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Los movimientos sociales en la Europa del Siglo XIX (página 6)



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En Málaga se establece una junta que proclama la
Constitución de 1812 (19) siendo muertos,en diversos
incidentes por la multitud,el general gober- nador de la ciudad y
el conde Donadio, gobernador civil. También se for-man
juntas, en Extremadura, Valencia, Murcia, Zaragoza y la ya
mencio- nada de Barcelona, exigiendo todas ellas, la
proclamación de la Constitu-ción de 1812. En
Madrid, es asesinado, por la multitud, el general Quesada que
había sido, hasta unos días antes, capitán
general de Madrid. (20)Todos estos incidentes no
finalizarán hasta la formación de un nuevo
gobierno,di- rigido por Mendizábal y la
proclamación de la Constitución del año
12.(21)

Las primeras asociaciones obreras, en España,
nacieron en Cataluña.La Sociedad de Tejedores fue la
primera en crearse, agrupaba a trabajadores de un mismo oficio,
su finalidad era conseguir mejores condiciones laborales y
salariales.Los trabajadores afiliados pagaban una cuota para
pagar a los trabajadores que enfermaban, eran despedidos o se
hayasen en huelga.

La legalización de las primeras asociaciones
obreras, se produce,en España, el 28 de febrero de 1839.El
Gobierno concedió la autorización de so- ciedades
mutualistas y cooperativas,aunque dejaba a los dirigentes
políticos regionales su reconocimiento.Se fundó,en
1839,una"Sociedad de Tejedores del algodón",no tolerada.
El 17 de marzo de 1840,bajo la inspiración del te- jedor
Juan Munts, se fundó la "Asociación mutua de
obreros de la industria algodonera". Ambas asociaciones, en
realidad eran la misma con dos caras. La primera -La "Sociedad de
Tejedores del algodón"-efectuaba la resistencia activa; la
segunda era una pura mutualidad. Se apoyabaen el Decreto de
1839.Sin embargo, el Gobierno Civil de Barcelona el 25 de mayo de
1840 prohibió las reuniones obreras fomentadoras del
asociacionismo. (22)

No obstante,continuaron su actividad las asociaciones
obreras clandesti-namente y obligaron a la patronal a reunirse
con los representantes obreros en un Comité paritario. El
6 de enero de 1841, el Regente, general Esparte- ro, a instancia
de los patrones catalanes,disolvió las asociaciones
obreras. Los obreros continuaron actuando en la
clandestinidad,hasta que las autori- dades catalanas publicaron
un Decreto autorizando las sociedades mutualistas de los
trabajadores.Empero,el 9 de diciembre de 1841,el Gobierno
dictó una segunda orden de disolución de la
"Sociedad de Tejedores del algodón". De la firme
resolución de los trabajadores es buena muestra, el
Manifiesto que se publicó contra esta segunda
disolución:"Tejedores y demás jornaleros asociados,
no os dejéis sorprender. Nuestra Asociación no
nece- sita de la aprobación ni de la reprobación de
nadie; con los derechos que nos concede la naturaleza y la
ley,tenemos bastante, y los que digan lo con- trario son los
perturbadores. Por consiguiente, nuestra asociación es un
acto voluntario y recíproco que no está sujeto a
disolución. Mucha firmeza y mucho silencio es lo que
debemos guardar y vengan decretos." (23)

Los acontecimientos revolucionarios de diciembre de 1842
dieron pie a que el Gobernador Civil de Barcelona dictara una
orden disolviendo la "Sociedad de Tejedores", bajo cualquier
modalidad o denominación que presentara, "fuera
pública o clandestina". Esta suspensión tampoco
consi-guió acabar con la asociación, cuyo
núcleo dirigente se respaldaba en la cooperativa creada
"Compañía Fabril de Tejedores de Algodón",
en cuya dirección seguía Juan Munts. Sin embargo,
los sucesos de 1843, asestaron un golpe fatal a la
asociación y supusieron un debilitamiento del movimien-to
obrero que no volvió a resurgir hasta 1854.
(24)

La lucha por el derecho de asociación de la clase
obrera, no sólo se dio en Barcelona sino en toda la
Cataluña textil. De 1844 a 1854, la actividad
asociacionista se desarrolló en plena clandestinidad y, a
pesar de la repre-sión, continuaron los conflictos
laborales, como lo demuestran las circula-res de los gobernadores
civiles de 23 de febrero de 1850, la de 1851 y la re-
solución de 1853 prohibiendo las asociaciones obreras. En
1850, en Iguala-da, los tejedores a mano presentaron la primera
reivindicación colectiva a los patronos del gremio. En
1854 la colocación de numerosas máquinas
automáticas (selfacting) produjo numerosas huelgas
organizadas por Co- misiones de Trabajadores.En 1854
apareció en Barcelona la primera Confe-deración de
Sociedades Obreras de España. Su denominación fue
"Unión de clases". (25)

La primera noticia que se tiene en España sobre
una experiencia socializadora se produce durante el reinado de
Isabel II, en 1841, cuando Manuel Veloy propuso la
creación de una colonia agrícola basada en el
modelo fourierista, en terrenos de propios de Jerez, en
Cádiz. Aunque ese primer intento fracasó, en 1844,
el mismo Veloy, esta vez en Cartagena, consagra un falansterio en
el que todo el género humano podrá ser bueno y
feliz. La teoría de la construcción de falansterios
prendió, pues, sobre todo, en la zona meridional de
España, especialmente en Andalucía. Los
socia-listas utópicos (Terradas, Monturiol, Rovira,
Montaldo…), sintiéndose atraídos por la
utópica Icaria, comunidad en la cual no existirían
"ni indi-vidualismo, ni ley agraria ni el reparto de bienes" sino
una sociedad basada en la fraternidad, cuyo lema era "uno para
todos, todos para uno".

Desde 1840 la propaganda socialista fue arraigando en
España y poco a poco fue dando sus frutos. Los primeros
propagadores de las doctrinas socialistas fueron
discípulos de Fourier figurando, el primero entre todos,
don Joaquín Abreu, diputado que fue de las Cortes de 1823,
y uno de los doce que en Sevilla votaron la destitución
del rey Fernando. Abreu,emi- grado a Francia, conoció
personalmente a Fourier en 1831.Vuelto a España, en 1834 y
establecido en Cádiz,comenzó a exponer sus
teorías falansteria- nas en los periódicos de
aquella ciudad y en los de Madrid. (26)

Al cabo de algunos años reunió un grupo
propagandista entre los que por su constancia sobresalieron don
Pedro Luis Hugarte,don Manuel Sagra- rio de Veloy y don Faustino
Alonso. Bajo la acción incansable de Hugarte y otros… se
continuó después la propaganda socialista en la
provincia de Cádiz, lo mismo en los campos que en las
ciudades.

En 1841 don Manuel Sagrario de Veloy intentó
realizar, en el sitio lla-mado Tampul, no lejos de Jerez,una
asociación armónica que,desmontando y poniendo en
cultivo gran extensión de territorio,debía fundar
un falanste- rio, para lo que había reunido un
millón de duros de capital; pero vino a Madrid a obtener
del Gobierno la entrada, libre de derecho de aduanas, de
útiles y material para la fundación, y la
concesión de cierto número de soldados o de
presidiarios, en su defecto,a los que pagaría un plus.Al
negar- se el Gobierno a lo que pedía, se abortó el
proyecto. (27)

Cataluña fue, como estamos viendo,la primera
región española en mani- festar sus inquietudes
sociales.Uno de los objetivos de las luchas y reivin- dicaciones
de estos primeros años fue conseguir el derecho de
asociación. Esta posibilidad llegó durante la
primera etapa de la regencia del general Espartero. Así,
en 1840, nacía en Barcelona la primera sociedad obrera de
todo el Estado, la "Associació de Protecció
Mútua de Teixidors de Cotó", más conocida
como la "Societat de Teixidors". Dos años después,
esta aso- ciación se había extendido fuera de
Barcelona, con secciones en Olot, Vic, Igualada, Sabadell o
Mataró, reuniendo a cerca de 50.000 afiliados.
(28)

En 1841, Barcelona fue el escenario del primer congreso
obrero, con la asistencia de diversas sociedades de oficios que
habían aparecido siguiendo el ejemplo de los tejedores.
Nacía así la primera confederación obrera
del Estado, bajo la dirección de Joan Muns.En aquellos
momentos,el movi- miento obrero, desengañado del
liberalismo progresista, ya había empezado su viraje hacia
las teorías democráticas y el republicanismo. No
faltaban, influencias del primer socialismo utópico de
Cabet o Saint-Simon. (29)

El fracaso de las insurrecciones populares vividas en
Barcelona entre 1842 y 1843 desató la represión del
gobierno contra las asociaciones obre- ras. Una represión
que limitó la acción del movimiento obrero a las
reivin- dicaciones laborales, abandonando la vía
insurreccional.

Desde que la clase obrera, en el Estado español,
comenzó a organizarse ha sido protagonista de numerosos
movimientos huelguísticos para alcan- zar o defender los
derechos laborales de los trabajadores.

En julio de 1854, poco antes del pronunciamiento que
daría paso al Bienio Progresista, Cataluña
vivió una de las huelgas más importantes del
periodo. La introducción de las selfactinas, hiladoras
mecánicas que hacían peligrar un buen número
de puestos de trabajo, provocó la reacción de
hi-ladores y tejedores. (30)La huelga paralizó el textil
catalán durante un mes, con algunos episodios de violencia
como el asalto e incendio de algunas fá- bricas. La
presión obrera forzó al Capitán General de
Cataluña a prohibir el uso de las
selfactinas.También se produjeron huelgas en el sector de
la construcción. Pese a todo, el Bienio Progresista supuso
una nueva etapa de expansión del asociacionismo obrero y
de sus reivindicaciones. (31)

El año siguiente, en 1855,el país
vivió su primera huelga general.El mo- tivo fue la
ejecución del líder obrero Josep Barceló,
después de ser juzgado por asesinato en un proceso poco
claro. La reacción popular contra esa ejecución
provocó la represión del gobierno y la
supresión de las organi-zaciones obreras. La respuesta fue
una huelga general marcada por los en- frentamientos con la
autoridad, que provocó diversos muertos.

Durante el Bienio Progresista 1854-56 las agitaciones
sociales se extendieron a muchas zonas de
España por la mala coyuntura política y por no ser
tan duramente reprimidas. En Alcoy, Béjar, Antequera se
produjeron huelgas en sus fábricas textiles. En 1855 se
produce la primera huelga ge- neral al introducirse las
selfactinas (máquina de hilado). Los huelguistas
pedían: libertad de asociación, comisiones mixtas
(de empresariosy trabajadores) para resolver los conflictos
laborales. El gobierno responde prohibiendo las asociaciones
obreras, y declarando el estado de sitio. (32)

La motivación principal para ponerse en huelga
fue la orden cursada por el Capitán General, general
Zapatero, el 24 de julio,disolviendo las aso-ciaciones obreras
ilegales, y poniendo bajo el control militar todas las aso-
ciaciones de socorros mutuos permitidas.Asimismo se
sometía a la ley marcial a "todo el que directa o
indirectamente se propasase a coartar la volun- tad de otro para
que abra sus fábricas o concurra a trabajar en ellas, si
no accede a las exigencias que colectivamente se pretenda
imponer".La huelga general,que duró del 2 de julio al
11del mismo mes,fue masivamente segui- da. El lema de la huelga
era "asociación o muerte". Además de la libertad de
asociación, se pedía la reducción de la
jornada de trabajo y el aumento del salario. La "Unión de
clases" publicó un Manifiesto en el que,dirigién-
dose a la clase obrera de Cataluña, se la exhortaba a
sumarse a la acción huelguística. Se envió
una Comisión de Trabajadores a Madrid para entre- vistase
con el Regente,general Espartero, y conseguir el reconocimiento
del derecho de asociación. El general Espartero no
recibió a la Comisión.Entre- tanto, en Barcelona,
la autoridad militar aplicaba severas sanciones, entre ellas:
prisión, deportación,castigos corporales,y amenazas
de pena de muer- te.El 8 de julio,la fragata"Julia" zarpó
con rumbo a La Habana con 70 militantes obreros deportados. El
día 9 de julio, Barcelona fue tomada militarmente;
Espartero envió a su ayudante,Sanabria, con un documento
lleno de vagas promesas. La huelga general se extinguió el
11 de julio. (33)

El fin del Bienio Progresista inició una nueva
oleada de represión contra las organiciones obreras,que
estarían prohibidas en 1857.Sólo se tolera- ban las
entidades cooperativas o de ayuda mutua,que empezaron a
prolife-rar en la década de 1860. La primera en
Cataluña fue la "Econòmica Pala-
frugellense"(1865).

Habría que esperar hasta 1868, con el triunfo de
la revolución y el inicio del Sexenio Democrático,
para hacer posible la reorganización del movi-miento
obrero catalán. Un símbolo de esta
recuperación fue la creación, en 1869, de la
"Federació de les Tres Classes de Vapor", que agrupaba a
hila- dores, tejedores, mecánicos y jornaleros de la
industria del textil. (34)

Durante los gobiernos de O´Donnel,Narváez y
González Bravo (de 1856 a 1868) se agudizó la
reacción contrarrevolucionaria. El 31 de abril de 1857 se
prohibieron todas las asociaciones obreras, incluso los
montepíos. Pero el asociacionismo obrero continuó
su marcha en la clandestinidad. En esta época nació
un sindicalismo fuerte, constituido de abajo a arriba, de las
asociaciones de oficio a las uniones locales y de éstas a
la federación regio- nal de clases. En 1858 una huelga de
la fábrica "España Industrial" fue re- primida
duramente. No obstante, a partir de 1860, el movimiento
asociacio-nista volvió a adquirir vuelo y en 1861 el
gobierno dictó nuevamente dispo- siciones represivas.
(35)

Entre los años 1864 a 1868, hubo una cierta
tolerancia gubernamental que permitió reconstruir las
sociedades de resistencia obrera. Así el 31 de diciembre
de 1865 se celebró el Congreso Obrero de Barcelona, al que
acu- dieron 40 sociedades obreras catalanas y en el que,
además de las socie-dades de resistencia, acudieron a
participar asociaciones mutuas y coope-rativas. El Congreso
Obrero se pronunció a favor de la libertad de
asocia-ción, por el principio de cooperación y por
la federación de las Sociedades Obreras, respetando su
autonomía y,además,predominó en los
participantes la tendencia a excluir la participación del
Estado en la cuestión social. (36)

Simultáneamente al movimiento obrero industrial,
comenzó a desarro-llarse, en algunas regiones
españolas, el movimiento obrero campesino. Su principal
historiador -Díaz del Moral– hablaba de "un socialismo
indíge-na", en el campo andaluz, y decía que "ese
socialismo era una vaga tenden-cia de pobres contra ricos. El
socialismo vino a significar, para unos y para otros, el reparto
de la propiedad de los primeros entre los segundos. Ser
so-cialista valía tanto como aspirar al reparto. En ese
sentido, se puede hablar de movimiento obrero campesino en esa
época, pues aunque revueltas y su- blevaciones campesinas
ha habido muchas a lo largo de la historia, sin em- bargo, a
principios del siglo XIX tenían ya un cierto sentido
socialista".(37)

La desamortización de Madoz empeoró las
condiciones de vida de miles de campesinos en Andalucía,
Aragón y Castilla.Los campesinos respondie- ron ocupando
tierras y repartiéndolas entre los jornaleros.Entre
1861-67 los jornaleros andaluces se movilizaron formando un
ejército de más de cien mil hombres armados pero la
falta de respaldo político lo hizo fracasar aun- que las
actuaciones violentas se prolongarían hasta bien entrado
el siglo XX. (38)

A mediados del siglo XIX Guadalajara distaba mucho de
ser aquel enclave que una centuria anterior había
albergado la Real Fábrica de Paños que
facilitó "medios de subsistencia a innumerables familias",
como describía Pascual Madoz en su conocido Diccionario
Geográfico: "…,desde entonces la principal industria la
constituye la agricultura; hay fábricas de jabón;
alfarerías de vidriado ordinario; telares de sargas,
bayetas y paños; cafés y confiterías…, y
las artes mecánicas más indispensables". En una
ciudad donde la agricultura era tan importante, el paro
estacional se mitigaba con las obras públicas que se
impulsaban desde las instituciones,como la construcción
del Parque de la Concordia por el entonces Ayuntamiento moderado
de Guadalajara que en enero de 1854 reconocía:

"La necesidad apremiante de dar ocupación a
muchos jornaleros que en la actualidad carecen de los medios
precisos para su alimento y el de sus familias, tanto más
sensible teniendo presente la carestía del pan y otros
artículos de subsistencias que hoy se experimentan en esta
Ciudad,…"

La causa de la elevación de los precios no era
otra que la especulación, de la que se beneficiaron los
propietarios agrícolas e intermediarios, iniciada ya en
1853, ante el previsible cierre de los puertos rusos, ocasionando
la escasez y carestía de granos:

"Teruel. La entradas de granos que había en esta
población de Sigüenza, Molina y Campo de Rillo han
cesado, por llevarlos a Zaragoza; por esta razón hay
tendencias al alza. (…)

Guadalajara. En la quincena que acaba de transcurrir ha
adquirido algún movimiento el comercio de granos. El trigo
está de 37 a 40 reales., habiendo subido 3
rs. en fanega; la cebada y el centeno han subido también
dos reales y están de 14 a 15 y de 15 a 16."

La epidemia de cólera, morbo que se difunde por
la Península Ibérica desde 1853, será la
causante de la muerte del 4% de los habitantes de la provincia de
Guadalajara, afectando a muchas localidades e influyendo en el
agravamiento de la crisis:

"En algunas poblaciones de la provincia de
Guadalajara,no se ha podido recoger la cosecha por
falta de brazos".En la capital hubo el día 10,17
inva-didos y nueve muertos. En Jadraque continuaba haciendo
estragos la epidemia. En Molina y Pastrana el número de
invadidos es considerable. (39)

En la capital, con unas pésimas condiciones
higiénicas y sanitarias, esta enfermedad arrojó un
saldo de 215 muertos entre los 531 afectados, entre el 20 de
junio de 1855 y el último día de septiembre de ese
mismo año.

La de 1855 fue ya una mala cosecha, aunque se
exportó en buena medi- da por los cultivadores castellanos
que contaron con la aquiescencia del go- bierno. El hambre y el
malestar se desataron en el invierno de ese año en todo el
país, siendo la provincia de Guadalajara, según una
nota de la Dire-cción General de Estadística, una
de las "que con más intensidad sufre los efectos de la
escasez". (40)

El Ayuntamiento de Guadalajara intenta paliar la dura
crisis social que viven las clases pobres de la ciudad, atacadas
por la epidemia a la que se enfrentan careciendo de los
"indispensables recursos" de subsistencia, apelando
a la ayuda de las "clases acomodadas del vecindario", para lo que
las convoca a una reunión que presidirá el
gobernador civil.

La "angustiosa situación" de la capital de la
provincia es atribuida por su alcalde, al mal estado del molino
harinero, averiado a causa de la recien-

te avenida de las aguas del río Henares. Para
evitar la falta de pan, el ayuntamiento apremia a
los panaderos a que se provean de harina de los molinos de los
pueblos cercanos y llama a los tahoneros de Torrija, Brihuega,
Marchamalo y Centenera, a que acudan a vender pan sin demora a
Guadalajara.

El concejo dicta medidas contra el acaparamiento, por lo
que encarga a una Comisión la vigilancia de la venta; pide
al gobernador que ponga a disposición del municipio
agentes de policía para evitar desórdenes en la
distribución del pan y prohíbe a los panaderos la
venta en sus casas u otros lugares que no sean los convenidos.
(41)

Si hemos de creer la noticia aparecida en el diario
moderado La España (30/1/1856), a comienzos de 1856
circula en Madrid la noticia de un levantamiento de los
trabajadores de Hiendelaencina, "por cuestión de
subsistencias, que escasean por doquiera por motivo de los
temporales…" , siendo esta la primera referencia a un estallido
social en la provincia de Guadalajara causada por esta crisis.En
este contexto de desabastecimiento y carestía se
produjeron enfrentamientos entre los trabajadores de las minas
(muchos de ellos licenciados del ejército carlista) el
año anterior, y ante la sospecha de un movimiento del
mismo cariz en este distrito minero el Gobierno había
enviado un destacamento militar por si fuera preciso
sofocarlo.

A mediados de mayo el general Baldomero Espartero, jefe
del Gobierno progresista surgido de la revolución de 1854,
visitaba Guadalajara. Autoridades civiles y militares, jefes de
la Academia de Ingenieros,personalidades de la provincia,
ayuntamiento, le reciben con agasajo ofreciéndole una
suntuosa comida. (42)

Pero la visita de tan ilustre viajero no está
exenta de tensión:

"A las siete de la tarde de ayer hizo su entrada en esta
capital el duque de la Victoria en medio de un profundo silencio
(….)".

A esa hora aun no se habían calmado los
ánimos exaltados con la jarana de la mañana por
falta de pan y por la imprudencia de un alcalde que dijo a la
multitud que tenía hambre y lo pedía a cualquier
precio para alimentarse: "el que quiera trigo que vaya a mis
graneros ; pero lo ha de pagar a 7 duros fanega"(…) esta
multitud (se puso) a gritar frente al alojamiento del general
Espartero: "muera D.José Martínez Ramos,muera ese
judío, ese usurero,ese ladrón". Una turba de
chiquillos daba de vez en cuando vivas al héroe de la
fiesta ; pero sus vivas eran ahogadas al momento por mueras a
D… (43)

En el Parlamento se añade:

"Según noticias que tenemos de Guadalajara, el
duque de la Victoria fue recibido en aquella capital en una forma
parecida a la de las demás por donde ha transitado:
revista, arcos, colgaduras, comida y discursos más o menos
oportunos, pues esto no es del mayor interés. Lo que
parece no ha dejado de serlo para aquella población, harto
trabajada hoy por la miseria, es que se hayan invertido
más de 30.000 reales en esos obsequios, precisamente el
día en que pululaban por las calles multitud de pobres
faltos de recursos, hasta el extremo de haber
insultado a alguno de los alcaldes porque no se los
proporcionaban". (44)

Otros desórdenes populares habían tenido
lugar en 1855 en Madrid, Pamplona y Zaragoza (donde grupos de
mujeres intentaron detener la salida de harina para la
exportación que iba en barcazas por el canal de Ara-
gón).En el mes de junio de 1856 se producen los sucesos de
Valladolid,Palencia, Medina…,donde obreros y campesinos,ante la
perspectiva de la mala cosecha de ese año, demandan pan y
trabajo. Las Casas Consistoriares son apedreadas, saqueadas las
casas de los hacendados ricos, se incendian molinos… El
ejército interviene reprimiendo a los amotinados con
dureza y muchos son fusilados. (45)

El movimiento se extiende por toda Castilla. En
Guadalajara y Brihuega surgen conatos de motín en los
últimos días de junio con motivo de la subida del
precio de los granos. También parece haberlos habido en
alguna otra localidad. Pero la alteración del orden no
llega a alcanzar la magnitud que ha tomado en otros puntos del
reino:

"A Guadalajara la han salvado de escenas tumultuosas la
presencia de la fuerza y la escuela de ingenieros que allí
existe.Su brigadier jefe de la mis- ma y las autoridades, se
mostraron resueltos a recibir a tiros a los que bajo cualquier
pretexto alterasen el orden social. Había llegado el nuevo
gobernador Sr. Benedicto, quien desde luego pensaba
pasar a Sigüenza con moti- vo de los sucesos de esta
ciudad." (46)

Sobre los sucesos de Guadalajara se debate en el
Congreso de los Di- putados en sesión celebrada el 1 de
julio,y en concreto sobre los de Sigüenza informa así
el ministro de Fomento, Francisco Luján.

"… En Sigüenza los trabajadores de la carretera
se presentaron en grupos y dando voces a las puertas de la
ciudad. Acudieron las autoridades, contuvieron el tumulto, y
prendieron a los que más se marcaron en el desorden, los
cuales están sujetos a la acción de los
tribunales".

El diputado Diego García intervino
con estas palabras:

"En la provincia que tengo el honor de representar ha
habido algún desorden bajo el pretexto de la subida del
pan. Las autoridades y la Milicia, como el cuerpo de Ingenieros,
con la mayor energía han evitado los desórdenes que
pudieran haber tenido lugar. Con sentimiento he sabido esos
hechos en una provincia tan pacífica como Guadalajara.En
Sigüenza asímiso una turba de trabajadores,en la
mañana del sábado,a primera hora a,las seis,
trataron de hacer lo mismo.La energía del juez de primera
instantancia,del alcalde y de la Milicia Nacional pudieron
contener a los amotinados.Como este desorden si se repite pusiera
extenderse a otras provinciasy 5 ó 6.000 trabajadores
pueden poner en conflicto a la autoridad,ruego al gobierno que si
es posible envíe una fuerza militar al pueblo de Jadraque,
que está inter- medio entre Guadalajara y
Sigüenza,para poder contener los desórdenes. Porque
señores, son puntos en los que hay que tener la mayor
previsión, porque los infinitos trabajadores de las minas
y carreteras pudieran muy bien reproducir semejantes escenas.
Ruego, pues, al Gobierno, que tome en cuenta estas indicaciones,
y si es posible envíe una fuerza militar que pueda
contener los desórdenes en el caso de haberlos".
(47)

El ministro de fomento le contestó que
había enviado alguna fuerza a Guadalajara en
evitación que se repitieran los conflictos a los que
había aludido el Sr. García. Precisamente un
escuadrón de Húsares había partido de
Alcalá de Henares para Sigüenza. (48)

Este estado de tensión se mantuvo de junio 1856
hasta el verano del año siguiente. El alcalde de
Guadalajara constataba con temor: "se ha notado hoy en el
público una ligera inquietud", probablemente
refiriéndose de manera eufemística al intento de
motín; reconociendo un mes más tarde que estaban
"sobreexcitados los ánimos en las actuales y
críticas circunstancias". El dos de octubre la
Diputación Provincial se reúne con el Gobernador
Civil al que presenta un proyecto para solventar la
cuestión de las subsistencias, "como enlazada con el orden
público" y "con preferencia a toda otra atención",
como "lo justifica la miserable cosecha de ella en el presente
año". Transcurrida la reunión, ambas partes
adoptaron entre otras importantes medidas las siguientes:
contraer inmediatamente un empréstito de un millón
de reales,consignando la Diputación en su presupuesto la
cantidad de ochenta mil como rédito de dicha suma para
poder desde luego obtenerla al tipo que les resulte más
ventajoso; dirigirse la Diputación al Gobierno para que se
dé grande impulso a las obras públicas y
especialmente a la importante travesía de la carretera de
Francia y Aragón; pedir al señor ministro de la
Gobernación algunos recursos del fondo votado por las
Cortes para calamidades públicas, y dirigirse al de
Hacienda con el objeto de que deje a su disposición por un
valor razonable las existencias de granos, que hay en la
provincia, correspondientes al Estado y que además se
digne relevar por este año a los que se dedican a la
industria de panaderos y a la conducción de granos de toda
clase de impuestos,incluso el de subsidio industrial;los
Ayuntamientos de la provincia procederán inmediatamente a
nombrar en cada pueblo una junta que se llamará de
subsistencias,com- puesta del alcalde, dos concejales, un cura
párroco y dos mayores contribu- yentes,que será
auxiliada en sus operaciones por la local de beneficencia;en sus
respectivas localidades, los ayuntamientos,auxiliados de la Junta
de Be- neficencia y de la nuevamente creada,abrirán una
suscripción voluntaria, animando los sentimientos
más humanitarios de las clases acomodadas, y
dirigiéndose además a los grandes propietarios del
país, aunque no residan en él;los
ayuntamientos,cabezas de partido,y el de Hiendelaencina,forma-
rán depósitos de granos,obtenido el permiso de la
Diputación, procurando hacer las compras con ventaja y
fuera de la provincia para no levantar sus valores, y de estos
depósitos que se aumentarán con las sumas que la
Dipu- tación destine al efecto,no se hará uso sino
en caso de una necesidad apre- miante y con licencia de la citada
Diputación provincial. (49)

En el mes de diciembre, el nuevo alcalde impuesto por
los moderados, Francisco Corrido consideraba: " indispensable la
adopción de medidas preventivas para evitar los conflictos
que puedan surgir". El pan seguía encareciéndose en
la primavera del año 1857, hasta llegara a los "115 reales
la fanega, circunstancia harto alarmante para el vecindario,…se
estaba en el caso de precaver los conflictos que puedan surgir
por tal motivo",por lo que propuso aumentar los depósitos
de harina y trigo y para ello este mismo alcalde intentaba
convencer al Pleno municipal de aprovechar la "favorable
ocasión de tomar 200 fanegas de trigo a 110 reales
ofrecidas por D.Gregorio García y 100 arrobas de harina
por D.Martín de Lara a 33 reales. (50)

De la crítica situación de carestía
que atravesaba Guadalajara en esos momentos se beneficiaban
algunos de sus prohombres, como era el caso del entonces diputado
Diego García, uno de los compradores más
beneficiados por la Desamortización de Mendizábal
en la provincia en la que obtuvo una extensión total de
tierras de 159. 827,1 Has por 229.481 reales, al que cabe
suponérsele capacidad sobrada de almacenar trigo para
sacarlo al mercado a un precio mucho más elevado, en el
momento oportuno. (51)

Los ánimos finalmente se desbordaron con
ocasión de una corrida de toros celebrada en la Plaza
Mayor de Guadalajara el 16 de septiembre de 1857. Como es sabido,
las celebraciones populares eran -y son- un buen reflejo del
estado de la sociedad:

"(…) Parece que algunos malévolos, tomando por
pretexto que los toreros no llenaban sus deberes, pasaron con
ellos a vías de hecho, y se armó al fin un gran
desorden en la plaza acompañado de golpes y
pedradas".

Los alumnos de ingenieros, que ocupaban uno de los
palcos, y la escasa fuerza de la guardia civil que se encontraba
allí hicieron lo posible por contener el tumulto, pero no
les fue dado impedir que saliesen heridos dos de los toreros, ni
evitar las contusiones de las piedras y palos que algunos de los
guardias refirieron, y que pusieron en peligro la vida del
oficial de ingenieros don Vicente Garín, que acudió
con alguna fuerza para contener el desorden.Los alborotadores,
cuyas armas eran palos, navajas y piedras, llegaron hasta el
extremo de acometer el palco del ayuntamiento. La tranquilidad
pudo restablecerse al fin sin mayores desgracias.Posteriormente
se abrió causa sobre algunos de los participantes en el
motín:

"Los presos ascienden a 30, y se cree que muchos de
ellos pertenecen a la clase obrera. Algunos de los heridos
están mal, un oficial de ingenieros tiene rota la
clavícula de resultas de una pedrada y se teme por la vida
de algunos otros, particularmente de un guardia civil,a quien
dieron una pedrada en el pecho." (52)

La situación de penuria se hizo insostenible para
las familias dependientes de un salario. Las actas conservadas de
los años en que se desenvuelve esta crisis en los
ayuntamientos de Guadalajara y Sigüenza recogen peticiones
de empleados municipales, como la de Tomás Rodrigo,
portero de la Corporación de la ciudad
episcopal,quién con fecha de 7 de julio de1856,
solicitaba aumento de sueldo"en la cantidad que sea de su
superior agrado", que le concede un aumento de un real diario,
"ínterin duren las circunstancias de carestía de
artículos de primera necesidad y lo permita el estado de
los fondos municipales". Igualmente, el 28 de noviembre de ese
año "supli- can" a la misma los guardas de puertas
"aumentar el salario lo que crea jus- to", porque "en a tan
subido precio se venden todos los comestitibles que apenas tienen
lo suficiente con los cuatro reales para dar pan a sus
hijos".

En este mismo mes la Comisión de Subsistencias de
Sigüenza pidió al gobernador de la provincia
autorización "para hacer uso de la cuarta parte del
reintegro del trigo del Pósito…, caso de necesidad con
objeto de prevenir la carestía de cereales y atender al
socorro de familias menesterosas…"

y "dar un impulso a las obras del ensanche de la
carretera de Almadrones a esta ciudad en cuyos trabajos
podrían emplearse muchos braceros que care- cen de
jornales…" (53)

Al Ayuntamiento de Guadalajara llegan las solicitudes de
aumento retributivo de alguaciles, serenos, guardas de campo,
guarda de montes, guarda encargado del depósito de la
carne…, con resultados desiguales en cuanto a la receptividad
de éste, siendo atendidas las peticiones de los alguaciles
en febrero de 1856 con aumento de un real diario, "en tanto se
moderan los precios de los artículos de primera necesidad"
; la de los serenos a costa del "descuento de medio real que
sufren para gastos de entretenimiento del vestuario" y de nuevo a
los alguaciles, pasado un año,"con un real más dia-
rio a cada uno". (54) Pero en la localidad de Durón
perteneciente a la Alcarria,"país de cos- tumbres
morigeradas, y aun respetuosas," iban a producirse
un"extraño y nuevo suceso":

Durón, 30 de junio.

Hace algunos días que varios propietarios de esta
villa recibieron anónimos amenazándoles si no
aumentaban los jornales; como (…), jamás se
habían notado tendencias de tal género, no hicieron
aquellos aprecio de los anónimos, que nunca creyeron
fuesen de los mismos trabajadores;pero bien pronto los sucesos
vinieron a demostrar lo contrario, también la triste
verdad de que las nocivas doctrinas que desgraciadamente y con
tanta profusión se predican desde el glorioso julio de
1854, germinan más de lo que se cree, y han llegado ya
hasta estos rincones,en que con tanto respeto
guardábanse ya las rancias
costumbres.

A los diez o doce días de los anónimos se
presentaron en el tajo de un propietario 17 trabajadores, y a
media tarde y encontrándose presente aquel le dijeron que
se retiraban porque no querían trabajar más, pero
que habían de cobrar el jornal por completo: a las
reflexiones del propietario (…) cedieron algunos,pero ocho
insistieron con tenacidad hasta el punto de verse aquel en la
necesidad de acceder y ofrecerles el jornal por
completo.

Se retiraron los ocho satisfechos ya; pero al poco
momento se volvieron exasperados, según decían, de
que los demás compañeros habían faltado a su
palabra, y con amenazadoras voces les invitaron a que dejasen el
trabajo y los siguieran: mas viendo que no lo efectuaban,
empezaron a apalearlos con los mismos instrumentos de
labor.

Al ver el propietario aquella campal batalla, sin que
sus ruegos sirvieran a contenerlos,corrió al pueblo,dio
cuenta al alcalde,e instantáneamente éste,
acompañado de varios vecinos y entre ellos de un oficial
de la Milicia, fue al sitio en que aún se encontraban
golpeándose los trabajadores.

Afortunadamente la hacienda no estaba lejos del pueblo y
el auxilio no llegó tarde, debiéndose a ello el que
no hubiese desgracias que lamentar. El alcalde dispuso que el
propietario designase los que habían sido agresores, los
hizo retirar, y los castigó luego con que pagasen cada uno
dos reales de multa en papel (…)". (55)

Las obras de la línea férrea
contribuirán a aliviar el excedente de mano de obra
jornalera ante la imposibilidad de ser absorbida en las faenas de
la recolección por el mal año agrícola que
se avecinaba:

"Dos mil (hombres) van a trabajar en la sección
desde Madrid a Guadalajara. En el verano de ese mismo año
desde el pueblo de Quer se informaba del "…estado de miseria en
que se hallaba aquella provincia, merced a las revueltas
políticas y a la escasez de subsistencias que de
algún tiempo a esta parte se nota en los pueblos
más ricos y fértiles de aquella comarca. La falta
de ocupación en la clase jornalera es otro de los males
que contribu-yen a hacer más triste la situación de
aquellos pueblos que no tienen más esperanza que la de que
el Gobierno active los trabajos del ferrocarril de Zaragoza."
(56)

Y cuando llega el duro invierno de
1856-57:

"En el ferrocarril de Zaragoza,y en la sección de
Guadalajara a Yunquera, han empezado los trabajos con gran calor;
han puesto cuarenta hombres de una vez, con cuyos auxilios pronto
veremos concluida tan importante vía".

El Gran Central, que es la sociedad que tiene a cargo
aquella línea, nos recuerda, con ello, una prueba de la
decisión con que emprende sus obras. La multitud de
jornaleros que se quedan sin trabajo, y por consiguiente sin pan
que dar a sus hijos, no hay duda en que se mostrará muy
agradecida a tan gigantescos esfuerzos; siendo así que ya
había alimentado esperanzas de verse empleada en su mayor
parte durante un invierno tan calamitoso como el presente." (57)
El salario era de siete reales por día trabajado.
(58)

El empleo en la construcción del ferrocarril
significó una salida temporal al problema del paro
agrícola estacional en Guadalajara,durante los años
que duró su construcción. La estación de
Guadalajara se inauguró en 1859 y la de Sigüenza en
1860. El cese de los trabajos del tendido ferroviario en
España a mediados de la década de los sesenta y la
mala cosecha de 1867, constituyeron la base material para la
crisis política de 1868. (59)

Al mismo tiempo de los sucesos acaecidos en Guadalajara,
se produce una rebelión en Andalucía, alcanzando un
alto grado de violencia reivin-dicativa. Gran parte del
descontento que se percibe en el sur después del Bienio
Liberal seguía relacionado con la crisis de subsistencia.
Al malestar económico, hay que agregar la
irritación popular que se recrudecería en las zonas
portuarias con el reclutamiento de quintos para el
ejército de África. Este suceso ocurrió el
12 de noviembre de 1856, Cámara y otros políticos
demócratas aprovecharon las protestas de la
población de Málaga contra el embarco de quinientos
soldados para Melilla, para intentar una insurrección
general. Los batallones acuartelados pusieron fin al motín
popular causan-do seis muertos y cincuenta heridos.
(60)

El 29 de junio, en Loja, Granada, se sublevaron seis mil
campesinos. La sublevación tuvo una duración
inusitada. Durante cinco días, los campe-sinos se
enfrentaron a las fuerzas regulares con éxito, hasta que
la mejor preparación y armamento del ejército les
obligó a retirarse. Los motivos de esta sublevación
fueron varios: resentimiento contra el caciquismo de
Nar-váez y sus políticos, demanda de reparto de
tierras comunales entre los campesinos, aumento de salarios y
reducción de las jornadas en el campo, así como la
democratización política y el establecimiento de la
República. La represión fue brutal. Se juzgó
en un consejo de guerra a más de seiscien-tas personas, se
enviaron a prisión cuatrocientas, diecinueve fueron
conde-nadas a muerte en rebeldía y seis fueron ejecutadas.
(61)

Las condiciones de vida y existencia eran enormemente
precarias para el campesino español. En 1860, un obrero
trabajando en la ciudad ganaba doce reales por día; los
obreros agrícolas, trabajando de sol a sol, dieciocho
horas en verano, no recibían más de cuatro reales y
la comida. (62)

Los motines antifiscales son una forma
de protesta popular muy común durante
el Antiguo Régimen, las revoluciones
burguesas y el siglo XIX, caracterizado por el uso de la
acción directa colectiva para evitar la
recau-dación de impuestos.Su forma y contenidos han
variado dependiendo geográficamente del tipo de
exacción fiscal frente a la que se resistían los
amotinados. Los más comunes han sido motines defensivos
contra las inno- vaciones fiscales,ya fuesen del estado
absolutista o bien de los nuevos esta- dos centralizados de
matriz napoleónica en el siglo XIX. Para la menta- lidad
popular era muy frecuente identificar innovación con
ilegitimidad, y los adversarios del régimen podían
agitar la idea de que detrás de las inno- vaciones
había un intento de aumentar la presión fiscal.
(63)

En España, el motín antifiscal más
típico ha sido el motín de consumos, es
decir,el que se resistía contra los impuestos directos en
el mercado,intro- ducidos por la reforma
fiscal de Alejandro Mon en 1845. La
abolición de este impuesto formó parte del programa
progresista entre 1845 y 1868, atendiendo a que los motines que
suscitaba hacían ver que no era popular. En la oleada de
agitación de la revolución de 1854 hubo muchos
motines de consumos y el nuevo gobierno progresista abolió
el impuesto. En 1855 los reintrodujo y en la agitación del
verano de 1856, aunque primaron los motines de
subsistencias, también hubo motines de consumos.
(64)

Este tipo de motines y manifestaciones en contra de los
consumos van a continuar a lo largo de todo el S. XIX. El 30 de
agosto de 1887 se reúnen en la localidad asturiana de El
Berrón unas mil personas en actitud de protesta contra los
derechos de consumo, dirigiéndose en manifestación
pacífica hacia Pola de Siero. A la altura de la
fábrica de curtidos de La Carrera interviene la guardia
civil ordenando al manifestante que portaba el estandarte con el
lema ¡Abajo los consumos.Viva la patria! se lo entre-gase;
al negarse éste la guardia civil hace fuego hiriendo a
dicho manifes-tante. La manifestación llega, por fin, a
Pola de Siero, después de haber recorrido unos tres
kilómetros desde El Berrón, donde se vuelven a
pro-ducir enfrentamientos entre los manifestantes y las fuerzas
armadas oca-sionando éstas, entre los manifestantes, un
muerto y diez heridos de bala. (El Comercio,
31-VIII-1887).

Ya hemos visto que en España existían
varios grupos y asociaciones obreras. Estos tuvieron la primera
noticia de la existencia de la Asociación Internacional de
Trabajadores (AIT), a través del semanario catalán
"El obrero" que, en noviembre de 1865 hizo una referencia al
Congreso que el 3 de noviembre de 1864 fundó, en el Saint
Martin's Hall de Londres la Primera Internacional Obrera. Tal
organización internacional de la clase obrera había
sido constituida y organizada bajo la dirección e
inspiración de Carlos Marx.(65)El primer contacto directo
de los grupos y asociaciones obreras españolas fue el
mensaje enviado al II Congreso de la AIT celebrado en Lausana
(Suiza) en 1867. Al III Congreso, el de Bruselas, de 1868,
asistió el español Antonio Marsal Anglora. Por su
parte, el Consejo General de la AIT, sito en Londres, se
ocupó de España en diversas ocasiones pero siempre
sin eficacia y a través de la correspondencia.
(66)

En 1866 se produce, en España, una grave crisis
financiera provocando la caída de acciones en la bolsa de
Madrid, el cierre de numerosas fábricas, la
paralización de la construcción del
ferrocarril,etc.(67)A la crisis financie- ra e industrial hay que
sumar la agraria debido a las malas cosechas del año 1867
que provocarán la subida de los precios del pan, la
escasez general de alimentos y otros bienes y, por consiguiente,
el hambre. A ello contribuyó la inexistencia de reservas,
debido a las fuertes exportaciones a Cuba y Gran Bretaña.
(68)

Las consecuencias últimas fueron el desprestigio
del Gobierno, las discriminaciones regionales de precios (
variable en función de los accesos de las capitales a
distintos mercados), y el definitivo hundimiento del mun-do
rural, indefenso, aislado y marginado por el poder central.
(69)

Todas estas circunstancias van a provocar una serie de
revueltas popu-lares por toda España provocando una
revolución en septiembre de 1868 denominada "La Gloriosa"
que estaría encabezada por un grupo de altos mandos
militares al pronunciarse en Cádiz contra la reina Isabel
II, provo-cando su destitución y posterior exilio a
Francia. (70)

La Revolución se originó como un
clásico pronunciamiento militar desencadenado por la
burguesía pero, a diferencia de lo ocurrido en otras
ocasiones, esta vez se produjo una adhesión profunda del
pueblo, descon-tento por la crisis agrícola y las malas
condiciones de vida; la fuerte crisis comercial y
económica que se arrastraba desde 1866 debido al
incremento de la especulación, al abuso del crédito
y a la escasez de dinero real había llevado a los
banqueros al borde de la banca rota, a los industriales al borde
de la quiebra, a los ahorradores al descontento al ver como sus
ahorros cada vez tenían menos valor e incluso había
afectado a los propietarios de tie-rras,que veían como
éstas se depreciaban continuamente. Numerosas quiebras
empresariales, la restricción de créditos y la
vertiginosa caída de los valores bursátiles
provocaron la ruina de numerosas familias. A la falta de trabajo
producida por el crack bancario y bursátil hubo que
añadir la falta de pan originada por las malas cosechas de
1867 y 1868, esta última consi-derada la peor del
siglo.Todo esto transformó el alzamiento en una
autén-tica revolución. (71)

El gobierno, falto de ideas e incapaz de encontrar una
solución a la ava-lancha de problemas debido en parte a lo
precario de la Hacienda,se encon-tró impotente, y
deterioró incluso más la situación al emitir
un empréstito forzoso que obligaba a todos los
contribuyentes y decretar una rebaja en los sueldos de todos los
funcionarios públicos civiles, pero no militares,lo que le
granjeó la hostilidad general. Políticamente no
sólo hubo una desintegra-ción interna del
régimen isabelino, sino también la aparición
de una nueva fuerza: el partido demócrata,que,nacido como
una escisión del partido progresista en 1849,
alcanzó a partir de 1860 una ideología
específica gracias a la unión con intelectuales
krausistas. Éstos defendían el absoluto respeto por
la dignidad humana y la intangibilidad del individuo en cuanto
sobe-rano de sí mismo; eran partidarios, por tanto, de la
soberanía popular, el reconocimiento de los derechos del
individuo y el sufragio universal. (72)

El 16 de agosto de 1866, los progresistas (encabezados
por el general Juan Prim), demócratas y unionistas, junto
a un gran número de generales encabezados por Serrano,
llegaron a un acuerdo en Ostende con el fin de "destruir todo lo
existente en las altas esferas del poder, nombrándose en
seguida una asamblea constituyente bajo la dirección de un
gobierno provisional, la cual decidiría la suerte del
país,cuya soberanía era la ley que representase,
puesto que sería elegida por el sufragio universal
directo".

Desde ese momento la suerte del gobierno isabelino y los
moderados estabaechada. Los firmantes del Pacto de Ostende se
comprometieron a iniciar la sublevación el 15 de agosto de
1867, pero Prim, que era quien debía dirigir la intentona,
se negó en el último momento, quizás porque
aún confiaba en que Isabel II le entregase el poder de
forma pacífica. (73)

Tras la muerte de O´Donnell y Narváez,
González Bravo les sustituyó como hombre fuerte del
Partido Moderado, pero con su política de represión
despótica sólo logró que la Unión
Liberal se uniese al bando de los descontentos. Esto
provocó el destierro del líder unionista Serrano y
a su vez el descontento del ejército, donde el general era
considerado un héroe tras su brillante carrera
militar.

El 12 de septiembre de 1868 Prim, Zorrilla y Sagasta se
dirigieron a Gibraltar, mientras que Serrano abandonaba el exilio
canario rumbo a la Península. El 17 Prim se
trasladó a Cádiz, donde el Almirante Topete se
había sublevado con la escuadra gaditana bajo el grito de
¡Viva España con honra!, dando con ello inicio a La
Gloriosa. (74) Dos días más tarde llega- ron los
generales unionistas y algunos líderes civiles como
Sagasta. Prim se hizo cargo de la situación y
nombró una Junta revolucionaria que pasó a
controlar la ciudad de Cádiz. La Junta proclamó un
manifiesto con los principios básicos de la
sublevación: sufragio universal, libertad de imprenta,
abolición de la pena de muerte, de las quintas,
supresión del impuesto de consumos y elección de
unas Cortes constituyentes con el objetivo de decretar una nueva
Constitución. (75)

Probablemente, desde la guerra de la Independencia, no
se registró en España un hecho de masas de la
envergadura de la "septembrina" de 1868. Es difícil
precisar cuántos cientos de miles de españoles se
lanzaron por aquellos días a la calle, pero las noticias
sobre barricadas, concentraciones monstruo o manifestaciones
masivas desbordaban con creces los preceden- tes de 1848 ó
1854.Además de una participación popular sin
precedentes en los movimientos revolucionarios
españoles,nos llama también la atención el
deseo de triunfo y renovación de las cosas desde sus
cimientos. (76)

La Revolución del 68, en España, supuso la
restauración de la libertad de expresión y de
asociación por lo que se puso en contacto con la AIT. En
1868 llega a Madrid Fanelli enviado por Bakunin para extender las
ideas anarquistas por España. Creó los primeros
núcleos afiliados a la AIT. Las ideas anarquistas
arraigaron más entre los trabajadores industriales catala-
nes y los campesinos andaluces.Tras la revolución
septembrina de 1868, la huelga general se establece como
herramienta de lucha de la clase obrera, para paralizar la
economía de esta manera y hacer frente a Patronal y
Gobierno con sus exigencias. Los movimientos campesinos de
finales del XIX en Andalucía tienen mucho ya de
movilización popular. El desarrollo que tuvo entre 1870 y
1874 la Federación de la Región Española,
así como entre 1880 y 1888 la Federación de
Trabajadores de la Región Española, es buena
muestra del avance del movimiento obrero. A inicios del siglo XX,
Francisco Ferrer y Guardia publica en Barcelona un
periódico con una cabecera muy sugerente, La Huelga
General. (77)

La primera iniciativa seria para propagar la I
Internacional Obrera en España fue de Bakunin y de su
"Alianza de la Democracia Socialista". Con motivo de la
Revolución Española de 1868 (La Gloriosa), Bakunin
envió a Fanelli a España, porque creyó en la
posibilidad de dar a la Revolución española un giro
conforme a sus planes de revolución universal. Fanelli fue
también portador de un mensaje del Comité ginebrino
de la AIT a los trabajadores españoles, en la que se
desarrollaban los principios bakuni-nistas de la Alianza y se les
exhortaba a ingresar en la AIT. En las últimas semanas de
1868 llegó Fanelli a Madrid, donde se entrevistó
con el grupo obrero de "Fomento de las Artes", del que
había de surgir el primer grupo de adictos a la Primera
Internacional Obrera en España. La constitución del
núcleo provisional se celebró el 24 de enero de
1869, en una reunión a la que asistieron, entre otros,
Francisco Mora, Zapatero, Anselmo Lorenzo,ti-pógrafo,
Ángel Mora, carpintero, Tomás González
Morago, grabador, y veinte más, todos obreros menos un
periodista. Estos constituyeron el gru-po organizador de la AIT
en Madrid, y le dieron el nombre de "Federación Obrera
Regional Española" y se adhirieron a los Estatutos
Generales de la AIT. El núcleo provisional
internacionalista de Madrid, se constituyó poco
después en Sección Española de la AIT el 21
de diciembre de 1869. (78)

Desde Madrid Fanelli se dirigió a Barcelona.
Allí se reunió en el taller del pintor José
Luis Pellicer, con una veintena de personas. Lo mismo que en
Madrid, se formó el grupo organizador que tuvo por
presidente a José Luis Pellicer. Poco después ese
núcleo se reforzó por el ingreso de un gru-po de
intelectuales jóvenes. La sección de la Primera
Internacional Obrera en Barcelona se fundó el 2 de mayo de
1869. Fanelli, durante su estancia en España, no
logró distinguir, o separar, la AIT de la "Alianza de la
Demo-cracia Socialista", y difundió simultáneamente
Estatutos, Programas y Reglamentos de ambas organizaciones. Por
ello, en el origen de la Interna-cional Obrera Española
hubo un equívoco: sus primeros afiliados creyeron que los
Estatutos y Programas de la "Alianza" eran los principios
básicos aprobados por la AIT. De hecho, los iniciadores de
la AIT fueron todos ellos "aliancistas". La diferencia entre los
internacionalistas marxistas y los internacionalistas aliancistas
tardó más de dos años en producirse en Espa-
ña. Durante todo este periodo,la Sección
Española de la AIT se fue desarro- llando
rápidamente en todo el territorio español hasta la
represión que, a partir de 1872, sufrieron los
internacionalistas como consecuencia de la re- percusión
internacional que tuvo la Comuna de París. (79)

Hasta cierto punto, la división entre marxistas y
bakuninistas en España, precedió a la
escisión entre Marx y Bakunin que se materializó en
el Con-greso de La Haya, celebrado entre el 2 y el 9 de
septiembre de 1872. Paul Lafarge, yerno de Marx, entró en
España huyendo de la persecución policíaca.
Era miembro del Consejo Federal de la AIT y fiel propagandista de
las ideas de Marx. A su llegada a Madrid -en diciembre de 1871-
ingresó en la Sección de oficios varios de la
organización madrileña de la AIT. (80)

En el movimiento obrero español se destaca,
más allá de sus méritos personales como
propagandista, Paul Lafargue, quien tiene el mérito de
ha-ber introducido la línea marxista en España
aprobada por la Conferencia de Londresque propugnaba la
acción política de la clase obrera organizada en
partido político al margen de los partidos burgueses. Paul
Lafargue trajo a España El Capital de Carlos Marx, obra
que todavía era desconocida en nuestro país y dio a
conocer el gravísimo problema que suscitaban los
de-sacuerdos entre Marx y Bakunin.No se trataba de desavenencias
personales como había interpretado Anselmo Lorenzo a su
vuelta de Londres, sino de la orientación general del
movimiento obrero internacional hacia el marxis-mo y el
anarquismo. (81)

El grupo redactor de  La emancipación, se
fue inclinando, por el influjo de Lafargue, hacia las ideas de
Marx. Durante el viaje de propaganda de Anselmo Lorenzo y
Francisco Mora, La Emancipación, acentuó
abiertamente la orientación marxista. Así se
publicó, por primera vez en España,
el Manifiesto del Partido Comunista, de Marx y
Engels.

Durante el Sexenio Revolucionario se van a difundir por
toda España las ideas republicanas y demócratas que
fueron muy bien acogidas por las clases medias y obreros
más politizados. Defienden la descentralización, el
sufragio universal masculino y una mejora de las condiciones de
vida de los trabajadores. Al proclamarse la Primera
República, 1873, las clases medias y populares esperaron
ver satisfechas sus peticiones al no conseguirlo sectores del
obrerismo se decantaron por el anarquismo o el
socialismo.(82)

Asimismo, durante el Sexenio llegaron a España
las ideas socialistas y anarquistas y se formaron los primeros
núcleos vinculados a la Primera Internacional (AIT) creada
por Karl Marx en Londres en 1864 con el objetivo de conseguir la
liberalización de la clase trabajadora acabando con la
propiedad privada y logrando así una sociedad más
igualitaria. (83)

En 1871 se produce un enfrentamiento en el seno de la
AIT entre los partidarios de Marx: defiende la creación de
un partido político para conse- guir el poder e implantar
la dictadura del proletariado; y los partidarios de Bakunin:
rechazan cualquier actuación política y defiende la
destrucción del Estado, de la propiedad y de cualquier
forma de autoridad,defiende la organización de la sociedad
mediante comunas libres. (84)

En 1870 se celebró el Primer Congreso Obrero
Español en Barcelona allí se fundó la
Federación Regional Española (FRE) de la AIT en
él se acordó el carácter apolítico
del movimiento obrero, la necesidad de preparar a los
trabajadores para la revolución y la utilización de
la huelga como medio de presión. En 1873 contaban con
más de 40.000 afiliados agrupados en más de 200
federaciones locales. En 1871 llegó a Madrid Paul
Lafargue, enviado por Marx para difundir el socialismo. Las
discre-

pancias entre marxistas y anarquistas finalizaron con la
expulsión de los socialistas de la FRE. Con la
Restauración borbónica, 1874, la
Interna-

cional empezó a perder fuerza al ser declarada
ilegal por lo que tuvo que organizarse en la clandestinidad. Las
organizaciones obreras no pudieron actuar en la legalidad hasta
1881 cuando suben al poder los liberales. (85)

Durante la I República española,se
producen una serie de levantamientos populares denominados
cantonales, siendo especialmente significativo el de Cartagena
que representó el último intento federalista de
consolidarse en el poder por medio de la insurrección.
Entre los insurrectos figuraban militares de alta
graduación (Contreras, Ferrero, Perrad, Pozas,Carreras) y
un buen número de diputados que trataban de sacar provecho
personal del levantamiento (Jutglar).También parece
evidente la influencia de la Comu- na Parisina en estos hechos,
puesto que está demostrado la participación de
algunos refugiados franceses en este levantamiento (Informes
consulares).

El Gobierno provisional de la 1º República
convocó a Cortes Constitu- yentes en mayo de 1873. Los
republicanos federales obtuvieron mayoría absoluta con 343
escaños por tan sólo 21 del resto de los partidos
políticos. Las Cortes aprobaron el establecimiento de la
República federal,con 219 votos a favor y 2 en contra, el
8 de junio de 1873. Los federalistas apostaban por una
división territorial de España en cantones
independientes, a imitación de Suiza. Los cantones
suprimieron el monopolio del tabaco, reconocieron el derecho al
trabajo y fijaron la jornada laboral en ocho horas suprimiendo
también el impuesto de los consumos.Las tendencias
socialis- tas o anarquistas no se impusieron en ningún
cantón.En Cartagena, el socia- lista A. de la Calle fue
desplazado de la Junta de Gobierno. Sin ningún mo- tivo se
calificó a la insurrección cantonal como obra de la
Internacional,pa- ra desacreditarla ante los sectores sociales
moderados pero lo cierto es que esa insurrección fue obra
de los republicanos federales intransigentes. (86)

El programa del nuevo Gobierno era: la
elaboración de una nueva Cons- titución; el reparto
de tierras entre los campesinos no propietarios;el resta-
blecimiento del ejército regular;la separación
Iglesia-Estado;la supresión de la esclavitud en Cuba; la
creación de los jurados mixtos de empresarios y
trabajadores para la resolución de conflictos laborales;
la jornada de trabajo de 8 horas;el derecho de sindicación
obrera,y limitación del trabajo infantil. El presidente Pi
i Margall impulsó el proyecto constitucional con la crea-
ción de una comisión compuesta de 25 miembros.(87)
El borrador de la Carta Magna recogía los principios de
soberanía nacional;la división de po- deres:
ejecutivo (Gobierno),legislativo (Cortes),judicial (Justicia) y
de rela- ción (presidente de la República); el
sufragio universal masculino; las liber- tades de
expresión, reunión, asociación y culto,y la
descentralización admi- nistrativa. El Estado federal
contemplaba la división de España en 17 Esta- dos
soberanos con autonomía completa para dotarse de
Constitución y de sus propios órganos de
Gobierno.(88) La impaciencia de los republicanos federalistas
ante la lentitud en la aprobación del proyecto
constitucional provocó el estallido de huelgas
revolucionarias y la fundación de cantones independientes
por toda España,especialmente en Levante y
Andalucía.(89)

Cartagena fue el cantón más decidido a
mantenerse como Estado inde- pendiente. La ciudad
tenía,según el censo de 1877, 75.900 hbts, y estaba
fuertemente amurallada; en su puerto estaba anclada la mayor
parte de la armada que se sumaría a la insurrección
cantonal.Su aventura duró 6 meses de julio de 1873 a enero
de 1874.El 12 de julio de 1873, los revolucionarios se hacen con
el gobierno civil, el militar y entran en el Ayuntamiento de
Cartagena nombrando una Junta en nombre del Cantón
Independiente de Cartagena,excarcelaron a 1.500 presos, tomando
el control del arsenal y del puerto donde estaba la flota que se
une a la sublevación. Los cartageneros, con el armamento
del arsenal y su flota, resisten el contraataque de las tro- pas
gubernamentales e incluso llegan a bombardear, con la fragata
Victoria, el puerto de Almería y
Alicante.(90)También organizaron una marcha so- bre Madrid
llegando hasta Chinchilla. Cartagena en ese momento,era un
país independiente con bandera propia (cuadrada de color
rojo), moneda propia (el Duro Cantonal) y periódico (El
Cantón Murciano). Los insurrectos contaban con unos 8.000
defensores de la plaza, mientras que el ejército
centralista tenían unos 10.717 hombres y contaban
además con más de 300 piezas de
artillería.(91) Después de varios meses de asedio,
soportando intensos bombardeos de hasta 1.200 proyectiles
diarios, la ciudad se rinde el 12 de enero de 1874. Esta
insurrección ocasionó unos 400 muertos y la
destrucción del 70% de los edificios de la ciudad. Se
condenó a muerte a 41 personas acusándoles de ser
los culpables de la rebelión aunque no se conoce
ningún caso de ejecución y cientos de personas
huyeron al exilio en Argelia o deportados a las Antillas y
Filipinas. (92)

La aventura cantonalista hizo inviable la
revolución liberal del 68 y contribuyó al derrumbe
de la 1º República española, al forzar a la
burguesía a posiciones más conservadoras y
provocó también un profundo malestar en el
ejército al temer por la unidad del territorio nacional.
(93)

Otro acontecimiento destacado durante la I
República española fueron los acontecimientos
ocurridos en la localidad de Alcoy. Alcoy, podríamos
decir, marca la culminación de la I Internacional
española en su lucha contra las clases dominantes.(94) A
principios del año 1873 la federación alcoyana de
la Federación Regional Española (I Internacional)
reivindica la subida de los salarios de cuatro a seis reales
diarios, y la jornada de ocho horas. El día ocho de julio
se declaran en huelga. Una comisión de obreros se
reuniócon el Alcalde (respaldados por 8.000 huelguistas
que esperaban en la Plaza Mayor). Al rechazar el alcalde las
peticiones de la comisión lo que venía siendo una
huelga pacífica se convierte en revolucionaria. Alcoy se
convirtió en un campo de batalla entre obreros y guardias
civiles que, atrincherados en el Ayuntamiento y en otros lugares
estratégicos de la ciudad, dispararon contra los
trabajadores. En estos enfrentamientos muere el alcalde
señor Albert y se queman algunas
fábricas.

Dos días después de ocurrir estos hechos
llegan dos columnas militares que producen el pánico en la
ciudad de Alcoy. Los insurrectos alcoyanos se rinden a las tropas
del general Velarde, a cambio de una amnistía general. Los
jefes internacionalistas huyen temiendo represalias. El
gobernador de Alicante nombra un nuevo Consejo Municipal
iniciándose un proceso judicial contra los culpables de la
revuelta. (95)

La liquidación de la República, por el
golpe de Estado del general Pavia, tuvo como consecuencia
inmediata la disolución de las organizaciones
españolas de la Primera Internacional.La orden se
llevó a cabo con gran efectividad. Los métodos
represivos fueron: cierre de
locales,confiscación

de documentos, cierre de periódicos obreros,
prisión de dirigentes, deportación de militantes.
Los deportados lo fueron a las islas Filipinas, las islas
Marianas y las islas Canarias y los presidios de África.
También hubo una activa propaganda intelectual contra la
Primera Internacional. De 1870 a 1876, aparecieron cerca de 30
folletos atacándola. En 1872 se fundó la
revista La Defensa de la Sociedad, cuyo subtitulo era
"Revista de intereses permanentes y fundamentales contra las
doctrinas y tendencias de la Inter- nacional". (96)

Uno de los dirigentes políticos más
importantes de aquella época fue Pablo Iglesias. De
ascendencia humilde, nació el 18 de octubre de 1850 en El
Ferrol (La Coruña). Paulino, como le llamaban
familiarmente, asiste a la escuela desde los seis hasta los nueve
años, momento en el que muere su padre, un peón
municipal, y se traslada a vivir a Madrid en
compañía de su madre y su hermano menor. Los tres
hicieron el viaje a pie, tirando de un pequeño carromato
en el que llevan los pocos enseres que poseían. En la
capital,la madre tiene que pedir limosna e ingresa a los dos
hijos en el Hos- picio de San Fernando. Allí, el joven
Iglesias acaba los estudios primarios y elige el curso de
tipógrafo como oficio a aprender.

Con las propinas que recoge como repartidor comienza su
afición por la lectura y el teatro. Cuando tiene doce
años huye del hospicio para trabajar y ayudar a su madre.
Ejerce su oficio en diferentes imprentas, mejorando poco a poco
su salario. En una de las ocasiones, le echarán por
sumarse a una huelga y de nuevo sufre el paro, la miseria y la
desgracia: su hermano mue- re de tuberculosis. Asiste a clases
nocturnas y aprende francés, que le sirve para leer las
obras de algunos clásicos de la ciencia política y
más adelante, para realizar algunas traducciones de los
socialistas franceses y entenderse en los congresos
internacionales en los que participa. (97)

Al amparo de las libertades que otorga la
Constitución de 1869, la se- cción española
de la Asociación Internacional de Trabajadores (AIT) orga-
niza una serie de conferencias en Madrid y a ellas asiste
Iglesias y, en 1870, solicita su ingreso en la sección de
tipógrafos. La aparición de "La Solidaridad",
periódico de la Internacional, le proporciona una
ocasión para iniciar una intensa labor periodística
que solo acabará al final de su vida.

En las luchas desencadenadas dentro de la AIT entre los
partidarios de Bakunin y los de Marx, Pablo Iglesias se mantuvo
fiel a la línea marxista, minoritaria en España,
creando la Nueva Federación Madrileña (1872).Tras
la Restauración borbónica, condenado el movimiento
obrero a la clandes- tinidad, fundó en Madrid un partido
político -el PSOE- junto con un redu- cido grupo de
correligionarios marxistas, la mayor parte de ellos
tipógrafos (1879); trató de dotar al nuevo partido
de una gran pureza ideológica y mo- ral, lo que
contribuyó a mantener muy reducido el número de sus
afiliados.

El 2 de mayo de 1879, un grupo de trabajadores se
reunió en una fonda de la calle Tetuán, de Madrid,
para celebrar clandestinamente una comida de "fraternidad
universal".Se reunieron 16 tipógrafos, 4 médicos,
un doctor en ciencias, un marmolista y un zapatero. En ese
día y en esa comida,quedó constituida secretamente
la primera Agrupación del Partido Socialista
Obrero Español (PSOE). Pablo Iglesias y un
grupo reducido de marxistas fundaron el Partido Socialista Obrero
Español (PSOE) que se definía como un partido
marxista,partidario de la revolución social defensor del
sufragio universal, del derecho de asociación y de las
mejoras de las condiciones de vida de los trabajadores. Se
afilió a la II AIT consiguiendo ser el primer di- putado
socialista en el Congreso de los Diputados de España, en
1910. (98)

Se nombró una Comisión para redactar la
Declaración de Principios, el Programa y los Estatutos.
Pablo Iglesias propuso que la nueva organización se
denominase "Partido Socialista Obrero Español". Jaime Vera
propuso "Partido Socialista Español", pues estimaba que el
adjetivo "obrero" res-tringía su ámbito; Pablo
Iglesias insistió en que se denominase PSOE, pues estimaba
que incluir en la denominación "obrero" subrayaba que el
nuevo partido era de clase. Se impuso así el criterio de
Pablo Iglesias. La primera Asamblea del nuevo partido,se
celebró el 20 de junio de 1879 en una taber- na de la
calle Visitación. Allí se formó la primera
Ejecutiva que al principio fue secreta. Estaba compuesta
así: Secretario General: Pablo Iglesias,Teso-rero:
Inocencio Callejo; Contador: Alejandro Ocina.Vocales:Victorino
Cal- rón y González Zubiaurre.En esta Asamblea se
leyó un manifiesto de ten- dencia marxista que,
prácticamente, contenía la Declaración de
Principios, el Programa y los Estatutos. En abril de 1880 fueron
aprobados,con algunos retoques,estos documentos que
constituirían el programa definitivo que debería
votarse en el Primer Congreso del PSOE (Barcelona, 1888).
(99)

En el año 1888,a las 10´30 horas del 12 de
agosto,veintiséis hombres to- maban asiento en el
salón del Círculo Socialista ubicado en la calle
Tallers, 29, de Barcelona, para iniciar el Primer Congreso
Nacional Obrero:Anto- nio García Quejido, Pablo
Iglesias, Juan Serna, Basilio MartínRodríguez,
Pablo Roca, Pedro Botifoll, Ramón Cuñé,
Constantino Amigó, Antonio Cortés, Juan Roca,
Baldomero Carbonell, Rafael Orrioles, José Anguera,
Toribio Reoyo, Salvador Ferrer, Cristóbal Uño,
Antonio Torroella, José Sarcos, Ramón
Perramón, Jaime Mora, Juan Matas, J. Castells, José
Pons, Juan Boixader, Juan Palomero y Antonio Moliner. Estos 26
delegados, que representaban a 44 sociedades obreras (28 de ellas
de Cataluña y 16 a las provincias castellanas) y a un
total de 4.668 afiliados, de los que 1.391 co- rrespondían
a la Federación Tipográfica Española,
habían llegado animados por un empeño común:
constituir la primera Organización nacional de sociedades
obreras para defender sus intereses de asalariados frente a la
patronal. (100)

La UGT nació durante un congreso que tuvo lugar
en el TeatroJovella-nos de Barcelona, coincidiendo con la
celebración de la Exposición Univer-sal en dicha
ciudad, que había empleado a miles de personas en tareas
de construcción, trabajando en duras condiciones que les
había concienciado de la necesidad de organizarse para
defender sus intereses. La UGT surgió en íntima
relación con el socialismo marxista, a pesar de su
apoliticismo estatutario. (101)

El congreso duró hasta el día 14 y en la
segunda sesión un tipógrafo llamado Pablo
Iglesias Posse proponía que la nueva
Organización obrera llevara por nombre "Unión
General de Trabajadores de España".La suge- rencia fue
aprobada por el Congreso, que antes de cerrar sus sesiones
eligió como presidente de la organización a un
compañero de Pablo Iglesias, el también
tipógrafo Antonio García Quejido, secretario a su
vez de la Fede- ración Socialista
Madrileña. 

Las primeras décadas, tras su fundación el
sindicato socialista, se caracterizó por una constante
preocupación con el trabajador industrial, su principal
base y que desde mediados del siglo XIX participaba en
movimien-tos de protesta, huelgas generales como la de 1890, a
veces quemando má- quinas y fábricas y, en todo
caso, exigiendo mejores condiciones sociales y el
derecho a asociarse. (102)

La recién nacida UGT se organiza a base de
Secciones de Oficio a nivel local y por Federaciones a nivel
nacional, queda aprobado un programa de fijación de
salarios mínimos, y se acuerda la petición de la
jornada de ocho horas. La cuota de afiliación queda fijada
en cinco céntimos. Como órgano directivo entre
Congresos actúa el Comité Nacional. Así
cristalizaban los deseos de miles de trabajadores que, a
raíz de la aparición de la I Internacional (1864),
venían dirigiendo sus esfuerzos a crear Asociaciones
obreras basadas en la solidaridad y estructuradas en agrupaciones
de oficios.

En torno a una de esas asociaciones (la
Asociación del Arte de Impri-mir, de Madrid), y a una de
sus figuras más destacadas, Pablo Iglesias, se nuclea
la tendencia marxista que sería decisoria para la
fundación del PSOE y la creación de UGT,su
organización hermana en el campo laboral. De hecho, pocos
días después de la celebración de este
Primer Congreso Nacional Obrero se celebra el Congreso del
Partido Socialista Obrero Español (PSOE) que
establecería como requisito para la militancia en el
partido la pertenencia al sindicato recién
creado.

A finales del siglo XIX, UGT experimenta un proceso de
consolidación y va extendiendo su influencia a las
diversas provincias españolas (particu-larmente por la
cuenca minera asturiana y Vizcaya gracias a la labor de
dirigentes como Varela y Vigil, Manuel Llaneza y Perezagua).Con
el cierre del siglo,UGT había pasado a tener más de
26.000 afiliados y para 1910,fe- cha de fundación de la
CNT(Confederación Nacional del Trabajo),el núme- ro
de afiliados al sindicato socialista alcanzaba los 43.000. Ese
mismo año, Pablo Iglesias se convierte en el primer
diputado obrero de España. (103)

A partir del IV Congreso, mediada la década de
los noventa,la sede cen-tral del sindicato se traslada a Madrid.
Los últimos años del siglo XIX resultan
difíciles para el movimiento obrero español debido
a las suspensiones,detenciones y violentas represalias que
provocan las numerosas huelgas y actos de protesta de los
trabajadores contra las guerras coloniales en las que, por aquel
entonces, se ve enzarzada España.

Durante la primera década del siglo XX, UGT
experimenta un período de desarrollo ideológico y
organizativo. Es a partir de entonces cuando se perfila una nueva
generación de dirigentes, tales como Saborit, Indalecio
Prieto y Anguiano. La Organización va creciendo hasta
llegar en 1915 a los 110.000 afiliados. En el X Congreso se
sustituyen los Sindicatos de Oficios por Sindicatos de
Industria,lo que permitirá la consolidación del
movimien- to reivindicativo y la creación de Sindicatos
poderosos. Esta es también la década de la
creación de cooperativas obreras y centros educativos y de
esparcimiento,como las Casas del Pueblo. (104)

La tendencia libertaria del movimiento obrero, sigue
siendo abrumadoramente mayoritaria. En poco tiempo
la FTRE registra un crecimiento es- pectacular. Al cabo de un
año de existencia, al IIº Congreso, que tiene lugar
en Sevilla en 1882, asisten 254 delegados en
representación de casi 500 secciones y 48.000 federados.
En el seno de la Federación convivían,grosso modo,
dos corrientes:

• Una corriente partidaria de la
organización obrera, actuando en la legalidad pero al
margen de la política de partidos, que prevalece en
Cataluña.

• La otra corriente, predominante en
Andalucía,que se muestra partidaria de de la propaganda
por el hecho para acelerar el advenimiento de la
revolución social.

La difícil conciliación entre ambas se
logra en el Congreso de Sevilla, en el cual se adopta una
fórmula que supone: reconocer el anarquismo como finalidad
última e instrumento educador para la construcción
de la sociedad futura, y adoptar en lo inmediato la
táctica de lucha reivindicativa de la organización
obrera. (105)

Estaban sentadas las bases para hacer de la FTRE un
instrumento real- mente eficaz en la lucha por la
emancipación y mejora de las condiciones de vida de la
clase trabajadora, cuando todo quedó interrumpido por el
des- graciado episodio de La Mano Negra.

Las investigaciones históricas más
rigurosas coinciden en señalar que el grupo terrorista
autodenominado La Mano Negra fue una invención de la
policía para implicar a la FTRE en actos de terrorismo y
desacreditarla así ante las masas obreras y, en todo caso,
de haber existido tal grupo la

policía utilizó este nombre para perpetrar
una serie de asesinatos,sin ningu- na lógica que pudiera
tratar de justificarlos,e inculpar de este modo al mo- vimiento
libertario en general y a la Federación obrera en
particular. (106)

Un agricultor andaluz anónimo compuso unos versos
sobre este suceso:

La Mano Negra decís,

mas demuestra la experiencia

que vuestra mano y conciencia

es negra, señores; sí.

Lo decimos y es así,

La Mano Negra es la vuestra,

que anda a diestra y siniestra:

y nunca piedad sentís.

A pesar de las malas condiciones en las que
vivían los jornaleros andaluces, con jornadas laborales de
"sol a sol" (unas 16 horas diarias) y salaríos de miseria,
muy inferiores a los del resto del país (2 reales diarios
en Andalucía frente a los 12 de Cataluña) (107) los
obreros del campo andaluz no estaban preparando, en esos
momentos, ninguna revuelta ni insurrección ni contra el
gobierno ni contra los propietarios de las tierras.Según
se des- prende de las Actas del proceso por el caso de La Mano
Negra, los jornaleros se asociaban para, como ellos
decían, "socorrer a los pobres y asegurar el
trabajo".

Contaban con la Revista Social que tuvo un importante
eco en Andalucía.

Los jornaleros se reunían en círculo y uno
de ellos leía en voz alta los artículos que luego
eran comentados por todos. En 1882 la Revista Social llegó
a tirar unos 20.000 ejemplares,cantidad muy importante para
aquella época, máxime cuando más del 70% de
los españoles eran analfabetos. (108)

Encartados los anarquista en el proceso de La Mano
Negra, Álvarez Junco resume así el episodio: "Un
par de crímenes cometidos en Arcos y Jerez de la Frontera
a finales de 1882, conectados de manera confusa con las
declaraciones violentas de algún grupo extremista
procedentes de la etapa de clandestinidad, sirvieron al gobierno
de Sagasta para identificar a la legalista FTRE con una tenebrosa
organización terrorista, La Mano Negra, dirigida desde
Ginebra, cuyo propósito era asesinar a los propieta-
ríos y entregar sus riquezas a las llamas.Tras el
extraño hallazgo de unos estatutos en medio del campo por
partede la guardia civil, que parecían probar la
conexión entre la FTRE y los crímenes, se montaron
espectacula-res procesos,con cuerdas de cientos de presos
recorriendo las campiñas an- daluzas. Siguieron unos meses
de silencio, rumores de tortura y finalmente un proceso que
culminó en más de cien condenas y siete
ejecuciones".

Mediante esta farsa de proceso lo que realmente se
pretendía era intentar involucrar y perseguir al mayor
número de jornaleros anarquistas posible.

(109)Más que de La Mano Negra se debería
de hablar de "mano dura". Bastaba con la mínima sospecha
de un hacendado para la detención inmedianta de un
jornalero o de todo un grupo. Un diario madrileño daba los
siguientes datos escalofriantes: " …el número de
adeptos se ha hecho subir a siete mil primero, a doce mil
después, ahora se calculan en más de cuarenta
mil.La cifra siempre creciente de prisioneros y la
detención de federados en puntos tan remotos a los lugares
de los hechos,hace presumir que la opinión pública
y los agentes del gobierno han involucrado, en la
persecución de una simple causa criminal común, a
un verdadero ejército de hombres". (110) De esta forma,
como ocurriera diez años antes,los efec- tivos de la
Federación fueron reducidos a la décima parte.El
resultado final del proceso supuso la pena de muerte para 15
campesinos de los cuales fueron ejecutados 7 en la Plaza del
Mercado de Jerez de la Frontera, el 14 de junio de 1884. Tres
días después de las ejecuciones los jueces fueron
condecorados con la Gran Cruz de la Orden de Isabel la
Católica. (111)

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