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Globalización



  1. Influencia de la
    globalización
  2. Moda
    globalizada
  3. Memes
    globales
  4. Ideas
    globalizadas
  5. Globalización del
    dinero
  6. Nacimiento de una
    subcultura globalizada
  7. Occidentalización y
    orientalización
  8. Destrucciones y
    creaciones de la globalización
  9. ¿Cómo será la cultura
    global?
  10. La idea de la
    construcción social de la realidad
  11. Desposesión
    y desidentificación
  12. Visión
    posmoderna del mundo
  13. La amenaza y la
    promesa
  14. Fuente

Las hordas liberales, la gente de la nueva era y los
universalistas, para quienes el globalismo es el fin de todos los
problemas, necesitan comprender que la globalización es
uno de los acontecimientos más amenazadores a nivel
sicológico y político en toda la historia de la
humanidad.

A las amenazas contra el sistema de creencias se
resisten:

  • La gente con poder o con una buena
    posición.

  • La gente común, que ha interiorizado el
    sistema y lo considera una realidad absoluta.

  • Aquellos que aunque se encuentran oprimidos por el
    sistema de creencias, temen perderlo.

La caída de un sistema de creencias puede parecer
el final del mundo. Puede derribar no solo a los poderosos, sino
a sistemas completos de roles sociales y los conceptos de
identidad social que los acompaña. Las personas pueden
dejar de saber literalmente quienes son.

Influencia de la
globalización

Este es otro rasgo del mundo posmoderno. La tarea de
imponer una estructura de la realidad única y oficial es
en extremo dificultosa para cada sociedad, que está
desarrollando su propia cultura, lenta pero inexorablemente. Es
muy probable que se fracase en el largo plazo y que el gobierno
que intente imponerla sea opresor y belicoso mientras dure esta
situación. Se verá obligado a usar el miedo contra
sus propios ciudadanos y a justificar el uso del terrorismo
contra los enemigos externos, quienes lo tildarán de
enemigo de la verdad y del bien.

Todos sabemos que un tipo de civilización global
está surgiendo, este es uno de los axiomas de nuestro
tiempo. Y tenemos una confusa sensación de que puede ser
un acontecimiento de gran significación, un momento
crucial en la evolución humana. Durante cientos de miles
de años, los seres humanos, se diseminaron por el mundo,
desarrollaron diferentes lenguajes, religiones, costumbres,
sistemas políticos. Después, en apenas un instante
de tiempo evolutivo, este proceso comenzó a revertirse.
Hoy, todo aquello que había estado separado durante
milenios, de pronto empieza a reunirse. Hoy todas esas culturas
se encuentran, hombro a hombro, en un único planeta que
ahora parece bien pequeño y se origina entonces otro nivel
de evolución cultural, que requiere un lenguaje sobre los
lenguajes, una religión sobre las religiones, una
costumbre sobre las costumbres y una civilización que
acompase las civilizaciones.

Todos sabemos que existe una cultura global, una
telaraña de ideas en constante crecimiento que la
mayoría de los seres humanos mantiene. Sin embargo, nadie
sabe muy bien qué es. Todavía no ha surgido el
grupo de científicos sociales que lleve a cabo un estudio
de opinión global que podría arrojar datos
importantes, al menos, para quienes creemos en los estudios de
opinión, acerca de cuáles son los conocimientos y
los valores que comparte la población mundial.

Tal proyecto sería el sueño de un mecenas
y un valioso aporte al diálogo público. Sin
él, no existe posibilidad alguna de saber cuál es
la forma de esta cultura global, ni de evaluar de manera sensata
el posible impacto sobre nuestros antiguos sistemas de valores y
creencias.

Es conveniente y urgente sugerir una serie de
respuestas, empezando por lo más obvio, lo que podemos ver
en las noticias internacionales.

Moda
globalizada

Por ejemplo, tomemos las imágenes:

  • de un joven soldado palestino que montaba guardia en
    las colinas del Líbano, que estaba luchando por
    preservar su antigua cultura y su identidad. Sin embargo
    llevaba zapatillas, vaqueros y una camiseta de los Grateful
    Dead y tenía en sus manos un Uzi.

  • de un estudiante chino durante las demostraciones en
    la plaza de Tianamen en 1989, llevaba una camiseta con una
    leyenda en inglés que decía
    venceremos.

  • de Zhao Ziyang, el secretario general del Partido
    Comunista chino, luego depuesto, quien solía usar
    trajes occidentales en lugar del tradicional uniforme Mao,
    llevado por todos sus predecesores.

  • Incluso el uniforme maoísta y lo que
    significa.

Memes
globales

Los semiólogos, estudiosos de los signos,
sostienen que todas las creaciones humanas tienen un significado
particular. De esa manera, un edificio puede ser no sólo
un refugio, sino una publicidad, y una ciudad un conglomerado de
casas o de gente. Cada objeto que observamos nos dice algo por
ejemplo, sobre su creador y sobre la sociedad y crea un
significado en la mente del espectador.

El zoólogo británico Richard Dawkins,
trabajando en la misma dirección que los
semiólogos, acuñó el término,
memes, para describir los patrones mentales repetidos, el
equivalente cultural de los genes. Como ejemplos de, memes,
incluye: melodías, ideas, frases publicitarias, modas en
las vestimentas, modos de hacer artesanías o de construir
arcos.

Ideas
globalizadas

Luego, todas las camisetas, zapatillas, vaqueros y
trajes no son sólo objetos, sino ideas. Llevan consigo el
mensaje nada trivial, por cierto, de que los seres humanos de
donde quiera que sea tienen cuerpos más o menos parecidos
y pueden introducirse en prendas más o menos parecidas.
Aunque pocos de nosotros fabricamos trajes, zapatillas, o Uzis,
ello proclama que somos consumidores de objetos hechos por otra
gente, a quienes probablemente nunca hemos visto ni veremos y,
con seguridad, viven en países en el otro extremo del
mundo.

La mayor parte de los habitantes del planeta han visto
alguna vez en su vida una imagen de la Tierra y saben que es una
fotografía tomada desde un vehículo espacial camino
a la Luna. La idea de que la Tierra es un planeta es un meme
relativamente nuevo, cuyo impacto no debiéramos
subestimar.

A continuación, tenemos una lista breve, tomada
casi al azar, de algunas otras ideas bastante comunes que la
mayoría de la gente posee:

_ Existe una especie humana, cuyos miembros son
biológicamente capaces de cruzarse entre sí pero no
con miembros de otras especies.

_ El mundo está dividido en
naciones-estado.

_ Existen armas nucleares y también la
posibilidad de que estalle una guerra nuclear mundial.

_ Existen muchas religiones diferentes y alguna gente no
toma muy en serio a ninguna de ellas.

_ Las sociedades cambian y lo hacen
constantemente.

Estás informaciones son asombrosamente
convencionales para la mente occidental y la mayoría de
nosotros las considera tan obvias que no vale la pena ponerles
demasiada atención. Sin embargo, estos enunciados, tan
domésticos, han llegado al resto del mundo como
terremotos, provocando conflictos y tensiones profundos.
Aún continúan llegando de esa manera a regiones
remotas y relativamente intactas del globo.

Globalización del
dinero

Otro de los temas obvios de la vida contemporánea
es el dinero. Las redes del intercambio monetario se han
extendido sobre el planeta con una velocidad sorprendente,
creando así patrones de comunicación humana sin
precedentes. Muchos dedicamos buena parte de nuestra vida a
intentar conseguir dinero, o a preocuparnos por él y a
soñar con él. Muchos analistas políticos
coinciden en que la actividad económica es casi un
sinónimo de política. Esto se conoce con el nombre
de realismo político práctico.

El dinero es una realidad socialmente construida, una
abstracción. La economía monetaria internacional es
cada vez más una malla de símbolos. William
Greider, en Annals of finance escribió: A lo largo de los
siglos, la evolución del dinero ha sido una
progresión larga y vacilante, en la cual las ideas humanas
han transferido con titubeos su fe monetaria de un objeto a otro,
alejándose con cada paso del valor real y
acercándose a la abstracción pura.

Algunas tribus africanas utilizaban el ganado como
moneda corriente, pero también tenía valor en
sí mismo. Algo ocurría con las conchas de almejas
utilizadas por los indios del norte de Estados Unidos, el tabaco
utilizado por los colonos norteamericanos, el oro y la plata con
que se fabrican las monedas.

Después hubo un salto hacia las monedas
corrientes que sólo representaban algo de valor inherente
y, hoy, en los bazares electrónicos de las finanzas
internacionales, los cambistas posmodernos inventan con
regularidad nuevos modos, cada vez más abstractos de
negociar: opciones y operaciones a futuro y canjes de
deuda.

En el comercio cotidiano, estamos acostumbrados a las
tarjetas de crédito y los futurólogos nos dicen que
el dinero se volverá obsoleto algún
día.

El dinero es cultura, es un sistema simbólico de
valores y creencias, un puñado de meme. Aceptar que existe
es transformar nuestras conciencias hacia el modernismo sin
posibilidad de retorno. Cuanto más abstraemos el uso y la
comprensión del dinero de cualquier valor absoluto,
más nos internamos en la visión posmoderna del
mundo, que reconoce, que la realidad es una creación
social.

Nacimiento de una
subcultura globalizada

Una visión del mundo se forma de miles de ellas,
muchas de las cuales son tan prosaicas que apenas las notamos.
Una nueva supercultura nace y envuelve al mundo: Bienes de todo
tipo circulan en el comercio internacional. Las redes de
comunicación, prensa escrita, radio, televisión y
todo lo demás crecen vertiginosamente y distribuyen
imágenes e ideas. El dinero fluye por doquier en todos sus
posibles disfraces. Proliferan las organizaciones
internacionales, desde la Segunda Guerra Mundial, su
número se ha incrementado de ochenta a más de
cuatrocientas. Las corporaciones multinacionales y las redes
financieras han crecido y han aumentado en complejidad a buen
ritmo. Las organizaciones no gubernamentales se reproducen
rápidamente, en 1910, existían solo un par de
cientos de ONGs en todo el mundo, hoy, existen más de
cinco mil y, si incluimos a las religiosas, más de doce
mil. También florecen subculturas globales tales como las
de las ciencias, los negocios y la diplomacia, creando nuevos
patrones en la sociedad internacional. Mucha gente se encuentra
más a gusto en estas subculturas sin lugar, que en
cualquier cultura localizada, nación o tribu
tradicionales. A medida que el mercado de las realidades pasa a
ser internacional, subculturas de toda índole se
globalizan, comunidades con intereses, ideologías e
información en común, fluyen libremente.

Estamos en verdad asistiendo al nacimiento de una
supercultura global que aglutina pequeñas partes de muchas
culturas diferentes. Pero no es sólo una
combinación de piezas y tampoco será una mera
homogeneización. Los seres humanos tienen una gran
inventiva y la mente es demasiado compleja. Estamos incorporando
la infinitamente subversiva lección de que no siempre
debemos creer en una cosa y no creer en otra. En medio del
colapso de las antiguas formas de creencias, descubrimos nuestra
capacidad de crear muchas capas de creencias y no creencias, de
vivir, en parte dentro, en parte fuera, de las realidades
socialmente creadas. La caída de las creencias ya ha
generado maneras de ser enteramente nuevas en las culturas y un
pluralismo que lleva implícita la venganza. Los viejos
sistemas de creencias sobreviven, y se crean nuevos para que se
acomoden a cada anhelo y a cada agenda. El mundo posmoderno
será todo menos aburrido, cualquier cosa menos
monolítico.

Occidentalización y
orientalización

Es posible que veamos con cierto desaliento o, tal vez,
algo de esperanza la extensión de la influencia
occidental. Esta influencia incluye no solo la comida basura y
los bonos basura, sino también los conceptos de democracia
y derechos humanos. Aunque sea bueno o malo sólo es un
fragmento del cuadro completo.

Estamos también asistiendo a una
orientalización, más sutil. Todos los occidentales
conocen el té, el Zen y el pensamiento de Mao. Todos los
hombres de negocios occidentales han oído sobre la
conducción de empresas que realizan los japoneses. Ya
hemos tenido nuestro primer gobernador budista en California y
tengo dudas que tendremos más de esto.

Destrucciones y
creaciones de la globalización

Algunas partes de la cultura global destruyen con
brutalidad los valores y creencias de las culturas tradicionales
y los reemplaza rápidamente. El modernismo suplantó
al pre-modernismo; el posmodernismo suplanta al
modernismo.

En un sentido, los temibles fundamentalistas
están en lo cierto. El globalismo socava los sistemas
absolutos de valores y creencias. Pero en otro sentido,
están equivocados, porque los sistemas de valores y
creencias no desaparecen de inmediato. La gente se limita a
habilitarlos de otra manera, y las viejas formas nos sorprenden a
veces con la vitalidad que les queda. La mente humana tiene un
gran repertorio de modos de aceptar y honrar las construcciones
sociales de la realidad, sin fagocitarlas en su
totalidad.

Pero también ocurren otros fenómenos
más complejos y fascinantes. El cambio cultural siempre ha
sido un negocio increíblemente multidimensional, pleno de
innovaciones e improvisaciones, fantasmas y disfraces.

¿Cómo será la cultura
global?

Una de las preguntas políticas más
importantes de todos los tiempos, es la siguiente:
¿cuál será la forma básica de la
cultura global?, ¿qué valores y creencias
formarán la estructura global de la civilización
global?. Se han ofrecido respuestas a estas preguntas basadas en
preferencias ideológicas:

  • Algunas describen una modernización de corte
    occidental como patrón universal del orden
    social.

  • Algunos cristianos fundamentalistas auguran un mundo
    virtuoso y tranquilo, conducido de acuerdo con los preceptos
    bíblicos.

  • El líder de Hezbollah proclamó el
    advenimiento de una civilización mundial
    islámica.

Pero estos son sueños vanos. El mundo no
está a punto de desarrollar alguna sombría cultura
doctrinaria que reúna a toda la especie humana bajo una de
las viejas ideologías. Nuevas ideologías de alcance
global de algunos soñadores, son perspectivas igualmente
difusas.

  • No corremos más peligros de convertirnos en
    ecologistas que de convertirnos en marxistas.

Para el futuro, lo previsible es una cultura global, con
una telaraña de ideas frágil, delgada y en
constante cambio pero con valores comunes. Dentro de ella, una
increíble diversidad, mayor que nunca.

  • Hay mucha gente convencida de que una cultura global
    debe ser el monolito que destruya los viejos sistemas de
    valores y creencias.

Pero los conflictos, aun los locales, entre relativistas
y fundamentalistas se convierten con frecuencia en batallas
acerca del globalismo. En las controversias sobre contenidos de
texto en escuelas, cursos de estudios y de conocimiento global,
se genera la misma oposición violenta de los mismos
sectores, que en las controversias de los cursos de razonamiento
moral.

Esos cursos, como lo declaran los ciudadanos
estadounidenses son adoctrinamientos de facto en puntos de vista
universalistas y anti-norteamericanos.

En Irán, a quienes se segrega y extermina son
precisamente a los Baha"is, quienes buscan la unidad de todas las
naciones y las religiones.

  • Los procesos globalizadores requieren una
    renegociación de nuestras relaciones con las formas
    culturales familiares, y nos recuerdan que estas formas
    están construidas por la gente, son humanas, falibles,
    y posibles de revisión. El globalismo y una
    visión posmoderna del mundo vienen juntas. No podemos
    tener uno sin la otra.

  • Hay quienes hablan del nacimiento de una sociedad
    global y apuntan con frecuencia hacia la imagen de la Tierra
    como uno de los grandes memes de este siglo, recordando que
    estamos todos en el mismo barco circular.

  • Otros hablan de derechos humanos, la idea que se
    extiende, de que toda la gente tiene derecho a ciertas
    condiciones mínimas de libertad y dignidad, como el
    núcleo principal de la civilización
    mundial.

La idea de la
construcción social de la realidad

La idea de la construcción social de la realidad
es al menos tan importante como cualquiera de las anteriores. Es
una idea de comportamiento esquivo. Algunos de los movimientos
intelectuales que se dedican al tema lo tienen bien estudiado,
pero para la mayoría parece una idea obvia durante un
instante y, al siguiente, desaparece. Sin embargo, está
siempre entre nosotros, es parte viviente de la cultura global. Y
es inevitable que se convierta en el meme principal, que nos
llevará más allá de las creencias, como hoy
las conocemos, hacia un nuevo modo de comprendernos y de pensar
en aquello que está más allá de nuestro
entendimiento.

Desposesión y
desidentificación

No hace falta haber abandonado el hogar para sentirse un
refugiado. Existe mucha gente en el mundo que se encuentra
desposeída. Esta desposesión ocurre, en muchos
casos, a medida que se erosionan los viejos sistemas de creencias
y cambian las bases de las identidades personal y
social.

Estos problemas no van a solucionarse conservando
intactas las antiguas culturas, ni igualando la interdependencia
al progreso.

Visión
posmoderna del mundo

Para resolver los problemas actuales se requiere una
visión posmoderna del mundo, que haga conciencia de la
promesa y tragedia que implica liberarse de las construcciones
sociales y de las realidades existentes. Tal visión del
mundo, llamada ideología, nuevo sentido de la historia o
de la cultura política global, existe entre nosotros, pero
aún hay muchos que deben descubrirla. Entre
ellos:

Los fundamentalistas que para ocultar el conocimiento de
la libertad y del relativismo se ven forzados a actos de
negación sobrehumanos. Los relativistas y humanistas
seculares que defienden la tolerancia, pero no tienen un concepto
claro sobre las creencias, cuando dicen que personas de distintas
creencias pueden convivir.

En muchos lugares del mundo vemos que emerge una actitud
posmoderna, a medida que la gente encuentra la posibilidad de
mantener la conexión entre tradiciones antiguas y las
nuevas situaciones que aparecen. Un ejemplo práctico de
esta actitud es el experimento de la Comunidad Europea, que trata
de unir nacionalidades divergentes. Un estado de cosas imposible
de imaginar unas décadas atrás.

Para que una visión posmoderna del mundo pueda
emerger totalmente y con madurez, es necesario entre otras cosas
conseguir un mejor sentido de la historia, es decir, una idea
cabal de lo que la humanidad ha descubierto de sí misma en
los últimos siglos y los efectos de estos descubrimientos.
Estas evidencias se encuentran en registros públicos. La
visión posmoderna del mundo ya cuenta con un largo
incubamiento, y en las últimas décadas ha empezado
a imponerse.

La amenaza y la
promesa

Las ideas discutidas hasta ahora son abstractas y
escurridizas, pero a pesar de su intangibilidad son la clave del
poder político. Entre ellas:

  • Donde cambian las formas de creencias también
    cambian las estructuras de poder. Por ejemplo, aún
    subsisten regiones con la debilitada institución de
    deidificar, de endiosar a los monarcas. Si allí se
    desenmascara los poderes sobrenaturales, de la pretendida
    divinidad de estos líderes, no queda nada de ellos. A
    los emperadores, reyes y sumos sacerdotes por decreto oficial
    y aprovechando la ignorancia popular se les consagró,
    o se les consagra como dioses o semidioses. Pero una vez se
    demuestra que son simples mortales, se les arrebata sus
    poderes dictatoriales. Como todos los demás humanos
    pasan al concierto de personas oportunistas y
    ridículas y sus imperios se tambalean y
    desaparecen.

  • Individuos que han construido sus vidas y sus
    fortunas dentro de un grupo unido por un sistema de
    creencias, como el sueño americano, el marxismo o el
    neoliberalismo, cuentan con la convicción de que esa
    es la verdadera realidad, y están sumamente
    interesados en mantenerla.

  • Todas las construcciones de realidades existentes y
    todas las estructuras de poder unidas a ellas, caen con el
    envejecimiento de los sistemas de creencias y dan paso a
    nuevas visiones del mundo. Esta realidad obviamente no le
    complace a mucha gente que trata de impedir su definitivo
    colapso.

Los fundamentalistas norteamericanos que están
demasiado alterados por el temor de que su orden social se
derrumbe por completo, mantienen un conceso sobre algunas
verdades absolutas. Pero las perspectivas de una democracia
pluralista son mucho más atractivas.

Fuente

La Realidad Emergente de Walter Truett
Anderson

 

 

Autor:

Rafael Bolívar Grimaldos

 

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