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Ciencia y religión



  1. Los
    golpes a la religión
  2. La
    obra de un dios
  3. Clases
    de dioses
  4. Características de la
    desmitificación de la vida
  5. Ciencia y religión
  6. Belleza o inteligencia, moralidad y
    dios
  7. Diferencias entre experiencias
    científicas y religiosas
  8. El
    sinsentido del universo
  9. Dogmatismo y ciencia
  10. Una
    pregunta justificatoria
  11. Fuente

Para que la sociedad afectada conozca las
circunstancias y las razones que llevaron a que se perpetraran
las violaciones, genocidios, crímenes de lesa humanidad,
crímenes de guerra, torturas, ejecuciones extrajudiciales
y desapariciones forzadas. Para que se garantice que no se
repetirán, y se reconozca y preserve la experiencia
colectiva de los crímenes sufridos:

Esclarecer, en la medida de lo posible, los hechos
relativos a las violaciones de derechos humanos ocurridas en el
pasado. Amnistía Internacional.

Steven Weinberg (1933- ). Premio nobel de
física en 1979. Esclareció el Big Bang en su
maravilloso libro Los primeros tres minutos del
universo.

Los golpes a la
religión

La física, la biología, la
geometría, la paleontología, la
antropología… ¿Cuántos golpes
más podrá soportar la religión por parte de
la ciencia y de la libertad de investigación?

La pregunta ineludible, ¿Qué hay
detrás del cielo protector?, supongo que nada, solamente
oscuridad, la noche absoluta.

En tiempos del rey David parece que se escribió
el salmo: "Los cielos cuentan la gloria de Dios, el firmamento
anuncia la obra de sus manos".

En esos tiempos las estrellas eran una evidencia
más esplendorosa del orden de este mundo. En nuestro mundo
el sol y las estrellas han perdido el estatus sobrenatural, ahora
sabemos que son esferas de gas incandescente, que se mantienen
compactas, sin explotar, por las acciones equilibradas de la
compresión gravitatoria y la expansión
calórica generada por las reacciones termonucleares de su
interior. Lo que las estrellas nos dicen ahora sobre la gloria de
dios, es lo mismo que nos dicen las piedras y las
rocas.

La obra de un
dios

Las leyes finales de la naturaleza parecen darnos alguna
intuición especial sobre la obra de un dios. Estas leyes
nos proporcionarían el conocimiento de las reglas que
gobiernan estrellas, piedras y todo lo demás. Pero
todavía no conocemos las leyes finales, más
aún, todavía es difícil imaginar si quiera
que podamos estar en posesión de principios
últimos, que no necesitan explicaciones basadas en
principios más profundos. Dejaremos de maravillarnos
cuando encontremos alguna respuesta científica a la
naturaleza de algún dios, cualquier signo o huella de sus
obras.

Clases de
dioses

El dios de Stephen Hawking y muchos
científicos
, se refiere a las leyes de la
naturaleza.

El dios de Charles Misner, es quien
sabe las respuestas a las preguntas que la ciencia aún no
ha podido contestar.

El dios de Einstein, el que al crear
el mundo no pudo disponer las conexiones en una forma diferente a
como existen. Aquí ha radicado la magia del esfuerzo
científico. El propósito de la física
consiste en conocer, no solo cómo es la naturaleza y
cómo se llevan a cabo sus transacciones, sino
también en alcanzar en la medida de lo posible, el
utópico y aparentemente arrogante propósito de
conocer por qué la naturaleza es así y no de otra
manera.

El dios de Steven Weinberg, algo
incorporado en la estructura del universo a un nivel muy
profundo.

El dios de Spinoza, no es un dios
interesado en los destinos y acciones de los seres humanos sino
el que se muestra en la armonía de lo que
existe.

El dios total, el que algunas
personas encuentran donde lo buscan: en el universo, en la
naturaleza, en cualquier ser.

El dios histórico, útil e
interesado
, el que creó el universo, estableció
las leyes naturales, los patrones del bien y del mal, interesado
en nuestras acciones y que exige le rindamos culto. Este es el
dios aceptado por la mayoría de las personas a lo largo de
la historia.

La desmitificación de los
cielos

La experiencia científica a lo largo de la
historia ha ido desmitificando las culturas, y consolidando la
validez de las leyes naturales. Conocemos las personalidades
claves que han facilitado grandes pasos en este
camino:

Copérnico, cambió la idea de que la
tierra estaba en el centro del universo.

Galileo, hizo comprensible y aceptable la idea de
Copérnico.

Bruno, conjeturó que el sol era solo una
entre gran número de estrellas.

Newton, demostró que las leyes del
movimiento y de la gravitación eran aplicables a todos los
cuerpos del sistema solar. La observación clave de Newton
consistió en que la ley de gravitación gobernaba el
movimiento de la luna alrededor de la tierra y la caída de
cualquier cuerpo en la superficie terrestre.

Hubble, demostró que la nebulosa
Andrómeda no era una parte externa de nuestra galaxia la
Vía Láctea, sino una galaxia independiente y tan
impresionante como la nuestra. Además que en el universo
hay miles de nebulosas similares.

Los cosmólogos actuales, hablan de que no
puede tomarse en serio ninguna teoría cosmológica
que coloque nuestra galaxia en algún lugar especial del
universo.

Justus von Lirbig y otros químicos
orgánicos demostraron que no había impedimento en
el laboratorio para la síntesis de compuestos
químicos producidos por organismos vivos, como el
ácido úrico.

Charles Darwin y Alfred Russel Wallace,
demostraron como evolucionaron por selección natural, y si
ningún diseño o intervención externa todos
los seres del planeta tierra.

Características de la
desmitificación de la vida

  • Se ha acelerado con la explicación del
    funcionamiento de los seres vivos por la bioquímica y
    la biología molecular.

  • Ha tenido un efecto mayor que cualquier otro
    descubrimiento de las ciencias físicas, sobre las
    sensibilidades religiosas, y provocado en su contra una
    oposición intransigente.

  • Mantiene en su contra algunos pocos
    científicos vitalistas que intentan sostener
    aún que algunos procesos biológicos no pueden
    explicarse en términos físicos y
    químicos, sino en los de otras fuerzas vitales no
    conocidas. Entre ellos:

Schrödinger, quien argumentó que la
información genética que gobierna a los organismos
vivos es demasiado estable para escapar a las fluctuaciones
continuas descritas por la mecánica cuántica y la
estadística.

Max Perutz, señaló que el error de
Schrödinger se debió a que no conocía la
estabilidad que puede producirse mediante el proceso
químico de catálisis enzimática.

Phillips, argumentó que "no existe
evidencia experimental y controvertible de que la
evolución no esté guiada por algún plan
divino". Pero tampoco existe de que si lo esté. Nunca se
podrá demostrar que algún agente sobrenatural
mueva, o no, los hilos del universo. Es como aceptar, o no
aceptar, que fuera de las leyes del movimiento del sistema solar
de Newton y Einstein, algún agente divino pueda, o no, dar
un empujón especial a algún cometa. Sin embargo es
bien sabido, que el modo de proceder de cualquier ciencia, es
suponer en lo que se investiga que no hay intervención
divina.

Johnson, también argumenta que
"evolución que no implica ninguna intervención o
guía por parte de un creador, externo al mundo de la
naturaleza, no proporciona una explicación correcta". Es
cierto que los cálculos basados en la teoría de la
gravitación de Newton, o cualquier otra teoría
científica, no siempre están en perfecto acuerdo
con todas las observaciones. Pero los biólogos han estado
trabajando con la teoría de la selección natural y
les ha resultado abrumadoramente fructífera. En las
ciencias físicas y biológicas se ha llegado muy
lejos en la explicación del mundo, sin necesidad de
invocar intervenciones divinas.

Phillips y Johnson, continúan
quejándose de que "la evolución naturalista
sería compatible con la existencia de un dios, si por dios
entendemos la causa primera que establece las leyes de la
naturaleza, pone el mecanismo universal en movimiento y luego se
retira de toda actividad posterior". No existe incompatibilidad
en llamar dios a la materia o energía o a las leyes
naturales y sus efectos, la incompatibilidad está en
tratar de conciliar la teoría científica y
espontanea de la evolución con la intervención
supersticiosa e interesada de un dios religioso.

Ciencia y
religión

Algunos comentan que la ciencia y la religión no
entran en conflicto, porque la ciencia trata la realidad factual
y la religión la moralidad humana. Lo que la gente
religiosa cree realmente no tiene nada que ver con la realidad
factual. Esto significa una retirada importante de la
religión de posiciones que antiguamente ocupó.
Cuando la naturaleza era inexplicable sin seres sobrenaturales,
las ninfas daban origen a los arroyos, a los bosques…
Hasta el siglo XIX el diseño de las plantas y los animales
fue considerado como evidencia visible de un creador. Aunque
quedan muchísimas cosas y fenómenos por explicar,
ya se conocen los principios científicos que gobiernan su
forma de actuar. Para aquellos que no ven conflicto entre ciencia
y religión, la retirada de la religión del terreno
ganado por la ciencia es casi completa.

Belleza o
inteligencia, moralidad y dios

Se ha encontrado belleza en las leyes naturales de la
naturaleza, pero no se ha encontrado en ellas estatus especial
para la vida y la inteligencia, ni patrones de valores o
moralidad, ni indicios de algún dios preocupado por estas
cosas.

Quienes aceptan que hay un dios responsable de la
belleza de la naturaleza, puesta para nuestro beneficio, como el
follaje de los árboles y el plumaje de los pájaros,
tienen que aceptar también que dios es responsable de las
taras de nacimiento y de enfermedades como el sida y el
cáncer. Las personas religiosas siguen discutiendo el
problema del sufrimiento en un mundo gobernado por un dios
infinitamente bueno.

Para quienes recordamos el holocausto es poco
comprensible la justificación del comportamiento de dios
para con los seres humanos. Si existe un dios con planes
especiales para los humanos, ha gastado mucho esfuerzo y tiempo
en ocultar ese interés por nosotros. Es por tanto poco
delicado e impío molestar a ese dios con
oraciones.

Nadie ha podido presentar clara y convincentemente
alguna evidencia científica de algún ser divino.
Pero todavía hay quienes defienden un estatus especial
fuera de la naturaleza para la vida inteligente. Si se encontrara
en las leyes naturales finales algún papel especial para
la vida inteligente, se podría concluir que el creador que
estableció estas leyes estaba de alguna forma
especialmente interesado por nosotros.

Diferencias entre
experiencias científicas y religiosas

  • Las magnitudes de un sistema físico tienen
    valores definidos, solo hasta cuando dichas magnitudes sean
    medidas. Se habla de magnitudes como posición,
    energía o momento.

  • Es evidente que se requiere de algún tipo de
    vida inteligente para dar significado a los conocimientos
    humanos, y por lo tanto, que la vida inteligente debe
    continuar invadiendo el universo para que su estado
    físico sea cada vez mejor comprendido.

  • Los físicos se interesan solo en cosas que
    puedan ser observadas y/o medidas. Sobre dios se aprende algo
    solo con revelaciones religiosas. Nada con experimentos,
    observaciones o descubrimientos de la ciencia.

  • La gran mayoría de adeptos a las religiones
    tienen acceso a experiencias científicas y no a
    experiencias de revelaciones religiosas. Por lo tanto,
    aquellos que aseguran haber tenido revelaciones religiosas,
    tienen una doble responsabilidad por la veracidad y calidad
    de estas revelaciones, ante ellos mismos y ante sus
    creyentes.

  • La creencia en las experiencias científicas
    conlleva una diferencia importante con respecto a la creencia
    en las experiencias religiosas. Las experiencias
    científicas han sido el resultado de realidades
    físicas como los experimentos de laboratorio. Las
    experiencias de revelaciones religiosas, después de
    miles de años están cada vez más lejos
    de poder ser comprendidas y explicadas.

  • Las lecciones de una experiencia religiosa pueden
    resultar profundamente satisfactorias, sugerir un significado
    para nuestras vidas, su papel en el gran drama cósmico
    del pecado y la redención, y ofrecer la promesa de
    algo que continúa después de la muerte. Por
    estas razones, las lecciones de las experiencias religiosas
    están marcadas con el sello de la ilusión. A
    partir de la investigación científica se
    obtiene una comprensión del mundo abstracta e
    impersonal.

El sinsentido del
universo

Cuanto más se estudia el universo, más sin
sentido nos parece. El universo no sugiere tener algún
sentido. Por ello nos ideamos varias maneras de encontrar un
sentido para nuestras vidas, incluyendo el intento de comprender
el universo. ¿Pero por qué el universo debe tener
un sentido, qué sentido, si solo se trata de un sistema
físico?

Sería maravilloso descubrir en las leyes de la
naturaleza algún plan del creador en el que los seres
humanos jueguen algún papel especial. Algunos
científicos dicen haber encontrado en la
contemplación de la naturaleza, la satisfacción
espiritual que otros dicen haber encontrado en la creencia de un
dios interesado. Otros como Einstein han identificado las leyes
de la naturaleza con un tipo de dios remoto y desinteresado. Para
la mayoría de físicos, constituye una tibia
sorpresa que algún físico se tome aún en
serio la búsqueda del sentido del universo. Muchos
físicos mantienen una afiliación nominal a la fe de
sus padres, como una forma de identificación para bodas y
funerales, sin prestar ninguna atención a la
teología de esta religión.

Cuanto más se refina el concepto de dios para
hacerlo plausible, más sentido pierde. La mayoría
de los físicos no están hoy suficientemente
interesados en alguna religión, ni siquiera en actitudes
que los caracterice como practicantes.

Dogmatismo y
ciencia

Los liberales religiosos están más
alejados de los científicos que los fundamentalistas y
conservadores religiosos. Los conservadores dicen que tienen sus
creencias porque son verdaderas, no porque los hagan buenos y
felices. Los liberales religiosos dicen que pueden creer en cosas
mutuamente excluyentes, desde que les sirvan para algo, o les
proporcionen algún arrebato espiritual satisfactorio. Por
ejemplo creer a veces en el cielo y el infierno, o en la
extinción del alma después de la muerte. Los
conservadores religiosos aunque estén equivocados en lo
que creen, por lo menos creen realmente en algo. Pero de los
liberales religiosos ni siquiera se puede decir que están
equivocados.

La gente no encuentra importante la teología de
su propia religión porque les resulta imposible entender y
creer en lo que dice. Disgusta el conformismo intelectual del
liberalismo religioso, pero no hace daño como el
dogmatismo religioso de los conservadores. No se trata de hacer
un balance entre las contribuciones y los daños de la
religión, entre sus aportes culturales, y las
persecuciones, guerras y genocidios.

Las grandes religiones enseñan que dios exige una
fe y una forma de culto particular. Muchos de sus fieles
consideran sus enseñanzas como mandamientos divinos mucho
más importantes que cualquier virtud secular como la
tolerancia, la compasión o la razón.

Las fuerzas oscuras del fanatismo se están
imponiendo de nuevo sobre la tolerancia y la razón.
Afortunadamente la expansión de la ciencia se ha encargado
de acabar con la quema de brujas. Se está necesitando de
mayor influencia de la ciencia para mantener este mundo sano.
¿Si los científicos cambian una y otra vez sus
ideas en temas estudiados directamente con experiencias de
laboratorio, cómo es posible que se sigan tomando tan en
serio los alegatos de la tradición religiosa y los textos
de las sagradas escrituras sobre temas tan lejanos a la actual
experiencia humana?.

Aunque la ciencia contribuye a solucionar las
preocupaciones del mundo, desafortunadamente los principales
avances encontrados por los científicos se han utilizado a
gran escala para matar, para hacer la guerra. Pero no se puede
decir que la ciencia se ha vuelto perversa, porque ni sus
objetivos ni sus científicos han impulsado ninguna guerra.
Es sobre el irracionalismo de algunos líderes
políticos y religiosos sobre quienes recae la
responsabilidad de estas hostilidades, agresiones, matanzas y
genocidios, como en el caso de las cruzadas, el nazismo y los
imperialismos

Una pregunta
justificatoria

¿Si algunos no encuentran tranquilidad espiritual
en las leyes de la naturaleza, por qué no deben buscarla
en otra parte? ¿En una religión? ¿En una
divinidad?, de todas maneras la decisión de creer o no
creer, depende además de nuestra propia voluntad, de otras
circunstancias. Hay muchas personas capaces de ejercer cierto
control sobre lo que piensan y creen otras personas,
especialmente sobre lo que puede hacerlos buenos o felices. Hay
muchos que son más felices y se comportan mejor cuando los
convencen, así no sea verdad, de que son descendientes de
alguna gran personalidad o deidad.

Otros son obligados por el dolor físico de la
tortura, o el dolor espiritual ante amenazas de muerte, tortura,
o condenaciones a sufrimientos eternos, a adoptar creencias y
comportamientos que aminoren estos dolores.

Como para muchos ajustar sus creencias es una
alternativa favorable, lo hacen.

No hay razón científica o lógica
para no buscar consuelo mediante el ajuste de creencias. La
razón de no hacerlo es solo moral o por sentido del honor.
Algunos viven convencidos de que ganarán la lotería
y de que sus vidas mejorarán a partir de ese día.
Muchos envidian a quienes pueden tener tan firmes esperanzas.
Otros los ven como fracasados, o como adultos inmaduros incapaces
de mirar las cosas como son.

Como personas aprendemos, mientras crecemos, a desechar
tentaciones ordinarias como las loterías. Como especie ya
comprendimos que no jugamos ningún papel estelar en el
acontecer cósmico.

De todas formas debemos estar convencidos de que la
ciencia jamás proporcionará el consuelo religioso
de que viviremos para siempre. Como consuelo desprovisto de
satisfacción, la ciencia nos dice que las personas
aparecemos en la tierra solo por un corto periodo, pero de lo que
fuimos antes o seremos después científicamente no
se sabe nada.

Fuente

¿Y qué pasa con Dios?, Steven Weinberg,
del libro Dios no existe de Christopher Hitchens.

 

 

Autor:

Rafael Bolívar Grimaldos

 

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