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Desarrollo de la crisis socialista latinoamericana (página 5)



Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7

La octava critica, se centra en que algunos
teóricos de la dependencia confunden los conceptos
marxistas de "proceso de circulación" con "proceso de
producción". En relación a esto Muñoz dice
lo siguiente: "Esta critica ha sido hecha por
académicos tales como Theotonio Dos Santos, Ernesto
Laclau, Agustín Cueva, Marta Harnecker, Marvin Stemberg,
Kyle Steenland y otros, en respuesta a errores en el trabajo
inicial de André Gunder Frank. Ernesto Laclau, por
ejemplo, aunque ha aceptado la critica a la tesis de las
sociedades dualistas, rechazó la categorización por
parte de Frank de la economía latinoamericana en el
sentido de que habría sido capitalista desde tiempos
coloniales. Según Laclau, con quién concordamos,
Frank confundió los conceptos de "modo capitalista de
producción" y "participación en un sistema
capitalista mundial": "La relación económica
fundamental del capitalismo la constituye la venta de la fuerza
trabajo del trabajador libre, cuya necesaria precondición
es la pérdida, por parte del productor directo, de la
propiedad de los modos de producción. Si ahora
confrontamos la afirmación de Frank que los complejos
socio-económicos de America Latina han sido capitalistas
desde el período de la conquista con la evidencia
empírica disponible, debemos concluir que la tesis
"capitalista" es indefendible. En regiones con densa
población indígena – México,
Perú, Bolivia o Guatemala– los productores directos no
fueron despojados de su propiedad de los medios de
producción, mientras que la coerción no
económica para maximizar varios sistemas de aprestamiento
de servicios se intensificó progresivamente. En las
plantaciones de las Indias Occidentales, la economía se
basaba en un modo de producción esclavista, mientras que
en las áreas mineras surgieron formas disfrazadas de
esclavitud y otros tipos de trabajo forzado que no asemejan en
nada a la formación de un proletariado
capitalista"."

De esta larga cita se desprende que un variado grupo de
académicos critica a Gunder Frank al confundir los
conceptos marxistas de "proceso de circulación" con
"proceso de producción". Entre estos académicos se
encuentra Ernesto Laclau que entiende que Gunder Frank
confundió los conceptos de "modo capitalista de
producción" y "participación en un sistema
capitalista mundial". Steenland manifestó su acuerdo con
el análisis de Laclau al escribir en un estudio del caso
Chile, que: "…aunque negamos que America Latina fuese
predominantemente feudal y necesitase una etapa de desarrollo
capitalista, es necesario realizar la aserción de Gunder
Frank en el sentido que Chile (y América Latina) ha sido
capitalista desde mediados de 1500. Un estudio de estas
relaciones de producción revela que ciertamente no fueron
capitalistas durante la mayor parte de la historia de Chile. En
efecto, ellas se han caracterizado por una coerción
extra-económica por parte de los latifundistas, la
propiedad de algunos medios de producción por parte de la
fuerza de trabajo agrícola, y una restricción del
mercado interno que ha impedido el desarrollo del
capitalismo."

Para Steenland aunque no admita que América
Latina fuese predominantemente feudal y necesitase una etapa de
desarrollo capitalista es necesario rechazar la aserción
de Gunder Frank en el sentido que Chile (y América Latina)
ha sido capitalista desde mediados de 1500. Es así que, el
debate de que si en América Latina del principio de la
colonización impero un modo de producción
capitalista o por el contrario había feudalismo. Es decir,
el modo de producción feudal o ninguno de los dos. En
relación a esto Muñoz dice lo siguiente: "Dos
Santos también opino que era erróneo concluir que
porque la economía latinoamericana estuvo, durante el
periodo colonial, dominada por el capital mercantil, que
necesariamente se caracterizaba por un modo de producción
capitalista. Según Dos Santos, esto último tampoco
significa una justificación de lo que él considera
la falsa tesis del carácter feudal de la economía
latinoamericana ya que a pesar de la existencia de modos de
producción cercanos al feudalismo, la totalidad de la
economía apuntaba a la producción de
mercancías y estaba dominada por el capital comercial
financiero. Sugiriendo que quizás la economía
latinoamericana era "precapitalista", Dos Santos concluyó
que "para comprender la realidad latinoamericana es necesario,
pues, partir de los modos de producción precapitalista de
la fase colonial, bajo el dominio del capital mercantil
financiero"."

Para Dos Santos es equivocado concluir que porque la
economía latinoamericana estuvo, durante el periodo
colonial, dominado por el capital mercantil, que necesariamente
se caracterizaba por un modo de producción capitalista.
Esto no quiere decir tampoco, según Dos Santos, que
imperaba en la economía latinoamericana un sistema feudal.
A pesar de la existencia de un modo de producción cercano
al feudalismo. La totalidad de la economía apuntaba a la
producción de mercancías y estaba dominada por el
capital comercial financiero. Para el economista brasileño
en definitiva para comprender la realidad latinoamericana es
necesaria, pues, partir de los modos de producción
precapitalista, bajo el dominio de capital mercantil
financiero.

Por otra parte Sternberg declaro que el intento de
Gunder Frank por probar que las relaciones de producción
en América Latina han sido de naturaleza capitalista desde
la conquista es innecesario e insuficiente: "Es innecesario
porque la existencia de modos de producción precapitalista
no excluye el desarrollo de la dependencia, y es insuficiente
porque, si ello se probase, pondría la fecha del
predominio capitalista en estos países del Tercer Mundo,
en una fecha mucho anterior al logro de tal predominio –en
la perspectiva de Marx y Dobb- dentro de las naciones de la
metrópolis misma."

Para Sternberg es innecesario, porque la existencia de
modos de producción precapitalista no excluye el
desarrollo de la dependencia y es insuficiente porque si ello se
probara, pondría la fecha del predominio capitalista en
estos países del Tercer Mundo, en una fecha mucho anterior
al logro de tal predominio –en la perspectiva de Marx y
Dobb- dentro de las naciones de la metrópolis
misma.

La última, critica se centra que la teoría
de la dependencia carece de "objetividad" académica y es
de naturaleza ideológica. Esta crítica es la
más débil contra el enfoque de la dependencia y la
más característica de críticos conservadores
que han contribuido en nada al desarrollo positivo sobre la
dependencia. Según Gunder Frank: "Estos críticos
de derecha carecen ya sea de la perspectiva, aptitud, o
interés, o de las tres, para examinar el argumento en su
propio ámbito y menos aún, por supuesto, para
perfeccionarlo. Su interés académico y
político reside en descalificar el argumento, y a
través de sus críticas advertir al no especialista
en su contra, recurriendo a los "descalificadores" que el
positivismo ha grabado en las mentes de sus víctimas
"error" empírico y la falta de
"objetividad"."

Un ejemplo de esta corriente es Klaus Knorr,
quién criticó a la teoría de la dependencia
por su "contenido acusatorio e inclinación
ideológica" en los siguientes términos: "En ese
caso no estamos realmente frente a una teoría, sino que a
una literatura demonológica de protesta y
movilización política, que se refiere
dogmáticamente a un conjunto de demonios ricos y
extranjeros."

En un tono parecido, aunque persiguiendo objetivos
diferentes, Bath y James han declarado que "el análisis
de la dependencia también se ha desvirtuado porque motiva
respuestas emocionales, en pró y en contra, que oscurecen
y disfrazan el valor real del enfoque."
Lo que éstos y
otros críticos ignoran, no es sólo que no existe
tal cosa como la investigación académica totalmente
no política y libre de valores, sino, además, que
los orígenes históricos y el desarrollo de la
teoría de la dependencia no pueden ser comprendidos aparte
o separado de las luchas y realidades políticas de
América Latina.

En este sentido, Cardoso resumió muy
adecuadamente el desarrollo del enfoque de la dependencia cuando
escribió que: "…la materia prima de la cual se
comienza es la lucha política y económica,
expresada en la superficie del proceso histórico como una
lucha nacional y antiimperialista. Pero, el concepto al que se
llega es diferente del punto de partida, ya que (después
de especificar y reseñar las relaciones entre estados,
entre estos y las clases y entre ambos y el proceso productivo)
demuestra las limitaciones de la comprensión inicial, y
muestra cómo una estructura dada de dominación se
reproduce y cuales so los posibles limites de su
funcionamiento."

En resumen, la perspectiva teórica de la
dependencia no es más "ideológica" que cualquiera
otra interpretación convencional del subdesarrollo, con la
diferencia que la dependencia ofrece –al contrario de otras
teorías– un entendimiento histórico y
dinámico de la realidad de los países
periféricos. Tras detallar las criticas hacía la
teoría de la dependencia es interesante ver desde
diferentes perspectivas las visiones de un historiador como
Alberto Methol Ferré y de una socióloga Vania
Bambirra . Con respecto a la teoría antes mencionada
Methol Ferré macaría lo positivo de la misma que:
"Pone en el tapete la cuestión nacional latinoamericana
y que no reduce los problemas sociales a meras
estadísticas abstractas sino que trata de comprender la
historia de los pueblos de América. Lo peligroso de esta
teoría es que se termine caricaturizando de una manera en
la cual la mera mención de conceptos como
dominación, imperialismo, sustituyen el análisis
profundo de la realidad."

Bambirra señalaría que el gran aporte de
la teoría de la dependencia: "Fue haber demostrado que
éste no es meramente un fenómeno de relaciones
internacionales, de intercambio comercial desfavorable a los
países poco desarrollados; sino que son relaciones
internas, que configuran una estructura económico-social
cuyo carácter y dinámica están condicionados
por la subyugación, explotación y dominación
imperialistas. Las consecuencias de orden político que
emergen de este análisis son muy claras: las
burguesías dependientes no tienen condiciones de
enfrentarse al imperialismo y de promover un desarrollo
autónomo. Su margen relativo de maniobra puede ser
más ancho o más angosto en función de la
disponibilidad de algún producto estratégico
–como en el caso del petróleo– o de coyunturas
particulares nacionales o internacionales, pero es el más
utópico sueño pequeñoburgués
considerar que en función de un aumento circunstancial de
este margen de maniobra las relaciones esenciales de dependencia
pueden ser remplazadas por relaciones de interdependencia entre
el imperialismo y las clases dominantes-dominadas criollas. La
historia registra incontables situaciones en que éstas han
tratado de imponer políticas que sin golpear
definitivamente el dominio imperialista buscaban restringirlo de
manera parcial, y la respuesta del imperialismo en tales
condiciones ha sido por lo general una reacción violenta e
inescrupulosa: cuando las presiones económicas,
diplomáticas y políticas no fueron suficientes, el
imperialismo recurrió a la intervención indirecta
–las famosas formas de "desestabilización"-, o
directa –la agresión militar a través del
envío de mercenarios o de sus propias
tropas."

Con respecto, a esto último el sociólogo
mexicano Pablo Gonzáles Casanova dice lo siguiente:
"Una categoría también famosa en la
sociología mundial fue la de "dependencia", formulada por
el brasileño F. H. Cardoso y el chileno Enzo Faletto. La
aportación principal que hicieron con esa categoría
(y que subsiste hasta hoy) consistió en revelar las falsas
bases teóricas y estructurales de cualquier nacionalismo o
lucha por la independencia que ignore el carácter mundial
del desarrollo capitalista y los obstáculos estructurales
necesarios a que se enfrenta el proyecto de construir
Estados-nación cada vez más justos e
industrializados. La categoría de la "dependencia" marco
en el terreno intelectual la crisis del nacionalismo populista
del Tercer Mundo."

De lo citado, se desprende la principal
aportación de la categoría "dependencia", formulada
entre otros por Fernando Henrique Cardoso y Enzo Faletto
consistió en revelar las falsas bases teóricas y
estructurales de cualquier nacionalismo o lucha por la
independencia que ignore el carácter mundial del
desarrollo capitalista y los obstáculos estructurales
necesarios a que se enfrenta el proyecto de construir
Estados-nación cada vez más justos e
industrializados. Además, de marcar en el terreno
intelectual la crisis de los nacionalismos populistas del Tercer
Mundo.

Ostracismo de la
teoría de la dependencia y auge del
pensamiento neoliberal
en América del Sur y la caída del Muro de
Berlín en el Este de Europa

Es claro que la teoría de la dependencia en sus
diferentes corrientes tubo un freno cuando en América del
Sur se producen los golpes de estado dados por las fuerzas
armadas fundamentalmente en Chile en setiembre del año
1973. Con la caída del gobierno socialista de Salvador
Allende y con él todo su proyecto socialista de cambios
estructurales en el orden económico, social y cultural.
Los teóricos (sociólogos, economistas)
latinoamericanos de la teoría de la dependencia que
asesoraban al gobierno de la Unidad Popular se tuvieron que
marchar de Chile. Muchos fueron a las universidades mexicanas o
europeas.

Con los golpes de Estado militares en América del
Sur comienza una etapa de predominio de una orientación
del pensamiento neoliberal en la esfera fundamentalmente
económica. Son los llamados "Chicago boys" de la escuela
monetarista del economista norteamericano Milton Friedman,
además, del economista austriaco de cuño
ultraliberal en lo económico llamado Friedrich Hayek.
Estos economistas asesoran en la etapa inicial de la dictadura
vico-militar del General Augusto Pinochet en sus
líneas económico y social. En relación al
modelo implantado en lo económico y social bajo la
dictadura cívico-militar de Gral. Pinochet, Cecilia
Revello, Rodolfo Porrini y Alexis Schol nos dicen lo siguiente:
"El modelo económico aplicado por la Dictadura
perseguía los siguientes objetivos: modernizar
sustancialmente el aparato productivo, introducir nueva
tecnología y, como condición necesaria para ello,
ampliar la oferta de divisas. Intenta así atraer el
ingreso masivo de capitales extranjeros, creando las condiciones
para ello: saneamiento de la economía, disminución
de la inflación, liberalización,
privatización, y el Estado actuando como garantía.
Como se ve, es un modelo basado en las concepciones neoliberales,
de cuyos teóricos son discípulos los
tecnócratas al servicio de la dictadura. El aspecto
esencial que interesa destacar, y que favorece a la
burguesía en su conjunto, es el control de salarios, que
en los hechos se traduce en el brutal aumento de la
superexplotación. Junto a estas medidas, se crea el
"contexto jurídico" adecuado para alentar al capital
extranjero a invertir: el Estatuto del Inversionista (que libera
de controles a la inversión) extranjera y asegura la
posibilidad de repatriación de sus ganancias
totales."

Las ideas o el programa neoliberal también se
instaura en la República Argentina con el golpe de Estado
dado por las fuerzas armadas argentinas en marzo del año
1976. Lo mismo sucede en la Republica Oriental del Uruguay en el
año 1973. En relación a los golpes de Estado dado
por los militares en América del Sur Guillermo O" Donnell
dice lo siguiente: "En otros trabajos he argumentado que esos
episodios se vincularon estrechamente con un alto grado de
actividad política del sector popular, que aparecía
como portador de una serie de amenazas para la
preservación del orden social dado. Por otro lado, en
íntima relación con dicha amenaza, y con los
consiguientes temores de la burguesía y no pocos sectores
medios, se desencadenó una crisis económica que
puede ser sintetizada mencionando que, en el momento de los
golpes de Chile 1973 y la Argentina 1976 la inflación
superaba tasas anuales de 500% parecía inminente la
cesación internacional de pagos, la inversión
externa había caído drásticamente y los
flujos de capitales con el exterior, legales e ilegales, daban
saldos masivamente negativos. Ante ello, si en los golpes de la
década de los sesenta las fuerzas armadas intervinieron
con una intención fundamentalmente preventiva y
restauradora, los golpes de los setenta tuvieron una
orientación bastante más radical: detener un
proceso que parecía a un paso del colapso final de
sociedad, economía y estado y que, por lo tanto,
requería bastante más que la restauración
del orden social prexistente."

La instauración del programa neoliberal en
aquellos países nombrados de América del Sur levo a
que las economías de estos países se viniese abajo
la industria nacional completamente. Es decir, sus exportaciones
al mercado mundial se limito a productos primarios. Como carne,
granos, lanas sucias, cueros. Estas dictaduras
cívicos-militares significaron la presencia en los elencos
de gobierno principalmente en el ministerio de economía de
civiles. Que eran economistas o contadores de ideología
neoliberal. Es decir, tecnócratas neoliberales. Estos
están vinculados a la derecha empresarial que es de nuevo
cuño en relación a la vieja derecha liberal
defensora de la economía agro-minera exportadora. En
relación a esto O" Donnell dice lo siguiente:
"Así los únicos que aparecieron incontaminados
de toda responsabilidad con el pasado reciente fueron ciertos
grupos de una derecha que había perdido, o nunca tubo,
votos suficientes para asentarse en el gobierno. Se trataba, por
un lado de voceros de las viejas clases dominantes agrarias y sus
tentáculos en actividades industriales comerciales y
financieras. Ellos expresaban su añoranza por el periodo
en que fueron dominantes en un discurso donde los componentes
tradicionales –oligarquías, nostálgicas de un
mítico estilo señorial- se combinaban con la
postulación de reactualizar el (idealizado) liberalismo
económico vigente en la década del treinta. Por
allí esta derecha (que llamaré "tradicional")
confluía con otra corriente (que llamaré
"tecnocrática") del liberalismo económico.
Ésta, primero esbozada como versión local de
visiones a lo Hayek y Erhardt, se revistió en la coyuntura
internacional del setenta, en sus elementos más
técnicamente orientados, del aparato teórico que le
ofrecían Milton Friedman y sus
discípulos."

En la implantación y desarrollo del modelo de
sustitución de importaciones en los países
más importantes de América del Sur la derecha
tradicional estaban políticamente a la defensiva aunque
manteniendo status-rol de clase social dominante en ciertas
áreas de la economía nacional y teniendo un peso
importante en los medios de comunicación. En tanto, la
derecha tecnocrática aposto a la fundación en la
sociedad civil de de centros de poder intelectual (centros de
estudios de la realidad de la sociedad) que difundían sus
ideas y mantenían vinculación con empresarios y
empresas de nueva fundación. Cuando se produjo la crisis
que condujo a los golpes de Estado estas dos derechas confluyeron
sobre las fuerzas armadas para decirles no solo acerca de lo
acertado de sus diagnósticos de la situación
económica, social y política que vivía el
país. Sino también para ofrecerles en bandeja de
plata la receta económica para solucionar lo males que la
sociedad estaba experimentando hace muchos
años.

Con la llegada de la nueva "hora de la espada" estos
civiles de ideología neoliberal entendieron que la
había llegado la hora a ellos también de pasar a la
ofensiva política e ideológica y ocupar cargos de
gobiernos bajo las dictaduras cívico-militares. En
relación a esto O" Donnell dice lo siguiente: "En los
años pos-treinta, la derecha tradicional, aunque
políticamente a la defensiva, conservó un
importante peso ideológico, sobre todo a través de
su prestigio social y de su control de los medios de
comunicación. Por su parte, la derecha tecnocrática
fue creciendo en institutos de investigación, lobbies y
empresas. Cuando se desató la crisis que llevó a
los golpes, ambas derechas confluyeron sobre las fuerzas armadas,
no sólo para recordarles cuántas veces
habían pronosticado esos males, sino también para
argumentar que tenían en sus manos la receta para
extirparlos. No fue a pesar de, sino gracias a que esa receta
implicaba radicales cambios que ella se impuso en los gobiernos
resultantes de la reacción de los más conservadores
instintos de una sociedad. Luego de tantos años a la
defensiva y de estar clamando al cielo (y a las fuerzas armadas,
con las que por ésta y otras vías fueron
estableciendo importantes vínculos), esos civiles
económicamente liberales dejaron claro que, finalmente, su
turno había llegado con el duro autoritarismo que esos
golpes implantaron."

Los civiles que integran los gobiernos dictatoriales
aportan sustancialmente una ideología política,
matriz organizadora de la percepción de la realidad y de
los proyectos de aquel gobierno. Esa ideología llega a ser
dominante porque además de recuperar una visión
verosímil del pasado, propone un futuro posible y deseable
y se entronca con fundamentales ideas e intereses de las nuevas
fracciones dominantes de la burguesía en estos
países. La derecha tanto tradicional, como la
tecnocrática, en su visión negativa del pasado
precedente confluye con las visiones antisubversivas de las
fuerzas armadas para señalar que todo marchaba mal en el
país.

La cosa estaba podrida la salvación del
país radica esencialmente en "retornar al camino de los
antepasados", para la cual hay que eliminar las "distorsiones"
que se han ido acumulando. La idea de retorno a todo costo a un
pasado mitificado es crucial en esta ideología. Con ella
otorga significado al presente, lo entronca con una visión
del pasado y proporciona criterios para identificar al adversario
actual. Lo reaccionario de esta ideología radica que su
visión del presente cercano es tan negativa, a la vez que
pinta místicamente un pasado más lejano. Pero por
eso mismo no es conservadora. Radicalización de la derecha
que no puede ser conservadora porque sus significaciones
positivas se tienden como un arco entre el mito de un pasado ya
lejano y la postulación del futuro como
recuperación de aquél, saltando por sobre casi todo
lo que constituye la actualidad dada. Es así que,
remodelar la economía y la sociedad para acercarlas al
espejo de la "eficiencia" neoclásica, postulada como
vigencia pasada y como proyecto para el futuro.

En relación a este punto O" Donnell dice lo
siguiente: "¿Qué es lo que esos civiles ofrecen
a los gobernantes militares? Bajo la apariencia de una
política económica, nada menos que una
ideología política, matriz organizadora de la
percepción de la realidad y de los proyectos de aquel
gobierno. Esa ideología llega a ser dominante porque
recupera una visión verosímil del pasado, propone
un futuro posible y deseable y se entronca con fundamentales
ideas e intereses de las nuevas fracciones dominantes de la
burguesía en estos países. Pero vayamos paso a
paso. Por lo pronto, esas corrientes, tanto las tradicionales
como las tecnocráticas, en su condena del pasado
precedente confluyen con las concepciones antisubversivas de las
fuerzas armadas para señalar que todo, y desde hace
tiempo, estuvo podrido en Dinamarca. Comienzan por una imagen
simple: la salvación de estos países es "retornar a
la senda de los antepasados", para lo cual hay que eliminar las
"distorsiones" que se han ido acumulando. La idea de retorne a
todo costo a un pasado mitificado es crucial en esta
ideología: con ella otorga significado al presente, lo
entronca con una visión del pasado y proporciona criterios
para identificar al adversario actual. Como su visión del
presente y del pasado cercano es tan negativa, a la vez que
colorea místicamente un pasado más lejano,
está ideología es profundamente reaccionaria. Pero
por eso mismo no es conservadora. Radicalización de la
derecha –poco sorprendente dada la hondura de la crisis en
que se gestó- que no puede ser conservadora porque sus
significaciones positivas se tienden como un arco entre el mito
de un pasado ya lejano y la postulación del futuro como
recuperación de aquél, saltando por sobre casi todo
lo que constituye la actualidad dada. Esta actualidad, y su
pertinaz tendencia a no evaporarse, en el blanco del instinto
reaccionario: "restructurar" economía y sociedad para
aproximarlas al espejo de la "eficiencia" neoclásica,
postulada como vigencia pasada y como proyecto para el futuro
–lo cual presupone una tarea no menos intransigente y
prolongada que la que las fuerzas armadas entrevén para
erradicar la subversión e implantar "la autoridad" en
todos los niveles de la sociedad."

La derecha tecnocrática a diferencia de la
derecha tradicional aporta a las dictaduras militares un discurso
simplificado y que da seguridad a los actores de clase que apoyan
a estos gobiernos. La idea de una economía eficiente, las
llamadas ventajas comparativas, los mercados equilibrados y
transparencia con precios verdaderos. Este pensamiento se
presenta como racional y objetivo carente de toda
deformación o desvío ideológico. Es decir,
científico como sinónimo de apolítico. Este
conocimiento es manejado por una elite intelectual que ha
dedicado su vida a estudiarla y conocerla. Esta elite
tecnocrática esta apta para ponerla en práctica.
Esta mentalidad encaja perfectamente con la mentalidad
autoritaria y verticalista de las fuerzas armadas en el
gobierno.

En relación a este terma O" Donnell dice lo
siguiente: "Esto no es poco no alcanza para diferenciar a la
derecha tecnocrática de la tradicional. La primera tiene
otras cruciales contribuciones que hacer. Una de ellas consiste
en que, en tiempos de profunda desorientación, donde todo
parece haber fracasado, esa corriente se coloca en el centro
mismo de las grandes simplificaciones y de las regresivas
seguridades que, en situaciones como esas, suelen buscar los
actores sociales. La simplicidad de su discurso en la del libro
de texto: en cuanto a las metas, una economía "eficiente",
basada en ventajas comparativas, con mercados en equilibrio y sin
precios "artificiales". Lo es también con respecto a los
medios una política monetaria y cambiaria, dotada a priori
(claro, en la práctica es otra cosa, pero eso puede ser
imputado a las distorsiones que hay que eliminar), de una
elegancia que contrasta con los vaivenes e incongruencias que se
imputan al pasado cercano. Esa elegancia tiene el respaldo de la
"ciencia": dada ciertas premisas –simples y transparentes
en el teorema- se puede mostrar que lo propuesto es racional
como, además lo atestiguan tantas autoridades
internacionales. De esto resultan metas y medios
fácilmente contrastables con la desprolijidad del pasado.
También parece que hay caminos demostrablemente racionales
para lograr dichas metas, aunque su conocimiento sólo
pertenece a una élite que, como el sabio platónico,
ha dedicado su vida a adquirir ese superior saber; lo cual tiene
particular atractivo para una mentalidad militar acostumbrado a
imaginarse en parecidos términos. Además, al
entroncarse con una tradición visión del pasado,
esta ideología típicamente tecnocrática
posee la adicional ventaja de no parecer como producto de la
imaginación teórica alienada, sino como la manera
de "retornar al camino del verdadero destino nacional". Gracias a
esa simbiosis (que la otra derecha no puede lograr) –entre,
por un lado lo más técnico y moderno y, por el
otro, su capacidad de invocar un pasado tradicional- es que la
ideología liberal-tecnocrática se convierte en
ideología dominante en el interior del pacto de
dominación consagrado por esos estados autoritarios,
subordinando incluso, como veremos, ideologías propias de
las fuerzas armadas."

Otro aporte de la derecha tecnocrática radica que
esos técnicos son simples instrumentos del sistema
capitalista mundial más concretamente del capital
financiero internacional. Este capital y dada la situación
caótica en lo económico de los gobiernos le dan
"alivio" a sus economías vía el Fondo Monetario
Internacional (FMI). Esta solución los hace confiables
ante la comunidad financiera internacional. El diagnóstico
de la economía nacional y su solución que hacen
estos técnicos es compartido plenamente por los
economistas del FMI. Es decir, hablan en el mismo idioma
económico. Es el de la ideología
neoliberal.

En relación a esto O" Donnell dice lo siguiente:
"Otro importante contribución que tanpoco podría
ser aportada por la derecha tradicional, es que esos
"técnicos" son los cónsules locales del sistema
capitalista mundial –más específicamente, del
capital financiero internacional. Este capital (frente a
gobiernos que parten de una virtual cesación de pagos y
que luego, ante agudas recesiones, dependen fundamentalmente del
comercio y de créditos internacionales para sostenerse)
destila lo que concibe como racional en los acuerdos con el Fondo
monetario internacional, que dan un primer alivio a la balanza de
pagos y, sobre todo, certifican ante "la comunidad financiera
internacional" que el país en cuestión puede
convertirse nuevamente en un buen riesgo. Los tecnócratas
locales sólo discuten esos acuerdos en el margen, ya que
tanto para ellos como para el FMI y los bancos transnacionales el
diagnóstico de la situación y de los instrumentos
para corregirla son los mismos: disminución
drástica del déficit fiscal, "liberación" de
precios (salvo el de los salarios) para que encuentren su
"equilibrio" cercano a los precios internacionales de capitales,
eliminación de subsidios y, en general toda la
batería del ortodoxo monetarismo
contemporáneo."

En el continente europeo occidental la sociedad del
bienestar estaba en crisis. Es decir, los estados del bienestar
construidos en países como la República Federal de
Alemania, Francia e Inglaterra sufrían una crisis de
legitimidad ante la opinión pública de cada uno de
estos países producto de las contradicciones internas. En
el ámbito estatal una de las contradicciones presentes
radica entre los fines buscados (que todos los ciudadanos gocen
de seguridad y bienestar social, manteniendo y respetando su
libertad individual) y los medios utilizados (el recurrir a la
intervención de organismos estatales especializados y de
cuerpos profesionales que aplican disciplinas de
normalización) por el Estado del Bienestar para establecer
sus proyectos de políticas sociales. A efectos de
contribuir a profundizar y a clasificar el análisis de la
señalada contradicción se hace de pilar importancia
que se haga mención a lo dicho por el sociólogo
alemán Jurgen Habermas sobre este problema: "Los
programas de Estado social precisaban una gran cantidad de poder
a fin de conseguir fuerza de ley, la financiación con
cargo a los presupuestos públicos y la eficacia real en el
mundo vital de sus beneficiarios. De este modo se genera una red
cada vez más tupida de normas jurídicas, de
burocracias estatales y paraestatales que cubre la vida cotidiana
de los clientes reales o potenciales."

Lo señalado por el sociólogo alemán
importa en el sentido de que pone sobre el tapete la
problemática del poder y la necesidad del mismo
hacía la concreción de tales proyectos sociales por
parte del Estado del Bienestar, Ese poder, no es algo abstracto
sino que se manifiesta y se encarna a través de la
existencia de un entramado de relaciones sociales entre actores
estatales y paraestatales. Que sustentan intereses propios y
encuentran en las normas jurídicas instrumentos validos
para acrecentar o defender zonas de influencias que les permite
manejar importantes recursos. Muchos de los cuales están
hipotéticamente destinados a la financiación de los
programas sociales. La existencia de estas intermediaciones hace
que los supuestos destinatarios o beneficiarios de tales
proyectos se encuentren atrapados en una lógica de guerra
de trincheras y de posiciones.

Que condicionan su cotidianeidad y que les es ajena a
sus reales intereses con aspiraciones. El problema, no queda
ahí, dado, que para Habermas: "Los medios
jurídicos administrativos de la ejecución de los
programas del Estado social no suponen en modo alguno un medio
pasivo neutral. Antes bien, con estos programas aparece unida una
praxis de hechos singulares, normalización y vigilancia,
que Foucault ha perseguido en su fuerza dosificadora y
subjetivadora hasta las ramificaciones más remotas de la
comunicación cotidiana. Las configuraciones de un mundo
vital reglamentado, despedazado, controlado y tutelado son, sin
duda, más sublimes que las formas palpables de la
explotación material y la miseria; pero los conflictos
sociales interiorizados y transferidos al terreno de la
psíquico y lo corporal no son menos
destructivos."

Dado que el sociólogo alemán tiene el
merito de correr el velo de la supuesta "pureza" y "asepsia" que
tiñe el accionar estatal en el área social.
Además, de caracterizar la praxis misma de esta actor,
Foucault, mediante. Es en este sentido que la instauración
y la consolidación de ese accionar por parte del actor
estatal como paraestatal se enmarca en una lógica
estratégica de ineludible carácter político.
Es decir, lo político de esta estrategia radica en que su
lógica se sustenta en un cuerpo de saberes
específicos (disciplinas normalizadoras) que tienen el
cometido de incidir y modificar el tejido social
compartimentándolo. Esto se lleva adelante mediante la
utilización de una serie de dispositivos como son la
vigilancia (individualización de una vigilancia
jerarquizada sobre el cuerpo, que se ejerce al nivel de lo que el
sujeto es o de lo que puede hacer), el control (los cuerpos se
los controla a partir del uso productivo y secuencial que se hace
de su temporalidad diaria cotidiana) y la corrección
(método de formación y transformación de los
cuerpos en función de incorporar como de reproducir pautas
y valores socialmente instituidos). Con la clara finalidad de
configurar aquello que el sociólogo francés Michel
Foucault a denominado: "…una nueva "anatomía
política" cuyo objetivo y fin no son las relaciones de
soberanía sino las relaciones de
disciplina."

En otras palabras, un tejido social compartimentado por
mecanismos disciplinarios siendo esta la base del funcionamiento
panóptico como anatomía política en la
sociedad. Es indudable entonces el carácter
político que tiene esta praxis del actor estatal en
área social. En definitiva, los proyectos de
políticas sociales del Estado de Bienestar padecen de la
contradicción entre el objetivo y el método. El
objetivo buscado es que el tejido social este estructurado en
base al bienestar social colectivo de los ciudadanos permitiendo
y respetando la autorrealización individual de los mismos
con plena libertad. Pero, esta meta no se logra dado que se
contradice con los medios utilizados que son: en primer lugar, el
accionar en la orbita estatal y paraestatal de una gama de
actores burocráticos que conforman un entramado de nudos
como de focos de poder situados en lugares estratégicos.
Que ofician de intermediarios para la financiación y la
concreción de tales programas. En segundo lugar, mientras
la estrategia estatal y paraestatal de instauración como
de consolidación de los programas sociales en el tejido
social se estructure panópticamente. Ahora, la segunda
contradicción existente en el ámbito estatal radica
entre los fines buscados (modernización de las relaciones
de intercambio mercantil para lograr el crecimiento
económico respetando los pilares básicos en que se
sustenta la economía capitalista) y los medios utilizados
(el recurrir a una serie de instrumentos que son manejados con
criterios y en ámbitos ajenos a la lógica del
mercado) por el Estado de Bienestar para establecer sus proyectos
económicos. En relación a este problema el
sociólogo alemán Claus Offe se refiere diciendo
que: "La restauración de las relaciones mercantilizadas
por medio del Estado y sus agencias administrativas se produce
bajo acuerdos sociales que son en si mismos externos a las
relaciones mercantilizadas."

Esto último, pone de manifiesto que la
concreción de la política estatal hacía la
economía capitalista se basa en la capacidad de
negociación de una gama de actores sociales como
económicos implicados entre si e interesados en que esas
políticas los afecten positivamente y no en tomar en
cuenta las leyes del mercado. El hecho, que el Estado del
Bienestar construya ámbitos de regulación y de toma
de decisiones de orden político-estatal que corren en
paralelo a las leyes del mercado. Hace que estas últimas
no sean las que diriman las controversias económicas entre
los actores involucrados resintiéndose de ese modo sus
rentabilidades. A su vez, en aquellas áreas de la
economía que se encuentran estatizados se produce un mayor
ahondamiento entre las metas buscadas y los medios utilizados
para el logro de esas metas.

Es con respecto a esto que Offe se refiere diciendo:
"La estrategia de mantener la forma mercantil presupone el
crecimiento de formas de producción estatalmente
organizadas, que se hallan exentas de la forma mercantil. Una vez
más, esto solo es contradictorio en un sentido
estructural, como posible fuente de conflictos y desarrollos
desestabilizadores…"
Lo citado, pone de manifiesto la
contradicción de este emprendimiento llevado adelante por
una estructura organizativa estatal que al estar regidas por un
sistema normativo burocrático hace que la misma no se
adapte activamente a criterios de funcionamiento basados en la
eficiencia, en la efectividad y en la rentabilidad. Esto conduce
a que el accionar de la organización estatal experimente
conflictos con su entorno (mercado) que se rige por formas de
relacionamiento mercantilizadas. Es entonces, que el accionar
estatal en vez de universalizar, fortalecer y dinamizar el tejido
de relaciones mercantiles. Las debilita constantemente dado que
coartan su libre accionar.

En resumen, los proyectos económicos que
establece el Estado del Bienestar manifiestan

una contradictorio vínculo entre los fines
buscados y los medios utilizados para el logro de ese fin. La
meta a lograr es modernizar (reorganizar, universalizar y
fortalecer) las relaciones de intercambio mercantil. Pero, esta
meta no se logra dado que se contradice a la hora en que ese
mismo tipo de Estado capitalista recurre a la conformación
de estructuras burocráticas especializadas, además,
de utilizar instrumentos económicos que son manejados con
criterios y en ámbitos ajenos a la lógica del
mercado. Esto hace que en los hechos el tejido de relacionamiento
mercantil se estanque y se debilite constantemente.

En los Estados Unidos de Norteamérica el llamado
"New Deal "también entra en crisis producto de que el modo
de producción capitalista en su fase monopolio-estatal
experimenta una crisis estructural. Que afecta a las
metrópolis capitalistas en su conjunto y también
aquellos países llamados del Tercer Mundo particularmente
América Latina salvo Cuba. La crisis del capitalismo
monopólico-estatal esta vinculada principalmente a la
existencia de contradicciones en el seno del propio Estado de
Bienestar. Que radican en querer lograr por parte de este actor
clave de este modelo capitalista un crecimiento económico
constante y un bienestar en lo social manteniendo la libertad
individual de los ciudadanos en el capitalismo.

A través, de una estrategia intervencionista que
en los hechos tiene como denominadores comunes la coacción
y el disciplinamiento tanto del tejido de relacionamiento de
intercambio mercantil como el tejido social. Este accionar
intervencionista por parte del actor estatal pone de manifiesto
que tiene como único resultado el que se resienta su
eficacia en el desempeño de su status-rol modernizador y a
su vez en el no poder lograr mantener en un estado latente la
básica contradicción del capitalismo. Esto
convierte al propio Estado del Bienestar en un activo actor
generador de crisis en el capitalismo siendo el que resulta
más afectado por la misma crisis. Dado, que se encuentra
rígidamente atrapado en su propia "tela-araña"
intervencionista tanto en el tejido de relacionamiento de
intercambio mercantil como en el tejido social.

Que hace que su estrategia "alternativa" se limite hacer
más de lo mismo. A su vez, es el que más afecta al
propio modelo capitalista dado el carácter coactivo y
disciplinario de su estrategia intervencionista. Es entonces, que
la crisis del Estado del Bienestar como activo actor modernizante
esta vinculada a la crisis del capitalismo
monopólico-estatal como modelo capitalista.

En los años ochenta del siglo pasado en el mundo
capitalista tanto el de los países llamados desarrollados
y en los subdesarrollados en algunos casos se instaura el
programa neoliberal y en otros se consolida. El pensamiento
neoliberal como escuela económica hegemoniza no solo las
ciencias económicas sino se puede decir las ciencias
sociales. Esto esta dado por el cambio de la realidad
económica, social, política y cultural de aquellos
países de América del Sur (Chile, Brasil, Argentina
y Uruguay) en el cual la llamada sociología comprometida o
crítica surgió. Como así su hija predilecta
la teoría de la dependencia en sus diferentes variantes. A
esto se le suma el agotamiento temático de dicha
teoría. Es decir, sufrió de
inanición.

En relación a esto Pedro Morande dice lo
siguiente: "Tras la retirada de la "sociología
comprometida", la sociología no ha hecho mayores esfuerzos
por establecer un nuevo paradigma. Con todo, si miramos al
conjunto de las ciencias sociales, no podríamos dejar de
comentar el intento de las ciencias económicas en la
última década de extender su concepto de mercado a
todas las formas del comportamiento humano: a la ética, la
política, la administración, las relaciones
familiares, la vida religiosa. ¿Se trata realmente de un
nuevo paradigma para las ciencias sociales? ¿Es una
solución para la orfandad de la sociología?"
Es
claro que la ausencia de un nuevo paradigma en la
sociología que se dedica a los procesos de
modernización en este caso de América Latina. Es
decir, una sociología de la modernización. La
doctrina neoliberal que no solo analiza y da respuesta en el
campo económico sino también en el área
social como el área política y cultural. Es una
doctrina que lo abarca todo los problemas de la sociedad
capitalista. Este "imperialismo" de la escuela neoliberal en las
ciencias sociales hace que el pensamiento sociológico
latinoamericano este a la defensiva.

En Europa occidental y en los EE.UU. a inicios de la
década de los ochenta del siglo pasado aparecen producto
de la crisis de las sociedades industriales y sus estados del
bienestar corrientes políticas neoconservadoras que
proponen y quieren instaurar un programa neoliberal. Es decir,
economías de libre mercado y estados mínimos en lo
social y en lo económico para salir de la crisis
económica capitalista. Estas fuerzas neoconservadoras
están encarnadas en los EE.UU. en el Partido Republicano
encabezado por su candidato presidencial Ronald Reagan y en
Inglaterra por el Partido Conservador liderado por Margaret
Thatcher.

La llegada al poder al gobierno nacional de sus
respectivos países de estas fuerzas neoconservadoras no
solo en lo económico y social sino también en lo
político y en lo cultural tiene un alto impacto en el
mundo capitalista. En relación a estas fuerzas
neoconservadoras el sociólogo alemán Jurgen
Habermas dice lo siguiente: "En ascenso se encuentra el
neoconservadurismo, que también se orienta en el sentido
de la sociedad industrial, pero que formula una critica decidida
al Estado social. La administración de Reagan y el
Gobierno de Margaret Thatcher son sus representantes; el Gobierno
conservador de la Republica Federal también ha emprendido
un curso análogo. En lo esencial, el neoconservadurismo se
caracteriza por tres componentes. Primero: una política
económica orientada hacía la oferta ha de mejorar
las condiciones de capitalización y poner de nuevo en
marcha el proceso de acumulación. Cuenta con una tasa de
desempleo relativamente elevada, aunque formalmente sólo
de modo transitorio. La redistribución de los ingresos
perjudica a los grupos más pobres de la población,
como muestran las estadísticas en los Estados Unidos, en
tanto que sólo los propietarios de grandes capitales
alcanzan claras mejoras en sus ingresos. Con ello corren
paralelamente algunas limitaciones de los resultados del Estado
social."

El neoconservadurismo inglés y norteamericano
centran sus críticas en el Estado social dado que
consideran que frenan la iniciativa individual de las personas en
el mercado que tiene que funcionar libremente. Es ataque a este
tipo de Estado capitalista por estas fuerzas políticas va
en beneficio en los hechos de la burguesía. Es decir, de
las clases dominantes a nivel económico y en desmedro de
la clase obrera y trabajadores en general. El segundo componente
según Habermas: "Segundo: los costes de
legitimación del sistema político han de reducirse.
La "inflación de las expectativas" y la "ingobernabilidad"
son términos para una política que se orienta
hacía una desvinculación mayor entre la
administración y la formación pública de la
voluntad. En este contexto se fomentan las acciones
neocorporativas, esto es, una intensificación de los
potenciales no estatales de dirección de las grandes
asociaciones, principalmente las asociaciones empresariales y los
sindicatos. La transferencia de competencias parlamentarias,
normalmente reguladas a partir de sistemas de negociación
que funcionen convierte al Estado en una parte negociadora como
las demás. La dejación de funciones en las zonas
grises del neoconservadurismo sustrae cada vez más
materiales sociales a los órganos de decisión
ordinarios que están constitucionalmente obligados a
considerar por igual todos los intereses afectados en cada
caso."

La aplicación de políticas antipopulares
por los neoconservadores lleva a que el sistema político
experimente costos políticos en lo que se refiere a su
legitimidad dado que el ciudadano de a pie o el pueblo esperaba
mucho más de estos gobiernos en lo que hace a satisfacer
sus necesidades fundamentalmente sociales. La no posible
satisfacción de estas necesidades por parte del sistema
político hacía el pueblo conduce a que los
neoconservadores busquen que los costos a pagar sean
mínimos. Que la opinión publica no lo les la
espalda políticamente por sus políticas de libre
mercado y de ataque al Estado social.

En este escenario el conflicto entre empresarios y
obreros se agudiza. Los sindicatos obreros se enfrentan a las
cámaras empresariales en torno no solo al salario sino a
la forma de organizar la producción industrial. Por
último, el tercer componente según el
sociólogo alemán "Tercero: por último, se
exige que la política cultural opere en dos frentes. De un
lado, tiene que desacreditar a los intelectuales, en cuanto que
capa obsesionada con el poder e improductiva, portadora del
modernismo, ya que los valores pos-materiales, especialmente las
necesidades expresivas de autorrealización y de juicio
crítico de una moral ilustrada universalista son una
amenaza para los fundamentos motivacionales de una sociedad del
trabajo que funcione y de la despolitización de la
opinión publica. Por otro lado, es necesario seguir
cultivando los poderes de la ética convencional, del
patriotismo, de la religión burguesa y de la cultura
popular. Estos existen con el fin de compensar al mundo vital
privado por las cargas personales y para defenderlo de la
presión de la sociedad competitiva y de la
modernización acelerada."

La política cultural de los neoconservadores se
centra en atacar no solo a los intelectuales izquierdistas sino a
los intelectuales progresistas en general. Por el hecho que
encarnan para la mirada neoconservadora además de una
visión critica de la sociedad capitalista vigente y
portadora de una modernidad socialista que ataca a la modernidad
capitalista. Son improductivos y sostienen valores hedonistas que
se dan de patadas con los valores puritanos capitalistas que
quieren a volver a restaurar en la sociedad esta corriente
política.

La política neoconservadora se puede impulsar
exitosamente en la sociedad si cuenta con la ayuda no solo de la
clase capitalista sino también en los sectores marginales
de la sociedad industrial. Elementos estos funcionales
política e ideológicamente a la aplicación
del programa neoliberal. El ataque y el desmantelamiento por
parte de las fuerzas neoconservadoras del Estado social genera
que en el seno de la sociedad capitalista se manifiesten de
manera clara un centro y una periferia social. Es decir,
territorialidades duales que hacen que convivan en la sociedad la
gran riqueza de los burgueses con la pobreza de los obreros y
trabajadores manuales. Además, la represión y el
abandono social por parte de los gobiernos neoconservadores
hacía la clase obrera y los trabajadores manuales hacen
que la sociedad del bienestar y del pleno empleo sean cosas del
pasado.

En relación a esto último Habermas dice lo
siguiente: "La política neoconservadora tiene cierta
posibilidad de imponerse si encuentra una base en esa sociedad
dividida en dos segmentos que, al mismo tiempo, propugna. Los
grupos excluidos o marginados no tienen poder de veto ya que
representan a una minoría ajena, separada del proceso
productivo. El procedo que ha venido produciéndose cada
vez más claramente entre las metrópolis y la
periferia subdesarrollada parece repetirse en el interior de las
sociedades capitalistas más desarrolladas: los poderes
establecidos cada vez dependen menos del trabajo y de la voluntad
de cooperación de los desposeídos y de los
oprimidos para su propia reproducción. En todo caso, no
basta con que una política se imponga; además, debe
dar buen resultado. Un desmantelamiento decidido del compromiso
del Estado social tiene que dejar tras de sí lagunas
funcionales que sólo pueden rellenarse mediante la
represión o el desamparo."

Como dije anteriormente la llegada de las fuerzas
neoconservadoras al gobierno nacional en Inglaterra y en los
EE.UU. repercute también en América Latina que en
su zona sur los países que la conforman (Brasil,
Argentina, Uruguay) salen de sus dictaduras
cívico-militares. Es así que, comienzan su
transición hacía la democracia política con
traspiés institucionales. Pero, en el plano
económico y social sin grandes cambios estructurales se
sigue aplicando el programa de modernización neoliberal
que venía de las dictaduras cívico-militares. Esto
acentúa los problemas sociales de las sociedades de estos
países sudamericanos. Es decir, la llamada deuda social o
interna se hace cada vez más presente. A esto se le suma
el problema del pago de los intereses a la banca internacional y
los organismos internacionales (FMI, Banco Mundial) de la llamada
deuda externa.

El problema monumental que fue generado por la
política económica neoliberal de endeudamiento
financiero de las dictaduras cívicos-militares de
América del Sur y que las nuevas democracias primaverales
de Uruguay, Brasil y Argentina heredan como todo un problema
nacional. Un problema que condiciona la política
económica y social de estos gobiernos que son neoliberales
y aumentan más los problemas económicos y sociales
de los pueblos. El programa neoliberal no soluciona las crisis
económicas y sociales que azotan a estos países. En
este contexto regional las ciencias sociales latinoamericanas
más particularmente las llamadas ciencias políticas
estudian o analizan lo que se denomino las transiciones de las
dictaduras cívicos-militares hacia las nuevas democracias
políticas y las contradicciones
políticos-institucionales que se manifestaban. en estas
transiciones políticas.

El hacer de este tema el objeto de estudio
académico llevo a que la politología y
también la sociología latinoamericana revalorizaran
el tema de la democracia política en América del
Sur y en América latina toda. Que en la década de
los sesenta y setenta del siglo pasado había sido
descalificada adjetivándola llamándola
despectivamente burguesa. Dado que el tema central de debate
académico y político era la revolución en
América Latina y las vías para realizarla. Teniendo
a Cuba con su revolución que había elegido un rumbo
socialista un ejemplo a tener en cuenta en el continente. A esto
se le suma la polémica en los ámbitos
académicos que se dio entre sociólogos y
polítólogos acerca si las terminadas dictaduras
cívicos-militares habían sido fascistas o no. Otro
tema que fue objeto de estudio por la sociología
latinoamericana fueron los llamados nuevos movimientos sociales
principalmente aquellos de carácter urbano salvo el
Movimiento sin Tierra de Brasil.

La aparición de este nuevo actor social que
manifestaba en su discurso y en la práctica una diversidad
de demandas (racial, sexual, barrial, ecológica) que
renovaba las sociedades sudamericanas y latinoamericanas. Que
hasta ese momento tenia al movimiento obrero y campesino como
únicos actores relevantes de estas sociedades y objeto de
estudio de la sociología. Es entonces que la
aparición de los nuevos movimientos sociales llevo a la
sociología latinoamericana a estudiarlos y a considerarlos
de una nueva forma. Es decir, no viéndolos como poleas de
transmisión de los partidos de izquierda sino que
resaltando y respetando las autonomías de los partidos
políticos. Otro tema es la ausencia de un nuevo paradigma
modernizante que sustituya a los anteriores ("sociología
científica" y "sociología comprometida") en crisis
en la sociología latinoamericana. El persistente silencio
de esta sociología con respecto a este tema es total. En
los ciencias políticas latinoamericanas hay un
descubrimiento de los planteos teóricos y de las
categorías (hegemonía, sociedad civil, sociedad
política, bloque histórico, intelectuales
orgánicos) utilizados por el intelectual comunista
italiano Antonio Gramsci fallecido en la cárcel
perteneciente a la dictadura del fascista Benito
Mussolini.

A mediados de la década de los ochenta del siglo
XX principalmente en los ámbitos académicos
universitarios de Europa occidental (Alemania, Francia) y en los
EE.UU. se dio un profundo áspero debate en torno a la
modernidad occidental como proyecto (social, económico,
cultural y político) y estilo de vida. Es así que,
en el debate se manifestaron diferentes críticas y
respuestas. Una se puede calificar de neoconservadora encarnada
en el sociólogo norteamericano Daniel Bell. La otra, es la
llamada posmoderna liderada por así decirlo por Gilles
Cipovetsky y Jean Baudrillard. Y la última, pertenece a la
crítica interna que quiere rescatar el proyecto de
modernidad. Esa posición esta representada por el
sociólogo alemán Jurgen Habermas. No pretendo
desarrollar en este trabajo monográfico cada una de las
corrientes o posturas sociológicas enfrentadas se me
haría el trabajo muy extenso mi intención es ver
desde el punto de vista de la realidad de las sociedades
latinoamericanas que padecen diferentes grados de dependencia,
subdesarrollo y balcanización entre los propios
países. Es decir, dependencia de los imperialismos de los
EE.UU., subdesarrollo capitalista que genera desarrollo deforme
de la economía, falta de unidad regional real y efectiva
(económica, política, cultural, social y militar)
de los países sudamericanos y latinoamericanos. El aporte
de este debate intelectual y académico de las
metrópolis capitalistas desarrolladas para la
sociología latinoamericana huérfana de un nuevo
paradigma modernizante.

Es que pone en cuestionamiento al concepto de progreso y
modernidad tan caro a las escuelas sociológicas
latinoamericanas como la sociología científica y la
sociología comprometida o critica en sus respectivas
visiones del cambio social (capitalista o socialista) a darse en
América Latina. Con respecto a la modernidad el
sociólogo uruguayo Felipe Arocena dice lo siguiente:"Si
la modernidad del siglo 18 fue un proyecto de sociedad fundado en
un concepto de razón no reducido a la razón
instrumental, sino dando la misma importancia a la razón
moral y estética, durante todo el siglo 19 y hasta la
segunda década del 20 se asistió a un proceso en el
cual lo racional se convirtió en lo racional instrumental.
La sociedad occidental moderna estuvo y está orientada,
regida y realizada en función de la producción
material: de bienes primero, de servicios después y esto
es independiente de divisiones este/oeste o norte/sur.
Producción orientada tecnológicamente, desarrollo,
progreso, felicidad: el concepto de posmodernidad quiere romper
con esta cadena de identificaciones que aún la gran
mayoría de los dirigentes políticos e integrantes
de los diferentes gobiernos nacionales mantienen como su credo.
El tema tan mencionado de la tecnología sigue siendo
tratado en nuestros países latinoamericanos como si el
acceso a ella fuese nuestro único y principal medio de
sobrevivencia; nuestro camino al primer mundo y a la modernidad,
como el actual presidente del Brasil y casi todos sus colegas
vecinos, repiten una y otra vez. La modernidad como proyecto de
civilización nunca estuvo tan escuálida y nuestros
gobiernos se empeñan en conquistar la modernidad. Parece
ser que debemos consolidar la modernidad para recién
pensar en los grandes problemas que con ella van aparejados.
Más ciencia y tecnología para modernizar nuestra
producción y nuestra organización social,
transformar lo atrasado en lo moderno."

La modernidad de la sociedad sea capitalista o
"socialista" soviética del siglo XX es una sociedad
opresora y el hombre común de la calle es un ser
unidimensional según el sociólogo alemán
Hebert Marcuse. Una sociedad y un hombre en donde la racionalidad
instrumental es la racionalidad hegemónica todo lo abarca
y lo que se opone se lo cataloga por las instituciones sociales
establecidas como "locura". Es decir, "irracionalidad". Ante este
hacho social las corrientes posmodernistas critican denunciando
su falsedad histórica. Por más que las elites
políticas en América Latina sean de izquierda o de
derecha sigan hablando que el acceso o la creación de
tecnología propia es la vía a la cual llevara a las
sociedades de nuestro continente a la pública felicidad de
la modernidad sea capitalista o socialista.

Otro concepto cuestionado como dije más arriba es
el de progreso. En relación a esto Arocena dice lo
siguiente:"La idea de progreso nunca estuvo tan desacreditada,
es precisamente por ello que la modernidad ya está
moribunda. ¿Dónde esta la fe en la
secularización? ¿Dónde está la fe en
lo moderno? Si la fe en todos estos diferentes ámbitos ya
esta agotada seguir hablando de modernidad es seguir hablando de
un concepto vacío."

Al cuestionar el concepto de modernidad la idea en la
secularización, en la técnica y en la ciencia y en
el futuro luminoso que espera a la humanidad se evapora. Estos
cuestionamientos de las ideas de modernidad y progreso tan caros
a la sociología incluida la latinoamericana. Como ciencia
social a replantearse como tal y exponer un nuevo paradigma de la
modernización y de la modernidad. Pero eso todavía
está en veremos. Es decir, como una tarea intelectual a
realizar.

Por ahora existe el vació producto de la crisis
del paradigma de la modernidad. En relación a esta crisis
y su repercusión en la sociología Rigoberto Lanz
dice lo siguiente: "La crisis de la modernidad ha supuesto un
desvanecimiento del universalismo de la razón, la ciencia,
la técnica o el sujeto. La deconstrucción de esas
centralidades ha disuelto las pretensiones de ese discurso. Con
ello se han desdibujado las legitimaciones de la burocracia
científico-técnica. La caída del paradigma
científico –en tanto modelo cognitivo exclusivo y
hegemónico- significa una apertura de enormes
repercusiones para la producción sociológica. Tiene
un efecto de "autonomía epistemológica" que remite
a un referente "negociado". Las relaciones de poder que
atraviesan los saberes sobre lo social no se han esfumado. Pero
al menos ha sido destronado el mecanismo automático que
transformaba en "verdad" toda operación cognoscitiva
basada en el método científico."

De lo citado, se desprende que la crisis de la
modernidad a supuesto para la sociología en general un
desplome del universalismo de la razón (instrumental), la
ciencia, la técnica o el sujeto. Es decir, aquellas clases
sociales vistas como sujetos (capitalistas, proletarios)
portadores de una nueva sociedad o modernidad (capitalista,
socialista). La sociología entendida como ciencia de lo
social esta en crisis. Desde Saint Simon y Augusto Comte
fundadores de la sociología como ciencia en adelante esta
rama de las ciencias sociales esta sujeta a una crisis de
identidad muy grande. En lo que hace a su status-rol a cumplir en
la sociedad postindustrial en las metrópolis capitalistas.
En otras palabras, en los países capitalistas
desarrollados y por otro en aquellas sociedades dependientes y
subdesarrolladas en términos capitalistas como lo son la
latinoamericanas salvo Cuba.

En el continente latinoamericano más
particularmente en América Central en un país
Nicaragua se produce en el año 1979 una revolución
que derroca la larguísima dictadura de los Somoza. Una
familia que era dueña del país en los
ámbitos económicos y políticos desde hace 42
años seguidos apoyados directamente por los gobiernos de
los EE.UU. El 19 de Junio de 1979 entran triunfantes en Managua
las columnas guerrilleras del Frente Sandinista de
Liberación Nacional (FSLN). En relación a estos
hechos históricos Mariela Amejeiras y María
Cristina Siniscalco dicen lo siguiente: "El Frente Sandinista
de Liberación Nacional se fundó en Tegucigalpa,
Honduras, el 16 de julio de 1961. Fue Carlos Fonseca Amador, uno
de los fundadores, ex militante del Partido Socialista
Nicaragüense, quién insistió que se empleara
la palabra "Sandinista" en el título. Cuenta Tomás
Borge, único sobreviviente del grupo fundador: "Empezamos
a juntar a los nicaragüenses que estaban en distinto lados,
gente joven. Estaban en Venezuela, Costa Rica, etc., y nos
juntamos en Honduras. El hecho de que Sandino estuviese presente
en nuestra organización en el momento de la lucha, era por
decirlo así necesario, inevitable, era inevitable arrancar
de algo que ya era una realidad en nuestra historia." La base
política inicial del FSLN se constituyó con dos
corrientes: la Juventud Revolucionaria Nicaragüense,
dirigida por Tomás Borge; y la Juventud Patriótica
Nicaragüense, dirigida por Silvio Mallorga e integrada por
estudiantes de Secundaria y universitarios del país. "Se
juntan de este modo dos generaciones nicaragüenses selladas
por la presencia histórica del pensamiento sandinista. El
coronel Santos López fue integrante del "Coro de
Ángeles", una unidad de combate en la guerra de Sandino.
Los viejos sandinistas nos transmitieron sus experiencias, que
cayeron en un terreno hambriento de semillas y nuevas
perspectivas""

La aparición es escena del Frente Sandinista de
Liberación Nacional es un hecho importante en la lucha de
los patriotas nicaragüenses contra la dictadura de Somoza.
Es el instrumento político que rescata la figura de
Augusto Sandino y su lucha nacionalista y Antiimperialista contra
la política de ocupación del territorio
nicaragüense por tropas de los EE.UU. en la década
del 30 del siglo pasado. Este hecho histórico lo pone al
servicio de las nuevas generaciones de luchadores antisomocistas.
Que están deseosos de darle una continuidad
histórica a lucha iniciada por Sandino contra la potencia
del norte.

El FSLN sostiene una serie de principios básicos
que según Amejeiras y Siniscalco son los siguientes:
"Los principios básicos del Frente Sandinista eran los
siguientes: 1. Que la lucha en Nicaragua debía
necesariamente tener un carácter antiimperialista. 2. Que
el derrocamiento del régimen de Somoza sólo
podía llevarse a cabo mediante la lucha armada. 3. Que el
sendero hacía la victoria se construiría con una
guerra de guerrillas."

Es claro que los tres pilares básicos en que se
sostiene el FSLN es que en Nicaragua la lucha tiene un
carácter antiimperialista, que el derrocamiento de la
dictadura de Somoza solo puede realizarse a través de la
lucha armada y practicando la guerra de guerrillas. En el
desarrollo de esta estrategia política y en el aporte
ideológico al FSLN se encuentra la gran figura de Carlos
Fonseca. Como conductor político e ideólogo de esa
organización política. En relación a la
figura de Fonseca y su significado en la lucha contra la
dictadura de Somoza contra el imperialismo yanqui el que fuera en
su momento el comandante de la revolución Humberto Ortega
Saavedra dice en el año 1981 lo siguiente: "Nuestra
vanguardia histórica el Frente Sandinista de
Liberación Nacional, FSLN, al crearse en los años
sesenta contará entre sus mejores hombres como un
conductor: Carlos Fonseca. De 1950 a 1960, entre los inquietos
rebeldes y patriotas nicaragüenses que se movían por
distintos rumbos en la búsqueda de sacudirse para siempre
de la dictadura del tirano Somoza García, Carlos Fonseca
aparece –en especial en los años inmediatos
posteriores al ajusticiamiento del tirano por el Héroe
Nacional Rigoberto López Pérez- como el joven
nicaragüense representante de una nueva generación
patriótica y revolucionaria."

En lo que hace a trazar el camino hacía la
victoria del FSLN Fonseca jugo un gran papel. El comandante
Ortega dice lo siguiente: "Para 1969 ya nuestra vanguardia con
Carlos Fonseca como jefe y secretario general, saca a luz su
programa reivindicativo popular, los estatutos del FSLN, y se
profundizan análisis sobre líneas generales y
estratégicas para el desarrollo de la lucha. A esta altura
está definitivamente clara la concepción
revolucionaria para la toma del poder, la importancia del
fortalecimiento de la vida militante y partidaria en la
vanguardia, la política de unidad nacional para resolver
la contradicción principal: Pueblo-dictadura somocista;
Carlos impone definitivamente la tesis de la lucha armada popular
como la única válida en nuestro proceso de lucha, y
señala al mismo tiempo con creatividad, las distintas
modalidades militares desde la lucha guerrillera a la
insurrección armada de las masas."

Lo citado pone de manifiesto el status-rol que jugaba
Fonseca como conductor del FSLN. Pero, también se
encuentra el pensador político. Es decir, la
ideología que guía el accionar político de
Fonseca. En relación a esto el propio Carlos Fonseca dice
lo siguiente: "Por consiguiente, es necesario que declaremos
sin muchas vueltas que ansiamos poner fin a la sociedad dividida
en opresores y oprimidos. Declaremos que nuestro magno
propósito es devolver a obreros y campesinos, a todos los
trabajadores, las riquezas que mediante la violencia les fueron
arrebatados. La independencia nacional, la derrota del
imperialismo extranjero, son requisitos para la
edificación de un mundo nuevo, pletórico de
felicidad. En la búsqueda de esta nueva vida, nos
guían los nobles principios de Carlos Marx. La historia
moderna demuestra que los principios marxistas son la
brújula de lo más resueltos defensores de los
humildes, de los humillados, de los seres humanos
sojuzgados."

Otro elemento a tener presente en el pensamiento del
fundador del FSLN es la relación que juega las masas
populares con la estrategia de la lucha armada. Es decir, el
vínculo del fusil con las masas populares. En
relación a esto el propio Fonseca dice lo siguiente: "Y
dentro de nuestra estrategia, las masas populares sin fusil son
derrotadas, así como derrotado es el fusil sin masas. El
camino de la victoria tiene que ser un fortalecimiento paralelo
de lucha de masas y lucha de fusil. No se trata de organizar
primeramente a las masas y postergar la lucha armada. Planteamos
una aproximación en el tiempo, lo más breve posible
de la lucha armada y lograr que lucha de masas y lucha armada
sigan un curso dialéctico."

La crítica de Fonseca a toda practica
política aventurera y militarista que lleva a que
grupúsculos armados lleven adelante acciones militares sin
el apoyo y participación de las masas populares es muy
clara. Pero, también la oposición a toda
visión ingenua o pacifista burguesa que ante una dictadura
feroz como la de Somoza la movilización de las masas
populares sin fusil lleva al suicidio político. Al
autoaniquilamiento de pueblo movilizado contra la dictadura
somocista.

El tema de la unidad del pueblo y de las fuerzas
antisomocistas es clave en el pensamiento político de
Fonseca. Es así que, dice lo siguiente: "La unidad
juega un papel decisivo en el triunfo. En Nicaragua mucho se ha
hablado de la unidad, tal vez hasta demasiado en relación
con lo que se ha hecho. Con frecuencia los nicaragüenses
hemos jugado a la unidad. Un punto tan fundamental debe ser
abordado con la mayor seriedad y profundidad. En primer lugar
debemos referirnos a la médula de la unidad y que nosotros
la miramos en orientar la actividad de fuerzas diversas
hacía el objetivo determinado. Por consiguiente no se
trata de escoger un presidente o un secretario general, craso
error en que abundantemente hemos caído. Si no se logra la
unidad de acción no se esta logrando la unidad que se
necesita. A menudo observamos que ciertos revolucionarios se
oponen a algunos elementos como compañeros en la unidad,
poniendo como argumento que se trata de elementos que en el
futuro traicionarán y que no son completamente
revolucionarios. Esto tiene una buena dosis de sectarismo. Porque
sencillamente si en el presente no son traidores no hay
razón para que nos adelantemos a romper o distanciarnos de
ellos. Es necesario que al hacer la unidad nos preocupemos por
garantizarle a la lucha sus objetivos revolucionarios. La
garantía para que la lucha no pierda su orientación
revolucionaria depende de que la dirección de las fuerzas
antisomocistas esté en manos de revolucionarios.
Señalaremos entonces el camino que conduce a la
dirección de la lucha y comprendamos que no es el
proclamarlo día y noche a los cuatro
vientos."

Para Fonseca el tema de la unidad tiene un status-rol
fundamental en el triunfo de las fuerzas antisomocistas. la
unidad se encuentra en la acción y la primera se vincula a
los objetivos revolucionarios que tiene que tener la lucha. Esa
lucha que para que siga siendo revolucionaria tiene que ser
dirigida por fuerzas políticas revolucionaras. Las fuerzas
políticas revolucionarias tienen que dirigir la lucha
popular antisomocista. Además, la unidad del pueblo y de
sus fuerzas antidictatoriales se opone rotundamente al sectarismo
como práctica política.

El sectarismo como práctica política es
analizado por Fonseca de una manera clara. La crítica a
esta práctica política por parte de los
revolucionarios es muy meridiana. Es una enfermedad
política que no permite la unidad de todas aquellas
patriotas que luchan contra el somocismo. Es así que,
Fonseca dice lo siguiente: "El sectarismo es el principal
enemigo de la unidad. Debemos de tener el cuidado de saber
distinguir entre las diversas fuerzas políticas del
país, los elementos que coinciden con nuestras
aspiraciones, aunque esa coincidencia sea mínima. El
sectario se empeña en ver solamente lo que diferencia y lo
que separa. Es muy importante comprender que en las filas del
Partido Conservador hay representativos del pueblo que si son
convencidos mediante una paciente explicación pueden
acompañarnos en la lucha. Lo mismo ocurre dentro del
gobierno, la Guardia y dentro de otras instituciones nacionales.
Hay que estar claro que no se precisa sustentar determinada
ideología, filosofía o creencia para ser partidario
de la transformación radical del sistema económico
y político que impera en Nicaragua. La
transformación de Nicaragua no es cuestión de
ideología sino cuestión de amar a nuestro pueblo y
ansiar fervorosamente su mejoramiento. Debamos de creer en la
calidad revolucionaria del conservador que rompe con la
dirección de su partido para decidirse por
enmontañarse para combatir en la guerra agraria,
diferenciándola del charlatán que hablando hasta
por los codos de la transformación del país no
coopera con la acción en la lucha."

Para Fonseca lo primero que tiene claro que el
sectarismo como práctica política es el principal
enemigo de la unidad del pueblo nicaragüense y de las
fuerzas políticas antisomocistas. En términos
prácticos para el fundador del FSLN hay que tener presente
entre las diversas fuerzas políticas del país
aquello que une en la lucha política principalmente a
nivel de pueblo. Fonseca distingue de una manera clara aquel que
pertenece a filas conservadoras y rompe con la dirección
de su partido y se lanza en los hechos a la lucha guerrillera de
aquel que se autocalifica de revolucionario pero en los hechos se
queda en el mero discurso. El primero aporta en los hechos a la
lucha antidictatorial y el segundo no aporta nada.

En el año 1970 el FSLN alcanza su madurez
política e ideológica, tras de si había una
historia de lucha de militantes revolucionarios sandinistas
muertos, presos, perseguidos y exiliados. Dado esta
dramática situación las autoridades de la
organización revolucionaria buscan nuevos combatientes
entre los jóvenes estudiantes, los sacerdotes progresistas
y en las mujeres. Es así que, durante el curso de la lucha
contra la dictadura de Somoza en el FSLN surgen tres tendencias
políticas que tienen entre si un diferente encare
táctico como proseguir la lucha armada contra la
dictadura. Es en relación a esto que Mariela Amejeiras y
María Cristina Siniscalco dicen lo siguiente: "En sus
comienzos, el FSLN mantuvo la lucha armada con bandas de
guerrilleros que sirvieron de punta de lanza en las
montañas, continuando la estrategia de Sandino. La "guerra
popular prolongada" fue un artículo de fe para los lideres
veteranos del Movimiento que ponían fuerte énfasis
en la lucha armada. Pero hacía 1975 surge una segunda
posición, llamada "tendencia proletaria" que si bien
consideraba fundamental la lucha armada, entendía que era
necesario darle impulso a la organización de los obreros,
los jóvenes y pobladores de los barrios, dándoles
participación en la insurrección en la medida del
desarrollo de sus conciencias. Posteriormente surgió la
denominada "tendencia tercerista", cuyo propósito
principal fue unificar a las otras dos. Permaneció no
obstante como tendencia separada, proyectando al sandinismo
hacía el exterior. (En 1976, cae en acción Carlos
Fonseca Amador, con lo que el sandinismo pierde un símbolo
unificador de enorme importancia)."

Estas tres diversas tendencias que son la
histórica, la proletaria y la tercerista no
diferían en nada en el camino estratégico adoptado
por el FSLN. Es decir, los ya mencionados principios
básicos de esta organización política
revolucionaria. Las diferencias radicaban en cuestiones meramente
tácticas. Que actores de clase o de género
había que acentuar la política de formación
ideológica. En relación a este tema Francis Pisani
dice lo siguiente:"En 1976 muere Carlos Fonseca Amador. El
precio que ha de pagar el movimiento de masas y el FSLN es
enorme, tanto en el campo como en la ciudad. Apenas sobreviven
algunas decenas a menudo aislados y hasta perdidos en las
montañas. Para colmo se dividen en tres "tendencias" por
motivos que hoy todos coinciden en afirmar que eran más de
índole "personal" y "táctica" que
"estratégica". La GPP o "Guerra popular prolongada", se
afirma como la legítima heredera de la organización
creada en 1960-1961. Preconiza una nueva fase de
acumulación de fuerzas en las montañas del norte
alrededor del núcleo guerrillero y hasta que pueda
transformarse en ejército popular y bajar de nuevo a las
ciudades. Los "proletarios" o "proles" son los primeros en
separarse para dedicarse a un trabajo de organización
político-militar en el seno de las masas obreras de la
ciudad y del campo pertenecientes a las regiones más
pobladas del Pacifico. Los "terceristas" o "insurrectos" creen
por su parte, que lo esencial consiste en reanudar la ofensiva
para ganar fuerzas en todo el país, dentro de la
perspectiva de una insurrección. Ellos serán
quienes provoquen las acciones militares de octubre de 1977, al
mismo tiempo que afirman una línea política
más flexible, susceptible de reunir al mayor número
de nicaragüenses contra la dictadura."

El FSLN a través de una serie de acciones
militares contra objetivos somocistas adquiere un gran prestigio
político y autoridad ante las masas populares
nicaragüenses. El sandinismo esta en su apogeo
político. En relación a esto Amejeiras y Siniscalco
dicen lo siguiente: "Resulta imposible reseñar en tan
corto espacio todas las alternativas de la lucha librada por el
Frente Sandinista. Recordemos al menos que paralelamente a la
guerra de guerrillas en las montañas, se realizó un
par de acciones espectaculares en Managua, que sirvieron para
llamar la atención sobre el FSLN y su proyección
popular: la toma en 1974 de la residencia de una prominente
figura somocista en medio de una fiesta en honor del embajador de
Estados Unidos; y cuatro años después la
ocupación del Palacio Nacional mientras sesionaba el
Congreso, operativo dirigido exitosamente por el entonces
legendario y después tristemente celebre Comandante Cero,
Edén Pastora. El sandinismo emitió entonces un
mensaje: "Los trescientos mil campesinos y los 150 mil obreros
deben tener confianza en la organización revolucionaria,
pues será ésta la garantía de que en un
proceso democrático popular, su participación
ocupará el lugar rector que le corresponde como fuerza
determinante que es, en la producción de la riqueza del
país. Son los pobres de nuestro país, los humildes
los que han soportado todo el peso de la explotación
económica y la represión político-militar de
la tiranía somocista. Y sólo ese pueblo, apoyado
fundamentalmente en sus obreros y campesinos, podrá ser el
verdadero forjador de la sociedad de hombres libres por la que
luchó Sandino." En esté momento, la autoridad del
sandinismo ha crecido enormemente entre las masas, así
como sui prestigio internacional; y del exterior se reciben
crecientes muestras de apoyo y solidaridad. Se comprende que el
sandinismo se vaya convirtiendo a esta altura en el verdadero
guía de la lucha contra Somoza. Ello supuso un flexible e
inteligente juego de alianzas con otros sectores de la sociedad
nicaragüense."

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