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El miedo en la infancia (página 3)




Enviado por Gustavo Proleón



Partes: 1, 2, 3

  • Utilización de una variedad de modelos.
    Mastery, Negativo, Automodelado, Simple.

  • Graduación y jerarquización del
    proceso de modelado. Descomposición de conductas
    complejas en otras más simples, que faciliten y
    aseguren el aprendizaje.

  • Utilización de estrategias de aprendizaje que
    favorezcan el proceso de asimilación.
    Utilización de resúmenes explicativos (cliente
    o terapeuta), repetición de las claves esenciales,
    eliminación de estímulos distractores (ruido,
    ansiedad) o utilización de instrucciones
    específicas antes-durante-después del
    modelado.

  • Programación de reforzadores para la conducta
    del modelo. La ejecución de la conducta deseada, por
    parte del modelo, es reforzada
    sistemáticamente.

  • b) Principios del Ensayo Conducta.

    • Semejanza entre la práctica programada y el
      medio natural del cliente.

    • Repetición y variedad de las situaciones de
      entrenamiento.

    • Práctica programada en el medio natural del
      cliente.

    • Utilización de medios de inducción
      frente a conductas de especial dificultad. Por ejemplo a
      través de la utilización de guías
      físicas o verbales, apoyo y consejo, práctica
      repetida por fragmentos de conducta, aumento progresivo del
      tiempo / dificultad / riesgo de la práctica o la
      utilización de técnicas complementarias como el
      encadenamiento y moldeamiento.

    • Programación de reforzadores efectivos en el
      medio natural del cliente.

    c) Principios de la Retroalimentación.

    • Retroalimentación Específica. Evitar
      las generalidades, ambigüedades y la extensión
      excesiva. Feedback claro, corto, conciso y
      concreto.

    • Retroalimentación Conductual. Centrarse en
      los aspectos conductuales del ensayo de conducta, por encima
      de las valoraciones personales.

    • Retroalimentación Comprensible. Adaptarse al
      propio lenguaje del cliente, limitando la jerga
      técnica y la complejidad innecesaria y
      superflua.

    • Retroalimentación Positiva. Limitar la
      crítica innecesaria y alentar los pequeños
      progresos y los esfuerzos por cambiar.

    • Retroalimentación Flexible.
      Utilización de otras formas de feedback, como la
      grabación en vídeo, para no depender, en
      exclusiva, de la retroalimentación verbal.

    ÁMBITOS DE APLICACIÓN DEL
    MODELADO

    En algunos momentos, el modelado se aplica como
    única estrategia terapéutica para ayudar al cliente
    a adquirir respuestas o a extinguir temores. En otras
    circunstancias, el modelado es un componente de una estrategia de
    intervención global (Muñoz y Bermejo, 2001; Cormier
    y Cormier, 1994)

    En los últimos años son numerosas el
    número de aplicaciones con éxito de estrategias de
    intervención basadas en el modelado en el campo de la
    psicología de la salud y la psicoterapia. Algunas de las
    más significativas son las siguientes:

    • 1. Muchas de las aplicaciones clínicas
      de los principios del modelado entran en la categoría
      de efectos desinhibitorios. La conductas inhibidas por el
      miedo o la ansiedad, como sucede en el caso de las fobias,
      han sido tratadas con éxito haciendo que los
      individuos fóbicos sean testigos de que los modelos
      llevan a cabo estas conductas temidas y experimentan
      consecuencias positivas (Bandura,1971).

    • 2. El uso de los efectos inhibitorios del
      modelado también ha recibido una significativa
      atención en situaciones clínicas. Los clientes
      que manifiestan conductas excesivas desaprobadas socialmente
      (p.ej. alcohólicos o delincuentes con dificultades
      para controlar su conducta) pueden fortalecer sus propias
      inhibiciones frente a estas conductas observando a un modelo
      que experimenta consecuencias negativas por realizar esas
      mismas acciones (Bandura, 1971).

    • 3. En contextos clínicos el modelado ha
      sido utilizado en el tratamiento de conductas inhibidas por
      el miedo o la ansiedad. El estudio clásico de Bandura,
      Blanchard y Ritter recoge una aplicación realizada con
      éxito de las técnicas de modelado al
      tratamiento de la fobia a las serpientes. Los sujetos de este
      estudio fueron divididos en tres grupos de tratamiento y uno
      de control. Las tres estrategias de tratamiento escogidas
      fueron: Modelado simbólico, modelado en vivo con
      participación dirigida y un tratamiento clásico
      basado en la desensibilización sistemática. Los
      resultados de este estudio mostraron que los dos grupos de
      modelado eran superiores al de sensibilización, y que
      el de modelado participante era incluso mejor que el grupo
      cuya estrategia de tratamiento se basaba en la
      utilización del modelado simbólico (Kanfer y
      Goldstein,1987)

    • 4. El modelado es una técnica efectiva
      para la modificación de conducta de personas de todas
      la edades (niños, adolescentes y adultos),de muchos
      tipos (normal, delincuente, retrasado, psicótico) y
      con muchos problemas diferentes (miedos, déficits de
      conducta, excesos de conducta).El modelado puede resultar
      igualmente efectivo con los propios profesionales y
      paraprofesionales que se ocupan de ayudar a los demás
      a cambiar su propio comportamiento (psicoterapeutas,
      enfermeras o asistentes sociales).El entrenamiento de este
      tipo de profesionales ha utilizado con éxito ejemplos
      de la conducta deseada -modelado simbólico- y
      demostraciones de la conducta en cuestión -modelado
      conductual- (Kanfer y Goldstein,1987).

    • 5. El modelado se ha mostrado efectivo para la
      reinstalación en adultos psicóticos de
      conductas ya existentes con anterioridad en su repertorio
      como las habilidades de autocuidado y el lenguaje o para la
      promoción de conductas prosociales y altruistas
      (Otero-López y cols., 1994).

    • 6. El modelado participante se ha mostrado
      especialmente eficaz para el afrontamiento de situaciones
      generadoras de ansiedad. El modelado participante favorece el
      logro inmediato de niveles altos de cambio conductual,
      actitudinal y de la propia eficacia percibida al manejar
      estímulos que producían temor. El modelado
      participante en combinación con las auto
      verbalizaciones (pensamientos en voz alta) reducían de
      forma significativa las fobias específicas.
      También se ha aplicado para reducir conductas de
      evitación y los sentimientos asociados a situaciones o
      actividades que provocan miedo en el sujeto. Con la
      utilización de modelado participante con clientes
      fóbicos la ejecución satisfactoria de
      actividades o situaciones que producen temor ayuda a la
      persona a aprender el manejo efectivo de ese tipo de
      situaciones. Otras aplicaciones del modelado participante
      incluyen a las personas con déficits conductuales o
      con falta de destrezas como la comunicación social, la
      asertividad o el bienestar físico (Cormier y Cormier,
      1994).

    • 7. El modelado cognitivo en combinación
      con el entrenamiento autoinstructivo ha sido aplicado con
      éxito para entrenar a esquizofrénicos
      hospitalizados a modificar sus pensamientos, atención
      y conducta verbal -autoverbalización- mientras
      ejecutaban tareas (Cormier y Cormier, 1994).

    • 8. El modelado se aplica en los problemas
      fóbicos, por sus efectos desinhibitorios, dentro del
      campo de la psicología de la Salud en aspectos como la
      reducción de los miedos a las intervenciones
      quirúrgicas o los tratamientos odontológicos
      (Ortigosa y cols., 1996).

    • 9. En el ámbito de la salud, el modelado
      es utilizado para inhibir hábitos insanos, como por
      ejemplo en los programas de prevención de
      drogodependencias (Fraga y cols, 1996), así como en
      numerosos programas de prevención de problemas de
      salud, en el tratamiento psicológico de los pacientes
      afectados por diversos problemas médicos y en la
      preparación para intervenciones médicas
      dolorosas (Muñoz y Bermejo, 2001).

    • 10. El modelado es una estrategia fundamental
      dentro del paquete de técnicas comúnmente
      utilizadas en Modificación de Conducta para el
      entrenamiento de las habilidades sociales y la asertividad
      (Caballo, 1993; Gavino 1997).Las técnicas o
      componentes fundamentales empleados en el entrenamiento de
      las habilidades sociales y la asertividad son; 1)
      Instrucciones; 2) Modelado; 3) Ensayo de conducta; 4)
      Reforzamiento positivo; y, 5) Retroalimentación
      (Olivares y Méndez, 1998). De igual forma, el modelado
      constituye un eslabón fundamental en los
      entrenamientos en inoculación al estrés,
      aplicables frente a una gran variedad de trastornos
      (Muñoz y Bermejo, 2001).

    Conclusiones

    Los miedos son útiles para el crecimiento
    infantil y se han de convertir en aliados de los niños.
    Frecuentemente, la solución más sencilla suele ser
    la más eficaz. Los niños tienen una visión
    muy diferente a la de los adultos. Si nos ponemos en su piel, nos
    será más fácil ayudarlos a superar sus
    miedos y que se hagan sus amigos.

    El juego, los disfraces y la fantasía son
    indispensables para que los niños lleguen a dominar sus
    temores. En su mundo imaginario los niños se atreven a
    matar sus propios fantasmas y a los monstruos que inventan en sus
    dibujos o leen en los cuentos.

    Los miedos impulsan a nuestros más
    pequeños a inventar, a descubrir, a plantear estrategias
    y, sobre todo, a ser prudentes. Para vencerlos, es necesario
    primero reconocerlos y aceptarlos.

    No tenemos que asustarnos porque los niños tengan
    miedo, sino porque no sepan utilizarlo. El miedo es una de
    nuestras mejores armas defensivas. Sólo hay que saber
    escucharlo y convertirlo en nuestro mejor aliado.

    También debemos tener claro que la fobia es una
    etiqueta verbal difícil de distinguir del miedo
    clásico o de la ansiedad, y la hemos de diferenciar del
    pánico o de otros tipos de miedos. Según el Manual
    de Diagnostico Diferencial DSM-IV-TR, las fobias se caracterizan
    por crisis de ansiedad recurrentes e inesperadas que preceden a
    la evitación del objeto, animal o cosa que las ocasiona.
    Las reacciones fisiológicas son muy aparatosas en los
    niños, que lloran hasta que se quedan sin
    respiración, casi se ahogan, el pulso se acelera,
    etc.

    Cuando los miedos infantiles dejan de ser transitorios
    hablamos de fobias. Las fobias son una forma especial de miedo
    que responde a las siguientes características:

    • Ser desproporcionadas a la situación que
      desencadena la respuesta de miedo y/o estar relacionadas con
      estímulos que no son objetivamente
      peligrosos.

    • No poder ser eliminadas racionalmente.

    • Estar más allá del control
      voluntario.

    • No ser específicas de una edad
      determinada.

    • Ser de larga duración.

    • Interferir considerablemente en la vida cotidiana
      del niño en función de las respuestas de
      evitación.

    • Las fobias infantiles suelen aparecer con más
      frecuencia entre los 4 y 8 años.

    Las fobias específicas pueden interferir de una
    forma considerable en la vida cotidiana del niño. Su
    pronóstico es que tienden a remitir espontáneamente
    con el paso del tiempo en períodos que oscilan entre 1 y 4
    años. Algunos ejemplos son: la fobia a la oscuridad, la
    fobia a los perros o la fobia a los médicos. La fobia a la
    oscuridad puede producir una fuerte ansiedad por la noche en el
    momento de ir a la cama, así como rabietas y negativas a
    dormir fuera de casa. La fobia a los perros puede llevar al
    niño a utilizar caminos más largos o rodeos
    innecesarios para llegar a casa o al colegio. La fobia a los
    médicos puede impedir los controles preventivos,
    así como dificultar la administración de
    tratamientos beneficiosos.

    La fobia escolar se refiere al rechazo prolongado que un
    niño experimenta a acudir a la escuela por algún
    tipo de miedo relacionado con la situación escolar. Es
    poco frecuente y tiende a darse entre 3-4 años o bien,
    11-12 años. Afecta a un mayor número de
    niños que de niñas. Su comienzo en niños
    pequeños es repentino mientras que en mayores y
    adolescentes es más gradual, de carácter más
    intenso y grave y con peor pronóstico. Desde una
    perspectiva clínica, la fobia a la escuela viene precedida
    o acompañada habitualmente de síntomas
    físicos de ansiedad (taquicardia, trastornos del
    sueño, pérdida de apetito, palidez, nauseas,
    mitos, dolor de cabeza) y de una anticipación
    cognitiva de consecuencias negativas asociadas a la escuela
    así como de una relación muy dependiente con la
    madre y de la proliferación de temores
    inespecíficos (a la oscuridad, a los ruidos). El resultado
    es la conducta de evitación. La fobia escolar está
    asociada a otros trastornos clínicos, como la
    depresión y una baja autoestima. Algunos factores
    predisponentes de la fobia escolar son la existencia de
    trastornos de ansiedad o de depresión entre los padres,
    factores relacionados con la escolaridad como el temor a un
    profesor o sucesos vitales negativos como una enfermedad
    prolongada o la separación de los padres. En resumen, la
    fobia escolar es un fenómeno complejo que puede denotar la
    existencia de una fobia específica (temor a ser herido en
    los juegos de recreo), de una fobia social (temor a ser
    ridiculizado), de un trastorno obsesivo-compulsivo (temor a ser
    ensuciado) o de una ansiedad de separación propiamente
    dicha.

    El trastorno de evitación se caracteriza por la
    excesiva evitación del contacto con personas desconocidas
    durante un período superior a 6 meses e interfiere en las
    relaciones sociales con los compañeros de juego o de
    colegio. Todo ello está unido a un claro deseo de afecto y
    de aceptación de uno mismo ante los demás. Este
    trastorno sólo se diagnostica a partir de 2,5 años
    puesto que a una edad más temprana puede tratarse
    simplemente del temor evolutivo normal a las personas
    extrañas al niño. Estos niños suelen ser
    inseguros, tímidos, con poca confianza en sí mismos
    y poco asertivos. Como consecuencia de este trastorno, los
    niños pueden tener dificultades para adquirir las
    habilidades sociales necesarias en el proceso de
    adaptación a un ambiente que les resulta a estas edades
    enormemente cambiante. El aislamiento social y la
    depresión pueden ser las consecuencias de este
    trastorno.

    Las técnicas terapéuticas más
    utilizadas son las mismas que las que se usan en el tratamiento
    de los adultos. Más que en aspectos conceptuales, las
    diferencias radican en la adaptación del procedimiento a
    la edad y a las características del niño. Las
    técnicas más frecuentes son las
    siguientes:

    • Técnicas de exposición.

    • Relajación.

    • Técnicas de modelado.

    • Práctica reforzada.

    • Escenificaciones emotivas.

    • Técnicas cognitivas como la terapia racional
      emotiva.

    • Tratamientos psicofarmacológicos.

    La exposición a los estímulos
    fóbicos puede hacerse en imaginación o en vivo y
    constituye el tratamiento psicológico más eficaz
    para hacer frente a las conductas de evitación que
    aparecen en las fobias específicas. En niños
    menores de 11 años se recomienda no utilizar la
    imaginación. También se recomienda esta
    técnica en los trastornos obsesivo-compulsivos puesto que
    en los casos adultos tiene un gran éxito.

    La relajación es un medio de aprender a reducir
    la ansiedad inespecífica y obtener control de la mente. Es
    una técnica terapéutica útil en la ansiedad
    excesiva y la ansiedad de separación. El método
    más utilizado es la Relajación progresiva de
    Jacobson consistente en tensar y relajar los principales grupos
    musculares del cuerpo al tiempo que el sujeto se concentra en las
    sensaciones relacionadas con la tensión y
    relajación. A pesar de no ser adecuado por debajo de los 8
    años, se ha establecido un programa de adaptación
    para niños menores de estas edades.

    Las técnicas de modelado están
    fundamentadas en el papel tan importante que desempeña en
    el aprendizaje, facilitación y modificación de
    conductas, la observación en un modelo de comportamientos
    adecuados por parte de un observador.

    La práctica reforzada está enfocada en la
    adquisición de conductas nuevas adaptativas más que
    en la eliminación de las respuestas de ansiedad. La
    terapia tiende a hacer perder al estímulo su valor
    ansiógeno enseñando a la persona una nueva conducta
    que le permita hacer frente a la situación lo más
    eficazmente posible. Está indicada en el tratamiento de la
    fobia escolar y el trastorno de evitación.

    Las escenificaciones emotivas son la combinación
    de la exposición en vivo, el modelado participante y la
    práctica reforzada. Con esta aplicación conjunta se
    trata de potenciar los resultados terapéuticos que se
    pueden obtener con cada uno de ellos por separado. Muy
    útil para tratar fobias específicas en niños
    muy pequeños.

    Las preocupaciones de un niño pueden derivar del
    modo, no siempre correcto, en que percibe la realidad y de los
    recursos que cree disponibles para afrontarla. Los pensamientos
    generados pueden guiar la conducta e incluso las emociones del
    niño. Si están distorsionados, pueden dar lugar a
    pensamientos negativos muy a menudo presentes en los niños
    con trastornos de ansiedad. De ahí la utilización
    de las técnicas cognitivas para su tratamiento puesto que
    con ellas podemos conseguir modificar dichos pensamientos y
    sustituirlos por otros más adecuados o adaptativos. Su
    utilidad, sin embargo, está limitada a los niños
    mayores.

    Los psicofármacos son una ayuda complementaria al
    tratamiento psicológico y no deben utilizarse en
    niños menores de 6 años.

    Bibliografía

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    Alexander, Th., Roodoin, P. y Gorman, B. (1994):
    Psicología Evolutiva. Madrid: Pirámide.

     

     

    Autor:

    Lic. Gustavo Juan Proleón
    Ponce

     

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