de las organizaciones de hoy en
día deben adoptar seriamente los valores y principios que
son inherentes a una sociedad diversa.

Covey (1992) en su libro Liderazgo basado en principios
citado por Alemán (2002), afirma que el verdadero poder de
liderazgo emana de poseer un carácter honorable y del
ejercicio de ciertas reglas y principios del poder. La
mayoría de las teorías sobre el tema explican por
qué surgió y sobrevivió determinado
líder pero no ayudan a prever futuros líderes ni a
cultivar la capacidad de dirigir. Hay un enfoque más
fructífero: observar a los partidarios de los
líderes, y valorar el liderazgo preguntando por qué
razón hay quienes les siguen, para ello Covey (1992)
explica tres tipos de poder por las cuales se sigue a los
líderes, pero se las puede examinar desde tres
perspectivas diferentes:

Poder coercitivo: La motivación es el miedo. Las
personas temen lo que puede suceder si no obedecen lo que se les
pide. O temen perder algo bueno. Así el partidario finge
lealtad, pero su compromiso es superficial y su energía
puede transformarse rápidamente en sabotaje y
destrucción cuando nadie lo ve o cuando la amenaza ha
desaparecido. El líder también actúa por
temor a no obtener sumisión. Se trata del enfoque de "mano
dura" que pocos defienden en público pero muchos
están dispuestos a usar, bien porque les parece
justificado frente a otras amenazas más graves, o porque
parece funcionar bien en ese momento. Pero su eficacia es mera
ilusión. A menudo moviliza las energías de los
seguidores para unirse y resistir por medio de formas tan
creativas como descontroladas. Alienta la sospecha, la mentira,
la deshonestidad, y a largo plazo la
disolución.

Poder utilitario: Se sigue a los líderes por los
beneficios que se pueden obtener de ellos. La motivación
es el intercambio útil de bienes y servicios: los
seguidores tienen algo que el líder desea (tiempo,
talento, dinero, recursos personales, apoyo, etc.) y el
líder posee algo que ellos quieren (información,
dinero, posibilidades sociales, camaradería, seguridad,
oportunidades. Los seguidores actúan creyendo que el
líder podrá y querrá hacer algo por ellos,
si ellos cumplen con su parte. La relación se
mantendrá mientras los seguidores sientan que se les
retribuye equitativamente, lo que otorga gran preeminencia al
sistema judicial. Fomenta una forma de ética situacional
en la cual los individuos deciden continuamente qué es lo
bueno, lo correcto y lo equitativo, careciendo de valores
organizacionales compartidos.  Gran parte de lo que sucede
en las organizaciones (empresas, familias) está regido por
este poder.

Poder centrado en principios: Los seguidores siguen al
líder simplemente por qué eso es lo que desean,
quieren creer en ellos y en sus causas, desean hacer lo que el
líder decida. Estos líderes son personas en las
cuales se confía, y a las cuales se respeta y se honra. No
se trata de fe ni de obediencia a ciegas; es por el contrario un
compromiso consciente, de todo corazón y totalmente libre.
Casi todos hemos experimentado como seguidores este tipo de poder
en nuestras relaciones, con alguien que ha influido profunda y
significativamente en nuestras vidas. Puede haber sido alguien
que nos brindó la oportunidad de triunfar y destacar, o
nos alentó cuando lo veíamos todo negro. Lo que
hizo, lo hizo porque confiaba en nosotros, y se lo retribuimos
con respeto, lealtad, compromiso y voluntad casi incondicional.
El poder centrado en principios se origina cuando los valores de
los seguidores coinciden con los del líder. Es la marca de
calidad, distinción y excelencia en todas las relaciones.
Se basa en el honor: el líder honra al seguidor, y este
opta por colaborar porque también honra al líder.
Este poder estimula el comportamiento ético. La
ética se sustenta en el compromiso de hacer cosas
correctas porque estas son valoradas y ejemplificadas por el
líder, y sancionadas por la visión que éste
comunica.

De lo anteriormente planteado, se desprende que la
opción esencial del liderazgo es decidir cuál
será la base de su poder: coerción, utilidad o
principios. Si un líder carece de habilidades interactivas
bien desarrolladas, o de la capacidad de permanecer fiel a
valores bien arraigados cuando se está bajo
presión, o de una trayectoria de integridad y confianza,
es prácticamente imposible que al encontrarse frente a una
crisis, no recurra a la fuerza.

Por otra parte, las acciones tácticas para
aumentar las opciones utilitarias del líder, pueden ser
utilizar la pericia, buscar puestos de mayor status, acumular
conocimiento e información, o acercarse al máximo a
sus seguidores simplificando mecanismos para crear relaciones
funcionales. De tal manera que, si un líder quiere
aumentar su poder centrado en valores debe adoptar un compromiso
a largo plazo. No se puede fingir sinceridad por demasiado tiempo
ni la confianza puede ser fabricada. Más allá de lo
que puede hacer por sus seguidores, la profundidad del poder
está determinada por lo que son. Mas aun, cuanto
más honrado, respetado y genuinamente considerado sea un
líder, más poder legítimo tendrá
respecto de los demás. Ser honorable equivale a tener
poder. Las siguientes sugerencias aumentarán el honor y el
poder del líder sobre los demás:

La persuasión: Incluye el compartir las razones
(el porqué y el cómo), defendiendo con firmeza su
posición pero manteniendo un auténtico respeto por
las ideas y perspectivas de los seguidores. Comprometerse a
mantener el proceso de comunicación hasta alcanzar
beneficios mutuos y resultados satisfactorios.

La paciencia: con el proceso y con la persona. Mantener
una perspectiva a largo plazo y el compromiso de ser fiel a sus
objetivos, a pesar de los errores e inconvenientes causados por
los seguidores, y a pesar de los obstáculos y
contratiempos inmediatos.

La delicadeza: En oposición al rigor, la dureza y
la presión extrema, cuando se debe afrontar los puntos
vulnerables, los desplantes y los sentimientos de los
seguidores.

La disposición a aprender de los demás:
Actuar con el supuesto de que uno no tiene todas las respuestas,
ni todos los datos. Valorar los diferentes puntos de vista,
juicios y experiencias que puedan tener los
seguidores.

La aceptación: No juzgar a otros, sino otorgarles
el beneficio de la duda. No exigir que presenten pruebas de su
desempeño, como condición para afirmar su alta
autoestima.

La bondad: La sensibilidad, la preocupación y la
consideración para con los demás. Tener presentes
las pequeñas cosas o detalles que son importantes en una
relación.

La actitud abierta: Mostrar plena consideración
por las intenciones, deseos, valores y objetivos de los
seguidores, y no concentrarse en su comportamiento. Detectar sus
perspectivas y en que pueden convertirse, respetando en todo su
valor lo que hoy son.

La confrontación compasiva: Reconocer la
equivocación y la necesidad de que los seguidores corrijan
el rumbo, en un contexto de auténtico tacto y calidez
hacia ellos. Hacerles sentir que pueden arriesgarse a tomar
iniciativas sin deterioro de su seguridad.

La consistencia: El estilo de liderazgo no es una
técnica de manipulación que se pone en juego cuando
las cosas no se hacen como uno quiere, o se enfrenta una crisis.
Por el contrario se convierte en un marco de valores, en un
reflejo del propio carácter, de quién es y en
qué se está convirtiendo uno mismo.

La integridad: Armonizar honestamente las palabras y los
sentimientos, con los pensamientos y los actos. Tener la
aspiración de hacer el bien a los demás, sin el
menor deseo de engañarlos, de aprovecharse de ellos,
manipularlos ni de controlarlos. Revisar constantemente la propia
congruencia.

Muchos piensan que estos valores, principios e ideales
solo se pueden hallar en líderes sobresalientes como
Mahatma Ghandi, pero que son difíciles de encontrar en la
vida cotidiana. Ghandi respondió a esta
preocupación así: "No tengo dudas que cualquier
hombre o mujer podría haber logrado lo mismo, si hubiera
hecho el mismo esfuerzo, y sostenido la misma esperanza y la
misma fe que yo".

El líder que opera sobre la base del poder
centrado en principios, descubrirá que es más
cuidadoso en lo que exige a los demás, pero que tiene
más confianza en hacerlo. A medida que aumente su
entendimiento de la relación entre el poder y el
liderazgo, crecerá su capacidad para dirigir e influir en
otros sin forzarlos. Y experimentará la poco habitual paz
mental que emana de ser un líder más sabio y
eficaz.

Siguiendo a Covey (1992), citado por Alemán
(2002), también se señalan las
características distintivas de los líderes
centrados en principios, de acuerdo a Ser Humano y Trabajo,
comunidad de aprendizaje permanente, que tales
características serían: aprenden continuamente,
tener vocación por servir, irradian energía
positiva, creer en los demás, dirigir sus vidas de forma
equilibrada, ver la vida como una aventura, ser sinérgicos
y ejercer para la autorrenovación.

De allí, que los verdaderos líder obran en
función no tanto en pro de su proyección personal,
de sus propios intereses, deben saberse integrar en
función de los intereses de los demás, de su
comunidad. Aprovechar su potencialidad de conducción de
guía, de tal forma que mantenga siempre motivado a sus
seguidores, actuando, produciendo, generando resultados,
jamás hacer uso del poder como amenaza, saber influenciar,
persuadir y despertar en cada uno de sus seguidores su
creatividad, ese potencial que sea capaz de generar
transformaciones. Para los verdaderos líderes, este rol no
es un trabajo que les traerá satisfacción
monetaria, es un modo de vida, es una actitud, la cual
estará llena de recompensas y satisfacciones en todos los
ámbitos.

Liderazgo basado
en el valor

Hoy en día el término liderazgo debe ser
uno de los más usados en el mundo de los negocios. Hay
cientos de diferentes denominaciones los diferentes estilos de
líderes y liderazgos. Donde entran los valores y que
significa el Liderazgo basado en Valores? ¿Quién es
un líder? No es la persona que te dice lo que
tenéis que hacer. Alguien que te dice que hacer es un
jefe. Un líder es aquella persona a quien quieres seguir,
no a quien debes seguir. En esta sociedad la autoridad es
necesaria como un componente esencial de la vida y del trabajo,
pero para formar un líder la misma no es suficiente. El
significado original de la palabra liderazgo es hacer un viaje en
compañía de otros. Por lo tanto cuando un
líder se dirige hacia algún lugar, ya ha
establecido su objetivo y visión. Ellos atraen, agradan e
influencian a otros. Quienes se unen a ellos en el viaje,
confían en que conocen el camino.

Entonces, ser líder proviene de la lucha humana y
natural para poder reinventarse a uno mismo. Significa
desarrollarse e inspirar a otros en el camino, y para esto se
necesita la habilidad de ver más allá, como
así también de prestar atención al lugar en
el cual uno se encuentra. La autoridad nace por si sola, pero el
liderazgo necesita ser ganado. De lo anteriormente expuesto se
puede desprender dos paradojas sobre liderazgo basadas en valor.
La primera consiste, en que el liderazgo puede ser dado pero no
tomado. Una persona puede tener poder y autoridad, pero esto no
es lo mismo que liderar. La gente sigue a un líder porque
quiere, no porque debe. Un líder sin gente que lo siga, es
como el sonido que se produce cuando alguien aplaude con una sola
mano. La segunda paradoja consiste en que la persona que es
líder debe inspirar a otros, si es que no pueden
inspirarse a si mismos.

Ahora, ¿Qué recursos deben implementar los
líderes para que la gente quiera seguirlos? Recurren a las
cosas importantes. Todos los líderes tienen una
visión de cómo podría ser el mundo, todos
tienen una visión individual, pero los líderes se
enfrentan, además, con una visión en común.
Ellos están en un viaje que es importante

para ellos. Cuando hablan acerca de lo importante,
hablan de valores. Los valores son simplemente aquellos que es
importante. Los valores te proveen de energía para
levantarte de la cama a la mañana y el combustible para el
viaje que debes emprender para alcanzar tu objetivo. Sin valores,
el viaje no puede llevarse a cabo.

En síntesis, el liderazgo basado en valores puede
provenir de cualquier nivel de la organización. Lo que
puede asegurar es que si la gente que se encuentra en los cargos
más altos no lo demuestra, sus empleados perderán
respeto. La gente se volverá cínica ante los
valores y se burlará de ellos. Luego empezarán a
trabajar solo por dinero, y toda encuesta ha demostrado que si
bien es fundamental pagar un sueldo justo, existen otros valores
tales como el desafío, el respeto y el progreso que son
valores más importantes que el dinero. A menos que un
gerente lidere a su gente haciendo su trabajo de modo desafiante,
respetando y haciéndose respetar, sus empleados
dejarán su trabajo y llevarán su conocimiento,
esfuerzo y especialidad a la competencia.

Reflexiones
finales

  • El liderazgo basado en valores implica un estilo de
    dirección, pero supone también saber
    administrar bien.

  • El liderazgo basado en Valores, en último
    término, constituye el motor impulsador del desarrollo
    humano y organizacional concebido integral y
    dinámicamente.

  • El esfuerzo personal y los valores personales
    actúan como catalizador de los valores corporativos
    buscando que se orienten en la misma
    dirección.

  • Los valores hacen atractiva la tarea de mejorar cada
    día una empresa, como hacen atractiva la lucha de una
    persona por vivirlos a pesar de sus defectos.

  • El liderazgo basado en valores es un "liderazgo sin
    respuestas fáciles" (Heifetz) pero presenta una meta
    ambiciosa y prometedora para quien se empeñe en
    trabajar por él.

  • La práctica de valores hace que las personas
    realicen su trabajo mejor, sean más felices, rindan
    más, y que exista e n la empresa un clima humano de
    cooperación y entendimiento, de búsqueda de la
    calidad, como una meta constante de
    perfeccionamiento

Referencias
bibliográficas

Alemán G. (2002). De la filosofía de la
calidad al sistema de mejora continua: 37 Actividades Para
Realizarlas En Su Negocio.
Editorial panorama

Covey S. (1992). Liderazgo centrado en
principios.
Aportes vanguardia

Covey, S.(2003) 7 Hábitos de las familias
altamente efectivas.
Editor Grijalbo

Handy C. (2005). La organización, por dentro: por
qué las personas y las organizaciones se comportan como lo
hacen. . Editor Deusto.

Silíceo, A. (2006). Capacitación y
desarrollo de personal
. Editorial Limusa

Yarce, J. (2006). El poder de los valores en las
organizaciones.
Ediciones Ruz.

OTRAS FUENTES

http://www.gestiopolis.com/administracion-estrategia/liderazgo-basado-en-principios.htm.

http://www.articulosya.com/article/512/Liderazgo_Basado_en_Valores.aspx

http://www.exitoya.com/articulos/201_249/215.htm

http://gerenciaenaccion.com.ve/Liderazgo/lider59.htm

 

 

Autor:

Yajaira Alvarado

Doctora en Ciencias Gerenciales.
Postdoctora Gerencia Pública y Gobierno. Profesora Titular
de la Universidad del Zulia en el Núcleo Costa Oriental
del Lago. Coordinadora del Despacho Decanal. Investigadora
acreditada en el programa de estimulo al investigador. Nivel B.

Jorge Antunez

Especialista en Tecnologías Ferroviarias.
Cursante de la Maestría Gerencia de Operaciones de la
Universidad del Zulia. Profesor Agregado de la Universidad del
Zulia en el Núcleo Costa Oriental del Lago. Secretario del
Consejo de Núcleo. Investigador acreditado en el programa
de estimulo al investigador. Nivel A.

José González

Cursante de la Maestría Gerencia de Operaciones
de la Universidad del Zulia en el Núcleo Costa Oriental
del Lago, Venezuela.

Xavier Pírela

Cursante de la Maestría Gerencia de Operaciones
de la Universidad del Zulia en el Núcleo Costa Oriental
del Lago, Venezuela.

 

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