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La hiperactividad en niños de 6 a 7 años




Enviado por Abraham Omonte Rivero



  1. Introducción
  2. Justificación
  3. Base
    teórica
  4. Tratamiento
  5. Fuentes consultadas

Introducción

La hiperactividad es un trastorno de la conducta que se
da en la etapa pre escolar, pero sus efectos pueden llegar
más allá de la vida escolar, inclusive, en caso de
no ser tratado oportunamente. Al desconocerse aún sus
causas, resulta imposible prevenir este trastorno.

Se caracteriza porque los sujetos, niños o
niñas, tienden a manifestar un comportamiento
imprevisible, con alta actividad motora, es decir, incapacidad de
estar quietos o permanecer en sus asientos, caminar o correr
permanentemente, además de demostrar incapacidad de
mantener la atención en una tarea, siendo proclives a la
distracción, dejando inconclusas las actividades tanto
dentro como fuera del aula, lo que afecta negativamente a su
entorno familiar y escolar.

Al tomar en cuenta que el desarrollo social de los
sujetos es un continuum que va incluso desde la
gestación hasta la madurez, los problemas que se presentan
en el relacionamiento de estos sujetos no son pocos, y en la edad
referida, de 6 a 7 años, se caracteriza por las
dificultades que tendrán que enfrentar por los
desórdenes propios de este trastorno.

En este trabajo se presentan las características
principales de la hiperactividad y su relación con el
desarrollo social de los niños y niñas de 6 a 7
años, tomando en cuenta las dificultades que se presentan
cuando en el aula se detecta la presencia de niños y
niñas con este trastorno de personalidad.

Para ello, se revisan las características
principales que tiene la actividad, los problemas que suscita
tanto en el hogar como en la escuela y principalmente cómo
afecta en las relaciones sociales de niños y
niñas.

Para el desarrollo de esta investigación, se
consultaron principalmente fuentes documentales impresas y
digitales (internet), rescatando de ellas los elementos
más importantes.

Justificación

El conocimiento y reconocimiento de la hiperactividad en
la etapa pre escolar es fundamental para preparar a los
niños y niñas que tienen este problema para su
futura vida escolar.

OBJETIVOS

  • Describir las características psicosociales
    de la hiperactividad.

  • Señalar los efectos principales que tiene la
    hiperactividad en el desarrollo social en los niños y
    niñas de 6 a 7 años.

  • Identificar los efectos de la hiperactividad en el
    proceso educativo de niños y niñas.

Base
teórica

3.1 Concepto y
clasificación

La hiperactividad es un "síndrome descrito por
primera vez por OUNSTED en 1955 y popularizado por Lanfer en
1957. También se denomina "hipercinesia"." (CANDA, 1999:
156.) Es decir, no se trata de una enfermedad única, un
síntoma o el resultado de un malestar o patología,
sino de un conjunto de signos y síntomas que se presentan
en forma simultánea y recurrente, y que aparecen en forma
de cuadro clínico.

Esta primera aclaración con base en criterios
médicos es importante para entender la hiperactividad, ya
que no es una enfermedad propia de una determinada edad o
cualquier condición física o ambiental, sino de
varios signos y síntomas que se presentan a la vez.
Además, se puede aclarar que la diferencia entre signo y
síntoma es que mientras el síntoma es un malestar
que el paciente describe al médico, el signo es aquello
que el médico detecta mediante un examen superficial (sea
por medio de la revisión a simple vista, la
palpación o el oído).

Por otra parte, al hablar de la hiperactividad como
síndrome, se hace necesario aclarar que existen diversas
formas de identificarlo. Así, tenemos el estudio de
Joaquín Díaz (2000: 3), quien explica, en base a
los estudios de Wallon, que existen cuatro grandes
síndrome psicomotores con el síntoma común
de la hiperactividad :

  • 1. El síndrome de asinergia motora y
    mental. Consecuencia de una afección
    cerebelosa.

  • 2. Síndrome psicomotor con
    hipertonía. Consecuencia de una alteración
    extrapiramidal.

  • 3. Síndrome de automatismo emotivomotor.
    Secundario a una alteración del aparato
    opto-estriado.

  • 4. El síndrome de insuficiencia frontal.
    Sería debido a una hipofunción prefrontal. El
    inestable prefrontal sería el más cercano a lo
    que hoy entendemos por hiperactividad.

Complementa la anterior clasificación
señalando que "Se trataría de un niño con
hiperactividad y grandes dificultades atencionales e incapaz de
desarrollar su capacidad de pensamiento y de la
percepción. Distinguió tres tipos de niños
hiperactivos: a) los asinérgicos, b) los epileptoides y c)
los subcoréicos. Los epileptoides serían los
actuales niños hiperactivos con problemas de conducta"
(DÍAZ, 2000: 3). Por problemas de conducta, según
se explicará más adelante, se habla de todos
aquellos niños y niñas que presentan dificultades
en su relacionamiento social, y que en algunos casos, incluso,
pueden derivar en diversos tipos de agresión
física, punto que no se ahondará para evitar
confusiones en el desarrollo de la
investigación.

Continuando con la explicación, vemos que se
trata de un trastorno de la conducta infantil, es decir, no puede
aparecer ni antes (lactancia) ni después de la infancia
(adolescencia).

3.3 Etiología

La fuente consultada señala que se desconoce su
etiología (CANDA, 1999: 156), es decir, aún se
ignoran sus causas exactas, que pueden ser, de manera simple,
congénitos (de nacimiento) o adquiridos (accidente,
medicamento, etc.).

3.3 Características

El autor consultado afirma que "Las
características principales son dos: excesiva actividad
motora e impulsividad (imposibilidad de quedarse quieto en un
sitio, imposibilidad de estar sentado, estar siempre en marcha,
etc.) y las dificultades de atención (son muy susceptibles
a la distracción: no pueden calmarse para concentrarse en
una tarea concreta, lo que les supone dificultades, sobre todo
cuando comienzan su formación en la escuela" (CANDA, 1999:
156-157). Éste es el punto de principal interés
para este estudio, ya que son las manifestaciones de un problema
dentro del aula que el educador debe identificar oportunamente
para brindar las respuestas más oportunas, por lo que
será necesario detenerse en la explicación
correspondiente a cada característica, sin base en fuentes
documentales, sino la experiencia por observación no
sistemática de algunos casos en la vida
cotidiana:

La excesiva actividad motora e impulsividad es
señalada por Canda con tres manifestaciones
específicas, aunque deja abierta la explicación
para otras más. Estas tres, que se considerarían
las más importantes, son:

  • Imposibilidad de quedarse quieto en un sitio. Esto
    implica que el niño o niña no podrá
    permanecer en un mismo sitio sin moverse, incluso si se le
    ordena. Para el educador esto representa un serio problema,
    ya que muchas actividades requieren que el niño o
    niña permanezcan con los mínimos movimientos en
    un punto determinado, independientemente de si están
    parados o sentados. Además, cuando empiezan a hablar,
    es frecuente que no paren de hacerlo, incluso a pesar de
    reiterados pedidos y órdenes.

  • Imposibilidad de estar sentado. Aparejado a lo
    anterior, específicamente apunta a que el niño
    o niña no podrá estar sentado por mucho tiempo,
    incluso existiendo la necesidad de que esté
    así. Esto no sólo es un problema para el
    educador, sino, sobre todo, para la propia familia, pues se
    dan algunos casos en los que el niño o niña no
    permanezca en su asiento mientras se alimenta, dificultando
    las actividades de sus padres y/o hermanos.

  • Estar siempre en marcha. Adicional al hecho de no
    permanecer quieto ni sentado, está el hecho de que el
    niño o niña busque siempre algo que hacer:
    perseguir un gato, huir de él, correr tras su madre,
    quitarle un juguete a un hermano o niño desconocido y
    luego huir, son sólo algunas de las situaciones en que
    se ven involucrados estos niños o niñas. De
    hecho, se presentan situaciones de alto riesgo especialmente
    cuando van por la vía pública con uno solo de
    sus padres y éste lleva paquetes en las manos, y
    corren impulsivamente por la calle o avenida, exponiendo sus
    vidas e integridad al peligro de un atropello o arrollamiento
    por un vehículo.

Por otra parte, tenemos las dificultades de
atención y en este grupo el autor menciona
específicamente la distracción, es decir, la
imposibilidad que tienen para concentrarse por un tiempo
prolongado en cualquier tarea o actividad, dejándolas
inconclusas frecuentemente, lo cual les resta el desarrollo de
todas sus capacidades para adquirir el conocimiento necesario que
les permita resolver una situación determinada, pudiendo
ser esto en el hogar o la escuela. En el hogar, por ejemplo,
pueden dejar de lavar los platos para correr al patio y jugar a
la pelota, lo cual impide que desarrollen a plenitud su
responsabilidad, en tanto que en la escuela, tienen serios
problemas para asimilar las nociones matemáticas,
lenguaje, o de cualquier otra materia, lo que les impedirá
comprender a cabalidad los contenidos sobre los que se le debe
educar.

Canda brinda además una explicación
importante respecto a la identificación de este trastorno:
"Para dar un diagnóstico de hiperactividad, las
características citadas deben aparecer antes de los siete
años de edad y tener una duración de, al menos,
seis meses" (CANDA, 1999: 157). Es decir, los signos mencionados
deben ser tomados en cuenta ya por la familia misma a una edad
temprana, pero en la educación parvularia se tiene
también esta responsabilidad para poder encaminar la
situación.

3.4 Hiperactividad y desarrollo social del
niño de 6 a 7 años

Centrándonos en el tema del presente estudio, que
pide vincular la hiperactividad con el desarrollo social del
niño de 6 a 7 años, Vaquerizo (2005: 25) explica
que "La hiperactividad es un desorden del desarrollo de la
conducta caracterizado por una actividad motora disruptiva que
impide que el individuo establezca adecuadamente sus lazos
sociales y se comunique con normalidad, entendiendo la
comunicación como una habilidad imprescindible para la
socialización y el aprendizaje, ejes del desarrollo global
del niño".

Vaquerizo remarca el hecho de que la hiperactividad es
un desorden de la conducta, pero además menciona que
dificulta al individuo (niño o niña) establecer
adecuadamente sus lazos sociales y de comunicación. Las
características anotadas anteriormente, pueden
interpretarse con la dificultad para sostener una
conversación con cualquier persona, sea de su edad o no,
así como las reacciones inoportunas que puedan tener ante
situaciones cotidianas como compartir un almuerzo o salir de
paseo.

En el aula, como se mencionó anteriormente, se da
en constantes interrupciones al educador o a sus
compañeros, generando un clima de intranquilidad e
incertidumbre, en casos extremos. Al calificarse como desorden de
la conducta, se reconoce que se trata de una conducta alterada,
fuera de lo normal, que debe ser atendida oportunamente para
evitar mayores complicaciones.

Vaquerizo advierte sobre las complicaciones más
complejas que podrían presentarse: "El impacto de este
patrón de conducta sobre la familia, y en especial en el
caso del TDAH, se liga más a los problemas del
comportamiento que a la actividad motora per se, a la
influencia negativa que ejerce sobre los hermanos del niño
hiperactivo, y a los sentimientos negativos que todo ello genera
en el seno familiar. La actitud de los padres, por tanto, al
llegar a la consulta viene especialmente marcada por una
incapacidad de manejar el comportamiento del sujeto, por un nivel
muy alto de estrés, y por graves problemas de convivencia.
Es indudable que cuanto más precoz sea la aparición
de la sintomatología, más evidentes van a ser los
problemas en el hogar" (VAQUERIZO, 2005: 25).

Es decir, cuanto más temprano aparezcan los
signos y síntomas descritos anteriormente, mayores
dificultades tendrán los miembros de la familia, al verse
dificultadas las relaciones entre todos los miembros a partir de
lo que el niño o niña con hiperactividad puedan
hacer. En otras palabras, cuando al sujeto hiperactivo se le da
una orden y éste no la cumple, entran en conflicto dos
principios de convivencia social: el cumplimiento de las
órdenes y la responsabilidad en su ejecución.
Tareas cotidianas simples, como lavar los platos, acomodarlos en
la mesa, barrer el patio o tender la cama, pueden convertirse en
verdaderas catástrofes domésticas cuando se las
incumple o se las cumple de mala manera. Cuando esto se da en el
aula, la desesperación puede llegar a ser compartida por
los educadores.

Sin desear salir del tema de estudio, un ejemplo
típico de niño con hiperactividad se muestra en la
serie animada estadounidense "Los Simpsons", donde Bart, uno de
sus protagonistas, se ve involucrado en diferentes situaciones
que pueden ser cómicas para el espectador, pero que no lo
son para los familiares y educadores que deben lidiar a diario
con el impulsivo y descontrolado niño.

Para identificar de manera más clara los
problemas en el desarrollo social que se pueden suscitar entre
los 6 y 7 años, vemos las características
psicosociales que tiene un sujeto entre dichas edades que no
presenta este trastorno de la conducta. Norka Palacios (2008: 26)
identifica puntualmente las siguientes características del
desarrollo social en niños y niñas de 6 a 7
años:

  • Debido a los grandes cambios que se van a producir
    en su organismo, tanto a nivel fisiológico como
    psicológico, va a ver alterada su área afectiva
    y emocional.

  • Muchos niños tienen un mejor amigo y un
    enemigo.

  • Les gusta tener compañeros de juego del mismo
    sexo.

  • Juegan bien en grupos, pero de vez en cuando
    necesitan jugar solos.

  • Pueden enojarse cuando se les critica o si ignoramos
    su trabajo o comportamiento.

  • Les disgusta perder.

  • Es común que acusen o culpen a los
    demás por sus errores.

Según se pudo constatar en páginas
anteriores, los niños y niñas con el trastorno de
conducta estudiado, tendrán problemas sobre todo en su
entorno de sus coetáneos, especialmente cuando se trata de
estudiar y jugar, ya que tenderán a estar inquietos en
momentos que se espera concentración de ellos, a la vez
que tendrán serios problemas al participar en juegos
grupales, que generalmente tienen reglas, al romperlas con
cualquier reacción imprevista o fuera de lugar, lo cual
podría generarle más antipatías de las
esperadas o necesarias a esa edad, pudiendo darse su
exclusión tanto en juegos como en otras actividades fuera
de la escuela, generándose situaciones de
marginación y aislamiento, lo cual puede derivar en
conflictos emocionales prematuros en estos niños y
niñas.

Tratamiento

Para tratar este trastorno existen diversas terapias.
Fernando Canda (1999: 157) señala al respecto: "Para su
tratamiento se utilizan procedimientos basados en el
condicionamiento operante, la administración de
contingencias sociales. el entrenamiento de autocontrol y la
terapia cognitiva, además del tratamiento
farmacológico. Con respecto a este último, se ha
demostrado que uno de los mejores tratamientos para la
hiperactividad no es la aplicación de una disciplina dura
o la administración de sedantes; lo más eficaz es
la administración de dosis regulares de anfetaminas,
metilfenidato y otros agonistas de la dopamina. Aunque estas
drogas estimulan a los adultos normales, a los niños
hiperactivos les calma, hasta el punto de que pueden funcionar
normalmente. Este trastorno revela que existe una estrecha
conexión entre la atención y los sistemas
dopaminérgicos".

Fuentes
consultadas

CANDA MORENO, Fernando (1999), Pedagogía y
psicología,
Edit. Cultural, Barcelona,
España.

DÍAZ ATIENZA, Joaquín (2000): Manual
de hiperactividad infantil
, Asociación Andaluza de
Psiquiatría y Psicología Infanto-Juvenil,
Andalucía, España.

PALACIOS, Norka (2008), Desarrollo social de 0 a 7
años
, documento digital en línea:
http://es.scribd.com/doc/21569224/Desarrollo-social-de-0-a-7-anos.

VAQUERIZO MADRID, Julián (2005),
Hiperactividad en el niño preescolar:
descripción clínica
, en Revista de
Neurología, Nº 40, Supl. 1, España,
Edición digital.

 

 

Autor:

Abraham Omonte Rivero

 

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