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La fiscalidad como espejo de la sociedad



Partes: 1, 2

  1. Introducción
  2. La fiscalidad como
    espejo de la sociedad
  3. La educación
    cívico-tributaria en los ciudadanos
  4. La cultura
    cívica por la responsabilidad
    fiscal
  5. Un poco de
    historia
  6. Carlos Roloff
    Mialofsky, mártir de la Administración
    Tributaria Cubana.
  7. Conceptos Generales
    sobre Administración Tributaria en
    Cuba
  8. La Oficina de
    Administración Tributaria (ONAT)
  9. Conclusiones
  10. Bibliografía

Introducción

Los constantes cambios que dentro del proceso de
modernización enfrentan en la actualidad las
Administraciones Tributarias conducen a una serie de
planteamientos y acciones que exigen contar con una sociedad
informada, preparada y calificada, cuyo nivel de conocimiento
permita obtener resultados acordes a los objetivos trazados por
los diferentes gobiernos.

Dada la complejidad de la función tributaria y su
respectiva administración, se ha considerado, junto con la
búsqueda de una mayor colaboración con distintas
organizaciones y entidades, la necesidad de incentivar y
estimular, de manera general para toda la ciudadanía, la
posibilidad de la mayor comprensión y conocimiento acerca
de la fiscalidad, y su importancia para el sostenimiento de la
sociedad, fortaleciendo el programa de capacitación cuyo
objetivo involucre el estudio, la reflexión y la consulta
oportuna en temas tributarios.

El tema política fiscal como parte de las
políticas macroeconómicas ha sido tratado como un
complemento más para el desarrollo integral de un
profesional o técnico de las ciencias económicas,
no obstante se ha determinado la importancia que tiene para una
sociedad el conocimiento fiscal, pues este debe contribuir al
incremento sostenido de la eficiencia de la economía y de
los ingresos al Presupuesto del Estado, con el propósito
de respaldar el gasto público en los niveles que resulten
necesarios, en interés de mantener el adecuado equilibrio
financiero.

Por lo tanto el objetivo del presente trabajo es tratar
la responsabilidad fiscal en los jóvenes, desarrollada a
partir de la cultura cívica-tributaria.

Para ello se aborda los temas:

  • La fiscalidad como espejo de la sociedad.

  • La educaciónvico-tributaria en los
    ciudadanos.

  • La cultura cívica por la responsabilidad
    fiscal.

DESARROLLO

La fiscalidad como
espejo de la sociedad

La conciencia cívica no es algo natural; es un
producto social y, por tanto, resultado de la educación.
Los valores morales de justicia, solidaridad, responsabilidad y
cooperación, son producto de procesos sociales donde, por
ensayo y error, se ha llegado al convencimiento de que es
más útil y eficiente integrarlos en la conducta, en
detrimento de aquellos otros que impulsan a la
depredación. La conciencia cívico – fiscal se
adquiere a través de diversos procesos educativos, cuya
mayor o menor aceleración depende de la voluntad de quien
desee impulsarlos.

Es necesario que los jóvenes conozcan que un
sistema educativo general, obligatorio y gratuito, como el
nuestro, no puede sostenerse o universalizarse sin una fiscalidad
eficiente. Por eso uno de los objetivos del modelo
económico cubano actual, se propone abordar la
educación fiscal integrándola en la
educación moral y cívica cuya finalidad no es tanto
facilitar conocimientos académicos cuanto contenidos
morales.

En el espacio fiscal, las técnicas
jurídicas y económicas se ponen al servicio de las
ideas socio – políticas. Por eso, la fiscalidad es
un mero reflejo de la estructura social y de poder de una
comunidad políticamente organizada, a cuyos fines e ideas
colectivas sirve. De ahí que la fiscalidad no haya sido
igual en los imperios de la antigüedad que en los Estados
modernos, o que en los contemporáneos; como tampoco puede
presentar los mismos rasgos en una sociedad agraria que en una
industrializada, o en una sociedad de servicios; ni es igual en
un modelo de Estado autoritario que en uno
democrático.

El espejo fiscal es, por lo tanto, un espejo social en
su sentido más amplio. No sólo refleja estructuras
políticas y económicas. También refleja
metas, fines, valores, actitudes y conductas que son, a la vez,
causa y consecuencia de aquellas estructuras. La conducta fiscal,
de los poderes públicos y de los individuos, constituye
uno de los mejores indicadores del grado de vertebración
social y de legitimidad de las instituciones de una
colectividad.

Así, la conciencia fiscal no puede concebirse
como algo segregado de la conciencia cívica general. No se
puede pretender un grado de ética fiscal elevado en un
ámbito donde la ética ciudadana es débil,
por tanto se deberá fomentar la cultura tributaria y la
responsabilidad social de la población y entidades del
país en el cumplimiento cabal de las obligaciones
tributarias, para desarrollar el valor cívico de
contribuir al sostenimiento de los gastos sociales y altos
niveles de disciplina fiscal.

La conciencia cívica no es algo natural; es un
producto social y, por tanto, resultado de la educación.
Los valores éticos de justicia, solidaridad y
cooperación son producto de procesos sociales donde, por
ensayo y error, se ha llegado al convencimiento de que es
más útil y eficiente integrarlos en la conducta, en
detrimento de aquellos otros que impulsan a la
depredación.

La educación
cívico-tributaria en los ciudadanos

La educación cívico – tributaria se
adquiere a través de diversos procesos educativos, cuya
mayor o menor aceleración depende de la voluntad de quien
desee impulsarlos.

Sucede que no se puede llevar a cabo la política
tributaria verdaderamente eficaz sin contar con el elemento
humano que la diseña, que la aplica y aquel a quien se
dirige. Todo diseño de planificación y de
legislación tributaria concebido en la mesa de despacho es
estéril si no se presta la debida atención a las
ideas, actitudes, modificaciones y formas de comportamiento de
los ciudadanos, a su moral personal y colectiva, a su grado de
cohesión y a sus ideas más o menos compartidas
sobre el modo de organizar la convivencia cívica. Por eso,
una de las líneas estratégicas de la
política tributaria consiste en algo aparentemente tan
alejado de su función jurídica y económica
como es la educación en valores de responsabilidad de los
ciudadanos.

Las estrategias educativas para la formación de
valores a través de la educación
cívico-tributaria, no es en absoluto novedosa. Ha sido
ensayada en varios países entre los que se puede destacar
Filipinas – enseñanza básica y bachillerato
-, México – en centros educacionales comunitarios y
en enseñanza de adultos – También en
Perú, Francia y España – en el marco
curricular de la Educación Cívica dentro de la
enseñanza obligatoria.

En este sentido en nuestro país, como parte del
programa de estudio en las escuelas primarias, secundarias,
politécnicos de economía y la carrera de
Licenciatura en Contabilidad y Finazas, se asumió desde el
año 1999 aproximadamente, la impartición en las
aulas de distintos aspectos del tema fiscal.

La posibilidad de presentar los resultados de esa
experiencia en Pedagogía – 99, y de continuar
desarrollando programas que pudieran insertarse luego en los
planes de estudio de esas enseñanzas, fueron algunas de
las perspectivas y estrategias que se valoraron en aquel
período. Sin embargo la realidad ha sido otra.

En estos momentos al plantearse los lineamientos de la
política económica de nuestro país, en el
marco del VI Congreso del Partido Comunista de Cuba, se hace
necesario realizar una valoración sobre el estado de la
economía y los diferentes problemas a resolver, teniendo
en cuenta los principales acontecimientos y circunstancias de
orden externo e interno.

La labor educativa de la Administración
Tributaria en nuestro país centra su actuación en
dos frentes:

  • el de los ciudadanos, denominados contribuyentes,
    informando a los adultos, jóvenes y niños
    acerca del sentido, alcance y finalidad que tiene el
    cumplimiento de las obligaciones tributarias.

  • El de los funcionarios de la Administración,
    informándoles de que su modo de conducirse ha ser un
    troquel de comportamientos; de que su prestigio e influencia
    reposarán en un modelo de actitudes y conductas al que
    se ajuste el resto de los profesionales públicos y
    privados del país.

Ciertamente, en la socialización de los
individuos tiene una influencia decisiva el núcleo
familiar. Pero, a medida que el individuo se va haciendo adulto,
dicha influencia pasa a ser ejercida también, y de forma
no menos poderosa, por otras instituciones entre las que cabe
destacar el sistema educativo, el círculo de amistades,
los grupos profesionales y los medios de
comunicación.

En la actualidad, la conducta fiscal suele ser pauta que
los individuos han de incorporar en su etapa adulta sin que se
les haya socializado adecuadamente en este aspecto desde edades
tempranas. Así, tiende a reducirse el complejo tema de la
fiscalidad al pago material de los impuestos, cuando el mero pago
es una parte importante pero que no agota el significado de todo
lo que lleva consigo el cumplimiento de las obligaciones
tributarias.

Esto sucede porque, prácticamente en la totalidad
de los países contemporáneos – y el nuestro no
queda exento de ello -, la formación de la cultura fiscal
está actualmente en manos de la educación informal
– núcleo familiar, grupo de amigos, grupos
profesionales y medios de comunicación – y de la
educación no formal – cursos impartidos por centros
especializados e interesados en el tema -, quedando la
educación formal – sistema educativo –
relegada a desempeñar un papel algo marginal que suele
circunscribirse a alguna asignatura en ciertas licenciaturas
universitarias. Además, tanto la educación no
formal como la formal, tienden a abordar la fiscalidad con una
perspectiva meramente propedéutica o instrumental, siendo
la educación informal la verdaderamente determinante en la
configuración del núcleo más básico
de las creencias, ideas y actitudes fiscales de los
ciudadanos.

Los ciudadanos adultos ya han sido socializados de un
modo determinado, de acuerdo con las condiciones propias del
contexto económico, político y social donde viven.
No obstante se debe informar a la ciudadanía, de manera
clara y sencilla, acerca de cómo se elabora el presupuesto
público: cuáles son las necesidades de gastos
corrientes, básicos; cuáles son las fuentes de los
ingresos públicos, cuáles son las decisiones de
gasto que hay que afrontar de manera prioritaria para conseguir
el desarrollo sostenible del país; qué problemas
trae el recurso al endeudamiento si no se alcanzan los ingresos
públicos, etc.

Para los ciudadanos de las más tempranas edades y
los jóvenes, los cuales se hallan inmersos en pleno
proceso de socialización y conformando su propia
personalidad, es el momento idóneo para formar su
conciencia fiscal desde la base; es decir, actuando sobre los
valores cívicos.

El sistema educativo tiene como función formar e
informar a los jóvenes; tarea doble de importancia
decisiva para la comunidad, donde la vertiente formativa es tan
importante como la informativa, por su impacto directo en la
socialización secundaria de los jóvenes.

Debido a su doble función, el sistema educativo
completa y, de alguna manera, sustituye a la familia en aquellas
tareas que ésta por sí sola ya no puede abarcar en
las sociedades complejas. Debido a su enorme autoridad normativa,
el impacto de la educación formal en la formación
de la conciencia ética es mayor que el de los demás
agentes socializadores secundarios. Por eso, la
Administración Educativa es un aliado imprescindible, cuya
colaboración en la tarea de la formación de la
cultura fiscal de los jóvenes debe asegurarse todo
gobierno contemporáneo.

La fiscalidad supone un filón inagotable de
oportunidades didácticas que, si el sistema educativo sabe
utilizar, son sumamente útiles tanto para explicar
conceptos – su vertiente informativa – como
transmitir – en su vertiente formativa – normas,
valores, actitudes y comportamientos.

La cultura
cívica por la responsabilidad fiscal

En marzo del 2007 el Comité Central del Partido
Comunista de Cuba circuló el Programa Director para el
reforzamiento de los valores fundamentales en la sociedad cubana
actual, así como un grupo de recomendaciones para su
implementación.

Según este documento, el objetivo esencial del
mismo "…es contribuir, mediante su aplicación
práctica, a reforzar la formación de un grupo de
valores, considerados fundamentales por todos los factores
involucrados en ese propósito". (Partido Comunista de
Cuba, 2007) Los valores que se deben priorizar son: dignidad,
patriotismo, humanismo, solidaridad, responsabilidad,
laboriosidad, honradez, honestidad y justicia.

La enseñanza técnica y profesional le
concede importancia a lo plasmado en el referido documento cuyo
cumplimiento considera impostergable y con mayor énfasis
en el valor responsabilidad, cuyo comportamiento actual se
caracteriza por desconocer la estructura interna del valor,
muestra de ello es que se consideran responsables, pero no tienen
todos los argumentos para demostrarlo.

Por otra parte desde el inicio del proceso de
actualización del modelo económico cubano, el
fomento de la cultura tributaria en la población se ha
planteado como un objetivo indispensable para su
éxito.

En aras de este propósito, la Oficina de
Administración Tributaria (ONAT) ha diseñado una
estrategia educativa de comunicación dirigida a fomentar
la cultura cívica fiscal, la cual contempla no solo la
educación de todos los involucrados en este trabajo, sino
también de todos los ciudadanos. Por lo que a inicios del
próximo año (2012), la estrategia educativa de
comunicación de la ONAT sobre el Sistema Tributario en
Cuba estará enfocada, principalmente, en el sector de la
población constituido por niños, adolescentes y
jóvenes. Para ello ya se iniciaron coordinaciones con el
Ministerio de Educación
(MINED).[1]

Con ese propósito, la ONAT potenciará el
trabajo a través de círculos de interés
sobre temas tributarios y la inserción de estos temas en
los programas educativos, además, la salida al aire, en el
2012, de una serie de cursos de Universidad para Todos sobre
materia fiscal.[2]

No hay que creer que por difícil que pueda
parecer, una estrategia educativa para contribuir al valor
responsabilidad, a través de la educación
cívico-tributaria, es algo de poca importancia y menos
aún ajena a los intereses y objetivos de la
política tributaria del país. Especialmente en
aquellos ámbitos donde otras instituciones más
específicas o tradicionales fallan en su papel de
dirección cognoscitiva y moral de la sociedad, la
Administración Tributaria puede llenar tal vacío
erigiéndose en un "poder espiritual"[3] que
paulatinamente vaya transformando las condiciones culturales,
sociales y económicas – y por tanto el orden social
– de manera pacífica.

Para ello debe llevarse a cabo un proceso de
socialización, el cual hace posible la vida en sociedad y
permite la transmisión de pautas culturales de una
generación a otra. Es a través de este proceso, que
el individuo va adoptando interiormente los conceptos, normas,
valores y actitudes propios del grupo social en el que
está inserto, de manera que llegan a formar parte de su
propia personalidad.

Las normas fiscales forman parte conjunto de normas
sociales que debe cumplir un individuo adulto en una cultura
democrática. Un ciudadano adecuadamente integrado en este
modelo social tendería a cumplir correctamente los
requerimientos que el sistema fiscal le exige sin esperar a que
se ejerciera sobre él la presión coactiva de la
Administración. Las responsabilidades fiscales
formarían parte del conjunto de valores que un ciudadano
debe respetar y defender; y el cumplimiento fiscal es un problema
de ciudadanía.

Es necesario que los jóvenes conozcan que un
sistema educativo general, obligatorio y gratuito, como el
nuestro, no puede sostenerse o universalizarse sin una fiscalidad
eficiente. Por eso se propuso abordar la educación fiscal
integrándola en la educación moral y cívica
cuya finalidad no es tanto facilitar conocimientos
académicos cuanto contenidos morales.

Si el Sistema educativo conjuntamente con la
Administración Tributaria asumen el compromiso de impulso
y seguimiento de la idea inicial sobre la impartición en
las aulas de distintos aspectos del tema fiscal con la finalidad
de involucrar a la sociedad en la posibilidad de la mayor
compresión y conocimiento acerca de fiscalidad, se
compartirá protagonismo en la formación de la
conciencia moral (valores de responsabilidad) y cívica de
los ciudadanos más jóvenes, y es una
magnífica ocasión para poner fin a una tendencia
donde el Sistema educativo y el Sistema fiscal parecen ignorarse
mutualmente aparte de los obligados contactos para la
elaboración del Presupuesto Estatal.

Diferentes autores han tratado el tema relacionado con
la educación en valores entre los que se encuentran:
Esther Báxter (2001), Nancy L Chacón (1999) Justo
A. Chávez (1990)), José R. Fabelo (2002), Fernando
González Rey (1998), y Antonio Hernández (2007),
quienes coinciden en la necesidad creciente de formar y educar
valores en las nuevas generaciones.

Por tanto, toda acción ejecutada tiene que tener
una marcada intencionalidad, partiendo de objetivos
estratégicos viables.

En el libro "Labor educativa. Selección de
lecturas", compilación realizada por la Lic. Miriam Egea
Álvarez, (2007), recoge los diferentes objetivos que
respaldan el modo de actuación asociados al valor, entre
los que se destacan: la educación jurídica, la
educación económica y la educación formal, y
para lo cual se apoya en un conjunto de acciones dirigidas a la
educación en valores determinadas para cada
enseñanza.

A partir de un estudio realizado se determinó la
necesidad de profundizar y fortalecer la educación en
valores de responsabilidad, a través de la
educación cívico-tributaria, por todos los factores
socializadores, así como, los resultados obtenidos con los
instrumentos aplicados, han permitido constatar que existen
dificultades en el conocimiento sobre la fiscalidad, lo que
influye en ello la carencia en cuanto al valor responsabilidad,
sin embargo se considera como fortaleza que los ciudadanos
jóvenes se hallan inmersos en pleno proceso de
socialización, por tanto, es el momento idóneo para
formar su conciencia fiscal desde la base; es decir, actuando
sobre los valores cívicos.

A partir de esta situación problémica,
surge la idea de que, mediante el trabajo con la educación
cívico-tributaria, las relaciones interpersonales, la
interacción colectiva, el trabajo en equipo, así
como el máximo aprovechamiento de las actividades
educativas y sociales, se puede desarrollar el valor
responsabilidad partiendo de la educación
cívico-tributaria, vista no sólo como una breve
exposición del sentido y la finalidad de los impuestos,
sino como objetivo primordial para transmitir valores y actitudes
favorables a la responsabilidad fiscal y contrarios a las
conductas defraudoras, además de un conocimiento integral
de la sociedad.

Un poco de
historia

Tributos en Cuba. ¿Llegaron con
Colón?

Tal vez no los trajo el Gran Almirante en su primer
viaje, pero los impuestos llegaron a Cuba tras el
"descubrimiento", y sobre todo con la conquista y la
colonización española.

El primer impuesto conocido en la isla se llamó
tributo y debían pagarlo, en dinero o en especie,
según los frutos de la tierra y para beneficio del Rey,
los indios entre los 18 y los 50 años. Eso decían
las leyes de 1542. Con el tiempo se impusieron otras
obligaciones; el almozarifazgo, por todas las cosas que en "las
indias" se importasen en Europa; la sisa, rebaja a favor del
erario, que se hacía en los pesos y medidas al realizar
transacciones mercantiles; la alcabala, a fines del siglo XVI;
los impuestos eclesiásticos, como el diezmo; y los
especiales, como la mesada y la media annata, a parte de otras
contribuciones.

En casi 5 siglos, contados desde el desembarco de
Colón, la historia de los regímenes tributarios en
Cuba es tan larga como dispersa, aunque buscando entre viejos
libros pueden encontrarse algunas referencias interesantes.
Cuenta el erudito Rolan T. Ely en su libro La Economía
Cubana entre las dos Isabeles
, 1492- 1835, editado en 1960,
que "no mucho después de la batalla de Waterloo, un
crecido número de extranjeros comenzó a fijar su
residencia en Cuba. La Real Orden de octubre de 1817, se
encaminaba a promover la inmigración blanca (…) y
garantizaba la exención de grandes impuestos durante los
primeros 15 años de residencia y grandes reducciones de
impuestos después de ese tiempo. Diez años
más tardes un visitante de Nueva Inglaterra (hoy
territorio de Estados Unidos) hacía notar que se deban
todas las facilidades a la instrucción de capitales,
negociantes y plantadores extranjeros. Las leyes a este respecto
son muy liberales, y la práctica de gobierno lo es
aún más". Dice más adelante el autor: "Un
inglés por largo tiempo residente en las Indias
Occidentales y en Cuba, refiriéndose a las haciendas
azucareras y cafetales que pasaron a sus manos, describe
así el curso de estos sucesos en esa época: …los
pobladores americanos estaban exentos de muchos impuestos, de
contribuciones personales y de otros tributos que aún los
súbditos españoles tenían que pagar".
Facilidades que evidenciaban el interés del estado
español en atraer capitales para la economía de su
colonia.

Consejos de "buen vecino"

Reclamados por la Secretaría de Hacienda llegan
en 1939 a la isla los expertos norteamericanos en Finanzas
Roswell y Carl Shoup, respondiendo a " una invitación que
nos hizo el gobierno cubano en diciembre de 1938 para estudiar el
sistema tributario de Cuba. Se nos pidió que
recomendáramos cambios en las leyes y
administración de impuestos que produjeran ingresos
adicionales, de cinco a diez millones de pesos al año…".
A ambos especialistas se debe el estudio El sistema
tributario en Cuba
(1939) radiografía del sistema
fiscal cubano de la época. Magill y Choup señalaron
la existencia de una deuda estatal pública de más
de 55 millones de pesos, entre cuyas causas se incluían
reclamaciones, bajo sentencias de tribunales ordinarios, por
concepto de impuestos pagados en exceso por los contribuyentes y
sueldos y pensiones no pagadas por instituciones del gobierno.
Observaron que la mayoría de la recaudación de
impuestos se concentraba en derechos de importación y
sobre las ventas de mercancías de uso general, tendencia
contraria a la de países como Estados Unidos e Inglaterra,
donde el peso fundamental recaía sobre las rentas. "La
carga tributaria"-precisaban pesa intensamente sobre los
consumidores de artículos de primera necesidad, y en modo
alguno, sobre la renta riqueza acumulada".

Ante ello, sugirieron invertir los términos lo
antes posible, para mejorar el saldo recaudatorio, e igualmente
propusieron simplificar el sistema impositivo, sustentado por una
enmarañada y dispersa legislación que los
especialistas no pudieron conocer del todo, pese a la ayuda de
los funcionarios de hacienda.

Olor a trampa

Otros fragmento de estudio de ambos expertos llama la
atención por lo que descubre: "Las dificultades con que
tropieza el contribuyente para conocer su propia carga
tributaria, y juzgar el sistema administrativo en su calidad de
ciudadano y elector, crecen con el hecho de que las
estadísticas oficiales compilan los impuestos similares
bajo distintas, designaciones y no muestran en manera alguna los
impuestos a fuentes de recaudación que ingresan en los
llamados fondos especiales (…)".

Muchos de estos fondos-esclarecían son
pequeños en sí, pero la recaudación total de
ellos se aproxima, aparentemente a 10 millones de pesos al
año; o (…) por lo menos tanto como un octavo del total
de la recaudación del presupuesto de la nación. El
contribuyente, por lo tanto, sabe que la Secretaría de
Hacienda le ordena pagar gran número de impuestos y otras
cargas, cuya recaudación no aparece en el presupuesto,
cuya fiscalización es en parte o completamente de
carácter privado; y que los gastos que con ellos se
relacionan son oscuros. Tal situación conduce
inevitablemente a la morosidad y evasión de los
impuestos.

Hace imposible un conocimiento inteligente del impuesto
que caracteriza una forma democrática de gobierno.
Sugerían Magill y Shoup eliminar gradualmente, pero la
manera rápida y continua, esta "forma de
recaudación". Sobran comentarios.

Respecto al personal de Hacienda, incluyendo al
encargado del régimen fiscal, expresaban los especialistas
norteamericanos: "Por todas partes hemos sido informados de que
en la Secretaría existe gran número de empleados
incapacitados, designados por influencias, muchos de los cuales
poseen poca o ninguna capacidad para el desempeño de sus
cargos (…). en lo que respecta a la selección de
personal para cubrir las plazas, se dice la Ley del Servicio
Civil es virtualmente, en la práctica, letra muerta, pero
sus disposiciones son utilizadas como palanca efectiva en contra
de las destituciones de los incompetentes. Los nombramientos para
cubrir plazas de mayor o menor categoría son hechos,
regularmente sobre las bases de recomendaciones del Presidente,
oficiales del ejército o miembros del
Congreso".

Desayuno y acuerdo

Un septuagenario pero aún muy lúcido
colega, que en sus años mozos fue agente de ventas de una
de las tres famosas cervezas cubanas, me comentó:
"Trabajaba yo, más o menos por aquellos años, en un
almacén de la firma en Florida, Camagüey. El
encargado o agente era catalán. Siempre, al final del
día, sellábamos el depósito de la
mercancía y facturábamos las ventas de los carros.
El agente no quería problemas con los inspectores del
fisco".

"Un día vino uno que, con toda su calma,
revisó los libros y preguntó cuanto quiso. Ustedes
tienen todo en regla, las facturas etc., etc. Pero yo no trabajo
en balde. Para que les haga el acta tienen que darme cien pesos,
nos fijo. Y así tuvo que ser".

"A la segunda visita, le propuse al catalán:
Déjamelo a mí. Me lo llevé a desayunar a un
hotel, comimos, bebimos, y al final le dije, francamente: No hay
nada que inspeccionar, porque yo no he registrado ninguna
factura. Puso el grito en el cielo. Pero, lo calmé, con
cierta oferta que fue a consultar con su jefe. Regresó a
la hora del almuerzo que también le pagué y…
definitivamente se transó por 500 pesos".

"Salimos en coche, porque no hubo más
dificultades, y a partir de entonces, en lugar de los mil pesos
que usualmente pagábamos como impuesto, comenzamos a pagar
solo la mitad. Era la época".

El impuesto rebelde. Raíz de
justicia.

Fragmentos del libro Segundo Frente Oriental "Frank
País": Historia del Departamento de Finanzas.

Desde los primeros días de creado el Segundo
Frente Oriental, el comandante Raúl Castro expresó:
"…Hay otras cosas importantes que debemos hacer para haber
cumplido realmente con nuestro deber en esta guerra. Nuestro
objetivo único no es tumbar a Batista, sino hacer una
revolución verdadera y las bases de esa revolución
tenemos que sentarlas aquí, en pleno campo de
batalla…"

Desde el punto de vista administrativo, el objetivo que
se perseguía era lograr el abastecimiento del
ejército revolucionario y establecer las bases
organizativas de lo que sería más tarde un
pequeño Estado revolucionario.

(…) Cada compañía de las que formaban el
Segundo Frente tenía sus propios métodos de
financiamiento. Los intendentes de cada una de ellas se
encargaban del abastecimiento de la tropa, utilizando cinco
fuentes fundamentales:

  • 1. Donaciones voluntarias enviadas por el
    Movimiento 26 de Julio de las ciudades cercanas.

  • 2. Donaciones voluntarias de la
    población de la zona.

  • 3. Donaciones de alimentos por parte de los
    campesinos.

  • 4. Efectivos que dejaban los terratenientes,
    comerciantes, etc., que huían de la zona.

  • 5. Compras realizadas en los comercios de los
    pueblos cercanos

  • 6. Requisas

El fortalecimiento y gradual crecimiento del
ejército revolucionario llevaban implícita la
creación de nuevas formas de organización
administrativa que facilitaran el financiamiento del
Frente(…)

Alrededor del mes de junio de 1958, se crearon las
primeras delegaciones de Tesorería. Estas delegaciones
tenían la misión de cobrar el 10 % sobre el valor
de las mercancías que se destinaran a la venta, como un
medio para financiar los gastos de la guerra. Esta medida se
informó a los productores y comerciantes,
explicándoles las razones por las cuales se cobraba este
impuesto de guerra; se trataba de llevar a estos al
convencimiento de por qué debían pagarlo, pero la
medida también era de obligatorio cumplimiento. Era
imprescindible la obtención de ingresos regulares y
estables para el abastecimiento y los servicios a las tropas, que
hasta ese momento había recaído en los vecinos
simpatizantes y en las organizaciones del Movimiento 26 de Julio
que enviaban sus aportes desde las ciudades y pueblos cercanos.
Esto permitiría además construir caminos, brindar
atención médica, crear escuelas y satisfacer las
necesidades más apremiantes de la población de la
zona.

La Orden Militar No. 39 del 14 de Julio de 1958,
estableció oficialmente el cobro del 10% por concepto de
impuestos sobre el valor de todas las mercancías
destinadas a la venta y creó adscripto a la comandancia
general del Segundo Frente Oriental "Frank País " , el
Departamento de Tesorería (…).

La mencionada Orden Militar establecía un
impuesto sobre el producto total de la producción
agrícola, forestal, ganadera, minera y comercial del
territorio libre ocupado por el Segundo Frente
Oriental.

El impuesto sobre el producto agrícola
recaería sobre el valor de la caña de
azúcar, el cacao, el café el maíz, el arroz
y los frutos menores producidos, exceptuando aquellos destinados
únicamente al consumo del cultivador, sus familiares y
empleados dentro de la unidad territorial o finca.

El impuesto sobre el producto forestal se
aplicaría sobre el total de la madera extraída,
calculada en pies, ya fuera en bruto o labrada.

El impuesto sobre el producto de la explotación
ganadera se aplicaría sobre el valor total de las reses
transportadas fuera del territorio del Segundo Frente o vendidas
para su consumo dentro de dicho territorio.

Sobre el producto de la explotación minera, el
impuesto se aplicaría sobre el valor del mineral
extraído o separado de sus vetas, filones, yacimientos o
depósitos naturales aún cuando quedaran en
éste territorio.

En relación con el comercio se establecía
una licencia con validez de un año. Todos los comerciantes
debían pagar un impuesto del 5 % sobre las compras brutas
que realizaran. El impuesto se cobraría directamente sobre
el producto, en efectivo y en el acto de hacer la
declaración. Los pagos deberían efectuarse mediante
declaración jurada de los contribuyentes ante los
funcionarios de la dependencia correspondiente, en el tiempo
señalado, haciendo constar los productos, cantidad,
calidad, pesos, valor, etc.

Las delegaciones y subdelegaciones, al efectuar el cobro
del impuesto, debían llenar un modelo por triplicado, en
el cual se anotaban el nombre del contribuyente, fecha, tipo de
producto, valor estimado de mercancía e importe del
impuesto. Se entregaba una copia al contribuyente, que lo
autorizaba a trasladar la mercancía fuera del territorio
del Segundo Frente, otra copia se enviaba a la Dirección
de Tesorería y otra quedaba en la
delegación.

La ayuda que brindaban las organizaciones del Movimiento
26 de Julio de las ciudades y pueblos cercanos se hizo más
sistemática, ya que el Frente se encontraba en un periodo
de consolidación, destacándose las de San Luis,
Mayarí, Moa, Cueto, Guantánamo, Sagua,
etcétera.

El desarrollo que iba alcanzando el Segundo Frente
Oriental, su organización, las fuerzas productivas y
riquezas naturales existentes, permitieron elevar las
recaudaciones, lo que a su vez permitió sufragar los
gastos de la guerra y garantizar la ayuda a la población
civil de las zonas libradas.

Esta ayuda era muy necesaria, debido a la miseria en que
vivían muchas familias campesinas y al cerco establecido
por la tiranía, que dificultaba la entrada de
abastecimientos al territorio liberado.

En casi todas las capitanías, cuando se
sacrificaban reses, se suministraba carne a las tropas y a las
familias más necesitadas; cuando se hacían requisas
en almacenes de compañías norteamericanas o de
algún magnate, se entregaba parte de las mercancías
a las familias de la localidad, lo mismo ocurría cuando se
ocupaban goletas con mercancías.

Carlos Roloff
Mialofsky, mártir de la Administración Tributaria
Cubana.

En 1901 el Mayor General del Ejército Libertador
Carlos Roloff Mialofsky fue nombrado Tesorero de la Isla de
Cuba.Y un año después, el 20 de mayo de 1902, este
veterano guerrero de nuestras luchas independentistas, que
también fuera dirigente del Partido Revolucionario Cubano
fundado por José Martí, se convertiría en el
Tesorero General de la República.

Carlos Roloff Mialofsky nació el 4 de Noviembre
de 1842 en Varsovia, Polonia, en aquella época bajo la
dominación zarista, y emigró cuando joven a los
Estados Unidos, donde participó en la Guerra de
Secesión. En 1865 llegó a la entonces colonizada
Isla de Cuba, tierra que supo hacer suya a fuerza de entrega
total e incondicional, probada más de una vez en los
campos de batallas y en el duro bregar del exilio.
Custodió los fondos del Tesoro de la Nación durante
los primeros años de la República mediatizada, y la
mayor prueba de su transparencia y austeridad como funcionario
público, es que al morir su familia quedó en la
penuria.

Este patriota ejemplar, a quien Martí se
refirió en múltiples ocasiones con elogiosos
epítetos y caracterizaciones profundas, tanto desde las
páginas del periódico Patria como en su
correspondencia particular, es hoy fuente de inspiración
para los trabajadores de la Administración Tributaria
Cubana, que buscan con el rescate de su figura, pensamiento y
conducta, afianzar valores como la honestidad y la
modestia.

El historiador Gerardo Castellanos lo recordaba "modesto
sin aspiraciones. No le gustaba figurar. Su distracción
favorita era el ajedrez. Vestía con suma sencillez. No
usaba prendas. Excesivamente serio. Era muy preguntón, y
por lo general, prefería oir que hablar".

Martí lo calificó como "el vehemente y
fiel polaco, el cubano indomable y fidelísimo" y
solía describirlo así: noble jinete que sabe
acometer, alto de frente, inquieto y franco de ojos,
reñido con las esperas e hijo fanático y errante de
la libertad".

Casi nadie le llamaba Carlos, sino "el polaco Roloff" –
y según Pablo Díaz de Villegas, en la Cuba
decimonónica decir polaco era decir héroe
-.

Abandonó Polonia en 1859 (otras fuentes aseguran
que en 1862) y se estableció en Cincinatti.
Combatió en la Guerra de Secesión de los EE.UU. en
las filas del ejército de Lincoln hasta el fin de la
contienda. No se ha esclarecido la fecha de su llegada a Cuba, ni
el motivo. Solo contamos con el testimonio del general Pablo
Díaz de Villegas: "Desempeñaba en una casa de
Caibarién el puesto de tenedor de libros".

El propio Díaz de Villegas relataría
cómo, al secundar la región central el Grito de La
Demajagua, la Junta Revolucionaria Villareña "buscaba un
militar que nos enseñara a pelear, cuando supo que en
Caibarién existía un polaco que había
servido como oficial en la guerra entre el Norte y el Sur (de los
EE.UU.), mandó a Luis Fernández para que le hablase
y el General a aceptó inmediatamente". Pronto Roloff fue
nombrado, Mayor General y jefe del Estado Mayor de todas las
fuerzas del territorio.

De su ejecutoria en la Guerra de los Diez Años,
Martí escribió: Jaqueó y contuvo tantas
veces al enemigo que no le pudo vencer la astucia ni el valor;
que midió a palmos, con un caballo que no tropezaba, el
territorio de las Villas". Y al referirse a la actitud de Roloff
ante el Pacto del Zanjón, añadiría: "Al
día siguiente de capitular, se palpó un informe y
vio que tenía aún tela para otra campaña, y
empezó a organizarla".

Expulsado de Cuba por las autoridades españolas,
partió hacia EE.UU., donde fundó, junto a Calixto
García, el Comité Revolucionario Cubano. Tras el
fracaso de la Guerra Chiquita, se fue a Centroamérica;
pero al llamado de Martí, en 1892, regresó a la
lucha: fundador del Partido Revolucionario Cubano, presidente de
su Consejo en Tampa, encabezó al lado de Serafín
Sánchez el comunicado de apoyo de los generales del
68´ al Partido del Apóstol.

Solo una alevosa traición, que logró
frustrar el Plan de la Fernandina, impidió la presencia
del vehemente polaco en el inicio de la Guerra del 95´. No
obstante, se incorporó a la manigua en julio de ese
año al traer la primera gran expedición de la
contienda. Se desempeñó en territorio
villareño como jefe del Cuarto Cuerpo: Posteriormente fue
designado Secretario de Guerra de la República de Cuba en
Armas.

En este último cargo defendió un proyecto
mambí de invasión a Puerto Rico para ayudar a los
independentistas borinqueños. La falta de apoyo de Estrada
Palma, quien como delegado del partido Revolucionario Cubano en
esa época nunca facilitó los pertrechos necesarios
para la misión internacionalista, y las vacilaciones del
consejo de Gobierno constituido en La Yaya, impidieron la
ejecución de dicho plan.

Al cesar la dominación española en Cuba,
Roloff fue un acerbo crítico de la ocupación
norteamericana. "Aplazamos nuestro regocijo- escribió en
su Diario-, para el día en que flamee definitivamente en
el Morro la bandera cubana". En la República neocolonial
resaltó por su honradez y austeridad.

Murió pobre, el 17 de mayo de 1907. Como su viuda
apenas disponía de medios económicos, lo enterraron
el monumento erigido a Calixto García en la
neocrópolis de Colón.

Conceptos Generales
sobre Administración Tributaria en Cuba

  • Contribuyernte: Persona Natural o
    jurídica al que la ley impone la obligación de
    tributar.

  • Persona Natural: Persona física con
    capacidad para ser sujeto de derechos y obligaciones
    tributarias.

  • Personas Jurídicas: Las empresas
    estatales, cooperativas, organizaciones sociales,
    políticas y de masas sociedades civiles y mercantiles,
    asociaciones, organizaciones, fundaciones y demás
    entidades con capacidad para ser sujeto de derechos y
    obligaciones tributarias.

  • Tributo: La presentación que el Estado
    exige, por imperio de la ley, con el objetivo de obtener
    recursos para el cumplimiento de sus fines, Los tributos
    pueden consistir en impuestos, tasas y
    contribuciones.

  • Impuesto: el tributo exigido al obligado a su
    pago, sin contraprestación especifica con el fin de
    satisfacer necesidades sociales.

  • Tasa : Tributo por el cual el obligado a su
    pago recibe una contraprestación de servicio o
    actividad por parte del Estado.

  • Contribución: Tributo para su destino
    específico, determinado, que beneficia directa o
    indirectamente al obligado a su cargo.

  • Cuota Mensual: Pagos adelantados, por
    conceptos de Impuestos sobre Ingresos Personales.

  • Declaración Jurada: Documento oficial
    mediante el cual se hace la determinación de la deuda
    tributaria por el contribuyente, quien queda obligado con el
    contenido y exactitud de los datos consignados en ella y
    puede ser sancionado con forme a derecho si la presenta con
    inexactitud, incompleta o fraudulenta.

Carácter Social del Sistema
Tributario Cubano

Al inicio de la década del 90 la situación
económica de nuestro país se tornó muy
difícil, compleja y dura. La población como se
reducían considerablemente sus niveles de consumo y se
afectaban las condiciones de vida. Nuestra sociedad dejaba de ser
homogénea y pasaba a ser heterogénea.

Partes: 1, 2

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