Argentina, diciembre de 2001: hito en el proceso de luchas populares
- Descripción del
hecho - Delimitación
temporal del hecho - El ciclo de
enfrentamientos sociales - Después de la
insurrección espontánea - Bibliografía
- Notas
Los hechos de diciembre constituyen un acontecimiento
insoslayable en el análisis de la lucha social en la Argentina
actual. En el marco de la agudización de las disputas en
la cúpula de la burguesía se desarrolló la
lucha de los excluidos del poder
político. Durante una semana, todas las clases, fracciones
de clase y capas
sociales se movilizaron y participaron, en uno u otro sentido. La
insurrección espontánea del 19 y 20 de diciembre,
que se conoce como "Argentinazo" (1), no sólo plantea el
problema de su conceptualización (relación con un
cuerpo teórico) sino también el de su
localización en el proceso histórico argentino. En
este trabajo
presentamos sus rasgos principales e intentamos delimitar el
hecho, el ciclo de enfrentamientos sociales del que es parte, y
el período en que se inscribe, para finalmente
interrogarnos por su condición de hito, analizando el
momento posterior
Las protestas de diciembre fueron en lo inmediato la
respuesta a las medidas económicas anunciadas por el
ministro Cavallo, que incluyeron la limitación de la
cantidad de dinero que
podía retirarse de los bancos. Dado que
poco antes se había establecido que todas las
transacciones económicas, incluido el pago de todos los
salarios,
debía hacerse a través de cuentas
bancarias, esta medida recibió un repudio generalizado, no
sólo de los "ahorristas de clase media", como plantea una
mirada autocentrada en la pequeña burguesía, sino
también de organizaciones
sindicales como la Confederación General del Trabajo (CGT)
llamada "disidente" (secretaría general Moyano), la CGT
llamada "oficialista" (secretaría general Daer), y la
Central de Trabajadores Argentinos (CTA). La
organización empresaria Coordinadora de Actividades
Mercantiles Empresarias (CAME) resolvió llevar a cabo un
apagón de protesta, bocinazos y cacerolazos. Ambas CGT
declararon la huelga general
para el 13 de diciembre reclamando la libre disponibilidad de los
salarios y la restitución del sistema de
asignaciones familiares. La CTA decidió sumarse a la
huelga general. Moyano organizó una marcha frente al
Congreso a la que no adhirió la CGT-Daer, que temía
que fuera visto como un acto político destinado a derrocar
al gobierno radical.
Dirigentes de esa CGT, en cambio,
exigieron la renuncia de Cavallo como condición para
llevar adelante una "concertación económica y
social" propuesta por el gobierno
El 12 de diciembre se realizaron los cacerolazos y
bocinazos convocados por la CAME, a los que se sumaron
espontáneamente vecinos, principalmente de la
pequeña burguesía, incluyendo sus fracciones
asalariadas. Las movilizaciones organizadas por la CGT-Moyano y
por la CTA, más bien reducidas en sus actos centrales pero
con gran difusión en todo el territorio nacional,
precedieron a la huelga general del día 13, que tuvo un
acatamiento de más del 80%. En su transcurso, desocupados
cortaron rutas y calles en Tucumán, Jujuy y la Ciudad de
Buenos Aires,
y pequeños patrones agropecuarios lo hicieron en
Río Negro. Asalariados estatales manifestaron por las
calles y apedrearon bancos y un diario en Córdoba;
manifestantes irrumpieron en el edificio de la municipalidad en
Pergamino; y asalariados estatales y desocupados manifestaron,
apedrearon e intentaron incendiar edificios públicos,
bancos, empresas
extranjeras y un diario en Neuquén, dando lugar a cinco
horas de lucha callejera con la policía
La misma noche del 13 comenzaron los saqueos en
supermercados y otros comercios de Mendoza(3). Al día
siguiente se repitieron allí y en Rosario (Santa Fe), y
los días siguientes en Concordia, Concepción del
Uruguay y
Gualeguaychú (Entre Ríos), Avellaneda, Quilmes, San
Martín, Boulogne, San Miguel, Ciudadela, Moreno, Lanús y
Lomas de Zamora (Gran Buenos Aires), la Capital
Federal, San Juan, Santiago del Estero, Neuquén, Mendoza,
Córdoba y Cipolleti (Río Negro), hasta alcanzar,
según estimaciones periodísticas, la cifra de 800 a
1.000. El 19 los saqueos se generalizaron a casi todo el
país, con particular peso en el Gran Buenos Aires (GBA).
En varios se produjeron choques con la policía y tiroteos.
Aunque los discursos y
análisis lo tienen cada vez menos presente, las acciones
callejeras de esos días no se limitaron a saqueos: hubo
ocupación pacífica de edificios públicos (el
14 en La Plata docentes
tomaron el Banco de la
Provincia de Buenos Aires), ataque a sedes gubernamentales con
lucha callejera con la policía (el 19 en la municipalidad
de Córdoba y en la legislatura en
La Plata), y cortes de ruta que se extendieron durante
días en todo el país (el 19 estaban cortadas todas
las rutas de Jujuy, Entre Ríos y Chaco y el sur de la
provincia de Tucumán)
En respuesta, el gobierno nacional decretó
el estado de
sitio (suspensión de garantías constitucionales),
ordenó el acuartelamiento de las fuerzas armadas del
estado, que
obedecieron la orden pero informaron públicamente que no
intervendrían, y llamó a la calma por medio de un
discurso
presidencial. Estas medidas desataron la movilización y
manifestación (cacerolazo),
principalmente de la pequeña burguesía asalariada y
no asalariada, con concentraciones en muchos puntos de las
ciudades de Buenos Aires, Rosario, Córdoba, Mar del Plata,
La Plata y otras, en la noche del 19, al grito de "que se vayan"
el gobierno y "los políticos". El ministro Cavallo
presentó su renuncia y pocas horas después
debió abandonar furtivamente su domicilio
El 20 de diciembre, mientras continuaban los saqueos en
Rosario, Junín, Capital, GBA, Corrientes, Salta,
Paraná, Comodoro Rivadavia, y las manifestaciones en
Chaco, La Plata y Mar del Plata, hubo lucha callejera en
Córdoba, Mar del Plata, Comodoro Rivadavia, Mendoza,
Neuquén, Tucumán, Rosario, Paraná y GBA.
Pero la acción
principal la constituyó el combate callejero desarrollado
en el centro político de la Ciudad de Buenos Aires: la
policía atacó a los pocos manifestantes que
quedaban de la noche anterior, y la respuesta fue una
concentración popular sobre la Plaza de Mayo. Cuando se
trató de impedirla, se generalizó la lucha
callejera entre las masas y la policía. A las 19 horas
renunció el presidente de la Rúa, que sólo
pudo abandonar la Casa de Gobierno en helicóptero, frente
a la multitud embravecida.
DELIMITACIÓN TEMPORAL
DEL HECHO
Para delimitar el hecho consideramos la
concentración en el tiempo de las
formas de la rebelión social en la Argentina actual, y
encontramos que todas las formas que tomó en los doce
años posteriores a la revuelta de 1989 se dieron
simultáneamente en los nueve días comprendidos
entre el 12 y el 20 de diciembre de 2001. El hecho investigado
constituye pues un proceso que en lo inmediato debe remontarse a
las movilizaciones convocadas por las centrales obreras y
organizaciones de pequeños y medianos empresarios, que
continúa en la huelga general, cortes de rutas, saqueos,
manifestaciones y lucha callejera, ataques a edificios
públicos, bancos y empresas privatizadas, cacerolazos,
hasta culminar en la insurrección espontánea. Los
sujetos activados fueron, al comienzo, los trabajadores, ocupados
y desocupados, que protagonizan la huelga general con
movilización. Después, la mayor parte de las
acciones fueron llevadas a cabo por las capas más pobres
del proletariado (saqueos) y fracciones de pequeña
burguesía asalariada y no asalariada (cacerolazos). El
movimiento se
desarrolló desde las manifestaciones y huelgas convocadas
desde el sistema institucional hasta una situación de
masas descorporativizadas con disposición al
enfrentamiento; desde la oposición a políticas
de gobierno hasta la oposición al gobierno, al conjunto
del sistema institucional político incluyendo a los
beneficiarios e impulsores de las políticas aplicadas
desde 1976; desde la huelga general como articuladora de las
luchas, papel que cumplió en los últimos
años (Iñigo Carrera, 2001), hasta su
superación por otra forma que la subsume.
EL CICLO DE ENFRENTAMIENTOS
SOCIALES
La delimitación temporal del hecho remite a un
ciclo de enfrentamientos sociales. En él están
contenidas todas las formas de la rebelión desarrolladas
desde 1989: revuelta, motín, huelga general, lucha
callejera, toma y defensa con barricadas de una posición.
Este ciclo ¿comienza con los hechos de Corrientes en
diciembre de 19994? ¿Se remonta a los hechos de
Cutral-Có de 1997 y tiene continuidad en los
enfrentamientos sociales en que va surgiendo y
desarrollándose el llamado "movimiento piquetero"?
¿O se inicia en el motín de Santiago del Estero de
diciembre de 1993? (Cotarelo, 1999)
El comienzo de la década del noventa corresponde
a un momento descendente en los procesos de
lucha social (Iñigo Carrera y Cotarelo, 2000; Iñigo
Carrera, 2001). Justamente la revuelta de 1989-1990 es
conceptualizada como tal en tanto no constituye lucha
(Iñigo Carrera et al., 1995), y la sigue el momento en que
la política
de la oligarquía financiera logra construir consenso,
aislando los focos de resistencia (5).
Tanto la revuelta como el motín de Santiago del Estero y
otros similares ocurridos desde diciembre de 1993 se presentan
como formas primitivas de la rebelión social, propias de
crisis
sociales en las que "el comienzo de un nuevo ciclo de luchas
sociales traería aparejada la reaparición de las
formas más elementales y primitivas […] en que se
manifiestan los explotados" (Iñigo Carrera y Cotarelo,
1997: 121-122). El ciclo se desarrolla desde formas
espontáneas a formas sistemáticas de lucha, y se va
conformando una fuerza social,
cualquiera sea su grado de constitución, desde las estructuras
económico-sociales caracterizadas por la presencia de
población agrícola, de
superpoblación inserta en el empleo estatal
o de capitalismo en
enclaves, hacia el centro del capitalismo argentino. El proceso
tiene sus hitos en el motín de Santiago del Estero (1993),
la lucha callejera en varias capitales provinciales (1995), la
toma y defensa de una posición con barricadas (6) en
CutralCó-Plaza Huincul (1996 y 1997), Jujuy y General
Mosconi (1997), Corrientes (1999), Tartagal-General Mosconi (2000
y 2001), GBA (2001). En ese proceso las huelgas generales,
jornadas y marchas de protesta (como la Marcha Federal en 1994),
y las Jornadas Piqueteras en 2001, constituyen momentos de
articulación nacional. Tanto el desarrollo de
las formas de lucha como el proceso de formación de fuerza
social indican que la insurrección de diciembre se
encuentra dentro del ciclo de enfrentamientos sociales que
comienza en diciembre de 1993 y que recorre desde el motín
hasta la insurrección y de lo local a lo nacional,
culminando cuando, con el estallido de la crisis
económica, una de cuyas manifestaciones fue la
desaparición del dinero, todas las fracciones y capas
sociales se movilizan en forma simultánea y en todo el
territorio nacional. El desarrollo de este ciclo no es lineal y
contiene momentos ascendentes y descendentes (Iñigo
Carrera y Cotarelo, 2000) (7).
La delimitación del ciclo de enfrentamientos
sociales nos lleva al problema de en qué medida y en
qué sentido los hechos de diciembre de 2001 constituyen un
hito en el proceso de la lucha social en la Argentina. En la
década del cincuenta cambió la dirección de la expansión del
capitalismo argentino, que pasó a hacerlo principalmente
en profundidad. En 1969 emergió en la lucha callejera de
masas una fuerza social dirigida por el proletariado. El
desarrollo del proceso histórico condujo a una
radicalización de los enfrentamientos sociales, y la lucha
alcanzó su momento militar. Después de un fallido
intento en 1975, contenido por la movilización de los
obreros, la fuerza social liderada por la oligarquía
financiera logró imponer su política a partir de
1976, mediante el uso de la fuerza material del estado y la toma
del gobierno por el golpe militar. Ni la resistencia popular, ni
la derrota en la guerra por las
Malvinas en
1982, ni el reemplazo de los cuadros militares por los
políticos en 1983, modificaron el dominio de la
oligarquía financiera ni lo fundamental de su
política, que tuvo como resultante un proceso de centralización de la riqueza mientras
crecieron el pauperismo y la proletarización de grandes
masas de población (Iñigo Carrera y Podestá,
1997). Por el contrario, después de las hiperinflaciones
de 1989 y 1990, esa política logró volverse
hegemónica, aunque no sin resistencias.
La "paz" se alteró cuando la lucha al interior de la
oligarquía financiera generó condiciones para la
crisis de diciembre de 2001, pero resulta prematuro afirmar que
la iniciativa haya cambiado de bando y se haya cerrado el
período contrarrevolucionario iniciado a mediados de la
década del setenta
DESPUÉS DE LA
INSURRECCIÓN ESPONTÁNEA
Se mantuvieron movilizados principalmente los
trabajadores desocupados organizados y fracciones de
pequeña burguesía asalariada y no asalariada, bajo
las figuras del "piquetero", el "asambleísta", el
"ahorrista", el "obrero de fábrica recuperada". Pero es
necesario analizar quiénes fueron los sujetos sociales de
la rebelión en la pasada década: ¿los
"excluidos", la clase obrera, u otras fracciones sociales no
proletarias? Si el término "excluidos", con su fuerte
carga de imprecisión teórica e indefinición
empírica (8), debe ser descartado porque no permite
delimitar de quién estamos hablando, el concepto de clase
obrera (9) sólo puede ser utilizado como resultado del
análisis. Durante el ciclo de enfrentamientos de 1993 a
2001 el principal protagonista de la rebelión fueron los
trabajadores asalariados: la mayor parte de las acciones de
protesta fueron realizadas por asalariados ocupados. Incluso los
cortes de calles y rutas, atribuidos generalmente a los
trabajadores desocupados, fueron utilizados principalmente por
asalariados ocupados y pequeños propietarios hasta 2001
(10). Sólo en ese año los desocupados superaron en
cantidad de cortes de rutas a los asalariados ocupados, cuando la
consolidación de las organizaciones de desocupados
conformó el llamado movimiento piquetero. También
se activó en esos años la pequeña
burguesía –pequeños propietarios, vecinos,
estudiantes– que ocupó el primer lugar en la
cantidad de cortes realizados entre 1997 y 1999 y en el primer
cuatrimestre de 2001
Correspondiéndose con quién es el sujeto
principal de la rebelión, debe señalarse que fue la
organización sindical –comisiones
internas, sindicatos,
seccionales, sindicatos de rama, centrales sindicales– la
principal convocante a las acciones, incluso si se centra la
observación en los cortes de ruta (11).
Además, la huelga general con movilización
(ocasionalmente las marchas convocadas por organizaciones
sindicales) fue el instrumento que permitió articular las
acciones a nivel nacional, al menos hasta 2001: la
rebelión excedió sus manifestaciones locales
sólo cuando se produjeron huelgas generales con
movilización. En 2001 esa capacidad la tuvo también
el movimiento de los desocupados y los pobres en algunas de las
llamadas Jornadas Piqueteras, pero no debe olvidarse que los
hechos de diciembre de 2001 comenzaron con la huelga general y
movilizaciones convocadas por las centrales sindicales y
organizaciones empresarias, aunque después de la huelga
general la mayor parte de las acciones fueron llevadas a cabo por
las capas más pobres del proletariado (saqueos) y
fracciones de pequeña burguesía asalariada y no
asalariada (cacerolazos). Si se tiene presente este atributo de
la rebelión, se hace observable la tregua establecida por
esa fracción de la clase obrera después de la
insurrección de diciembre, en la que no participó
como tal aunque muchos asalariados hayan integrado las
manifestaciones de esos días y hayan intervenido en el
combate callejero. En medio de "la mayor crisis de nuestra
historia" las
direcciones sindicales reclamaron que no hubiera inflación
ni despidos, pero más o menos explícitamente
promovieron la gobernabilidad, el diálogo y
la búsqueda de una concertación económica y
social. El gobierno prohibió los despidos, lo que no
impidió que en la primera mitad del año hubiera
329.500 (Clarín, 2002[b]), y que el índice oficial
de desocupación abierta alcanzara el record de
21,6% (extraoficialmente, el mismo gobierno la estimaba superior
a 23%) mientras los precios
subían 30,5% o más si se considera la canasta
básica. Aunque con fuertes tensiones, la tregua se mantuvo
incluso después de abril, cuando a pesar del cambio de
ministros continuó la negociación con el FMI, que las
centrales sindicales criticaban reclamando que "los costos de la
crisis" los pagaran los exportadores y los bancos. Los intentos
de la CGT-Moyano por mantener la confrontación con una
huelga general y movilización el 22 de mayo, que produjo
la fractura de esa central y su mayor aislamiento
político, y de la CTA, junto con la Corriente Clasista y
Combativa (CCC), con un paro el 29 de
mayo que tampoco tuvo adhesión masiva, son indicadores de
que la mayoría de los trabajadores no estuvo dispuesta a
romper la tregua
La CGT-Daer concentró su presión en
obtener un aumento para los asalariados con convenio laboral; no lo
recibieron los asalariados estatales, rurales y
domésticos, ni los trabajadores "en negro" y los
desocupados. Pero la tregua no se limitó a los
trabajadores sindicalizados. Los desocupados y los pobres (12),
incluidos los organizados en casi todas las vertientes del
movimiento piquetero, recibieron subsidios para jefes y jefas de
hogar desocupados (13), con lo que se expandió la base
social de la tregua a buena parte de la población
excedente para las necesidades del capital
Señalar la tregua no significa desconocer que
fracciones sociales expresadas en asambleas y organizaciones
piqueteras se mantuvieron movilizadas, que hubo lucha
económico-práctica de los asalariados y que, como
en toda tregua, se produjeron choques y escaramuzas con la fuerza
armada del gobierno. El pueblo mostró su mayor fuerza en
las movilizaciones que siguieron a la muerte de
dos militantes de organizaciones de desocupados en Avellaneda, el
26 de junio, cuando el régimen pasó abiertamente a
la ofensiva contra las organizaciones populares
La oligarquía financiera, aunque perdió
consenso en la sociedad y
afloraron los conflictos que
venían insinuándose a su interior desde años
atrás –siguiendo diversas líneas de
confrontación entre capitales más ligados a la
producción o a la circulación, al
mercado interno o
a la exportación, de capitales locales o
extranjeros, más concentrados y menos concentrados–,
logró defender sus posiciones y fue recuperando otras, en
disputa desde diciembre. Así, por ejemplo, se mantuvo la
cuestionada ley de
flexibilización laboral, fracasó el enjuiciamiento
a la Corte Suprema de Justicia y se
licuaron deudas de las grandes empresas. Mientras tanto,
intentó recomponer su unidad alrededor de la defensa de la
propiedad
privada como valor absoluto
(14) y sus cuadros ideológicos prepararon su ofensiva,
anunciada de distintas maneras desde que la crisis
económica y social comenzó a mostrar su magnitud a
mediados de 2001. Como parte de esa ofensiva puede mencionarse la
criminalización de la protesta social (15), el reclamo de
utilización de las fuerzas armadas del estado para
recuperar el control de las
calles frente a piqueteros y manifestantes, y cierta
pública nostalgia por el orden instaurado en 1976 aunque,
ahora sí, manteniendo las formas legales16
La movilización popular que siguió al
enfrentamiento social de junio de 2002 en Avellaneda tuvo como
resultado inesperado la convocatoria adelantada de las elecciones
presidenciales. Aunque la movilización de los pobres por
reivindicaciones inmediatas continuó, imperceptiblemente
todo fue siendo canalizado hacia la disputa electoral, y el ciclo
de enfrentamientos parece recorrer nuevamente un momento
descendente
Aunque nada es igual a antes de diciembre de 2001,
resulta prematuro plantear que se ha cerrado el período
contrarrevolucionario iniciado a mediados de la década del
setenta.
- Clarín 2002[a] (Buenos Aires) 4 de
septiembre - Clarín 2002[b] (Buenos Aires) 2 de
julio - Cotarelo, María Celia 1999 El motín de
Santiago del Estero (Buenos Aires: PIMSA) - Helbling, Carlos Conrado 2002 "A qué jugamos",
en La Nación (Buenos Aires) 9 de
julio - Iñigo Carrera, Nicolás 2001 Las huelgas
generales. Argentina 1983-2001 (Buenos Aires:
PIMSA) - Iñigo Carrera, Nicolás et al. 1995 La
Revuelta. Argentina 1989/90 (Buenos Aires: PIMSA) - Iñigo Carrera, Nicolás y María
Celia Cotarelo 2002 "19 y 20 de diciembre de 2001:
análisis y conceptualización de un momento en la
constitución de una relación de fuerzas
política", en De la dictadura
financiera a la democracia
popular Rosario. Grupo de
Trabajo Hacer la Historia - Iñigo Carrera, Nicolás y María
Celia Cotarelo 2000 La protesta social en los ’90.
Aproximación a una periodización (Buenos Aires:
PIMSA) - Iñigo Carrera, Nicolás y María
Celia Cotarelo 1997 Revuelta, motín y huelga en la
Argentina actual (Buenos Aires: PIMSA) - Iñigo Carrera, Nicolás y Jorge
Podestá 1997 Las nuevas condiciones en la
disposición de fuerzas objetiva (Buenos Aires:
PIMSA) - La Nación 2002 (Buenos Aires) 1° de
junio - La Nación 2001 (Buenos Aires) 17 de
junio - Marx, Karl 1973 (1867) El Capital (México: Fondo de Cultura
Económica) Libro 1,
Capítulo 23
1. El nombre de "Argentinazo" resulta una
aproximación que constituye al hecho en amalgama y ariete
ideológico de una fuerza popular, porque lo entronca con
uno de los momentos más altos de las luchas de masas en la
historia
argentina al evocar los rasgos de combate callejero
vinculándolo con los "azos" de 1969. Al mismo tiempo,
señala acertadamente su forma "nacional". Sin embargo,
"Argentinazo" carece de universalidad, y el sufijo "azo" es
utilizado sin precisión para denominar hechos que tienen
el rasgo común de las acciones callejeras pero que son
distintos entre sí si se atiende a los intereses y
protagonistas y a los procesos históricos de los que
forman parte. Por eso la conceptualización como
"insurrección espontánea" (Iñigo Carrera y
Cotarelo, 2002).
2. La descripción se hizo con información de los diarios Clarín,
La Nación, Crónica, El Popular, Página 12,
Ámbito Financiero, La Prensa, El
Libertador (Corrientes), La Gaceta de Tucumán, Río
Negro, El Día (La Plata), La Mañana del Sur
(Neuquén), El Zonda (San Juan), La Voz del Interior
(Córdoba), La Capital (Rosario), Los Andes (Mendoza), La
Nueva Provincia (Bahía Blanca), El Diario (Paraná),
Rosario/12, La Voz del Chaco.
3. Aunque la sospecha de que los saqueos
encubrirían un complot justicialista para desplazar al
gobierno dio lugar a una investigación judicial, no ocurrió
lo mismo con la invitación contenida en La Nación a
que amas de casa "recorran nuestras avenidas, las plazas de
provincia, se encuentren en la Plaza de Mayo, armadas de
cacerolas", en defensa del orden y contra el "vacío de
poder" (Helbling, 2002)
4. El 17 de diciembre de 1999 se produjo un
enfrentamiento entre la fuerza armada del gobierno nacional y las
masas que defendían la toma del puente General Belgrano,
entre Corrientes y Chaco. En noviembre de 2000 y mayo de 2001 se
produjeron enfrentamientos similares en Tartagal y General
Mosconi (Salta)
5. Las huelgas y movilizaciones de obreros ferroviarios,
mineros de Hipasam, siderúrgicos de Somisa,
telefónicos, y la Plaza del No, convocada por
organizaciones y partidos
políticos en 1990.
6. Bajo la figura del corte de ruta constituyen la toma
de una posición que es defendida frente a la
gendarmería; son piquetes masivos, los reclamos incluyen
metas generales y reclamos específicos variados,
expresándose más de una fracción social;
surge una organización en asamblea y formas de democracia
directa, lo que conlleva la desinstitucionalización; se
desarrollan en el tiempo y surgen divisiones entre quienes
aceptan negociar y quienes no.
7. El desarrollo del ciclo de luchas sociales se
expresó también en el terreno electoral: en el
momento ascendente (1993-1997) tendieron a aumentar la
abstención electoral y el voto en blanco. Ambos
disminuyeron en el momento descendente (1997-1999), y en las
elecciones presidenciales de 1999 aproximadamente el 90% de los
votantes apoyó programas
políticos que prometían mantener y profundizar la
política de la oligarquía financiera. La
abstención y el voto en blanco volvieron a aumentar en las
siguientes elecciones legislativas (octubre de 2001) en que el
llamado "voto bronca" alcanzó magnitudes inéditas.
8 "Exclusión" remite a campos de relaciones sociales muy
diversos, en "un sistema que deja afuera". Pero el grado de
desarrollo del capitalismo argentino imposibilita la existencia
de excluidos del conjunto de las determinaciones de la actividad
económica
9. Utilizamos el concepto clase obrera en su
clásica acepción de expropiados de condiciones
materiales de
existencia que sólo pueden reproducir su vida mediante el
salario, lo
obtengan o no (Marx,
1973).
10. La siguiente distribución muestra los
resultados de cuatro mediciones que hemos realizado en nuestra
investigación.
Cuadro 1. Cortes de ruta o calle
distribuidos según quién los realiza
I: diciembre 1993 a agosto 1997 (momento ascendente iniciado con
el motín de Santiago del Estero;
II: septiembre 1997 a octubre 1999 (momento descendente que
siguió a la huelga general de septiembre de 1996 y los
"cortes" de 1997);
II: enero a abril 2001.
IV: julio 2001 (corresponden al momento ascendente iniciado en
diciembre de 1999). Tanto en la medición I como en la II los asalariados
ocupados lo son, en primer término, los de empresas
privadas
Fuente: elaboración propia
11. Hasta 1999 las organizaciones empresarias (31,7%) y
las sindicales (24,8%) fueron dominantes en la convocatoria de
los cortes de ruta y calle; entre enero y abril de 2001 el primer
lugar correspondió a "espontáneos" (23,6%), seguido
por las corrientes político-sindicales (21,6%) y las
organizaciones sindicales (21,1%); en julio de 2001 el primer
lugar correspondió a organizaciones sindicales (34,8%)
seguidas por las corrientes político sindicales y
organizaciones de desocupados (26,1).
12. El concepto de pobres refiere a aquellos que,
expropiados de sus condiciones materiales de existencia, no
logran reproducir su vida en las condiciones sociales normales,
mediante el salario.
13. Administrados, en parte (128.000 planes sobre un
total de 1.977.999), por las mismas organizaciones "piqueteras"
(Clarín, 2002[a]: 19).
14. El 28 de mayo de 2002 la cúpula del
capitalismo argentino se unificó en la Asociación
Empresaria Argentina. Su objetivo
explícito es la defensa del principio de la propiedad
privada porque percibe un estado de ánimo desfavorable al
empresariado, el rechazo a las empresas privatizadas y una
revaloración de su estatización. "[…] no se
dedicarán a defender intereses sectoriales, sino las bases
mismas del sistema capitalista" (La Nación, 2002:
8).
15. Más de 2.500 participantes en protestas
están procesados y pueden ser condenados. Entre ellos
fueron apresados y enjuiciados el dirigente Raúl Castells,
más de cien manifestantes en San Salvador de Jujuy
(septiembre de 2002), sentenciada en Bariloche en agosto de 2002
Marina Schiffrin (docente condenada por participar de un corte de
ruta); muertos por la policía Kosteki y Santillán
en Avellaneda (26 de junio de 2002).
16. Ver por ejemplo los discursos del presidente de la
Asociación de Bancos Argentinos (junio 2001), del
presidente de la Sociedad Rural Argentina en la
inauguración de la Exposición
Rural (2001 y 2002), de la Asociación Empresaria Argentina
(AEA) el 19 de junio de 2002, y los múltiples editoriales
y notas publicadas por el diario La Nación desde 2001 (por
ejemplo el de Mariano Grondona el 17 de junio de 2001) clamando
por el "orden" (y la propiedad privada) como valores
absolutos.
Este texto se
encuentra bajo licencia Creative Commons
Nicolás Iñigo Carrera* y
María Celia Cotarelo**
* Profesor en
Historia por la Universidad de
Buenos Aires (UBA), Investigador del Programa de
Investigación sobre el Movimiento de la Sociedad Argentina
(PIMSA)
** Profesora en Historia (UBA), Directora del
PIMSA