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Hacia la construcción de indicadores del conocimiento: una perspectiva desde el desarrollo




Enviado por Martha Burkle


    ABSTRACT

    El trabajo
    plantea la problemática de construir indicadores de las
    economías del conocimiento. Planteada la
    problemática, presenta un ejemplo de solución a
    partir de la práctica de una institución de
    educación
    superior en México

    Palabras clave:

     · cambios
    científico-tecnológicos

     · crítica

     · democratización

     · méxico

     · sociedad del
    conocimiento

    1. Sociedad y Economía del
    conocimiento

    1.1.
    Introducción

    El desarrollo
    tecnológico de las últimas décadas y la cada
    vez mayor concentración de las actividades más
    productivas en el sector terciario y en la producción de bienes y
    servicios con
    un alto contenido tecnológico han implicado una profunda
    transformación para nuestra sociedad.

    Apenas hace algunos años hablábamos de
    nuestra sociedad como una en plena transformación en que
    las tecnologías de la información y la
    comunicación alterarían nuestra manera
    tradicional de entender y operar el mundo, cuando la misma y
    vertiginosa dinámica de la
    globalización nos han hecho ver que dicha
    modificación ya está entre nosotros y hoy hablamos
    entonces no de la sociedad de la información sino de la
    nueva economía, de la sociedad del
    conocimiento.

    Estos dramáticos cambios no han sido del todo
    comprendidos y aún la ciencia
    económica, que presume de ser la más avanzada en
    ciencias
    sociales, comienza a retomar y valorar los modelos de
    crecimiento endógeno en que el papel del capital humano,
    entendido como conocimiento aplicado a la producción, es
    la fuente de un crecimiento sostenido en el producto per
    cápita.

    1.2. La teoría
    económica de la sociedad del conocimiento.

    Los trabajos de economistas como Joseph Shumpeter y
    Rober Slow, y del mismo Romer, (1986; 1990) nos hacen patente la
    necesidad de estructurar adecuadamente el estudio de lo que hoy
    presenciamos en nuestra sociedad.

    La nueva teoría económica difiere del
    modelo
    neoclásico de varias formas que son importantes de
    señalar.

    1. Por una parte, el
      conocimiento sustituye al capital. De
      ahí que el crecimiento
      económico es conducido por la acumulación del
      conocimiento;
    2. La tecnología pasa a formar parte central
      del eje económicos. Romer considera que los nuevos
      desarrollos económicos pueden crear plataformas
      tecnológicas para futuras innovaciones y estas
      plataformas se tornan clave para el desarrollo
      económico de las sociedades
    3. La tecnología se torna entonces en inversión, factor que explica el
      crecimiento de los países industrializados frente al
      rezago de los países en desarrollo.
    4. La inversión tiene una relación directa
      con el valor de la
      tecnología.

    Desde esta perspective del crecimiento económico
    basado en el conocimiento y la tecnología, Romer argumenta
    que es importante incentivar a la industria para
    que invierta en investigación y desarrollo con el fin de
    lograr la innovación
    tecnológica. En este sentido, el crecimiento del
    PIB no sucede
    de la nada. Para lograr inversiones en
    tecnología, las naciones deben contar con capital humano
    suficiente. Y este capital humano requiere de educación formal,
    capacitación, y aprendizaje en el
    lugar de trabajo (learning by doing).

    ¿Qué es entonces una economía del
    conocimiento? Siguiendo la definición propuesta por el
    Departamento de Industria y Comercio del
    Reino Unido (1998), una economía basada en el conocimiento
    es aquélla en la que la forma predominante de
    creación de capital es el conocimiento. Es decir, mientras
    en la era industrial la riqueza económica estaba
    determinada por el uso de máquinas
    que sustituían a la mano de obra, en una economía
    del conocimiento las industrias
    tecnológicas (como las telecomunicaciones y los servicios financieros por
    citar dos ejemplos) sustituyen el trabajo
    humano. Los trabajadores se definen como los "analistas
    simbólicos" que operan símbolos más que
    máquinas.

    1.3. ¿Cómo se
    mide una economía del conocimiento? ¿Qué
    indicadores hay que utilizar?

    Si ya es difícil medir el desarrollo local de una
    nación
    con los indicadores disponibles, la tarea de construir
    indicadores que permitan evaluar los avances de una sociedad en
    relación a su desarrollo como "economía del
    conocimiento" es aún más compleja. Se necesitan
    integrar no solamente nuevos indicadores sino también
    nuevos criterios para formular estos indicadores cuya función
    sea medir la evolución de las relaciones entre lo local
    y el ámbito global, innovador y cambiante de las sociedades del
    conocimiento imperantes.

    La tarea se vuelve aún más compleja cuando
    se hace necesario tomar en cuenta la revolución
    informacional no sólo por los gobiernos nacionales y
    organismos internacionales, sino también por los actores
    locales, particularmente en países en desarrollo. Los
    impactos locales del modo de desarrollo informacional competen la
    gobernabilidad de las regiones, su desarrollo económico y
    social, sus formas de organización y, en términos
    generales, la vida de sus habitantes.

    Existe en la actualidad entre los gobiernos locales, las
    organizaciones
    ciudadanas, las empresas y las
    universidades una tensión entre la sustentabilidad de las
    condiciones locales y la influencia de las redes globales. En este
    sentido, los actores locales, en especial los gobiernos y las
    organizaciones comunitarias, deben buscar la promoción del desarrollo local y al mismo
    tiempo,
    reducir los efectos negativos de estos desarrollos (Castells,
    1996).

    No existe una sola metodología mundialmente aceptada para la
    selección y medición de los indicadores de la sociedad
    de la información. Diversos organismos internacionales han
    creado propuestas para la integración de los índices. En
    diciembre del 2003, por ejemplo, y en el contexto de la Cumbre
    Mundial de la Información, la UNESCO realizó una
    propuesta de indicadores de sociedades de la información.
    Entre otros, los indicadores de desarrollo de la UNESCO toman en
    cuenta la
    educación, las tecnologías de
    información y la infraestructura de telecomunicaciones.
    Otros organismos toman en cuenta la llamada teoría de los
    sistemas
    nacionales de innovación (Lundvall, 1992, citado en
    Arocena y Sutz, 2002) y proponen un enfoque innovador para
    revisar la problemática. Entre los indicadores que se
    proponen están entonces factores políticos,
    económicos y sociales, y los razgos de innovación
    de los países.

    La problemática de la construcción de
    indicadores de la sociedad del conocimiento se vuelve más
    compleja aún cuando el ejercicio se realiza desde la
    perspectiva de un país en desarrollo. La parte dos de este
    artículo presenta una reseña de esta
    problemática y las formas en que se ha
    resuelto.

    1.3.1. Construyendo indicadores para la
    economía del conocimiento: el caso de México y el
    Tecnológico de Monterrey

    El Tecnológico de Monterrey es una de las
    universidades privadas más importantes en América
    Latina. Fundado en 1943 el Tecnológico cuenta ahora
    con 33 campus extendidos en prácticamente todo el
    territorio mexicano cubriendo a más de 86,000 estudiantes.
    Hace un par de años, la institución inició
    en forma intensiva su labor de reflexión e
    investigación sobre las nuevas sociedades del
    conocimiento. La iniciativa tiene su origen en las siguientes
    necesidades e interrogantes:

    1. Responder a los retos económicos y
      académicos, a nivel nacional e internacional que la
      reflexión sobre economías del conocimiento ha
      traído consigo;
    2. Colaborar a la elaboración de proyectos
      locales que buscan implementar estrategias de
      sociedad del conocimiento en cada región del
      país;
    3. Ofrecer a los estudiantes y profesores la oportunidad
      de adherirse a la temática y la reflexión global
      sobre las economías del conocimiento.

    1.3.2. El Tecnológico de Monterrey, un
    panorama.

    Con una población de más de 86, 000 alumnos,
    el Tecnológico de Monterrey se fundó como
    institución privada en 1943. Cuenta en la actualidad con
    35 programas a
    nivel profesional, y 59 programas de posgrado. Entre las
    áreas académicas que incluye hay que mencionar la
    ingeniería, las ciencias
    computacionales, la
    administración, las humanidades, la medicina y la
    biología.

    En cinco años, de 1983 a 1987, el
    Tecnológico de Monterrey se convirtió en la
    institución pionera de educación superior en
    América
    Latina en lo que concierne al uso de tecnologías de
    información para la educación superior. Haciendo
    uso de su ya amplia infraestructura tecnológica y de su
    experiencia en el uso de sistemas satelitales para la educación a
    distancia, desarrolló un plan de
    implementación que abarcara a las generaciones presentes y
    futuras.

    El ITESM como institución de educación
    superior es innovadora no sólo porque utiliza más
    de una tecnología para implementar su modelo educativo,
    sino también porque ha utilizado tecnologías
    múltiples (video-conferencias, software, computadoras,
    etc) simultáneamente cubriendo a sus más de 86,000
    estudiantes. Es de hecho este uso masivo de tecnología de
    vanguardia lo
    que ha colocado al ITESM como líder
    en el campo educativo respecto a otras instituciones
    en América Latina.

    Por otra parte, y es relevante mencionarlo aquí,
    desde un inicio, los vínculos entre el Tecnológico
    de Monterrey y la academia han sido muy estrechos. La
    institución de hecho se funda con el propósito de
    contribuir a la formación de profesionales para las
    áreas de la ingeniería y la administración en particular. Hoy, el
    Tecnológico de Monterrey es una institución
    innovadora en todos los sentidos:
    líder en el uso de tecnologías para fortalecer la
    educación superior, el TEC desarrolla un buen
    número de proyectos de consultoría para las empresas,
    además de contar con centros de producción de
    software, emprendedores tecnológicos y de
    investigación en materia de
    sociedades del conocimiento.

    El Centro de Estudios Estratégicos del Campus
    Guadalajara incia la investigación en el terreno de las
    sociedades del conocimiento en el año 2002. Desde
    entonces, un equipo de especialistas en el tema trabaja en el
    desarrollo de proyectos que apoyen a los gobiernos de cada
    región en la definición de sus indicadores de
    economías del conocimiento así como en el diseño
    de estrategias que les permitan crecer en todos y cada unos de
    los rubros pertinentes.

    2. La construcción de
    indicadores de las economías del conocimiento:
    una reflexión desde un país en
    desarrollo

    2.1. Indicadores de la
    economía del conocimiento en
    México

    Intentar medir el estado o
    avance de México y sus regiones hacia una sociedad del
    conocimiento no ha resultado una labor sencilla. El primer gran
    reto que hay que enfrentar es comprender qué es lo que
    engloba la idea de una economía basada en el conocimiento
    y una sociedad de la información. La primera
    reflexión a la que necesariamente se arriba es que no
    existe una definición compartida unánimemente de lo
    que es una sociedad del conocimiento porque es notorio que cada
    agencia, organismo o institución maneja una
    concepción propia. Sin embargo, esta no es una limitante
    para medir el desarrollo de una sociedad del conocimiento ya que
    sí existen varios elementos comunes a las diferentes
    interpretaciones y propuestas conceptuales sobre el
    tema.

    Con base en lo anterior, lo que primero que se ha hecho
    necesario para entender y cuantificar la situación de
    México en la sociedad del siglo XXI, ha sido establecer
    una delimitación de aquello a lo que nos referimos como
    una sociedad del conocimiento.

    Después de varios debates y de una intensa
    revisión de la literatura hemos llegado a
    concluir que una sociedad del conocimiento está
    caracterizada por darle un uso intensivo de ideas en lugar de la
    habilidades físicas, y por una aplicación de la
    tecnología en los procesos
    productivos más que en la transformación de
    materias primas o mano de obra barata. De esta definición
    propia que se ha decidido adoptar, en el Tec de Monterrey se han
    identificado cinco elementos básicos que integran una
    Economía del Conocimiento:

    1. una adecuada infraestructura de tecnología de la información y la
      comunicación que facilite y detone el
      intercambio del conocimiento;
    2. una clara orientación hacia el exterior, es
      decir que la sociedad busque ante todo ser competitiva en el
      mercado
      internacional;
    3. una marcada capacidad de innovación en los
      procesos productivos;
    4. un capital humano con niveles escolares altos y
      necesidades básicas satisfechas que sea capaz de usar la
      información el procesos productivos de alta
      tecnología;
    5. un marco institucional y un capital social que
      fortalezcan el desarrollo de los otros cuatro
      elementos.

    Superado una vez el problema de precisar qué
    significa y engloba el concepto que
    queremos medir, el segundo paso y tal vez el más
    complicado es qué tipo de indicadores se deben utilizar
    para medir el estado de cada
    uno de los cinco elementos básicos que hemos planteado
    como inherentes a una sociedad de conocimiento. Es precisamente
    en este punto donde surge una segunda reflexión y esa es
    que la principal limitante que existe en muchos países de
    América Latina para desarrollar mediciones e
    índices del estado de nuestras economías,
    sociedades, sistemas políticos, etc., es la enorme
    carencia de información estadística oportuna y confiable que
    facilite dicho ejercicio intelectual.

    Así en México si bien el Instituto
    Nacional de Estadística, Geografía e Informática ha mejorado de manera radical
    la estadística de nuestro país, también es
    cierto que mucha de la información que generamos se
    encuentra agregada a nivel nacional por lo que en muchas
    ocasiones bajar esa información a nivel estatal, municipal
    o de localidad es una faena costosa, que toma mucho tiempo y que
    no en todos los casos resulta exitosa.

    Además de lo anterior, un punto importante a
    resaltar es que la sociedad del conocimiento es para nosotros
    ante todo un fenómeno con un fuerte carácter metropolitano, urbano, y en
    nuestro país tenemos cerca de un 60% de la
    población vive fuera de las ciudades mayores a 100,000
    habitantes. Esto significa que hablar de una sociedad de
    conocimiento en niveles de agregación tan altos como
    países, regiones internacionales e inclusive estados,
    lleva un enorme riesgo de
    englobar bajo ese concepto realidades que nada tienen qué
    ver con él, como es el caso de los países en
    desarrollo.

    2.1.2. La diversidad regional y de desarrollo como
    problema fundamental para desarrollar indicadores con validez a
    nivel local.

    México es un país territorialmente
    extenso, con más de 2 millones de kilómetros
    cuadrados. Con una tipografía diversa y un clima variado, la
    economía mexicana tiene como sus principales ejes al
    turismo, la
    producción industrial, la producción de gas y petróleo, los textiles y la manufactura de
    ropa y la agricultura.
    El país produce y exporta una amplia selección de
    productos y
    prácticamente toda especie de fruta o verdura crece en
    modernas granjas con todos los servicios
    (www.virtualmex.com).

    La población mexicana es de 100 millones de
    habitantes y tiene gran diversidad. Más de 50 culturas
    indígenas co-existen con los así llamados mestizos
    (mezcla entre los indígenas y los europeos), quienes
    constituyen la mayoría de la población. Aunque el
    español es
    el idioma oficial, en México se hablan una gran variedad
    de lenguas autóctonas que son utilizadas en algunas
    regiones como las lenguas oficiales.

    Con un PIB de $3.88 dólares per capita en el 2000
    (UN Statistics Division), México es un país con
    notables diferencias entre ricos y pobres. Un ejemplo de ello es
    el hecho de que mientras 10 mexicanos aparecen en la
    última edición
    de la Revista Forbes
    del 2004 entre los más ricos del mundo, 16% de la
    población mexicana vive en condiciones de pobreza con menos
    de un dólar al día, de acuerdo a datos de la
    División de Estadísticas de la ONU. Con un 17.3%
    de analfabetismo
    en el año 2000, el sistema
    educativo mexicano enfrenta serios problemas en
    referencia al acceso educativo y la permanencia en la escuela entre los
    niños.

    Indicadores económicos del milenio, desarrollados
    por la
    Organización de las Naciones Unidas
    en el 2001, se presentan a continuación para examinar un
    comparativo entre el PIB en México, la pobreza y el
    analfabetismo entre adultos. Junto con México, se
    presentan algunos países de la región.

    Mexico and countries in the region. (Source: UN
    Statistics Division, 2002)

    Este panorama económico nos da una idea de los
    retos que tiene México por delante para ponerse a la par
    de los avances que en materia de infraestructura
    tecnológica, servicios de salud, educación,
    atención social, etc. le presentan las
    nuevas economías del conocimiento, y por tanto nos llevan
    a argumentar que si bien el concepto de sociedad del conocimiento
    es más fácilmente aplicable al ámbito local,
    la enorme dificultad en nuestro país de desarrollar un
    Índice de Ciudades del Conocimiento es que cuando
    intentamos medir con los indicadores disponibles los componentes
    que hemos identificado como centrales a la sociedad de la
    información no podemos avanzar mucho porque la
    información más básica no está
    disponible a estos niveles mínimos de agregación y
    no corresponde en lo absoluto a la realidad más general de
    nuestro país. Ese ha sido uno de los principales
    obstáculos que hemos encontrado.

    Otra importante reflexión que deseamos aportar es
    que aún bajo el supuesto de que los diferentes indicadores
    que pudiéramos seleccionar estuvieran disponibles para el
    nivel de agregación local que deseamos, es claro que
    muchos de los indicadores propuestos a nivel internacional no
    miden con exactitud las principales características de una
    economía de conocimiento. Un ejemplo muy práctico.
    Se menciona que una de las principales características de
    la sociedad del conocimiento es la vinculación e interacción entre universidad-empresas-gobierno.
    Aquí la pregunta de fondo es cómo vamos a medir esa
    interacción, y aún si fuera posible medirla
    mediante una estimación del número de convenios,
    intercambios y esquemas de colaboración entre estos
    sectores, la sociedad del conocimiento presupone que el resultado
    del intercambio de la información y del conocimiento tiene
    un impacto en la productividad y
    el desarrollo económico. Entonces la preocupación
    debe ser cómo separar el efecto de la interacción
    de los actores y sectores (si es que es posible medir algo
    así) de otros efectos que están detonando el
    desarrollo económico y de la misma
    tecnología.

    A groso modo podemos decir que los elementos
    fundamentales de una sociedad del conocimiento son intangibles, y
    por tanto el hecho de intentar medir intangibles es tan
    complicado como evaluar cuánto vale una vida en
    términos económicos o qué parte del
    conocimiento de un ser humano se debe a los libros y a los
    estudios, y qué parte a su interacción diaria con
    el medio que le rodea. Para nosotros esa es la gran paradoja de
    la sociedad del conocimiento, que pese a que reconocemos la
    importancia del saber y la información, medir los stocks,
    los flujos y el contenido mismo del conocimiento es una
    tarea incipiente que aún tenemos que desarrollar a detalle
    para garantizar que estamos midiendo lo mismo que hemos
    presentado bajo el concepto de sociedad del
    conocimiento.

    Bibliografia

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    Martha Burkle, Héctor Robles
    Peiro

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