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Los movimientos sociales en la Europa del Siglo XIX (página 8)



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Los últimos años del S.XIX resultaron
difíciles para el movimiento obre- ro español
debido a las suspensiones, detenciones y violentas represalias
que provocaron numerosas huelgas y actos de protesta de los
trabajadores contra las guerras coloniales. Estas protestas
continuaron hasta desembocar en la Huelga General de julio de
1909, contra la guerra de Marruecos. (215)

Entre 1902 y 1903 se producen numerosas huelgas para
mejorar las condiciones laborales de la clase obrera (varias en
el campo zamorano por ejemplo). Esto lleva a que en 1904 en el
Gobierno de Azcárraga apruebe la Ley del Descanso
Dominical, uno de los primeros avances en materia laboral gracias
a la presión huelguística. (216). No obstante, el
movimiento obrero en España era más modesto que en
otros países europeos. En1913, el sindicato UGT, alcanzaba
la cifra récord de 147.729 afiliados y el socia- lista,
Pablo Iglesias, estaba de diputado en el Parlamento
español. En ese mismo año el sindicato
francés C.G.T superaba los 500.000 afiliados, así
como la Trade Unions británica y el sindicato italiano
C.G.L, y contaba con 75 diputados socialistas,el Parlamento
italiano tenía 42 y el alemán 110.Es- te modesto
crecimiento del movimiento obrero en España se puede
expli- car por el importante peso de la oligarquía rural y
su estructura"caciquil" y también por la importancia del
movimiento anarquista, aunque cabe señalar que en Italia
las estructuras sociales eran similares a las nuestras.
(217)

Innumerables son las voces que se alzan reclamando una
mayor educa-ción e instrucción del pueblo, con el
convencimiento de que sólo ellas pue-den salvar a
España. Ya, en enero de 1869, surge el denominado
Círculo de la Revolución en Gijón, cuyo
principal objetivo es la instrucción de las clases obreras
e industriales que impartían las siguientes
cátedras, de forma gratuita y en horario nocturno (de 7 a
9 h): Lectura y Aritmética, Historia de España,
Elementos de la Geometría, Economía
política, Geografía y Explicaciones sobre
principios de la democracia. (218)

Una de las personalidades españolas más
destacadas en el ámbito educa- tivo fue Francisco Giner de
los Ríos.Nace en la ciudad de Ronda en el seno de una
familia acomodada, lo cual le permite acceder a una correcta
forma- ción universitaria. Estudió Filosofía
en Barcelona y Granada,trasladándose a Madrid en
1863,donde entraría en contacto con el ideario Krausista.
(219) Realizó el doctorado en derecho en 1867
obteniendo,por oposición,una cá- tedra de
filosofía del derecho a la que renunció en
solidaridad con los cole- gas expulsados por el gobierno al no
haber aceptado firmar una adhesión a la persona de la
reina Isabel II y haberse negado a manifestar fidelidad al trono
y a la iglesia católica (220)Fue el fundador,junto a otros
catedráticos, de la Institución Libre de
Enseñanza (1876) desde cuya institución se dedi-
cará a formar hombres útiles a la sociedad,capaces
de concebir un ideal; coeducación y reconocimiento
explícito de la mujer en igualdad de condi- ciones
respecto al hombre; libertad de cátedra,de
investigación y de la auto- nomía y
extensión universitaria.En una palabra,una escuela activa,
neutra y no dogmática,basada en el método
científico que pretende la formación de hombres
completos, abiertos a todos los ámbitos del saber
humano.(221)La Institución Libre de Enseñanza
albergó a personalidades de la talla de: Aza- ña,
Besteiro, García Lorca, Salvador Dalí, Antonio
Machado, Juan Ramón Jiménez, Buñuel, Miguel
de Unamuno o Bosch Gimpera, por poner solo algunos ejemplos.
Entre las obras de Francisco Giner caben destacar: Le- cciones de
psicología (1874), Estudios sobre educación (1886),
Educación y Enseñanza (1889) y Pedagogía
universitaria (1905). (222)Por su actitud crítica frente a
la España tradicional, Giner de los Ríos puede
considerarse como un precursor de la generación del 98.
(223)

Rafael Altamira fue otro ilustre pensador que se
enfrentó al pensamiento tradicional español ya que
fue el primero que penetró en la historiografía
partiendo de su relación con la cultura y la historia de
las ideas. Aunque impulsó y apoyó siempre la
Institución Libre de Enseñanza,en la que traba-
jó como docente, tuvo siempre independencia de criterio
respecto al Krau- sismo en una orientación
ideológica liberal-progresista. Promovió la educa-
ción popular y propugnó una pedagogía con
fuerte sentido moral. En 1898 creó, junto con otros
catedráticos de la Facultad de Derecho de la Universi- dad
de Oviedo, la Extensión Universitaria en nuestra
región con el propósi- to de difundir los
conocimientos generados en esta institución a
través de conferencias, cursos y otras actividades a
aquellas clases sociales que no podían acceder a ellos,
siguiendo el ejemplo de varias universidades ingle- sas, alemanas
y belgas. (224) No contento con ello, Altamira dio ejemplo
impartiendo cursos y conferencias en numerosas universidades
españolas y extranjeras (Argentina, EE.UU,
Inglaterra…) La educación del pueblo era
considerada por Altamira como la base fundamental para la
solución de los problemas de la Patria. En su obra
Psicología del Pueblo español y en La
enseñanza en la historia, publicada en 1891, intenta
comunicar que en ella está la esencia, la médula,
el nervio y la vitalidad de España. Aparte de las obras
mencionadas también caben destacar: Historia de la
propiedad comu- nal (Tesis doctoral, 1890), Historia de
España y de la civilización española (1911)
y La huella de España en América (1924). El
proyecto último de Altamira era conseguir la convivencia
de los pueblos a través de la educa- ción para
fomentar el entendimiento, la curiosidad y la educación
para la paz. Así decía que: "La Universidad debe
trabajar por la paz, a la vez que afirmar el sentimiento nacional
de la lucha por el derecho, tratar de supri- mir de las
relaciones internacionales el sello de la barbarie y de rapacidad
que aún tiene hoy". Fue perseguido por el franquismo por
lo que se exilia en México donde muere en
1951.(225)

Se afirmaba que la cuestión social
era una cuestión pedagógica. Así el
movimiento Regeneracionista, iniciado en nuestra patria a
comienzos del S. XX,tomó visos de realidad en la
educación y la cuestión española es plan
teada como problema de educación. Hay que indicar, dice
Posada, como síntoma consolador y de un valor
indiscutible, la importancia creciente en la opinión
pública de los problemas capitales para todo el pueblo que
quiere ser culto: los problemas de la educación y de la
enseñanza. (226)

Joaquín Costa, junto a una regeneración
económica, propone un vasto programa pedagógico,
para subsanar el mayor mal que padece España, la "anemia
mental", consecuencia de su pobreza económica. A su gran
interés por la educación Joaquín Costa
añade su gran preocupación por las cues-tiones
históricas,sociales y políticas.En el primer
ámbito sus trabajos fueron muy aprecidos por sus
contemporáneos. Costa siempre pensó que la
solución a los problemas del país vendrían
por la revitalización de antiguas cos- tumbres y
organizaciones sociales ,lo que le ganó fama de
romántico. (227) Otras de sus preocupaciones fueron el
movimiento colonial, y sobre todo la polìtica nacional y
la política agraria. Costa denunció y
arremetió contra el viciado sistema de la
Restauración del turno de partidos, al tiempo que se
convertía en adalid de las reivindicaciones campesinas,
respecto a las que fue autor de un libro capital,convertido en la
época en una manual: El colectivismo agrario.
(228)

Por su parte, Concepción Arenal (229) fundamenta
los derechos del hombre a la instrucción y la
obligación que tiene la sociedad de proporcio-narle dicha
instrucción con estas palabras: "No preguntemos a un
hombre la edad que tiene para instruirle, porque mientras viva
puede aprender, mientras puede aprender debemos
enseñarle". De ahí que mientras el obrero no eleve
su nivel moral e intelectual, no se elevará para él
el social.

Desde el punto de vista de movimientos sociales
relacionados con el ám-bito cultural ya en Galicia,a
mediados del siglo XIX, y sobre todo desde la prodigiosa
década de 1880-90, el idioma gallego se ejercita en el
cultivo poético,destacando en este campo Rosalía de
Castro,e inicia incursiones en otros géneros,
dramáticos y narrativos, aunque limitándose a la
temática histórica o de costumbres.

Iniciado el S. XX se extiende la sensación de que
un cultivo tan limitado del idioma no será suficiente para
arrancarlo de la subalternidad y ponerlo en una modernidad que,
aunque precaria, comienza a florecer con firmeza en
Galicia. El gallego tenía que urbanizarse,tenía que
dejarse oír en la esfera pública, cada vez
más ancha, de la sociedad burguesa y urbana, tenía
que constituirse en un idioma moderno, esto
es,nacional.Urgía utilizarlo en conferencias, solemnidades
cívicas y eruditas, en mítines, y también en
pe-

riódicos, revistas y folletos. La literatura
seguía siendo fundamental, pero ya no interesaba tanto la
poesía como probar el idioma en la expresión de los
conflictos del individuo y en los laberintos del pensamiento
contemporáneo a través de la narrativa
y del ensayo.Los saberes humanísticos (la his- toria, la
filología,la etnografía) se convierten ahora en
saberes "nacionales", en instrumentos para construir Galicia como
nación. La "Xeración Nós" ha dejado figuras,
textos e imágenes que perduran en la memoria colectiva:
Castelao, (230) Ramón Otero Pedrayo,Vicente Risco, Cousas,
Retrincos, Sempre en Galiza,Os camiños da vida, Arredor de
si,Ensaio histórico sobre a cultura galega,Teoría
do nacionalismo galego,O porco de pé…(231)

El movimiento cultural del Romanticismo, en el
territorio catalán, tuvo una clara connotación
política.Los escritores reclamaban la recuperación
de la lengua,la literatura y la cultura popular catalanas.En este
sentido,Roman- ticismo y "Renaixença" (en parte de
ahí viene el nombre, ya que quería rea-vivar la
conciencia nacional después de una etapa de decadencia)
convivie-ron y se interrelacionaron a lo largo del siglo XIX. En
sus inicios, los renaixentistas anhelaban rememorar el pasado
glorioso que recordaba el mo-mento en el que el imperio
catalán se había expandido por el
Mediterráneo hasta Grecia. Sin embargo el contraste con el
presente era evidente.(232) Los escritores más destacados
dentro de esta corriente cultural catalanista serían,
entre otros, Valentí Almirall, Joaquín Rubió
i Ors,Víctor Balaguer, Jacint Verdaguer y Frederic
Mistral. (233)

Las Bases para la Constitución Regional
Catalana, más conocidas como Bases de Manresa, son el
documento presentado como proyecto para una ponencia de
la Unió Catalanista, que  era una
agrupación de catalanistas conservadores creada en 1891,
ante el consejo de representantes de las aso-ciaciones
catalanistas, reunidas en Manresa (Barcelona) los
días 25 y 27 de marzo de 1892.Lluís
Domènech i Montaner actuaba como presidente de la
Asamblea, mientras que Enric Prat de la Riba era el
secretario. A esta Asamblea asistieron 248 representantes de toda
Cataluña. Las bases tenían una cierta
inspiración en el modelo federal a pesar de que, en lo
referente al autogobierno, se basaban en las
antiguas constituciones catalanas previas a 1714. El
poder central se organizaba según la separación de
poderes: El legislativo estaría compartido por el rey
y una asamblea regional; el ejecu- tivo estaría formado
por cinco ministerios o secretarías;
el poder judicial estaría representado por un
tribunal supremo regional.

Del poder regional,formado por unas
 Cortes que se reunirían una vez al año
en puntos diferentes del territorio,saldría un ejecutivo
formado por cin- co o siete altos cargos que se
encargarían de la administración del país.
El poder judicial permanecería en la antigua Audiencia de
Cataluña, que sería restablecida. La oficialidad
única de la lengua catalana, así como la
condi-ción del idioma catalán como cláusula
obligatoria para ejercer la función pública,
también estaban consideradas.Su significado e importancia
descan- sa en el hecho de que fue la primera manifestación
del catalanismo conser- vador respecto de sus deseos de
autogobierno, aunque en el marco de un Estado español
reformado estructuralmente en sus principios de ordenación
administrativa y territorial. (234)

Cuando empezó la guerra contra Estados Unidos,
las preocupaciones de los industriales catalanes aumentaron ya
que existían fuertes vínculos entre Cataluña
y Cuba, especialmente con las fuertes importaciones cubanas de
algodón para las industrias textiles catalanas, en juniode
1898, pidieron a Sagasta que gestionara la paz. La directiva de
la Unió Catalanista solicitó lo mismo con un
manifiesto público redactado por Enric Prat de la Riba. En
este manifiesto,titulado Als Catalans,el autor criticó la
utilidad del conflic- to y aprovechó el texto para
reivindicar el catalanismo político. Textual- mente
decía en una parte del manifiesto:

[ . . . ] "¡ Salvemos a Cataluña! ;que no
han empleado los catalanes un siglo de heroicos esfuerzos en
crear una civilización adelantada en esta par- te de
España para que nos la arrojen en un momento de embriaguez
en aras de un fantasma sin realidad como es ese honor nacional
que necesita la san- gre de las batallas para satisfacerse. [ . .
. ]Ahora verá (Cataluña) cuán peli- groso es
para su prosperidad el actual desequilibrio que existe entre
nuestra gran fuerza económica y nuestra nulidad
política dentro de España".El gobierno
respondió con medidas fiscales. (235)

En definitiva, la pérdida de las últimas
colonias españolas (Cuba, Puerto Rico y Filipinas) supuso
un duro golpe para la industria catalana,especialcialmente la
textil, ya que perdió un amplio mercado para sus productos
así como el abastecimiento de materias primas.
(236)

Tambien el Romanticismo del siglo XIX, con la
exaltación de las sensa-ciones, ayudó a crear un
nuevo mito que añadir a los anteriores, el de la paz y la
tranquilidad de la sociedad rural vasca, base de su actividad
económica y elemento a mantener de manera indisoluble con
la propia especificidad vasca, obviando situaciones que ya se
estaban produciendo en Europa y, con posterioridad y de modo
menos intenso, en el territorio vasco: la segun-da
Revolución Industrial y el proceso de renovación de
la economía que en el País Vasco, como en el resto
de España, tuvo lugar en el último cuarto del siglo
XIX. Las tesis del nacionalismo vasco se plantean sobre la base
de la denominada corriente cultural del mismo, mucho más
entroncada con el romanticismo alemán, que con la
corriente política, pues aún compartiendo un cierto
grado de romanticismo, toma una dimensión diferente.
(237)

El padre del nacionalismo vasco y fundador del PNV fue
Sabino Arana. Este nacionalismo se apoyará en la raza, la
lengua,las costumbres y las convicciones religiosas. En 1894
Arana redactó unos breves apuntes titulados: "Doctrina
política", que sirvieren de base a su pensamiento
político, en donde establecía la identidad de
Bizcaya con la unidad católica. También el texto
menciona " el derecho diferencial de la raza y lengua vasca y a
poder vivir con independencia de toda otra raza".
(238)

El cúmulo de tradiciones vascas que surgieron de
los mitos, y la singu-laridad jurídica y económica
de la que disfrutaba la población de los territorios
vascos, unido a las concepciones religiosas que derivan de
aquellas, hacen entendible que los vascos mayoritariamente,
aunque no de manera exclusiva, asumieran como propios los
planteamientos del tradicionalismo, representados por el partido
carlista, posicionándose, en las guerras entre
éstos y los liberales, en el bando más
reaccionario. No podía ser de otra forma si tenemos en
cuenta que las tesis asumidas por el partido car lista tienen
como elemento central la defensa de la iglesia católica,
en tanto que representante legítima de Dios en la Tierra,
y la defensa de las particularidades de los territorios, en aras
de una no intervención del Estado en los asuntos de
éstos, elementos que, están en el centro
del ser vasco. (239)

El regionalismo asturiano parte de la
reconstrucción y promoción del santuario de
Covadonga después de 1874 y se enmarcaba en el contexto de
un creciente movimiento regionalista en Asturias que, como
hicieran otros movimientos similares en otros lugares de
España, respondía a la gradual
centralización del país y sus ineficaces esfuerzos
para integrar económica, política y culturalmente a
la nación. (240)Inicialmente este movimiento so- cial tuvo
su "época dorada"en la década de los 80-90 del S.
XIX,cuando los historiadores, genealogistas, escritores y
folcloristas publicaron una gran cantidad de trabajos, algunos de
ellos escritos en bable. La mayoría de los regionalistas
asturianos eran católicos conservadores,incluyendo a miem-
bros del clero,aunque también había una
minoría influyente de intelectuales vinculados a la
Universidad de Oviedo,que simpatizaban políticamente con
los republicanos y los federalistas(241)Entre las personalidades
más desta- cadas dentro del regionalismo astur caben
destacar: Melchor Gaspar de Jo- vellanos, Ramón de
Campoamor,Fortunato de Selgas, Leopoldo Alas,Pala- cio
Valdés, Julio Somoza, Pachín de Melas, José
Caveda y Nava, Melquia- des Álvarez y Vázquez de
Mella.(242)

Ante la escasa o nula respuesta de los poderes
públicos a la llamada de la intelectualidad
española, especialmente la nacionalista, varias fuerzas
sociales, se hicieron eco de esta necesidad de
regeneración del obrero a tra- vés de su
educación y varios son los movimientos que se
preocuparon,fuera del ámbito oficial,de elevar su
cultura,con el convencimiento de que el proletariado, tanto
industrial como agrícola, que era el más
desheredado de la fortuna,había de encontrar su
emancipación por la cultura. Entre ellos, destacan: el
movimiento institucionista, el anarquista y el socialista. Este
último empieza a fundar cientos de Casas del Pueblo, por
todas las zonas rurales y urbanas de España,
dotándolas de una biblioteca, donde poder consultar libros
y leer el periódico. (243)

También, en la segunda mitad del siglo XIX,
aparecen los denominados ateneos obreros como alternativa a los
ateneos que la burguesía ha ido abriendo en distintas
ciudades como centros para el fomento de la cultura y del arte.
Los ateneos obreros pretendían ser centros culturales
populares, es decir, se centraban en las preocupaciones y
necesidades culturales y de ocio de las clases trabajadoras.
Destacarán, entre muchos ejemplos, el Ateneo
Catalán de la Clase Obrera y el Ateneo
Enciclopédico Popular.

Los anarquistas mostraron una intensa y constante
preocupación por la mejora cultural de los obreros. Por su
parte, los socialistas se incorporaron después hacia estas
iniciativas desde una posición inicial más recelosa
o tí- mida.A finales del siglo XIX cambiarán de
posición y se lanzarán a intentar conquistar el
espacio cultural perdido ante los anarquistas.En lo que sí
estaban de acuerdo unos y otros era en que el triunfo de sus
ideas debía ir precedido o acompañado de la
educación del proletariado.Si los obreros no te-
nían educación ni cultura era imposible que la
revolución triunfase,es decir, se convertían en
instrumentos para el fin revolucionario que se
pretendía.

En el comienzo del siglo XX se vive una verdadera
eclosión de ateneos anarquistas, pero, también las
casas del pueblo socialistas albergarán las actividades
propias de los ateneos. Es importante destacar que, en algunos
casos ateneos y casas del pueblo llegaron a contar con
actividades relacio-nadas con servicios médicos,
mutualidades y economatos. (244)

Notas bibliográficas:

(1)Raymond Carr, Historia de
España:1808-1939.

(2)Marqués de Lozoya, Historia de
España.

(3)Adrián Shubert, Historia social de
España (1800-1990).

(4)A.Ramos Oliveira, Historia de
España.

(5)Manuel Tuñón de Lara, Historia de
España.

(6)Manuel Tuñón de Lara, La España
del siglo XIX.

(7)Joaquim Pedro Oliveira, Historia de la
civilización Ibérica.

(8)Actas de la Tierra Llana y de las Villas y
Ciudades.

(9)Teólifo Guiard, Historia de la Noble Villa de
Bilbao.

(10)Archivo General de la Diputación de
Vizcaya.

(11)Actas de la Tierra Llana y de las Villas y
Ciudades.

(12)A. Martínez de Velasco, La España de
Fernando VII.

(13)Archivo Diocesano de Cuenca.Sección,Curia
Diocesana.Audiencia. Legajo, 1639.

Expediente,35.

(14)Archivo Diocesano de Cuenca.Sección,Curia
Diocesana.Audiencia.Legajo, 1639.

Expediente,12.

(15)Marqués de Villa-Urrutia, Fernando VII, Rey
absoluto.

(16)Jean-Philippe Luis, La década ominosa,
(1823-1833)

(17)Pierre Vilar, Historia de Catalunya.

(18)Francisco Zugasti, La clase obrera hace historia
(1840-1910).

(19)Germán Bleiberg, La Constitución de
1812 y todas las proclamadas en el S.XIX. Diccionario de Historia
de España. I, Vol. Pág. 950-970.

(20)Juan Cortada, Historia de España.

(21)Modesto Lafuente, Historia General de
España.

(22)J.Termes, El movimiento obrero en
España.

(23)Germán Rueda,España:1790-1900.Sociedad
y condiciones económicas.

(24)Manuel Tuñón y Núñez de
A, Historia del movimiento obrero español.

(25)John Lych, Historia de España
Contemporánea.

(26)Periódico, El eco del Comercio de
Madrid.

(27)Fernando Garrido, Historia de la clase
trabajadora.

(28)Ferrán Valls y Soldevila Ferrán,
Historia de Cataluña.

(29)José Díaz del Moral, El socialismo
primitivo.

(30)Jaume Sobreques, Historia de
Cataluña.

(31)Joaquín Nadal y Wolff PPhilippe, Historia de
Cataluña.

(32)Raymond Carr, Historia de España:
1808-1939.

(33)Historia 16, Historia de España.

(34)Rafael Altamira, Historia de España y de la
civilización española.

(35)Josep Fontana, Historia de España.

(36)Amaro del Rosal, Los congresos obreros
internacionales en el S. XIX.

(37)José Díaz del Moral, El socialismo
primitivo.

(38)José Díaz del Moral, Historia de las
agitaciones campesinas.

(39)N.Sánchez Albornoz, La crisis de subsistencia
en España en el S. XIX.

(40)Frank Paya, Historia económica
española.

(41)AMGU,Libro de Actas de Plenos Municipales del
Ayuntamiento de Guadalajara.

(42)AMGU,Libro de Actas de Plenos Municipales del
Ayuntamiento de Guadalajara. 25/8/1855.

(43)Periódico, El Balear, 2/6/1856.

(44)Periódico, El Clamor Público,
31/5/1855.

(45)Periódico, La época,
27/6/1856.

(46)Periódico, La época,
2/7/1856.

(47)Diario de sesiones de las Cortes Constituyentes.
Sesión, 1/7/1856.

(48)Periódico, La España,
4/7/56.

(49)BOPGU, 6/10/1856.

(50)AMGU,Libro de Actas de Plenos Municipales.
Ayuntamiento de Guadalajara.1856.

(51)AMGU,Libro de Actas de Plenos Municipales.
Ayuntamiento de Guadalajara.1856.

(52)Periódico, El Clamor Público,
30/9/1856.

(53)AMSI,Libro de Actas de Plenos Municipales.
Ayuntamiento de Sigüenza.1856.

(54)AMGU,Libro de Actas de Plenos Municipales.
Ayuntamiento de Guadalajara.1856.

(55)Periódico, La Esperanza, 3/7/1856.

(56)Periódico, La Época,
15/3/1856.

(57)Periódico, La Iberia, 17/12/1856.

(58)Periódico, La Época,
29/4/1857.

(59)N.Sánchez Albornoz, La crisis de subsistencia
en España en el S. XIX.

(60)René Jupin, La questión agraire en
Andalousie.

(61)Historia 16, Historia de España.

(62)J.Sánchez Jiménez,El movimiento obrero
y sus orígenes en Andalucía.

(63)Josep Fontana, Cambio económico y actitudes
políticas en la España del siglo XIX.

(64)Gonzalo Anes y Álvarez de Castrillón,
Economía, sociedad, política y cultura en la
España de Isabel II.

(65)Noam Chomsky, Lucha de clases.

(66)R.Lamberet, Mouvements ouvriers et socialistes.
L´Espagne (1750-1936).

(67)Charles P. Kindleberger, Historia financier de
Europa.

(68)N.Sánchez Albornoz, La crisis de subsistencia
en España en el S. XIX.

(69)Richard, Herr, España
Contemporánea.

(70)Silvia Miguens, Isabel II de
Borbón.

(71)Rogelio Blanco y Victoria Muñoz, Historia de
España.

(72)Florencia Peyrou, Tribunos del
pueblo:Demócratas y republicanos durante el reina-do de
Isabel II.

(73)Juan Mª Gómez Ortiz, Historia Moderna y
Contemporánea de España.

(74)Manuel Tuñon de Lara, Historia de
España.

(75)Antoni Jutglar, La reacción y la
revolución.

(76)José Andrés Gallego, Revolución
y restauración, 1868-1931.

(77)G.Tortella, Los orígenes del capitalismo en
España.

(78)M.Nettlau, La Premiére Internationale en
Espagne (1868-1888).

(79)José Álvarez Junco, La comuna en
España.

(80)R.Lamberet, Mouvements ouvriers et socialistes.
L´Espagne (1750-1936).

(81)Maximiliano García, Historia de las
Internacionales en España.

(82)Florencia Peyrou, Tribunos del pueblo:
Demócratas y republicanos durante el reina-

do de Isabel II.

(83)E.C.Lida, Antecedentes y desarrollo del movimiento
obrero español.

(84)Amaro del Rosal, Los congresos obreros
internacionales en el S. XIX.

(85)Antoni Jutglar, Actitudes conservadoras ante la
realidad obrera, en la etapa de la

Restauración.

(86)J.Termes, La insurrección
cantonalista.

(87)C.A.M. Hennessy, La república federal en
España.

(88)J.B.Vilar, El Sexenio democrático y el
cantón murciano.

(89)Antonio Gómez-Guillamón, La I
República y el cantón de Cartagena.

(90)A. Puig Campillo, El cantón
murciano.

(91)Maria-Alice Medioni, El Cantón de
Cartagena.

(92)Aurelio Gómez Vizcaino, Impacto
demográfico de la crisis de 1873 en Cartagena. Las bajas
del cantón.

(93)A.Lacomba, La I República.

(94)M.García Venero, Historia de las
internacionales en España.

(95)Rafael Sevilla, Observaciones sobre los
últimos sucesos de Alcoy.

(96)A.Elorza y Mª. C. Iglesias, Clase obrera y
reforma social en la Restauración.

(97)Gustavo Vidal Manzadarez, Pablo Iglesias: La vida y
la época del fundador del PSOE y UGT.

(98)Juan José Morato, El Partido
Socialista.

(99)Maluquer de Motes, Los orígenes del
socialismo en España.

(100)Isidro Acevedo, La fundación de
UGT.

(101)VV.AA, Historia de la UGT. 6 vols.

(102)José Girón, UGT, un siglo de
Historia.

(103)VV.AA, Historia de la UGT. 6 vols.

(104)www.ugt.es

(105)Miguel Íñiguez, Enciclopedia
histórica del anarquismo español.

(106)M.Tuñón de Lara, España en el
S. XIX.

(107)Clara E. Lida, La Mano Negra. Anarquismo agrario en
Andalucía.

(108)Marcos Sanz Agüero, Proceso a La Mano
Negra.

(109)Francisco Bergasa,El proceso de La Mano
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(110)Diario, El Porvenir. 10//III/1883.

(111)Juan Madrid, La Mano negra.

(112)Diario, El Siglo Futuro. 27/II/1883.

(113)B.de Quirós y L. Ardila, El bandolerismo
andaluz.

(114)R.Montes, El bandolerismo en la región de
Murcia durante el S.XIX.

(115)A.Peris, El bandolerismo en la provincia de Madrid
(SS.XVIII-XIX).

(116)José Antonio Rodríguez Martín,
José María "El Tempranillo".

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La permanente
inestabilidad política y social portuguesa

Liberado Portugal de la ocupación de las tropas
francesas, y después de la derrota definitiva de
Napoleón Bonaparte (1815), se formó en Lisboa el
"Supremo Consejo Regenerador de Portugal y del Algarve",
integrado por oficiales del ejército y masones, con el
objetivo de expulsar a los británicos del control militar
de Portugal, promoviendo la "salvación de la
indepen-dencia" de la patria. Este movimiento, liderado por el
general Gomes Freire de Andrade, durante su breve periodo de
existencia,se esforzó en la planifi-cación de la
introducción del liberalismo en Portugal, aunque en un
princi-pio no consigue alcanzar sus propósitos.
(1)

Denunciado en mayo de 1817, su represión condujo
a la prisión de mu-chos sospechosos, entre los cuales el
general Gomes Freire de Andrade, Gran Maestro del Grande Oriente
Lusitano (1815-1817), acusado de líder de la
conspiración contra la monarquía de Juan VI de
Portugal, en Portugal continental representada por la Regencia,
entonces bajo el gobierno militar británico de William
Carr Beresford.

En octubre de 1817, el tribunal consideró
culpables de traición a la pa-tria y sentenció a la
muerte, a doce de los acusados. Las ejecuciones de José
Ribeiro Pinto, del mayor José de la Fonseca Nieves, de
Maximiano Días Ribeiro (todos ellos masones), y de
José Joaquim Pinto de Silva, del mayor José
Campello de Miranda, del coronel Manuel Monteiro de Carva-lho, de
Henrique José Garcia de Moraes, de António Cabral
Calheiros Furtado de Lemos, de Manuel Inácio de Figueiredo
y Pedro Ricardo de Figueiró (posiblemente masón),
tuvieron lugar el día 18 de mayo de 1818, en el Campo de
Santana (hoy Campo de los Mártires de la Patria). El
general Gomes Freire de Andrade, fue ejecutado en la misma fecha,
en el fuerte de Son Julião de la Barra.

Este procedimiento de la Regencia y de Lord Beresford,
comandante en jefe británico del Ejército
portugués y regente, de hecho,del reino de Portu-gal,
llevó a protestas e intensificó la tendencia
antibritánica en el país. (2)

Después del juicio y ejecución de los
acusados, el general Beresford se desplazó al Brasil para
pedir al soberano más recursos y poderes para la
represión del "jacobinismo" en Portugal. En su ausencia,
eclosionaría la Revolución del Oporto (1820) (3) de
modo que, cuando regresa Beresford del Brasil aquel año,
donde había conseguido del soberano los poderes pedidos,
fue impedido de desembarcar en Lisboa.

La movilización multitudinaria en las
calles,plazas y campos fue recu-rrente en la historia portuguesa
del siglo XIX. La vida política, tanto en épocas de
conflicto abierto como en otras más pacíficas,
contempló múlti-ples acciones colectivas en las que
participaban hombres y mujeres de toda condición,
independientemente de que las leyes les reconocieran,o no,capa-
cidad como "ciudadanos activos". Los movilizados siempre fueron
una mi-noría de los portugueses y sería forzado
concederles representatividad, pero muchas de sus acciones
tuvieron impacto político: unas enmarcaron el sentido de
las situaciones de crisis, expresando preferencias
públicas; otras generaron problemas de
gobernabilidad,obligando a buscar nuevas solucio-nes; mientras
que otras movilizaciones participaron decisivamente en las
"revoluciones" que cambiaron gobiernos y regímenes y,
finalmente, otras sirvieron como plebiscito de cambios
protagonizados por las élites civiles o militares.
(4)

En enero de 1820 una revolución liberal,
encabezada por Riego,en Es-paña, restaurará , en
marzo, la Constitución de Cádiz de 1812, que
había sido revocada con el regreso de Fernando VII del
destierro francés, en1814. De este momento en delante, el
país vecino se hizo un poderoso propagador de las ideas
del liberalismo en Portugal. (5) La revolución se
extendió a Portugal desde España. Se inició
en Oporto entre la burguesía mercantil, descontenta por la
apertura de los puertos brasileños al mundo. Todas
las

capas sociales se le unieron,ya que el principal
objetivo de la revolución era la vuelta de la familia real
que llevaba viviendo en Brasil desde la invasión de
Napoleón y reclamaron una Constitución.
(6)

El movimiento, articulado en Oporto por la
masonería, se iniciará el día 24 de agosto
de 1820. Aún de madrugada, grupos de militares se
diri-gieron para el campo de Santo Ovídio (actual Plaza de
la República), donde formaron en parada, oyeron misa y una
salva de artillería anunció pública-mente el
levantamiento. A las ocho de la mañana, los
revolucionarios se reunieron en las dependencias de la
Cámara Municipal, donde constituye-ron la "Junta
Provisional del Gobierno Supremo del Reino". Manuel Fer-nandes
Tomás fue el redactor del "Manifiesto a los Portugueses",
en el cual se daban a conocer a la nación los objetivos
del movimiento. Sus reivindi-caciones eran: el inmediato retorno
a Lisboa del rey y su Corte, que perma-necían en
Río de Janeiro (Brasil),el establecimiento de una
monarquía cons titucional, y la restauración de la
exclusividad del comercio con Brasil (que en aquellos años
compartía con Gran Bretaña). Una junta provisional
con-vocó cortes constituyentes y, mientras tanto, se
adoptó una carta provisoria que seguía el modelo
español. (7)

Este movimiento social contó con el apoyo de casi
todas las capas socia-les: el clero, la nobleza , el
ejército portugués y la población en
general.En-tre sus reivindicaciones,exigió convocar las
Cortes para elaborar una constitución para el país,
defendiendo la autoridad regia y los derechos de los portugueses.
Adicionalmente pretendía también:

• El inmediato retorno de la Corte a Portugal,
visto como forma de restaurar la dignidad de la antigua
Metrópoli, desplazada, desde las guerras
napoleónicas a Brasil.

• El restablecimiento de la singularidad de
comercio con el Brasil (res- tauración del Pacto
Colonial).

La revolución se extendió
rápidamente, sin resistencias, por otros cen-tros urbanos
del país, consolidándose con la adhesión de
Lisboa. (8)

En la capital portuguesa, el 15 de septiembre de 1820,
un movimiento de oficiales subalternos, con el apoyo de la
burguesía y del pueblo llano, depuso a los Regentes y
constituyó un gobierno interino.

Finalmente, a 28 de septiembre, ambos gobiernos,el de
Oporto y de Lis- boa, se unieron en una única "Junta
Provisional del Supremo Gobierno del Reino",con el mandato de
organizar las elecciones para las Cortes
Constitu-yentes.

Las Cortes se reunieron solemnemente en enero de 1821.
Mientras la Carta Magna estaba siendo redactada,entró en
vigor una Constitución pro-

visional, que seguía fielmente a la
española y que era bastante innovadora para aquella
época. Se formó, pues, una asamblea constituyente y
elabo-

raron una constitución inspirada en la
española de 1812. (9)

Ante el progresivo aumento de la presión de las
Cortes portuguesas para la recolonización de Brasil, los
diputados brasileños abandonaron las cortes y Pedro
proclamó la independencia de Brasil el 7 de septiembre de
1822. (10) A partir de ese momento Brasil se irá
desarrollando hasta convertirse, hoy en día, en una de las
potencias económicas emergentes a nivel mundial de la mano
del expresidente Lula da Silva y de eminentes personalidades como
el famoso arquitecto de prestigio internacional, Óscar
Niemeyer. (11)

Por consiguiente se puede afirmar que, a principios del
siglo XIX, Portu-gal vivía una grave crisis,
política y económica, motivada por la huída
de la familia real a Brasil, por las consecuencias desastrosas de
las invasiones napoleónicas, por el dominio de los
ingleses y por la apertura de los puertos brasileños al
comercio mundial, lo que había provocado la ruina de
muchos comerciantes portugueses. Al mismo tiempo, la
ideología liberal se iba im-plantando en pequeños
grupos de burgueses. (12)

Esta revolución no encontró
oposición. La ciudad de Lisboa también se
sumó al movimiento, creándose una Junta Provisional
cuyo objetivo era organizar unas elecciones para elegir a las
cortes. Los diputados electos, oriundos de todos los territorios
controlados por Portugal (Brasil, Madei-ra, Azores y las
posesiones en África y Asia) formaron las primeras cortes
constituyentes del país. (13)

El rey Juan VI fue requerido para que regresase a
Portugal. Antes de volver, nombraría a su hijo, Pedro,
regente de Brasil, lo que desagradó a las cortes, que
entendían que la soberanía sólo podía
residir en el Portugal con-tinental.Las cortes ordenaron
también que Pedro abandonase Brasil y regre- sase a Europa
para recibir formación. Estas actitudes generaron el
descon- tento de 65 diputados brasileños, que
abandonarían las cortes para regresar a Brasil. El 7 de
septiembre de 1822,Pedro recibe otro mensaje de las cortes que
rompe delante de sus compañeros
exclamando:"!Independência o muerte!". Este acto, conocido
como el Grito de Ipiranga marcaría la fecha de la
Independencia de Brasil. (14) En Portugal, mientras tanto, el 23
de septiembre de 1822, era jurada la primera Constitución,
inspirada en la Constitución Francesa de 1791, y en la
española de 1812 que consagraba la división de
poderes (legislativo, ejecutivo y judicial), limitaba el poder
del rey a una mera función simbólica,dando al
gobierno todo el poder así como a las cortes, un
parlamento unicameral elegido por sufragio directo, con potestad
legislativa.

Con la muerte de Juan VI se generó un problema de
sucesión. A Pedro IV se le forzó a abdicar el trono
portugués para mantener el trono brasileño, en su
hija María II, que accedía a él por
legitimidad. Mientras tanto, el her-mano de Pedro IV, Miguel I
que se encontraba en el exilio en Austria por haberse levantado
contra su padre por dos veces, fue nombrado regente del reino y
se preparó una boda con su sobrina María
II.

En el intento de imponer su régimen absolutista
frente al régimen cons-titucional de María II, se
iniciaron seis años de conflictos armados con la
intervención de otras potencias europeas. Para resolver la
situación, Pedro abdica el trono brasileño en su
hijo Pedro II de Brasil y se impone por la fuerza. Las derrotas
sucesivas de don Miguel le forzarían a desistir en su
empeño, firmando el Compromiso de Évora permitiendo
la restauración de la Constitución portuguesa de
1826 y la vuelta al trono de María II. (15)

Tras la derrota de los absolutistas, la política
portuguesa del S.XIX estuvo marcada por las ideas
liberales,aunque tampoco se logró la tranquili-dad
deseada. Los liberales eran un grupo heterogéneo que se
había unido para luchar contra los absolutistas pero que
en su conjunto existían muchas discrepancias. Por este
motivo se dividieron, en primer lugar, en moderados y
progresistas. El primer punto de desencuentro fue la nueva
constitución política del país.Mientras que
los progresistas,denominados Septembristas; querían volver
a implantar la Constitución de 1821,los moderados,denomi-
nados Cartistas, querían imponer la Constitución de
1826. La reina María II, que era favorable a los
Cartistas,entregó el poder a Costa Cabral, nom-
brándolo ministro de justicia. Costa Cabral gobernó
el país de forma dicta- torial, provocando el descontento
de la población, por lo que se desarrolló una
guerra civil.La reina tuvo que destituirlo y llamar al gobierno
al partido progresista. (16)

La venta de los bienes de las órdenes religiosas
(Ley de Joaquim Antó-nio de Aguiar de 28 de mayo de 1834)
y de los bienes nacionales (Ley de José da Silva Carvalho
de 18 de junio de 1834) permitió la aparición de
una nueva aristocracia. En 1832 la coyuntura política se
presentaba propi-cia para la introducción de cambios.
Mouzinho de Silveira, ministro de Ha- cienda y Justicia,
decretó una serie de medidas que pretendían
destruir el viejo edificio señorial : la anulación
de los bienes de la corona y forales; la suspensión de los
mayorazgos, aunque tal medida no supusiera la
desapari-ción de dicho régimen;y la
suspensión de los diezmos.No obstante,seguirán
persistiendo serios obstáculos para el desarollo de la
agricultura que se pue- den explicar por la pervivencia del
régimen de propiedad y de tributación en las
tierras señoriales. En todo caso,a lo largo de casi una
década (1834- 1843), se desamortizó el patrimonio
de las instituciones que servían de sustento
político y económico al Antiguo Régimen.
(17)

En el año1837 hubo otra intentona golpista de
signo miguelista, cono-cida como la Conspiración de las
Marnotas. Finalmente, Passos Manuel abandona el gobierno, porque
se le acusa incluso de dictador. Entre julio y septiembre de 1837
se ensaya una especie de guerra civil, provocada por el
levantamiento de Saldanha y Terceira, conocida como la revuelta
de los Mariscales, que acaba con la derrota y el exilio de ambos.
También el go-bierno tiene que hacer frente a la
oposición de la izquierda y en marzo de 1838 se ven
obligados a reprimir, mediante la llamada masacre de Rossio, a
los arsenalistas de Lisboa, que liquida el ala más radical
del septembrismo, dejándole sin sus principales apoyos
sociales. El estatuto del 38 era un texto de compromiso inspirado
en actitudes centristas (los ordeiros que integraban los sectores
moderados del cartismo y el septembrismo), mezcla de la Carta del
26 y el texto del 22. (18)

La denominada Revolución de Maria da Fonte, o
Revolución del Mi-ño, fue el nombre dado a una
revuelta popular iniciada en la primavera de 1846 contra el
Cartista gobierno de Portugal (presidido por António Ber-
nardo da Costa Cabral, 1º marqués de Tomar). La
revuelta, resultado de las tensiones sociales que queda de la
guerra de liberales, exacerbada por un gran descontento popular
generado por las nuevas leyes de reclutamiento militar, reformas
fiscales y la prohibición de entierros en las iglesias. Se
inició en la zona de Póvoa de Lanhoso ( Minho ) por
un levantamiento popular que, poco a poco, se extendiende a todo
el norte de Portugal. El instigador de los disturbios inicial fue
una mujer llamada María, natural de la feligresía
de Fontarcada, que sería conocido por el apodo de
María da Fonte. En la fase inicial de la
insurrección había un elemento femenino fuerte, que
terminó dando su nombre a la revuelta. El levantamiento
más tarde se extendió al resto del país y
provocó la sustitución del gobierno de Costa Cabral
por otro presidido por Pedro de Sousa Holstein, 1 º Duque de
Palmela .Cuando la reina María II rechazó el
gobierno en un golpe de pa-lacio, conocido como la Emboscada, el
6 de octubre de ese año, y en su lugar fue nombrado el
mariscal de João Francisco de Saldanha Oliveira e Daun, 1
ºDuque de Saldanha para formar uno nuevo, la
insurrección vuelve a resurgir. El resultado fue una
guerra civil, que se prolongó durante ocho meses, y fue
conocida como la Patuleia. La guerra terminó sólo
con la firma de la Convención de Gramido el 30 de junio de
1847,después de la intervención de fuerzas
militares extranjeras de la Cuádruple Alianza.
(19)

En 1853 murió María II.Con el reinado de
María II terminó en Portugal la Casa de Braganza.
La reina se había casado en 1836 con Fernando II de la
Casa Sajonia-Coburgo-Gotha. A través de ese matrimonio,la
casa alema-na pasó a reinar en Portugal.

El sucesor de María II sería su hijo Pedro
V, que cuando murió su madre aún era menor de edad,
así que su padre Fernando II tuvo que asumir la regencia.
En 1855 llegó a la mayoría de edad y tomó
las riendas del reino. Se inició un largo período
de estabilidad, en el que Portugal era un modelode
monarquía constitucional, se respetaban los derechos
individua- les y había una amplia libertad de prensa.
(20)

Los partidos liberales habían llegado a un
consenso sobre la bondad del fomento material, el desarrollo de
los ferrocarriles, el comercio y la indus-tria, y dejaron de lado
los disensos constitucionales de las décadas de 1830 y
1840. Sin embargo, pese a la paz social, la
industrialización y la moder-nización de la
agricultura, así como la alfabetización de la
población, fue-ron más lentos en Portugal que en
cualquier otro país de la Europa occi-dental.
(21)

Entre abril y agosto de 1862 se produjo,una segunda
revuelta en Portu-gal. Una oleada de agitación anti-fiscal
con reuniones populares tumultuo-sas, asaltos a las oficinas de
hacienda, ataques a interventores fiscales y fuegos provocados.
Normalmente estos actos los protagonizaban las pobla-ciones de
las parroquias rurales. En ocasiones se juntaban aldea por aldea
respondiendo al repicar de las campanas y marchaban vociferando a
la sede de la comarca fiscal; otras veces convertían en
motín las aglomeraciones propias del día de
mercado.

Los episodios de mayor dimensión tuvieron lugar
en la región del Miño, en torno a Braga, en la zona
serrana de las Beiras y en las islas Azores,pero también
hubo agitación en diversas tierras de Tras-os-Montes y la
sierra del Algarve. Aunque el principal objeto de descontento
eran las obligaciones fiscales de la nueva contribución
territorial [predial] que afectaba los pro- pietarios
agrícolas, los asalariados de las lanerías de
Covilhã protestaron contra la contribución
industrial, y en otros lugares, el descontento se diri-
gió contra los impuestos municipales, la
desamortización de los bienes de las cofradías,o
los pesos y medidas del sistema métrico decimal.
(22)

Además, se producen agitaciones populares en
varias poblaciones rura-les de Viseu y Aveiro donde se amotinaron
y marcharon para destruir las instalaciones de las minas de plomo
de Braçal, a cuyos humos achacaban la plaga de oidium que
sufría la horticultura. Por las razones de los
amotina-dos, las formas de acción y la geografía,
algunos observadores considera-ron que este ciclo de
levantamientos amenazaba con convertirse en una revuelta similar
a la "María da Fonte"de 1846. Para serlo, le faltó
la articu-lación política con un partido
legitimista suficientemente estructurado y la entrada en escena,
aprovechando la movilización, de juntas urbanas de la
oposición liberal en las localidades asediadas por los
amotinados. Los gobernadores civiles que organizaron la
represión de los motines citaban en sus informes la
participación de algunos curas miguelistas y de
agitado-res no identificados, pero al tiempo afirmaban el
carácter espontáneo de la movilización y la
inexistencia de un plan general. El pronunciamiento mili-tar de
Braga de setiembre de ese año llegó cuando los
motines ya se habían acallado y se deshizo por sí
mismo, revelando la debilidad de los compro- misos sobre los que
se fundaba. (23)

En su contexto europeo,estos motines se engloban en los
frecuentes epi- sodios de resistencia popular a la
penetración impositiva y administrativa de los Estados y a
la creación de espacios económicos y
políticos naciona-les, características ambas del
paso del mundo moderno al contemporáneo. (24)

En el mismo Portugal este tipo de motines continuaron
produciéndose de manera puntual y dispersa durante todo el
siglo XIX, con otro aumento de la conflictividad coincidente con
las operaciones catastrales (arrolamen-tos prediais) de 1867-1870
(antes y después de la Janeirinha). La resisten-cia
bloqueó la culminación de un registro de
propiedades y producción fis- calmente útil y, tan
tarde como en 1899, la resistencia popular rural seguía
usándose como argumento para no actualizar las matrices
prediales (los re- gistros de las obligaciones fiscales asociadas
a cada propiedad). (25)

Siguiendo la intuición de Oliveira Martins,la
reacción de las autoridades ante los motines puede
servirnos como momento privilegiado en el que ob-servar la
estructuración de la administración pública
portuguesa.

Parte de la correspondencia producida por las
autoridades civiles y mili-tares para coordinar la respuesta a
los motines se encuentra en el fondo del Ministerio do Reino,
Arquivo Nacional da Torre do Tombo,(MRANTT), mç 3004, L13
nº 1092.

En las crisis sociales es cuando las élites
administrativas y militares ponen en marcha sus recursos, hacen
visibles sus medios materiales e intelec-tuales y, en
último término, hacen aparecer,al ojo del
observador,los fundamentos de su autoridad, del poder
legítimo.

Los motines de 1862 no fueron una sorpresa para las
autoridades.La ela- boración de las matrices prediales ya
había producido protestas populares y amotinamientos
durante el verano de 1861 y el Ministerio del Reino había
recomendado a los gobernadores y sus autoridades subordinadas
"que se mantuviesen vigilantes y prevenidos para evitar cualquier
tumulto que se premedite para destruir los documentos, o agredir
a los empleados de ha-cienda, y para reprimir cualquier acto
violento por parte de los pueblos [povos], o de alguien que
intente llevarlos al desorden…".

En primer lugar, los motines de 1862 revelan la
precariedad de los me- dios con los que contaban las autoridades
para respaldar sus actuaciones en el Portugal de provincias. Al
igual que las dificultades crónicas del reclu-tamiento
militar o del propio catastro, el enredo de muchos de los motines
muestra la fragilidad de los medios administrativos portugueses
del siglo XIX y la necesidad que la administración
tenía de la cooperación de los notables locales.
(26)

En Guimarães, por ejemplo, 300 amotinados venidos
de las parroquias rurales y armados con utensilios
agrícolas se enseñorearon de la villa y des-
truyeron el mobiliario y los papeles de cada edificio
público. Los hombres de la administración central
del Estado:el administrador del concejo y el in- terventor de
hacienda [escrivão], no contaban con fuerza pública
a la que pudiesen recurrir, por lo que buscaron refugio mientras
duraba el motín y fueron los notables locales quienes se
encararon con los amotinados para apaciguarlos.

En varios otros municipios,al empezar a oírse el
repicar lejano de campa- nas y correr el rumor de que los
habitantes de las parroquias rurales iban a invadir la villa,los
interventores de hacienda huyeron con los registros de la
contribución y se refugiaron en ciudades mejor guarnecidas
por tropas. (27)

A diferencia de España o Francia,donde la guardia
civil o la gendarmería estaban ya desplegadas en todo el
territorio y auxiliaban a las autoridades civiles para labores
policiales y de prevención de desórdenes
públicos, en Portugal no existía ningún
cuerpo policial nacional, ya que la Guardia Nacional Republicana,
como fuerza de gendarmería, sólo se
desplegaría a partir de 1912. (28)

Durante los motines de 1862, en algunos casos puntuales,
como Oliveira do Hospital o Belmonte, los administradores armaron
una fuerza de ciuda-danos, regidores y cabos de policía
para resistir los intentos de invasión por parte de los
habitantes de las zonas rurales de sus municipios. Sin embargo,
la norma era solicitar tropas del ejército para mantener
el orden público y si la petición no era atendida a
tiempo, las autoridades locales proclamaban al gobernador civil
"desentenderse de la responsabilidad de mantener el orden".
(29)

Las labores policiales del ejército
portugués eran permanentes y ruti-narias: escoltaba los
cofres de los dineros públicos, auxiliaba a las
autoridades civiles para capturar delincuentes, conducía
presos, mantenía el orden durante las audiencias
judiciales y patrullaba ferias y romerías. Para contar con
el auxilio militar, los jueces, los empleados de hacienda y los
administradores de concejo pedían destacamentos volantes
[diligências]al goberna- dor civil; éste, a su vez,
cursaba el pedido a la comandancia de la división militar,
quien, ponderando las posibilidades de los regimientos,
elegía el cuerpo militar que había de satisfacer lo
solicitado.

Durante 1862 los gobernadores civiles pidieron tropas
para acudir a las amenazas de motín en todos los distritos
en los que hubo agitación.A veces de manera
preventiva,como las fuerzas que,en número superior al
habitual, fueron estacionando en las diferentes localidades los
días de feria o mercado; en otras, ya necesariamente
represiva, como en Amares (Braga) y Bel- monte (Castelo Branco)
donde las descargas de fusilería sobre los amotina-dos se
saldaron con la muerte de dos paisanos en cada lugar. Sin
embargo, pese a ese protagonismo militar en la represión,
la preeminencia del poder civil era notable ya que se puede
captar el respeto a un protocolo civilista a la hora de coordinar
el mantenimiento del orden público.

Durante el mes de julio de 1862, se extiende el
motín por las islas Azo-res. El gobernador civil
decía en un escueto comunicado, el 1 de agosto, lo
siguiente: "[tenía] la honra de llevar al conocimiento de
su Excelencia, el Ministro del Reino, que desde el 30 de julio,
en el que esta ciudad fue inva-dida por las gentes del campo, ha
reinado el desorden en toda la isla de Faial". (30)

Pasaron aún unos días hasta que
desembarcaron tropas del Regimiento de Cazadores. Según
parece, su actuación se redujo a la detención "de
los más turbulentos" y casi con su mera presencia
restablecieron el orden. Sin que los protagonistas nos dejasen
reflexiones sobre las razones, se pasó de un estado de
agitación generalizada a uno de calma. La normalidad
recobrada permitió que unos días después los
funcionarios de hacienda retomasen su trabajo "sin que los
pueblos practicasen la menor resistencia".

En el Portugal continental, a partir de los primeros
motines de abril de 1862, en Guimarães y Póvoa de
Lanhoso, también los gobernadores civiles del resto del
país tuvieron que hacer frente a la "inquietud de los
pueblos" y tomar medidas preventivas. Como señalaba el
gobernador de Guarda, las noticias de los motines del Miño
"agitaban" a la población de otros distritos y esa
agitación "no acabaría hasta que aquéllos
fuesen completamente sofocados". (31)

En el distrito de Vila Real, al saberse los
acontecimientos de Guima-rães, aparecieron pasquines en
los que se elogiaban aquellos motines y se declaraba la "guerra
al nuevo sistema tributario y a los interventores de ha-cienda".
El gobierno civil se hizo cargo de la amenaza y tomó
varias medi-das para evitar "una revolución que, viendo la
predisposición de los espíri-tus, tomando volumen
podría generalizarse a todo el país,como en
1846".

La prevención suponía movilizar a las
autoridades civiles y militares del distrito, con las que
estableció correspondencia diaria. Las dos princi-pales
villas, Chaves y Vila Real,fueron guarnecidas con tropas "con la
fuer- za necesaria para acudir a cualquier eventualidad que
pudiese suceder en esos municipios o en los
limítrofes".

Por otra parte, el gobierno civil de Vila Real
tomó medidas para con-trarrestar la "sacudida en los
ánimos de los habitantes que habían causado las
noticias del Miño y calmar los espíritus". Para
mostrar el compromiso de la autoridad con el orden público
y dejar claro que no se andaría con miramientos,
imprimió una circular con los telegramas oficiales que
rela-taban el resultado sangriento de la represión de los
motines en el distrito de Braga y la hizo fijar y anunciar en
todo el distrito. Además, la circular ad-vertía
sobre el engaño al que los agitadores sometían a
los aldeanos y destacaba que, después de la acción
de las tropas, "los pueblos del Miño volvie- ron a sus
parroquias, quejándose de que los agitadores los
habíatraicionado". Según el informe,la iniciativa
"produjo un efecto disciplinador".En cada municipio instó
que se reuniesen comisiones compuestas por el administrador, el
alcalde (presidente da Câmara), los párrocos y el
"resto de perso- nas influyentes", para que "aconsejasen a los
pueblos moderación y orden". Las comisiones colaboraron y
los párrocos " leían y aconsejaban a los feli-
greses la doctrina de la circular en las propias misas".
(32)

Según se desprende del informe, la
proclamación de la disposición del gobierno a
emprender una escalada de coerción para frenar los
tumultos sirvió como medida "preventiva" y había
evitado que en el distrito "la revuelta asumiese graves
proporciones". Además, pudo servir de refuerzo disuasivo
el rumor, desmentido por el gobierno civil de Braga, de que en la
represión del motín de Amares, además de los
dos muertos y los heridos, varios presos habían sido
fusilados. (33)

Así pues,a partir de los años sesenta del
S.XIX,crece la inestabilidad po- lítica en Portugal.
Aumenta el gasto público debido a las obras
públicas que siguen llevándose a cabo.Los impuestos
aumentan en igual proporción.Los comerciantes de Oporto no
aguantan más y se levantan, en 1868 (A Jarei- rinha).
(34)

El descrédito de los políticos, las
dificultades de la deuda, el exceso de impuestos provocan un
levantamiento reaccionario a cargo del general Saldaña, en
la noche del 18 al 19 de mayo de 1870 frente al Palacio Real.El
Rey cede a la presión y dimite al gobierno. Saldaña
se hace cargo del poder absoluto al controlar todas las carteras
ministeriales inaugurando una corta dictadura que durará
unos tres meses (hasta finales de agosto).El rey Luis,a
petición de los partidos políticos portugueses,
restablece la legalidad cons- titucional. (35)

A partir de 1871 Fontes se encarga de formar gobierno e
inicia el rota- tivismo político o turno de partidos que
será un hecho en Portugal hasta la proclamación de
la República en 1910. En los comicios electorales, siem-
pre triunfa el partido en el poder, aunque en algunas ocasiones
se produzca el triunfo de la oposición,especialmente en
las ciudades. Este modelo de gobierno,denominado
Fontismo,será instaurado en España con la
Restaura-ción borbónica, entre el partico
conservador y el liberal. (36)Fontes Pereira de Melo
inició un ambicioso programa de obras públicas con
la construcción de puentes,carreteras y el inicio del
ferrocarril.Todos estos proyectos fueron financiados
fundamentalmente por capital foráneo,lo que
acabaría por llevar a Portugal al colapso financiero.
(37)

El 7 de septiembre de 1876, por el Pacto de La
Granja,reformistas e his-tóricos constituyeron el partido
progresista , cuyos miembros pertenecían a la
pequeña y mediana burguesía y que se habían
dotado ya de un programa bien definido que contenía los
principios generales de una democrati-zación
constitucional y de una más sólida estructura
orgánica, siendo, por tanto, el primer partido
político en la acepción moderna del
término.Mien-tras tanto, en los años setenta
,además de estos partidos monárquicos,se formaron
los partidos de oposición al régimen, especialmente
a partir de dis-tintos movimientos de opinión que fueron
ganando proyección política y social y que fueron
marcando posiciones culturales muy claras.

En 1875 surge el primer partido socialista
portugués, es un partido de origen exterior, fundado por
intelectuales como Antero y José Fontana (de origen suizo)
por recomendación del Congreso Internacional de La Haya,
siendo considerado, por algunos historiadores, como el primer
partido autó- nomo de la clase obrera en todo el mundo.
Estaba dirigido predominante- mente por intelectuales (influidos
por Proudhon y Fourier), complicado en una estrategia
híbrida, medio utópica, medio reformista y
electoralista,pro- gresivamente se fue alejando del pueblo y
desviándose de sus orígenes

marxistas y de clase,colaborando con la monarquía
a cambio de una serie de mejoras para la clase obrera. El PSP
acabará por aislarse de las masas, viendo como su
clientela política huía hacia el joven partido
republicano, como lo demuestra el hecho de que en la Asamblea
Constituyente de1911, solo contaba con 2 diputados frente a los
229 del partido republicano.(38)

El 25 de marzo de 1876 fue creado legalmente el PRP, con
el consentimiento del rey D.Luis. En noviembre de 1878 fue
elegido el primer diputa- do republicano, Joaquim Rodrigues da
Freitas.El programa del nuevo parti- do opositor al
régimen pretendía la igualdad de derechos civiles y
políticos para todos los portugueses y la justicia
democrática,acabando con el turno de los partidos
constitucionalistas corruptos y desacreditados.En el
ámbito económico y social el PRP
pretendía:"la libertad de comercioy la abolición de
los impuestos especiales". También buscaba el "resurgir
del pueblo por- tugués a través de un gobierno del
pueblo por el pueblo". El partido republicano portugués
estaba conformado por sectores de una pequeña y mediana
burguesía de agricultores, comerciantes e industriales.
(39)Algunos grupos anarquistas intervencionistas, con influencia
ideológica en sectores de operarios y de la
intelectualidad, se aproximaban al republicanismo radical y
utilizarían,algunas veces,la acción directa
perpetrando algunos actos terroristas. El atentado anarquista
más relevante fue, sin duda,el asesi- nato, el 1 de
febrero de 1908, del monarca Carlos I y su heredero Luis Feli-
pe, resultando también muertos en ese acto los terroristas
anarquistas

Alfredo Costa y Manuel Buiça.

En el otro ángulo político existían
fuerzas políticas tan dispersas como los Legitimistas
(pretendientes al trono de los miguelistas),Centro
Católico (surge en 1894),Círculos Católicos
de obreros(desde 1898) o el Partido Na- cionalista de Jacinto
Cândido(fundado en 1903). Todos estos partidos pro- curaban
organizarse a escala nacional y congregar a todos los
conservadores portugueses para oponerse a la ideología
socialista y republicana. (40)

Los partidos de oposición al régimen,el
socialista y el republicano principalmente,tenían un
objetivo común: la caída de la monarquía.La
dinámica política que se desarrolló en la
segunda mitad del siglo XIX fue,a imitación de otros
países como Bélgica o Gran Bretaña , la de
la alternancia en el po- der. En la década de los setenta
estaban ya creadas las condiciones para el restablecimiento del
rotativismo político,interrumpido durante la crisis de los
años noventa, aunque retomado, de nuevo, en 1893.De esta
forma,rege- neradores e históricos, en los primeros
decenios y, después,regeneradores y progresistas en las
décadas finiseculares, gobernaron Portugal desde 1851
hasta la implantación de la República.El
rotativismo político fue el elemento político
predominante en Portugal a fines del S.XIX debido a la indefini-
ción de los programas de los partidos, a la presión
del caciquismo reinante o bien a las prácticas electorales
fraudulentas. La lenta implantación del capitalismo,el
predominio de las estructuras rurales,el débil desarrollo
eco- nómico,el elevado índice de analfabetismo son
factores explicativos de los fuertes mecanismos caciquiles que se
mantuvieron actuantes, condicionan- do el sistema político
portugués en la segunda mitad del
Ochocientos.(41)

En este marco político,no puede hablarse de una
estabilidad guberna- mental constante y lineal , ya que se
registraron períodos de fuerte ines- tabilidad ministerial
en 1860, 1870,1880 y 1890. En términos sociales,la
Regeneración no resolvió los grandes problemas,
sino que, al contrario, muchos de ellos se fueron agudizando. El
enriquecimiento y el aumento del nivel de vida de algunos
estratos medios de la sociedad contrastaban con la desfavorable
situación de los pequeños propietarios y de
loscampesinos.Se comprende, por tanto, que el flujo migratorio
creciese en los años sesenta y que la contestación
del proletariado se manifestará en forma de huelgas a
partir de 1871,a lo que no fue ajeno el impacto de la Comuna de
París.Tam- bién la aparición de epidemias
(1857), los tumultos populares motivados por crisis de
subsistencias y por la política tributaria
(1856,1867,1868) y los movimientos huelguistas (1871,1872,1889)
suscitaron, también,conflic tos sociales significativos.
(42)

El descrédito del constitucionalismo,el
agravamiento de los problemas nacionales y el descontento
público frente a la rutina política crearon las
condiciones necesarias para que grupos de políticos e
intelectuales comenzaran a cuestionar la problemática
nacional bajo la perspectiva de estas nuevas ideas, de estas
nuevas corrientes ideológicas y filosóficas.Prueba
de

ello es la polémica Questio Coimbrá (1865)
y la realización de las Conferencias Democráticas
del Casino Lisbonense, iniciadas, el 22 de mayo de 1871, y en las
que sobresalieron las figuras eminentes de Antero de Quental,
Ezça de Queirós,Adolfo Coelho y Augusto Soromenho
que,entre otros, estaban empeñados en un proceso de
europeización de la cultura y de las élites
culturales portuguesas.El panorama político- social fue
objeto de una crítica global, los conflictos se agudizaron
y las preguntas sobre el devenir de la Patria y de la
Nación se convierten en una constante. A partir de los
años noventa, la crisis derivada de las secuelas del
"Ultimatum"y de la gra- ve situación financiera se
hará mucho más profunda,desarticulando los
fundamentos del sistema implantado con la
Regeneración.Ello provocó el fortalecimiento del
republicanismo,la mayor fuerza que se situaba al margen del
sistema político vigente.Este movimiento capitalizó
no sólo el irreversi- ble proceso de decadencia del
liberalismo monárquico, sino también,las
dificultades de implantación del partido socialista en los
medios proletarios y el descontento social de la pequeña
burguesía y de los intelectuales. (43)

Las luchas liberales no f avorecieron el desarrollo
industrial, aunque el arancel proteccionista de 1837
propició la creación de unidades
industriales,ocupando el ramo textil un lugar
significativo.Aunque se hubiera mate-rializado una
política favorable a la industrialización, Portugal
hubiera encontrado muchos de los obstáculos que impidieron
que otros países eu-ropeos se convirtieran en
economías plenamente industrializadas. Estruc-turas
agrarias tradicionales, mercados interiores pequeños,
difícil integra- ción en la economía
internacional, escasez de capitales, estructuras
políti-cas inadecuadas, insuficiente formación
técnica y empresarial y altas tasas de analfabetismo
explican, en general, el retraso industrial. Todos estos
impedimentos estaban presentes en Portugal y eran claramente
mayores que en otros países europeos. (44)

Así , pues, a principios del siglo XIX, Portugal
era ya uno de los país más pobres de Europa. Esto,
sin duda, contribuye en gran medida a explicar porqué el
desarrollo industrial fue tan limitado, incluso en
relación a econo- mías de desarrollo lento como las
de España e Italias.Y,desde esta perspec- tiva, la
divergente evolución de la economía portuguesa,de
finales del siglo XIX y principios del XX, en comparación
con otras naciones atrasadas de Europa, no es en absoluto
sorprendente. La industrialización era mucho menos posible
si el punto de partida quedaba por debajo de un cierto nivel de
atraso. (45)

A partir de 1865 el crecimiento económico se
reemprendió de nuevo, aunque de forma algo lenta. Las
importaciones de algodón en rama aumentaron, se instalaron
nuevas fábricas de lana y algodón y, sobre todo,
hubo un aumento considerable en la elaboración de tabaco,
que se había liberado temporalmente del monopolio
estatal.Este impulso continuó hasta la década de
1os setenta. Aun así, de no haber sido por el desarrollo
de la industria ta- baquera,la estructura industrial portuguesa
no habría registrado ninguna transformación
importante.Los sectores textiles continuaban teniendo un peso
decisivo, mientras que la industria metalúrgica, que
carecía de altos hornos y no producía acero, apenas
se había modernizado. En este sentido, el retraso fue
notorio; no se pusieron las bases para el futuro desarrollo de
las industrias de ingeniería, y tampoco se dedicó
atención a las actividades metalúrgicas
tradicionales. (46)

No será hasta finales del siglo XIX cuando llegue
la Revolución Industrial a Portugal que
transformará las principales ciudades portuguesas y, muy
especialmente a Lisboa y Oporto. Su población activa ocupa
sectores como el textil, el vino, el calzado y la
alimentación, y más adelante surgen las artes
gráficas y la industria química. (47)

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