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La tasa Tobin




Enviado por Alejandro




    La Tasa Tobin – Monografias.com

    La Tasa Tobin

    Breve explicación y análisis
    actual

    Al finalizar la lectura del libro "Economía
    liberal para no economistas y no liberales"
    me llamó
    la atención uno de los capítulos de la primera
    parte que explicaba y posteriormente desmantelaba el
    funcionamiento y objetivos de un impuesto propuesto
    principalmente desde círculos detractores de la
    globalización, este impuesto es conocido como la Tasa
    Tobin.

    A continuación, procederemos definiendo y
    analizando lo que es y lo que provoca para la economía
    mundial esta tasa, viendo los diferentes puntos de vista de unos
    y de otros para llegar a una conclusión final y poder
    así comprender su reciente resurgimiento.

    James Tobin fue un economista estadounidense conocido
    por su pensamiento keynesiano (lo que explica en gran parte que
    fuera a él a quien se le ocurriera la idea de la Tasa
    Tobin) aunque también por haber ganado el Premio Nobel de
    Economía y haber ocupado diversos cargos en los
    órganos de gobierno de los Estados Unidos como el Consejo
    de Asesores Económicos de la Presidencia de los Estados
    Unidos y de la Junta de gobierno del Sistema de Reserva Federal y
    profesor en la universidades de Harvard y Yale.

    Su ideal, sin diferir mucho del de Keynes,
    consistía en el pensamiento de que los gobiernos deben
    intervenir en la economía con el fin de estabilizar la
    producción total y evitar las recesiones.

    Su trabajo académico incluía
    contribuciones pioneras al estudio de las inversiones, la
    política monetaria y fiscal y los mercados financieros,
    incluyendo una propuesta de un modelo econométrico para
    variables endógenas censuradas, lo que se acabó
    llamando el modelo Tobin, debido obviamente a su
    nombre.

    Aunque su principal aportación a este mundo
    parece que fue la archiconocida Tasa Tobin, derivada de una
    sugerencia de gravar los flujos de capitales que se ha convertido
    en uno de los caballos de batalla del altermundismo, si bien, tal
    y como dice Xavier sala i Martín[1]el
    propio Tobin creía que se estaba abusando de su nombre y
    de su idea.

    Esta Tasa fue propuesta en 1971 con el objetivo de
    provocar que las transacciones internacionales fuesen menos
    beneficiosas, para que así se redujera la
    especulación financiera internacional y las perniciosas
    fluctuaciones monetarias que ocurren por culpa de esta y por lo
    tanto de los especuladores del mercado de divisas.

    En la práctica consistiría en pagar un
    impuesto cada vez que se produce una operación de cambio
    entre divisas, para frenar el paso de una moneda a otra y para,
    en palabras de Tobin, "echar arena en los engranajes demasiado
    bien engrasados" de los mercados monetarios y financieros
    internacionales. La tasa debía ser baja, en torno al 0,1%,
    para penalizar solamente las operaciones puramente especulativas
    de ida y vuelta a muy corto plazo entre monedas, y no a las
    inversiones.

    Claramente la cabeza se nos va directa a los
    instrumentos financieros complejos, de alto riesgo y alta
    volatilidad (hipotecas subprime). ¿Y por qué?
    Simplemente porque la ganancia real en este tipo de operaciones
    se consigue por la velocidad a la que se mueve el capital en
    cuestión. Como son varias las personas o entidades que
    están implicadas en estas operaciones especuladoras, hasta
    el punto de realizar varias operaciones en el día. Al
    tener que pagar la tasa Tobin por cada una de las operaciones
    realizadas, los intermediarios se pensarían mucho llevar a
    cabo esos movimientos cortoplacistas, principalmente por el hecho
    de que sería complicado obtener algún tipo de
    ganancia.

    Si el movimiento es a un año, la operación
    no se vería afectada por ningún tipo de
    imposición, no estaríamos ante algo próximo
    al riesgo.

    Además, presumiblemente los beneficios producidos
    por este impuesto, unos 720.000 millones de dólares
    anuales (varía según el porcentaje que
    representaría el impuesto) contribuirían a
    erradicar la pobreza en el mundo, lograr asistencia sanitaria
    para todo el planeta, erradicar la malnutrición y el
    analfabetismo y demás causas solidarias que a uno se le
    puedan ocurrir, sin olvidar por supuesto el haber podido evitar
    la crisis económica y financiera que azota actualmente al
    globo al controlar los descontrolados mercados especulativos (De
    ahí que se haya puesto de moda nuevamente).

    En la actualidad hay varios economistas y conocidos
    personajes de la vida pública que han saltado en defensa
    del conocido impuesto, diciendo que en épocas como la
    actual esta tasa es muy útil para amortiguar el impacto
    que provocan las especulaciones en el mercado global.

    José Luis Sampedro, Escritor y economista.
    Presidente de Honor del Consejo Científico de Attac
    (Asociación por la Tasación de las Transacciones y
    por la Ayuda a los Ciudadanos), apoya esta idea diciendo que la
    tributación sobre las transacciones financieras
    descontroladas, podría haber ayudado a frenar algunos
    excesos desencadenantes de la actual crisis. Por tanto, una vez
    inmersos en la crisis, que unos dicen que no se pudo prever y
    otros, como él, piensan que no se quiso evitar, es obvio
    que una tasa sobre tales transacciones financieras es el objetivo
    a perseguir.

    Además asegura que entre sus ventajas
    podrían enumerarse:

    1. La recaudación y disminución del
    déficit público recaería algo más
    sobre los ricos, sobre los responsables de la crisis y algo menos
    sobre los pobres, los que sin haberla provocado, más la
    padecen.

    2. Para esos ricos la tasa sería insignificante;
    no les impediría seguir siendo ricos.

    3. Como consecuencia de ello, el reparto de las cargas
    para salir de la crisis resultaría algo menos
    injusto.

    4. Se recuperaría cierto control de los gobiernos
    sobre el capital, tras haber cedido todo el poder a los mercados
    financieros mediante la desregulación. Ello, a su vez,
    contribuiría a desmantelar redes de corrupción y
    negocios ilegales (armas, narcotráfico, etc.) y a
    dificultar el ataque de los "mercados" contra países en
    dificultades, causados a veces por esos mismos poderes
    financieros.

    Y como desventajas únicamente destaca la poca
    iniciativa política que existe hacia este
    impuesto.

    Podemos ver que de nuevo surge la idea de los
    antiglobalización sobre que esta provoca un aumento de la
    riqueza de "los más ricos" contra un aumento de la pobreza
    "de los más pobres", más adelante discutiremos como
    este impuesto no sólo podría no ejercer ninguna
    influencia positiva hacia los países en vías de
    desarrollo sino que sería un peso muerto para
    estos.

    Rafael Simancas es otro que se ha sumado a esta nueva
    ola de "Tobinadictos", afirmando que la aplicación de esta
    tasa supondría un avance muy significativo para la llamada
    "gobernanza" global. Argumenta que la liberalización de
    los mercados financieros ha ocasionado graves problemas de
    alcance global: recesión, paro, pobreza,
    desigualdad… Los grandes desafíos de la Humanidad
    tienen hoy una dimensión que supera las fronteras
    nacionales, no sólo en las finanzas, también en el
    medio ambiente, en las migraciones, en la seguridad, en la
    defensa de los derechos humanos… Por tanto, la respuesta a
    tales desafíos debe ser igualmente global en
    términos de decisión, de recursos y de ejercicio
    del poder. Si la globalización comenzó por suprimir
    las fronteras para el tránsito del dinero, quizás
    la aplicación de impuestos justos sobre ese
    tránsito se convierta en la semilla de un gobierno para el
    mundo.

    Este tema ha sido igualmente tratado por
    periódicos nacionales como El País, reflotando esta
    idea a través de frases como esta: "La actual crisis
    financiera internacional ha convertido una idea considerada por
    muchos hace una década poco menos que utópica en un
    importante proyecto que ahora está siendo objeto de
    análisis por parte de las más altas instancias
    políticas y económicas internacionales. Nos
    referimos a la tasa Tobin […]"

    Idea que efectivamente no ha pasado inadvertida en las
    instancias políticas, tanto que el pasado 23 de Marzo tal
    y como informa Europa Press,  la Comisión de
    Economía y Hacienda del Congreso aprobó con los
    votos en contra del PP y de CiU una proposición no de ley
    de IU-ICV, pactada con el PSOE defendiendo la creación de
    un impuesto a las transacciones financieras, en la línea
    de la conocida como 'tasa Tobin', estableciendo un tipo
    impositivo que "disuada" a los inversores financieros de realizar
    "operaciones únicamente especulativas".

     El texto de la iniciativa insta al Gobierno a
    situar como "prioridad política" de sus participaciones en
    el Ecofin, el Consejo Europeo y las reuniones del G20 el impulso
    a esta tasa, proponiendo un "calendario concreto" para su
    aprobación.

    Afortunadamente tal y como ha dicho la diputada
    socialista Manel Mas parece que el Gobierno no está
    dispuesto a actuar sin la coordinación de la comunidad
    internacional.

    Está claro que los argumentos esgrimidos a favor
    de esta causa pueden acabar resumiéndose en una simple
    frase: Acabar con la especulación financiera a nivel
    global la cual es la causante de los grandes males que pueblan
    este mundo, desde la pobreza en el tercer mundo hasta el paro en
    occidente.

    Ahora nos toca mirar hacia los inconvenientes liberales,
    es decir, de aquellos a los que no les hacen gracia las
    interferencias en el libre mercado.

    Está claro que la Tasa Tobin se refiere
    únicamente a operaciones a corto plazo y de suma rapidez,
    tal y como se ha dicho anteriormente, por lo tanto, si nos
    referimos a más de un año en el tiempo, la idea que
    se buscaba con la tasa Tobin, nada tenía que ver con el
    control de los mercados que ahora se buscaría, poner un
    freno al tráfico de cambio de divisas, sino que con lo
    recaudado se pensaba en una forma de reducir la pobreza (que en
    realidad es más un problema de producción que de
    distribución de la riqueza). De ahí el
    interés del movimiento antiglobalización para
    financiar sus proyectos con los que mejorar el mundo, y por
    buscarle una salida a esta recaudación. Pero como
    comentamos, éste no era el aspecto importante de la
    tasa.

    Ahí fue donde los liberales se mostraron poco
    conformes a la aplicación de la idea de James Tobin,
    más cuando obstaculizaba el libre comercio. Lo cierto es
    que uno de los problemas, al no verse adaptadas estas medidas por
    todos los países, vendría por el lado de los
    intermediarios financieros, que se encargarían de buscar
    los recovecos del sistema y los lugares exentos a este control,
    para realizar rápidos y cortos movimientos de capital con
    los que sacar un beneficio. No sólo hay esta trampa,
    también nos encontraríamos con la dificultad de
    definir qué tipo de capital se podría considerar
    productivo o entraría dentro de lo que se podría
    considerar como especulativo (pese a que definamos a ésta
    como el ejercicio de cualquier tipo de actividad económica
    cuyo objeto es solo la obtención de ganancias, sin mediar
    el aporte de algún producto o servicio que incremente la
    riqueza de la sociedad).

    Transformar unos en otros sería fácil para
    los inversores, con lo que se saltarían la regla base de
    la tasa Tobin puesto que los capitales productivos no
    deberían estar gravados, y esto podría provocar que
    al final se gravasen todos los capitales puesto que no
    habría manera de controlarlo, lo que solo podría
    afectar de manera negativa al comercio mundial. Y además,
    dado que muchos países pobres tienen sus monedas ligadas
    al dólar, cuando entrase en juego el cambio del capital al
    euro para pasarlo al dólar y a la moneda del país
    en cuestión, estas operaciones se verían sometidas
    a un doble gravamen.

    Pero el principal problema resida principalmente es su
    inviabilidad, puesto que debería de ser adoptada por todos
    los países del mundo, lo que parece más bien una
    utopía, ya que si no fuese así, mientras existiese
    un solo paraíso fiscal en donde no se aplicará esta
    tasa, allí es donde los inversores internacionales o
    llamados especuladores efectuarían sus transacciones, y
    acabarían siendo los ciudadanos de rentas medias o bajas
    que no buscan evadir impuestos quienes acabarían pagando
    esta tasa, un poco como acaba pasando siempre.

    Otros problemas que menciona Sala i Martín son
    por ejemplo el tipo impositivo al cual se implantaría la
    tasa, todos coinciden en que debería ser bajo, pero todos
    sabemos que todos los impuestos existentes comenzaron
    algún día siendo bajos y hoy son considerados
    excesivos (IRPF; IVA…). O también sobre cómo
    se utilizará ese dinero recaudado que supuestamente iba a
    ser la salvación para el tercer mundo y la pobreza a nivel
    global, puesto que el propio James Tobin sugirió que se
    esa recaudación fuera destinado al FMI,
    organización que no es muy apreciada por los enemigos de
    la globalización. Incluso si ese dinero fuese directamente
    enviad como limosna a los países en vías de
    desarrollo, no parece muy probable que eso contribuyera
    especialmente a su desarrollo económico y social, puesto
    que esto les condena a la dependencia permanente de los
    países desarrollados, con todo lo que trae a
    continuación (condonación de la deuda, etc…)
    y no soluciona su principal problema: La producción de
    riqueza y no su distribución.

    Es difícil calibrar si la tasa Tobin hubiera
    evitado la crisis, sí es probable que la hubiese
    amortiguado, pero requiere de una serie de variables vitales para
    haberla aplicado: los países y sus intereses. Mientras
    había dinero nadie pensaba en las dificultades, y sin
    embargo, el mismo problema que se está viviendo ahora
    sucedió a principios de los años 70, que fue donde
    Tobin dio su alternativa, hasta lograr el Premio Nobel en 1981,
    pero no principalmente por la tasa por la que sí se ha
    terminado haciendo famoso.

     

     

    Autor:

    Alejandro López
    Solvez

    [1] SALA I MARTÍN, XAVIER;
    “Economía liberal”, sexta edición,
    Barcelona, Debolsillo, 2010

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