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Diferencias y similitudes en las teorías del crecimiento económico



Partes: 1, 2

  1. La
    generalización de la macrodinámica: el modelo
    de Harrod – Domar
  2. El
    modelo de Solow y el proceso de acumulación del
    conocimiento
  3. Las
    leyes del crecimiento económico de
    Kaldor
  4. La
    postura postkeynesiana: la edad de oro de Joan
    Robinson
  5. Hayek:
    el orden espontáneo del mercado
  6. La
    teoría del crecimiento
    endógeno
  7. Crecimiento económico y capital
    humano
  8. El
    crecimiento económico y el
    territorio
  9. El
    crecimiento económico desde la dinámica del
    proceso industrial: análisis del ciclo de vida
    industrial
  10. Crecimiento económico y
    desarrollo
  11. Crecimiento económico sostenible y
    desarrollo
  12. El
    aporte de las unidades productivas micro, pequeñas y
    medianas empresas (MiPyME) al crecimiento
    económico

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CAPITULO 1.

La
generalización de la macrodinámica: el
modelo de
Harrod – Domar

El primer modelo que se tiene en cuenta en este
análisis, es el modelo de crecimiento de Harrod (1939) –
Domar (1946), el cual amplía las ideas de Keynes, a
través de la macroeconomía dinámica, es
decir, por medio del estudio global de
la economía en términos del monto total
de bienes y servicios producidos, el total de los ingresos, el
nivel de empleo, de recursos productivos, y el comportamiento
general de los precios, etc. El análisis de las fuerzas
determinantes de las tasas de aumento de las principales
categorías de la demanda (bienes de capital,
exportaciones, etc.). En este sentido, según Galindo y
Malgesini (1994), el modelo plantea la importancia de las
expectativas, como factor que podría influir sobre dichas
variables.

Roy Harrod, elaboró un modelo que explica el
crecimiento económico a largo plazo, de manera equilibrada
(regular). Es decir, su teoría como el matrimonio entre
"el principio de aceleración" y la "teoría del
multiplicador" expresando con esto su posición
keynesiana.

Debido a esto, es necesario utilizar, el principio de
Keynes, en el cual "la inversión juega una doble
función en la economía", porque determina el
ingreso y la demanda global, y por su característica del
multiplicador que influya en la demanda y por su apariencia de
oferta aumenta la capacidad de producción. De manera que
la condición para un crecimiento regular y equilibrado en
la economía se realiza cuando el crecimiento de la oferta
es igual al crecimiento de la demanda.

Este modelo, pretende dar un enfoque dinámico al
aporte de Keynes, y establece un modelo que iba a ser punto de
base para desarrollos posteriores, que intentaron mejorarlo a
través de la introducción de nuevas
hipótesis o variables. El modelo de Harrod – Domar se
realizó de forma paralela e independiente, pero ambos
planteamientos llegaron a conclusiones muy similares, aunque con
algunas diferencias.

En el modelo de Harrod -Domar se llama tasa natural de
crecimiento al ritmo de crecimiento de la oferta de trabajo. Por
oferta de trabajo se entiende aquí no sólo el
aumento del número de trabajadores, o de horas que
están dispuestos a trabajar, sino también al
aumento de su capacidad productiva y de su productividad. En
otras palabras, es la tasa de crecimiento de la población
activa más la tasa de crecimiento de la productividad del
trabajo.

Para que haya un crecimiento económico
equilibrado y con pleno empleo es necesario que el producto y el
capital productivo crezcan exactamente en esa misma
proporción, la tasa natural. Si el crecimiento del capital
es menor del crecimiento del trabajo, habrá desempleo. Si
el crecimiento es superior se producirán distorsiones en
la tasa de ahorro e inversión que desequilibrarán
el crecimiento.

Los principales fundamentos del modelo desarrollado por
Harrod son:

1) El nivel de ahorro agregado (s) ex – ante es
una proporción constante de la renta nacional
(Y), de la siguiente forma:

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Siendo s, la propensión media al
ahorro.

2) La fuerza de trabajo crece a una tasa constante, pero
sin que ello suponga la existencia de rendimientos decrecientes,
sino que por el contrario, son constantes; con esto Harrod se
aparta de los supuestos clásicos. Teniendo en cuenta esta
circunstancia, se establece que la eficacia laboral, es decir, el
número de trabajadores en unidades de eficiencia, aumenta
a una tasa n ', lo que implica que:

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3) Se supone que existe una única
combinación de capital (K) y de trabajo
(L) dentro de la función de producción, no
existiendo, además, progreso técnico que pudiese
alterar dicha relación, ni siquiera depreciación en
el capital;

4) El capital es una parte del volumen de
producción existente.

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Donde v es la relación capital –
producto.

Harrod, también se refirió al incremento
de capital (K) asociado a un aumento en la producción (Y)
de la siguiente manera:

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Donde ahora v sería la relación marginal
capital – producto, por lo que se podría considerar como
el aumento efectivo en el stock de capital en un determinado
período, dividido entre el incremento efectivo de la
producción.

Teniendo en cuenta este supuesto y el anterior, nos
encontramos con que el stock de capital que se genera debe ser
aquel que los empresarios consideran adecuado en función
de las necesidades que se derivan del nuevo nivel de
producción y de renta. Además, al no existir
depreciación, nos encontramos con que la tasa de
variación del capital K sería igual al nivel de
inversión, por lo que la ecuación (4) queda de la
siguiente forma:

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Ahora, teniendo en cuenta estos supuestos, podemos
desarrollar el modelo propuesto por Harrod.

Para ello, hay que considerar la condición de
equilibrio según la cual el ahorro es igual a la
inversión, es decir, I = S. Por tanto,

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De (6), se obtiene lo que Harrod denominó como
ecuación fundamental,

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Donde Y / Y es la tasa de crecimiento de la renta
nacional, que debe ser igual a la relación que existe
entre la propensión media al ahorro y la relación
capital – producto, v, siempre y cuando se desee que la
economía mantenga el equilibrio entre la inversión
y el ahorro a lo largo del tiempo. A este tipo de crecimiento (Y
/ Y) se le denomina como tasa de crecimiento efectiva (G). En el
caso de que se suponga que s y v sean constantes también
lo sería G.

Por otra parte, si en vez de considerar v, incorporamos
r v, es decir, el coeficiente de stock de capital requerido por
las empresas teniendo en cuenta el crecimiento de la renta (o lo
que es lo mismo, la relación marginal capital – producto),
entonces tendremos:

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Denominando ahora a s / r v como la tasa de crecimiento
garantizada (Gw) que según Galindo y Malgesini (1994) es:
"aquel ritmo de crecimiento que de alcanzarse, dejará a
los empresarios en una actitud que les predispondrá a
mantener una evolución similar".

Al disponer de dos tipos de tasa de crecimiento, lo que
nos interesa saber es la relación que existe entre G y Gw,
que se expresa de la siguiente forma:

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Así pues, para que ambas tasas de crecimiento
coincidan, alcanzando un cierto equilibrio, resulta necesario que
se cumpla que v = r v. Ello implica que al crecer a un ritmo Gw,
entonces el incremento del stock de capital realizado por los
empresario debe ser igual al requerido, de tal forma que
consideren que el stock de capital obtenido sea el apropiado para
satisfacer las necesidades del nivel de renta. En definitiva,
según Galindo y Malgesini (1994), de esta manera se
consigue que el stock de capital que se posee se ajuste al
deseado, cuando la producción aumenta siguiendo una tasa
garantizada. Bajo estos supuestos se llega a que la tasa de
crecimiento de la renta nacional, debe ser igual a la
relación que existe entre la propensión media al
ahorro y la relación marginal capital –
producto.

Las principales conclusiones del modelo de Harrod, son
las siguientes:

  • 1. En principio se dispone de lo que se
    podría denominar "trayectoria de equilibrio" para la
    renta que es la que se debería tratar de alcanzar y
    para la que existe una cierta relación ahorro – renta.
    Una vez que se está en dicha senda, los empresarios
    estarán conformes con su situación y
    llevarán a cabo las inversiones necesarias.

  • 2. Cualquier desviación que se produzca
    de dicha trayectoria dará lugar a desviaciones cada
    vez mayores de la misma, en lugar de
    acercamientos.

  • 3. Existe un nivel de producto que crece a una
    tasa de crecimiento natural. Y para que exista un crecimiento
    sostenido y equilibrado con pleno empleo, esta tasa tiene que
    ser igual al crecimiento efectivo, que a su vez debe ser
    igual al crecimiento equilibrado.

  • 4. El tipo de interés no tiene capacidad
    para corregir las desviaciones que se produzcan respecto a la
    trayectoria de equilibrio.

  • 5. Finalmente, la inclusión de la
    tecnología como variable no altera las anteriores
    conclusiones.

De acuerdo al modelo de Harrod, el tipo de medidas que
se podrían aplicar para mejorar el crecimiento de una
economía, no debe partir de una política mixta, es
decir, la combinación de medidas monetarias y fiscales. Lo
principal, según este modelo, para generar una senda de
crecimiento sostenida en el largo plazo es disminuir el ahorro,
en otras palabras, evitar la existencia de un nivel de ahorro que
esté por encima de las necesidades que la economía
presenta para conseguir el pleno empleo e introducir las
innovaciones tecnológicas, ya que,
el proceso de Innovación tecnológica
posibilita combinar las capacidades técnicas,
financieras, comerciales y administrativas y permiten el
lanzamiento al mercado de nuevos y
mejorados productos o procesos .

Con respecto a la política fiscal, Harrod sugiere
distribuir mejor el nivel de ahorro dentro de la economía.
El sector público tiene que ahorrar, si los agentes
privados no lo hacen y llevar a cabo las inversiones necesarias
con un bajo volumen de dicha variable necesaria sin tener que
incurrir en una inflación de demanda derivada de una
política fiscal expansiva.

Para que el Estado pueda ahorrar más debe detraer
fondos de los agentes privados, por lo que su demanda será
menor y, en definitiva, los empresarios obtendrán menos
ingresos. En esta situación, según Galindo y
Malgesini (1994), puede ocurrir que aquéllos no
estén dispuestos a invertir más, por lo que el
esfuerzo habrá sido inútil.

La solución que ofrece Harrod a esta perspectiva
es la implantación de lo que se denomina como
"planificación indicativa", es decir, establecer una tasa
de crecimiento que podría alcanzarse en cinco años,
por ejemplo, y solicitar a los empresarios su opinión
sobre ello, tratando de conseguir que se comprometan a cumplirlo.
Si están de acuerdo se sigue adelante y el Estado
garantiza que su demanda se mantendrá e incluso, llegado
el caso, la aumentaría, para que las expectativas no se
viesen afectadas. cuando hablamos de planificación
indicativa nos referimos a una forma de planificación
económica aplicadas por un Estado en un
esfuerzo por resolver el problema ocasionados por la falta
de información perfecta en
la economía y así aumentar el rendimiento
económico.

Sin embargo, hay que tomar en cuenta que,
la planificación va más allá de la
mera predicción o pronóstico. Con
la planificación no se pretende tan sólo
anticipar el futuro, sino también labrar el porvenir, esto
es, transformar el futuro esperado en un futuro deseado.
Según el plazo u horizonte temporal,
la planificación puede ser a corto,
a medio y a largo plazo. Según la
naturaleza de sus objetivos, la
planificación puede ser estratégica
o táctica. Desde el punto de vista
geográfico o territorial,
la planificación puede ser de ámbito
nacional, regional, local, etcétera
La actividad humana, en general, y la actividad
económica, en particular, es esencialmente
una actividad planificadora. 

Bajo estos planteamientos, se deduce que la
política fiscal y la política monetaria, unidas,
pueden asegurar un crecimiento de la demanda agregada acorde con
el potencial de oferta de la economía; pero no siempre
pueden hacerlo sin llevar a una inflación de demanda, es
en este sentido, donde la planificación indicativa tal vez
sea capaz de lograrlo.

Para entender mejor lo anterior podemos definir los
siguientes términos:

La política fiscal es una rama de
la política económica que configura
el presupuesto del Estado, y sus componentes, el gasto
público y los impuestos como variables de
control para asegurar y mantener la estabilidad
económica, amortiguando las oscilaciones de los ciclos
económicos y contribuyendo a mantener una economía
creciente, de pleno empleo y sin inflación alta.1 El
nacimiento de la teoría macroeconómica keynesiana
puso de manifiesto que las medidas de la política fiscal
influyen en gran medida en las variaciones a corto plazo de la
producción, el empleo y los precios.

La política monetaria es una rama de
la política económica que usa
la cantidad de dinero como variable para controlar y
mantener la estabilidad económica. Para ello, las
autoridades monetarias usan mecanismos como la variación
del tipo de interés, y participan en el mercado
de dinero.

Las similitudes que presentan los modelos de Harrod y
Domar, serían las siguientes:

1. En ambos casos se intenta dinamizar las ideas
expuestas por Keynes. No aceptan los postulados
neoclásicos.

2. Ambos modelos implican la existencia de una serie de
dificultades a lo largo del tiempo que perjudican la posibilidad
de alcanzar un crecimiento equilibrado con pleno empleo. Harrod
indica que no existe ningún mecanismo seguro para evitar
que una economía consiga igualar las tasas natural y
garantizada, al ser esta última inestable. Por su parte
Domar, señala que el problema radica en la existencia de
una inversión con un nivel bajo para las necesidades de la
economía.

3. Ambos incorporan una cierta inestabilidad en sus
modelos. Para Harrod son las expectativas y su influencia sobre
la función de inversión las que dan lugar a dicha
inestabilidad. En el caso de Domar las limitaciones se ciernen
sobre los incentivos para invertir.

4. Ambos economistas llegan a la misma
conclusión, según la cual nos encontramos en una
evolución de los países y de los acontecimientos
que pueden conducirnos a una situación de depresión
a largo plazo que genere un volumen de desempleo cada más
elevado junto con una infrautilización de los
recursos.

Frente a estos elementos similares en ambos modelos, se
ha señalado también que existen algunos aspectos
diferentes, principalmente, el hecho que Harrod le interesa la
propensión media a ahorrar, en cambio en el modelo de
Domar se considera a la propensión marginal como
relevante; Domar no determina de una forma implícita la
función de inversión, mientras que Harrod
desarrolla la teoría a través del
acelerador.

Respecto al período de largo plazo, los dos
autores plantean dos dificultades distintas a las que se tienen
que enfrentar las economías. Para Harrod, va a ser la
escasez de la mano de obra la que puede perjudicar el
crecimiento. En cambio, para Domar es la escasez de
inversión la que puede llegar a ser perjudicial.
Finalmente, la visión respecto a la situación
económica es también diferente.

Mientras que para Harrod el paro es una de las
situaciones habituales y el objetivo básico a eliminar,
para Domar va a ser la capacidad productiva no utilizada de forma
eficaz la que perjudica la evolución del
país.

El modelo de Harrod se aproxima al problema del
crecimiento económico con un tratamiento más
realista al asumir que el progreso técnico puede
considerarse como una propensión interna del sistema
económico. El gran mérito del modelo de Harrod
radica en no ser un esquema de equilibrio; es más bien una
proyección hacia el largo plazo de algunos de los
conceptos de la Teoría General de Keynes. La tasa de
acumulación es una función de las decisiones
empresariales encaminadas a realizar ganancias, sin ninguna
garantía de que el nivel de inversión se
ajustaría al requerido en una economía de libre
mercado.

La tasa garantizada de crecimiento del modelo de Harrod
está basada en la doctrina de la demanda efectiva de
Keynes; sólo puede entenderse en el contexto de la demanda
efectiva insuficiente y del desempleo voluntario. Pero la
experiencia disponible para los países en desarrollo
sugiere que el desempleo no del tipo keynesiano y, si existe
desempleo de tipo estructural, es evidente que la
formulación del modelo de Harrod no ofrecería un
marco conceptual adecuado para entender las verdaderas razones
del desempleo.

El problema del desempleo que preocupaba a Keynes se
caracterizaba por la existencia de un exceso de capacidad
instalada. El problema del desempleo de los países en
desarrollo surge porque la capacidad productiva y la demanda
efectiva nunca han estado a un nivel apropiado.

CAPITULO 2.

El modelo de
Solow y el proceso de acumulación del
conocimiento

La teoría económica del crecimiento se
ocupa en general de la tendencia de crecimiento a largo plazo de
la economía, o sea de su crecimiento potencial. El modelo
más utilizado para explicar el crecimiento es el modelo de
Solow. Es un modelo clásico e incorpora los supuestos
habituales del análisis clásico, como pleno
empleo y competencia perfecta en los mercados de productos y de
factores, rendimientos decrecientes a escala para cada factor,
etc. Este modelo fue desarrollado inicialmente por Robert Solow,
profesor del MIT a fines de los 50.

El enfoque tradicional del crecimiento económico
que se desarrolló en los años cincuenta (Solow,
1956), consideró como eje central de la acumulación
el capital físico, la creación de grandes empresas,
la producción en serie y a gran escala. Luego, emerge como
variable principal el capital humano (educación
calificación) por su capacidad para generar nuevo
conocimiento creando retornos crecientes a escala (crecimiento
endógeno).

En el modelo de Solow, la acumulación de
conocimiento para el crecimiento económico tiene dos
funciones diferentes. Primero, el progreso tecnológico
puede ayudar a explicar el "residual de Solow"; y segundo, el
progreso tecnológico permite que la formación de
capital continúe creciendo.

El modelo más utilizado para explicar el
crecimiento es el modelo de Solow. Es un modelo clásico e
incorpora los supuestos habituales del análisis
clásico, como pleno empleo y competencia perfecta en
los mercados de productos y de factores, rendimientos
decrecientes a escala para cada factor, etc.

Según (Weitzman, 1996), la nueva teoría
del crecimiento determina el residual de Solow y la relevancia de
la endogenización del conocimiento.

En este modelo, el nivel del producto por habitante en
el largo plazo (en estado estacionario) depende de la tasa de
ahorro de la economía, que es la que determina el stock de
capital y de la función de producción, que depende
del estado de la tecnología.

El modelo simple elaborado por Solow sirvió y que
sigue sirviendo como marco analítico para el desarrollo de
otras investigaciones teóricas que analizan algunas
cuestiones abstractas relativas al funcionamiento del sistema
económico de mercado -, aún cuando tiene como punto
de referencia al modelo de Harrod, modificó la
problemática de conjunto: el modelo de Solow se
caracteriza por ser un modelo de oferta en el cual los problemas
de mercado están ausentes, el ahorro es igual a la
inversión y además por hipótesis la ley de
Say es verificada.

La ley de Say es un principio atribuido
a Jean-Baptiste Say que indica que no puede
haber demanda sin oferta. Cuantos
más bienes (para los que hay demanda) se
produzcan, más bienes existirán (oferta) que
constituirán una demanda para otros bienes.

El modelo de Solow, según Galindo y Malgesini
(1994), parte de tres aspectos:

1) La población y la fuerza de trabajo crecen a
una tasa proporcional constante (n), que se considera que es
independiente de otros aspectos y variables
económicas;

2) El ahorro y la inversión son una
proporción fija (s) del producto neto en
cualquier momento del tiempo y,

3) por lo que se refiere a la tecnología, se
supone que está afectada por dos coeficientes constantes,
en concreto, la fuerza de trabajo por unidad de producto y el
capital por producto (a este último, se le denomina
v).

Para Galindo y Malgesini (1994), en el modelo de Solow,
lo relevante en el crecimiento económico es la
relación que existe entre el capital y el producto y en el
desarrollo del modelo, se establece las siguientes
hipótesis: Se supone que en la economía se fabrica
sólo un tipo de bien, cuyo nivel de producción se
recoge por la variable Y; además, se supone que
al final todo el

Ahorro será invertido, lo que implica, a su vez,
no tener que incluir una función de
inversión;

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Esta expresión es la ecuación fundamental
del equilibrio neoclásico. En ella, s f(k) es el
ahorro por trabajador, que se puede considerar como el flujo de
inversión que acude por trabajador, puesto que dentro del
modelo se supone que todo el ahorro se convierte
automáticamente en inversión. Por su parte, n
k
sería la inversión que resultaría
necesaria para mantener constante la relación que existe
entre el capital y el trabajo, considerando que el número
de trabajadores crece a una tasa n.

Así pues, tenemos que la tasa de variación
correspondiente a la relación que existe entre el capital
y el trabajo, k, se determina a través de la
diferencia entre el ahorro por trabajador y el ahorro necesario
para mantener dicha relación constante, cuando crece la
fuerza de trabajo.

El modelo de Solow, establece que el capital está
relacionado de forma positiva con el ahorro y negativa con el
incremento de la población; además, integra las
partes de la formalización del equilibrio general de
Walras – rendimientos constantes a escala, competencia perfecta –
o dicho de otra manera, admite la posibilidad de sustituir el
capital y trabajo: determinada cantidad de producción
puede ser obtenida a partir de diferentes combinaciones de
capital y trabajo.

Por otro lado, el modelo admite la igualdad entre el
ahorro y la inversión de manera que el exceso o la
insuficiencia de demanda, que jugaba un papel fundamental en el
modelo de Harrod, aquí está ausente. Una de las
conclusiones del modelo elaborado por Solow es que en un
régimen transitorio, se observa una correlación
entre tasa de inversión y tasa de crecimiento, mientras
que la tasa de crecimiento de largo plazo no depende de la tasa
de inversión.

En el modelo ampliado de Solow, se asume la siguiente
función de producción:

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En los modelos que incluyen progreso tecnológico,
el crecimiento es más rápido mientras más
grande es el nivel de conocimiento humano acumulado. En la
visualización del modelo de crecimiento de Solow, es
posible el reconocimiento de tres factores determinantes de la
acumulación: capital, progreso técnico y capital
humano.

Las leyes del
crecimiento económico de Kaldor

En la literatura se conoce como leyes del crecimiento de
Kaldor a un conjunto de hechos estilizados observados por dicho
economista al analizar las experiencias de crecimiento
económico de un grupo muy importante de países
desarrollados. Estas leyes fueron presentadas con el objetivo de
dar explicación a las diferencias que pudieran presentarse
en las tasas de crecimiento en las fases de crecimiento
económico de un país. Estas leyes se refieren a los
efectos positivos que genera la expansión del producto
manufacturero en el conjunto de la economía al inducir el
crecimiento del resto de los sectores y elevar la productividad
en todas las actividades económicas.

La primera Ley de Kaldor establece que la tasa de
crecimiento de una economía se relaciona de manera
positiva con la correspondiente a su sector manufacturero, lo
cual implica que éste se considera el motor de
crecimiento. La explicación de este vínculo se
asocia con el alto efecto multiplicador del sector industrial,
debido a las altas elasticidades ingreso de la demanda de las
manufacturas; a los fuertes encadenamientos productivos hacia
atrás y hacia adelante de las actividades industriales, y
a las economías de aprendizaje que pueden obtenerse a
medida que avanza la división del trabajo y se fortalece
la especialización como resultado de la expansión
de las actividades manufactureras.

Esta primera Ley se ha expresado de manera alternativa
como:

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Con esto se previene que la correlación estimada
sea espúrea y se puede demostrar si la expansión
manufacturera tiene un efecto de arrastre del resto de las
actividades económicas. La primera Ley se valida si en 32
y 33, a1 es positiva y estadísticamente significativa, y
se rechaza si cualquiera de estas dos condiciones no se cumple.
No obstante, la simple relación estadística entre
qT y qM o entre qNM y qM no
es suficiente para afirmar que el crecimiento es dirigido por la
demanda; además, es necesario establecer la
dirección de causalidad y descartar otras posibles
explicaciones.

La segunda Ley, mejor conocida como la Ley de
Verdoorn12, postula que un incremento en la tasa de crecimiento
de la producción manufacturera conduce a un aumento de la
productividad del trabajo dentro del mismo sector, debido al
proceso de aprendizaje que se deriva de una división del
trabajo y una especialización mayores, asociadas a la
ampliación del mercado, así como a las
economías de escala de carácter dinámico
provenientes de la incorporación del progreso
técnico y de la mecanización de las actividades
productivas.

La tercera Ley afirma que la productividad en los
sectores no manufactureros aumenta cuando la tasa de crecimiento
del producto manufacturero se incrementa. Este resultado puede
explicarse a partir de diversos procesos: en primer lugar, la
expansión de la industria manufacturera acrecienta la
demanda por trabajo convirtiéndose en un polo de
atracción de trabajadores que se encuentran en sectores
tradicionales en una situación de desempleo disfrazado. En
dichos sectores disminuye el empleo pero el producto no se
reduce, lo cual se manifiesta como un aumento de la productividad
del trabajo. En segundo lugar, la transferencia de recursos de
sectores de baja productividad a otros de alta genera un efecto
favorable en la productividad agregada de la economía, ya
que trabajadores poco productivos empleados en actividades
tradicionales se convierten en fuerza laboral industrial
más productiva.

La última Ley que establece Kaldor se refiere a
las causas por las que existen diferencias en las tasas de
crecimiento en la producción manufacturera. En este
sentido se concede gran importancia a los factores de oferta y
demanda, especialmente el consumo, a la inversión y a las
exportaciones.

En los planteamientos de Kaldor (1963), se enumera un
grupo de factores que especifican el proceso que conllevan al
crecimiento económico:

1. El crecimiento sostenido en el largo plazo del
ingreso per cápita.

2. El crecimiento del capital físico por
trabajador.

3. El hecho que la tasa de retorno del capital sea
constante.

4. El aprovechamiento de las ventajas comparativas y el
equilibrio dinámico.

5. La acumulación de capital físico y
social.

6. El progreso tecnológico, la
especialización del trabajo y el descubrimiento de nuevos
métodos de producción.

La teoría del modelo de crecimiento elaborado por
Kaldor, ha defendido la tesis de que entre las regiones de un
país donde prevalece la plena libertad de movimiento de
los factores productivos, las restricciones de demanda,
más que las de oferta, suelen ser el principal freno a la
expansión económica.

En esta teoría se destacan los modelos de
crecimiento acumulativo dirigido por las exportaciones con
restricción de balanza de pagos y sin ella, donde el
efecto de Verdoorn y la magnitud de las elasticidades ingreso de
los bienes que se comercian en escala internacional o entre las
regiones de un país, constituyen los factores más
importantes que dan lugar a diferencias en las tasas de
crecimiento. Según Ocegueda (2003), se trata de un enfoque
teórico en que el proceso de especialización
productiva define las condiciones fundamentales del
desempeño económico de largo plazo y la
industrialización se alza como la estrategia fundamental
para lograr el crecimiento económico.

Por otro lado, según Galindo y Malgesini (1994),
para tener una visión más completa del modelo de
crecimiento de Kaldor, hay que considerar que la tasa de
beneficios respecto al capital existente no puede ser inferior
que el tipo de interés junto con el riesgo en el que se
incurre por llevar a cabo la inversión correspondiente.
Además, que el tipo de interés se determina dentro
del mercado monetario, al enfrentar la demanda con la oferta
monetaria, tal y como se establece dentro del análisis
keynesiano.

Una de las reflexiones que emerge para la propuesta de
este estudio es que cuando las regiones pobres crecen más
rápido que las ricas puede encontrarse evidencia
estadística favorable para esta Ley, sin que ello
signifique que el crecimiento lo dirijan las fuerzas de la
demanda. Esto se debe a que en los países o las regiones
de bajo ingreso per cápita el sector manufacturero tienden
a crecer más rápido que los demás, mientras
que en los de altos ingresos los servicios muestran un mayor
dinamismo porque el progreso económico eleva la
elasticidad ingreso de estas actividades respecto de las
manufactureras.

Se desprende de este planteamiento que las regiones de
mayor crecimiento son las que expanden más rápido
su sector manufacturero, característica compatible con el
enfoque neoclásico que postula que las disparidades en las
tasas de crecimiento se determinan desde el lado de la
oferta.

La demanda por manufacturas y no las restricciones de
oferta es lo que determina qué tan rápido crece la
producción total. El reconocimiento del papel clave que
juega el sector manufacturero, se basa en que el sector primario
está gobernado por otro tipo de fuerzas y su tasa de
crecimiento depende del progreso de las innovaciones ahorradoras
en tierra.

Para Kaldor, entre más alta es la tasa esperada
de ganancia, mayor es el incentivo que tienen los empresarios
para adoptar una técnica más intensiva en mano de
obra. Esto está en conflicto con la visión
neoclásica del problema; sin embargo, el problema es que
la teoría tradicional no tiene en cuenta el riesgo y la
incertidumbre, y en el mundo real estos elementos llevan a
economías en el cual los fondos se recuperan a
través de las ganancias.

CAPITULO 4:

La postura
postkeynesiana: la edad de
oro de Joan Robinson

Los aportes de Joan Robinson (1973), mantuvieron una
dicha crítica se centra en la obsolescencia de la
teoría defendida por los autores que componen dicha
escuela, al irrealismo de sus postulados, a los errores
metodológicos y a los fallos empíricos.

El planteamiento que dio a conocer esta autora, es lo
que se denomina como "el espíritu anímico
esencial"
de las empresas, que es el verdadero motor inicial
y determinante del proceso de acumulación y crecimiento.
Con este concepto, según Galindo y Malgesini (1994), la
autora pretendía señalar que la economía
podría obtener su equilibrio cuando se consiga un ritmo de
acumulación con una determinada tasa de beneficio que
alcance un suficiente volumen que le permita mantener dicho
nivel.

Las principales causas que pueden propiciar el
crecimiento en la economía son
:

  • Las condiciones técnicas, la
    investigación y la mejora en la
    educación.

  • Las condiciones competitivas en la
    economía.

  • Los acuerdos salariales. Las alteraciones en los
    salarios provocan brotes inflacionistas. Pero frente a este
    comportamiento negativo, hay que considerar también
    que son la base para estimular la demanda del
    sistema.

  • La posibilidad de financiar la inversión, que
    puede facilitar o perjudicar la introducción de nuevos
    procesos en la industria para hacerla más
    competitiva.

  • El stock de capital inicial y las expectativas que
    se forman de la experiencia pasada.

  • Robinson considera la política de
    inversión que gracias a ella se podrá generar
    empleo.

En este sentido, se considera que dicha inversión
se adopta con independencia de los ahorros que se hayan
producido. Una proporción mayor del ingreso que se ahorra,
por parte de los capitalistas o de los asalariados,
significaría que, dados el avance del conocimiento
técnico y el crecimiento de la población, la Edad
de Oro tendría de forma intrínseca una tasa de
ganancia menor, a fin de asegurar la relación correcta con
una tasa de crecimiento constante del capital (igual a la tasa
del progreso técnico más la tasa de crecimiento de
la población.

El instinto animal puede considerarse conveniente por
las siguientes razones:

  • Promueven el incremento del conocimiento
    científico. En este aspecto contribuyen a la tasa de
    crecimiento de la Edad de Oro.

  • Promueven la explotación del conocimiento
    científico, es decir, su conversión en
    conocimiento técnico. Esta es una forma importante en
    la que también se promueve el progreso técnico
    y el crecimiento de la Edad de Oro.

  • Promueven una visión optimista del futuro. En
    este sentido, los grandes instintos animales son
    incompatibles con las condiciones de una Edad de Oro, donde
    la perspectiva del futuro se determina por el conocimiento
    del presente y del pasado.

  • Sobre las bases de las expectativas dadas, los
    grandes espíritus animales fortalecen el impulso de la
    inversión. En este sentido, no son de ningún
    modo incompatibles con las condiciones de una Edad de Oro.
    Pero no ejercen ninguna influencia en la tasa de crecimiento,
    ya que su efecto se anula a causa de los términos en
    que se dispone del financiamiento.

"El concepto del instinto animal de Keynes
desempeña un papel fundamental para el logro de la Edad de
Oro en el modelo de Robinson. Según Keynes (1973), "Si
el instinto animal desmaya… la empresa se
marchitará y morirá".
Son los impulsos y el
emprendimiento de los individuos los que promueven el
emprendimiento, a través del riesgo, y son estas
motivaciones las que generan el nacimiento de empresas, y es el
instinto el que diferencia los agentes económicos. El
emprendimiento es un proceso de largo plazo que requiere la
conexión entre los sujetos involucrados en el tejido
empresarial y los instrumentos de política, donde el
instinto animal no es sólo la acción individual,
sino también las acciones de las organizaciones para crear
empresas."

El marco de la Edad de Oro es un procedimiento para
realizar experimentos intelectuales y no como una
hipótesis. Según Robinson, el principal
mérito de este ejercicio es que permite imaginar un camino
histórico (no necesariamente de equilibrio) en el cual la
tasa de acumulación (ex – ante), la tasa de crecimiento
físicamente posible y las condiciones límites son
compatibles entre sí. Pero el interés de este
experimento está no sólo en postular la
armonía, sino en arrojar luz sobre diversos tipos de
desarmonías.

La Edad de Oro indica un estado de cosas utópico
que posiblemente no se encuentre en ninguna economía
actual; pero que es necesario describir para mostrar cuán
lejos están las economías capitalistas de la
tranquilidad, la lucidez y la armonía. Las reglas de juego
del sistema capitalista de producción se han desarrollado
para que la acumulación del capital sea posible en
condiciones de desequilibrio (incertidumbre); sin embargo, si una
economía de libre empresa se somete a choques externos y
contradicciones internas, posiblemente no sería capaz de
sobrevivir. La supervivencia del capitalismo, según
Robinson, hace evidente cierto grado de coherencia entre la
confusión reinante en ese sistema.

CAPITULO 5:

Hayek: el orden
espontáneo del mercado

La Escuela Austríaca en general y Hayek en
particular, concluyen que son muchas las "tonterías" que
se han escrito sobre los límites al crecimiento
económico por parte de físicos que ignoraban la
economía. Un análisis correcto de los
límites físicos al crecimiento sólo es
posible si uno aprecia la contribución de Hayek,
según la cual lo que un sistema económico produce
más que cosas materiales es un conocimiento
inmaterial.

La finalidad de la economía consiste en estudiar
este proceso dinámico de descubrimiento y
transmisión de información que es impulsado por la
función empresarial y que tiende a ajustar los planes de
los seres humanos, haciendo con ello posible su vida en sociedad.
El objeto de la Ciencia Económica consistiría en
estudiar este proceso social tal y como ha sido
definido.

La esencia del proceso social, tal y como Hayek lo
entiende, se constituye de la información o conocimiento,
de tipo personal, práctico y disperso, que cada ser
humano, en sus circunstancias particulares de tiempo y lugar,
descubre en todas y cada una de las acciones humanas que emprende
para alcanzar sus fines y objetivos particulares, y que se
plasman en las etapas de ese camino que supone la vida de cada
ser humano.

Las principales características
del enfoque de Hayek:

  • El tiempo juega un papel esencial.

  • El capital se concibe como un conjunto
    heterogéneo de bienes de capital que constantemente se
    gastan y es preciso reproducir.

  • El proceso productivo es dinámico y
    está desagregado en múltiples etapas de tipo
    vertical.

  • El dinero afecta al proceso modificando la
    estructura de precios relativos.

  • Se explican los fenómenos
    macroeconómicos en términos
    microeconómicos (variaciones en los precios
    relativos).

  • Dispone de una teoría sobre las causas
    institucionales de las crisis económicas que explica
    su carácter recurrente.

  • Dispone de una elaborada teoría del
    capital.

  • El ahorro juega un papel protagonista y el tipo de
    tecnología que se usará.

  • La demanda de bienes de capital varía en
    dirección inversa a la demanda de bienes de consumo.
    Toda inversión exige ahorro y, por tanto, una
    disminución temporal del consumo.

  • Se supone que los costos de producción son
    subjetivos y no están dados.

  • Se considera que los precios de mercado tienden a
    determinar los costos de producción y no que los
    costos de producción determinen los precios de
    mercado.

CAPITULO 6.

La teoría
del crecimiento endógeno

La teoría económica no ha construido una
verdadera política de crecimiento, aunque se han hecho
muchos esfuerzos. Este vacío se explica porque la
convergencia hacia el crecimiento económico es un juego de
oferta y de demanda y se basa en la interacción y en la
combinación eficiente de distintas variables y diferentes
agentes dentro de un mercado. La convergencia hacia un desarrollo
auto – sostenido precisa de variables determinantes como: la
inversión en capital humano, el régimen de
incentivos, recursos financieros, información oportuna y
el ordenamiento institucional.

Partes: 1, 2

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