Las ruinas
mostraban su silueta entre la bruma del
horizonte
Cada exposición de las aquí propuestas y
comentadas representan una estación en el camino de la
búsqueda de la ciudad añorada. En cada parada se
recuperan fuerzas e ilusiones, descubriendo las experiencias
adquiridas por los artistas. Se prosigue el camino hacia la nueva
parada, situada en oscuros lugares, en espesas selvas boscosas o
paisajes brumosos, pues son difíciles de encontrar,
sólo la suerte o la intuición facilitarán su
hallazgo.
Jornadas ateridas, otras desapacibles, bastantes
tórri- das, encerrando mil peligros: cansancio,
desasosiego, incom- prensión… Pero el premio de la
ilusión surge continuamente, terminando el trayecto
enriquecido con ideas nuevas, conociendo aquellos viajeros que
han atisbado Alejandría en ruinas.
La esperanza en su hallazgo, la descripción de
sus asombros, la enseñanza aprendida y la dirección
del camino, son las riquezas que adornan el equipaje del
viajero.
Las ruinas de Alejandría son un sueño
fantástico, germen de la creación, que espolean el
ánimo hacia la restauración de la Belleza. Son la
meta que todo artista busca en el comienzo de su trabajo,
buscando transformarse en el éxtasis que su asombro
origina, aunque ruinas sean ya, pero la grandeza de su esplendor
aún persiste en las grandiosas construcciones y delicados
detalles de ornamentos y representaciones.
Las ruinas de Alejandría son el lugar
mágico situado en una zona ignota, donde el artista
peregrina en un duro viaje de años y privaciones,
aprendizajes y trabajos para poder contemplarlas. Ante ellas
sentirá cómo se transforma su ingenio y adquieren
forma las ideas conseguidas en los ásperos días de
lucha y trabajo. Conocerá la magnitud del arte eterno, la
fantasía de la imagen, el lenguaje múltiple y
exuberante por la actividad plástica creada.
Descubrirá la esencia de la realidad, su expresión,
y los conceptos básicos que la sustenta. A partir de
ahí recreará continuamente la imagen aprehendida
hasta conseguir plasmarla lo más fielmente en su
obra.
No es un lugar físico sino ideal, siendo
percibido por cada autor de forma diferente, pero unidos en el
espíritu de la contemplación única, de la
idea primigenia que trasmite las esencias verdaderas de la
realidad, permitiendo además gracias a la
comprensión de su lenguaje, expresar lo tangible e
intangible, irrumpiendo en la comprensión de los
espectadores el resplandor de la Belleza, reflejo de la presencia
divina.
Cuando el hombre atesoraba el mensaje celeste se
construyó Alejandría, pero su olvido desvió
hacia el horizonte del océano del sol poniente, lo
llevaron a la desorientación, en un mar solitario,
neblinoso y siempre presto al desastre. Hay que salir de
allí, por eso es importante la búsqueda de las
ruinas de Alejandría, para restituir el auténtico
lenguaje de los espíritus, ideas que nos hicieron
humanos.
Esta introducción trata de explicar el estado de
muchos artistas en la actualidad, en busca de la plenitud en la
descripción que toda idea o sentimiento explique, gracias
a la adquisición del lenguaje de la edad
dorada. El arte hoy es así, búsqueda, y bastantes
artistas están bien encaminados hacia la meta
mágica. Pero el trecho es inmenso y existen muchos
peligros que los pueden desviar o hacer sucumbir en el
empeño.
Espero no equivocarme ¿o acaso es un
espejismo? Tú lector, podrás decidirlo.
Tras ver glorias efímeras en
ruinas aparece el centro de la Belleza, mas
la destrucción y el olvido imperan en su reino
¿dónde está la gloria del ayer?
¿A qué país huyeron sus
habitantes? ¿Quién posee su
Belleza?
¡Oh Alejandría! escombros
sólo, orgullo de la memoria, esqueleto descarnado incapaz
de reflejar la lozanía perdida. Alejandría en
ruinas, ignorada y oscura.
LA LUZ EN SU
LABERINTO
Ricardo García en el Centro
Cultural Gran Capitán
Luz que fluye en el laberinto boscoso, perfilando formas
indefinidas, creando seres fantásticos de siluetas fugaces
en un universo mágico, donde la mirada conecta con el
subconsciente e interpreta el mundo de las sombras, amenazantes,
sugerentes, ensoñadoras… trasmundo de lo
extraordinario.
Ricardo García desarrolla este argumento en las
piezas que presenta en esta exposición, construyendo
espacios profundos, velados por un horizonte que se supone
está allí, recreando un paisaje boscoso sumido en
penumbras en el cual el misterio ejerce su
acción.
Con un cromatismo rotundo esparce los colores de forma
inteligente para recrear las imágenes difuminadas,
resultado de la batalla entre la luz rompedora y la oscuridad que
abriga la verdad. El pensamiento poético del pintor
traduce esta tensión en composiciones de tonalidades
alineadas, con claridades y manchas oscuras, haciendo posible que
surjan los destellos instantáneos cegadores de la retina,
que imprimen las formas creídas.
Estructura muy bien la luz, graduando su fuerza, siendo
el contraste quien define las siluetas que cada espectador cree
interpretar.
R. García con un bagaje técnico acumulado
en su larga experiencia plástica, sabe plasmar la idea
concebida, relatar los espacios ocultos que se trasponen en la
realidad aceptada. Puertas de lo desconocido, mundo mágico
que muestra su existencia.
La exposición aquí comentada es
interesante por la habilidad demostrada por el artista para
relatar la fantasía lírica que anida en su
interior.
RUIDO
Jesús Zurita en la
Galería Sandunga
Las obras expuestas en esta Galería constituyen
un conjunto interesante de gran valía plástica, por
la técnica mostrada por el pintor en el desarrollo de la
elaboración del cuadro, con precisión y sobriedad,
poseyendo una ligereza en el trazo e ingenioso soporte. Equilibra
muy bien las formas, utiliza el contraste para generar
tensión en las piezas creadas, intuyendo la oportunidad de
la figura en el lugar del espacio preciso, componiendo un
entramado armonioso, ondulante entre movimiento cambiante y
quietud eterna.
J.Zurita ha elaborado una obra rica en sugerencias,
utilizando la sencillez cromática de los materiales,
ordenados por las formas que toman asiento.
La densidad de conceptos, suavidad y elegancia mostrada
son resultado de la claridad de conceptos que el pintor tiene,
ofreciendo cuadros de lirismo intenso, haikus visuales que
incitan a la meditación, relatando el contraste presente
en la Naturaleza, en cada imagen captada, donde el hombre
interviene e intenta transformarla, comprenderla, estudiar la
esencia primigenia de la Creación.
Jesús Zurita nos describe la tensión que
quiere cambiar el espíritu de la materia, en un universo
de contornos suaves, para dar paso a un mundo sombrío, del
cual el ser humano quiere escapar espoleado por el deseo de
encontrar su verdadera faz, sucumbiendo ante la Luz
salvadora.
EL
ESPÍRITU DE LA LUZ
Leonor Solans en la Galería
Jesús Puerto
Agradable e interesante exposición es la que
aquí comento, donde la habilidad de la pintora expresa el
espíritu de la luz, vestida distinta para cada momento y
paisaje.
Las obras aquí expuestas están realizadas
de forma desenvuelta, con ágil pincelada y producto final
sólido.
Poderosas composiciones quedan plasmadas en los
rectángulos enmarcados, conjugando torrentes
cromáticos que buscan su lugar en el espacio para ordenar
la imagen primera que la artista atrapa. El color vive para
sí creando las formas, el fulgor que desprende y enriquece
el entorno, llenando de vibración energética el
conjunto del cuadro.
Solidez y fuerza, poesía y sensibilidad nacen de
un mismo trazo, seguro y preciso, dirigido por el genio que
atrapa la luz cuando relata la realidad y su topografía
cromática.
Pinta en primera persona, dando testimonio de las luces
que cabalgan en las horas que transcurren. Tiempo y luz,
energía que fluye, cosmos complejo que enriquece el
espíritu cuando contempla su entorno. Del trabajo y
técnica de la pintora surgen obras que aparentemente son
fiel reflejo de la realidad, pero que traspasan la fría
geometría, siendo sensaciones sólo.
Buen trabajo el presentado por Leonor
Solans.
JOSÉ
CARMONA DE NUEVO
José Carmona en la
Galería de Arte Ceferino Navarro
Luz barroca derramada sobre contornos de formas
sólidas, pálpito de la conjugación
resultante, fuerza adherida que rescata vivencias
antiguas.
Así es como podría ser definida la
última exposición del pintor granadino José
Carmona, maestro de la acuarela, que vuelve con una nueva obra a
ofrecernos la belleza que Granada encierra.
Este pintor es aparentemente de producciones
pictóricas predecibles, mas al contemplar cada nueva
acuarela creada la diferencia con la anterior aflora de forma
palpable. Cada vez más el color va tomando peso a costa
del blanco luminoso, que a su vez torna hacia el oro viejo, paso
de los años en la búsqueda de la fórmula
perfecta que rescate la esencia de la materia, para que sea
depositadasen la mirada.
J. Carmona pinta, elabora, y da forma a un conjunto
plástico de cromatismo abarrotado, a punto de estallar
para diluir la forma en el caos. Esa impresión que en la
retina produce las radiaciones definidoras del universo son
sujetas por la razón. Se produce en sus acuarelas una
tensión profunda, donde el caos vibrante embate con
brío la solidez del dibujo, atento y temeroso a lo que los
derroteros que la mano del pintor dicte, en la senda que
señala la obra que gusta plenamente, quietud del
intelecto, contemplación sublime, espejo de los
espíritus.
Es de esta manera como se puede explicar el ansia del
artista por alcanzar la plenitud en su obra, espuela de la
creación plástica, anhelo y búsqueda, solo
presente en un verdadero pintor, que no recrea ni repite, sino
busca y se supera, ofreciendo piezas de bella factura y de alta
calidad técnica.
Esta exposición gustará a
quien la contemple.
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