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Pedagogía para elevar la calidad de vida (página 2)



Partes: 1, 2, 3

Solo me interesa aprender, preferentemente cosas
importantes, y que lleguen a tener algunas influencias sobre mi
conducta.

Me resulta gratificante aprender, en grupos, en
relación con algunas personas como terapia, o
solo.

He descubierto que uno de los mejores modos de aprender
y también él más fácil es no estar a
la defensiva y tratar de comprender cómo vive su
experiencia la otra persona.

Otro modo de aprender, es plantear mis incertidumbres,
tratar de esclarecer mis problemas y así conocer el
significado que tiene la experiencia.

La aplicación total de esta afirmación
implicaría la reanulación de la enseñanza.
Desaparecerán los exámenes, las calificaciones y
los niveles como medida de competencia.

Para poder llevar a buen término su teoría
del aprendizaje, Rogers insiste en que el educador necesita unas
determinadas cualidades a saber: comprensión emocional,
capacidad enfática y una concepción liberal y
positiva del hombre.

La muerte de la
escuela

Si las propuestas de Rogers, siempre partiendo de su
experiencia, cuestionan a fondo la escuela y los aprendizajes que
en ella se hacen, ILLICH y su discípulo REMEIR hablan de
la muerte de la escuela y proponen una sociedad
desescolarizada.

Porque ¿ qué se aprende en la escuela
?

Se aprende que mientras más horas se pasen en
ella más vale uno en el mercado.

Se aprende a valorar el consumo escolarizado de
programas.

Se aprende que todo lo que se produce en una
institución dominante vale y cuesta caro, aun lo que no se
ve, como la educación y la salud.

Se aprende a valorar la promoción
jerárquica, la sumisión y la pasividad, y hasta la
desviación tipo, que el maestro interpretará como
síntoma de creatividad.

Se aprende a solicitar sin disciplina los favores del
burócrata que, preside las sesiones cotidianas en la
escuela patrón del que la fabrica.

Se aprende a definirse como detentador de un lote de
conocimientos en la especialización en que se ha invertido
el tiempo.

Se aprende, finalmente, a aceptar sin revelarse su papel
en la sociedad, es decir, la clase y la carrera que corresponde
precisamente al nivel y al campo de especialización
escolares.

Según que Ivan llich, a
desescolarización de la sociedad
, debe llevarnos a una
sociedad que toda ella sea educativa.

Propone establecer un sistema educativo basado en tres
objetivos:

  • que se facilite el exceso a las fuentes del saber a
    todos los que desean aprender en cualquier época de la
    vida.

  • Dar oportunidad a todos aquellos, que quieran hacer
    partícipes de sus conocimientos a otras personas, de
    que puedan encontrarse.

  • Permitir que todos aquellos que se consideran
    portadores de nuevas ideas y quieran encargarse de la
    opinión publica, puedan hacerlo a través de los
    medios de comunicación de masas.

Unos años mas tarde, 1972, el informe de la
comisión internacional sobre el desarrollo de la
educación, elaborado por encargo de la UNESCO,
también habla del proyecto (Utopía ?) De la Ciudad
Educativa.

Henos aquí llevados más allá de un
simple cambio de sistema, por radical que sea este.

Los que cambian de naturaleza, son los términos
mismos de la relación entre sociedad y
educación.

Una configuración social que situase a la
educación en este lugar, que le otorgase este ya no
merecería un nombre propio: el de ciudad educativa, su
advenimiento solo sería concebible al término de un
proceso de compenetración íntima de la
educación y del tejido social, político y
económico en las células familiares, y en la vida
cívica.

Implica que, pueden ser puestas en todas las
circunstancias a la libre disposición de cada ciudadano
los medios de instruirse, de formarse, de cultivarse, de su
propia conveniencia, de tal suerte que el sujeto se encuentre
respecto a su propia educación en una posesión
fundamentalmente diferente: la responsabilidad,
sustituyendo a la obligación

Concepto de la
pedagogía

La pedagogía se halla en una posición
peculiar respecto a las demás ciencias. Mientras que
éstas parten de una definición concreta y poseen un
carácter definido, la pedagogía es discutida tanto
respecto a su carácter como a su valor
científico.

La pedagogía como tal comienza por ser un
problema.

Se ha dicho de ella que es un arte, una técnica,
una ciencia y hasta una filosofía. Es posible que sea una
de estas cosas y es posible también, como veremos
después, que sea todas ellas.

Por otra parte, unas veces se le ha dado un
carácter descriptivo, limitándola al estudio del
fenómeno de la educación, de la realidad educativa,
y otras veces se le ha asignado un valor normativo, debiendo
determinar, no lo que la educación es, sino lo que debe
ser.

Finalmente, cada corriente filosófica tiene
también su interpretación pedagógica, y
así existe una pedagogía ritualista, una
pedagogía vitalista y otra culturalista.

No hay que excluir tampoco a las tendencias
políticas y las confesiones religiosas, la cuales no
constituirían más que partes o capítulos de
la misma.

No hay, en efecto, más que una sola
pedagogía, la que tiene por objeto el estudio de la
educación.

Lo que ocurre es que aun siendo la educación una
realidad única esencial, inconfundible y permanente de la
vida humana, está condicionada por factores diversos:
situación histórica, concepciones
filosóficas, visión de la vida y el mundo, progreso
científico, actitudes sociales y políticas, y de
aquí surgen las diversas interpretaciones que se dan a la
pedagogía.

  • LA PEDAGOGÍA COMO ARTE

Originariamente, la educación ha sido, sobre
todo, un arte.

La educación se ha realizado al comienzo como un
quehacer personal del maestro, sin reglas ni formas
fijas.

Lo decisivo era su capacidad, su habilidad para
transmitir conocimientos y destrezas.

El aspirante a educador realizaba su aprendizaje en
relación directa con un maestro.

Después surgieron ciertas reglas que se
podían transmitir de unos a otros.

Se desarrolló el aprendizaje organizado en los
gremios, con sus grados de aprendiz, oficial y
maestro.

Nacieron así las Hermandades o Cofradías
de maestros y se habló ya del "arte de
enseñar".

De este modo la educación tuvo, y aún
tiene, el carácter de una acción personal y
directa, en suma, artística.

Pero también cabe interpretar la educación
como formación, modelación o configuración,
al modo que la obra de arte y la acción del
artista.

El educador trata aquí de formar o modelar una
personalidad.

Trata de convertir un material informe en un ser
formado, humano, lo mismo que el artista quiere plasmar o crear
una obra de arte convirtiendo un material inerte, indiferente, en
una estatua o un cuadro con valor est.

No sabemos cuál golpe del cincel entre el primero
y el último sean los más valiosos, de la misma
manera como no sabemos cuál de los niveles educativos o
quizá alguna sola asignatura será la definitiva que
forme al hombre.

Pero tanto uno y otro, educador y artista, están
movidos por un objetivo o ideal de formación y disponen de
una serie de medios o instrumentos para realizarlo.

El uno y el otro, también tienen de común
poseer ciertas condiciones personales, que dan un estilo a su
acción y a su obra.

Hasta aquí la semejanza entre la actividad
artística y la educativa.

Entre una y otra existen también profundas
diferencias.

El artista trabaja, como hemos dicho, con un material
inerte: la arcilla, el mármol, los colores; el educador lo
hace con un ser vivo, espiritual: el niño, el adolescente,
el joven.

Aquél disfruta de libertad completa para realizar
como quiera su obra; éste tiene que someterse a la
estructura del ser vivo y aún a las políticas de
las instituciones.

El artista puede prever todas las contingencias de su
obra, y, en circunstancias normales, llevarla totalmente a cabo;
el educador, aunque tenga un plan fijo, no puede estar seguro del
resultado de su labor por las contingencias de la vida, y nunca
verá acabada su obra.

Finalmente, la obra de arte está destinada a ser
contemplada, y la de la educación a ser vivida;
aquélla es casi totalmente pasiva, mientras que
ésta es esencialmente activa.

Aparte de estas semejanzas y diferencias hay
evidentemente en la educación un aspecto
artístico.

El educador debe poseer ciertas condiciones de
artista.

La educación no es una obra automática,
sino que descansa en gran parte en la capacidad, gracia y
destreza del educador.

Además de sus conocimientos científicos y
teóricos, el educador debe poseer ciertas dotes de
carácter artístico: debe ser capaz de improvisar,
de responder a situaciones nuevas, de interpretar la realidad;
debe poseer una presencia agradable, buenas maneras, y ser capaz
de provocar interés y entusiasmo, de sostener la
atención del auditorio; debe tener algo de artista, de
orador o poeta, sin necesidad de serlo técnica y
profesionalmente(Poema pedagógico de
Makarenko).

La educación en este sentido es un arte, y
Dilthey lo ha comparado al de los poetas.

Refiriéndose a éstos dice: "En el genio
pedagógico hay también algo de
originalidad".

Se ha presentado en la historia pedagógica, el
más raramente, que es el poético. Sócrates,
Platón, Abelardo, Comenio, Pestalozzi, Froebel, Herbart,
son indudablemente de este tipo. "Aparecen junto a los grandes
poetas como personas del mismo rango; pero de una
constitución espiritual muy diferente… El
fenómeno elemental de tales almas es tan poco intencionado
y aprensible como el alma de un poeta".

Si la educación es un arte, debe haber
también una estética pedagógica, como la hay
respecto al arte.

Y en efecto existe, aunque muy limitada.

Ejemplo de ella es la obra del pedagogo Hernista Beber,
que lleva por título La estética como ciencia
fundamental de la pedagogía.

Pero la educación es algo más que arte, y
la pedagogía más que teoría del arte de la
educación.

Si ha de tener carácter permanente y ser
transmisible en el tiempo y el espacio necesita una
técnica y una ciencia.

De otro modo quedaría en la esfera de lo
puramente personal e intransferible.

Por ello se dice "dejen de hablar de los buenos
maestros", es decir, de los maestros artistas:

"El éxito de tales individuos tiende a nacer y
morir con ellos; las consecuencias beneficiosas se extienden
sólo a aquellos estudiantes que tienen contacto personal
con tales maestros bien dotados".

Pero aunque la educación sea algo más que
arte, sigue siendo una actividad artística que no se puede
descuidar, sino que, por el contrario, ha de ser cultivada. El
educador es ante todo un artista, un artífice del ser
humano infantil que ha de educar y formar.

6 . 11 LA PEDAGOGÍA COMO
TÉCNICA

Aunque la educación consista primariamente en ser
una actividad personal, y en este sentido, un arte, es
también algo que no depende exclusivamente de las
condiciones o aptitudes individuales, sino que es una
función que necesita de una serie de conocimientos y
recursos objetivos, que pueden comunicarse de una persona a
otra.

Estos conocimientos y recursos los ha obtenido la
educación primero empíricamente, por la
práctica y la experiencia, y se han transmitido por
tradición de una generación a otra.

Así ocurrió con los ejercicios y
prácticas de los pueblos primitivos, como la caza, la
preparación para la guerra, los cantos y danzas sagradas,
etc.

El más diestro le enseñaba al menos
diestro.

Más tarde, las prácticas educativas fueron
ampliadas y puestas al servicio de ideales puramente humanos,
individuales y colectivos.

Finalmente, se inventaron una serie de métodos y
procedimientos escolares para la enseñanza de la lectura,
la escritura y el cálculo, y luego de las demás
materias, hasta llegar a los métodos de la
educación moderna, cada vez más
perfeccionados.

Todo esto constituye la técnica de la
educación, y en este sentido, la pedagogía es
también una técnica o, mejor, la aplicación
de la tecnología nacida de la ciencia.

Así algunos han considerado a la pedagogía
sólo como una técnica derivada de la
filosofía y la sicología u otras disciplinas, lo
mismo, por ejemplo, que lo son la medicina respecto a la
biología o la ingeniería respecto a la
física.

Pero aunque la pedagogía acuda a otras ciencias
para utilizar sus conocimientos, como lo hace con la
sicología, la biología o la sociología, no
por ello es pura tecnología, pues de ese modo proceden
también las demás ciencias: la física
utiliza los conocimientos de las matemáticas; la
biología los de la química; la sicología los
de la biología, etc., sin que por ello sean consideradas
como meras técnicas.

La diferencia entre la técnica y la
pedagogía nace de la misma naturaleza de la
educación.

Mientras que la técnica, emplea un material sin
alma, además de que la técnica es algo
mecánico, algo automático, que se aplica
indistintamente a cualquier material o cosas , en tanto que la
educación tiene que resolver problemas individuales y los
educandos son diferentes y con distintos valores.

La técnica se refiere ante todo a la
práctica, y la pedagogía, además de
ésta, es una teoría. Aquélla se preocupa
sólo por lo que hay que hacer con la materia prima;
ésta también por lo que hay que transformar, pero
principalmente por el ser de la
educación.

La técnica es ante todo aplicación,
mientras que la educación es sobre todo creación,
formación inacabada y siempre está en un proceso de
mejora continua.

Según Ortega y Gasset, se pueden distinguir tres
estadios en el desarrollo de la técnica:

  • la técnica del azar, que es la del hombre
    primitivo, que se confunde con los actos naturales,
    espontáneos y que es ejercida por todos los miembros
    de la colectividad;

  • la técnica del artesano, propia de la
    Antigüedad clásica y de la Edad Media, en la que
    se ha ampliado el repertorio de actos técnicos
    considerablemente y que requiere una cierta
    especialización en oficios y profesiones,

  • y la técnica valga la redundancia, del
    técnico, que es la de nuestro tiempo, y que supone una
    capacidad distinta de las reglas rígidas de la
    artesanía o la naturaleza, una fuente de actividades
    ilimitadas humanas.

Del mismo modo, la técnica de la educación
se ejerció primeramente de un modo espontáneo en
las tribus por la participación directa de los
jóvenes en las actividades de la caza, la pesca, la
guerra, etc.

Después surgió la especialización
del sacerdote, el mago, el adivino, para la iniciación de
los jóvenes en las actividades y misterios del
clan.

Más tarde se desarrolló la escuela
eclesiástica y erudita y la organización gremial
del aprendiz, el oficial y maestro.

Y finalmente se llegó a la técnica
pedagógica propiamente dicha, que no surge hasta
después del Renacimiento con Comenio, que la
inició, y alcanzó su plenitud con Pestalozzi y
Froebel, hasta lograr el perfeccionamiento de los tiempos
modernos.

6. 12 LA PEDAGOGÍA COMO TEORÍA

La educación es ante todo acción; pero una
acción para que sea eficiente tiene que ser reflexiva, si
no es puro mecanismo, mero impulso o imitación
ciega.

Si la educación se aplica sin pensamiento, sin
reflexión previa de lo que se va a hacer o se está
haciendo, se convierte en puro automatismo o rutina.

Aun los actos más simples de la educación
como, por ejemplo, el enseñar a leer, necesitan de una
meditación, de una teoría.

Por otra parte, la educación es una
función unitaria; todas sus partes o actividades tienen
que estar relacionadas entre sí; no hay actos educativos
aislados. Por ejemplo, al enseñar a leer, no basta con
hacer aprender las letras, sino que tiene que ponerse, en
relación con lo que se lee, es decir, con lo que se quiere
hacer en la educación del niño con la
lectura.

Ello supone que todo acto debe referirse a una unidad
superior, a un sistema, del que el acto forma sólo una
parte.

Se ha discutido el valor de la teoría de la
educación para la práctica, y algunos, muy pocos,
lo han negado diciendo que el maestro nace y no se hace( Y lo
mismo podríamos decir del Médico, del Ingeniero,
etc.).

Pero aunque hay un fondo de verdad en esto, pues el
maestro necesita tener vocación y aptitud, no es menos
cierto que el educador, sin reflexión, sin teoría,
sería un puro autómata o un simple
artesano.

No obstante no hay actos humanos tan elevados, como son
los de la educación, ya que no puedan realizarse sin ideas
ni ideales de trascendencia.

Lo que ocurre es que, a veces, esas ideas se toman
prestadas, se aplican sin saber de dónde vienen, se siguen
opiniones, prejuicios, es decir, malas teorías.

Por lo tanto opino que, el educador necesita tanto de la
experiencia como de la práctica, así como de la
reflexión y de adoptar y adaptar las ideas o generar las
propias ideas pedagógicas.

Así casi todos los grandes educadores, como
Comento, Pestalozzi y Froebel, han sido a la vez teóricos
y prácticos.

La teoría de la educación es anterior a la
ciencia de la educación, como veremos
después.

Comenzó tan pronto como el hombre no se satisfizo
con realizarla como una actividad empírica y empezó
a reflexionar teórica y filosóficamente sobre las
cosas, es decir, en Grecia nace propiamente dicho como una
intencionalidad de método.

Sus dos filósofos más importantes,
Platón y Aristóteles, escribieron sendas
teorías sobre educación, el primero en su
República el segundo en su Política.

Desde entonces casi todos los pensadores y
filósofos importantes han escrito sobre
educación.

Por lo general, en las teorías sobre
educación se han expuesto ideas acerca de lo que debiera
ser ésta para la mejora del hombre y de la sociedad,
constituyendo más una orientación que una
explicación de la educación.

Así frecuentemente, estas teorías tienen
un carácter más bien utópico, como las de
Platón y Rousseau; y otras críticas
pedagógicas, como las de Erasmo y Rebeláis; pero
otras han servido directamente para la mejora de la
práctica educativa, como las de Pestalozzi y
Froebel.

En los tiempos modernos, como veremos, se tiende a
convertir la teoría de la educación en ciencia, es
decir, en sistema.

Pero aún existen grandes escritores y pensadores,
que sin ser estrictamente pedagogos han expuesto ideas muy
valiosas sobre la educación, como los ingleses Bertrand
Russel, Bernarda SAG, Aldous Huxley y T. S. Eliot; los
norteamericanos Emerson, William James y Guiñan; los
alemanes Dilthey, Scheler y Rimel; los franceses Durkheim,
Langevin y Alain; el ruso Tolstoi, el hindú Rabindranath
Tagore, el argentino Sarmiento, el español Ortega y
Gasset, etc.

En suma, si bien la práctica, el arte y la
técnica de la educación son importantes, no lo son
menos la reflexión y la teoría, siempre que
éstas no se queden en pura especulación o
utopía, así como tampoco aquéllas en pura
acción empírica o simple rutina enajenante para el
maestro y sus estudiantes.

Más bien son complementarias y para mejorar
continuamente en pedagogía, se necesita una
confrontación, de la teoría con la práctica
y de allí hacer un análisis y una síntesis
que lleve a más teoría y a una mejor
práctica en una espiral siempre dialéctica de
mejora continua en el espacio y en el tiempo..

Por eso decía Goethe: "Pensar y hacer, hacer y
pensar es la suma de la sabiduría, en todo tiempo
reconocida, en todo tiempo practicada; pero no por todos
comprendida. Una y otra cosa han de alternar eternamente en la
vida, como la inspiración y la expiración; deben
ser inseparables, como la pregunta y la respuesta".

Y por su parte Kant advertía: "El proyecto de una
teoría de la educación es un noble ideal, y en nada
perjudica, aun cuando no estemos en disposición de
realizarlo.

Tampoco hay que tener la idea por quimérica y
desacreditada como un hermoso sueño, aunque se encuentren
obstáculos para su realización".

6. 13 LA PEDAGOGÍA COMO CIENCIA

A medida que, en el desarrollo de la cultura, la
educación se ha ido haciendo cada vez más completa,
no han bastado para resolver sus problemas la actividad
individual, la práctica empírica, ni las
teorías de los grandes pensadores.

Ha sido necesario que se formara un sistema de la
educación, es decir, que la pedagogía se
convirtiera en ciencia.

Usted sabe que, incluso Piaget, dice que a partir de la
Didáctica Magna de Juan Amós Comenio, ya se puede
considerar a la Pedagogía como una ciencia.

Además de que la pedagogía es una ciencia,
lo demuestra su propia constitución.

Ya que toda ciencia está formada por un objeto
propio por un trozo de la realidad que no pertenece al campo de
las otras ciencias.

La pedagogía tiene su objeto peculiar, a
estudiar la educación
, que le corresponde
exclusivamente a ella.

Toda ciencia debe disponer de una serie de
métodos para resolver sus problemas, y así los
tiene la pedagogía con sus métodos de
observación, experimentación, comprensión,
interpretación, etc., de la realidad educativa.

Finalmente, toda ciencia organiza el resultado de sus
estudios en un conjunto unitario de conocimientos en sistema, y
la pedagogía dispone también de unidad y
sistema.

Esto no obstante, algunos pensadores, como Dilthey, han
negado el carácter científico de la
pedagogía, diciendo que no puede tener validez general
para todos los tiempos y lugares, como debe tenerlo la ciencia,
porque la educación es un hecho histórico que
varía según las circunstancias del lugar y el
momento.

Pero Dilthey confunde aquí la realidad de la
educación, que es en efecto variable, con la
pedagogía, que estudia esa realidad y que es
permanente.

Así ocurre también con todas las ciencias
del espíritu: la filología, la sociología o
el derecho, que estudian el lenguaje, la sociedad y la justicia,
respectivamente, y que se consideran como ciencias, a pesar de
que estos fenómenos y varían según las
circunstancias históricas y de los multi contextos en los
diferentes países.

También se ha discutido el valor
científico de la pedagogía al decir que no es una
ciencia práctica o aplicada; pero aquí
también se comete un error, al considerar sólo una
parte de ella.

La pedagogía, como todas las ciencias, no es
puramente teórica, estudia la realidad educativa,
individual o social, de un modo desinteresado,
especulativo.

Y recuerde que toda ciencia tiene un objeto de estudio,
también la Pedagogía es una ciencia, ya que su
objeto de estudio es la educación misma del
sujeto(estudiante) que es cognoscente y susceptible de
enseñar por el maestro y siguiendo la metodología
más adecuada de acuerdo a la edad y la finalidad misma que
persiguen los agentes que intervienen en el proceso
científico de la enseñanza y el
aprendizaje.

Después vienen las aplicaciones, como ocurre en
otras ciencias: la física tiene su tecnología en la
mecánica aplicada, así como la biología en
la medicina y la higiene.

El mismo Dilthey, que negaba antes el carácter
científico de la pedagogía, lo reconoce en otro
lugar de sus escritos al decir: "Un último elemento de
progreso continuo lo obtuvo la educación, de la marcha de
las ciencias; es la reflexión
científica.

Y conforme a la naturaleza particular de la
educación, esta reflexión científica
sólo pudo alcanzar firmeza cuando llegó a ser
objeto de investigaciones fructíferas la naturaleza del
espíritu humano, y en particular el desarrollo de la
capacidad de representación".

Y aunque él considera a Locke como el primero que
da este carácter científico a la pedagogía,
lo cierto es que sólo desde Herbart se ha reconocido a la
pedagogía como ciencia.

Ahora bien, ¿qué clase de ciencia es la
pedagogía?

En la división ordinaria de las ciencias, en
ciencias de la naturaleza y ciencias del espíritu, la
pedagogía pertenece evidentemente a estas
últimas.

Es una ciencia del espíritu, como lo son la
historia, la sicología, la sociología, el derecho,
etc.

En este mismo sentido se la puede considerar
también, según lo hace Spranger, como una ciencia
cultural.

Se ha preguntado asimismo si la pedagogía es una
ciencia normativa, es decir, la que señala los fines de la
educación, tanto en su aspecto individual como en el
social.

En verdad, es ambas cosas: la pedagogía es a la
vez normativa y descriptiva o, mejor, tiene una parte normativa y
otra descriptiva.

Spranger la considera así también al
decir: "La pedagogía como ciencia cultural tiene una
culminación zoológica
(científico-espiritual), en tanto que trata de bienes
culturales formativos y sus valores formativos
específicos; un aspecto psicológico, en tanto que
trata de la voluntad formativa del educador y de las condiciones
de la educabilidad del estudiante; un aspecto normativo en tanto
que critica los ideales de la educación, que presentan su
aspiración a la validez, y un aspecto sociológico,
en tanto que investiga la estructura y la vida de las comunidades
educativas".

La discusión sobre el valor de la
pedagogía como ciencia no es ociosa, pues de ella depende
la justificación de la acción educativa
autónoma.

Si la educación se realiza en vista o sobre el
fundamento de la pedagogía como ciencia, se
eliminará de aquélla la intervención de
elementos o factores interesados solo en fines particulares o
parciales como son los partidos políticos, las confesiones
religiosas o las clases sociales elitistas.

Yo creo que ya ha logrado, aunque tardíamente su
liberación y aún tiene hoy que luchar por tal
reconocimiento de su propio carácter y por la
afirmación de su ser, sin lo cual quedaría
entregada indefensa a la presión de las otras potencias
que quieren ponerla a su servicio.

Pero sigamos escuchando a otros especialistas de la
educación.

Para Natorp, la pedagogía es la "ciencia de la
formación" (bildung), esto es, el fundamento
teorético para distinguir las cuestiones referentes a la
educación y a la instrucción". "Una
pedagogía como mera doctrina artística –dice-
esto es, como indicación para la práctica de educar
e instruir, supone necesariamente la

fundamentación científica.

Además, sólo puede ser de utilidad en
unión inmediata con la misma práctica".

En suma, la pedagogía es una ciencia, una ciencia
del espíritu o de la cultura, con carácter
autónomo, aunque tenga relación con las
demás ciencias y con la filosofía.

6. 14 LA PEDAGOGÍA COMO
FILOSOFÍA

El último momento de todo pensar está
constituido por la filosofía.

Ésta representa, por una parte, la unidad de
todos los conocimientos científicos, los últimos
principios o supuestos de todas las ciencias, y por otra, la
referencia de todo el saber a la vida del hombre, a sus ideas y
conducta.

La filosofía estudia las ideas esenciales en que
se apoya la educación, como son las que se refieren a la
verdad, a la belleza, a la libertad, a la vida humana, a sus
objetivos y aspiraciones.

La pedagogía en cuanto a filosofía de la
educación, toma de la filosofía general estas
ideas, que constituyen sus fundamentos, y trata de realizarlas en
la práctica educativa.

Ya hemos dicho que los primeros que se ocuparon de la
pedagogía fueron los filósofos (Platón y
Aristóteles), y que desde entonces casi todos los grandes
pensadores se han preocupado de ella (Locke, Rousseau, Kant,
Fichte, Herbart), hasta llegar a nuestro tiempo, en el que sigue
siendo objeto de interés para la mayoría de ellos
(James, Dilthey, Rimel, Écheles, Dejen, Spranger, Jaspers,
etc.).

La relación de la pedagogía con la
filosofía, es tan íntima que algunos la han
considerado como una parte integrante y subordinada de
ésta.

Así lo dice el filósofo Honas Cohn; "La
pedagogía depende esencialmente de la
filosofía… Toda se estructura ha de basarse en la
filosofía y en esta estructura ha de encuadrarse, a
título de complemento, todo lo que no sea
filosófico".

Otros, en cambio, consideran a la pedagogía como
una parte necesaria de la filosofía, y a su vez
ésta como un complemento de aquélla.

Así dice Fichte: "Sin la actividad
pedagógica, la filosofía no encontraría
nunca una extensa comprensión y menos aún su
aplicación a la vida, como por otra parte sin
filosofía nunca llegará a alcanzar completa
claridad sobre sí mismo el arte de la
educación… Sería incompleta e inútil
la una sin la otra.

Finalmente, hay otros que van más allá,
como Dilthey, al considerar a la pedagogía como la
culminación o terminación de la filosofía;
"La última palabra del filósofo, dice, es la
pedagogía, pues todo especular se realiza por el
obrar… La flor y el fin de toda verdadera filosofía
es la pedagogía en su más amplio sentido, como
teoría de la formación del hombre".

Esta misma relación recíproca entre la
filosofía y la pedagogía la ha expresado otro
filósofo moderno, Theodor Litt, quien afirma: "En toda
visión del mundo (filosofía) realmente comprensiva
está incluida una suma de exigencias pedagógicas,
sea de un modo expreso o sólo pensado… y en toda
formación pedagógica ideal está incluida una
visión del mundo, bien sea conocida como tal o sólo
tenida en la conciencia".

Esto no quiere decir, naturalmente, que la
pedagogía haya perdido su autonomía; por el
contrario, queda afianzada al encontrar una fundamentación
teórica de carácter filosófico.

Así ocurre también con las demás
ciencias (física, mecánica biología, etc.),
cuyos últimos principio: materia, movimiento, vida, etc.,
están basados también en la filosofía, y sin
embargo son asimismo autónomas.

Los pedagogos anglosajones emplean la expresión
"filosofía de la educación" como equivalente de
"pedagogía", por desconocer esta palabra.

En realidad, se trata aquí de la pedagogía
en cuanto ciencia, para distinguirla de la educación en
cuando actividad, aunque también la suelen confundir con
la pedagogía en cuanto teoría.

Así Jun Dejen al defender la necesidad de una
filosofía de la educación, dice: "Se ha supuesto a
veces que es asunto de la filosofía de la educación
decir lo que la educación debería ser. Pero es el
único camino para decir lo que efectivamente ocurre cuando
realmente tiene lugar la educación. Y antes de que podamos
formular una filosofía de la educación tenemos que
conocer cómo está constituida en concreto la
naturaleza humana… La necesidad de una filosofía de
la educación es así fundamentalmente la necesidad
de descubrir lo que la educación realmente es".

La pedagogía y
otras ciencias relacionadas con ella

Si después de todo lo expuesto nos preguntamos
qué es la pedagogía, la respuesta sería:
aunque la pedagogía puede ser un arte, una técnica,
una teoría y una filosofía, esencialmente la
pedagogía es la ciencia de la
educación.

La pedagogía estudia la educación tal como
se presenta en la vida individual y social, como una parte de la
realidad humana, y contesta a la pregunta: ¿qué es
la educación?

En este sentido es una ciencia descriptiva.

Pero al mismo tiempo, la pedagogía estudia la
educación como formación o estructuración
del hombre según normas o fines determinados, y responde a
la pregunta: ¿cómo debe realizarse la
educación?

En este sentido, es una ciencia
tecnológica.

Finalmente, la pedagogía estudia la
educación como un producto histórico humano,
perteneciente al mundo del futuro, y contesta a la pregunta:
¿Cómo se ha formado la educación?

En este sentido es una ciencia
histórica.

La pedagogía es, pues, una ciencia descriptiva,
una ciencia normativa, una ciencia tecnológica y una
ciencia histórica.

Dentro de la clasificación de las ciencias, en
ciencias de la naturaleza y ciencias del espíritu, lya
dije anteriormente que la pedagogía pertenece
evidentemente a las ciencias del espíritu o de la
cultura.

En vista de estas explicaciones, podríamos
definir más ampliamente a la pedagogía diciendo: es
una ciencia del espíritu o de la cultura que estudia el
ser de la educación, sus leyes y normas, así como
la aplicación de éstas a la vida individual y
social, y el desarrollo que ha tenido.

La educación, objeto de la pedagogía, se
dirige a la vida humana en su totalidad. En este sentido, todas
las ciencias y disciplinas que afectan directamente al hombre se
relacionan con la pedagogía.

Pero entre éstas hay algunas que guardan con ella
más relación que otras.

Durante mucho tiempo se ha discutido sobre cuáles
son las ciencias fundamentales y auxiliares de la
educación. Herbart decía que eran la
psicología y la ética; Natorp, que la
filosofía; Beber, que la estética; Bergenmann, que
la biología, etc.

Hoy consideramos esta discusión ociosa, y miramos
más a la realidad educativa para determinar cuáles
son aquéllas.

La constitución física, psíquica y
espiritual del hombre, a la que la educación se refiere,
puede darnos la clave para precisar qué ciencias
están en mayor relación con la
pedagogía.

En este sentido, figura en primer lugar las ciencias que
estudian la naturaleza-orgánica, como son la
antropología, la biología, la fisiología, la
medicina y la higiene.

Aparecen después las ciencias que tratan de su
constitución anímica, como la psicología, la
psiquiatría, la psicotecnia, la caracterología y el
psicoanálisis.

Finalmente, están las que se ocupan de su
naturaleza espiritual, como la filosofía con sus
disciplinas básicas, la lógica, la ética y
la estética.

Y como el hombre, a la vez que un individuo, es un ser
social, la pedagogía tiene vinculación estrecha con
las ciencias de la sociedad: Antropología , la
sociología, la historia, la economía y el
derecho.

Todas estas ciencias se relacionan íntimamente
con la pedagogía, aunque algunas son para ella más
fundamentales que otras, como la filosofía, la
sicología y la sociología.

Los métodos
para aplicar la pedagogía

Como toda ciencia, la pedagogía dispone de una
serie de métodos para el estudio de su objeto: la
educación.

Los métodos de la pedagogía son los
métodos generales de la ciencia y los particulares de las
ciencias del espíritu.

Estos métodos los aplica la pedagogía
según sus necesidades peculiares y los modifica conforme a
ellas.

Pero aquí hay que distinguir los métodos
propios de la pedagogía, de los métodos de la
educación; aquellos son los métodos de la ciencia,
de la lógica; éstos los de la acción, de la
práctica educativa; aquellos se refieren a las ideas de la
educación; éstos a la aplicación de esas
ideas.

Ahora nos referiremos a los primeros.

  • La Observación y la
    experimentación.

Los métodos más generales empleados en la
pedagogía son la observación y la
experimentación.

La observación consiste en la
consideración o percepción de los hechos tal como
se presentan espontáneamente en la realidad
educativa.

La observación se limita a la descripción
y registro de los fenómenos sin modificarlos(diario de
campo).

Por ejemplo, se puede estudiar la conducta de los
estudiantes en la clase durante la lectura silenciosa; el tiempo
que tardan en resolver un problema; los puntos en que se fijan
cuando describen un objeto, etc.

Cuando la observación se dirige sobre uno mismo,
cuando el observador acude por ejemplo a su recuerdos o
experiencias como estudiante, se llama introspección;
cuando la observación se dirige a los demás,
cuando, por ejemplo, se estudia el efecto en los estudiantes de
un método de enseñanza determinado, se llama
heterospección.

Asimismo, la observación se divide en individual
o colectiva, según que se trate de observaciones sobre un
solo estudiante o sobre un grupo de ellos.

La experimentación consiste en una
observación provocada intencionalmente.

No se espera a que se produzca el fenómeno, sino
que lo produce o lo suscita. Como dice Claparede: "el
método es susceptible de hacernos comprobar los
fenómenos a los cuales el curso natural de las cosas no
proporcionarían ocasión de manifestarse y que son
sin embargo importantes para la solución del problema
planteado".

Por ejemplo, el experimento se realiza cuando se quiere
estudiar el efecto que produce sobre los estudiantes el recargo o
la fatiga mental y para ello se les hace realizar diversos tipos
de trabajo o el mismo trabajo en diversos momentos del horario
escolar, o cuando se les hace responder a diversas pruebas o
preguntas sobre diversos temas fijados de antemano.

Según Merman, el experimento directamente
pedagógico (a diferencia del psicológico y el
educativo) consiste "en comprobar de un modo comparativo y
reducible a cifras la aptitud de los medios y métodos de
enseñanza y educación y la demostración de
las causas de esta aptitud".

Las ventajas del experimento sobre la observación
es que, en aquel se pueden repetir los fenómenos en las
mismas condiciones, que estos se pueden modificar a voluntad y
que sus resultados pueden comprobarse objetivamente.

El experimento, como la observación, no puede
realizarse a ciegas, arbitrariamente, sino que son guiados por un
propósito o una hipótesis, que se quiere
comprobar.

Es necesario, pues, preparar de antemano las condiciones
en que se van a realizar ambos y después llevarlos a cabo
con la mayor pulcritud posible.

  • El Análisis y la
    síntesis
    .

Como es sabido, el análisis consiste en la
disociación o descomposición de un todo en sus
partes.

Según Hunda hay diferentes clases de
análisis:

  • a) el análisis elemental, que consiste
    en descomponer un fenómeno en los fenómenos
    dispersos que lo integran;

  • b) el análisis causal, que consiste en
    la descomposición de un fenómeno en sus partes
    constituyentes, atendiendo a las relaciones de causa y
    efecto, y

  • c) el análisis lógico cuando
    examinan los hechos complejos respecto a su fundamento y
    consecuencia.

El método analítico se aplica en
pedagogía cuando, por ejemplo, se estudian los componentes
de un procedimiento de enseñanza o las aptitudes de los
estudiantes que intervienen en la realización de una tarea
o cuando se investigan los efectos de las excursiones escolares
en la enseñanza, etc.

El método sintético consiste en la
inversión del análisis, es decir, en recomponer un
objeto en sus partes antes separadas. Por ejemplo, cuando en la
enseñanza del lenguaje se va de las letras o de las
sílabas a las palabras, y de las palabras al ensayo o
cuando se quiere obtener el perfil psicológico de un
estudiante. Se llama reproductivo, cuando se limita a la simple
inversión de un análisis precedente, y constructivo
o cuando además de realizarse la inversión se
obtienen nuevos resultados.

  • La inducción

consiste en ir de los particulares a lo general, de los
hechos a la ley.

De ordinario, el método inductivo es el
más empleado por la ciencia; pero requiere un gran cuidado
en su aplicación.

Para que sea eficiente tiene que reunirse el mayor
número posible de casos y establecer entre ellos las
relaciones de semejanza, de modo que la ley o explicación
que se busque pueda tener aplicación general.

En pedagogía se emplea por ejemplo, cuando se
quiere determinar, por medio de los trabajos de los estudiantes,
cuál es el mejor método para la enseñanza
del idioma o cuando se quiere saber, por medio de ejercicios
apropiados, los efectos del trabajo manual sobre el
intelectual.

  • La deducción es la inversión de la
    inducción,

y consiste en ir de lo general a lo particular, de la
causa al efecto.

En realidad, la deducción no aporta ningún
conocimiento nuevo, es una modificación de la
inducción y apenas se emplea en la ciencia.

Más aplicación tiene en la
educación propiamente dicha, como veremos más
adelante.

  • El método comparativo.

Consiste en parear o relacionar hechos o
fenómenos para encontrar sus parecidos o diferencias y
obtener las conclusiones pertinentes.

La comparación puede realizarse, por ejemplo,
para saber las diferencias existentes entre el aprender del
niño y el del hombre, entre la sensibilidad del
niño y la niña o para averiguar el comportamiento
del estudiante en diferentes circunstancias, en la calle, en la
casa, en la escuela.

"la comparación, o el método comparativo
=dice Claparede = podrá llevarse a cabo sobre individuos
de diferente edad o sexo, nacionalidad o cultura individuos
instruidos o no instruidos, civilizados o salvajes) de tipo
diverso psíquico, o sobre seres de distinta especia
(niño o animal) que pertenezcan a familias diferentes
(investigaciones sobre la herencia), o sobre individuos que
difieran respecto a la salud mental (anormales y enfermos,
idiotas y dementes).

La comparación puede realizarse también en
dos grupos de estudiantes de la misma capacidad, para saber, por
ejemplo, el valor pedagógico de dos métodos de
enseñanza diferentes, o con dos grupos de estudiantes de
capacidad diferente para determinar el valor de un método
sobre ellos.

También puede emplearse el sistema del grupo
testigo, es decir, comparando dos grupos, uno de los cuales sigue
la marcha normal de la enseñanza y en el otro se
varía ésta en algún aspecto.

La comparación puede emplearse también
para el estudio de los diversos sistemas nacionales de
educación, para ver sus puntos comunes y sus diferencias.
Por ejemplo, para saber como está organizada la
enseñanza religiosa en diferentes países, la
centralización o autonomía de sus
organización educativa, etc. Esto ha dado lugar a una rama
importante de a pedagogía que se llama la
educación comparada.

  • El método
    genético.

Consiste en estudiar los fenómenos o actos
educativos en su desarrollo a través de las diversas
edades físicas o cognitivas.

Puede estudiarse con él, por ejemplo, el proceso
de las actividades mentales del estudiante, desde la infancia a
la adolescencia, para adaptar a ellas los diversos métodos
de enseñanza, o también la actitud del niño
en sus diversas edades respecto al juego y al trabajo.

Una variante de él es el método
histórico, que estudia, por ejemplo, el desarrollo de los
diversos métodos de enseñanza a través del
tiempo, o el desarrollo de la obligación escolar en
diferentes etapas históricas.

El método genético exige en los casos
individuales una gran cantidad de tiempo, y por ello es de
difícil aplicación; pero es recomendable al menos
que en toda organización escolar debiera llevarse la ficha
individual de los estudiantes a través de toda su carrera
de estudio, desde la escuela elemental hasta la universidad o
instituto de educación superior, en la que se
anotará el desarrollo de sus aptitudes y los resultados de
la enseñanza obtenidos.

  • El método
    estadístico.

Consiste en recoger gran número de datos sobre un
tema o problema determinado y en ordenarlos
numéricamente.

Se emplea, por ejemplo, en la confección de
censos escolares para saber el número de estudiantes que
asisten o no a las escuelas, el número de analfabetos,
etc.

También se utiliza el método
estadístico, por ejemplo, para determinar las palabras
más empleadas por los niños y confeccionar con
ellas los libros de lectura o para saber el número de
faltas que cometen en la escritura de un texto por los
estudiantes de una clase.

Según R. Bulles, el método
estadístico comprende de ordinario, las siguientes
etapas:

1) Recolección de datos referentes al problema
estudiando;

2) Organización de los datos para facilitar su
interpretación (tabulación, distribución,
etc.);

3) Elaboración matemática(gráficas)
de los datos para aislar y evaluar los factores importantes,
medidas de correlación, etc.,

4) Examen crítico e interpretación de los
resultados.(Y creo yo que su divulgación para tomar
decisiones)

  • El método de los test.

Consiste especialmente en provocar una reacción o
respuesta a un estimulo fijado de antemano.

En realidad se trata de un examen por medio de
preguntas, actos o sugestiones, que se hallan previstos y
graduados de un modo científico.

Por ejemplo, en la escala métrica de Binet y
Simón que es la clásica, existen los siguientes
test para niños de 10 años:

Enumerar los meses del año, reconocer las
diferentes monedas del país, componer dos frases en las
cuales se encuentren tres palabras dadas, responder a ocho
preguntas de inteligencia, etc.

Lo más importante en los test es fijar las normas
para su aplicación y las escalas para la medida de los
resultados.

La ventaja mayor de los test, es que constituyen medidas
objetivas independientemente del criterio persona subjetivo del
examinador y que pueden ser entendidos y utilizados
universalmente.

En la actualidad hay centenas de test de todas clases,
que miden desde los caracteres físicos y sensibles hasta
los intelectuales y morales.

Pero en general, se pueden reducir, para nuestro objeto,
a dos grupos: los test psicológicos y los test
pedagógicos.

Aquellos son de varias clases, de edad mental, de
desarrollo, de aptitudes profesionales, etc.

Y los pedagógicos se refieren a la capacidad o
aptitud para aprender una determinada materia y a los
conocimientos o destrezas adquiridos en la
enseñanza.

A su vez, los test pueden ser individuales o colectivos,
verbales o de actuación. Como ejemplo de los test de
instrucción puede servir: el de lectura silenciosa de
Anderson, el cual consiste en 25 párrafos de dificultad
análoga a cada uno de los cuales acompaña un dibujo
que el niño debe modificar siguiendo las instrucciones
contenidas en el texto; con el que trata de medir la rapidez con
que puede ser leído un párrafo, con el fin de
comprender sus significado.

Otro Test mide la rapidez de la escritura, contando el
número total de letras que el niño de cada edad
puede escribir en un tiempo dado, utilizando una frase
determinada; otro mide la calidad de la escritura mediante una
escala de formas de letras, etc.

En general, con estos test se trata de medir el grado de
conocimiento alcanzado por los estudiantes en las diversas
materias de enseñanza utilizando temas y escalas
prefijados, en vez de dejar el examen al arbitrio de los
examinadores.

Dado que el empleo de los test corresponde más
bien a la sicología infantil y pedagógica, no
insistimos sobre este punto.

Solo hemos de advertir el peligro que se corren con el
empleo abusivo de los test para la determinación de la
vida intelectual o mental de los estudiantes, que es sobrado
compleja para poder ser aprehendida por este medio de cierta
forma mecánico.

  • El método de la
    comprensión.

Los métodos de estudio indicados hasta ahora se
refieren a aplicaciones de la lógica y la sicología
tradicionales.

Pero la filosofía moderna ha adoptado desde
Dilthey, como método esencial de las ciencias del
espíritu, el método esencial de las ciencias del
espíritu, el método de la
comprensión.

Según Francisco Romero: "las ciencias del
espíritu toman los objetos sensibles como algo externo en
que se expresa su interioridad".

El comprender es el procedimiento mediante el
cual llegamos a esa interioridad interpretando sus
manifestaciones externas.

Así que quizá lleguemos a leer con muy
buena dicción; pero ¿de que sirve si no se
comprende la lectura?

La comprensión parte de que la ciencia natural
pasa de los efectos a las causas, y de los todos a las partes; y
de que las ciencias del espíritu van del signo a lo
significado, de la expresión a la vivencia.

Por eso creo yo que es importante educar y comprender el
contenido para que sirva al estudiante y a otros para misma
vida

Las manifestaciones anímicas no se explican
casualmente como las de la naturaleza, sino que se interpretan,
se comprenden.

Aunque este método no se ha aplicado
concienzudamente aun en la pedagogía, abre amplias
posibilidades para conocer e interpretar la conducta de los
estudiantes, en cuanto a si comprenden o no el contenido y no
solo la memorización del mismo.

Spranger es quien ha realizado mayores progresos en el
estudio del adolescente según este método en su
conocida obra sicología de la edad
juvenil,
caracterizando los diversos momentos y aspectos
de esta y de la infancia.

Allí se define el comprender como "el aprehender
el sentido de complejos espirituales en forma de un conocimiento
objetivamente valido".

Solo comprendemos las cosas que tienen
sentido
… la comprensión parece penetrar en
el interior del complejo.

"Se aprehende siempre algo que tenga sentido, penetrando
y llenando con su vida, por decirlo así, algo espiritual y
edificando sobre este acto total el conocimiento del sentido del
acto".

La estructura de la
pedagogía

La pedagogía como ciencia de la educación,
no está integrada por una serie heterogénea de
hechos y leyes, sino que, como toda ciencia, constituye un
conjunto organizado y sistemático de conocimientos, y
posee una estructura propia.

En esta estructura pueden distinguirse, como se ha
dicho, tres partes esenciales, prescindiendo de la parte
histórica.

  • Una es la pedagogía descriptiva, que
    estudia los hechos, factores e influencias de la realidad
    educativa, tanto en el aspecto biológico, como en el
    psicológico y social.

Dentro de la pedagogía descriptiva tenemos tres
grandes grupos constituidos por los diversos factores que
influyen en la vida y la ecuación como usted la quiera
expresar está formada por los siguientes
factores:

a).- uno es el de los factores biológicos, que
estudia las condiciones de la herencia, el desarrollo
físico y su relación con el mundo
circundante;

b).- otro es el de los factores psicológicos, que
comprende el desarrollo psíquico en su aspecto evolutivo y
caracterológico, así como las funciones
anímicas,

c).- y otro el de los factores sociológicos, que
se refiere a los diversos tipos sociales: familia, pueblo,
nación.

  • Otra es la pedagogía normativa, que
    investiga los fines

e ideales de la educación, tanto en su
evolución como en su estado

actual, así como su estructura
íntima.

Asimismo, dentro de la pedagogía normativa, se
halla

a).- la parte que se refiere a los ideales de
educación que han pensado los filósofos y pedagogos
.

b).- y la estructura de la educación, es decir, a
la regulación de cada una de las actividades
educativas.

  • Y otra, en fin, es la pedagogía
    tecnológica
    , que estudia los

métodos, organización e instituciones de
la educación.

En la pedagogía tecnológica se distinguen
cuatro partes: una, que trata

a).- de la acción educativa, es decir, la
aplicación directa de la educación;

b).- otra de los métodos de la educación o
sea los recursos de que se sirve el educador;

c).- otra de la organización de la
educación, tanto en el aspecto externo, como el interno y
el materia,

d).- y otra de las instituciones de la educación,
es decir, de los centros donde se efectúa la acción
educativa.

Y con esas tres partes esenciales, se debe de construir
el ambiente propicio que haga significativo el aprendizaje para
el estudiante(Y también para el maestro).

La educación y
su papel

  • las definiciones de la educación

La palabra educación ha sido a veces utilizada en
un sentido muy amplio para designar el conjunto de las
influencias de la naturaleza humana en un cierto país a
los demás hombres en otros países , que pueden
ejercer influencia bien sea sobre nuestra inteligencia, bien sea
sobre nuestra voluntad o acciones.

Abarca, dice Stuart Mill, " todo lo que hacemos
por voluntad propia y todo cuanto hacen los demás a favor
nuestro con el fin de aproximarnos a la perfección de
nuestra naturaleza".

En su acepción más amplia, abarca incluso
los efectos indirectos producidos sobre el carácter y
sobre las facultades del hombre por causas o efectos cuya meta es
completamente diferente:

  • por las leyes o por las formas de
    gobierno,

  • las artes industriales,

  • e, incluso, también por hechos
    físicos, independientes de la voluntad del hombre,
    tales como el clima, el suelo y la posición local
    .

Sin embargo, dicha definición engloba hechos
completamente contrapuestos y que no se pueden reunir bajo un
mismo vocablo, bajo la pena de exponerse a
confusiones.

La acción de las cosas sobre los hombres es muy
diferente, por sus procedimientos y resultados, de la que procede
de los hombres mismos; y la acción de los
contemporáneos sobre sus contemporáneos difiere de
la influencia que los adultos ejercen sobre los más
jóvenes y aún de la influencia de los
jóvenes sobre los adultos en modas y estilos de
vida.

Es primera, la única que nos interesa aquí
y, por consiguiente, es a ella que conviene reservar la palabra
educación como un fin.

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Pero, ¿en qué consiste esa acción
sui generis?

Numerosas y muy diferentes son las respuestas que han
sido dadas a esta pregunta; pueden reducirse a dos tipos
principales.

Según Kant, " el fin de la
educación es el de desarrollar todas las facultades
humanas. Llevar hasta el punto más alto que pueda ser
alcanzado todas las fuerzas que anidamos en nuestro interior,
realizarlas lo más completamente posible; pero sin que
lleguen a dañarse entre sí
,"

¿no es éste a caso un ideal por encima del
cual no puede existir ningún otro?(incluso creo que Kant
lo rescató del ideal de Platón, de desarrollar a
los seres humanos de manera armoniosa en todas sus facultades de
que son susceptibles).

Sin embargo, si bien en cierta medida ese desarrollo
armónico es, en efecto, necesario y deseable, no por esto
es integralmente realizable; pues, se encuentra en
contradicción con otra regla de la conducta humana que no
es menos imperiosa: que es la que nos ordena dedicarnos a una
tarea determinada y restringida.

No podemos y no debemos entregarnos todos al mismo
género de vida; según nuestras aptitudes
físicas y mentales, tenemos funciones diferentes que
cumplir, y es necesario que nos pongamos en armonía con
aquella que nos incumbe.

No estamos todos hechos para reflexionar: son necesarios
hombres de sensación y de acción.

Inversamente, también es necesario que los haya
en cuya labor sea la de pensar.

A hora bien, el pensamiento no puede desarrollarse
más que desapegándose del movimiento, más
que replegándose sobre sí mismo, más que
apartando de toda acción exterior al individuo y que se
entregue en cuerpo y alma a este pensar.

De ahí, una primera diferenciación que no
se produce sin experimentar una cierta ruptura de
equilibrio.

Y la acción, por su parte, al igual que el
pensamiento, es susceptible de adoptar un sinfín de formas
diferentes y particulares.

Por supuesto, dicha especialización no excluye
una cierta base común y, consecuentemente, una cierta
fluctuación en las funciones tanto orgánicas como
psíquicas, a falta de la cual la salud del individuo se
vería en peligro, al propio tiempo que la cohesión
social.

Ahora bien, así y todo, una armonía
perfecta no puede ser presentada como el objetivo final de la
conducta y de la educación.

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Aún menos satisfactoria es la definición
utilitaria según la cual la educación
tendría por objeto " hacer del individuo un instrumento
de dicha para sí mismo y para su semejantes " (James
Mill);
en efecto, la dicha o felicidad es un estado
esencialmente subjetivo y cada uno aprecia a su manera su
búsqueda.

Semejante fórmula deja pues, incierta la meta de
la educación, y, por ende, la educación en
sí, puesto que la abandona al libre arbitrio.

Bien es verdad que Spencer a tratado de dar una
definición objetiva de la dicha.

Para él las condiciones de la dicha son las de la
vida felicidad completa, es la vida completa con una calidad de
vida no solo en el tener, sino también en el
ser.

Ahora bien, ¿ qué se debe entender por
vida ?

Si se trata únicamente de la vida física,
se puede decir aquello sin lo cual sería imposible; en
efecto, implica un cierto equilibrio entre el organismo y su
entorno, y, puesto que los dos términos en relación
son datos definibles, otro tanto tiene que suceder con su
conexión.

Pero, no se pueden expresar de esa forma más que
las necesidades vitales más inmediatas.

Ahora bien, para el hombre, y sobre todo para el hombre
moderno esa clase de vida no es vida.

Pedimos de la vida algo más que el funcionamiento
más o menos normal de nuestros órganos.

Una mente cultivada prefiere no vivir antes que
renunciar a los placeres que proporciona la
inteligencia.

Incluso al punto de vista puramente material, todo
cuanto rebasa lo estrictamente necesario escapa a toda
determinación.

El standard of life, el patrón de
vida, como dicen los ingleses, el mínimo por debajo del
cual no nos parece permisible situarnos, varía de forma
infinita según las condiciones de vida, los ámbitos
sociales y los tiempos.

Lo que ayer encontrábamos suficiente se nos
antoja hoy por debajo de la dignidad del hombre, tal como la
sentimos actualmente, y todo deja suponer que nuestras exigencias
a nuestro respecto irán
increscendo.

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En este punto, nos topamos con el reproche general que
recae sobre todas esas definiciones.

Parte de este postulado que asegura la exigencia de una
educación ideal, perfecta, válida para todos los
hombres indistintamente; y es esa educación universal y
única que el teórico se afana en
definir.

No obstante, y ante todo, si se considera la historia,
no se encuentra nada en ella que confirme semejante
hipótesis.

La educación ha variado muchísimo a
través de los tiempos y según los
países.

En las ciudades griegas y latinas, la educación
enseñaba al individuo a subordinarse ciegamente a la
colectividad, a convertirse en esclavo de la sociedad hoy en
día, se esfuerza en hacer del individuo una personalidad
autónoma.

  • En Atenas, se trataba de formar mentes delicadas,
    cautas, sutiles, amantes de la mesura y de la armonía,
    capaces de apreciar la belleza y los placeres de la pura
    especulación;

  • En Roma, se deseaba ante todo que los niños
    se hiciesen hombres de acción, entusiastas de la
    gloria militar, indiferentes a todo cuanto concernía a
    las artes y las letras.

  • En el Medioevo, la educación era ante todo
    cristiana.

  • En el transcurso del Renacimiento adopta un
    carácter más laico y más
    literario.

  • Hoy en día, la ciencia tiene tendencias a
    ocupar en la educación el puesto que el arte
    tenía antaño (la especialización de la
    especialización).

¿Acaso se dirá que esto no es
ideal?

¿Que si la educación ha variado, es porque
los hombres se han equivocado acerca de lo que debería ser
ésta?

Pero, si la educación romana hubiese llevado el
sello de un individualismo comparable al nuestro, Roma no hubiese
podido mantenerse; la civilización latina no hubiese
podido gestarse ni, más adelante, tampoco nuestra
civilización moderna, que procede en gran parte de
ella.

Las sociedades cristianas de la Edad Media no hubiesen
podido sobresalir si hubiesen concedido al libre examen el lugar
que le otorgamos hoy en día.

Así pues, existen a este respecto exigencias
ineludibles de las que nos es imposible hacer
abstracción.

¿De qué puede servirnos el imaginar una
educación que resultaría funesta para la sociedad
que pusiese en práctica?

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Ese resultado tan discutible es consecuencia de un error
más general.

Si empieza uno por preguntarse cuál debe ser la
educación ideal, haciendo caso omiso de toda
condición de tiempo y lugar, es que,
implícitamente, se admite que un sistema educacional no
tiene nada de real por sí mismo ya que la realidad cambia
constantemente y lo único seguro en la vida es el
cambio…Así que creo yo que la educación debe
preparar al estudiante para el cambio y aún ser gestora de
cambios y lograr una mejor calidad de vida no para una
minoría, sino para las mayorías e influir para
preservar el medio ambiente y la ecología.

No se halla en el resultado de la época
contemporánea un conjunto de prácticas y de
instituciones que hayan ido organizando paulatinamente una mejor
calidad de vida integral con el paso del tiempo, y que sean
solidarias de todas las demás instituciones sociales del
muno y que las expresen.

Y , por consiguiente, no pueden ser cambiadas a capricho
como tampoco lo puede ser la escritura misma de un solo individuo
o la de una sociedad.

Así que tal parece que la educación sea
solo un puro sistema de conceptos realizados a impronta; y
considerándolo bajo ese prisma, parece depender
únicamente de la lógica. Donde se supone que los
hombres de cada época lo organizan con pleno conocimiento
de causa para alcanzar un fin determinado; y porque se han
equivocado sobre la naturaleza, o bien sea de la meta por
alcanzar, o bien sea acerca de los medios que permiten
alcanzarla. Partiendo de ese punto de vista, las educaciones
impartidas en el pasado se nos antojan como otros tantos errores
totales o parciales.

No debemos, pues, tenerlas en cuenta; no tenemos por
qué solidarizarnos con los errores de observación o
de lógica que han podido cometer nuestros antecesores;
pero sí podemos y debemos plantearnos el problema,
haciendo caso omiso de las soluciones que nos han sido dadas, es
decir que, haciendo abstracción de todo lo que ha sido, lo
que nos interesa ahora es preguntarnos lo que debe
ser.

Las enseñanzas de la historia pueden, todo lo
más, servirnos para no volver a caer en los mismos
errores.

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Sin embargo, y de hecho, cada sociedad, tomada en un
momento determinado de su desarrollo, dispone de un sistema
educacional que se impone a los individuos con una fuerza por lo
general irresistible. Resulta baladí el creer que podemos
educar a nuestros hijos como lo desearíamos. Existen unas
costumbres a las que nos vemos obligados a someternos.

Y si tratamos de soslayarlas en demasía,
acabarán vengándose sobre nuestros
hijos.

Ya que estos, al llegar a la edad adulta, no se
encuentran en condiciones de vivir en medio de sus
contemporáneos, por no comulgar con sus ideas.

Que hayan sido educados según normas o demasiado
arcaicas o demasiado vanguardistas, poco importa para el caso;
tanto en el uno como en el otro, no pertenecen a su tiempo y, por
consiguiente, no se encuentran en condiciones de hacer una vida
normal y mucho menos de lograr una calidad de vida material y
espiritual.

Por lo tanto, existe en cada momento del tiempo un tipo
de regulador educacional del que no podemos apartarnos sin topar
con fuertes resistencias que contienen las veleidades de
disidencias o hegemonías.

Sin embargo, los hábitos y las ideas que
determinan ese tipo educacional, no somos nosotros quienes,
individualmente, los hemos creado, son fruto de la vida en
común y expresan las exigencias de ésta. Incluso,
en su mayor parte, son obra de las generaciones
anteriores.

Todo el pasado de la humanidad ha contribuido a edificar
ese conjunto de reglas que dirigen la educación de hoy en
día, toda nuestra historia ha dejo sus huellas, incluso la
historia de los pueblos que nos han precedido.

Así es como los organismos superiores albergan en
su interior el eco de todo su desarrollo biológico de la
que son el punto culminante.

Cuando se estudia históricamente la manera en que
se han formado y desarrollado los sistemas educativos, se percata
uno que dependen estrechamente de la religión, de la
organización política, del nivel d desarrollo de
las ciencias, del estado de la industria, etc.

Si se le separa de todas esas causas históricas,
se torna incomprensible.

¿ En qué forma, pues, puede el individuo
pretender reconstruir por el solo esfuerzo de su reflexión
propia, lo que no es obra del pensamiento individual, sino del
colectivo ?

No nos hallamos ante un terreno virgen sobre el que se
puede edificar libremente lo que desea, sino que estamos ante
realidades existentes que nos impiden crear, destruir, o
transformar. Y solo el ser humano desarrollado es el que es capaz
de transformar e influir positivamente en la
humanidad.

El ser humano no puede actuar sobre ellas más que
en la medida en que ha aprendido a conocerlas, en que sabe
cuál es su naturaleza y las condiciones de las que
dependen; no puede lograr saberlo más que si se doblega
ante sus imperativos, más que si empieza por observarlas,
a semejanza del físico que examinan la materia bruta y el
biólogo los cuerpos vivos.

Por demás, ¿ cómo proceder de otra
forma ?

Cuando se quiere determinar únicamente a
través de la dialéctica lo que debe de ser la
educación, se tiene que empezar por sentar las metas que
se quieren alcanzar.

Ahora bien, ¿ qué es lo que nos permite
aseverar que la educación tiene tales fines y no otros
?

A priori, desconocemos cuál es la
función de la respiración o de la
circulación en el ser vivo.

¿ A base de quién o de qué
tendríamos que estar mejor informados en lo referente a la
función educativa ? Se contestará qué por
descontado, tiene por objeto el de educar a los niños o
los jóvenes .

Pero, esto es plantear el problema en términos a
penas diferentes; no es resolverlo.

Se tendría que decir en qué consiste dicha
educación, hacia qué tiende, a qué
exigencias humanas responde.

Sin embargo, no se puede dar respuesta a esas preguntas
más que empezando por observar en qué ha
consistido, a qué exigencias ha respondido en el
pasado.

Así pues, aun cuando no fuese más que para
constituir la noción preliminar de la educación,
para determinar que es lo que así se denomina, la
observación histórica se nos antoja como
imprescindible.

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De acuerdo con Emilio Durkheim para que haya
educación, es necesaria la presencia de una
generación de adultos y una generación de
jóvenes, así como de una acción ejercida por
los primeros sobre los segundos.

Y eso en sentido relativo, porque aun los adultos
aprenden de los niños o de los jóvenes, debido a
que "ellos ya anduvieron el camino intelectual".

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Y aun podríamos decir que la educación
varía de una casta a otra;

-la de los patricios no es la misma que la de los
plebeyos;

-la del Brahmán no era la misma que la del
Sudra.

  • De igual forma, en la Edad Media, ¡qué
    abismo entre la cultura que recibía el joven paje,
    instruido en todas las artes de la caballería y la del
    villano que iba ala escuela de su parroquia a aprender
    algunos escasos rudimentos de aritmética, de canto y
    de gramática.

  • Incluso hoy en día, ¿acaso no vemos
    cómo la educación varía según las
    clase sociales o las zonas de residencia?

La que imparte en la ciudad no es la misma que la que
recibe la gente del campo, la del burgués no es igual a la
del obrero.

¿Acaso se argüirá que esta
organización no es moralmente justificable y que no se
puede ver en ella más que una perduración condenada
a desaparecer? No resulta difícil defender dicha
tesis.

Es evidente que la educación de nuestros hijos
depende del azar que les ha hecho nacer aquí o
allá, de tales padres y no de tales otros, de los
recursos, de las políticas del gobierno
respectivo.

Pero, aun cuando la conciencia moral de nuestro tiempo
hubiese obtenido la satisfacción a la que aspira, no por
eso la educación se tornaría más uniforme, y
justa.

Aun cuando la carrera escogida para cada niño no
sería ya, en gran parte, predeterminada por una obcecada
herencia social, la diversidad moral de las profesiones no
dejaría de arrastrar en pos suya una gran diversidad
pedagógica.

En efecto, cada profesión constituye una
ámbito sui generis que recaba aptitudes
concretas y conocimientos especiales, en los que imperan
determinas ideas, determinadas costumbres, determinadas maneras
de contemplar las cosas; y dado que el niño debe estar
preparado con vistas a la función que está llamado
a desempeñar el día de mañana, la
educación, a partir de una cierta edad, no puede ser la
misma para todos los sujetos a los que se aplica.

Este es el motivo por el cual vemos que en todos los
países civilizados, la educación tiende a
diversificarse cada vez más y a especializarse; y esta
especialización empieza cada día más
pronto.

La heterogeneidad que se produce de esta suerte no se
basa, como aquella de la que hablábamos anteriormente,
sobre desigualdades injustas a todas luces.

Para hallar una educación del todo
homogénea e igualitaria, deberíamos remontarnos a
la sociedades prehistóricas en las cuales no
existía diferenciación alguna; y así y todo,
ese tipo de sociedades no representaba más que un momento
lógico dentro del conjunto de la historia de la
humanidad.

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Sin embargo, sea cual sea la importancia de esas
educaciones especiales, no representan per se la
educación entera.

Incluso, se puede decir que no se bastan a sí
mismas; sea donde sea que se las observe, no divergen entre
sí más que a partir de un cierto punto más
allá del cual se confunden.

Se asientan todas ellas sobre una base común ( lo
socio cultural).

No existe pueblo alguno donde no haya un cierto
número de ideas, de sentimientos y de prácticas que
la educación deba inculcar indistintamente a todos los
niños, independientemente de la categoría social a
la que pertenezcan éstos. Incluso, ahí donde la
sociedad está fragmentada en castas cerradas las unas a
las otras, siempre existe una religión común para
todos y, consecuentemente, los principios de la cultura
religiosa, que se torna entonces fundamental, son los mismos en
los diversos estamentos de la población.

Si bien cada casta, cada familia tienen sus dioses
particulares, existen divinidades generales o comunes que son
reconocidas por todo el mundo y que todos los niños
aprenden a adorar.

Y dado que esas divinidades encarnan y personifican
determinados sentimientos, determinadas formas de concebir el
mundo y la vida, no se puede estar iniciado a su culto sin
contraer, de paso, toda clase de costumbres mentales que rebasen
el ámbito de la vida puramente religiosa.

De igual forma, en el Medioevo, los siervos, los
villanos, los burgueses y los nobles recibían asimismo una
misma educación cristiana.

Si ocurre tal cosa con sociedades donde la diversidad
intelectual y moral alcanza ese grado de contraste,
¡qué no ocurrirá con los pueblos más
desarrollados donde las clases, aun cuando conservando sus
distancias, quedan sin embargo separadas por un abismo menos
profundo!

Ahí donde esos elementos comunes en toda
educación no quedan expresados bajo forma de
símbolos religiosos, no por ello dejan de
existir.

Y en cuanto a lo cultural, podemos decir que en el
transcurso de nuestra historia, (Y aún generalizando
podríamos decir que en cada país)se ha ido
constituyendo todo un conjunto de ideas sobre la naturaleza
humana, sobre la importancia respectiva de nuestras diversas
facultades, sobre el derecho y sobre el deber, sobre la sociedad,
sobre el individuo, sobre el progreso, sobre la ciencia, sobre el
arte, etc., que constituye la base misma de nuestro
espíritu nacional; toda educación, tanto la del
rico como la del pobre, tanto la que lleva a las carreras
liberales como la que prepara a cargos industriales, tiene por
objeto el de grabarlas en las conciencias.

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De todos esos hechos resulta que cada sociedad se labra
un cierto ideal del hombre, de lo que debe ser éste tanto
desde el punto de vista intelectual como físico y moral; y
que ese ideal es, en cierta medida, el mismo para todos los
ciudadanos de un país; que a partir de un determinado
punto, se diferencian según los ámbitos
particulares que toda sociedad alberga en su seno.

Es ese ideal, a la vez único y diverso, el que
representa el polo de la educación. Está tiene, por
tanto, por misión la de suscitar en el
niño:

  • 1.- Un cierto número de estados
    físicos y mentales que la sociedad a la que pertenece
    considera como debiendo florecer en cada uno de los
    miembros.

  • 2.-Ciertos estados físicos y mentales que el
    grupo social específico (casta, clase, familia,
    profesión) considera asimismo como debiendo existir en
    todos aquellos que lo constituyen.

Por consiguiente, son la sociedad, en el conjunto, y en
cada ámbito social específico, los que determinan
ese ideal que la educación realiza. La sociedad no puede
subsistir más que si existe entre sus miembros una
homogeneidad suficiente: la educación perpetúa y
refuerza dicha homogeneidad, fijando por adelanto en el alma del
niño las similitudes esenciales que requiere la vida
colectiva para seguir desarrollándose socio
culturalmente.

Por otra parte, sin una cierta diversidad toda
cooperación resultaría imposible: la
educación asegura la persistencia de dicha diversidad
necesaria, diversificándose por sí mismo y
especializándose.

Si la sociedad llega a ese nivel de desarrollo en que
las antiguas escisiones en castas o clases no pueden ya ser
mantenidas, prescribirá una educación más
uniforme en su base.

Si, al propio tiempo, el trabajo queda más
dividido, la sociedad provocará en los niños,
proyectada sobre un primer plano de ideas y de sentimientos
comunes, una diversidad más rica de aptitudes
profesionales.

Si se vive en estado de conflicto con las sociedades
circundantes, se esforzará en formar las mentes
según un modelo de inspiración netamente
patriótica; y si la competencia internacional adopta una
forma más específica, el tipo que trata de realizar
resulta más generalizado y más humano.

La educación no es, pues, para ella más
que el medio a través del cual prepara en el
espíritu de los niños y los jóvenes a las
condiciones esenciales de su propia existencia dentro de su
pequeña aldea inmersa dentro de una aldea
global.

Partes: 1, 2, 3
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