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Desarrollo de la crisis socialista latinoamericana (página 3)



Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7

Otro hecho a tener presente que ocurrió en la
década del sesenta del siglo XX es la crisis de la
teoría sustentada por la mayoría de los partidos
comunistas latinoamericanos bajo la influencia del jruschovismo.
Además, de otra crisis la de la teoría
desarrollista sustentada por la Comisión Económica
para America Latina (CEPAL). Con respecto al primer punto,
algunos partidos comunistas latinoamericanos sustentaban la
teoría que había que hacer la revolución en
dos etapas. Dado que partían que las formaciones sociales
en América Latina predominaba el feudalismo y que la
revolucione burguesa (la primera etapa) hegemonizada por una
burguesía nacional debían ser apoyadas por la clase
trabajadora.

Para que el capitalismo pudiese ser instaurado
pasándose de esta manera a la segunda etapa
revolucionaria. Que es la revolución socialista
hegemonizado por la clase trabajadora en alianza con el
campesinado. En relación a este punto el economista
brasileño Theotonio Dos Santos dice lo
siguiente:

"En el ámbito de la izquierda, particularmente
en el Partido Comunista, la misma cuestión se colocaba
bajo el concepto de la necesaria "revolución
democrático-burguesa". Se afirmaba la necesidad de una
burguesía nacional que debería ser
apoyada

por el movimiento proletario obrero, urbano y
campesino, para realizar las trasformaciones democrático
burguesas que viabilizarían el progreso de esas regiones.
El movimiento obrero se afirmaba dentro de la sociedad
democrática nacional. La visión de la
revolución democrática se desdoblaba en enfoques
más o menos radicales: desde aquellos que afirmaban que la
revolución democrático-burguesa debería ser
dirigida por la burguesía nacional a aquellos que
decían que el movimiento obrero y el movimiento campesino
debería asumir el liderazgo, ya fuera empujando a la
burguesía, ya asumiendo directamente las tareas de la
revolución. Esta problemática alcanzó su
auge en las décadas de 1950 y 1960, cuando se agregaron a
ella la cuestión del capital internacional y el papel del
imperialismo."

De lo citado se desprende de que la cuestión de
la "revolución democrático-burguesa". En ella esta
incluida las diversas políticas de alianza que se
establecen según las diferentes etapas de la
revolución entre el proletariado urbano y su aliado el
campesinado con la burguesía nacional. Es así que,
se desprenden diferentes visiones sobre el status-rol a jugar por
la clase trabajadora y burguesía nacional en la etapa
"democrático-burguesa" de la revolución. La cosa se
complejiza más cuando se agregan al debate la
cuestión del capital internacional y el papel del
imperialismo.

En relación a esto último Theotonio Dos
Santos dice lo siguiente:

"El raciocinio era complejo. Esta revolución
democrático-burguesa era nacional y democrática.
Para afirmarse tenía que contener el papel del
imperialismo como fuerza sustentadora de los sectores
exportadores oligárquicos y anti- industrialistas.
¿Pero qué posición tomar con relación
al imperialismo ligado al sector industrial, es decir, al capital
internacional que pesaba a invertir en el sector industrial? En
este caso, las posiciones eran todavía vacilantes y
confusas. La tendencia era aceptar el capital internacional, pero
someterlo a cierto control para contener la salida de lucros por
éste obtenidos y obligarlo a tener un papel subsidiario al
desarrollo industrial de la región."

En la revolución democrático-burguesa es
claro que el imperialismo estaba en el campo del enemigo a
combatir por las fuerzas populares. Dado que era claro que su
aliado a nivel interno eran los sectores exportadores
oligárquicos. De por si anti industrialistas. Pero, la
cosa se hace más compleja y poco clara cuando el
imperialismo mantiene un vínculo con el sector industrial.
Es decir, como dice Dos Santos, el capital internacional que
pasaba a invertir en el sector industrial. Es entonces ante esta
realidad las posiciones eran diversas. La dominante, era aceptar
el capital internacional pero jugando un status-rol subsidiario
al desarrollo industrial.

Esto lleva a una reinterpretación de la
revolución burguesa en el continente latinoamericano y de
las economías llamadas "precapitalistas". En
relación a esto último, Dos Santos dice lo
siguiente: Fue necesario repensar el papel del desarrollo
capitalista en la región y situar su evolución
económica en el cuadro de expansión del capitalismo
mercantil europeo, particularmente el portugués y
español. Más adelante el capital mercantil se ve
sustituido por el capital manufacturero y posteriormente por el
capital industrial holandés, francés, inglés
y estadounidense. Fue necesaria, inclusive, una profunda
revisión en el enfoque de nuestra historia, procurando
mostrar que las relaciones esclavistas y serviles fueron
establecidas por el capital comercial, que más adelante se
combinaron con los intereses del capital industrial moderno, que
necesitaba de materias primas y productos agrícolas a
precios bajos. Se generó entonces un tipo de servilismo y
esclavismo modernos, muy diferentes del esclavismo clásico
y del régimen servil feudal. Era necesaria una
discusión profunda sobre el pasado supuestamente feudal de
la región."

De lo citado se desprende, que en definitiva la
revisión de las economías llamadas
"precapitalistas" condujo a que se discutiera sobre el pasado
supuestamente feudal del continente latinoamericano. Es decir, si
el feudalismo como modo de producción había tenido
un igual desarrollo en América Latina que en Europa. Si el
proceso de instauración y consolidación del
feudalismo había sido igual o en Latinoamérica el
feudalismo en su instauración había tenido un
desarrollo particular. Este tema y su debate no era meramente
académico sino que en su resolución se vinculaba a
como se iba a encarar la revolución socialista en
América Latina.

Es decir, las fuerzas motrices, la política de
alianzas, las diferentes etapas y sus metas o fines. Con el
triunfo de la revolución cubana liderada por Fidel Castro
en el año 1959 y su opción tiempo más tarde
por el socialismo llevo a que la teoría de la
revolución en América Latina sustentada por los
partidos comunistas pro soviéticos fuera duramente
criticada y puesta en debate por fuerzas de izquierda no
comunistas. Estas fuerzas de izquierda no comunistas influidas
política e ideológicamente por la revolución
castrista que proponía en la mesa de debate una nueva
experiencia revolucionaria en América Latina.

De la experiencia cubana se puso de manifiesto, la
cuestión de la lucha armada para la toma del poder por los
revolucionarios, el status-rol del caudillismo o del caudillo
político en los procesos revolucionarios, el papel de la
burguesía nacional y sus vínculos con el
imperialismo yanqui, la situación del campesinado y su
alianza con la clase obrera. El papel de las clases medias
urbanas ante los procesos de cambio revolucionario. En el
año 1962 el régimen castrista a través de su
máximo líder publicita la llamada "Segunda
Declaración de La Habana".

Es un texto extenso que una de sus partes hace un
análisis de las llamadas fuerzas motrices o grupos
sociales llamados hacer los actores fundamentales de la
revolución en América Latina.

Es así que, en el mencionado texto dice lo
siguiente:" Y si bien es cierto que en los países
subdesarrollados de América la clase obrera es en general
relativamente pequeña, hay una clase social que por las
condiciones subhumanas en que vive constituye una fuerza
potencial que, dirigida por los obreros y los intelectuales
revolucionarios, tiene una importancia decisiva en la lucha por
la liberación nacional: los campesinos. "
De esto se
desprende que los campesinos por las condiciones
socio-económicas en las que vive es un actor fundamental
para la liberación nacional. Los campesinos dirigidos por
los obreros (que en América Latina subdesarrollada
cuantitativamente son minoría) y los intelectuales
revolucionarios.

La cuestión feudal en las formaciones sociales
latinoamericanas se hace presente en el análisis de la
"Segunda Declaración de La Habana" de la siguiente
manera:

"En nuestros países se juntan las
circunstancias de una industria subdesarrollada con un
régimen agrario de carácter feudal. Es por eso que
con todo lo duras que son las condiciones de vida de los obreros
urbanos, la población rural vive aún en más
horribles condiciones de opresión y explotación,
pero es también, salvo excepciones, el sector
absolutamente mayoritario en proporciones que a veces sobrepasa
el 70 por 100 de las poblaciones latinoamericanas. Descontando
los terratenientes que muchas veces residen en las ciudades, el
resto de esa gran masa libra su sustento trabajando como peones
en las haciendas por salarios misérrimos, o labran la
tierra en condiciones de explotación que nada tienen que
envidiar a la Edad Media. Estas circunstancias son las que
determinan que en América Latina la población pobre
del campo constituya una tremenda fuerza revolucionaria
potencial."

Para la "Segunda Declaración de La Habana" el
régimen agrario en las formaciones sociales
latinoamericanas tienen un carácter feudal. La
declaración no da más elementos de análisis
sobre el tema. Es decir, ¿el feudalismo es el modo de
producción predominante en las zonas rurales
latinoamericanas? ¿hasta donde llega la presencia en las
zonas rurales del continente el modo de producción
capitalista? ¿Cómo se vinculan el uno con el otro?
Estos son algunas de las interrogantes que nos deja el tema
planteado.

En lo que hace al status-rol de las burguesías
nacionales latinoamericanas en la lucha antifeudal y
antiimperialista y sus vínculos con el imperialismo
yanqui. La "Segunda Declaración de La Habana" dice lo
siguiente: "En las actuales condiciones históricas de
America Latina, la burguesía nacional no puede encabezar
la lucha antifeudal y antiimperialista. La experiencia demuestra
que en nuestras naciones esa clase, aun cuando sus intereses son
contradictorios con los del imperialismo yanqui, ha sido incapaz
de enfrentarse a éste, paralizada por el miedo a la
revolución social y asustada por el clamor de las masas
explotadas. Situadas ante el dilema imperialismo o
revolución, sólo sus capas más progresistas
estarán con el pueblo."

De lo citado, se desprende que la burguesía
nacional en Latinoamérica no puede encabezar la lucha
antifeudal y antiimperialista. Que los hechos desmienten que esta
clase social a la hora de defender sus intereses entra en
contradicción con el imperialismo yanqui. Esta ha sido
incapaz de enfrentarse a este dado que les tiene más miedo
a la revolución social llevada adelante por las masas
explotadas. Es así que, ante la contradicción
imperialismo revolución, según la
Declaración, solo sus capas más progresistas
estarán con el pueblo.

A su vez, la clase obrera y los intelectuales
revolucionarios de América Latina son la vanguardia en la
lucha contra el imperialismo y el feudalismo. Dado que la
correlación de fuerzas a nivel mundial y la existencia de
los movimientos de liberación nacional de los pueblos
coloniales y dependientes así lo indican. En
relación a esto la" Segunda Declaración de La
Habana" dice lo siguiente: "La actual correlación
mundial de fuerzas y el movimiento universal de liberación
de los pueblos coloniales y dependientes señalan a la
clase obrera y a los intelectuales revolucionarios de
América Latina su verdadero papel, que es el de situarse
resueltamente a la vanguardia de la lucha contra el imperialismo
y el feudalismo."

En el año 1967 el Comandante Ernesto Che Guevara
escribe "Mensaje a los pueblos del mundo a través de la
Tri-continental". En ese mensaje el Che Guevara se refiere a la
situación de las burguesías nacionales
latinoamericanas de la siguiente manera: "Por otra parte las
burguesías autóctonas han perdido toda su capacidad
de oposición al imperialismo – si alguna vez la
tuvieron – y sólo forman su furgón de cola.
No hay más cambios que hacer; o revolución
socialista o caricatura de revolución."

Para el Che Guevara a diferencias de los partidos
comunistas latinoamericanos pro soviéticos y de la
"Segunda Declaración de La Habana" las burguesías
nacionales latinoamericanas son furgón de cola del
imperialismo. No tienen capacidad de oposición al mismo.
El dilema es claro es revolución socialista o caricatura
de revolución.

Pasando, ahora, al tema de la crisis de la teoría
desarrollista de la CEPAL. Es bueno comenzar en que consiste la
nombrada teoría y contra que posturas económicas se
reveló. Es así que, Heraldo Muñoz dice lo
siguiente: "Los académicos conservadores que han
analizado el problema del subdesarrollo en América Latina
y el resto de las zonas subdesarrolladas, han tradicionalmente
afirmado que el progreso en esas regiones sólo puede
ocurrir a través de la penetración del "modernismo"
a aquellas áreas que ellos consideran "atrasadas" y
"arcaicas". Por otra parte, los teóricos ortodoxos del
comercio internacional han recomendado que los países
subdesarrollados no necesiten industrializarse en vista de las
"ventajas comparativas" que se derivan de la
especialización en producción de materias primas
para la exportación. Los analistas del subdesarrollo en
América Latina criticaron por mucho tiempo estos
análisis ortodoxos. Sin embargo, los puntos de vista de
los primeros fueron generalmente ignorados, excepto en
pequeños círculos académicos, hasta que
Raúl Prebisch y lo que André Gunder Frank denomina
los teóricos de la "vieja dependencia" en la
Comisión Económica para América Latina
(CEPAL), comenzaron durante la década del "50 a cuestionar
las hipótesis y conclusiones convencionales del comercio
internacional."

Es así que, el economista argentino Raúl
Prebisch a través de la CEPAL comenzó durante la
década de los "50 a cuestionar las hipótesis y
conclusiones de los académicos conservadores y de los
teóricos ortodoxos del comercio internacional. Es en este
sentido que André Gunder Frank denomina a Prebisch los
teóricos de la "vieja dependencia". La concepción
del economista argentino se centra en el siguiente punto:
"Basado en argumentos empíricos, Prebisch
argumentó que debilidades a largo plazo en los precios de
las materias primas invalidaban los resultados positivos que se
suponía derivaban de la tesis de las ventajas
comparativas. Después de dividir analíticamente al
mundo en un centro desarrollado y una periferia subdesarrollada,
Prebisch demostró no sólo que no había
ocurrido una transferencia de progreso tecnológico hacia
la periferia a través del comercio, como afirmaban los
teóricos ortodoxos, sino que, por el contrario, aumentos
en productividad en países subdesarrollados habían
sido recanalizados hacía los centros. El académico
argentino también demostró que la demanda por
productos primarios varía radicalmente, lo que acarrea
consecuencias negativas para los países monoproductores y
que, generalmente, está demanda crece lentamente y mucho
menos que el aumento del ingreso en los centros. Estas
proposiciones constituyen la base del concepto de Prebisch sobre
"el deterioro de los términos de intercambio", el
mecanismo mediante el cual los centros retienen el beneficio del
progreso tecnológico y expropian aumentos en productividad
de los sectores exportadores de las naciones
periféricas."

De lo citado, se desprende que Prebisch después
de dividir analíticamente al mundo capitalista en un
centro desarrollado y una periferia subdesarrollada. El
economista argentino demostró no solo que no había
ocurrido una transferencia de progreso tecnológico
hacía la periferia sino que por el contrario aumentos en
productividad en países subdesarrollados habían
sido recanalizados hacía los centros. También
manejo el concepto "el deterioro de los términos de
intercambio". El mecanismo mediante el cual los centros retienen
el beneficio del progreso tecnológico y expropian aumentos
en productividad de los sectores exportadores de las naciones
periféricas.

Dado este diagnostico el propio Prebisch ofrecía
soluciones al problema que vivían los países
periféricos. Es así que Heraldo Muñoz dice
sobre Prebisch lo siguiente: Los efectos negativos de esta
relación de intercambio constituían según
Prebisch, una dependencia externa que los países
periféricos debían superar para poder
desarrollarse. Parte de la solución Prebisch – CEPAL- al
problema, implicaba la implementación de nuevos principios
de organización económica internacional, programas
compensatorios específicos basados no tanto en la supuesta
igualdad de los estados, sino tomando especial cuenta de las
necesidades de las naciones subdesarrolladas. Tanto como
encargado de la CEPAL y como Secretario General de la "United
Nations Commission on Trade and Development" (UNTAD), durante la
década del sesenta, Prebisch fue instrumental en la
articulación de demandas por trato aduanero preferencial
para las exportaciones de países periféricos. Al
mismo tiempo, pensadores "cepalianos" proponían
políticas nacionales de "desarrollo hacía adentro"
o industrialización por sustitución de
importaciones, en que el comercio exterior jugaba un papel
complementario: principalmente, el procurar divisas para
financiar la industrialización interna."

Para superar la dependencia externa producto de las
relaciones de intercambio. Los países periféricos
deberían adoptar, según Prebisch, la
implementación de nuevos principios de organización
económica internacional y programas compensatorios
específicos basados en tomar en cuenta las necesidades de
las naciones subdesarrolladas. Además, en la
articulación de demandas por trato aduanero preferencial
para las exportaciones de países periféricos. A su
vez, pensadores "cepalinos" proponían políticas
nacionales de "desarrollo hacía adentro" o
industrialización por sustitución de importaciones,
en que el comercio exterior jugaba un papel complementario,
principalmente, en procurar divisas para financiar la
industrialización interna.

Ahora, siguiendo con el mismo tiempo Theotonio Dos
Santos dice lo siguiente: "La afirmación de este punto
de vista industrialista se hace aún más claro con
la creación, en 1947, de la CEPAL, bajo el liderazgo de
Raúl Prebisch. Él profundiza la crítica
sobre el sector exportador como principal obstáculo al
"desarrollo económico". Este enfoque sustituía en
gran medida el concepto de revolución burguesa. La CEPAL
era una organización emanada de los gobiernos
latinoamericanos y un órgano encargado de la propuesta de
políticas y asesoría de gobiernos. Sus estudios se
concentraban en las políticas capaces de viabilizar el
proceso de industrialización, buscando superar los
obstáculos del desarrollo. Sus propuestas de
políticas preservaban, sin embargo, las estructuras de
poder existentes."

En el año 1947, se crea la CEPAL bajo el
liderazgo de Raúl Prebisch que proponía la
industrialización de los países periféricos
de América Latina. El economista argentino profundiza la
crítica sobre el sector exportador como principal
obstáculo al "desarrollo económico". Las propuestas
políticas de la CEPAL alientan la industrialización
del continente latinoamericano pero mantienen las estructuras de
poder existentes. El modelo económico de la CEPAL por
llamarlo de alguna manera se instauro en un contexto
histórico del mundo capitalista muy claro particularmente
en el continente latinoamericano.

La crisis capitalista del año 1929 marca un antes
y un después del proceso o la implementación de las
políticas en América Latina de
industrialización sustituyendo a las importaciones. Es
así que, Dos Santos dice lo siguiente: "Ello porque el
desarrollo industrial de la región se tornaría
dependiente del sector exportador, a través del proceso de
sustitución de importaciones. Este proceso fue resultado
de una situación histórica y después fue
sistematizado en el ámbito teórico y conceptual.
Esto fue resultado de algo que André Gunder Frank
señalo con mucho énfasis en sus estudios sobre
América Latina: las dificultades generadas por las crisis
globales del capitalismo mundial. En particular, la crisis de
1929 tuvo un efecto limitante sobre el comercio mundial, que en
aquella época cayo en cerca de 50%, lo que provocó
la disminución de las importaciones de la
región."

El desarrollo industrial que proponía para
América Latina era dependiente del sector exportador
fundamentalmente de productos primarios (agro-mineros). Que
mantenían las estructuras económicas funcionales a
las oligarquías terratenientes y empresas
monopólicas vinculadas al imperialismo de Inglaterra o de
los EE.UU. Como dije anteriormente la crisis capitalista mundial
del año 1929 obligo a los países latinoamericanos
principalmente los más importantes (Argentina, Brasil,
Chile, Uruguay y México) a llevar adelante
políticas que sustituían a las importaciones que
habían venido principalmente del imperio
ingles.

La política de implementar desde el Estado la
sustitución de importaciones fue un proceso que vario a
través de las diferentes décadas después de
1930. Es así que, Dos Santos dice lo siguiente: "En la
década de 1950, la CEPAL estudio las particularidades del
proceso de sustitución de importaciones: éste se
inicia por la sustitución de importaciones de productos de
consumo, sobre todo de élite, que pronto se ven saturados.
Pero en la década de 1940, la sustitución de
importaciones se orienta hacía los bienes de consumo
durables, y solamente en una última etapa, ya en 1960, se
da inicio a una sustitución en sector maquinarias. Esa
característica del proceso de industrialización con
base en la sustitución de importaciones, hizo que el
crecimiento industrial dependiera enormemente de las divisas
obtenidas con las exportaciones. Esas divisas fueron, en algunos
casos, radicalmente expropiadas de los exportadores y apropiadas
por el Estado para servir al proceso de
industrialización."

Es claro que en sus diferentes etapas que pasa la
política de sustitución de importaciones en algunos
países de América Latina tiene un denominador
común. El status-rol del Estado nacional interviniendo
directamente en ciertas áreas de la economía
nacional para sacar dinero y con eso sustentar la política
industrializadora. Los planteos de la CEPAL en el plano socio
económico eran funcionales a las burguesías
nacionales industrialistas latinoamericanas. Que no se
enfrentaban a las clases terratenientes dueñas de grandes
latifundios en las zonas rurales de América
Latina.

En este sentido los planteos industrializadores
"cepalinos" dejaban intactas las caducas estructuras agrarias de
las que dependían económicamente. La teoría
desarrollista de la CEPAL tenía sus inconvenientes como
tal o sus lados flacos por decirlo de alguna manera. En
relación a esto último, Vania Bambirra dice lo
siguiente: "Y echa por tierra también todos los
supuestos básicos en los cuales se asentaba la
teoría desarrollista de la CEPAL, que ya han sido por lo
demás analizados y criticados exhaustamente pero que vale
la pena resumir en someras líneas: el supuesto de un
"modelo" de desarrollo calcado de los países desarrollados
hacía el cual América Latina debería
encaminarse; para eso era necesario –y se creía
posible- eliminar los obstáculos sociopolíticos y
culturales al desarrollo que estaban incrustados en las llamadas
"sociedades tradicionales" a través de la
utilización racional de los recursos nacionales por medio
de un planeamiento racional; como condición de ello era
necesaria la movilización y organización de la
voluntad nacional para la política de desarrollo. El
supuesto básico de que el desarrollo interesa a todos (sin
preguntar por cierto qué tipo de desarrollo interesa a
cada clase) daba la premisa clave para una ideología del
desarrollo. Esa ideología ya venia siendo promovida en
América Latina a través de las mejores expresiones
del nacionalismo populista."

De lo citado se desprende que la teoría
desarrollista de la CEPAL se sustenta en ciertos supuestos
ideológicos que son, en primer lugar, que América
Latina tiene que aplicar un modelo de desarrollo calcado de los
países desarrollados capitalistas. Para poder avanzar en
lo social y económico. Por eso contrapone dos tipos de
sociedad, la "sociedad tradicional" y la "sociedad moderna".
América Latina para acceder a la modernidad capitalista
tiene que romper con los lazos que la atan a la "sociedad
tradicional". Es en este sentido que los actores modernizadores
privilegiados (obreros industriales, empresarios capitalistas,
profesionales liberales o técnicos, estudiantes urbanos)
tienen que movilizarse en nombre del progreso y la
civilización industrial. En contra del atraso y el
oscurantismo de la tradiciones particularmente rurales y
católicas.

En segundo lugar, otro elemento a tener en cuenta es la
fantasía o la ilusión que en América Latina
es posible que se desarrolle de manera exitosa particularmente en
lo social. Un capitalismo nacional autónomo. Es decir, que
para superar la dependencia al imperialismo yanqui y el
subdesarrollo económico el continente latinoamericano
tiene que realizar a mediados del siglo XX una revolución
capitalista nacional.

En resumen, el surgimiento del llamado "Tercer Mundo",
la derrota tanto del colonialismo francés por parte de las
fuerzas comunistas norvietnamitas lideras por Ho Chi Minh y del
imperialismo yanqui en Vietnam del Sur. El triunfo de la
revolución china en Asía, el conflicto
político e ideológico, entre la URSS y la
República Popular de China. El triunfo de la
revolución cubana en América Latina, la
intromisión política e ideológica,
económica y militar de los EE.UU. en los países que
conforman el continente latinoamericano. Los golpes de estado
vico-militares de derecha apoyados por los EE.UU. en
Brasil y Argentina. Y por último, el fracaso de las
teorías sustentadas por parte de los partidos comunistas
pro-soviéticos de América Latina y por la
CEPAL.

Es así que, todos estos hechos históricos
generaron el marco histórico general en la cual se
criticó a la llamada "sociología científica"
por parte de la denominada nueva sociología critica o
comprometida en América Latina a fines de la década
de los cincuenta y en la década de lo sesenta del siglo
XX. Es así, entonces que en este marco histórico se
irán gestando y acentuando las críticas
hacía la "sociología científica", que
empezarán a tomar sistematicidad y cuerpo alrededor de los
años 1964- 1966 y conformarán en lo que se dio en
llamar sociología crítica o
comprometida.

Entrando más específicamente a los
cuestionamientos realizados a los sociólogos y a la
sociología de la post-guerra, se pueden clasificar en
políticos y teóricos. El sociólogo uruguayo
Aldo Solari dirá al respecto que: "Pertenecen al primer
rubro todas aquellas que muestran a unos u a otra como defensores
del statu-quo e incluso como instrumento de la dominación
imperialista. Las segundas, en cambio, recorren una gama mucho
más amplia que va desde una concepción alternativa
en la manera de hacer sociología que lleva a criticar el
postulado de la neutralidad valorativa, a discutir las relaciones
entre ciencia e ideología y a postular la necesidad de
abandonar el neopositivismo en beneficio de orientaciones
dialécticas, hasta el rechazo de las teorías
basadas en tales supuestos, como el estructural-funcionalismo y
más particularmente las teorías de la
modernización. Se afirma que estas no son aplicables a la
realidad latinoamericana, por lo que consecuentemente se sostuvo
que los sociólogos "cientificistas" carecen de un
conocimiento adecuado de la realidad de estos
países."

Después de dejar en claro por el sociólogo
uruguayo, los diferentes tipos de críticas se
empezarán a profundizar en cada una de ellas,
principalmente de carácter teórico. Recordando que
se sigue tomando como eje temático los cuatro puntos
básicos. Que son, primero, la manera de concebir la
sociología, segundo, su metodología, tercero, sus
relaciones con la realidad, cuarto, su
transformación.

En lo que respecta, a la manera concebir la
sociología, se puede definir que la sociología
critica es más "cientificista", que la sociología
de la post-guerra, lo que Aldo Solari percibe como:
"…en dos dimensiones igualmente decisivas. En primer
lugar, porque para ella el campo de la ciencia es mucho
más amplio; en segundo lugar, porque atribuye a la
aplicación del conocimiento sociológico un papel
mucho más revolucionario, y por ende, mucho menos modesto
que su antecesora. En ambos aspectos, está mucho
más ligada a una tradición "iluminista e
intelectualista" de lo que podría creerse a primera
vista."

En lo que se refiere a la metodología utilizada
por la sociología de la post-guerra. La sociología
crítica en sus diversos autores cuestionará desde
diversos ángulos la relación entre
sociología científica y método
estructural-funcionalista. El sociólogo Eliseo
Verón, criticaría a la "sociología
científica" en general y al sociólogo argentino
Gino Germani en particular, desde un punto de vista interesante.
Este cuestionamiento no estaba centrado en el método
funcionalista en sí sino en el hecho de tomarlo por parte
del sociólogo nombrado, como el único instrumento
válido de estudiar los hechos sociales. Dejando de lado
otros métodos de análisis que son muy
válidos para el estudio de lo social. Esta postura para
Verón es claramente ideológica dado que lleva a
identificar en forma estrecha la sociología con el
funcionalismo como un todo.

Desde otra perspectiva, el intelectual español
Ignacio Sotelo, se refiere a este tema mencionando lo
problemático de querer adaptar el modelo
estructural-funcionalista a la realidad de las sociedades
latinoamericanas. Diciendo que "…precisamente, en el
modo de esta adaptación se revela su deformación
ideológica."
Por último, finaliza denunciando
el papel que juega esta teoría social en el
esclarecimiento de los mecanismos de equilibrio social, propio de
sociedades desarrolladas. Para Aldo Solari se podría
resumir en dos posturas, a que llegarían los integrantes
de la sociología crítica, con respecto al
método de análisis a utilizar.

La primera postura sería afirmar que existe como
único método válido de análisis el
marxismo, siendo el funcionalismo algo carente de total validez
para analizar los conflictos de las sociedades latinoamericanas.
La segunda, sería en tomar, tanto el método
marxista como el estructural-funcionalista, como vías
validas para la construcción sociológica, dejando
de lado toda pretensión de exclusividad y de
universalidad. En los hechos los sociólogos vinculados a
la corriente crítica, ha ido conformando un enfoque
sustitutivo teniendo como base, en lo que se ha dado en llamar
análisis integrado, que consiste en utilizar todas
aquellas ramas que conforman las ciencias sociales.

Un ejemplo claro de ello seria lo hecho por Fernando H.
Cardozo y Enzo Faletto que en su ensayo, "Dependencia y
desarrollo en América Latina", plantean y utilizan en
forma concreta el análisis integrado, para comprender la
situación de América Latina. Esta forma de
análisis tiene un método de índole
histórico-estructural o dialéctico,
dejándose de lado el neopositivismo y el
estructural-funcionalismo. Esta nueva metodología
planteada por los sociólogos críticos,
tendría como piedra fundamental el concepto de dependencia
en lo económico. Que partiría de una
reformulación de los textos clásicos de Carlos
Marx, sumado al aporte de autores marxistas heterodoxos, que eran
utilizados para tratar de explicar y dar respuesta, a las causas
del atraso económico de los países
latinoamericanos.

La llamada teoría de la dependencia manifiesta
cuatro tesis básicas. La primera, la economía
mundial funciona sobre la base de un desarrollo global de las
fuerzas productivas desigual y combinada. Desigual porque el
ritmo de crecimiento de las diferentes zonas del mundo, de los
diferentes países y de las diferentes regiones está
sustentado es una brecha creciente entre los países
centrales o dominantes y los países dependientes o
subordinados. Combinado porque el mayor desarrollo de unos se
sustenta en el menor desarrollo de los otros y de esa
articulación surge el marco necesario para sostener la
acumulación mundial liderada por los países
centrales.

La segunda, dicho desarrollo desigual supone una
transferencia de excedentes (subordinación cuantitativa)
por la vía del intercambio desigual o los intereses de la
deuda y un condicionamiento de la estructura productiva
(subordinación cualitativa) por la adecuación de la
estructura productiva y laboral interna a la división
internacional del trabajo y a los requisitos de los
préstamos internacionales.

La tercera, la dependencia es una situación
condicionante mediante la cual el desarrollo de los países
dependientes está subordinado al de los países
centrales que operan por sí mismos por las empresas
transnacionales o por medio de los organismos internacionales que
ellos mismos han creado. La cuarta, como es una situación
condicionante no significa una imposición externa de tipo
colonial sino que la subordinación existe, porque existen
socios (clases sociales, grupos y personas) y operadores locales
que vehiculizan la situación de dependencia sobre todo
porque son los grandes beneficiarios de la inserción
subordinada del país.

Después de señalar las cuatro tesis
básicas de la llamada teoría de la dependencia
mencionadas por el economista uruguayo Daniel Olesker. Es bueno
indicar en que época surge dicha teoría y que
represento. En relación a esto el economista
brasileño Theotonio Dos Santos dice lo siguiente: "Si
la teoría del desarrollo y del subdesarrollo era el
resultado de la superación del dominio colonial y del
surgimiento de burguesías locales deseosas de encontrar su
camino de participación en la expansión del
capitalismo mundial, la teoría de la dependencia, surgida
durante la segunda mitad de la década de 1960,
representó un esfuerzo crítico para comprender las
limitaciones de un desarrollo iniciado en un periodo
histórico en que la economía mundial estaba ya
constituida bajo la hegemonía de enormes grupos
económicos y poderosas fuerzas imperialistas, aun cuando
una parte de ellas estaba en crisis y abría oportunidad
para el proceso de descolonización."

De lo citado se desprende que la teoría de la
dependencia surge durante la segunda mitad de la década de
1960 del siglo XX, represento un esfuerzo critico para comprender
las limitaciones de un desarrollo iniciado en un periodo
histórico en que la economía mundial estaba ya
constituida bajo la hegemonía de enormes grupos
económicos y poderosas fuerzas imperialistas, aún
cuando una parte de ellas estaban en crisis y abría
oportunidades para el proceso de
descolonización.

Los economistas suecos Magnus Blomstron y Bjorn Hettne
se convirtieron en competentes historiadores de la teoría
de la dependencia. Ellos según Dos Santos distinguen tres
o cuatro corrientes en la escuela de la dependencia. Las mismas
son las siguientes: " a) La crítica o
autocrítica estructuralista de los científicos
sociales ligados a la CEPAL, que descubren los limites de un
proyecto de desarrollo nacional autónomo. En este grupo se
colocan incuestionablemente Oswaldo Sunkel y una gran parte de
los trabajos maduros de Celso Furtado e inclusive la obre final
de Raúl Prebisch reunida en su libro El Capitalismo
Periférico. Fernando Henrique Cardoso aparece a veces se
identifica con la siguiente (tesis que los miembros de esta
corriente claramente rechazan y con justa razón). b) La
corriente neomarxista que se basa fundamentalmente en los
trabajos de Theotonio Dos Santos, Ruy Mauro Marini y Vania
Bambirra, así como los demás investigadores del
Centro de Estudios Socioeconómicos de la Universidad de
Chile (CESO). André Gunder Frank aparece a veces como
miembro del mismo grupo, pero su clara posición de negar
su vínculo teórico estrecho con el marxismo y su
proposición de un esquema de expropiación
internacional más o menos estático lo separan del
enfoque dialéctico de los otros neomarxista. c) Cardoso y
Faletto se colocarían en una corriente marxista más
ortodoxa por su aceptación del papel positivo del
desarrollo capitalista y de la imposición o inutilidad del
socialismo para alcanzar el desarrollo. d) En este caso, Frank
representaría la cristalización de la teoría
de la dependencia fuera de las tradiciones marxistas ortodoxas o
neomarxista.

Por su parte insatisfecho con esta propuesta de los dos
economistas suecos el economista André Gunder Frank
realizó un análisis de las corrientes de la
teoría de la dependencia contenida en cinco libros
publicados ente 1989 y 1990. Es así que, según Dos
Santos el economista Gunder Frank realizó la siguiente
lista de clasificación: "La lista que él tuvo el
cuidado de establecer sirve como un intento de
presentación, de una manera más neutral, de los
principales pensadores relacionados de acuerdo con sus
orígenes teóricos. Dentro de los estructuralistas
encontramos a Prebisch, Furtado, Sunkel, Paz, Pinto, Tavares,
Jaguaribe, Ferrer, Cardoso y Faletto. En lo que respecta a la
teoría de la dependencia, además de Cardoso y
Faletto, que aparecen relacionados con ambas escuelas, los
demás pensadores mencionados son Barran, Frank, Marini,
Dos Santos, Quijano, Bambirra, Hinkelammert, Braun, Emmanuel,
Amin y Warren. Frank diferencia aún, en el debate sobre la
teoría de la dependencia, entre los reformistas no
marxistas, los marxistas y los neomarxista."

En lo que respecta a la relación
sociología y realidad. Los sociólogos
críticos plantearían en el debate además del
punto ya citado, el tema de los deberes intelectuales del
sociólogo y por último la critica a la neutralidad
valorativa de la ciencia. En referencia a estos temas, el
sociólogo uruguayo Aldo Solari se expide: "Todas estas
son cuestiones nítidamente separables. Desde el punto de
vista teórico, el plano de la filosofía
teórica y el de la ética profesional e individual
no son los mismos. Sin embargo, las circunstancias en que se
plantea la cuestión en América Latina tienden a
confundir todos los planos y hacer que parezca natural contestar
a una posición teórica con una declaración
de ética política, y viceversa."

Un ejemplo claro sería lo planteado por un
sociólogo critico como Orlando Fals Borda. Este
sociólogo sostiene que es imposible ser neutral, dado que
se tiene que tener una actitud comprometida, con el statu-quo o
con el cambio social. Pero en sí la neutralidad, es una
forma de compromiso solapado con la reacción. Por eso el
tomar posición ante, macro planteos dicotómicos en
lo social, Fals Borda lo toma como un deber moral que tiene que
guiar al sociólogo, para encarar sus trabajos
científicos. De ese planteo surge el postulado de una
sociología comprometida.

Que según, palabras del propio Fals Borda:
"Ello no implica una nueva escuela, lo que significaría
negar la existencia misma de la sociología como ciencia
con un cuerpo propio de conocimiento, sino que se postula la
adopción por el sociólogo de un cierto engagement
de tipo sartriano, vale decir, la acción o la actitud del
intelectual que, al tomar conciencia de que su pertenencia a la
sociedad y al mundo de su tiempo, renuncia a una posición
de simple espectador y coloca su pensamiento o su arte al
servicio de una causa."

En relación a este tema analizado por Roberto
Briceño-León y Heinz R. Sonntag dicen lo siguiente:
"La sociología comprometida era y es la
construcción del saber con el propósito de
utilidad. Ella no podía ni puede significar un saber en
sí mismo, sino un conocimiento que tenía y tiene
que estar identificado con las causas del pueblo, de la
transformación social o de la revolución. Esto es,
se negaba y se niega la posibilidad de un conocimiento
sociológico con un valor en si mismo, porque dicho saber
era y es importante si servía y sirve para la
transformación reformista o revolucionaria, para la
construcción de la modernidad propia, no para el
status-quo."

Que para la llamada sociología comprometida la
construcción del saber es relacionado con el cambio
social, con el pueblo y la revolución. Niega que el
conocimiento sociológico tenga solamente un valor en si
mismo. Esto sería indeferencia o peor aún
directamente que el sociólogo y su conocimiento sean
funcionales al status-quo. En resumen, la ciencia no es neutral
pero si objetiva. Este tipo de visión lleva decir, a Aldo
Solari que "…en la mayoría de los casos se
confunde objetividad con indiferencia moral, lo que es una forma
de compromiso con el status-quo."

Resumiendo este tema, se puede decir que el cientista
social tiene todo el derecho, de poner sus conocimientos al
servicio de la causa política que elige. Pero esa
elección partidaria, no es la consecuencia de sus
conocimientos científicos y de su condición de
cientista social, sino de ser un ciudadano. Por último, el
trabajo hará mención a lo que sería la
crítica de la teoría de cambio, postulada por los
sociólogos de la post-guerra. La sociología
comprometida cuestionaría, las teorías
modernizadoras planteadas por los sociólogos
científicos. Las criticas centrales serían, tratar
de aplicar una teoría de la modernización (que
está basada en la oposición "tradicional" versus
"moderno"), que nada tiene que ver con la realidad
latinoamericana. Una cosa a resaltar es el desconocimiento de la
historia de los pueblos latinoamericanos, por parte de los
sociólogos científicos.

El historiador uruguayo Alberto Methol Ferré
criticaría esta teoría del cambio, y
empezaría diciendo que: "La bipolaridad "sociedad
tradicional versus sociedad moderna" se ha manipulado como un
axioma, para reencontrar en lo empírico la mera
generalidad previamente postulada. Toda la historia, tan
compleja, de los pueblos de América Latina ha sido
reducida a tan vacuos esquemas."

Dicho historiador uruguayo, refiriéndose a los
sociólogos científicos dirá:
"…estos sociólogos científicos no saben
historia, menos aún historia latinoamericana, la
más olímpicamente ignorada. Su cultura se alimenta
primordialmente de "sociología", con la que se revuelven
en la noria. Una sociología de América Latina
ignorante de la historia, es verdaderamente la cuadratura del
círculo y aún Max Weber, tan evocado,
quedaría atónico. La sociología se hace para
entender la historia. Se comprende que esta sociología
científica no nos enseña nada sobre los pueblos
latinoamericanos, sobre su cultura sus procesos religiosos, etc.
Los pueblos latinoamericanos quedan así envueltos en el
masivo sudario de "lo tradicional", "lo sagrado", etc. Lo que
tiene de especifico, se pierde irremediablemente."

Luego de haber expuesto la visión crítica
de la teoría mencionada se pasará a exponer los
planteos de cambio de los sociólogos críticos. Es
así que, en relación a este tema Roberto
Briceño-León y Heinz Sonntag dicen lo siguiente:
"El dependentismo cree que es necesario rescatar la
singularidad de la sociedad latinoamericana, pero no desde una
perspectiva folklórica o psicosocial sino política
y económicamente, es decir, macrosocial. Muestra un dolor
por el otro. Se plantea el cambio social, pero lo entiende de una
manera global pues cree que hay que modificar las relaciones de
dominación que provienen del exterior, que se han
internalizado en los sistemas de dominación y someten a
las sociedades latinoamericanas a un círculo vicioso que
hace que los intereses foráneos, presentes en los actores
nacionales y en los Estados, o hagan imposible el desarrollo
capitalista (teoría de la dependencia) o no lo permitan
sino como desarrollo asociado y subordinado (enfoque de la
dependencia). En ambos casos, el desarrollo por la vía
capitalista no resuelve los graves problemas de atraso y pobreza
de las grandes mayorías."

El dependentismo como corriente sociológica
latinoamericana entiende que el cambio social en el continente
latinoamericano no es posible dentro de los marcos del sistema
capitalista. Que generan dominación y explotación a
los pueblos de América Latina. El dependentismo considera
que el cambio en las sociedades latinoamericanas tiene que ser
estructural y global. Esta corriente sociológica,
plantearía como teoría de cambio, la necesidad
imperiosa de los países de América Latina de pasar
a estructuras de carácter socialista. A través de
procesos revolucionarios (de carácter armado o vía
electoral), como una forma de romper con la dependencia
económica que ata a los países del Tercer Mundo a
las metrópolis capitalistas.

Hay que nombrar también en este análisis
de las corrientes sociológicas latinoamericanas. En lo que
se refiere a su relación a la cuestión del cambio
social a la llamada sociología marxista. En América
Latina tiene su auge a principios de la década de los
setenta del siglo XX. Más concretamente en Chile durante
el triunfo electoral de la coalición de izquierdas llamada
la Unidad Popular liderada por el socialista Doctor Salvador
Allende. Esta sociología marxista tendrá en el
continente latinoamericano a su mejor representante encarnado en
la socióloga chilena Marta Harnecker discípula
directa del pensador marxista francés Louis
Althusser.

Es así que, su planteo de cambio social
según Roberto Briceño-León y Heinz R.
Sonntag se refiere: "Si el marxismo-leninismo ortodoxo de
décadas anteriores pecaba por su euro-centrismo, la
sociología marxista-estructuralista de ese decenio lo
hacía por su carácter histórico y
antihumanista. Se funda ciertamente en la "necesidad objetiva"
del cambio social (v.g. la revolución). Dicha necesidad es
científica, se cumplirá por las leyes de la
historia y no tiene nada que ver con los sujetos-actores. La
influencia de esta corriente es ejercida sobre todo a partir de
los manuales sobre materialismo histórico, que se
convierten en grandes best-sellers en las universidades de la
región. Simplifica la complejidad del análisis
sociológico, pues asume que tiene todas las respuestas y
acaba con la fuerza de las preguntas. Se trata de una
sociología que pierde la sociedad como objeto de estudio.
Acaba con la búsqueda de la singularidad y no tiene como
dolerse del dolor del otro, por que el otro es innecesario: son
las estructuras, las fuerzas superiores a los actores, las que
van a determinar teleológicamente el cambio
social."

La sociología marxista-leninista entiende que el
cambio social pasa por hacer la revolución. Esta necesidad
de hacer la revolución tiene un carácter
científico según las leyes de la historia. Esta
corriente sociológica resalta en sus análisis, las
estructuras, las formaciones sociales. Como elementos claves para
el cambio social. Los actores sociales fuera de las clases
sociales que produce el sistema capitalista no cuentan para nada
en sus análisis sociológicos y mucho menos la
historia en la cual se enmarcan y surgen los procesos
económicos, sociales y políticos.

Críticas a
la sociología crítica o
comprometida

Antes de centrarme en las criticas realizadas a la
sociología critica o comprometida. En primer lugar,
empezaré por realizar un análisis del marco
histórico de a fines de los sesenta y principios de los
setenta en América Latina. Para ubicar y entender el
contexto histórico en que se desarrolla la critica a la
mencionada corriente sociológica. Es así que, mi
relato histórico comienza analizando un hecho
político de gran significación o impacto
político ideológico que ocurrió en el
Perú en el año 1968.

El 3 de octubre de 1968 un grupo de militares peruanos
derrocaba al presidente constitucional y elegido
democráticamente Fernando Belaúnde Terry,
podía creerse que se trataba de un capítulo
más en la larga tradición golpista latinoamericana,
Las constantes, sin embargo, se alteraban en este caso. El
general Juan Velasco Alvarado y los demás altos mandos del
ejército que le secundaban no buscaban el enriquecimiento
personal, ni trataban de salvar, tras la pantalla de una oratoria
inflamada que habla siempre de revolución y de tradiciones
patrias, el patrimonio de las clases dominantes.

Los militares peruanos hablaban ahora un lenguaje
distinto: soberanía económica para el país,
desarrollo sin dependencia, participación de los
trabajadores, plena independencia diplomática de los
EE.UU. El gobierno de los EE.UU. de la época no
podía entender el lenguaje de unos militares que poco
antes habían perseguido a los guerrilleros de izquierda.
En relación a la situación política que
vivía el Perú en ese momento Cecilia Revello,
Rodolfo Porrini y Alexis Schol dicen lo siguiente: "En 1968,
el golpe conducido por el Gral. Velasco Alvarado en Perú,
vino a cuestionar la tendencia general de las dictaduras
militares en América Latina en el período. En
efecto, los militares peruanos provocaron la ruptura del Estado
burgués liberal, que atravesaba por una profunda crisis.
Esto era producto, por un lado, de una estructura
económica donde la perpetuación de la estructuras
oligárquicas, caracterizada por el predominio del
latifundio y de los enclaves agrarios y mineros extranjeros,
condenaba a las grandes mayorías a una situación de
extrema pobreza, y trababa el desarrollo de una posible
industrialización; y por el otro, de la agudización
de los conflictos sociales y políticos, consecuencia de la
grave situación de desigualdad, que se expresó en
revueltas campesinas, movimientos guerrilleros en el campo,
avances del movimiento sindical y de la
izquierda."

Es así que, que la irrupción de las
fuerzas armadas peruanas en el escenario político peruano
se da en un contexto de crisis de hegemonía
política del sistema político burgués
liberal que estaba representado por el gobierno del presidente
Belaúnde Terry. A esto se añade una crisis
económica y social producto de la dependencia al
imperialismo yanqui y el subdesarrollo económico que
padece el Perú. El líder cubano Fidel Castro
analizando lo que caracteriza al proceso político peruano
dice lo siguiente: "…lo que determina que un proceso
sea revolucionario o no, no son los esquemas, no son las
ficciones, no son las abstracciones, sino los hechos. Los hechos
estaban determinando de manera objetiva la presencia de un
proceso revolucionario en Perú. Naturalmente, cada proceso
tiene sus características. En el proceso peruano los
móviles de la lucha contra el subdesarrollo contra el
dominio exterior de su economía, los sentimientos
fuertemente patrióticos y nacionalistas prevalecen. No se
puede hablar de una revolución marxista-leninista en
Perú. Pero sí, desde el punto de vista de la
teoría revolucionaria, se puede hablar objetivamente de un
proceso revolucionario en Perú."

Para Castro lo que sucede en el Perú en el plano
político no es una revolución de inspiración
marxista-leninista. Pero, dado que en los hechos (que es lo
más importante) marcan que los militares peruanos en el
poder luchan contra el subdesarrollo y contra el dominio exterior
de su economía. Esto prueba que lo que se está
viviendo en el Perú sea un proceso revolucionario de tinte
nacionalista. La primera obra del gobierno de los militares fue
la nacionalización sin indemnizaciones de los bienes de la
compañía petrolífera IPC, por los que en su
momento el presidente constitucional Belaúnde se
había comprometido a pagar 144 millones de dólares.
El presidente de facto Velasco Alvarado, que no se proclamaba
adscrito o adepto a ninguna ideología política
concreta (comunista o capitalista), extendería la
jurisdiccionalidad de las aguas peruanas hasta 200 millas, lo que
sería motivo de frecuentes conflictos con los pesqueros
norteamericanos.

El régimen de Velasco Alvarado también
había puesto en marcha una reforma agraria, regulado las
inversiones extranjeras sin hipotecar los intereses nacionales,
extendida su política nacionalizadora, y sin consulta
previa ni acatamiento de vetos, establecerían relaciones
diplomáticas con el llamado campo socialista espacialmente
la URSS y la República de Cuba.

En relación a las medidas de política
interna (económica, social) y externa (relaciones con
otros países del mundo) que adopto el régimen
militar nacionalista de Velasco Alvarado Cecilia Revello, Rodolfo
Porrini y Alexis Schol dicen lo siguiente: Las
transformaciones modernizadoras fueron puestas en práctica
a través de drásticas medidas que lograron
desarticular a la vieja oligarquía y que atacaron a
ciertos capitales norteamericanos, símbolos de la
expoliación imperialista. Reseñaremos las medidas
más significativas: – estatización de los
principales recursos estratégicos (petróleo, la
mayor parte de la minería, pesca, gran parte de la
metalurgia); – nacionalización del comercio exterior; –
reforma agraria (con indemnización a sus propietarios, y
beneficiando a aquellos que reinvirtieran ese capital en la
industria); – reivindicación de las 200 millas marinas
para el patrimonio nacional; – ruptura de la dependencia militar
de los EE.UU. (empieza a comprar armas a la URSS y a otros
países); – nacionalización del sistema
financiero."

La adopción de estas medidas recién
citadas llevo que no faltaran voces en los EE.UU. que reclamaron
severas medidas de castigo contra la digna actitud del
régimen militar peruano. Pero, el buen sentido y los
sucesivos fracasos de la política norteamericana de
represalias hicieron que las sanciones no llegaran aplicarse
nunca. Hay que tener claro que el objetivo buscado por el
régimen militar liderado por el General Velasco Alvarado
no era la construcción de una sociedad socialista y mucho
menos comunista. El propio Velasco Alvarado lo dice en año
1970 : "Desde el primer instante proclamamos que el objetivo
de esta Revolución era liquidar el subdesarrollo y la
dependencia; es decir, la miseria, la ignorancia, la
explotación, las desigualdades, la injusticia social y la
subordinación de nuestro país al poder
extranjero."

Es claro que el golpe de Estado dado por las fuerzas
armadas peruanas lideras por el General Velasco Alvarado
tenía como objetivo romper con la dependencia con el
imperialismo yanqui y el subdesarrollo económico. Este era
el único camino según el régimen militar
nacionalista de que en el país hubiera justicia social,
educación popular e independencia económica base de
la soberanía política. Pero, en los hechos lo que
el líder peruano llamaba revolución tenía
sus frenos o sus limitaciones. Una de estas era en el como o en
los medios elegidos por los militares peruanos para llevar
adelante el proceso de cambios experimentado por el país
incaico.

Se puede afirmar que lo que estaba sucediendo en el
Perú en el plano político era una revolución
desde arriba. En relación a este tema, Cecilia Revello,
Rodolfo Porrini y Alexis Schol dicen lo siguiente: "Este
conjunto de medidas nacionalistas, fueron realizadas por un
gobierno de las FF.AA. que se reservó para sí en
exclusividad la responsabilidad de la conducción
política. Estas reformas se realizaron "desde arriba", en
forma técnica y burocrática, rechazando la
participación autónoma de las organizaciones
populares."

Los medios que utilizaron los militares peruanos en la
cual la falta de participación popular a través de
los partidos políticos y los sindicatos. En organismos o
ámbitos formales democráticos llevo a que el
régimen militar del General Velasco Alvarado tuviese una
práctica política ante las masas peruanas guiada
por una lógica tecnocrática y burocrática.
Por que no verticalista. Por más que bajo la dictadura
militar no se reprimiera a partidos políticos y a
organizaciones sindicales.

En el año 1971 el historiador uruguayo
Vivián Trías analizando lo que sucedía en el
Perú en el plano de su proceso político dijo lo
siguiente: "En suma Perú vive un proceso revolucionario
nacional auténtico y muy positivo, pero incompleto, con
luces y sombras. Culminará si se convierte en socialista a
cierta altura de su desarrollo. Para que ello ocurra
deberá incidir en el mismo un partido marxista-leninista
nacional, que sólo los marxistas peruanos pueden
constituir. Tienen a su alcance el fecundo ejemplo de José
Carlos Mariátegui."
Lo señalado por
Trías en su análisis en el año 1971 pautaba
una posible evolución política, económica y
social de la llamada revolución peruana llevada adelante
por los militares nacionalistas en el poder.

Otro brillante intelectual latinoamericano el
historiador argentino Jorge Abelardo Ramos en una entrevista
realizada en el año 1992 analizaba desde la perspectiva
que da el tiempo y decía lo siguiente: "Yo tuve en Lima
en el año 1974 una polémica escrita con uno de los
inspiradores y asesores de Velasco Alvarado, Carlos Delgado,
sobre los problemas del ejército en el poder. Por
desgracia se cumplieron algunas de mis sospechas o temores
respecto a la manera en que el ejército podría
mantenerse allí, si seguía funcionando como tal. Si
se hubiera transformado en un partido político armado, la
cuestión hubiera sido diferente. Pero como ejército
revestía características contradictorias, porque
mientras estaban en el poder y hacían cosas importantes y
correctas, los militares velasquistas iban rotando en los cargos,
pasando a retiro o ascendiendo según el escalafón
de oficiales. Mantenían el régimen de retiros y
ascensos obligatorios en medio de un proceso revolucionario que
no puede estar sujeto a escalafón. Esa especie de
contradicción viva que fue la revolución peruana ya
sabemos en que terminó."

De lo dicho por Abelardo Ramos se deduce que una posible
salida que tenía el régimen político de
Velasco Alvarado era que las fuerzas armadas peruanas se
transformaran en partido político armado generando
así una nueva situación política en la
revolución. Además, el ejercito peruano en el poder
vivía la contradicción, según el historiador
argentino, de que la racionalidad que llevaba adelante un proceso
revolucionario en plano no solo político sino en lo
económico y social se diera de patadas con la racionalidad
burocrática que reinaba en la estructura del ejercito
peruano.

El ocaso del régimen militar nacionalista de
Velasco Alvarado se dio el 29 de Agosto de 1975, el General de
división Francisco Morales Bermúdez hizo otro golpe
de Estado y depuso al General Juan Velasco Alvarado quién
murió el 24 de Diciembre de 1977. En relación al
final del proceso del régimen militar velasquista Cecilia
Revello, Rodolfo Porrini y Alexis Schol dicen lo siguiente:
"El vuelco que se produce con el alejamiento de Velasco y de
Mercado Jarrin (principales ideólogos del proceso), marco
los límites de esta experiencia nacionalista
atípica, y quizá también del progresismo de
los militares entendido como institución. Con el ascenso
del Gral. Morales Bermúdez a la Presidencia, y el retorno
a las recetas del FMI, los militares peruanos volvieron a ser los
"buenos alumnos del Pentágono" ".

Este era el final, el auge y caída de un proceso
revolucionario nacionalista llevado adelante por las fuerzas
armadas en el Perú liderados por el General Juan Velasco
Alvarado. Un proceso revolucionario que tubo sus impulsos y sus
frenos que los generaron las propias fuerzas armadas. Los
verdaderos y únicos actores institucionales del proceso de
cambio en el país incaico.

En Chile cualquier intento de reforma se planteó
por la vía constitucional. Es decir, en el marco de la
democracia burguesa chilena. A finales de octubre de 1970, el
Congreso Nacional sancionaba como definitiva la victoria del
candidato de la Unidad Popular el socialista Salvador Allende en
los comicios generales del 4 de septiembre (36,4% del total) que
lo llevaban al gobierno nacional de Chile. El camino de la
coalición de izquierdas chilena el gobierno sin disponer
de mayoría en la Cámaras (57 diputados de un total
de 150 y 9 senadores de 50) sería largo y penoso: la
oposición parlamentaria exigió del recién
presidente electo Allende que llevase el proceso dentro de los
marcos constitucionales formales; la extrema izquierda chilena
impaciente reclamó la ruptura con la legalidad burguesa y
rapidez en control del poder. El acceso de Allende al gobierno
nacional de Chile intentaría ser frenado por algunos
grupos, destacando la acción de la empresa norteamericana
ITT, según denuncio en su momento la propia prensa yanqui.
En los hechos estaba interviniendo de manera clara en los asuntos
internos en el plano político de Chile el imperialismo
yanqui. Que en la Casa Blanca estaba instalado un gobierno del
partido republicano cuyo presidente era el anticomunista Richard
Nixon.

Para el presidente norteamericano Nixon la propuesta
política e ideológica de la Unidad Popular de
Salvador Allende de construir en Chile una vía pacifica y
electoral al socialismo. Es decir, un socialismo ajustado a las
particularidades políticas democráticas chilenas.
Le parecía tan peligroso como ejemplo a seguir por los
demás pueblos de América Latina como la
revolución castrista en Cuba. El presidente norteamericano
no quería una nueva Cuba en el continente latinoamericano.
Quería que América Latina siga siendo el "patio
trasero" de los EE.UU. y que la situación
geopolítica del continente latinoamericano no cambiase
profundamente para nada.

Esto hacía que el imperialismo yanqui a
través de la CIA utilizara todos los métodos
ilegales para que la coalición de izquierda liderada por
Allende no llegara al gobierno nacional de Chile y cuando llego
el gobierno norteamericano no acepto el triunfo electoral del
candidato socialista e hizo todo lo posible para desestabilizar
el gobierno de la Unidad Popular. Como dije anteriormente la
propuesta política e ideológica era instaurar en
Chile (país dependiente del imperialismo yanqui y
subdesarrollado económicamente) un socialismo
democrático a través de la vía pacifica. Es
así que, que en su primer mensaje al Congreso Nacional el
recién electo presidente Allende decía lo
siguiente: "Chile se encuentra ante la necesidad de iniciar
una manera nueva de construir la sociedad socialista: la
vía revolucionaria nuestra, la vía pluralista,
anticipada por los clásicos del marxismo, pero
jamás antes concretada. (…) Chile es hoy la primera
nación de la tierra llamada a conformar el segundo modelo
de transición a la sociedad socialista (…) Pisamos
un camino nuevo; marchamos sin guía por un terreno
desconocido; además teniendo como brújula nuestra
fidelidad al humanismo de todas las épocas –
particularmente el humanismo marxista- y teniendo como norte el
proyecto de la sociedad que deseamos, inspirada en los anhelos
más hondamente enraizados en el pueblo chileno (…)
Nuestra tarea es difícil y poner en práctica, como
la vía chilena al socialismo, un modelo nuevo de Estado,
de economía y de sociedad, centrado en el hombre, sus
necesidades y sus aspiraciones. Por eso es preciso el coraje de
los que osaron repensar el mundo como un proyecto al servicio del
hombre. No existen experiencias anteriores que podamos usar como
modelo; tenemos que desarrollar la teoría y la
práctica de nuevas formas de organización social,
política y económica tanto para la ruptura con el
subdesarrollo como para la creación
socialista."

La llamada "vía chilena al socialismo" era
sinónimo de socialismo democrático y pluralismo
político. Además, de hacerlo en paz sin la
utilización de la violencia estatal para acallar las
diferencias o las opiniones políticas e ideológicas
discordantes con el oficialismo dentro del marco del juego
democrático. Teniendo como brújula a las corrientes
humanistas de occidente particularmente el humanismo
marxista.

Esta visión del socialismo que manifestaba el
presidente Salvador Allende en su discurso ante el Congreso
chileno está vinculada estrechamente a lo que dijo el 5 de
setiembre de 1970 al conocerse los resultados electorales
nacionales dándole ganador del mismo : "Hemos triunfado
para derrotar definitivamente la explotación imperialista,
para terminar con los monopolios, para hacer una serie y profunda
reforma agraria, para controlar el comercio de importación
y exportación, para nacionalizar, en fin, el
crédito, pilares todos que harían factible el
progreso de Chile, creando el capital social que impulsará
nuestro desarrollo."
Es claro en el discurso de Allende de
que la victoria electoral de la Unidad Popular sobre la derecha
chilena tiene como objetivo programático hacer de Chile un
país desarrollada económicamente y soberano
políticamente. Para eso tiene como tareas
históricas derrotar la explotación imperialista en
la economía chilena. Es decir, acabar con los monopolios
extranjeros particularmente yanquis, terminar con el latifundio
agrario practicando una reforma agraria, controlar de parte del
Estado el comercio de importación y exportación,
para nacionalizar el crédito.

Las primeras acciones del gobierno de la Unidad Popular
se centraran en la aprobación de una ley por la que se
nacionalizaban las grandes compañías de la
minería de cobre. Desde un comienzo se intentó una
fuerte redistribución de los ingresos, lográndose
que grandes sectores de la población accedieran al
consumo; los bienes pronto escasearían y la
inflación pondría fin a la anhelada
redistribución. La socialización de las empresas
privadas se llevó a cabo sin una legislación clara,
aprovechando lo que el gobierno nacional denominó
"resquicios legales". La inflación desatada, las medidas
económicas que afectaron a las capas medias de la
población y los frecuentes choques entre el Congreso y el
poder Ejecutivo por acciones de dudosa constitucionalidad,
produjeron el descontento de la Democracia Cristiana que, pese a
su inicial reformismo, planteó una actitud de fuerte
oposición al gobierno de Allende.

En relación al programa de la Unidad Popular y la
política de alianzas de clases sociales que implicaba y
sus enemigos internos y externos Cecilia Revello, Rodolfo Porrini
y Alexis Schol dicen lo siguiente: "Es bien sabido cuál
era el programa del gobierno socialista del Presidente Salvador
Allende. Su base social era obrera, campesina y
pequeñoburguesa y su proyecto incluía reformas
radicales, antiimperialistas, antimonopolistas y
antilatifundistas. No obstante, su concepción del cambio
por etapas lo llevó a buscar atraerse a la
burguesía no monopólica. Fue así que
emprendió una serie de reformas estructurales: –
nacionalización de empresas extranjeras (fundamentalmente
la gran minería del cobre); – nacionalización de la
banca; – estatización de las empresas del gran capital
monopólico; – constitución del área de
propiedad social; – aceleración del proceso de reforma
agraria. Esta política (que en el corto plazo tuvo
éxito, traducido en triunfos electorales) agravó la
crisis tradicional del capitalismo chileno, enfrentándose
a los intereses del imperialismo, la oligarquía financiera
y el gran capital agrario,"

De esta larga cita se deduce que la política de
alianzas de clases sociales incluía a la clase obrera, la
clase campesina y la clase pequeñoburguesa urbana. Esa era
la base social que sustentaba el programa programático de
la Unidad Popular. Que se caracterizaba por ser
antioligárquico, antiimperialista y socialista.
Tenía como enemigos internos a la burguesía
industrial como financiera, la oligarquía terrateniente y
a los sectores fascistas de las fuerzas armadas chilenas aliados
todos del imperialismo yanqui. Que era el enemigo principal a
nivel externo.

La aplicación del programa de la Unidad Popular
bajo el liderazgo del presidente Allende generó en los
hechos una serie de acciones por parte de las fuerzas de la
derecha política y social chilenas y del imperialismo
yanqui. Es ascenso y la radicalización o
polarización de la lucha de clases (en el terreno
político, ideológico y económico) en la
sociedad chilena aumento notablemente. El gobierno socialista de
Allende estaba en la encrucijada. En relación a este tema,
Cecilia Revello, Rodolfo Porrini y Alexis Schol dicen lo
siguiente: "El imperialismo utilizó contra Allende el
bloqueo económico (embargo a las exportaciones de cobre y
bloqueo de préstamos financieros) y conspiraciones
organizadas por la CIA. La burguesía recurrió al
bloqueo parlamentario – donde era mayoría -,
así como al terrorismo y al sabotaje. La burguesía
no monopólica, si bien se veía favorecida en lo
económico, se oponía en lo político, al ver
la radicalización del movimiento popular, expresado en
tomas de fábricas y haciendas, lo que fue usada por la
clase dominante para asustar y atraer a importantes sectores de
las capas medias. El gobierno popular de Salvador Allende estaba
en una encrucijada: debía atender al mismo tiempo a una
fracción de la burguesía y a las clases populares.
Para no perder la alianza de la burguesía no
monopólica, debía garantizarle a ésta sus
propiedades y una aceptable tasa de ganancia; pero para ello
debía refrenar el ascenso y la radicalización del
movimiento popular, que era su base social fundamental. El
gobierno vacilaba. En cambio la burguesía reaccionaria
cada vez más como un bloque único intentando
derribar al gobierno a través de las acciones de grupos de
neto corte fascista (como "Patria y Libertad") al no poder
hacerlo constitucionalmente."

La encrucijada en que se encontraba el gobierno
socialista de Salvador Allende radicaba en que debía
atender al mismo tiempo a una fracción de la
burguesía y a las clases populares. Es decir, a su base
social que se radicalizaba política e
ideológicamente cada vez más. A su vez, las clases
dominantes chilenas reaccionaban ante esa radicalización
del bloque de clases popular con mayor unidad en su
oposición al gobierno de Allende. Además, surgieron
en esa etapa de la lucha de clases en Chile organizaciones de
corte ultraderechista o fascistas. Que estaban integradas por
elementos salidos de las clases medias que oficiaban de clase de
apoyo al bloque burgués u oligárquico de clases
chilenos.

Es así que, la fascistización de la
derecha política y social chilena se manifestaba en las
calles con movilizaciones y otras acciones violentas contra el
gobierno socialista de Allende. Es en esta coyuntura
política que vive el proceso revolucionario chileno que el
líder de la revolución cubana comandante Fidel
Castro visitando Chile y en la última etapa de su gira en
un discurso de despedida ante los militantes de la Unidad Popular
en el año 1971 dice lo siguiente: "Ustedes viven un
proceso muy especial, pero que no es nuevo en lo que se refiere a
procesos de lucha de clases. La historia tiene incontables
ejemplos. Están viviendo el momento del proceso en que los
fascistas – para llamarlos como son- están tratando
de ganarles la calle, están tratando de ganarles las capas
medias de la población. En determinado momento de todo
proceso revolucionario los fascistas y los revolucionarios luchan
por ganar el apoyo de las capas medias de la población.
Ahora, los revolucionarios son honrados, los revolucionarios son
honestos, los revolucionarios no andan con mentiras, los
revolucionarios no siembran el terror, no siembran la angustia ni
inventan cosas truculentas y tenebrosas. ¡Ah!, pero los
fascistas si que no se detienen ante nada. Tratan de tocar
cualquier sensibilidad, inventar la calumnia más
increíble; tratan de sembrar el miedo, el temor, la
intranquilidad en amplias zonas de las capas medias de la
población; tratan de hacerles creer las cosas más
inverosímiles; tratan de despertar los mayores temores en
todos los órdenes. Tiene un objetivo: ganarse las capas
medias. Algo más: utilizan los sentimientos más
ruines y más bajos. El chovinismo –ese nacionalismo
estrecho-, esos egoísmos, los tratan de desatar por todos
los medios. El chovinismo, los egoísmos, las pasiones
más bajas, los temores más infundados. No se
detienen ante nada."

El líder de la revolución cubana Fidel
Castro dice en su discurso en Chile que la lucha que tienen
entablada los revolucionarios (los partidarios del gobierno de
Allende) y los fascistas es ganarse a las clases medias de la
sociedad chilena. El objetivo es el mismo. En lo que difieren es
en los métodos dados que los revolucionarios utilizan la
verdad sobre todas las cosas. Por el otro lado, los fascistas
utilizan la mentira, el terrorismo verbal y el chovinismo. El
escenario es la calle. Es en la calle en donde estas dos fuerzas
contrapuestas, antagónicas quieren ganarse política
e ideológicamente a un actor de clase como los
pequeños burgueses urbanos. Que son esenciales para la
apoyatura tanto para las fuerzas revolucionarias de Allende como
para los fascistas que quieren derrocarlo del
gobierno.

En el mismo tono Fidel Castro en el mismo discurso sigue
diciendo: "Si quieren saber una opinión: el
éxito o el fracaso de este insólito proceso
dependerá de la batalla ideológica y de la lucha de
masas; y dependerá de la habilidad, del arte y de la
ciencia de los revolucionarios para sumar, para crecer y para
ganarse las capas medias de la población. Porque en
nuestros países de relativo desarrollo esas capas medias
son numerosas, y muchas veces son susceptibles de la mentira y
del engaño. Ahora, en la lucha ideológica no se
conquista a nadie sino con la verdad, con los argumentos, con la
razón. Eso es una cosa incuestionable"

Para Fidel Castro el éxito o el fracaso del
proceso revolucionario que estaba viviendo Chile bajo el gobierno
socialista de Allende dependía de la batalla
ideológica y de la lucha de masas. Con el fin de ganarse
por parte de los revolucionarios allendistas a las llamadas capas
medias de la sociedad. Que tienen un peso muy grande en aquellas
sociedades como la chilena que tienen un relativo desarrollo.
Para esto es necesario, según Castro, que los
revolucionarios allendistas den la batalla ideológica con
la verdad, con los argumentos y con la razón. Lo dicho
anteriormente esta atado a la idea de que en un proceso
revolucionario como el chileno quien aprenda más
rápido en lo que hace a las clases sociales y sus luchas.
Es decir, quien aprenda más rápido por parte de los
explotadores o los explotados a conservar las estructuras
económicas y sociales de la dependencia al imperialismo
yanqui y el subdesarrollo capitalista o a cambiar radicalmente
las mismas e ir al socialismo ganará la revolución
o la contrarrevolución en Chile.

En relación a esto Fidel Castro en el mismo
discurso de despedida dice lo siguiente: "Pero también
se dice que no hay nada que enseñe a los pueblos tanto
como un proceso revolucionario. Todo proceso revolucionario
enseña a los pueblos en unos meses lo que a veces dura
decena de años en aprender. Hay una cuestión:
¿quién aprenderá más y más
pronto? ¿Quién tomará más conciencia
y más pronto? ¿Los explotadores o los explotados?
¿Quiénes aprenderán más
rápidamente en este proceso? ¿El pueblo o los
enemigos del pueblo? (Exclamaciones de: "¡El pueblo!").
¿Y están ustedes completamente seguros, ustedes que
son protagonistas, que son actores de esta página que
escribe su patria; están completamente seguros de que
ustedes han aprendido más que sus explotadores?
(Exclamaciones de: "¡Sí!") Permítame entonces
discrepar en este caso de la masa (Aplausos). Mañana
dirán en algún cintillo, en algún lugar del
mundo las agencias: "Discrepa Castro de la masa". Discrepamos en
una apreciación de la situación. Y en esta especie
de dialogo sobre cuestiones científicas e
históricas, nosotros podemos decir que no estamos
completamente seguros de que en este singular proceso el pueblo,
el pueblo humilde – que es la inmensa mayoría del
pueblo- haya estando aprendiendo más rápidamente
que los reaccionarios, que los antiguos explotadores. Pero hay,
además, algo: los sistemas sociales que las revoluciones
están cambiando llevan muchos años de experiencia,
¡muchos años de experiencia! Acumularon experiencia,
acumularon cultura, acumularon técnicas, acumularon trucos
de toda especie para actuar frente a los procesos
revolucionarios. Y mientras se presenta, se presenta a la masa
del pueblo, que no tiene esa experiencia, que no tiene esos
conocimientos, que no tiene esas técnicas se enfrentan con
toda la experiencia y las técnicas acumuladas de los
otros. Y si ustedes desean que nosotros seamos francos … Y
hemos dicho que nosotros no podemos expresar una mentira. Podemos
equivocarnos, hacer una apreciación falsa, pero
jamás decir algo que no creamos. Y nosotros creemos
sinceramente que el aprendizaje de los reaccionarios ha ido
más rápido que el aprendizaje de las
masas."

Los hechos ocurridos en Chile en el año 1973 le
dieron la razón a Fidel Castro en la dialéctica
revolución y contrarrevolución y la
resolución final de la misma demostraron que los
reaccionarios, los explotadores aprendieron más
rápidamente a frenar y conservar el sistema capitalista en
el país transandino que el pueblo humilde y explotado a
destruirlo y construir el socialismo. El sistema social
capitalista chileno a través de sus defensores
demostró en la práctica tener más recursos,
más experiencia, más habilidad política que
los revolucionarios allendistas que con sus errores y aciertos
querían cambiarlo de raíz. El 11 de setiembre del
año 1973 se da el golpe de Estado fascista e imperialista
contra el gobierno de Allende llevado adelante por los sectores
anticomunistas de las fuerzas armadas chilenas que las
habían hegemonizado. Con el apoyo interno de las clases
dominantes, la clase media urbana chilena. Los partidos
políticos de la derecha chilena con el apoyo y
asesoramiento del imperialismo yanqui. El golpe de Estado
liderado por el militar Augusto Pinochet era un hecho
político.

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