Alianzas transversales, reconfiguración de la política y desarrollo urbano
- Contradicciones. El
desarrollo urbano vs. la
desurbanización - La globalización
reurbanizante, las políticas urbanas y la calidad de la
vida urbana - El desarrollo urbano y
los desastres - Las metrópolis de
servicios y los servicios a las
metrópolis - Tendencias en los modelos
de formulación de la política
urbana - Procedimientos de
democracia semidirecta - Procedimientos de
democracia ampliada - La planificación
participativa - Alianzas
- Socioeconomía y
redes de trueque - Redes mixtas de
gestión socio urbana - Prospectiva, utopismo y
utopística - Algunos escenarios
alternativos que podría transitar la experiencia urbana
en América Latina - Conclusión
- Bibliografia
- Notas
Descriptores Temáticos:
politica urbana; desarrollo urbano; redes sociales
El trabajo se
propone analizar las relaciones actuales entre desarrollo urbano
y política, observando las tendencias dominantes y las
contratendencias e hipotetizando sobre alternativas de invertir
esa determinación.
¿Habría alternativas de futuro en las
cuales la política, reconfigurada, pudiese influir en el
desarrollo urbano, determinarlo de una cierta forma?
¿Un modo distinto de hacer la política
urbana, sostenido en alianzas
transversales tiene probabilidades en ese futuro?
¿Pueden percibirse en la actualidad
potencialidades, algún atributo, ciertas condiciones para
esas probables alternativas?
Contradicciones. El
desarrollo urbano vs. la
desurbanización
Las grandes reurbanizaciones inmobiliarias expresan en
la actualidad la dinámica económica del desarrollo
urbano reproduciendo un modelo
espacial y de consumo
enceguecedor: la calidad de
vida urbana estará dada por los monumentales
emprendimientos que se reinsertan en las antiguas estructuras
urbanas. Antes las ciudades se organizaron en torno al asiento
de las industrias y
tomaban las formas que aseguraban ese funcionamiento. En la
actualidad hay menos (o no hay) industrias, sino que una industria
dominante que la de hacer y rehacer la ciudad, reordenando sus
espacios y sus usos.
Hay un caso paradigmático en el que se descubre
el solapamiento entre la fase de desarrollo urbano basada en la
acción
del estado como
actor "promotor" del desarrollo y la nueva etapa donde el estado lo
que hace es "promover la búsqueda/aparición de los
promotores del desarrollo". Es el del ex albergue Warnes, en la
ciudad de Buenos
Aires.
Abandonado desde la década de los 50, a principios de los
90 aparece la posibilidad de resolver el conflicto con
los propietarios del terreno, cuya posesión tenía
el estado. Se relocalizaron los habitantes de los predios
abandonados, las construcciones fueron dinamitadas.
Sin embargo en los albores del neoliberalismo
urbano, hubo un viraje de orientación de la dirección política urbana y se
prefirió esperar que el mercado
resolviera con alguna propuesta viable la utilización del
predio. El estado municipal prefirió renunciar a la
posibilidad que tenía de, asociado a los dueños de
la tierra (que
en parte era también municipal) realizar una
urbanización progresiva que reorganizara lentamente el
barrio y posibilitara también una adaptación de los
sectores públicos y residenciales que lo rodeaban en su
entorno inmediato (un Parque sede de facultades de
agronomía y veterinaria,
hospital y asilo de ancianos, ferrocarriles, asilo de menores,
barrio de residencia-industria).
El mercado demoró casi una década hasta
que Carrefour compró a los propietarios y realizó
un proyecto que en
menos de dos años y con sólo cumplir una parte del
mismo (el hipermercado y un túnel en el cruce ferroviario)
transformó velozmente el área. En paralelo, la
Universidad de
Buenos Aires, embretada entre la crisis
financiera y las perspectivas de aumento de matrícula en
las facultades nombradas, favorecidas ahora por el acceso del
túnel y la urbanización iniciada, se lanzó a
aumentar sus edificios en el Parque, acrecentando también
la cantidad de vehículos y reduciéndose el acceso
comunitario al parque, ya restringido en la época
militar.
En síntesis,
el mercado capitalista inmobiliario resuelve financieramente la
urbanización y de inmediato la respuesta de los otros
actores públicos es transformar el área verde en
edificada. En síntesis, donde había un área
vacía de 19 hectáreas y un parque de medidas
semejantes disponible, habrá ahora un hipermercado, un
grupo de
torres y un parque, que al mismo tiempo se
reduce, se cierra y transforma su uso en sede de edificios
universitarios. Durante 40 años el vecindario
reclamó por la urbanización del área
vacía y ahora tiene que reclamar por los efectos finales
de la urbanización (i).
La globalización reurbanizante, las políticas
urbanas y la calidad de la
vida urbana
En Buenos Aires ya se perciben, sobre áreas
nobles y tradicionales que han sido representativas de un
patrón de estructuración urbana bien
característico: baja densidad de
edificación, calles arboladas, tejido urbano residencial
homogéneo, la presión de
la ciudad global. Esos sectores asumen ya el papel inicial de
centros gastronómicos y de amenidades en la forma de
servicios para
el centro hotelero y de servicios a los negocios,
modificando la calidad de la vida residencial y acelerando la
expulsión de unos (los de menores recursos) y la
retirada gananciosa de otros (de recursos medios o
altos) que venden sus propiedades a alto precio.
En el barrio de Palermo Viejo (ii), la reforma del
Código
de Planeamiento
Urbano no es categórica respecto a la altura e intensidad
de edificación, dejando abierta la posibilidad de que
propietarios de grandes terrenos (que se pueden conseguir por
englobamiento de parcelas menores) puedan obtener normas especiales
para su uso, y por ende puedan ser aceptados los edificios en
torre. El mismo barrio es localizado por el Plan Urbano
Ambiental en el llamado Corredor Norte, zona de la mayor densidad
de población, de edificación y de las
inversiones
inmobiliarias más importantes, que es como considerarla la
reserva para la expansión del mercantilismo
inmobiliario.
En Rio de Janeiro fue disuelto el Consejo Municipal de
Políticas Urbanas (Compur) a quien le cabía la
responsabilidad de creación de los Proyectos de
Estructuración Urbana (PEUs) que representa un plan
director y ley
orgánica por barrio.
Esa medida tuvo un efecto generalizado liberando la
libertad de
uso de las "operaciones
interligadas, mecanismo que permite autorizar construcciones
fuera de las determinaciones urbanísticas del área
siempre que hubiera compensaciones financieras. Eso ha desatado
un conjunto de urbanizaciones gigantescas, entre ellas los apart
hoteles en los barrios y colocado
a Rio en la estela de la carrera inmobiliaria de la década
del 70 que produjo urbanizaciones críticas. La
tensión subsecuente está dada por la lógica
de una secuencia perversa. Los beneficios de las inversiones
inmobiliarias "extra patrón barrial" se utilizarían
para financiar las inversiones en las favelas, por el Proyecto
Favela-Barrio (hacer de la favela un barrio), pero en los hechos
eso se consigue cambiando las condiciones de vida del resto de
los barrios residenciales de clase media,
dicho con humor carioca, a través del "Proyecto
Barrio-Favela" (hacer del barrio una favela) (iii).
En Costa Rica los
territorios están recibiendo acelerados procesos de
transformación productiva pero se reclama por la necesidad
de un plan Urbano Territorial como política de estado, y
por una institucionalización efectiva de los controles
sobre las donaciones e inversiones que ingresan al país.
Es riesgoso el fortalecimiento de estructuras paralelas
semiprivadas que canalizan los recursos "país" en ausencia
de un aparato institucional estatal para el control de los
fondos. El área metropolitana de San José aparece
como el principal núcleo de impacto ambiental
y se teme la falta de controles permita nueva zonas de
urbanización que alcancen los desequilibrios extremos de
la zona sur de la ciudad (iv).
El desarrollo urbano y los
desastres
Los desastres de origen natural y tecnológico
están a la orden del día en las grandes ciudades y
la recurrencia de grandes catástrofes (inundaciones,
derrames tóxicos y otros) es previsible, como es
también previsible que la incertidumbre sobre el comportamiento
de los sistemas ha
aumentado. El tema, que no es abordable por una o algunas
disciplinas, excede lo sectorial y está instalado en un
área de intersección entre el estado y la sociedad.
El mercado de la acumulación y la rentabilidad
no encontrará rindes satisfactorios ni retornos
rápidos invirtiendo en la prevención y
mitigación de los desastres.
Resulta insuficiente el abordaje conceptual que nos dice
"…es la propia naturaleza de
un evento la que nos lleva a una situación desastrosa…"
o sea la situación de emergencia donde hay que actuar,
atender su impacto reconstruyendo o compensando los
daños.
Esta concepción proviene de las ciencias duras
y de un modelo político a partir del cual se interviene
desde las estructuras de seguridad, a
través de organizaciones
definidas por el Estado como especializadas –la Defensa Civil,
las Fuerzas Armadas– sin habilitar otras formas de
intervención.
Nuestro enfoque teórico sustenta que no hay
desastres
naturales sino que –aun teniendo origen en
fenómenos naturales, tecnológicos,
antrópicos– los desastres son, en esencia, una
construcción social, el resultado de un
proceso de
ocupación y de producción que, como "desarrollo" ha
vinculado la vida humana con la naturaleza. En verdad se llega al
desastre por un estado de exposición
anterior al evento, el desastre no es otra cosa que la
afirmación de las cuentas negativas
del desarrollo adoptado. Traducido a las ciudades, los desastres
representan las cuentas negativas del desarrollo urbano respecto
a los items social y ambiental.
Frente a ciertas amenazas no podemos intervenir o no
tenemos con qué, pero es posible actuar sobre la
vulnerabilidad. Esto significa actuar sobre el riesgo,
reduciendo lo que exponemos a un evento que necesariamente se va
a producir y va a generar algún impacto. Los mapas de riesgo
con participación comunitaria no sólo traen la
percepción social de los riesgos sino
que permiten reflexionar sobre la historia del desarrollo de
la ciudad. No es lo mismo concebir a los desastres como una carga
o un obstáculo de la fatalidad al desarrollo de las
ciudades y a la calidad de vida de sus habitantes, que concebir
al desarrollo urbano como responsable de los
desastres.
Algunos trabajos en esa línea han sido bastante
aleccionadores y han re creado la conceptualización de la
relación del medio ambiente
construido, es decir lo urbano, con el medio ambiente que
es el soporte natural de la ciudad (v) Tal vez la más
importante es que vecinos, organizaciones sociales y
gubernamentales locales coinciden en que toda la micro
región debe ser declarada zona inundable, con normativa
para su tratamiento especial, que ayude a superar la
estigmática desventaja ambiental. Pero la coincidencia
más detonante es la de impulsar un proceso progresivo de
reurbanización y desurbanización que revalorice la
zona, reconquiste la ecología y recupere
espacio no edificable, combinando espacio verde y usos cotidianos
y productivos necesarios a la ciudad.
La percepción comunitaria del riesgo –que
resulta de la interacción efectuada durante el
proyecto– es ambientalista, como reconstrucción
"ayudada" de la relación entre soporte natural y
urbanización, entre cuenca y ciudad, entre medio ambiente
natural y medio ambiente construido. El punto de
equilibrio, en cuanto "progreso", no está
necesariamente adelante, si consideramos la propuesta de
desurbanizar.
Las metrópolis de
servicios y los servicios a las
metrópolis
El desarrollo local aparece como paradigma
frente a la
globalización mundial. Sin embargo no se tiene
suficientemente en cuenta que esa globalización premia y
castiga: en el ámbito territorial eso es por demás
evidente. Basta recorrer la observación sobre los territorios para
descubrir que el modelo de desterritorialización de la
economía
opera como un fuerte distractor de energías y un diligente
redistribuidor de inequidades espaciales y sociales. Así
como hay regiones ganadoras y perdedoras, hay ciudades, pueblos y
gentes que ganan y otros que pierden con ese modelo; según
algunas investigaciones
periodísticas son unos 430 pueblos argentinos que pueden
desaparecervi, y ser llevado a remate, como Los Catutos en la
provincia de Neuquen (vii).
Para muestra vale
comentar la tendencia que están experimentando algunos
municipios de Argentina.
En un municipio pequeño de la periferia de
Córdoba se discute la conveniencia ambiental de aceptar en
su jurisdicción el tratamiento de los residuos
radioactivos (uranio), prohibido de ser realizado en la capital
provincial donde se originan. Rosario del Tala, municipio de la
región agrícola deprimida de Entre Ríos se
está postulando para recibir residuos nucleares que desde
hace años el pueblo de Gastre, en Chubut, rechaza
(viii).
La tendencia de los municipios de la Provincia de Buenos
Aires, localizados en la región conocida como Pampa
Húmeda que un siglo atrás fue la que
sustentó con su producción de granos y carnes el
desarrollo nacional, es estrictamente direccionada a obtener se
localicen en esos pueblos, hoy en decadencia económica,
los servicios que demanda el
Área Metropolitana de Buenos Aires.
En la dicha provincia, varios municipios pujan por
obtener (algunos ya lo han conseguido) la localización en
sus territorios de las prisiones que recibirán los presos
de la cárcel porteña de Caseros (ix), como una
solución al problema de la falta de actividades
productivas y empleos. El municipio de Tapalqué x por otro
lado quiere que la planta de tratamiento de residuos urbanos de
la Capital Federal y el conurbano se traslade allí; con el
apoyo firmado por la mitad de sus 7500 habitantes el intendente
solicita el gigantesco basural para paliar la crisis de empleo. En
Pinamar, por el contrario, con el fin de dar seguridad a los
turistas y proteger la oferta
turística que sustente el desarrollo local, se discute
alambrar los límites
municipales (xi).
Esto muestra que las búsquedas locales de
soluciones a
su desarrollo se canalizan a desarrollar los servicios menos
atractivos aunque voluminosos de la gran ciudad (depósitos
de residuos, guarda de delincuentes) en la expectativa de obtener
empleos y actividad económica.
Tendencias en los
modelos de
formulación de la política urbana
En este punto se hace necesario trazar los grandes
rasgos caracterizadores de las modalidades para producir
política urbana que se perciben como tendencias, sean
dominantes y confirmadoras del modelo ciudad mundial, sean
confrontativas e innovadoras al referido modelo.
En estos tiempos es habitual recurrir a un esquema
interpretativo basado en un triángulo relacional entre
sectores: se habla de un Tercer Sector (la sociedad civil,
organizaciones de la comunidad) por lo
que se acepta la idea de que hay otros dos "sectores" a la
sazón el Estado y el Mercado, sin que nadie haga
referencia a cuál de ellos es el Primero y cuál el
Segundo (xii). El esquema del triángulo constituye una
tentación en la que caen algunos analistas y ensayistas
que olvidan u omiten que esas relaciones son dependientes. En
intensidad, dependen del poder de cada
sector y en orientación, de los intereses
(económicos, ideológicos, culturales,
políticos) de cada sector.
El tercer sector no está inmune frente a los
procesos económicos y políticos neoliberales: el
mercado (las grandes empresas
nacionales y transnacionales y los grupos
financieros), sustentando –como ideas fuerza–
algunos valores de
alcance universal que no son cuestionados (los grandes relatos)
como la igualdad de
oportunidades, la sustentabilidad ambiental, la ética de
la solidaridad,
está invirtiendo recursos en la conformación de un
tercer sector acoplado a sus intereses particulares
(xiii).
Observando el esquema triangular con estas precauciones
se hace más fácil describir las alternativas de
polaridad de los procesos decisorios e identificar por lo menos
tres modalidades bastante diferenciadas:
- Modalidad palaciego-corporativa
En primer lugar hay una tendencia sostenida y
condicionada por las demandas presentes y potenciales de las
corporaciones trasnacionales y sus socios locales, que genera un
mercado de tierras y de inversiones urbanas ajustado al principio
de reocupar áreas urbanas funcionales a las modalidades
que la globalización prefigura para las grandes ciudades.
Los proyectos inmobiliarios en torno a la
refuncionalización y recalificación de áreas
antes descalificadas obtienen una mejora en la tasa de
rentabilidad urbana y múltiples actores económicos
y políticos se enredan y desenredan a un ritmo vertiginoso
tras las oportunidades existentes o creadas.
Estos actores, en su mayoría empresas, pero
también bancos
financistas, intermediarios, consultoras técnicas,
estudios de arquitectura,
políticos y funcionarios, seleccionan proyectos que
impulsan en todos los ordenes, febrilmente, a favor de la
tendencia instalada y de la expectativa localizada en las esferas
de los estados, que cada vez más débiles,
están ávidos de inversiones privadas.
La modalidad es consecuencia de la explotación de
relaciones y de un marketing
orientado a interesar los decisores políticos en negocios
corporativos, sin renunciar a la intriga palaciega si hiciera
falta. El centro decisorio de las decisiones urbanas se ha
corrido del estado y está en el mercado al que los
gobiernos concurren y optan siguiendo sus
preferencias.
Esta modalidad es típicamente
palaciego-corporativa: informal y oculta, solo accesible a los
interesados en los negocios, no responde a ningún plan y
sí a una palabra de orden –idea fuerza–
coyuntural que hace de las antesalas del palacio un sitio del
mercado, formando un tipo de funcionario flexible con el mercado,
restrictivo con la comunidad (xiv)..
Podemos comentar un caso ilustrativo de este modelo. En
Buenos Aires, antes de la autonomía de la ciudad, muchas
de las decisiones urbanas correspondían al gobierno
nacional. El debate sobre
la localización del Aeroparque local (cabotaje y algunos
vuelos internacionales a Uruguay y
Brasil)
cobró intensidad a favor del aprovechamiento inmobiliario
de sus valiosos terrenos, próximos al Río de la
Plata y en medio de una zona urbana de alto nivel de renta.
Treinta años atrás en un plan director de la ciudad
se había colocado la idea de construir una isla en el
río para su traslado. Un asesor especial (xv) del
presidente comenzó a promover por los medios de prensa un
proyecto, elaborado por un pool de empresas francesas, para
concretizar dicho traslado. El anuncio de ese proyecto fue
después de la sanción de la Constitución Federal y antes de la
convocatoria a la Asamblea Estatuyente de la Ciudad de Buenos
Aires, a partir de la cual la injerencia del gobierno nacional
respecto a la ciudad habría de terminar. Los intereses
económicos que sustentaban el proyecto no querían
correr el albur de un gobierno local que tuviese otra
orientación para las decisiones urbanas.
La creación de una opinión favorable al
proyecto buscaba también demoler la resistencia
formal por parte de la Municipalidad, que en su carácter de propietaria de esas tierras las
había cedido en uso a la Nación
para esos fines, debiendo recuperar su domino en caso de
desafección de su uso como aeropuerto.
- Modalidad
tecno-partidocrática
En segundo lugar una modalidad en la cual es central el
papel del gobierno en gestión
del estado, orientada por la delegación representativa:
bajo el argumento de que el sistema electoral
crea una democracia
delegada por el cual otorga a los representantes electos, la
responsabilidad y la competencia para
determinados temas, se suele esconder una mayor
predisposición a asegurar la continuidad personal y
partidaria en esas posiciones gubernamentales, que a ampliar las
bases democráticas de las decisiones.
Esta modalidad es típicamente
tecno-partidocrática: se organiza en una simbiosis entre
técnicos y políticos en mérito a su
vinculación partidaria. La centralidad está dada
por la acción gubernamental y por el impulso que tienen
los programas desde
los lugares estatales pero la lógica ordenadora es la
lealtad partidaria. El lobby
empresarial y la presión comunitaria son aceptados como
inputs imprescindibles pero controlables frente a las
definiciones políticas de los núcleos partidarios
en posiciones de gobierno. Aunque el principio es que la
acción gubernamental es equidistante y neutral respecto a
los sectores esta modalidad tiende a formar funcionarios
propensos a negociar con los lobbystas del mercado y a manipular
al sector social.
Los mecanismos de la democracia semidirecta son
tolerados como una forma expresa, aunque no siempre respetada, de
autocontrol democrático y, a veces, impulsados como
contrapeso a los peligros de desvíos de
incomunicación con la sociedad o de corrupción
ante los negocios.
Los mecanismos participativos son incómodos y
disfuncionales al modelo pero necesitan ser "mostrados". A partir
de allí se generan todos los juegos de
entretenimiento vanos, sin aproximación a las decisiones,
de consultas "participativas" y la manipulación,
–expresada en poner a discusión como alternativas un
grupo de posibilidades previamente escogidas en escritorios
cuando se han desechado otras que no se discuten o cuando se
presentan como alternativas opciones que para el sistema
técnico–político son indiferentes, porque una
u otra van al mismo objetivo– se transforma en una constante
aunque maquillada.
- Modalidad
participativo-democratizadora
Si en las modalidades anteriormente explicadas la
centralidad está dada desde alguno de los vértices
del esquema analítico que llamaríamos el
"triángulo de los grandes sectores" (el vértice del
mercado en la modalidad palaciego-corporativa y el vértice
del estado en la modalidad tecno-partidocrática), no
sucederá lo mismo en la modalidad
participativo-democratizadora. No será desde el restante
vértice del triángulo (el tercer sector) desde
donde la modalidad se imprime sino sobre la conexión mutua
entre dos vértices: el estado y el tercer
sector.
Esta modalidad es innovadora por que se sustenta en los
siguientes principios rectores:
a) La iniciativa puede ser de uno u otro pero el
procedimiento
metodológico y los escenarios de planificación y de gestión
serán los mismos.
b) La identificación de temas del desarrollo
urbano-socio-ambiental que abandonados por el estado en su
achicamiento quedan sin asignación de responsabilidades
pero no son aceptables ni tolerables por el mercado, como, por
ejemplo: la multietnicidad y el pluralismo cultural; las
catástrofes y desastres; el desarrollo local en zonas
sin rentabilidad económica; los valores
de la calidad ambiental en urbanizaciones "pre ciudad global";
la socio economía o las economías solidarias como
formas no capitalistas en el mercado; el desarrollo de la
capacidad popular en la toma de
decisiones en la ciudad.
c) La perspectiva de una influencia mutua en el
sentido de que la recuperación y recomposición de
un sector depende de la recuperación del otro, tal como
se aborda en un trabajo anterior (Poggiese et all,1999: pp174),
es la manera en que sociedad y estado estarían en
mejores condiciones para poder coparticipar en el proceso de
toma de decisiones: "El estado y la sociedad deberían
entender que se necesitan para fortalecerse y que abriendo el
juego hacia
la co-gestión facilitan la transparencia, el control, la
integración y un trayecto hacia una
sociedad más democrática y equitativa. Lo que
significa también que deberían "entenderse" de
otro modo (…) con un método
de acción que ponga en igualdad de situación a
ambos. En lo que respecta a los sectores sociales,
capacitándolos para negociar con el estado. En lo que
respecta al estado, capacitando a sus funcionarios para
entenderse con la sociedad…" La prioridad que los
reúne es la de explicitar pactos específicos
sobre cómo tratar esos temas, crear una
asociación "previa" al debate con el mercado.
d) Perseguir la democratización ampliada a
través del aumento de la participación popular en
las decisiones distribuyendo el
conocimiento y la capacidad para hacerlo, popularizando el
planeamiento y la gestión.
Procedimientos de democracia
semidirecta
Entre las innovaciones que se vienen aplicando en la
región para posibilitar la participación ciudadana, están los
llamados mecanismos semidirectos de consulta, definidos por las
constituciones nacionales o, también, por las
constituciones de las ciudades, en los casos en que las
legislaciones nacionales así lo permiten o determinan
(xvi).
Los instrumentos de democracia semidirecta más
característicos y tradicionales son de difícil
aplicación, engorrosos en su tramitación, insumen
un exagerado esfuerzo colectivo y sus repercusiones
podrían llegar a ser poco efectivas (xvii).
La iniciativa legislativa o iniciativa popular, por
ejemplo, exige una gran movilización pero el efecto
obtenible es sólo que sea considerada en la legislatura,
que tenga entrada como proceso legislativo. Ese mismo efecto lo
obtendría igual cuando presentado por un
legislador.
La revocación de mandato, que supone eliminar el
contrato de
representación establecido por el voto, resulta
impracticable por los requisitos para operarlo –en algunas
constituciones se establece un mínimo de 20% del
electorado para solicitarlo dentro de un período que es
poco más de la mitad del mandato cuestionado.
La audiencia pública es el procedimiento que
está adquiriendo mucho respaldo y aplicación en
varios países, son realizadas por lo general en un marco
legal estricto y simbólico, vale decir, un lugar para
oír. El sistema de audiencias públicas que interesa
es el que se realiza formando parte de la formulación de
leyes o de
proyectos de gobierno cuando así lo mandan las normas
básicas. En su formato más extendido y repetido,
resulta ser apenas un intercambio unidireccional "oído en
público" entre el proyecto gubernamental y los opinantes .
Los legisladores y funcionarios, dado su origen electoral y su
experiencia en los cuerpos colegiados, no logran abstraerse del
mito del
número (cuántos "a favor", cuántos "en
contra"), mezclado con la cantidad y calidad de la
representación (a cuántos, a quiénes y
cómo representa el opinante).
Si se trata de consultas no institucionalizadas por
leyes, pero siendo importante la decisión a tomar, los
gobiernos están prefiriendo un actor externo e
internacional como garantizador de la transparencia de la
consulta. Aun así el mecanismo es el mismo, unidireccional
y sin intercambios.
Se necesita otro tipo de audiencia que permita "dialogar
en público", con posibilidades abiertas de intercambio y
negociación, con perspectiva a la
construcción de nuevos consensos y de definiciones
precisas para los disensos (xviii).
Otro aspecto menos discutido a las audiencias
públicas, aunque no menor, es que pueden ser opcionales
(los gobiernos pueden si quieren convocarlas) u obligatorias (la
ley define los casos en los cuales no pueden omitirse). Existe, a
veces, la posibilidad de eliminar la opcionalidad de los
organismos de gobierno y transformarse en obligatorias si se la
solicita cumplimentado un cierto porcentual de firmas del
electorado, requisito que desmotiva antes que promover su
utilización.
Las modalidades tecno-partidocráticas tienden a
utilizar la audiencia pública en busca de la conformidad
social tanto a los proyectos gubernamentales originados en su
sector, sea por iniciativa política o técnica, como
a los proyectos gubernamentales en los que toman forma las
iniciativas extragubernamentales (organizaciones vecinales,
vecino, otros actores). En este caso se la considera en su
valor de
control de la población sobre las decisiones estatales.
Ocurre a veces que se manipula la audiencia pública como
forma de rechazar, destruir o controlar las prácticas de
planificación que contienen un modelo superador de los
anteriores, aunque la audiencia les quede chica porque el debate
ha sido amplio y participativo y hasta la extenuación los
decisores se arrogan descalificar tal procedimiento.
Procedimientos de democracia
ampliada
Otros mecanismos de participación popular que se
experimentan en los procesos de formulación de
políticas urbanas pueden distinguirse como instrumentos de
democracia ampliada o democracia participativa.
El presupuesto
participativo, como modelo estatal de organización y resolución del
presupuesto de la ciudad que incluye la participación
comunitaria de sus barrios y regiones, lleva ya más de una
década de experimentación en Porto Alegre. En ese
período no sólo ha adquirido reconocimiento
nacional, latinoamericano y mundial sino que también es
tomado como referente inspirador para otros gobiernos
municipales: a fines del año 2000 eran ciento cuarenta las
municipalidades del Brasil que estaban realizando programas de
presupuesto participativo, siendo diversos tanto los modelos
experimentados como los partidos en función de
gobierno (xix).
En 1989, en simultaneidad con el inicio de su
implementación en Porto Alegre, comenzó en la
Municipalidad de Buenos Aires una experiencia bastante
próxima, el Programa de
Talleres de Planeamiento y Gestión, que durante unos meses
se aplicó en los barrios de la ciudad, con la finalidad de
configurar un presupuesto particular para los proyectos barriales
(xx). Esa iniciativa abortó en medio de su
implementación por el rápido giro hacia el
neoliberalismo que tomó el gobierno municipal,
acoplándose a las políticas del gobierno
nacional.
En 1996 la Constitución de la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires dispuso muy claro y contundente,
en su artículo 52, que "se establece el carácter
participativo del presupuesto. La ley debe fijar los procedimientos de
consulta sobre las prioridades de asignación de recursos"
pero, cinco años después la Legislatura aun no
preparó el proyecto de ley.
En 2000 la Intendencia de Montevideo realizó
asambleas descentralizadas en los Consejos Vecinales de sus
dieciocho Zonas para establecer sus prioridades y líneas
de acción poniendo en práctica la "modalidad del
Presupuesto Participativo".
El presupuesto participativo cumple el doble rol de
ampliar participativamente la democracia y establecer
prácticas co-gestivas en la política municipal,
como lo resaltan inspiradores e investigadores (Fedozzi, 2000)
porque:
"…tratase (…) de um método de
complemetariedade entre a representação
tradicional (do Executivo e Legislativo) e formas de
participação semidireta da
população (…) representa una forma de
democracia participativa em que a esfera pública ativa
de co-gestão do fundo público municipal
justificase na medida em que empiricamente, a estrutura e o
processo de funcionamento do OP criou uma arena institucional
consensualmente construída e permanentemente reavaliada
na qual ocorre a produção e a
seleção da opinião e da vontade
política para a deliberação sobre os
fundos públicos do Município…" (xxi) (la
negrita está en el original) Un aspecto a reconsiderar,
sin embargo, es que la aplicación de mecanismos de
democracia semidirecta pudiera llegar a influenciar en la
desconstitución de espacios sociales (Soares,
Caccia-Bava, 2000).
La autonomía organizativa del sector social
podría reducirse por la circunstancia de existir un lugar
institucionalizado de participación que suple a la
organización social en tanto es utilizado como
construcción de intereses populares y en esos casos
podría llegarse a "… uma constatacao inusitada: a de que
a criacao de mecanismos institucionalizados pode inibir, ao
invés de fortalecer, a participacao popular…"
(xxii).
La planificación
participativa
Otro procedimiento de democracia ampliada es la
planificación participativa, entendida no ya como un
proceso instucionalizado desde el poder sino como un pacto
acuerdo entre diversos actores del estado y la sociedad por el
cual se preparan decisiones a través de procesos
metodológicos específicos y reglas acordadas. Como
el escenario de planificación gestión que se
prepara es particular para cada proyecto o política y
contiene una composición variada de personas e instituciones
del medio gubernamental, comunitario, académico y otros,
presupone que las relaciones entre ellos se van entretejiendo
bajo la voluntad de todos. De una cierta forma crean las normas
de intercambio y trabajo, construyen en la práctica un
producto que
los vincula.
El proceso de relacionamiento es legitimador de las
predecisiones preparadas, las que han sido así elaboradas
en el marco de una vivencia democrática no conocida y
diferenciada de las habituales, pero que permite actualizar y
corregir –de común acuerdo los mandatos dados en las
elecciones a los representantes.
Quienes se consolidan en esta práctica llegan al
convencimiento de que sus proyectos (los que han sido realizados
con estos procedimientos) suelen ser tanto o más
consistentes que los que se preparan por otros procedimientos
técnicos convencionales, los argumentos que utilizan para
rebatir las propuestas son muy sólidos, el proyecto es una
predicción largamente preparada y sólidamente
sustentada (xxiii).
La visión estratégica en los movimientos
sociales urbanos
La posibilidad de alianzas creativas y transformadoras
de la política urbana depende en estas épocas de
cómo se desarrolle la visión estratégica de
los movimientos sociales urbanos. En la medida que los
movimientos sociales se movilicen en términos de
mecanismos tradicionales de presión los efectos
serán beneficiosos sólo para algunos y frustrantes
para los más, en la medida en que no cambie el modelo de
desarrollo de nuestras ciudades por otro modelo que sin perder
productividad
la haga equitativa.
Mientras tanto dominan la escena los mecanismos de
presión directa de actores poderosos sobre los
débiles. El clientelismo y el lobbysmo pueden ser
consideradas formas de presión equivalentes utilizadas por
sectores bien diferenciados.
El lobby es la forma que usan los sectores privilegiados
y poderosos del sistema para obtener regulaciones favorables de
la acción estatal o impedir regulaciones que les fuesen
desfavorables, ya que la presión puede orientarse por la
acción o la omisión solicitada a los poderes
gubernamentales.
Las prácticas clientelares son definidas por el
receptor y no por el dador. Éste es el estado, que
privilegia atender unos (clientes) en
desmedro de otros (no clientes, o clientes de otro dador). Visto
desde otro lado es la forma que usan los sectores menos
favorecidos y débiles de la sociedad para obtener del
estado bienes y
servicios que necesitan. Para que haya una política
clientelar tiene que haber políticos clientelistas y
ciudadanos clientelistas.
Partimos del supuesto de que para superar el
clientelismo cortoplacista se necesita que distintas fuerzas
políticas gobernantes u opositoras, organizaciones
civiles, ciudadanos individuales y otras fuerzas se relacionen en
un plano transversal que intersecte las estructuras
sistémicas, sus encuadres sectoriales y sus defensas
disciplinarias.
Un postulado simple puede resumir la relación
entre transversabilidad y transformación: Si existe una
alianza intersectorial transversal (o la posibilidad de una
alianza intersectorial transversal) puede existir como correlato
una práctica cogestiva o asociada o mixta
sociogubernamental.
En el sentido inverso podría afirmarse que Si se
instalan prácticas cogestivas, asociadas, mixtas
sociogubernamentales se están sentando bases
prácticas configuradoras de alianzas
transversales.
Un espacio de confluencia de actores diversos no asegura
siempre el mismo resultado. Es evidente que la sumatoria de
actores sociales constituirá una mayor capacidad de
expresión y de presión y puede esa
agregación dar un actor colectivo reconocible y de
peso.
Sin embargo se procurará que la agregación
de actores supere la suma simple y cree un actor colectivo nuevo,
integrado, permanente, capaz de influir positivamente en cambios
en los actores particulares que le dan origen (xxiv) y no lo
inverso, traducido en la lucha política interna entre los
actores particulares para que la orientación del colectivo
sea lo más próxima posible a la propia, una lucha
por la hegemonía. Denominaré "tensión de la
transversabilidad" a ese proceso temporal-institucional que se
instala en cualquiera de los actores propensos a un cambio en sus
modelos tradicionales/corporativos de gestión.
Socioeconomía y redes
de trueque
La economía popular entendida como la sumatoria
de actividades realizadas por trabajadores, subordinados en forma
directa o indirecta a la óptica
del capital, nos habla de una serie de relaciones
económicas existentes que puede ser el sustrato de otra
economía posible, la economía del trabajo
(Coraggio, 2000) "mediante una reestructuración de la
economía popular…es posible desarrollar –desde las
grandes ciudades articuladoras de redes urbano rurales– la
economía del trabajo, subsistema orgánico capaz de
adquirir una dinámica parcialmente autosostenida en el
ámbito local y regional, coexistiendo, compitiendo y
articulándose –como sustrato de la PyMES, como
oferente de recursos
humanos de alta calidad, como comprador y proveedor, como
contribuyente– con la economía del capital y la
economía pública" (xxv).
No caben dudas de la importancia que tal economía
alcanzaría en las ciudades y el cambio cultural que
produciría, desde cambiar las expectativas sobre lo
posible, aumentar los proyectos propositivos sostenidos en la
revisión de las experiencias sociales, instalar el debate
democrático de ideales y utopías (o de ideales
"utopísticos" como se verá más adelante)
activadores de las movilizaciones sociales.
Sin embargo la economía del trabajo
necesitaría de actores de lo más diversos,
asociados en torno a un paradigma de desarrollo integral y
solidario, requeriría cambios en los sistemas de educación y de la
salud,
políticas de control de los medios de
comunicación masiva y una acción del Estado
orientada a regular, proteger y favorecerla.
Requiere además la asignación inicial de
recursos importantes en los cuales las políticas sociales
urbanas pueden colaborar –articuladas con otras
políticas urbanas– para desarrollar bases
autónomas en la reproducción de los trabajadores urbanos.
Constituida en una alternativa relativamente eficiente frente a
los efectos negativos de la apertura de los mercados y la
globalización, su sostenibilidad dependerá tanto de
su eficacia como de
la valoración cultural de las mayorías urbanas, por
lo cual la defensa del mercado local o regional debe considerar
no sólo las acciones
legales sino también las barreras culturales o, dicho en
términos económicos, las preferencias racionales de
los consumidores.
Una experiencia que ya adquiere extensión
internacional y que debe ser inscripta en las posibilidades de la
economía solidaria es la de la llamada Red Global del
Trueque.
Iniciada en Argentina en 1995, se extiende hoy a otros
países, Uruguay, Brasil, Colombia, Chile,
Canadá, Honduras, Paraguay,
Perú y otros. En Argentina, para el año 2000 se
calcula que la integran unos quinientos grupos relacionando
más de 200.000 personas. Se propone reemplazar la
competencia estéril, el lucro y la especulación por
la reciprocidad entre las personas. Respecto a sus
particularidades se autodefinen como: "…un sistema
eminentemente convivencial que apunta más a una
recuperación más lenta y sostenida que a "hacer
(anónima y esporádicamente) negocios por
catálogo"; …un sistema respetuoso de las
diferencias…que se resiste a ser dominado, controlado,
hegemonizado…está colocado en el corazón
mismo de las relaciones entre las personas. Por ello sostenemos
que la red es un movimiento del
Cuarto Sector, es decir, son personas intercambiando… es
pre-institucional" (xxvi) Sus miembros son "prosumidores", a la
vez productores y consumidores, rotan en sus roles y funciones, sus
relaciones no están necesitando de dinero. Crean
una moneda de trueque o "moneda social" que les permite
intercambiar "créditos" para la adquisición de
productos.
Esta economía se relaciona con el mercado formal
porque la mayor parte de sus productos demandan insumos que se
obtienen allí por lo cual necesitan participar en dos
mercados con modelos diferentes y hasta contradictorios. Esto
debe ser visto como un hecho importante porque implica una
capacitación que sólo se adquiera
por la creatividad de
lo que se está impulsando. No existen condiciones para
mundos aislados, que se resuelvan en su propia economía
sino ensayos de
cómo otras economías pueden subsistir y mostrar su
potencialidad alternativa: "…si se establecen pautas de
intercambio no monetario, se reemplaza a la moneda como lazo
social por la pertenencia a un grupo…que suple la
función de la moneda…hay creación de poder
alternativo. Aquí aparece otro rasgo interesante: en
muchas de estas organizaciones lo que se cambia son cantidades de
trabajo realizado lo que es una manera de volver a la teoría
del valor trabajo (las cosas valen por su costo en horas de
trabajo realizadas) cara a Smith, Ricardo y también a
Marx, en
contra de la teoría neoclásica del valor
predominante hoy" (xxvii) En posible reconocer un campo potencial
de alianzas transversales en el desarrollo de la Red del Trueque
ya que participan y apoyan la experiencia algunos municipios,
universidades, inclusive empresas "adhiriendo con sus productos y
abriendo las puertas del mercado". Una evolución probable sería que
fortalecida como una alianza intersectorial transversal se
despliegue hacia prácticas cogestivas o asociadas, que
tome componentes de una red mixta
sociogubernamental, pudiendo comenzar a incidir en las
políticas sociales urbanas.
En esa línea el gobierno de la Provincia del
Chaco, en una carta compromiso
firmada con las asociaciones de indígenas, reconoce la
existencia de una economía propia de esas comunidades,
basada en el trueque y la solidaridad, proponiéndose
estudiar y promover puentes con la economía de mercado que
no signifiquen la destrucción de la economía
indígena, por ejemplo la marca
indígena en los mercados o el compre indígena para
las obras públicas locales (ladrillería, madera, etc.)
(xxviii).
Redes mixtas de
gestión socio urbana
En un trabajo reciente hemos denominado "redes mixtas
socio gubernamentales" a algunas de las nuevas modalidades de
gestión socio urbana.
En Argentina, relacionado con el modelo
metodológico que les da origen (las metodologías de
PPGA) (xxix) y el marco
teórico que las sustenta (la cogestión
estadosociedad) esas prácticas novedosas de gestión
socio urbana vienen siendo conocidas como de gestión
asociada o cogestión. Denominamos gestión asociada
a modos específicos de planificación y de
gestión realizados en forma compartida entre
organizaciones estatales y organizaciones de la sociedad civil en
su sentido más amplio. El sistema de trabajo planificado y
la relación articulada de los colectivos que se crean para
elaborar y gestionar esos proyectos cogestivos (que en si mismos
ya son una red) devienen en una trama social reconfigurada y
activa, una red de "redes de gestión asociada"
(cogestiva).
La denominación de redes mixtas
sociogubernamentales que también le damos ahora a esas
redes está inspirada en una clasificación que
realiza Sherer-Warren,(xxx) quien para este tipo de
prácticas toma la definición de Susana Moura. El
ideario democrático encuentra espacios efectivos en la
creación de una nueva esfera pública local abierta
a la participación ciudadana. Las experiencias de
presupuesto participativo, foros y consejos sectoriales
realizados con participación de movimientos de la sociedad
civil o con ciudadanos individualmente, son formas de
interacción caracterizadas por ser, para Moura, "redes
sociogubernamentales de expresión de la ciudadanía, en las que son explicitados
conflictos,
son disputados y articulados intereses y son construídos
proyectos estratégicos" El Plan Urbano Ambiental es
elaborado por el gobierno de la ciudad, incluyendo algunos
mecanismos de consulta a los vecinos y su organización.
Los mecanismos de consulta y participación que utilizan
son bilaterales y unidireccionales: el gobierno y sus
técnicos planificadores conversan y consultan a unos y a
otros, pero nunca al conjunto.
En cambio el papel de estas redes de gestión
asociada está siendo muy singular porque elaboran planes
urbano ambientales de sus territorios que describen una
visión particular de los modos de vivir en la ciudad y de
cómo operar los cambios. La confrontación de
modelos de ciudad (y por ende de modelos de desarrollo urbano) se
hace así evidente, creándose posibilidades de
alternativas diferenciadoras a los emprendimientos
reurbanizadores y un cuestionamiento basado en proyectos a las
políticas urbanas que suelen ser excesivamente flexibles a
los developer.
Prospectiva, utopismo y
utopística
La utopía sea como visión del futuro
teñida de deseos e ideología o como marco referencial de lo
idealmente pudiese ser un sistema social ha caído en
descrédito frente a la prevalencia del pensamiento
único o la afirmación de que la historia ha llegado
a su fin. No parece tener sentido pensar en Utopía,
etimológicamente "ninguna parte" cuando hay un
único lugar y un único sistema social
real.
Así todas las connotaciones que se desprenden de
la utopía como idealismo
futurista a veces de movilización religiosa y otras de
movilización política o su contracara de fracasos
por las desilusiones derivadas de
luchas pedidas, pierden vigencia.
Pensar el futuro parece un desvarío, como no
fuese para imaginar que sólo será igual a la
coyuntura, que no puede escaparse de estos caminos que hoy
transita. Habría un único destino para la sociedad,
aquel futuro que fatalmente será.
La prospectiva nos ayuda a pensar que hay futuros
alternativos. En el rango de posibilidades la existencia de
voluntades dispares niega la perspectiva de un futuro
fatal.
En el rango de las probabilidades esas disparidades se
reducen en número pero no desaparecen y una de ellas,
entre varias, será futuro. La prospectiva, así
entendida, no como una adivinación o predicción,
sino como un ordenamiento analítico de futuribles, permite
colocar la deseabilidad como elección entre lo probable.
El futuro deseable es aquel que entre los futuros probables
elegiremos o preferiremos, es una opción.
Apelar al pensamiento prospectivo (y también
ejercitarlo) puede ser un antídoto al pesimismo extendido de futuros
alternativos, un motivador oxigenante para los grupos que se
proponen incidir críticamente en algunos procesos y
transformar algunos otros y un enriquecimiento de las
concepciones que se juegan a la hora de tomar decisiones en el
desarrollo de nuestras ciudades.
Enric Bas distingue cuatro tipos de predicción
base: la sobrenatural (ej. profecías) , la hermenéutica (ej. utopismo), la
técnica (ej. astronomía) y la emancipadora
(ej.
prospectiva, sociología prospectiva y planificación
estratégica). Bernard Cazes distingue todavía
en un campo equivalente a la predicción emancipadora, la
posibilidad de una prospectiva froid, con el método del
policy analysis y una prospectiva chaud de orientación
participativa involucrando a los actores, aceptando que pudieran
combinarse o confluir, aun cuando sus técnicas sean
diferentes.
Immanuel Wallerstein (1998) inventa la
"utopística" como un sustituto a la utopía,
definiéndola como: "…la evaluación
seria de las alternativas históricas, el ejercicio de
nuestro juicio en cuanto a la racionalidad material de los
posibles sistemas históricos alternativos. Es la
evaluación sobria, racional y realista de los sistemas
sociales humanos y sus limitaciones, así como de los
ámbitos abiertos a la creatividad humana. No es el rostro
de un futuro perfecto (e inevitable), sino el de un futuro
alternativo, realmente mejor y plausible (pero incierto) desde el
punto de vista histórico. Es por lo tanto un ejercicio
simultáneo en los ámbitos de la ciencia, la
política y la moralidad"
(xxxi) (Wallerstein 1998) (la negrita no está en el
original) En estos conceptos puede descubrirse la idea de las
alianzas transversales colocada en prospectiva, planteando la
simultaneidad en la agregación de dimensiones que supone
necesariamente la relación entre los actores de esos
campos.
Para este autor el sistema capitalista mundial
está en etapa de crisis e iniciando su período de
transición, en el cual los sistemas se bifurcan y se
transforman. Esta etapa es impredecible pero singularmente
abierta a los aportes de individuos y de grupos, con un notable
aumento del libre albedrío. La oportunidad exige
reconstruir la estructura del
conocimiento
de modo de entender esa crisis y abrirnos a las opciones
históricas La defensa del sistema democrático
representativo liberal actual contraponiéndose a la
posibilidad de aumentar la participación
democrática en las decisiones alega que la
acumulación incesante de capital es de tal tipo
prioritaria que promover una sociedad libre y abierta es riesgoso
y amenazaría las bases materiales que
la sustentan. Por eso no importaría tanto participar como
tener bienes (mínimos), lo cual traducido al desarrollo
urbano, haría preferible la ciudad deshumanizada y no
participativa pero productiva, que la ciudad humanizada,
democrática pero menos moderna, desurbanizada.
Es interesante ver como Wallerstein se sumerge en
asuntos que probarían que la "relativa eficiencia
productiva" que se espera del sistema económico y una
sociedad libre y abierta podrían conseguirse sin que fuese
prioritaria la acumulación incesante del
capital.
Por ejemplo que las remuneraciones
monetarias fuesen necesariamente un incentivo para la calidad.
Para los profesores universitarios, por ejemplo, el principal
estímulo para trabajar bien no es el aumento relativamente
pequeño en las retribuciones materiales sino la
combinación de reconocimiento y mayor control sobre su
propio tiempo de trabajo. Tal vez si esa combinación fuese
ofrecida de manera explícita y general como incentivo,
mucha más gente los encontraría satisfactorios por
sí mismos. Acaso esa satisfacción general
podría obtenerse con un sistema mejor de elección
de carreras y de trasformación de funciones dentro de las
carreras a lo largo del tiempo.
¿La eficiencia es realmente mayor en las grandes
organizaciones que en las pequeñas? No puede afirmarse que
los hospitales no lucrativos, sistema que se conoce desde hace
siglos, sean menos eficientes y menos competentes que los
privados o los estatales y entonces por qué no extender
ese sistema a otros servicios (xxxii). De allí que un
elemento estructural como una posible base de un sistema
alternativo es "… la construcción de unidades
descentralizadas no lucrativas como modo subyacente de producir
dentro del sistema". En estas ideas volvemos a encontrar
similitudes con la socioeconomía que en redes
transversales se vislumbra en un mercado que no es sólo
capitalista .
Esas unidades no lucrativas necesitarían una
negociación entre los trabajadores y los administradores,
no serían autoritarias y demandarían una
participación de los trabajadores en la toma de decisiones
en altos niveles, ergo, estamos frente a la hipótesis de la cogestión de las
unidades económicas.
En la bifurcación-transición de un sistema
a otro habrá batallas políticas
globales.
Los privilegiados ensayarán estrategias
aún impredecibles frente a los cambios y entre los
oprimidos los problemas no
serán menores y aunque librasen una lucha en
múltiples formas "…una coalición de arco-iris es
probablemente el único (concepto) viable,
tremendamente difícil de poner en práctica." En
síntesis en su ensayo
utopístico el autor aborda, para definir una alternativa
viable al sistema actual, otro sistema caracterizado por
prácticas simultáneas y transversales entre la
ciencia, la
política y la ética, incentivos no
monetarios, unidades de "socioeconomía" no lucrativas,
descentralizadas y co gestionadas, coaliciones sociales de
múltiples colores (de arco
iris), aspectos todos que –como vimos más
arriba– encuentran algunas manifestaciones teóricas,
conceptuales y prácticas en nuestra experiencia urbana
actual.
Algunos escenarios
alternativos que podría transitar la experiencia urbana
en América
Latina
Bajo el enfoque "prospectivo-utopístico"
presentado en el ítem anterior pueden alcanzarse tres
escenarios para el futuro de las políticas urbanas sobre
la base de alternativas viables y probables sostenidas en modelos
de gestión relativamente alternativos: la gestión
estatal, la autogestión social y la cogestión
socio-estatal.
El primer escenario," la gestión estatal",
deviene de un cambio en el papel del estado y los
políticos:
–Algunos partidos o sectores de algunos partidos
que ocupan posiciones de poder publico están
consustanciados de las demandas sociales y las dificultades
subyacentes respecto a la calidad de vida e impulsan desde esa
posición políticas urbanas más amplias,
con aumento de la consulta y la participación en su
sistema de decisión estatal.
–Los inversores de la ciudad y las empresas que
demandan sitio y servicios se someten a un sistema de
negociación donde las reglas de juego son variadas y no
exclusivas del sector económico y el estado consigue
fajas de recursos que se alojan en el financiamiento de políticas socio
urbanas.
–El mercado resuelve con el estado las
asignaciones urbanas.
–El estado, reconstruido y reforzado,
consultativo, intermedia tendiendo a equilibrar, a compensar a
los más débiles.
–No hay una explicitación de alianzas
sino un seguidismo crítico del sector social, con un
cierto dualismo por el cual, en término de relaciones
internacionales, tiende a autonomizarse del estado y, en
término de relaciones locales, tiende a subordinarse al
estado.
El segundo escenario, "la autogestión social",
deviene de un cambio en la sociedad civil y en la acción
ciudadana.
–Algunos organismos sociales, redes, resisten al
avance del mercantilismo del espacio y a la modernidad
que conlleva pobreza y
expulsión.
–Hay una alianza más nítida en el
ámbito local regional.
–La economía popular y las redes de
trueque tienen fuerte predicamento y organizan una parte
importante de los grupos
sociales. El dualismo es categórico: sociedad
popular vs mercado, lo local vs lo central, llegando a un
límite contundente sociedad popular-local vs
mercado-gobierno central.
–Tendencia al autonomismo y al subdesarrollo.
–Fragmentación e inequidad espacial;
sólo las áreas rentables de la ciudad son el
territorio del mercado.
–Las políticas urbanas no alcanzan
el universo
ciudadano, son parciales en el espacio y limitadas en los
grupos a quienes se dirigen.
El tercer escenario, "la cogestión
socio-estatal", deviene de un cambio simultáneo en
sectores de sociedad civil, del estado y los partidos
políticos.
–Las redes sociales tienden a ser
prácticas socio gubernamentales.
–Las acciones estatales se sostienen en
propuestas de gestión mixta o asociada con la
comunidad.
–En los partidos hay militancia a favor de
prácticas cogestivas para la acción estatal (esto
es hay políticos que se candidatean con programas
cogestivos).
–Hay una alianza sinérgica que se asienta
sobre una división de aguas, una alianza de arcoiris (de
muchos colores) sostiene políticas urbanas donde lo
público está integrado en la asociación de
actores de ámbitos diversos.
–El mercado es plural y existen puentes
institucionalizados desde la política pública
entre sus diferentes modalidades.
–La política urbana se determina en un
proceso democrático abierto, cuya calidad se mide por la
vincularidad resultante de la frecuencia e intensidad de los
intercambios.
–Las urbanizaciones (y las reurbanizaciones)
tienen criterios de retorno al reconocimiento del soporte
natural y la fragilidad ambiental y son, en un cierto punto,
desurbanizadoras.
–Los servicios de infraestructura social son
provistos por empresas no lucrativas que combinan los avances
de la socio economía (el trueque y la economía
del trabajo) con modelos decisionales co-gestivos en las
organizaciones productivas.
–Las alianzas transversales, colocadas en el
palco democrático, se equilibran con las culturas
políticas del clientelismo y el lobby,
constituyéndose en una instancia reguladora en la
economía y el desarrollo urbano.
En todo caso y retornando a los principios expuestos al
inicio de este ítem, la expresa deseabilidad respecto a
alguna de estas tres alternativas –que aparecen como
viables y cuentan con probabilidades de llegar a ser– se
transforma en palabras-guía para la acción y
comprometen acciones del presente. Es como desandar el camino
hacia adelante y, anticipando el futuro, orientar las
prácticas de los escenarios del presente.
En este trabajo hemos conseguido identificar algunas
hipótesis
alternativas de reconfiguración de la política en
el futuro con posibilidades de influenciar el desarrollo
urbano.
Esas alternativas futuras encuentran en el presente
algunas bases, potencialidades y condiciones que las
harían posibles y contribuirían a hacerlas
también probables: los movimientos sociales y las redes de
planificación, de socio economía y otras; las
prácticas estatales de presupuesto participativo y las
cogestivas de planificación participativa; las
temáticas urbanas que no interesan al mercado y pueden ser
un punto de contrato social
entre estado y sociedad; las metodologías
intersectoriales, los mecanismos semidirectos de
participación y de ampliación democrática y
las modalidades decisionales
participativodemocratizadoras.
Por lo tanto existen probabilidades de que en el futuro
surjan nuevas modalidades de formular políticas urbanas,
que al sostenerse en procesos de alianzas transversales,
signifiquen alternativas a la actual concepción de la
ciudad como máquina empresarial de crecimiento.
- Arantes Odilia, Vainer Carlos, Maricato
Ermínia, 2000 "A cidade do pensamento unico"
Rio:Voces. - Argüello-Rodríguez Manuel, 2000 "Para un
Plan de Ordenamiento Territorial" San José de Costa
Rica. - Balanovski Vivian, Redin María Elena, Poggiese
Héctor, 1999 "Percepción social del riesgo.
Inundaciones en el Ao. Maldonado: mapa de riesgo elaborado con
participación comunitaria", Bs. As: Red de
Gestión Asociada del Oeste/GAO. - Bas Enric, 1999 "Prospectiva" Barcelona:Ariel
practicum. - Coraggio José Luis, 2000 "Política
social y economía del trabajo" Bs. As: Miño y
Dávila Editores. - Fedozzi Luciano, 2000 "O poder da aldeia" POA:Tomo
Editorial. - Lopez Segrera Francisco y Filmus Daniel (org.), 2000
"América
Latina 2020" BsAs: Temas Editorial/FLACSO. - Morin Edgar, 2000 "Saberes globais e saberes locais,
o olhar transdiciplinar" Brasilia:Garamond. - Ortiz Renato, 1998 "Los artífices de una
cultura
mundializada" Bogota: Siglo del Hombre
Editores. - Poggiese Héctor, 1990 "Planeamiento y
participación" Cambios BsAs:MCBA Nro. 1. - Poggiese Héctor et all, 1999 "El papel de las
redes en desarrollo local como prácticas asociadas entre
estado y sociedad" en Daniel Filmus (comp.) Los Noventa
BsAs:Eudeba/FLACSO. - Scheren-Warren Ilse, 1999 "Cidadanía sem
fronteiras" Sao Paulo: HUCITEC - Soares Jose Arlindo y Cacci-Bava Silvio (orgs.), 1998
"Os desafíos da gestao municipal democrática",
Sao Paulo: Cortez. - Wallerstein Immanuel, 1998 "Utopística o las
opciones históricas del siglo XXI" México:Siglo XXI Editores.
*Como citar este documento: Poggiese, Héctor.
Alianzas transversales, reconfiguración de la
política y desarrollo urbano: escenarios del presente y
del futuro. . Héctor Poggiese FLACSO, Facultad
Latinoamericana de Ciencias
Sociales, Buenos Aires, Argentina. 2000. Acceso al texto
completo:
http://www.flacso.org.ar/areasyproyectos/proyectos/pppyga/pdf/alianzastransversales.pdf
i. Claro que confunde sus adversarios. La universidad es
responsable, pero el proceso que llevó a eso fue el cambio
producido por la nueva modalidad de reurbanización, en
este caso Carrefour. Los efectos negativos del impacto ambiental
son descubiertos después, porque antes presidía la
mirada el empleo y el progreso del sector barrial.
ii. Según J.L.Borges, el lugar
de "la fundación mitológica de Buenos
Aires".
iii. ver Jan Theofilo "Favela-Barrio &
Barrio-Favela" septiembre 2000 (.
iv. Ver Manuel Argüello-Rodríguez "Para un
Plan de Ordenamiento Territorial" San José, Junio de
2000.
v. Ver Balanovski, Redin, Poggiese "Percepción
social del riesgo. Inundaciones en el Ao. Maldonado: mapa de
riesgo elaborado con participación comunitaria", Red de
Gestión Asociada del Oeste/ GAO , Buenos Aires,
1999
vi. Ver "La Argentina que puede desaparecer" LA NACION,
Enfoques Sección 7, 27/08/00 pp. 1-2.
vii. Ver "Rematan un pueblo por $ 5000", CLARIN 14/08/00
p. 35. También Página 12 del 15/08/00 p. 16 y
CLARIN del 19-08-00 pp. 56-57.
viii. CLARIN, mayo de 2000.
ix. Es el caso de General Alvear distante 240 Km de la
Capital Federal. Ver "La cárcel que cambió la vida
de un pueblo bonaerense", CLARIN 27 de agosto de 2000,
págs. 42-43. Se postularon 20 municipios para un total de
10 cárceles. Ya hay otros ocho municipios definidos:
Benito Juárez, Saavedra, Lamadrid, Bolívar,
Tandil, Mercedes, Campana y Marcos Paz.
x. Tapalqué está a 300 km de Buenos Aires
y 60 de General Alvear. Un sector de la pampa húmeda que
se apresta a servir al AMBA recibiendo sus basurales y sus
presos. Ver "El pueblo que quiere la basura de
Buenos Aires", CLARIN 30/09/00 pp. 54-55.
xi .CLARIN, agosto de 2000.
xii. Hay una similitud númerica y de orden con la
clasificación de los "mundos" en los que podían ser
colocados los países según su nivel de desarrollo y
su sistema económico-politico. El "tercer mundo" estaba
configurado por aquellos países con procesos
políticos reales o pontenciales de transformación
revolucionaria, que no pertenecían a los otros dos
"mundos", el capitalista y el comunista. Una interpretación histórica hecha desde
el tercermundismo aceptaría como orden que el primer mundo
sería el capitalismo y
el segundo mundo sería el comunismo. Tal
vez esa haya sido una convención tácita que ha
perdurado, hasta hace poco tiempo en que la desaparición
del segundo "mundo" borró también al tercero: hoy
hay un primer mundo por un lado y el resto del mundo por el
otro.
xiii. Variados ejemplos pueden darse de esa
relación intencionada empresas?tercer sector. Los grupos
empresarios publican frecuentes suplementos en diarios de alcance
nacional registrando y promocionando la solidaridad social y el
financiamiento que otorgan a las organizaciones del Tercer
Sector. Algunos conflictos urbanos reflejan la adhesión de
vecinos y sus organizaciones a los megaproyectos inmobiliarios de
los grupos financieros transnacionales, manifestando
simpatías a la transformación de áreas de
parque en complejos de cine y otros
servicios culturales; en década recientes el conflicto era
entre áreas verdes públicas y vivienda social,
ahora el conflicto es entre ambiente y consumo
cultural.
xiv. En 1994 el organismo para la recolección y
destino de los residuos domiciliarios en el área
metropolitana de Buenos Aires –CEAMSE, Cinturón
ecologico del área metroplitana sociedad del estado–
rechazaba la recuperación de la basura en base a
cuanto eran o no rentables los desechos clasificados, pero
promovía un sistema clasificatorio para depositar los
residuos en los barrios más ricos de la ciudad. La
clasificación popular no era rentable, la
clasificación de las clases altas si lo era.
xv. El ingeniero Alvaro Alsogaray, ex ministro de
economía en gobiernos militares anteriores, presidente de
un partido conservador y padre de la entonces ministra de Medio
Ambiente y Desarrollo
Sustentable, María Julia Alsogaray. En aquel momento
el proyecto no pudo materializarse entre otras cosas porque
siendo una iniciativa de la modalidad palaciego-corporativa no
ocultó su origen haciendo demasiado evidente su
intencionalidad.
xvi. La ciudad de Buenos Aires es autónoma desde
1996, en base una constitución propia -ordenada por la
reforma de la Constitución Nacional de 1994- que le otorga
un nivel semejante al de los estados provinciales.
En esa Constitución local fue incorporado un
conjunto numeroso de mecanismos de democracia semidirecta: la
iniciativa popular, la revocación de mandato, la audiencia
pública, la doble lectura
legislativa, inclusive el presupuesto participativo y otras
más.
xvii. En el Uruguay se realizó recientemente un
plebiscito que, para ser válido su resultado necesitaba
que concurriesen un mínimo de 25 % del electorado. El FA,
que votaba por el sí, promovió la concurrencia y
los partidos Colorado y Blanco, que se oponían,
promovieron la no concurrencia. Pese a que casi el 100% de los
votantes lo hizo por el sí, triunfó el no, porque
el total de electores quedó debajo del 25%: ¡una
elección en el sistema democrático donde los que
ganan son los que no votan!.
xviii. Hay experiencias de aplicación de otros
modelos de Audiencia Pública en la formulación de
normativas y proyectos urbanísticos, en los cuales no
sólo existe intercambio entre los participantes sino que
éste puede registrarse en acta -al retirarse- su
opinión final. En algunos estudios que hicimos sobre el
comportamiento de los participantes, pudimos comprobar cambios en
un alto procentaje de ellos, como resultado de la audiencia.
Puede verse Héctor Poggiese "Planeamiento y
participación" en Cambios Nro. 1. MCBA:Bs. As.
1990.
xix. Ana Clara Ribeiro, según datos
extraídos de una investigación en curso bajo su
dirección, expuestos en el Municipio de Cotacachi,
Ecuador,
diciembre de 2000, en ocasión de una reunión de
trabajo de las autoridades y consejos comunitarios del plan de
desarrollo municipal con el GTde Clacso en Desarrollo
Urbano.
xx. Ver Héctor Poggiese op cit.
xxi. Ver Luciano Fedozzi, "O poder da aldeia" (Tomo
Editorial:POA) 2000, p. 175.
xxii. Ver José Arlindo Soares y Linda Gondim,
Novos modos de gestao: licoes que vem do poder local, in
Soares,Caccia-Bava (orgs.) "Os desafíos da gestao
municipal democrática", (Cortez:SP) 1998, pág
88.
xxiii. En Buenos Aires, durante el gobierno del
Intendente Domínguez, en 1995, el Secretario de
Planeamiento Urbano participaba en la Gestión Asociada del
Parque Avellaneda en torno a la implementación del Plan de
Manejo, elaborado con planificación participativa entre
gobierno y comunidad desde varios años antes.
Sorpresivamente, en un período pre-electoral, el
funcionario informa sobre un proyecto preparado en las oficinas
del sector que, con presupuesto asignado se implementaría
de inmediato. En todos los parques y plazas de la ciudad se
embaldosarían los caminos y otras "construcciones" a
través de empresas ya contratadas. Acostumbrada la
tecno-partidocracia a imponer su clientelismo, su sugerencia era
ahora "tómalo o déjalo", prejuzgando que una oferta
concreta, inmediata y "modernizadora" no podía rechazarse,
aun siendo contraria al marco conceptual, los términos de
referencia, las estrategias y el sistema participativo del Plan
de Manejo. La respuesta fue un "déjalo" pues para los
actores de la Gestión Asociada el procedimiento
participativo es el valor principal en juego.
xxiv. Un trabajo prospectivo bien reciente en el curso
de gestión socio urbana define como escenario probable
para una región del AMBA en el 2010, constituido en base a
la afirmación de los gobiernos locales (los futuros
gobiernos comunales). El ejercicio analiza por
retrospección los procesos que dieron lugar en el 2010 a
dicho escenario y en el tramo medio encuentra que a nivel del
sistema de partidos políticos se crea una tensión.
Los militantes partidarios que vienen acompañando la
gestión asociada comienzan a cuestionar el patrón
partidario de organización y práctica y llevan al
interior de sus partidos el debate de otras formas de hacer
política.
xxv. Ver José.Luis Coraggio "Política
social y economía del trabajo" (Miño y
Dávila Editores: BsAs) 2000, página 168.
xxvi. Ver revista
Trueque Año 2, número 3, Buenos Aires, diciembre de
1999, pág- 5.
xxvii. Ver Eduardo Calcagno (h) economista
"Situación límite", Clarín ZONA
20-08-2000.
xxviii. El Compromiso de Pampa del Indio (octubre de
2000) se propone "….elaborar un programa de promoción de desarrollo de las comunidades
indígenas basado en la recuperación de sus propias
formas de economía -que aseguran el intercambio y la
solidaridad entre las etnias
indígenas-complementándolas con la
evaluación de alternativas para sus productos en el
mercado. En este punto se hará necesario: a) crear
"puentes" entre ambas economías (la indígena y la
de mercado) para que las comunidades indígenas obtengan
-sostenidas por su cultura comunitaria de asegurar el recupero-
los insumos y créditos necesarios para reproducir su base
económica y la ocupación productiva de sus
miembros: b) tender a la definición de una "marca" para
los productos originados en la economía de las comunidades
indígenas que tenga espacios garantidos en la
economía de mercado así como a la posibilidad que
en las obras públicas regionales o locales se convenga
priorizar la compra de insumos en las comunidades
indígenas localizadas en tal región o localidad."
Ver CFI/Provincia del Chaco "Reactivación del Sistema
Provincial de Planificación" Bs.As. 2000
xxix. La familia de
metodologías PPGA (planificación participativa y
gestión asociada) elaborada, experimentada por FLACSO, GAO
y otras redes, se compone de las siguientes metodologías:
1.Planificación participativa para escenarios formalizados
de planificación gestión; 2.Gestión asociada
para implementación estratégica y/o gestión
intersectorial de la complejidad y/o gestión de redes;
3.Planificación gestión (ICC) para políticas
públicas, programas gubernamentales y proyectos de alcance
y participación masiva y/o para proyectos
simultáneos y múltiples; 4.Prospectiva aplicada a
escenarios de planificación (escenarios futuros en
escenarios presentes por retrospección); 5.Audiencias
públicas participativas
xxx. Ver Ilse Scheren-Warren ·"Cidadanía
sem fronteiras" página 36. El documento de Susana Moura
citado en este libro es A
questao publico-privado:antigos e novos sentidos" ANPUR, Gramado,
1994.
xxxi. Ver Immanuel Wallerstein "Utopística o las
opciones históricas del siglo XXI" Siglo XXI Editores:
México, 1998, página 3.
xxxii. Ibíd ídem, página 79 : "no
hay ninguna razón fundamental por la que no podamos
superar estas tres grandes consecuencias de la diferencia de
clases: acceso desigual a la educación, a los
servicios de salud y a un ingreso honorable garantizado de por
vida….dejar esta tres necesidades fuera de la
mercantilización para proporcionarlas mediante
instituciones no lucrativas y pagadas de manera
colectiva….así lo hacemos con el suministro de agua y, en
muchos países con el servicio de
bibliotecas. Hay
quienes afirman que entonces los costos mundiales
se saldrían de control. Podría ser, pero hay muchas
respuestas para las asignaciones colectivas de costos que no
pasen por la mercantilización. Se trata de una
decisión social que no podemos evitar y no debemos querer
evitar"
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Héctor Poggiese *
*Abogado, Universidad de Buenos Aires. Master en
Administración Pública,
Fundación Getulio Vargas, Rio de Janeiro, Brasil.
Consultor de UNESCO, UNICEF, OPS, FAO, IICA y otros organismos de
América Latina. Investigador-docente en FLACSO Brasil
(1981-84) y en FLACSO Argentina desde 1985. Es miembro de las
Redes PPGA (planificación participativa y gestión
asociada).