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Sala interactiva de arqueología, un medio de enseñanza



  1. Resumen
  2. Introducción
  3. Desarrollo
  4. Conclusiones
  5. Bibliografía

Resumen

El subgrupo de arqueología del Centro de Estudios
y Servicios Ambientales (CESAM) de Villa Clara, está
conformado por especialistas que son profesores a tiempo parcial
de la Filial Universitaria Municipal, como resultado de las
investigaciones se cuenta con una valiosa colección
arqueológica donde se destaca la presencia del
sílex como elemento principal en la confección de
herramientas y la variada fauna asociada. Se creó una sala
expositiva aborigen atendiendo a un problema de carácter
nacional sobre la desactualización que posee el
tratamiento del sílex arqueológico en los programas
escolares de Historia de Cuba. Esta sala tiene carácter
didáctico, los alumnos cuentan con materia prima para la
confección de herramientas de sílex, identifican
los componentes de la arqueofauna representados y los asocian a
los diferentes hábitats que ocuparon los aborígenes
de la zona. Estas prácticas experimentales constituyen una
experiencia inolvidable para los estudiantes, a los cuales
fortalece su independencia cognoscitiva.

Palabras clave: arqueología,
arqueozoología, medio ambiente, sala
interactiva.

Introducción

El seguimiento realizado del proceso de
enseñanzaaprendizaje, y las investigaciones efectuadas al
respecto muestran aún el predominio en nuestras aulas de
un proceso con carácter esencialmente instructivo,
cognoscitivo, en el cual se centran las acciones mayormente en el
maestro y en menor medida, en el alumno, (Rico y Silvestre,
2002). En consecuencia, el alumno tiende a aprender de forma
reproductiva, se observa muy afectado el desarrollo de sus
habilidades y de sus posibilidades para la reflexión
crítica y autocrítica de los conocimientos que
aprende, de ahí que su inclusión consciente en el
proceso se vea limitada.

Según González-Rey (1985), el desarrollo
de los procesos psíquicos y la formación de la
personalidad de cada individuo tienen lugar mediante la
asimilación de la experiencia histórico-social
acumulada por generaciones anteriores. Esta experiencia, plasmada
en forma de conocimientos y procedimientos, es gradualmente
incorporada, asimilada por el individuo en el transcurso de
múltiples actividades, las cuales deben garantizar este
aprender a actuar, a proceder, sobre la base de los
conocimientos, acciones y procedimientos que adquiere.

Una de las ciencias que estudia estas experiencias
pretéritas es la arqueología, sobre la que Dacal y
Rivero (1984), dan una de las definiciones más
interesantes, refiriéndose a ella como la encargada de
extraer de los más diversos contextos, las huellas del
devenir humano.

Estas huellas están representadas en su
mayoría por evidencias materiales, tales como
herramientas, restos de dieta, elementos culturales y otras
manifestaciones de interacción del hombre con su ambiente.
Entre estas evidencias, las herramientas de silex ocupan un lugar
primario. La producción lítica, por ser la que
mejor representa al modo de vida más remoto de la
humanidad, se ha ganado el lugar cimero muy merecido para esta
etapa del desarrollo del hombre, hasta tal punto de
considerársele desde la época de Darwin como la
base de toda la cultura humana. Con gran interés se buscan
afanosamente en esta exclusiva prueba material del pasado,
respuestas concretas que contribuyan a resolver el problema
relacionado con la antigüedad del hombre en Cuba,
especialmente por su carácter imperecedero que la hacen
como parte del todo, testigo fiel de esa época.

Paradójicamente, el estudio del sílex
arqueológico en Cuba es desdeñado del todo hasta
1972, de las numerosas periodizaciones hechas en Cuba hasta
entonces, ninguna contemplaba a los grupos humanos que
dependieron en gran medida de este necesario componente de la
vida material del hombre primitivo. Cualquier obra escrita por
entonces puso todo su énfasis en valorar, describir y
mostrar colecciones enteras de herramientas de concha, objetos
superestructurales y mucha cerámica, pero muy escasas o
nulas alusiones al silex, denominándosele por entonces
indebidamente "astillas de pedernal", aún cuando, desde
mucho antes, en el Viejo Mundo se hacían estudios
profundos al respecto.

Un problema vigente de repercusión social
está relacionado con la gran desactualización que
posee el tratamiento del silex arqueológico en los
programas escolares de Historia de Cuba que incorporan en su
primera unidad de estudio, el período de las comunidades
aborígenes. Al respecto puede apreciarse en las
páginas 10 y 11 del libro de texto utilizado actualmente
en 5to grado y en la página 7 del de 9no grado, que
prácticamente se ignora su existencia o se menciona de
manera inapropiada como "piedra dura", mientras que se atesoran
en el país millares de artefactos construidos con este
material.

Este asunto se hace más contradictorio, porque de
manera acelerada varios museos de la provincia de Villa Clara han
incorporado a sus tesis expositivas permanentes los nuevos
descubrimientos, como parte de la socialización de los
resultados de los proyectos de investigación que se
ejecutan. Estos consisten en un número importante de
artefactos de silex, que se exhiben a los estudiantes que
allí acuden en busca de información al respecto, en
oposición a los contenidos actuales de los programas
mencionados.

Desde el año 1989, comenzando como un grupo
aficionado y a partir del año 2001 como Grupo de
Arqueología del Centro de Estudios y Servicios Ambientales
de Villa Clara, los investigadores han desarrollado un programa
de exploraciones reiteradas ejecutado sobre una superficie de
1600 km2 en el noroeste de Villa Clara. Esta región
está caracterizada geográficamente por una
desgastada cordillera, muy rica en silex de alta calidad y
áreas adyacentes conformadas por sabanas interiores y una
extensa llanura costera, creada en el pasado remoto por los
aportes sedimentarios del río Sagua la Grande.

Las expediciones exploratorias siempre estuvieron
especialmente dirigidas al peinado paciente y meticuloso de ambas
márgenes de los cauces de cualquier magnitud que
intervienen en la formación de la compleja y amplia red
fluvial que existe en la mencionada región, teniendo en
cuenta también a los que fueron considerados como
paleocauces, porque el paisaje que se observa actualmente en
ella, dista mucho de parecerse al que contemplaron las
comunidades aborígenes que lo habitaron desde
épocas remotas hasta su desaparición mucho antes de
la llegada del colonizador español.

Sus extensos y tupidos bosques asociados al carso, que
hicieron famosa a esta zona en dicha etapa colonial,
constituyeron el eslabón fundamental del sistema
ecológico del territorio heredado de ese pasado, aspecto
este que contribuyó a mantener las condiciones ambientales
favorables para el sustento del modo de vida que practicaron sus
primeros pobladores a una escala social muy simple.

En el presente, el número de residuarios
arqueológicos se ha incrementado a 523, por lo que puede
considerarse al método de exploración aplicado como
el apropiado para detectar el pobre y disperso registro dejado
por los grupos de cazadores antiguos, de lo cual puede inferirse
que su estrategia de subsistencia concebía como
hábitat a toda una región para someterla a sus
movimientos cíclicos y no a un punto específico
sobre el terreno, como sí ocurrió en otra escala
social posterior de la sociedad primitiva.

Como parte del resultado de estas investigaciones y
trabajos de campo, las instalaciones del Arqueocentro cuentan hoy
con una invaluable colección arqueológica,
reconocida como una de las primeras de su tipo en el país
(Silva et al., 2007), y que incluye varios miles de piezas. Esta
colección puede ser dividida en tres grandes
subcolecciones:

  • 1. Colección de
    Arqueología.

  • 2. Colección de
    Arqueozoología.

  • 3. Colección de Referencia.

Como una de las salidas de los proyectos investigativos,
en relación con la socialización de los resultados,
se estructuró una sala de arqueología aborigen en
los predios del Arqueocentro con la intención que
más que una mera sala expositiva, se convirtiera en un
medio de enseñanza.

Al respecto Klingberg (1978), define como medio de
enseñanza, "todos los medios materiales necesitados por el
maestro o el alumno para una estructuración y
conducción efectiva y racional del proceso de
educación e instrucción a todos los niveles, en
todas las esferas de nuestro sistema educacional y para todas las
asignaturas, para satisfacer las exigencias del plan de
enseñanza". Los ejemplos demuestran que la relación
de los métodos de enseñanza con los medios
educativos no se ha de comprender como una rígida
relación, sino que en una situación
didáctica concreta existe una gran cantidad de
combinaciones posibles.

En consecuencia con los problemas comentados y en
función de cumplir con las expectativas asumidas para con
el aula, se planteó el siguiente objetivo:

  • Diseñar el uso de la sala de
    arqueología como medio de enseñanza para la
    historia y la ecología.

Desarrollo

La sala de arqueología es utilizada como aula
porque cumple varios requisitos muy importantes a tener
presentes:

  • 1. Especialistas con gran
    experiencia.

  • 2. Resultados de investigaciones
    científicas.

  • 3. Colección arqueológica de gran
    valor.

Equipo de especialistas

El equipo de especialistas está Integrado por, el
Licenciado en Historia Raúl Villavicencio Finalé,
Doctor en Ciencias Históricas, y profesor Auxiliar; el
Licenciado en Ciencias Biológicas Alejandro Sueiro Garra,
profesor Asistente, y la Licenciada en Historia Grace Casas
Martínez, profesora Asistente, todos vinculados a la
docencia en la Filial Universitaria de Sagua la
Grande.

Descripción de la sala de
arqueología

La sala de arqueología ocupa el área de un
salón de aproximadamente 70 m2. El centro de la sala
constituye una representación de un sitio aborigen, cuya
superficie se encuentra cubierta de tierra y atravesada por un
surco azul que simboliza un río (o cualquier otra fuente
de agua dulce como un manantial o laguna). Esta
representación está bien delimitada por rebordes de
cemento, dejando espacio a un perímetro en forma de anillo
que permite el recorrido e interacción dentro del recinto.
El sitio se encuentra surcado de elementos aborígenes
donde se destaca la presencia del silex, que va desde numerosas y
disímiles herramientas hechas de este material, como
puntas de flecha, perforadores, cuchillos, raspadores, buriles,
hasta grandes núcleos a partir de los cuales eran
extraídas estas herramientas. También se encuentra
muy bien representada la industria de la concha, que incluye
gubias, martillos, cucharas, y de manera semejante, las conchas
enteras de varios de los moluscos más utilizados en estas
actividades, como el cobo (Strombus gigas), el quinconte
(Cassis tuberosa) y tritones (Charonia
variegata
).

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Como parte de la decoración se encuentra una
cavidad cársica, elemento del paisaje local muy asociado a
los asentamientos estudiados en la zona, que sirvió de
refugio al hombre primitivo y de hábitat a numerosas
especies con las que él interactuó. Asimismo se
incluyen un par de arbustos como símbolos de la flora
autóctona.

Los detalles más impactantes de la sala sin duda
se encuentran bajo las figuras de sendas esculturas, que
representan dos aborígenes de tamaño natural. Uno
de ellos se encuentra dentro del sitio, sentado con sus piernas
flexionadas una sobre otra, enfrascado en la talla de una
herramienta de silex. A medio metro de él se encuentran
los retos, de un fogón (hogar), como muestra de que la
actividad de la comunidad giraba en torno a este
elemento.

El segundo aborigen se encuentra parado, fuera de la
periferia del sitio, en la esquina posterior izquierda de la
sala. Está bajo un arbusto, en su mano derecha porta una
lanza con punta de pedernal y sostiene en su mano izquierda una
jutía y un pato, productos de la caza.

La pared del fondo se encuentra parcialmente cubierta
por un mapa del centro-norte de Villa Clara, donde aparecen
marcados los sitios arqueológicos más
representativos estudiados. Sobre la pared izquierda se
encuentran tres vitrinas, en la más alejada de la entrada,
casi sobre la punta de la lanza del aborigen, se encuentran
puntas de flecha norteamericanas, de alto nivel de
elaboración. En el centro se encuentran hachas de mano,
herramientas toscas, muy primitivas y exclusivas de la
región. Estas están acompañadas de un
esquema que explica el proceso de elaboración de las
mismas. La última vitrina, cercana a la entrada, comprende
un grupo de réplicas de elementos superestructurales, de
carácter simbólico, mágico-religioso, piezas
confeccionadas por los aborígenes de cultura más
avanzada que habitaron la isla, hasta el momento no reportados
para nuestra región.

Funciones de la sala

La sala de arqueología tiene tres funciones
principales, todas de carácter educativo:

  • 1- Constituye un lugar de visita obligada para
    estudiantes de niveles primario y secundario, que coinciden
    en el tiempo con el estudio de la comunidad primitiva cubana,
    dentro del cronograma de la asignatura Historia de
    Cuba.

  • 2- Es el escenario donde se desarrollan las
    actividades del Círculo de Interés de
    Arqueología.

  • 3- Visita de estudiantes universitarios
    de:

  • Las especialidades de Ciencias Biológicas y
    Geografía, procedentes de la Universidad de Ciencias
    Pedagógicas "Félix Varela" de Villa
    Clara.

  • Ciencias Médicas de la Filial de Sagua la
    Grande.

  • Ciencias agropecuarias de la Filial Universitaria de
    Sagua la Grande.

Aunque visitan la sala todos los niveles de
enseñanza del municipio, desde primario hasta
universitario, instructores de arte, entidades como Casas de
Abuelos y la Clínica del Diabético y otros grupo,
el ciclo de visitas prioriza a los estudiantes de quinto y noveno
grado. Al efecto, en comunión con la dirección
municipal de educación, se confeccionó un
calendario que incluye a todas las escuelas primarias y
secundarias del municipio.

Cada visita se caracteriza por una charla
recíproca entre los alumnos, sus profesores y los
especialistas del centro que desarrollan la actividad.

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Visita a la sala

El especialista conduce la charla primero hacia la
caracterización de los principales grupos
aborígenes cubanos. Esto se logra mediante la
identificación de los variados elementos asociados,
herramientas y restos de dieta. A partir de estos elementos se
induce a los alumnos a la descripción de los diferentes
hábitats ocupados por el hombre arcaico, así como
la interacción de este con su ambiente.

Los estudiantes llegan a las conclusiones de que en
entornos como el del noroeste de Villa Clara, los cazadores
tuvieron la oportunidad de establecer sus movimientos
cíclicos en una región cársica que agrupaba
abundantemente, fauna, silex de excelente calidad y agua potable,
tríada vital que dio cobertura al despliegue exitoso de
las estrategias de caza por toda la cordillera durante un
período de tiempo aparentemente extenso.

Una extensión más profunda de la
funcionalidad de esta sala y la disposición de las
colecciones en oficio de ella están representadas en el
Círculo de Interés de Arqueología. Este
grupo surge a partir de estudiantes que una vez visitada la sala,
quedaron cautivados por la experiencia. El conjunto, integrado
por estudiantes de los niveles escolares ya mencionados, emplea
la sala como cuartel de intercambio de debates, ideas, proyectos
y como "taller aborigen".

Nuestro paisaje local es abundante en rocas
silíceas, factor que ha contribuido a lograr una vasta
cantera de materia prima para la realización experimental
de herramientas líticas. Estos artefactos, que
caracterizan al hombre cazador, constituyen un elemento esencial
para su modo de vida.

Los procedimientos técnicos que se aplican a la
reducción de los núcleos de silex con el fin de
preparar útiles que den solución a los acuciantes
problemas de la subsistencia, están directamente asociados
con el modo de vida cazador-recolector que se remonta al origen
de la especie humana y de su cultura material y espiritual, y con
ello se manifiesta una regularidad histórica. De
ahí la importancia para Cuba de la profundización
en este tipo de estudios, porque aun cuando el hombre no ha
surgido en este escenario geográfico, es muy importante
conocer cuándo el remanente del estado anterior de ese
proceso histórico ocurrido en el Viejo Mundo,
arribó por primera vez a este archipiélago
después de transitar por la parte norte del continente,
cuestión esta que la arqueología cubana no puede
soslayar.

Es incuestionable que el encuentro cada vez más
reiterado con el silex hecho herramienta repercutió no
solo en un mejor enfrentamiento a esa realidad, sino que pudo
estimular el conocimiento por lo más útil del medio
para hacer más efectivo el esfuerzo desplegado. Puede
inferirse entonces, que en el ejercicio de la práctica
cotidiana se fortalecía la actividad analítica del
pensar y esto pudo llevar al hombre al descubrimiento de la
identidad de las rocas silíceas y de sus posibles nexos
con otras partes y objetos de necesidad de la época como
desbastar y cortar algo útil, matar y descuartizar
animales, etc.

En función de estos razonamientos, los
estudiantes se empeñan en la talla de las herramientas de
silex.

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Son capaces de reconocer el posible uso de cada
herramienta a partir de su estructura y de establecer
interesantes comparaciones entre sus homólogas
norteamericanas y europeas. La talla del silex desarrolla sus
capacidades creadoras y analíticas.

Otro aspecto que han desarrollado los integrantes de
este grupo es el reconocimiento de las distintas especies que
convivieron con el hombre primitivo, cómo las explotaron,
qué usos les dieron.

Según Steward (1995), desde la perspectiva
arqueozoológica se estudian conceptos sobre la
relación entre el medio ambiente, la subsistencia,
tecnología, población humana y otros aspectos de la
vida cultural, considerando al hombre y su medio como partes
integrantes de un todo, todo que constituye la trama de la vida,
como componentes interactivos donde el hombre se adapta a su
medio (el medio actúa sobre él) y también el
hombre modifica el medio (el hombre actuando sobre el
medio).

Ya en 1834, Sven Nilsson publicó sus
teorías que clasificaban al hombre según su medio
de subsistencia y la manera como interactuaba con el medio
ambiente. Habló del salvaje cazador, pescador, recolector;
del pastor y el nómada, que viven de sus rebaños,
del agricultor y del civilizado (Díaz-Franco,
2006).

Para la identificación de las diferentes
especies, los alumnos se han valido de la colección de
referencia. Se denomina colección de referencia a la
colección que atesora restos de todos los ejemplares
posibles que habitan o habitaron nuestro país (tanto
extintos como vivientes), para usos comparativos fundamentalmente
en la arqueozoología y la paleontología (Reitz y
Wing, 1999), aunque puede ser muy útil en otras
disciplinas científicas.

Nuestra colección cuenta con la osamenta de la
mayoría de los mamíferos cubanos, autóctonos
e introducidos, así como numerosos grupos de aves y en
menor medida del resto de los vertebrados.

Mediante la colección de referencia, los
integrantes del Círculo de Interés se han
introducido en el mundo de la anatomía comparada.
Empleando las piezas de esta colección a manera de
rompecabezas, son capaces de "armar" esqueletos enteros de
cualquier vertebrado, sabiendo reconocer con exactitud, a que
parte corporal pertenece cada elemento esquelético, lo que
les permite deducir a partir de los elementos de la
colección arqueozoológica, la manera en que el
hombre consumía su alimento: si lo mataba y trasladaba
íntegro, si lo descuartizaba y solo trasladaba algunas
piezas hasta su lugar habitacional. También infieren el
número de ejemplares presentes en la muestra y lo asocian
con un modo de vida racional, de subsistencia y nunca asociado
con matanzas indiscriminadas.

Los conocimientos adquiridos por los alumnos en el aula
les han permitido convertirse en verdaderos protagonistas de la
arqueología. Se les ha brindado la oportunidad de
participar en excavaciones locales, donde han demostrado sus
habilidades en la identificación de los distintos
elementos presentes en los residuarios, convirtiéndose en
colaboradores de gran utilidad en la labores investigativas,
asumiéndolas con disciplina y seriedad.

En sus propias expediciones, los estudiantes del
Círculo de Interés han descubierto por sí
solos dos sitios arqueológicos dentro de la
localidad.

Estos niños y adolescentes se han convertido en
un referente para sus compañeros de aula, que acuden a
ellos con elementos que encuentran y les parecen interesantes.
Sus maestros y maestras declaran que se han convertido en
líderes ambientalistas a través de la
arqueología.

Conclusiones

La sala de arqueología del Arqueocentro
constituye un escenario didáctico para el desarrollo del
conocimiento activo, de las capacidades y habilidades de los
estudiantes de primaria y secundaria básica, sobre el
aborigen cubano y su interacción con el medio
ambiente.

Bibliografía

  • Dacal, R. y M. Rivero. 1984. Arqueología
    aborigen de Cuba. Editorial Gente Nueva, La
    Habana.

  • Díaz-Franco, S. 2006. Análisis de la
    extinción de algunos mamíferos cubanos, sobre
    la base de evidencias paleontológicas y
    arqueológicas. Rev. Biol., 18(2): 147-154.

  • González-Rey, F. 1985. Psicología de
    la personalidad. Editorial Pueblo y Educación. La
    Habana.

  • Klingberg, L. 1978. Introducción a la
    didáctica general. Editorial Pueblo y
    Educación. La Habana.

  • Reitz, E. y E. Wing. 1999. Zooarchaeology. Cambridge
    University Press, Georgia.

  • Rico, P. 2002. Algunas características de la
    actividad de aprendizaje y del desarrollo intelectual de los
    alumnos. En: Compendio de Pedagogía.
    Editorial Pueblo y Educación. La Habana.

  • Silva, G., W. Suárez y S. Díaz-Franco.
    2007. Mamíferos terrestres autóctonos de Cuba
    vivientes y extinguidos. Museo Nacional de Historia Natural,
    La Habana.

  • Steward, J. 1995. Theory of culture change: the
    methodology of multilinear evolution. Urbana University of
    Illinois Press.

 

 

Autor:

Lic. Alejandro Sueiro Garra.

Profesor Asistente. Filial Universitaria Municipal de
Sagua la Grande.

Dr. Raúl Villavicencio
Finalé,

Profesor Auxiliar. Filial Universitaria Municipal de
Sagua la Grande.

Lic. Grace Casas Martínez.

Profesor Asistente. Filial Universitaria Municipal de
Sagua la Grande.

 

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