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¿Qué es la fuente Q?



  1. Introducción
  2. Cómo nace Q
  3. Reconstrucción del texto
    Q
  4. Conclusiones
  5. Bibliografía

Introducción

En el presente contenido nos limitaremos a
reseñar una síntesis histórica de la
investigación sobre la fuente Q, que Consta principalmente
de los dichos de Jesús y se le conoce como la fuente de
los logia (abreviatura Q= Quelle).

Con las aportaciones más significativas de la
misma, partiendo de cómo se da su nacimiento, su
reconstrucción y la relación con la
tradición sinóptica de los evangelios de Mateo y
Lucas con respecto a Marcos. Quienes relatan aproximadamente la
misma historia, siguiendo mas o menos un idéntico orden en
su redacción y usando parecida terminología. Mateo
y Lucas utilizaron otra fuente que se ha perdido, pero que
todavía puede reconstruirse partiendo de los dos
evangelios.

Cómo nace
Q

La fuente Q nace a partir de la teoría de las dos
fuentes cuya finalidad es, conocer cual es la segunda fuente que
utilizaron los autores de Mateo y Lucas. Tal como dice el Doctor
Leif E. Vaage:

La "hipótesis" de Q nace de esta
discusión. Q será la "otra" fuente sinóptica
utilizada por los dos evangelistas, Mateo y Lucas, en la
composición de sus obras literarias, aparte del texto del
evangelio de Marcos. Aquí se, se supone que la
"teoría de las dos fuentes" es la mejor solución al
conocido "problema sinóptico"
[1]

El documento Q es un escrito de los primeros años
del movimiento cristiano, cuyo contenido son los dichos de
Jesús, que fueron recopilados al parecer, en el sur de la
región de Galilea.[2] Se conoce con el
nombre de Q debido a su expresión en el idioma
alemán, tal como lo refiere Felipe Ramos.

Q es la letra inicial de la palabra alemana
Quelle, que significa fuente. Ha sido llamada así
porque, prácticamente, lo único que sabemos de ella
es su existencia. Esto es lo que conocemos con seguridad. La
respuesta a las múltiples cuestiones que plantea se hallan
dentro del terreno de las hipótesis mas o menos
fundadas.[3]

Normalmente la fuente Q, no ha sido tomada en cuenta por
la teología protestante, debido a que no contiene el
relato de la cruz y la resurrección. Así lo afirma
George Strecker cuando dice:

Por eso la denominación "medioevangelio"
podría ser la expresión adecuada para indicar la
ubicación histórico- teológica de Q, aun
cuando se trata estrictamente de un genero literario determinado.
La fuente de los logia no es, pues, el producto final de
un proceso anónimo de tradición, sino una
composición consiente de unos
redactores.[4]

Tocamos con ello también la otra cuestión
que ha de ser mencionada aquí, a saber si Q ha existido
como fuente critica, o más bien si solo fue un legado de
la tradición oral. En principio se supuso el
carácter escrito de Q como algo natural y mas tarde se
fundamento de alguna manera, pero desde algún tiempo se ha
llegado a poner en duda, como lo dice Philipp
Vielhaver.

En mi opinión, sin embargo, erróneamente.
Los intentos que apuntan en este sentido se han llevado a cabo, a
mi entender, con medios suficientes, y los indicios que abonan el
carácter escrito de Q no son
rebatibles.[5]

La fuente Q todavía no ha desvelado todos sus
secretos. Sin embargo, las ultimas investigaciones han logrado
perfilar, de alguna manera, su identidad. Ya no puede ser
presentada como una colección de normas practicas para la
regulación de la vida de la comunidad (Dibelius). Este
punto de vista, propio de la historia de las formas, fue superado
por la historia de la redacción. El iniciador fue Borkamm
( en 1958), al oponerse a la presentación hecha por
Dibelius y afirmar que " gran parte del material de Q y la
razón misma de la colección no puede explicarse por
motivos puramente pareneticos. Detrás de Q tenemos una
concepción teológica distinta a la expresada en el
kerigma de la pasión"[6]

Hoy en día se reconoce universalmente que la
tradición acerca de Jesús se reunió en dos
<<formas de evangelios>>: en la fuente de
<<logia>> en la historia de las
formas.

  • a) La fuente de logia se considera
    como un escrito sapiencial.

  • b) Una alternativa consistiría en
    designar a la fuente de logia como libro
    profético.

  • c) Dado que el evangelio de Marcos se hecha de
    menos la fuente de logia este aparece como un
    <<medio evangelio>>.[7]

Reconstrucción del texto
Q

Partiendo de la doble tradición, resulta
relativamente fácil reconstruir a Q. Por otra parte de,
del estudio de los pasajes comunes a Mateo y Lucas, procedentes
de Q, sabemos que Lucas la ha seguido con mayor fidelidad que
Mateo. Por eso en la reconstrucción que ofrecemos citamos
a Lucas y remitimos al texto paralelo de Mateo, que las
traducciones de la Biblia suelen ofrecernos al margen o en el
encabezamiento de los títulos. De esta
reconstrucción se deduce que la fuente Q comprendía
desde la actividad del Bautista hasta el discurso de Jesús
sobre las ultimas cosas o discurso
escatológico.[8]

El método que permite reconstruir el texto de Q
es principalmente la critica relacional
(Redaktionsgeschichte) de los evangelios
sinópticos durante la segunda mitad de este siglo, Leif E.
Vaage ve que:

Cualquier intento de reconstruir el texto de Q
obviamente presupone que Q fue originalmente un texto escrito. No
se trata de nada "oral". Cada uno de los dos evangelistas, Mateo
y Lucas, habrá tenido en las manos o sobre su escritorio
una copia del "mismo" texto.[9]

Tradición sinóptica

La fuente Q es la critica literaria en la que se
designan los materiales comunes a Mt y a Lc y no recogidos por
Mc. Esta sigla según los diversos críticos, se
puede referir o bien a un documento, cuya extensión,
naturaleza y origen creen ellos que pueden delimitar, o bien a un
centón de materiales de diversas
procedencias:[10] en este ultimo caso, la sigla es
una simple etiqueta cómoda para marcar la "doble
tradición" es decir la tradición que subyace en
Mateo y en Lucas, independientemente de Marcos.

Para la segunda tesis de la teoría de las dos
fuentes, la existencia de Q, son determinantes las siguientes
observaciones. Mt y Lc tienen a demás del material de Mc,
numerosos pasajes comunes, que no aparecen en Mc, la
mayoría de las veces discursos, que muestran tantas
coincidencias en el vocabulario y en sus orden que ha de existir
una conexión estrecha entre
ellos.[11]

Los intentos de demostrar esta conexión como
dependencia de Mt respecto a Lc, o de Lc respecto a Mt han
fracasado según Vilhaver Philipp.

Por lo que podemos reconstruir, Q comenzaba con la
predicación del Bautista, y concluía con las
parábolas escatológicas de Jesús. Llaman la
atención dos peculiaridades de su contenido, la ausencia
de toda referencia a la muerte de Jesús, y también
de las narraciones << propiamente dichas>>. Solo dos
pasajes de Q producen la impresión de ser narraciones: las
tentaciones de Jesús (Mt 4.1-11; Lc 4.1-13) y la historia
del centurión de Cafarnaun (Mt 8.5-13; Lc
7.1-10).[12]

Q es decisiva tanto para la forma del evangelio de Mateo
como para su posición teológica. Con respecto a su
forma, los cinco grandes discursos de Jesús están
en el centro del evangelio de Mateo. Se pueden considerar
imitaciones del evangelio de dichos, una serie de pequeñas
fuentes de dichos por decirlo así, como lo dice Gerd
Theissen " la forma del evangelio de Mateo convierte las palabras
de Jesús en el mensaje central (como en
Q)"[13]

Así pues, el contexto general en que se coloca la
fuente Q es el de la <<cuestión
sinóptica>> que la mayor parte de los exegetas del
siglo XIX y de la primera parte del siglo XX piensan resolver con
<<la teoría de las dos fuentes>>. Así
el evangelio mas antiguo sigue siendo el de Marcos; De el sacaron
material, Mateo como Lucas. Sin embargo, Mt y Lc son mucho mas
extensos que Mc y contienen algunos discursos o logia de
Jesús, Antonio pita dice que.

En términos cuantitativos se trata de unos 200
versículos que se refieren sobre todo a la vida publica de
Jesús. Al revés parece ser que la fuente Q no
recoge testimonios sobre la pasión de Jesús.
Efectivamente en esta sección los sinópticos
contienen un material prevalente de <<triple
tradición>>, o bien de un sondergut, es
decir un <<material propio>> de cada evangelista. A
partir de estos resultados se ha pensado en una fuente paralela
de Mc igualmente escrita, que daría razón del
fenómeno sinóptico.[14]

La fuente Q de dichos es moderadamente judeo-cristiana.
No contiene tradiciones que cuestionen la Tora. En ella,
Jesús nunca quebranta el sábado, no declara
anticuada ninguna de las leyes de la
pureza.[15]

En Q no existe nada parecido a una misión entre
los gentiles a la que se aspire de manera pragmática. Ese
cristianismo judío moderado de la fuente Q de dichos es la
patria intelectual del evangelista.

El material de Q fue transmitido en principio en lengua
aramea, Jesús hablo ciertamente arameo- y fue traducida
bastante pronto al griego, muchas peculiaridades
lingüísticas permiten reconocer aun la versión
a partir de un idioma semítico, como lo refiere Philipp
Vielhaver:

Queda totalmente excluido que los evangelistas Mateo y
Lucas hayan traducido el material de Q por si mismos e
independientemente el uno del otro; Las coincidencias literarias
en el texto griego son demasiado amplias, ambos tenían,
pues, ante ellos a Q ya en griego. Por otra parte, existen
igualmente amplias diferencias en el tenor literal que no puede
deberse exclusivamente a las intervenciones redaccionales por
parte de los evangelistas o al influjo de la tradición
oral. Se supone pues y al parecer con razón, que Q
existía en diversas versiones
griegas.[16]

Q es una fuente hipotética postulada por muchos
investigadores para explicar lo que llamábamos antes la
<<doble tradición>>, es decir, las
concordancias, a menudo en las palabras mismas entre Mateo y
Lucas en material ausente en Marcos.[17] La fuente
Q es un documento compuesto en griego, puesto que nuestra
única guía son los evangelios griegos, y por que un
conjunto de tradición puramente oral no explica las
amplias partes de esa doble tradición que hayamos en el
mismo orden. "La fuente Q reconstruida consiste en dichos y
algunas parábolas con un marco narrativo verdaderamente
mínimo, por ello tiene un fuerte tono
sapiencial".[18]

Desde Scheiermacher ( 1832) hasta Harnack (1907),
deudores del error cometido por Papias, se defendio la existencia
de un originario documento Q en arameo. J. Wellhausen, en 1905,
propugno también, por razones lingüísticas, el
origen de arameo de Q, cuyo texto debió estar disponible
para Mt y Lc, además de la traducción griega del
mismo, que manejaron, después, en 1911, admitió que
Mt y Lc solo utilizaron recensiones distintas de una
traducción griega del arameo, explicando de ese modo sus
coincidencias y diferencias y
diferencias.[19]

Algunos investigadores estaban tan convencidos de la
existencia de Q como documento en sentido estricto que llegaron a
creer en la posibilidad de detectar dos documentos, uno arameo y
otro griego, en su base. Por otra parte, no resultaba
difícil explicar la desaparición de Q, ya que este
documento habría sido absorbido por Mateo y Lucas, con lo
que se habría vuelto superfluo y terminaría por
perderse.[20]

Conclusiones

La fuente Q nace a partir de la teoría de las dos
fuentes cuya finalidad es, conocer cual es la segunda fuente que
utilizaron los autores de Mateo y Lucas.

El documento Q es un escrito de los primeros años
del movimiento cristiano, cuyo contenido son los dichos de
Jesús, que fueron recopilados al parecer, en el sur de la
región de Galilea.

La fuente Q es la critica literaria en la que se
designan los materiales comunes a Mt y a Lc y no recogidos por
Mc.

En Q no existe nada parecido a una misión entre
los gentiles a la que se aspire de manera pragmática. Ese
cristianismo judío moderado de la fuente Q de dichos es la
patria intelectual del evangelista.

La fuente Q de dichos es moderadamente judeo-cristiana.
No contiene tradiciones que cuestionen la Tora. En ella,
Jesús nunca quebranta el sábado, no declara
anticuada ninguna de las leyes de la pureza.

Q es una fuente hipotética postulada por muchos
investigadores para explicar lo que llamábamos antes la
<<doble tradición>>, es decir, las
concordancias, a menudo en las palabras mismas entre Mateo y
Lucas en material ausente en Marcos.

Bibliografía

Vaage, E. Leif. "El cristianismo galileo y
el evangelio radical de Q", RIBLA, DEI-RECU, 22
(1996), 85.

F. Ramos Felipe. El Nuevo
Testamento
. Madrid: Sociedad de educación Atenas,
1988.

Schnelle Udo, y George Strecker.
Introducción a la exégesis del Nuevo
Testamento
. Salamanca:

Ediciones Sígueme, 2001.

Vielhaver, Philipp. Historia de la
literatura cristiana primitiva
. Salamanca: Ediciones
Sígueme, 1991.

Bultmann, Rudolf. Historia de la
tradición sinóptica. Salamanca
: Ediciones
Sígueme, 2000.

Leon-Dufourt, Xavier. Diccionario del
Nuevo Testamento
. Traducido del francés por Santiago
Gracia

Rodríguez. Bilbao: Desclee de
Brouwer, 2002, 210.

Theissen, Gerd. La redacción de
los evangelios y la política eclesial
. Traducido del
alemán por José

Pedro Tosaus Abadia. Navarra: Verbo Divino,
2002.

Pita, Antonio. "Fuente Q" en Luciano
Pacomio, Vito Mancuso, dirección general, Diccionario
teológico

enciclopédico. Traducido
por Alfonso Ortiz Gracia. Navarra: Verbo Divino, 1999,
409.

E. Brown, Raymond. Introducción
al Nuevo Testamento
. Madrid: Editorial Trotta,
2002.

Gracia Muñoz, Manuel. "Historia de
la investigación sobre la fuente Q" Verbo Divino 43 (2004)
Pags, 5-8.

D. Davies, W. Aproximación al
Nuevo Testamento
. Madrid: Ediciones Cristiandad,
1979.

 

 

Autor:

Edgardo Hernández
Silva

Universidad Bíblica
Latinoamericana

Curso: metodología de la
investigación

Maestro: Victorio Araya

Lugar: San José Costa
Rica

Fecha: 30 de Junio de 2006

[1] Leif E. Vaage, “El cristianismo
galileo y el evangelio radical de Q”, RIBLA, DEI-RECU, 22
(1996), 85.

[2] Ibid., 88.

[3] Felipe F. Ramos, El Nuevo Testamento.
Madrid: Sociedad de educación Atenas, 1988, 105.

[4] George Strecker y Udo Schnelle,
Introducción a la exégesis del Nuevo Testamento.
Salamanca: Ediciones Sígueme, 2001, 76.

[5] Philipp Vielhaver, Historia de la
literatura cristiana primitiva. Salamanca: Ediciones
Sígueme, 1991, 295.

[6] Felipe F. Ramos, El Nuevo Testamento.
Madrid: Sociedad de educación Atenas, 1988, 140.

[7] Una síntesis de critica literaria
de estas tres definiciones de Q desde un punto de vista de la
historia de las formas. J.S. Kloppenborg distingue en Q tres
niveles: un nivel sapiencial( sin palabras
apocalípticas), que se habría ampliado mediante
un nivel profético de amenazas de juicio. La
redacción final habría añadido un nivel
biográfico, al que debemos los escasos fragmentos
narrativos que hay en Q. En Rudolf Bultmann, Historia de la
tradición sinóptica. Salamanca: Ediciones
Sígueme, 2000, 479-480.

[8] Felipe F. Ramos, El Nuevo Testamento.
Madrid: Sociedad de educación Atenas, 1988, 127.

[9] Leif E. Vaage, “El cristianismo
galileo y el evangelio radical de Q”, RIBLA, DEI-RECU, 22
(1996), 87.

[10] Xavier Leon-Dufourt, Diccionario del
Nuevo Testamento. Traducido del francés por Santiago
Gracia Rodríguez. Bilbao: Desclee de Brouwer, 2002,
210.

[11] Philipp Vielhaver, Historia de la
literatura cristiana primitiva. Salamanca: Ediciones
Sígueme, 1991, 291.

[12] Ibid.

[13] Gerd Theissen, La redacción de
los evangelios y la política eclesial. Traducido del
alemán por José Pedro Tosaus Abadia. Navarra:
Verbo Divino, 2002,59.

[14] Antonio Pita, “Fuente Q” en
Luciano Pacomio, Vito Mancuso, dirección general,
Diccionario teológico enciclopédico. Traducido
por Alfonso Ortiz Gracia. Navarra: Verbo Divino, 1999, 409.

[15] Subraya la validez eterna de la Tora: ni
una coma perderá valor hasta que desaparezcan cielo y
tierra ( Lc 16.17 como corrección de Lc 16.16)

[16] Philipp Vielhaver, Historia de la
literatura cristiana primitiva. Salamanca: Ediciones
Sígueme, 1991, 292.

[17] Tras esa hipótesis se haya la
plausible presunción de que el evangelista Mateo no
conoció a Lucas, y viceversa, de modo que debieron haber
utilizado una fuente común. Es necesario ser muy cauto a
la hora de reconstruir Q. Se estima que usualmente que su
contenido abarca unos 220-235 versículos o parte de
ellos.

[18] Raymond E. Brown, Introducción al
Nuevo Testamento. Madrid: Editorial Trotta, 2002, 181.

[19] Manuel Gracia Muñoz,
“Historia de la investigación sobre la fuente
Q” Verbo Divino 43 (2004) Pags, 5-8.

[20] W. D. Davies, Aproximación al
Nuevo Testamento. Madrid: Ediciones Cristiandad, 1979, 92

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