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La -solución final- al problema de la deuda (página 3)




Enviado por Ricardo Lomoro



Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8

"Se prevé que el déficit
presupuestario del gobierno federal de Estados Unidos crezca
alrededor de 14% a US$1,48 billones (millones de millones) en el
actual año fiscal, un aumento que en mayor medida se
origina en la extensión de recortes tributarios promulgada
el año pasado, indicó el miércoles la
Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO)"…
El
déficit presupuestario de EEUU llegaría a US$ 1,48
billones (The Wall Street Journal – 26/1/11)

"La Reserva Federal cambia sus cuentas para esconder
las pérdidas derivadas de la compra de activos bancarios y
bonos públicos. Pagará el contribuyente"…
La
FED oculta las pérdidas derivadas de la compra de activos
"tóxicos" (Libertad Digital – 26/1/11)

Escondido en su informe semanal, la Reserva Federal
(FED) anunció el pasado 6 de enero (2011) un cambio
contable que le permitirá esconder las pérdidas
producidas por la masiva compra de activos llevada a cabo desde
el principio de la crisis. Este hecho pasó desapercibido
inicialmente hasta que diferentes inversores se percataron de la
importancia real de esta modificación, reflejada en las
cuentas de las delegaciones locales de la Reserva
Federal.

Lo realmente indicativo de este cambio es la
admisión implícita de la Reserva Federal tanto de
las pérdidas que va a sufrir por la compra masiva de
activos bancarios y bonos gubernamentales (deuda pública)
como de la próxima subida de los tipos de interés,
que ya están en senda ascendente. El resultado final no
será otro que una fuerte subida de precios.

La Reserva Federal compró, tras el crash de 2008,
una buena parte de los activos hipotecarios "tóxicos" de
los bancos, y monetizó deuda del Gobierno a través
del conocido Quantitative Easing 1 (QE1), que movilizó
cerca de 1 billón de dólares. Más tarde,
ampliaría dicha monetización de bonos mediante el
QE Lite y el QE2.

Muchos analistas han alertado abiertamente sobre la
posibilidad real de que la Reserva Federal pueda entrar en
bancarrota debido, precisamente, a esta estrategia de compras y
las pérdidas asociadas a estos activos ante una futura
subida de los tipos de interés.

Aunque un banco central no puede, en
teoría, ir a la bancarrota (a menos que tenga deudas
impagables en moneda extranjera, que no es la situación de
la FED), la Reserva Federal debe mantener por ley una cierta
capitalización, y, en el caso de sufrir pérdidas
sustanciales, tendría que solicitar autorización al
Gobierno para poder recapitalizarse "imprimiendo" más
dinero.

Sin embargo, para ahorrarse el coste de
las negociaciones políticas, y aprovechando la
autonomía contable de la que sí goza, el presidente
de la FED, Ben Bernanke, a través de una gran pirueta
contable, va a imputar dichas pérdidas -que debería
asumir la entidad- al Gobierno federal y, por tanto, al
contribuyente estadounidense.

Los bancos centrales modernos devuelven todos sus
beneficios a su respectivo gobierno nacional. En concreto, en el
sistema de la Reserva Federal, las diferentes sedes locales
llevan a cabo las operaciones de mercado, especialmente la
delegación de Nueva York, y semanalmente pagan al Gobierno
los beneficios obtenidos por los activos, tras descontar gastos
de operación y un 6% en dividendos.

A partir de ahora, sin embargo, las pérdidas, en
vez de traducirse en la correspondiente reducción del
capital de la Reserva Federal, pasarán a ser
contabilizadas como pasivo negativo del Gobierno. Es decir, las
pérdidas se descontarán de los beneficios que
normalmente devuelve la FED al Tesoro Público, pudiendo
llegar incluso a no pagar nada hasta que vuelva a tener las
cuentas en orden. Así, tal y como indicó el propio
Bernanke:

En un escenario donde los tipos de interés a
corto plazo se elevan de manera significativa es posible que haya
un periodo durante el cual no enviemos nada al Tesoro durante un
par de años. Eso sería en mi opinión en el
peor de los casos.

Como resultado, para compensar esta
pérdida de ingresos el Gobierno federal de EEUU
tendrá que emitir más deuda pública que, a
su vez, será en su mayoría nuevamente monetizada
por parte de la Reserva Federal. La cuestión clave es que,
al final, las pérdidas de un banco central siempre acaban
traduciéndose en inflación, lo cual pondrá
una mayor presión sobre los precios, dejando así al
presidente de la FED entre la espada y la pared.

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Operación salida

La actuación tradicional de un banco central
sería vender activos para retirar dinero del mercado, pero
la venta de cualquiera de los activos que posee pondría a
su vez presión ascendente sobre los tipos, creando
más pérdidas a la FED y, por tanto, futura
inflación. De hecho, Bernanke tiene previsto seguir
comprando bonos gubernamentales mediante los mencionados QE Lite
y QE2, y ha dejado abierta la posibilidad de seguir con otra
"ronda cuantitativa" a su término.

La opción que va a elegir la Reserva Federal
será aumentar el interés en las reservas excesivas
de los bancos comerciales. Actualmente, ese interés es del
0,25%, una tasa que aplicada al billón de dólares
en reservas que poseen los bancos comerciales implica que
Bernanke está pagando cerca de 2.500 millones de
dólares al año. Un número aún muy
manejable, sobre todo, si se tiene en cuenta que los activos del
banco central generan actualmente unos 65.000 millones al
año.

El problema es que cuando los tipos suban y arrastren
con ellos a la Federal Fund Rate (el equivalente al interbancario
europeo) el interés que ahora se aplica sobre las reservas
excesivas deberá también subir para evitar la
salida en masa de todo ese dinero, lo cual doblaría la
masa monetaria (M1). Una subida que, obviamente,
multiplicaría las pérdidas del banco
central.

Así pues, queda claro que pagar intereses sobre
las reservas excesivas no resuelve el problema del exceso de
liquidez, tan sólo lo retrasa al precio de agrandarlo en
el futuro. Aún así, dada la situación, es la
única opción viable que parece quedarle a Bernanke
para tratar de controlar la abundante liquidez que ha inyectado
en el mercado crediticio estadounidense.

Primeros "efectos colaterales" (?) de la
inflación exportada (made in USA)

"En muchos países en desarrollo, la
inflación ya está a punto de superar las metas de
los bancos centrales. Indonesia y Turquía, por ejemplo,
corren el riesgo de quedarse rezagadas en su batalla contra la
inflación (si es que no la han perdido ya), lo cual
podría traducirse en aumentos de tasas más
agresivos más adelante. Esto perjudicaría
especialmente a los tenedores de bonos, ya que el valor de sus
retornos sería erosionado por la inflación.
"Actualmente vemos el sobrecalentamiento dentro del complejo de
los mercados emergentes como el mayor peligro que amenaza a la
economía global", apuntó el viernes Michael Shaoul,
de la firma Oscar Gruss & Son, en un informe"…
La
inflación pone en peligro el auge de los mercados
emergentes (The Wall Street Journal – 30/1/11)

Muchos de los problemas han sido
causados por bancos centrales que, en su empeño por
contener la avalancha de capital extranjero que ha disparado la
cotización de sus monedas, optaron por no subir las tasas
de interés.

Algunos gobiernos se han visto forzados
a intervenir para evitar la apreciación de sus monedas;
una divisa más fuerte puede sofocar las presiones
inflacionarias, pero encarece las exportaciones. También
están exigiendo que los bancos tengan mayores reservas e
imponiendo o incrementando las multas sobre algunas inversiones
de extranjeros.

Sin embargo, Ilan Goldfajn, economista jefe de
Itaú BBA en São Paulo, asegura que no está
claro si estas medidas surtirán efecto. El resultado,
indica, "es el riesgo adicional de exacerbar un fenómeno
de auge y caída… y al fin de cuentas hay que implementar
medidas más severas".

Mientras en los países ricos las tasas de
interés continúan en niveles de casi cero, los
inversionistas compraron bonos más rentables en mercados
como Indonesia, India y Brasil. Según la teoría, a
medida que estas economías fueran creciendo, las
autoridades monetarias subirían las tasas de
interés, lo que atraería a aún más
inversionistas, apreciando sus monedas y proporcionándole
un empujón adicional a los retornos. Sin embargo, la
realidad ha sido otra.

Un caso ilustrativo es el de Indonesia, que cuenta con
uno de los mayores mercados de bonos en moneda local de
Asia.

Indonesia nunca cayó en recesión durante
la crisis financiera global pero recortó las tasas como
medida preventiva. Desde entonces, el gobierno no ha subido los
intereses pese a que la economía crece a un ritmo de 6% y
la inflación casi llegó a 7% en diciembre,
superando con creces la meta del banco central.

El año pasado, Indonesia era una niña
mimada de los mercados. Desde principios de 2010, inversionistas
extranjeros dedicaron US$ 9.400 millones a bonos soberanos y
ahora tienen 30% de la deuda soberana en circulación,
comparado con 15% en marzo.

Ahora, los temores inflacionarios han causado
dañinas liquidaciones. Los inversionistas extranjeros
vendieron US$ 1.300 millones en bonos indonesios entre el 7 y 26
de enero, según el gobierno. En general, los bonos en
divisa local han perdido cerca de 5% de su valor en apenas un
mes, según Barclays Capital. "Indonesia ofrece el
precedente más preocupante para los demás
países cuyos bancos centrales puedan quedarse rezagados",
en su combate contra la inflación, dijo Michael Gavin,
director de estrategia de mercados emergentes de
Barclays.

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La Fed "a por todas", de guardián del dinero,
a mayor prestamista del gobierno US

"Ni el Gobierno chino, ni el japonés. El
mayor tenedor de deuda pública estadounidense ya no es
ninguna de las economías emergentes sino la Reserva
Federal de Estados Unidos. Una primera posición que para
muchas voces no es suficiente y ya presionan para que la
institución que preside Ben Bernanke continúe
invirtiendo en los títulos de su propio
país"…
La Fed ya es el mayor tenedor de deuda de
EEUU (Cinco Días – 2/2/11)

La actual crisis económica ha pasado por varias
fases. Una de ellas es la de las tensiones en la deuda
pública. El foco ha estado principalmente puesto en los
denominados países periféricos, más
concretamente Portugal, Irlanda, Grecia y España. Unos
países que veían como los intereses disparaban el
coste de financiarse en los mercados. Una crisis que tampoco es
ajena, aunque en diferente nivel, para la primera potencia del
mundo: EEUU.

En los últimos años China (con 896.000
millones de dólares) y Japón (con 877.000 millones)
lideraban la clasificación de tenedores de deuda
pública del país norteamericano. Hoy esto ya no es
así. Actualmente es la Reserva Federal la cabeza visible
de este ranking, con un montante en su cartera de 1.100.000
millones de dólares, según revelan el diario
Financial Times. Una cifra que podría elevarse a los 1,6
billones para el próximo mes de junio (2010).

Esta política de compra masiva de deuda propia
está siendo alentada por diversos analistas y expertos. El
presidente de Fed de Kansas, Thomas Hoening, es uno de ellos y
según él se podría renegociar una
ampliación de la compra de deuda pública en caso de
que los indicios de una sólida recuperación
económica no se materialicen. En unas declaraciones
realizadas ayer, Hoening aseguró que se están dando
las condiciones para pensar en una posible subida de los tipos de
interés y en una normalización de la
política monetaria.

Repartiendo
inflación por todo el mundo

"La inflación crece en medio mundo, sobre
todo en alimentos y materias primas. Algunos gobiernos empiezan a
limitar por ley los precios"…
La inflación de
materias primas revive la amenaza del "control de precios"
(Libertad Digital – 8/2/11)

Las protestas y revoluciones en todo el mundo
están en las portadas de todos los medios de
comunicación. El norte de África, Asia… y la
preocupación latente de que pueda extenderse a más
países. Incluso Grecia tuvo un amago que al final el
Gobierno controló a duras penas.

Esta serie de revoluciones no debería pillar por
sorpresa a nadie y no es coincidencia que suceda justo cuando el
precio de la comida está empezando a dispararse, siendo
los países más pobres y los emergentes los que, de
momento, más lo están notando. En India, incluso,
crearon un "hit del verano" contra la subida de precios. Si se
atiende a la historia encontraremos pocas o ninguna
revolución que sucediera en un periodo donde la gente
tenía el estómago lleno y ciertas expectativas de
futuro (incluso si eran falsas). La gente cambia radicalmente con
el estómago vacío.

Y tampoco debería extrañar a nadie que una
de las medidas que han empezado a tomar los gobiernos de medio
mundo sea el control los precios, especialmente en la comida y el
resto de materias primas. Los políticos saben por
experiencia que los precios cambian elecciones. Hasta el partido
único en China está en alerta por las revueltas
sociales que pudiera causar este fenómeno.

Pero los controles de precios, que ya se están
empezando a implementar, traerán consecuencias aún
peores. Es curioso, ya que este tipo de medidas intervencionistas
es una de las escasas áreas donde todas las teorías
económicas están de acuerdo. Probablemente, porque
la historia es clara: nunca funcionan.

Aún así, los políticos siguen
agarrándose a los controles de precios como acto
desesperado para mantenerse en el poder, algunas veces incluso
con el apoyo de una parte de los ciudadanos, que acabarán
sufriendo las consecuencias.

Así, por ejemplo, vemos cómo China ya ha
empezado a imponer control de precios en la comida, enviando a la
cárcel a aquellos comerciantes que se negaban a obedecer;
el Gobierno de India, un país con una larga historia en
este tipo de intervenciones, ha recrudecido sus esfuerzos para
que se obedezcan las leyes, en un momento en el que los precios
de la comida han llegado a subir cerca de un 20% en un
año; Rusia también ha impuesto controles de
precios, a la vez que ha prohibido la exportación de
ciertos productos agrícolas. El IPC ruso se acerca al 10%,
de nuevo con la comida y la energía de protagonistas;
varios países africanos y sudamericanos también han
prohibido recientemente la exportación de ciertas materias
primas…

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El denominador común en todos estos casos
consiste en culpabilizar a los "especuladores" del alza de
precios, al tiempo que los políticos alegan que esos
"controles" ayudarán a los más necesitados. Sin
embargo, los gobiernos nunca explican claramente la razón
de estas subidas de precios.

En Occidente todo esto podría sonar a problemas
típicos de los países no desarrollados, pero los
últimos datos de inflación darán que pensar
a más de uno. Así, en España, el IPC oficial
que elabora el Gobierno subió un 3,3% interanual el pasado
enero, siendo la comida y la energía los productos que
más contribuyeron de largo a este incremento.

Parece que se repite la historia: el ex presidente
Roosevelt impuso drásticos controles de precios en EEUU
durante la Gran Depresión de los años 30; la
siguiente gran crisis internacional tuvo lugar con la
estanflación de los años 70 -cuarenta años
más tarde-, y el entonces presidente Nixon también
aplicó control de precios en EEUU; la presente crisis,
conocida como la Gran Recesión, también llega
puntualmente 40 después. ¿Será esta vez
diferente?

Dados los ejemplos históricos, no es descabellado
pensar que los políticos vuelvan a probar. De hecho, el
presidente francés, Nicolas Sarkozy, ya ha propuesto
estudiar medidas similares en el seno del G-20. Mientras, en EEUU
se acaba de aprobar una ley que obliga a los participantes de los
mercados de futuros de las materias primas a tener que solicitar
un permiso al Gobierno federal si superan los 300 contratos al
mes.

Los controles de precios no funcionan

Por desgracia, este ciclo de intervención
monetaria-inflación-control de precios se repite una y
otra vez. Durante este proceso, una buena parte de la
población se cree las promesas políticas y apoya la
intervención de los gobiernos para, al poco tiempo,
arrepentirse tras observar las consecuencias reales de tales
medidas. Entender por qué los controles de precios no
funcionan es bastante sencillo, gracias a la fundamental ley de
la oferta y la demanda.

El mercado, el conjunto de intercambios voluntarios,
coordina la producción a través del sistema de
precios. Esta coordinación se produce porque los
artículos más demandados ven cómo su precio
sube, y todo lo contrario para los menos demandados.

Un precio más alto sirve de incentivo a los
productores para producir más y, en cambio, un precio
más bajo les incentiva a producir menos y dedicar recursos
a otra producción más demandada por la gente. De
esta manera, los precios logran coordinar los gustos y
necesidades de la gente (demanda) con la capacidad de
producción (oferta) existente en cada momento. Ésta
es la razón por la que el supermercado de al lado de su
casa está siempre abastecido con los productos que nos
gusta comprar.

El problema viene cuando estos precios se distorsionan
mediante controles gubernamentales. Cuando se mantienen
artificialmente bajos, los productores dejan de recibir la
señal, el aumento de precio, que marca la demanda de la
gente por ese producto y no reaccionan aumentando la
producción para satisfacer esa demanda. Por su parte, el
precio más bajo anima a realizar un mayor
consumo.

Menos producción y más consumo tan
sólo acaba produciendo mayor escasez y, en última
instancia, desabastecimiento. En casos extremos, este tipo de
controles hace que los productores dejen de fabricar o vender su
producto, ya que su venta a un precio inferior al real (al del
mercado) le supone entrar en pérdidas, tal y como
sucedió en el caso de los granjeros
estadounidenses.

Actualmente, las futuras subidas de precios parecen
inevitables. A pesar de sus promesas, los bancos centrales del
mundo todavía no han dado marcha atrás a sus
programas excepcionales de inyección monetaria al sistema
bancario, al tiempo que siguen monetizando deuda
pública.

La desinflación sufrida desde 2008 ha podido dar
la impresión de que todos estos rescates salían
gratis. Sin embargo, toda acción tiene su consecuencia, y
ahora parece que llega el momento de pagar la factura: precios
más altos, principalmente en los bienes de primera
necesidad. Ahora, el gran riesgo radica en que los gobiernos
opten, sobre todo en medio de un ambiente de protestas sociales,
por aplicar parches para controlar unos precios en auge en lugar
de combatir la raíz del problema.

La historia demuestra que los controles de precios
siempre han fallado. De hecho, garantizan empeorar la
situación y alargar la crisis, perjudicando a todo el
mundo, sobre todo a los más desfavorecidos. Así
pues, antes esta situación, la pregunta clave a responder
es la siguiente: ¿hemos aprendido la lección? La
respuesta, en breve.

El CE2: también la Unión europea se
encamina hacia la monetización de la deuda

"Los ministros de Economía de la UE pactaron
una dotación de 500.000 millones de euros para el fondo de
rescate permanente para los países de la eurozona con
problemas de deuda que comenzará a funcionar a mediados de
2013, según ha anunciado el primer ministro
luxemburgués y presidente del Eurogrupo, Jean-Claude
Juncker"…
La UE acuerda ampliar el fondo de rescate
permanente con una dotación de 500.000 millones
(Negocios.com – 15/2/11)

"Nos hemos puesto de acuerdo sobre el volumen de la
capacidad de préstamos del mecanismo europeo de
estabilidad, sobre un montante de 500.000 millones de euros", ha
explicado Juncker. Esta dotación se revisará cada
dos años. Además, a esta cantidad se
añadirá la aportación del Fondo Monetario
Internacional (FMI), probablemente 250.000 millones, así
como las contribuciones voluntarias de los Estados que no
pertenecen a la eurozona, según ha explicado el comisario
de Asuntos Económicos, Olli Rehn.

El actual fondo, que expira en 2013, está dotado
con 750.000 millones de euros, incluyendo la aportación de
250.000 millones del FMI.

Bernanke se defiende ante el G-20: la
inflación y la burbujas son vuestras, no
mías

"El presidente de la Reserva Federal de Estados
Unidos, Ben Bernanke, entregó el viernes su respuesta
más dura hasta la fecha a las críticas extranjeras
que señalan que las políticas de dinero
fácil del banco central estadounidense están
alimentando la inflación y burbujas de activos en el
mundo, en momentos en que los líderes de finanzas del
Grupo de los 20 se reúnen en París"…

Bernanke defiende la política de tasas bajas de EEUU (The
Wall Street Journal – 18/2/11)

Al resto del mundo le interesa la
recuperación estadounidense que las políticas del
país están alentando, sostuvo Bernanke en
comentarios preparados con anterioridad para ser presentados en
una conferencia de bancos centrales en París.

El titular de la Fed
añadió que los encargados de la política
monetaria en el extranjero tienen muchas herramientas por
sí mismos para combatir la inflación y burbujas de
activos, entre las que se incluyen el permitir que sus tipos de
cambio se ajusten al alza para evitar un
sobrecalentamiento.

El funcionario afirmó,
además, que la creciente expansión de las
economías en desarrollo, impulsada en parte por sus
propias políticas económicas, está causando
problemas para Estados Unidos.

"Los efectos indirectos pueden avanzar
en ambos sentidos", dijo. "El resurgimiento de la demanda en los
mercados emergentes ha contribuido significativamente a la
pronunciada alza reciente de los precios internacionales de los
bienes básicos", agregó.

Los líderes del G20 se reunieron por
última vez en Corea del Sur a comienzos de noviembre
(2010), pocos días después de que la Fed anunciara
su plan para comprar US$ 600.000 millones en bonos del Tesoro, un
programa conocido como flexibilización cuantitativa que
busca mantener bajas las tasas de largo plazo y llevar a los
inversionistas a comprar activos de mayor riesgo y estimular el
crecimiento. Los funcionarios de la Fed fueron criticados en la
reunión de Corea por alimentar la inflación e
intentar hacer bajar al dólar.

En una serie de declaraciones desde noviembre, Bernanke
ha rechazado estas críticas. Una de las bases de las
críticas apunta a que las políticas de dinero
fácil de la Fed están impulsando el ingreso de
capitales especulativos hacia los mercados en desarrollo.
Bernanke sostuvo que el dinero llega a estos mercados debido a
que esas economías están creciendo demasiado
rápido. "Los últimos datos sugieren que los flujos
acumulados hacia mercados emergentes no están fuera de
línea con las tendencias de más largo plazo",
afirmó.

Bernanke sostuvo que las
economías en desarrollo de rápido crecimiento
podrían utilizar "ajustes en el tipo de cambio, medidas
monetarias y fiscales, y medidas macroprudenciales" para enfriar
sus propios sobrecalentamientos económicos.

Los comentarios sobre los tipos de cambio
parecían estar dirigidos a China, aunque Bernanke no
mencionó al país asiático en sus
declaraciones. En su lugar, el titular de la Fed afirmó
que los países con grandes desequilibrios comerciales
deben "permitir que sus tipos de cambio reflejen mejor los
indicadores fundamentales del mercado y aumenten sus esfuerzos
por substituir la demanda local por exportaciones".

El comentario de Bernanke sobre las medidas
macroprudenciales hace referencia a los esfuerzos por fortalecer
la regulación financiera global.

Estados Unidos, por su parte, necesita colocar su propia
política fiscal en un rumbo más sostenible,
indicó, en referencia a la necesidad de reducir el
déficit presupuestario federal en el largo
plazo.

Bernanke pareció también
hacer una advertencia indirecta a China. Estados Unidos y
Francia, señaló, ayudaron a provocar la Gran
Depresión en las décadas de los veinte y los
treinta al mantener sus propias monedas subvaloradas por
demasiado tiempo. El dólar y el franco, en niveles
subvalorados, provocaron grandes ingresos de capital a estos
países y terminaron por desestabilizar el sistema
financiero mundial, dijo Bernanke.

Bernanke dedicó gran parte de sus
comentarios a un tema que ha estado explorando desde 2005: la
gran acumulación de ahorros en el mundo en desarrollo y
entre los países productores de petróleo, lo que, a
su vez, generó una inundación de capital en Estados
Unidos antes de la crisis financiera.

"La crisis financiera global está
retrocediendo, pero los flujos de capital una vez más
están presentando ciertos desafíos considerables
para la estabilidad macroeconómica y financiera
internacional", indicó. "El mantenimiento de divisas
subvaloradas por parte de algunos países ha contribuido a
un patrón de gasto global que es desequilibrado e
insostenible", puntualizó.

El deschave (I): objeciones a la monetización
de Bernanke (así, se entiende todo)

– ¿Quién crea los desequilibrios,
Bernanke? (Libertad Digital – 18/2/11)

(Por Juan Ramón Rallo)

¿Qué más le da a
Bernanke que el crédito de EEUU se vaya a China y vuelva
desde allí a EEUU a que, en cambio, se quede dentro del
país sin pasar por el gigante asiático? Pues parece
que sí le da, porque Bernanke lo que quiere es envilecer
el dólar.

(Por Juan Ramón Rallo)

Se queja Helicóptero Ben Bernanke de que el
dinero chino sigue entrando en grandes cantidades a Estados
Unidos, motivo que le hace temer que los desequilibrios
internacionales sigan acumulándose y terminen explotando
en forma de nueva crisis. En opinión del presidente de la
Fed, el déficit exterior de EEUU va de la mano del
superávit exterior chino, de modo que para "enfriar" los
flujos de capital desde Asia a Norteamérica habría
que dejar que el mercado revaluara el yuan (restando
competitividad a los chinos y minorando su
superávit).

El simplismo de Bernanke es sin duda
pavoroso, casi tanto como que semejante cabeza esté
dirigiendo la Reserva Federal y el futuro del dólar. Como
ya expliqué en otras ocasiones, los dólares que
consigue China y que reinvierte en Estados Unidos no proceden de
otro sitio que de la expansión crediticia que de continuo
implementa el sistema bancario yanqui asistido por la Reserva
Federal. Cuando los bancos generan mucho crédito, parte
del mismo se filtra al extranjero -a China- para, finalmente,
acabar regresando a Estados Unidos en forma de inversión
extranjera.

Por supuesto, si China dejara flotar su
divisa, el yuan se encarecería y una parte del
crédito estadounidense que ahora se dirige a importar
mercancías, se quedaría dentro del país.
Pero, ¿cuál sería en tal caso la diferencia
para Bernanke? ¿Qué más le da que el
crédito de EEUU se vaya a China y vuelva desde allí
a EEUU a que, en cambio, se quede dentro del país sin
pasar por el gigante asiático? Pues parece que sí
le da, porque Bernanke lo quiere es envilecer el dólar
-generar inflación- y mientras los estadounidenses puedan
comprar a precios fijos o decrecientes las importaciones chinas,
esa inflación interna se diluye enormemente o se concentra
en ciertos productos muy escasos que -como las materias primas-
ni siquiera China puede fabricar a corto plazo en grandes
cantidades.

Lo que teme Bernanke, pues, no es que se
genere otra burbuja con el crédito artificial que
él está estimulando a crear, sino que sea incapaz
de provocar una intensa inflación para así diluir
el valor real de las deudas y estafar a los acreedores
estadounidenses (internos y externos). He ahí expuesta en
toda su miseria la preocupación por el déficit
exterior, el (falso) ahorro asiático y los desequilibrios
internacionales.

¿Se han vuelto todos locos?
¿Harán un concurso a ver qué BC "mea
más lejos"?

"El Banco de Japón soportó durante
años las acusaciones de que fue intransigente a la hora de
responder a la postración en que cayó la
economía del país. Ahora está
contraatacando. Masaaki Shirakawa, el estudioso y delgado
gobernador del banco central, está en plena campaña
para defender una postura que podría sorprender a sus
detractores: el Banco de Japón es un incomprendido pionero
de políticas monetarias innovadoras para combatir la
deflación, tales como las tasas de interés a casi
0% y la compra de valores gubernamentales, a las que ahora han
recurrido los bancos centrales de las economías
desarrolladas de Occidente. El banco central japonés,
asimismo, sigue a la vanguardia en su empeño por despertar
lo que el economista británico John Maynard Keynes
denominó los 'espíritus animales' del empresariado
del país"…
Japón contraataca y dice ser un
pionero de la política monetaria (The Wall Street Journal
28/2/11)

En una aparente paradoja, Shirakawa también
plantea que estas políticas no siempre dan resultado y
ahora se concentra en tratar de redefinir la forma en que los
economistas entienden la deflación, una debilitante
caída en los precios al consumidor. Argumenta que las
manos del Banco de Japón están atadas porque la
caída en el gasto de los consumidores y la
inversión de las empresas está tan relacionada con
el declive de la población del país, un factor que
la entidad no controla, como con la oferta de dinero, sobre la
que sí puede actuar.

"Siento una gran frustración ante las
críticas simplonas", dijo Shirakawa en una larga
entrevista con The Wall Street Journal en una sala de reuniones
cerca de su oficina. Consultado al respecto, se niega a mencionar
un error en particular que el banco pueda haber cometido durante
los 15 años que ha pasado combatiendo la deflación.
En su lugar, apunta con ironía a los críticos
occidentales que culpan al banco central del prolongado letargo
de Japón, pero que no advirtieron que se estaba gestando
una gigantesca burbuja inmobiliaria en Estados Unidos.

"El Banco de Japón ha sido un solitario precursor
que ha implementado nuevas e innovadoras medidas a gran escala",
aseveró el economista de 61 años, que se toma su
tiempo para buscar las palabras precisas y las calificaciones
adecuadas para matizar sus comentarios. "Cuando anunciamos esas
medidas, no llamaron mucho la atención o fueron
consideradas extrañas. Pero, con la perspectiva del
tiempo, el denominado relajamiento cuantitativo adoptado por la
Reserva Federal es esencialmente lo mismo que hicimos a comienzos
de la década pasada", explicó.

Ben Bernanke, el presidente de la Reserva Federal (Fed),
fue uno de los economistas occidentales que criticaron sin
contemplaciones a los japoneses, a los que acusaron de ser
demasiado tímidos, cuando era profesor en la Universidad
de Princeton. Posteriormente, ha indicado en privado sus
remordimientos por el tono empleado en algunos de sus
comentarios.

Shirakawa, un economista de bajo perfil que
estudió en la Universidad de Chicago en los años
70, es ahora el que levanta el dedo acusador. En reuniones a
puertas cerradas a las que asisten los presidentes de los bancos
centrales cada dos meses, en Basilea, Suiza, Shirakawa ha estado
realizando miniconferencias ante sus colegas.

En una reunión en septiembre,
cuando la Fed se preparaba para lanzar su plan de compra de bonos
para reactivar la economía, Shirakawa sonó la voz
de alerta sobre las limitaciones de estas políticas no
convencionales, basándose en la experiencia
japonesa.

No sólo eso. En una serie de
discursos cuidadosamente preparados ha tratado de exponer sus
argumentos ante un público más amplio. Uno de
ellos, pronunciado el año pasado, contenía 34 notas
a pie de página, 23 páginas de gráficos y 33
referencias académicas.

El mensaje de Shirakawa, en esencia, es
que lejos de estar dormido el Banco de Japón ayudó
durante las dos últimas décadas a impedir que la
economía cayera en una depresión como la que
Occidente sufrió en los años 30.

Agrega que el organismo no ha sido suficientemente
reconocido por llevar adelante medidas experimentales
pequeñas pero significativas que, en su opinión,
podrían impulsar una mayor toma de riesgos y cambios en la
actitud del gobierno, las empresas y los bancos japoneses.
Aludiendo a una metáfora científica, afirma que
está tratando de revertir "el decaimiento en el
metabolismo económico" de Japón, una tarea que el
banco central ha asumido porque nadie más parece tener la
disposición o la capacidad de hacerlo.

Shirakawa se está transformando en una inesperada
voz de liderazgo, tanto en el país como en el extranjero.
Ello se debe, en parte, a que pese a las intensas
críticas, ha sido el articulador de políticas
más estable en un gobierno debilitado.

El Banco de Japón se
transformó en un laboratorio de políticas
heterodoxas pero, en última instancia, ineficaces. Ha
comprado bonos del gobierno japonés, valores respaldados
por activos, deuda de empresas e, incluso, acciones. Las compras
inyectaron dinero al sistema financiero y tenían el
objetivo de estimular la toma de riesgos por parte de los bancos
y los inversionistas, explica Shirakawa. Pero no consiguieron
reanimar la economía ni terminar con la
deflación.

Shirakawa dice que la experiencia
japonesa muestra que no se puede superar la deflación
inundando la economía de efectivo. "Los hechos han
invalidado esa propuesta", indica.

Monografias.com

El deschave (II): objeciones a la monetización
de Bernanke (así, se entiende todo)

– Bernanke nos exporta su inflación (Libertad
Digital – 4/3/11)

(Por Juan Ramón Rallo)

Frenar la caída ha significado
frenar el reajuste, de modo que hemos terminado
estrellándonos contra el mismo cuello de botella que ya
estranguló el crecimiento mundial en 2008.

Los hay que han visto en la advertencia de Trichet de
que tal vez subirá los tipos de interés en abril un
soberano despropósito. "La economía española
renqueante y Trichet encareciéndonos el coste de la deuda;
¿por qué no aprenderá de su cuate, el
inflacionista Bernanke?". Aseguran que ante una inflación
de costes como la que vivimos -los precios suben porque el
petróleo y otras materias primas se encarecen-, aumentar
los tipos de interés no servirá de nada. Al cabo,
restringir el acceso al endeudamiento encareciéndolo
sólo sería de utilidad si la inflación fuera
consecuencia de que ese endeudamiento creciera (recalentando
entonces la demanda), pero hoy nadie está obteniendo
nuevos créditos a pesar de estar los tipos de
interés al 1%, ¿a qué viene subirlos aun
más?

Reconozco que, como en 2008, Trichet tiene poco margen
de maniobra combatiendo una inflación que, en gran medida,
le viene de fuera. Si acaso, el único freno al
encarecimiento del petróleo vendrá vía
revalorización del euro frente al dólar: si este se
aprecia aun más, el barril nos costará menos. Algo
que, sin embargo, puede convertirse en una alegría
pasajera si los mayores tipos de interés abocan al impago
a países como España y Portugal y, por tanto, la
cotización del euro se hunde.

Podría parecer entonces que los
monetaristas-inflacionistas están en lo cierto y que
Trichet está combatiendo moscas a cañonazos. El
problema es que Trichet, dentro de sus parcas posibilidades,
está apuntando hacia la dirección adecuada: la
subida de tipos de interés. Quien está obrando de
mala manera y está conduciendo a la economía
mundial a una situación límite no es Trichet, sino
Bernanke. Suya, y de su política monetaria
extraordinariamente expansiva, es la responsabilidad de que las
materias primas estén subiendo y de que, por tanto, se
esté extendiendo una inflación a escala
internacional.

El proceso es el siguiente: al bajar los
tipos de interés y monetizar casi todo aquello que fuera
monetizable, Bernanke no sólo ha permitido financiar el
derrochador y billonario déficit de Obama, sino que
además ha permitido, por un lado, que la economía
de Estados Unidos no se reconvirtiera en la dirección de
ahorrar o producir más materias primas y, por otro, que
China y el resto de países que le venden mercancías
sigan hiperdesarrollándose a costa del endeudamiento de
los estadounidenses (que no otra cosa significa que Estados
Unidos mantenga un déficit exterior merced a las laxas
facilidades internas de endeudamiento).

Desde la crisis de 2008, el dogma monetarista ha
consistido en afirmar que, a diferencia de lo que
sosteníamos los austriacos, las economías mundiales
no necesitaban reajustarse a gran escala. Todo se trataba de un
problema de expectativas que habían llevado a los agentes
a atesorar masivamente dinero y a que las economías
operaran por debajo de su potencial. La respuesta, pues,
debía ser incrementar la cantidad de dinero por parte de
los bancos centrales para que la gente siguiera gastando como
antes, permitiendo una rápida recolocación de los
recursos ociosos.

Mas hete aquí que cuando lo han hecho, la
economía mundial efectivamente se ha estabilizado y ha
comenzado a remontar el vuelo, pero… se ha topado de bruces con
la realidad de unas estructuras productivas que para funcionar
necesitan consumir más materias primas de las que ahora
estamos capacitados para producir. Es decir, hemos vuelto a
mediados de 2008, antes del estallido de la crisis, pero con un
volumen de deuda pública infinitamente mayor.

Cualquier persona que sostenga la disparatada
teoría de que el problema que padecemos es esencialmente
monetario y no real, debería plantearse estas tres simples
preguntas:

1. ¿Alguien creía que podíamos
recuperarnos manteniendo casi intacta la estructura productiva de
2007-comienzos de 2008 sin que el precio de las materias primas
se disparara?

2. ¿Alguien cree que esa estructura productiva de
2007 es viable con los elevadísimos precios actuales de
las materias primas?

3. Si ambas respuestas son negativas, entonces
¿no estamos ante una crisis real que hay que corregir por
el lado de la oferta? ¿A qué viene cebar sin ton ni
son la demanda como si el problema estuviera
ahí?

En definitiva, la respuesta monetarista ha sido una
calamidad. Frenar la caída ha significado frenar el
reajuste, de modo que hemos terminado estrellándonos
contra el mismo cuello de botella que ya estranguló el
crecimiento mundial en 2008. Bernanke jamás debería
haber acomodado tanto como lo hizo las necesidades de unos
deudores que o debían reducir su consumo de materias
primas o incrementar su producción de las mismas, y que
gracias a la expansión crediticia del Helicóptero
Ben han podido no hacer ni lo uno ni lo otro.

Nuestras iras deberían dirigirse,
pues, no contra Trichet, quien tímidamente está
haciendo lo correcto, sino contra Bernanke y los monetaristas,
quienes desde un comienzo no comprendieron de qué iba esta
película y, tras el fracaso de los planes de
estímulo keynesiano que ellos mismos ayudaron a sufragar,
tomaron el relevo a la hora de estrecharnos, aún
más, la soga alrededor del cuello.

La inflación reaparece en los Estados Unidos
(más allá de la "subyacente")

"La inflación, que alguna vez se pensó
que estaba muerta, aún tiene pulso. Aunque es improbable
que el aumento de los precios se vuelva desenfrenado, los
consumidores están incrementando sus expectativas de
inflación, y más empresas están subiendo sus
precios de venta para recuperar los costos de los
insumos"…
La inflación regresa lentamente al
panorama de EEUU (The Wall Street Journal –
20/3/11)

Las señales de vida de la inflación se
producen en momentos en que la Reserva Federal debe analizar los
efectos potenciales de la tragedia en Japón y la
agitación en el Medio Oriente.

Los datos de precios al consumidor publicados el 17/3/11
mostraron que la inflación se encuentra dentro de la meta
preferencial de la Fed en torno al 2%. Los precios totales,
impulsados por las alzas en los alimentos y la energía,
aumentaron un 2,1% en los 12 meses hasta febrero, mientras que la
inflación básica, que excluye los alimentos y
combustibles, subió sólo un 1,1%, lectura inferior
a la meta preferida de la Fed del 2%.

Aún así, los mayores costos de los bienes
básicos están comenzando a afectar al
panorama.

Por ejemplo, las expectativas de inflación para
el próximo año, según el sondeo de Thomson
Reuters/University de Michigan, comenzaron a aumentar cuando la
gasolina se dirigió hacia los US$ 3 el galón y
más. Los consumidores ahora creen que la tasa de
inflación podría superar el 4% dentro de un
año.

Los aumentos de precios ya se han extendido más
allá de la gasolina y los alimentos. El informe del IPC
mostró avances en febrero (2011) en los vehículos
nuevos, servicios de salud y entretenimiento. Las tarifas de las
aerolíneas aumentaron un 2,1% en febrero, el cuarto mes
consecutivo en que se registra un alza superior al 2%,
según el informe del IPC.

Las interrupciones en el suministro causadas por el
terremoto de Japón podrían generar nuevos aumentos
de precios. Los envíos de repuestos de automóviles
y componentes de computadoras podrían postergarse, lo que
generaría cuellos de botella o escasez de productos que
alentarían a más empresas a elevar sus precios. El
Instituto de Gestión de Suministros señaló
que hubo una escasez de componentes electrónicos en enero
y febrero, antes del terremoto.

La primera señal del efecto de una escasez se
observaría en el índice de precios al productor,
que sigue los precios mayoristas de los equipos de capital y
bienes de consumo.

La situación complicará los esfuerzos de
la Fed para equilibrar su doble mandato. Recientemente, el banco
central se ha enfocado en promover el crecimiento de la
producción como una forma de reducir el desempleo. Ahora,
las autoridades de la Fed deberán prestar más
atención a la otra cara de la moneda, la
inflación.

"Me lo llevo": de prestamista de última
instancia, a comprador último de la deuda

"La banca central copa las emisiones del Tesoro de
EEUU en el último trimestre de 2010. Si Bernanke detiene
las compras el tipo de interés subirá"…
El
nuevo dilema de Bernanke – Los inversores privados desaparecen
del mercado de deuda estadounidense (Libertad Digital –
21/3/11)

Los bancos centrales, en teoría,
no pueden comprar deuda pública directamente al gobierno
-lo que se conoce como monetizar deuda-. Por ello, en la
actualidad, los gobiernos venden sus bonos a una serie limitada
de entidades privadas que actúan como intermediarios entre
el resto del mercado, los bancos centrales y el propio gobierno.
Para convertirse en uno de estos agentes se necesita una licencia
especial del poder político.

La justificación teórica
de este oligopolio es que, de este modo, se evita que el banco
central compre directamente deuda pública, simulando
así un proceso de "mercado" que, en realidad, es ficticio.
Así, a través de estos intermediarios se pretende
evitar que la banca central financie a los gobiernos, un proceso
que, más tarde o más temprano, siempre ha acabado
en hiperinflación.

Sin embargo, la crisis está poniendo de
manifiesto que una buena parte de la teoría
económica estándar no se sostiene si se observa la
realidad. El caso más evidente ahora mismo es,
quizás, el de Estados Unidos y las acciones de su banco
central, la Reserva Federal (FED).

Monografias.com

La gráfica anterior muestra los compradores de
deuda pública estadounidense en el "mercado" en cada
trimestre del año. Como se puede observar, en el
último trimestre de 2010 la Reserva Federal (amarillo) se
ha convertido en el principal comprador de deuda del Gobierno,
seguido de inversores extranjeros (en rojo). En cambio, los
compradores domésticos (azul) se han reducido
drásticamente, dejando prácticamente solos a la
Reserva Federal y a los foráneos. Pero teniendo en cuenta,
además, que la mayoría de los inversores
extranjeros son otros bancos centrales que compran deuda
estadounidense para mantener su balanza de pagos y sus monedas
estables, la conclusión es que los inversores privados han
desaparecido.

En concreto, la Reserva Federal se ha
convertido en el comprador de más del 60% del mercado de
los bonos estadounidenses. Y es que, resulta algo ingenuo pensar
que las entidades con licencia para comprar directamente deuda
pública, los llamados "Primary Dealers", podrían o
querrían comprar esa enorme cantidad de bonos de escasa
rentabilidad si la FED no estuviera a su vez dispuesta a adquirir
casi todo el papel que el Tesoro emite al "mercado".

De hecho, los "Primary Dealers" están vendiendo a
la Reserva Federal deuda que compraron al Gobierno de Washington
apenas una o dos semanas antes. Aunque el presidente de la FED,
Ben Bernanke, ha reiterado que no está monetizando deuda
pública, los números son contundentes. Es
más, el hecho de que los "Primary Dealers", los
únicos capaces de comprar deuda gubernamental, sean una
serie de entidades autorizadas por el propio Gobierno está
volviendo a levantar muchas sospechas acerca de su independencia
real.

Monografias.com

La situación actual se debe al
Quantitive Easing 2 (QE2), el segundo programa de compra de deuda
pública puesta en marcha por la FED, que empezó a
finales de 2010. Sus efectos han sido más
dramáticos que los del Quantitive Easing 1 (QE1), el
primer programa que se realizó en respuesta a la
crisis.

QE1 tuvo lugar durante finales de 2008 y principios de
2009. En la anterior gráfica se puede observar que el
repunte de las compras de la Reserva Federal (amarillo) en esa
época aumentaron, y acabaron expulsando a una buena parte
de los inversores privados (azul) del mercado de
bonos.

Estos inversores privados, sin embargo, volvieron a
finales de 2009 conforme las presiones deflacionarias
volvían a aflorar, convirtiendo al dólar en una
inversión interesante de nuevo, al tiempo que la
previsión de un segundo plan de compras (QE2) por parte de
la Reserva Federal dotaba a tales inversores de garantías
adicionales ya que, al fin y al cabo, siempre le podrían
colocar los bonos.

Pese a ello, durante el QE1 nunca se produjo una huida
como la que está provocando ahora el QE2, en donde los
inversores privados prácticamente han desaparecido.
Así pues, la pregunta que ronda ahora mismo en los
mercados es la siguiente: ¿qué pasará cuando
finalice el QE2 a finales del segundo trimestre de 2011 (en
apenas tres meses)?

La cuestión es que los inversores parecen
dispuestos a comprar más deuda, pero sólo a
intereses más altos, lo cual encarecería en gran
medida la financiación del Gobierno estadounidense en uno
de los momentos fiscales más delicados de las
últimas décadas -elevado déficit y deuda
pública-.

El problema de la Reserva Federal y del resto de bancos
centrales del mundo es que conforme monetizan más deuda
aumentan las presiones inflacionarias, y todo apunta a que
está empezando a llegar el momento en el que si dejan de
monetizar los tipos de interés de los bonos subirán
debido a la gran cantidad de papel emitido. Por otro lado, Si
deciden seguir monetizando la prima por inflación
seguirá subiendo, lo cual hará que los tipos de
interés también suban. Es decir, la política
monetaria parece haber llegado a una especie de callejón
sin salida.

Ante tal situación, los
economistas barajan básicamente dos posibles vías:
la primera consistiría en seguir el mismo camino, con
sucesivas inyecciones monetarias que produzcan una subida de
precios, hagan bajar el valor real de los salarios y
devalúen la deuda hasta que llegue a niveles manejables;
la segunda opción, por el contrario, sería que el
Gobierno empezase a adoptar políticas fiscales
responsables y no realizar más inyecciones
monetarias.

Dada la historia de la Reserva Federal y
de los bancos centrales en general, la mayoría de
analistas coincide en que la primera opción es la
más probable y el futuro traiga subidas de precios y tipos
de interés más altos.

PIMCO y el noruego NBIM, los fondos más
grandes del mundo, reducen su exposición a la deuda
pública para protegerse de un repunte de la
inflación global

"El segundo mayor fondo soberano del mundo, valorado
en 3,1 billones de coronas (548.000 millones de dólares) a
final del año pasado y gestionado por el noruego Norges
Bank Investment Management (NBIM), ha anunciado que va a reducir
su exposición a los bonos, y priorizará los bienes
raíces para protegerse de la inflación"…
Los
mayores fondos del mundo anuncian una elevada inflación
global (Libertad Digital – 24/3/11)

El razonamiento es simple: a medida que suben los
precios en general, aumenta la presión para elevar los
tipos de interés. Puesto que el rendimiento del bono
está fijado y diferido en el tiempo; a medida que sube el
coste de la vida, el valor del bono disminuye. En cambio, las
rentas inmobiliarias se ajustan a la inflación, igual que
suelen hacerlo los contratos en infraestructuras.

Menos deuda pública, y más
inmuebles

En efecto, la política
tradicional del fondo soberano noruego ha sido mantener un 60% de
sus activos en acciones y un 40% en bonos. El nuevo objetivo, sin
embargo, es alcanzar un 5% en bienes inmuebles en Europa,
exceptuando la propia Noruega, a costa de la renta fija
(reducirá su exposición a los bonos en la misma
proporción).

Los gestores del fondo noruego ya están hablando
de, llegado el momento, sobrepasar el 5% y adquirir
también infraestructuras (carreteras, ferrocarriles,
aeropuertos y puertos) a pesar de que en el mandato original
quedaron, en un principio, excluidas. El fondo también
contempla la posibilidad de "invertir en derivados que
estén naturalmente ligados a los instrumentos
inmobiliarios". En un principio, la cartera inmobiliaria del
fondo tomará como benchmark un índice europeo que
comprende quince países, entre ellos, España. En un
futuro podrán incluirse otros países como
Australia, Canadá, Japón, Corea, Nueva Zelanda,
Sudáfrica y Estados Unidos.

Cabe señalar que el pasado ejercicio, el fondo
noruego arrojó el quinto mejor resultado de su historia.
Yngve Slyngstad, su director ejecutivo, declaró:
"Globalmente, la renta fija y la variable ganaron el año
pasado ayudadas por la mejora en los beneficios empresariales,
bajos tipos de interés y las medidas de estímulo
adoptadas por el Banco Central Europeo, el Banco de Japón
y la Reserva Federal de EEUU".

El fondo noruego no está sólo en su cambio
de estrategia. El National Pension Service de Corea del Sur, con
más de 250.000 millones de dólares, y el China
Investment Corp, con 300.000 millones, también
están despertando su interés por el sector
inmobiliario.

Según un estudio de Preqin, realizado sobre 59
fondos soberanos activos, el número de los que invierten
en inmuebles ha pasado del 51% el año pasado al 56% a
principios de este año. Y los que invierten en
infraestructuras eran el 47% el año pasado, mientras que
ahora representan el 61%. Asimismo, sus inversiones en fondos de
cobertura permanecieron inalteradas en torno al 36%.

Previsiones de inflación

Otro gestor de fondos que está reduciendo sus
posiciones en deuda pública es el norteamericano Pacific
Investment Management Company, LLC (PIMCO), el mayor fondo de
renta fija del mundo. Los motivos los han desvelado con claridad
en una entrevista reciente:

Dejando de lado los shocks inmediatos
del petróleo, creemos que la inflación mundial ha
tocado su fondo cíclico y observamos un repunte secular de
la inflación, lo que naturalmente presionará al
alza sobre los tipos de interés.

Vemos tres factores clave a nivel mundial que
potencialmente podrían contribuir a la inflación a
largo plazo:

· La degradación de los
balances públicos y la inflexibilidad estructural de los
déficits fiscales.

· Los mercados emergentes
solían exportar desinflación al mundo desarrollado,
pero a largo plazo les vemos como exportadores de
inflación.

· A medida que las poblaciones
envejecen, tienden a ahorrar menos y consumir más. La
demografía puede así convertirse en una fuerza
inflacionaria mundial, aunque posiblemente este riesgo
quedará en alguna medida compensado por la
demografía de los países emergentes.

A corto plazo, prevemos que la
mayoría, aunque no todos, de los bancos centrales del
mundo tenderán a errar permitiendo que aumente la
inflación por encima de los objetivos declarados o
implícitos durante 2011. En los Estados Unidos, si la
recuperación pincha, la FED podría extender la
política monetaria expansiva (Quantitative Easing]) Pero
más acomodación al déficit supondría
un riego inflacionario.

Esta preocupación ante las tensiones
inflacionistas y la prevista subida de tipos ha movido a PIMCO a
decantarse por títulos de deuda pública a
vencimientos más cortos. Tal y como avanzó Libre
Mercado, el fondo ha comenzado a reducir su exposición a
la deuda pública estadounidense a largo, en un movimiento
que parece indicar la llegada del tercer programa de compras de
la FED (Quantitative Easing 3).

Y mientras la Fed baraja el naipe inflacionario, la
capacidad de pago de los países desarrollados se acerca al
límite.

"Las tensiones financieras creadas por las crisis en
Japón y Europa ponen de relieve un creciente problema: los
países desarrollados está acercándose al
punto en que no podrán afrontar los costos de un nuevo
desastre"…
¿Y si se desata una nueva crisis? (The
Wall Street Journal – 27/3/11)

Japón y Europa encaran crisis muy diferentes: una
causada por la naturaleza y la otra, por el hombre. Pero desde
una perspectiva financiera, son llamativamente similares. En
ambos casos, los costos de mitigar desastres están
tensando las cuentas ya abrumadas de los gobiernos. En
Japón, el gobierno más endeudado del mundo
desarrollado, el desenlace es aún incierto. Portugal,
podría ser el próximo país en recibir un
paquete de rescate.

Las tensiones en Tokio y Lisboa reflejan un problema
mayor. Conforme los gobiernos de países avanzados asumen
una creciente responsabilidad para proteger a sus ciudadanos,
inversionistas, bancos y compañías de las penurias
infligidas por los desastres, extreman sus recursos financieros
hasta cerca del límite. Ello, dicen economistas,
podría privarlos de los medios necesarios para responder
la próxima vez que ocurra una crisis de
proporciones.

"¿Podemos permitirnos otra
crisis? Creo que la respuesta es no", dice Raghuram Rajan,
profesor de la Universidad de Chicago quien se
desempeñó como economista jefe del Fondo Monetario
Internacional entre 2003 y 2007. "Simplemente no tenemos la
capacidad fiscal en muchos países para rescatar nuevamente
el sistema".

Hasta 2010, el endeudamiento promedio del gobierno
central entre los países avanzados ascendía a 74%
del Producto Interno Bruto (PIB), tres veces más que en
1970, según los economistas Carmen Reinhart, del Instituto
Peterson para la Economía Internacional, y Kenneth Rogoff
de la Universidad de Harvard. Se trata del nivel más alto
desde el fin de la Segunda Guerra Mundial.

La acumulación de deuda ha
coincidido con una transformación en el papel de los
gobiernos de los países avanzados durante las crisis. Cada
vez más, han intervenido como el asegurador de
última instancia, asumiendo toda clase de costos, desde
reconstruir comunidades costeras hasta garantizar las deudas de
bancos y compañías privadas. Reinhart observa que
los aumentos en la deuda fiscal han sido particularmente marcados
después de las crisis financieras.

Mientras tanto, la capacidad de pago de los
países industrializados se está debilitando. Sus
economías maduras crecen a un ritmo más pausado que
el mundo emergente, el envejecimiento de la población les
resta potencial para obtener el dinero que necesitan para pagar
las pensiones y el cuidado de la salud de la población y
la clase de impuestos que financiarían sus ambiciones
encaran una férrea oposición política.
"Existe la expectativa de que el gobierno siempre estará
allí para el rescate y la expectativa de que las tasas
impositivas siempre se mantendrán bajas", dice Rogoff.
Ambas "son incoherentes", asevera.

Es muy difícil saber exactamente cuánta
más deuda pueden asumir los gobiernos antes de que se
metan en problemas, pero los economistas del FMI han hecho un
intento por calcularlo. En un documento reciente, identificaron
el máximo nivel de deuda que 23 economías
industrializadas habían logrado gestionar sin caer en
cesación de pagos. Luego, usando los pronósticos
del FMI sobre tasas de interés y niveles de deuda real,
calcularon cuánto más deuda podía asumir
cada país antes de alcanzar su límite.

El resultado: Japón, Grecia,
Italia, Portugal e Islandia ya han llegado a sus límites,
lo cual significa que necesitan implementar medidas más
severas que en el pasado para poner sus deudas bajo
control.

Otros se están acercando a ese
nivel. EEUU, por ejemplo, puede acumular deuda equivalente a 51%
del PIB antes de alcanzar su límite, una brecha que
podría cerrar en unos 15 años a menos que tome
medidas correctivas.

Los economistas del FMI realizaron estas
estimaciones antes del terremoto y tsunami en Japón y de
la aprobación de un nuevo fondo de rescate en
Europa.

Los resultados del ejercicio no son tranquilizadores. En
la previsión más pesimista, las inquietudes de los
inversionistas acerca de los niveles de deuda podrían
desencadenar una crisis financiera y los gobiernos
carecerían de los recursos suficientes para
combatirla.

Alternativamente, los gobiernos tienen algunos medios
para reducir sus niveles de deuda a expensas de sus acreedores.
Los países que tienen sus propias monedas, como EEUU y el
Reino Unido, pueden devaluar sus deudas por medio de la
inflación.

Los gobiernos también pueden obligar o convencer
a los bancos, fondos de pensiones y otras instituciones
financieras a comprar deuda soberana de rendimiento relativamente
bajo, un fenómeno ya visible en Irlanda, que ha anunciado
un plan para vender bonos especiales de largo plazo a sus fondos
de pensiones.

Las medidas draconianas, empero, no surtirán
efecto a la larga a menos que los gobiernos empiecen a gastar
dentro de sus propios medios.

Monografias.com

UE: más argentinización (una mano lava
la otra y las dos "expolian" al ciudadano)

"La Comisión Europea prepara una directiva
con la que garantizar la liquidez de la banca que podría
obligar al sector a responder por sus necesidades a corto plazo
con títulos de deuda pública. El sector rechaza
tajantemente la medida y la achaca a los crecientes apuros de
financiación de los Estados"…
Bruselas quiere
obligar a la banca a cubrir su liquidez con deuda pública
(Cinco Días – 5/4/11)

Por primera vez, Bruselas plantea la armonización
de las normas sobre liquidez en el sector bancario, un criterio
regulador que se había dejado hasta ahora a las
autoridades nacionales y al que no se había prestado
demasiada atención antes de la crisis. Y la
Comisión Europea parece decantarse por una
armonización lo más restringida posible, que solo
computaría a efectos de requisitos de liquidez activos
como el dinero contante y sonante o los títulos de deuda
soberana.

Esa norma, que se incorporaría a la cuarta
versión de la directiva europea sobre requisitos de
capital, ha hecho saltar las alarmas del sector bancario, que
teme verse inundado por unos títulos de escasa
rentabilidad.

La banca europea cree que la medida solo
responde al "apetito" de financiación de las
Administraciones públicas y a la necesidad de garantizar
la colocación de la avalancha de deuda pública que
se espera en los próximos meses en la zona euro como
consecuencia de la crisis económica.

Los principales bancos europeos están presionando
al comisario europeo de Mercado Interior, Michel Barnier, para
que amplíe la definición de activos computables e
incluya otros más rentables como el oro o los bonos
convertibles.

Michel Barnier inició la reforma como respuesta a
los problemas de liquidez surgidos durante la actual crisis
financiera, los cuales, recuerda el departamento europeo de
Mercado Interior, "requirieron un apoyo del sector público
sin precedentes".

La crisis, añaden los representantes de Bruselas,
también reveló "la rapidez y virulencia" de los
problemas de liquidez y que ciertos canales de
financiación del sector bancario "pueden cerrarse de un
día para otro".

Para evitar una repetición de esos
acontecimientos, Bruselas quiere que los bancos dispongan de
recursos disponibles de manera inmediata para cubrir sus
necesidades al menos durante 30 días.

Y la Comisión considera que en
esa categoría solo deben incluirse activos que garanticen
la liquidez incluso en las condiciones más extremas de
deterioro de un mercado. El sector bancario defiende que
instrumentos como el oro o los bonos convertibles cumplen esa
condición.

Además, fuentes de la banca recuerdan que "ese
tipo de activos no ha perdido liquidez ni precio durante la
crisis".

Las malas prácticas de Bernanke (el Tribunal
Supremo hace de WikiLeaks)

"Tras la quiebra de Lehman, la FED prestó
billones de dólares a entidades de medio planeta. Las
cifras y nombres… Gadafi entre ellos"…
Los documentos
secretos de la Reserva Federal de EEUU (Libertad Digital –
11/4/11)

El pasado diciembre (2010) la Reserva Federal (FED) hizo
públicos una gran cantidad de documentos sobre sus
préstamos a las entidades financieras en 2008 tras el
colapso de Lehman Brothers Holdings Inc..

Ahora, el Tribunal Supremo le ha obligado a
desclasificar 29.346 páginas adicionales referentes a la
ventanilla de descuento (créditos de emergencia a cambio
de activos que sirven de garantía). Como la Reserva
Federal no estaba muy por la labor de facilitar la
divulgación de esta información la ha entregado
mediante 894 archivos en pdf contenidos en disquetes.

El Congreso ya había ordenado, con dos
años de retraso, que se desvelaran los receptores de los
préstamos concedidos después de junio de 2010.
Pero, ante las exigencias por parte de los medios de
comunicación de conocer la información referente a
los años en que se realizaron los grandes créditos,
la FED se había negado alegando que si se producía
otra crisis las entidades financieras "no recurrirían a la
ayuda que iban a necesitar" por miedo a quedar
retratados.

Sin embargo, el congresista Ron Paul recuerda que la SEC
(el regulador bursátil en EEUU) regularmente publica
información "negativa" sobre diversas empresas
investigadas por fraude contable y otras irregularidades. "Tienen
que divulgarlo y decirle al pueblo exactamente lo que está
pasando con la empresa", dijo Paul, "pero aquí tenemos un
banco central que realmente esconde
información".

Efectivamente, es la propia Reserva
Federal, tan poco dada a la transparencia, quien tiene más
interés en no desvelar los datos puesto que sus
prácticas serán ahora irremediablemente estudiadas
con detalle.

De hecho, desde que la Reserva Federal empezó a
prestar dinero a los bancos mediante la ventanilla de descuento
en 1914, jamás había revelado la identidad de los
prestatarios. Esta práctica consiste en prestar a los
bancos a unos tipos más reducidos que los de mercado,
dándoles así facilidades para que, a su vez,
distribuyan -en teoría- ese dinero al público. Pero
la idea inicial consiste en limitarse a bancos solventes con
problemas puntuales.

En septiembre de 2008, la FED
prestó mediante la ventanilla de descuento y diversos
programas de emergencia hasta un total de 1,5 billones de
dólares (mucho más que todo el PIB anual de
España). En concreto, 1.574.142.741.934
dólares.

Amparándose en la Ley de Libertad de
Información, que garantiza el acceso de todo ciudadano
americano a los documentos del Gobierno, periodistas de Bloomberg
News y Fox Business solicitaron los datos referentes a los
años 2008 y 2009. Cuando la juez Loretta A. Preska, del
Distrito Sur de Nueva York, les dio la razón, la FED
llevó el caso al Tribunal de Apelaciones, que
volvió a fallar a favor de los periodistas.

El banco central decidió dejar ahí el
asunto, pero un grupo que aglutina a los mayores bancos
comerciales del país apeló al Tribunal Supremo.
Éste último, sin embargo, dejó intactas las
órdenes judiciales que obligaban a la Reserva Federal a
revelar los datos. Según la justicia americana, el banco
central es y debe ser independiente; pero tal independencia ha de
entenderse respecto del Ejecutivo, no del Congreso, que es quien
ostenta el derecho constitucional a emitir la moneda.

Una de las directrices que, supuestamente, rigen la
política de los bancos centrales durante las crisis es la
conocida como Regla de Bagehot, que reza así: "Presta
libremente, contra buenas garantías, a tipos punitivos".
Es decir, que fluya el crédito, sí, pero sin
regalar el dinero. Walter Bagehot fue uno de los primeros en
percatarse del enorme potencial destructivo de los bancos
centrales. Consciente, sin embargo, de que era
prácticamente imposible acabar con estos monopolios
públicos, adoptó la actitud pragmática de
recomendar políticas que hiciesen el menor daño
posible.

Esta limitación quedó reflejada en la
legislación americana en 1991 cuando el Congreso
restringió las ayudas que la FED podía otorgar a
los bancos en problemas, obligando por ley a que todos los
préstamos estuviesen "plenamente garantizados". Esta
medida fue resultado de una investigación parlamentaria
previa en la que se descubrió que 300 bancos quebrados
entre 1985 y 1991 debían dinero a la Reserva Federal en el
momento en el que se declararon en suspensión de
pagos.

Pese a todo, la actuación de la
Reserva Federal durante la reciente crisis no pudo alejarse
más de la Regla de Bagehot: el 72% de las garantías
que se aceptaron el 29 de septiembre de 2008 eran de la peor
calidad y el tipo de descuento fue bajísimo.

En cuanto a las garantías, la FED
se alejó tanto de la ley que le obliga a realizar
sólo los préstamos "plenamente garantizados" que,
en total, llegó a aceptar como garantía más
de 118.000 millones en deuda de ínfima calidad, incluyendo
bonos basura.

En cuanto al tipo de descuento, que a
principios de 2007 era del 6,25%, fue reduciéndose
gradualmente hasta situarse en el 0,5% desde finales de 2008
hasta principios de 2010. Actualmente, el tipo es del 0,75%.
Aunque ésta fue la primera medida de la Reserva Federal
para prestar a los bancos, también recurrió a otros
programas de emergencia igualmente generosos.

Pero esos otros programas tampoco se ajustaron a las
precauciones de Bagehot. Así, los préstamos
concedidos a los principales agentes mediante el programa de
facilidades de crédito de la FED implicaron un riesgo
mayor que el valor de sus garantías. De hecho, el banco
central llegó a aceptar cualquier tipo de garantía
que fuese aceptada en un préstamo con
intermediario.

Monografias.com

El congresista Ron Paul, como presidente de la
Subcomisión de la Tecnología y Política
Monetaria Nacional que supervisa a la Reserva Federal, ha
anunciado que para mayo de 2011 se convocará una audiencia
parlamentaria sobre la información desclasificada. Paul
lleva dos años pidiendo que se realice una
auditoría pública a la Reserva Federal.

Los beneficiados

El principal prestatario el 29 de
septiembre fue Morgan Stanley con 61.300 millones de
dólares. Ofreció garantías por valor de
66.500 millones, incluyendo 21.500 millones en acciones, 19.400
millones en activos de valoración desconocida y 6.700
millones en bonos basura y deuda impagada.

El segundo fue Merrill Lynch con 36.300
millones. Ofreció garantías por 39.100 millones que
incluían 23.300 millones en acciones, 6.300 millones en
activos de valoración desconocida y 3.000 millones en
bonos basura o impagados.

Sin embargo, una de las sorpresas
más sonadas de esta desclasificación ha sido que la
mayoría de prestatarios no fueron bancos americanos sino
extranjeros. Puesto que los préstamos se concedieron a
filiales americanas de bancos extranjeros no se ha incumplido la
ley a este respecto. Pero los críticos observan que,
actuando así, la Reserva Federal se erige de facto en "el
prestamista de última instancia" del mundo y no de Estados
Unidos, es decir, en el banco central mundial.

Este tipo de préstamos de
urgencia alcanzaron su punto álgido en octubre de 2008 con
111.000 millones. El 70% fue para bancos extranjeros.
Concretamente, la mitad de dicha cuantía fue a parar a dos
grandes bancos europeos: el belga Dexia y el irlandés
Depfa. Otras entidades de la UE que recibieron préstamos
ese mes fueron el alemán Deutsche Bank y el
británico Barclays. De hecho, el Banco de China
recibió más de 500 millones en un solo
día.

Además de las malas garantías, los nada
punitivos tipos de interés y la nacionalidad de los
receptores, otro aspecto que ha llamado poderosamente la
atención de los analistas ha sido la revelación de
información que contradice algunas afirmaciones efectuadas
cuando estos datos todavía se consideraban
clasificados.

Gary D. Cohn, presidente de Goldman Sachs,
declaró bajo juramento el 30 de junio (2010) que
había recurrido a la ventanilla de descuento una vez "a
petición de la FED para asegurarse de que nuestros
sistemas estuviesen enlazados con los suyos, y fue por una
cantidad de dinero de minimis". De hecho, era una de las
instituciones que había afirmado que no necesitaba el
dinero. Sin embargo, la información desclasificada indica
que acudió a la ventanilla de descuento no menos de cinco
veces. El préstamo mayor fue de 50 millones de
dólares, aunque ciertamente muy inferior a los bancos
anteriormente mencionados.

Además, como ya sucediera en la
anterior crisis bancaria de 1985-1991, la FED ayudó
generosamente a entidades que, posteriormente, quebraron. De los
más de 1.000 bancos que recibieron préstamos, al
menos 111 acabaron suspendiendo pagos. Ocho de ellos
debían dinero a la FED el día que se declararon
insolventes, incluido el Washington Mutual, la quiebra bancaria
más grande de la historia de EEUU.

Dada la gran cantidad de información
desclasificada y su formato intencionadamente incómodo,
los analistas están estudiando todavía los
pormenores de la actuación del banco central más
poderoso del mundo. En mayo de 2011 se añadirán a
estos datos las declaraciones en comisión parlamentaria
anunciada por Ron Paul.

Crédito de 5.000 millones a Gadafi

Otro dato, cuanto menos sorprendente, es
que el Arab Banking Corp. (ABC), con sede en Bahréin, se
sirvió de una filial en Nueva York para hacerse con 73
préstamos de la FED por un total de 5.000 millones de
dólares entre 2008 y 2009, momento en que un 29% de su
capital estaba controlado por el Banco Central de Libia, en manos
del dictador Gadafi, al que ahora la ONU (y por tanto EEUU) ha
declarado la guerra.

En octubre de 2008, de los 111.000 millones de
dólares que prestó la Reserva Federal mediante la
llamada ventanilla de descuento, 1.100 millones fueron para ABC.
En octubre del siguiente año obtuvo otros 4.000
millones.

Las reacciones no se han hecho esperar

Al conocerse este dato, Ron Paul,
conocido por su incansable crítica a la Reserva Federal,
expresó: "¡Qué erráticos deben parecer
los Estados Unidos cuando cubrimos a un dictador alternativamente
con dólares y bombas!".

"Debemos considerar la posibilidad de que esos
préstamos estén financiando casualmente armas (que
Gadafi) está usando contra su propio pueblo y contra los
ejércitos occidentales", añadió. "No
sería la primera vez que las actividades encubiertas de la
FED han socavado no sólo nuestra economía y el
valor del dólar sino también nuestra
política exterior".

Por su parte, el senador Bernard Sanders de Vermont,
quien redactó buena parte de las provisiones en la ley
Dodd-Frank, que imponen condiciones de transparencia a la Reserva
Federal, envió una carta al presidente de la FED, Ben S.
Bernanke, al Secretario del Tesoro, Timothy F. Geithner, y al
comptroller interino de la divisa, John Walsh, indicando lo
siguiente: "Para mí es incomprensible que, mientras los
pequeños comercios solventes de Vermont y de todo el
país no podían recibir créditos asequibles,
la Reserva Federal estuviera entregando decenas de miles de
millones en crédito a un banco que está
significativamente controlado por el Banco Central de Libia", en
referencia al agregado total de préstamos concedidos a
ABC.

ABC, por su parte, declaró que "actualmente no
tiene deudas pendientes con la Reserva Federal ni con
ningún otro programa de préstamos de emergencia".
En 2008, ABC anunció unas pérdidas de 880 millones
de dólares. Al cabo de dos años, se había
recuperado, obteniendo unos beneficios de 265 millones. El pasado
diciembre (2010), la entidad anunció que la
participación del Banco Central de Libia había
aumentado hasta el 59,3% al adquirir las participaciones de Abu
Dhabi Investment Authority. Ese mismo mes, Fitch redujo el rating
de ABC.

El pasado 25 de febrero (2011), el Gobierno americano
congeló los activos relacionados con el dictador libio.
Sin embargo, ABC ha quedado exento, al tiempo que se le
prohíbe seguir operando con el Gobierno de Libia,
según el Departamento del Tesoro. Fitch, sin embargo, le
ha vuelto a reducir el rating hasta el nivel más
bajo.

"¿Por qué excluiría el Gobierno
americano al Arab Banking Corporation de las sanciones
económicas cuando está controlada principalmente
por el Banco Central de Libia?", se pregunta Sanders.

Oficialmente, la intención de las exenciones (de
las que se benefician menos de doce bancos en todo el mundo) es
evitar perjudicar indebidamente a los países en los que
están sitas las instituciones financieras controladas
parcialmente por Libia. Los expertos anti-corrupción
advierten de que esto puede verse como una laguna legal
aprovechable para realizar transferencias con Libia.

Pero hay más: todos los préstamos de la
Reserva Federal, con sus tipos reducidísimos del 0,25%,
tenían por garantía bonos del Tesoro
norteamericano. Es decir, que ABC tomaba prestado de un organismo
del Gobierno de EEUU (la Reserva Federal) a un tipo de
interés prácticamente cero y, por otro lado,
prestaba a un interés más alto a otro organismo del
Gobierno estadounidense (el Tesoro). Operaciones ocultas de la
banca central que hoy, al fin, empiezan a ver la luz.

La inflación sube impulsada por la
política ultraexpansiva de la banca central (esto favorece
a la banca y perjudica a las capas medias y bajas de la
sociedad)

"Uno de los argumentos actuales de mayor peso para
justificar la intervención del gobierno en la
economía es la cuestión de la desigualdad. Se dice
que una economía de mercado por sí sola
generaría niveles de desigualdad en renta indeseables
según las preferencias de la sociedad. Para evitar esto,
el sector público arbitra un conjunto de medidas, tanto a
través de impuestos progresivos como de "gasto social",
destinadas a reducir esa desigualdad, redistribuyendo
deliberadamente la renta de aquellos más pudientes a
aquellos con menos recursos.

Sin embargo, este argumento da por sentado que es el
mercado el que genera la desigualdad extrema, y que tiene que
venir el estado a resolver estos problemas. Pero,
¿qué pasa si las políticas gubernamentales e
intervencionistas generan una mayor desigualdad de rentas, y lo
que puede ser peor, crea privilegiados a expensas del
resto?"…
Los bancos centrales alimentan la
inflación mundial (Libertad Digital –
12/4/11)

Pensemos en la inflación y sus
efectos más sutiles, que van más allá de las
consecuencias económicas que acarrea la subida sostenida
en los índices de precios, y que muchas veces son
olvidados por los medios.

No hace falta irse a los economistas más oscuros
para advertir de estos efectos. De hecho, el economista
británico John Maynard Keynes no lo pudo expresar
más claramente cuando caracterizó al proceso
inflacionario como una confiscación arbitraria de la
riqueza, beneficiando a algunos y perjudicando a otros, donde
entre los más perjudicados se encontraban las clases
medias, pero también los "proletarios".

Como sostiene el economista George
Reisman, a través de la inflación (que definimos
simplificadamente como el aumento en la cantidad de dinero a
través del sistema bancario capitaneado por el banco
central) se puede producir un aumento notable y artificial de las
desigualdades de renta -donde el estrato más rico de la
población parece incrementar dramáticamente su
riqueza en relación al resto y los beneficios corporativos
se incrementan a ritmos superiores al de los salarios-,
fenómeno que tan ampliamente es relacionado al
"capitalismo feroz" y el laissez-faire.

Y es que, el proceso por el cual se inyecta el dinero en
la economía es gradual, es decir, unas personas, empresas
o sectores reciben el dinero fresco en primer lugar, mientras que
los demás lo recibirán, también
gradualmente, en un periodo posterior. Así, los más
beneficiados por la inflación son quienes reciben el
dinero primero, ya que son ellos quienes, al demandar bienes o
servicios o comprar activos financieros, empujan los precios
hacia arriba, traspasando ese mayor coste a quienes reciban el
dinero más tarde, ya que se verán perjudicados por
el alza de precios (pérdida de poder
adquisitivo).

Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8
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