Monografias.com > Estudio Social
Descargar Imprimir Comentar Ver trabajos relacionados

Etnicidad e inmigración: ¿Hacia nuevos modos de integración en el espacio escolar?


    Con el resurgimiento de la cuestión étnica
    en escenarios locales y globales, la relación entre
    cultura y
    sociedad cobra
    un renovado interés
    para las ciencias
    sociales y es reinterpretada conforme a los contextos
    sociohistóricos actuales. En Argentina los temas de
    estudio e investigación ligados a la
    problemática étnica mantienen y restauran su
    importancia a partir de la visibilidad que adquieren las
    comunidades indígenas y las colectividades de inmigrantes
    latinoamericanos y asiáticos. Durante la década de
    los noventa aparecen en el país algunos trabajos
    teóricos y empíricos acerca de la identidad y la
    etnicidad, la diversidad cultural y la desigualdad
    social, entre los que se encuentran Balazote y Radovich
    (1992), Hidalgo y Tamagno (1992), Karasik (1994), Benencia y
    Karasik (1995), Grimson (1999), Margulis y otros (1998), Mera
    (1998) y Vázquez (2000). En el campo de la educación,
    específicamente, se destacan Achili (1996), Neufeld y
    Thisted (1999), Sagastizábal y otros (2000) y Díaz
    (2001). Últimamente se pueden observar diversos esfuerzos
    en el ámbito de la investigación
    social destinados a analizar la incorporación del
    multiculturalismo –en tanto categoría teórica
    o proyecto
    ideológico– a las políticas
    y discursos
    académicos y gubernamentales como, por ejemplo, Domenech
    (2003), Ibáñez (2003) y Bordegaray y Novaro (2003).
    Otros trabajos recientes, entre ellos Calderón y Szmukler
    (1999), Grimson (2000), Heras (2002), Caggiano (2003) y Rivero
    Sierra (2003), son muestra de la
    actualidad que mantiene el estudio de la cuestión
    identitaria, problematizada en algunos casos como
    multi/interculturalidad, entendida como hecho social o proyecto
    de sociedad.1 Suponemos que la tendencia a investigar
    temas asociados al multiculturalismo seguirá creciendo en
    América
    Latina, ya que las tensiones interculturales son consideradas
    actualmente como "uno de los objetos más fecundos de
    investigación y una oportunidad para construir sujetos
    colectivos, políticas abiertas y democráticas"
    (García Canclini, 1999:18).

    En este trabajo
    abordamos la construcción de la otredad en espacios
    urbanos multiculturales. Presentamos algunas reflexiones en
    torno a las
    relaciones sociales y culturales que se establecen en contextos
    escolares relacionados a colectividades de inmigrantes y/o a
    grupos
    étnicos/nacionales minoritarios, analizando las
    prácticas y representaciones de distintos actores sociales
    de la comunidad
    educativa sobre la diferencia sociocultural. Sugerimos que en
    estos espacios escolares, frente a los irreductibles conflictos y
    contradicciones, se desarrollan actualmente una serie de estrategias y
    procesos de
    integración, basados en una visión armónica
    de las relaciones sociales y culturales, que combinan elementos
    homogeneizadores y diferenciadores antes inadvertidos o
    desconocidos. Cabe agregar que estas reflexiones tienen lugar en
    el marco de una investigación en curso, cuyo trabajo de
    campo se desarrolla en la ciudad de Córdoba,
    Argentina.2 Aunque en esta oportunidad el análisis se limita al espacio escolar,
    siempre entendido como un espacio social donde se disputan
    relaciones de poder y
    dominación, cuestiones referidas al contexto
    sociohistórico más amplio no deben pasar
    inadvertidas en la lectura de
    este texto.

    Se trata, por un lado, de tiempos marcados por la
    hegemonía neoliberal, sus victorias y fracasos. Perry
    Anderson señala que se trata de un proyecto inconcluso,
    cuyas políticas han fracasado en el plano
    económico, ya que "no consiguió ninguna
    revitalización básica de capitalismo
    avanzado" (Anderson, 1999:26). No obstante, considera que en el
    ámbito social ha logrado muchos de sus objetivos,
    pero sobre todo, política e
    ideológicamente ha tenido gran influencia, al diseminar
    "la simple idea de que no hay alternativas para sus principios, y que
    todos, partidarios u opositores, tienen que adaptarse a sus
    normas"
    (Anderson, 1999:27).

    En el campo de la educación, el papel
    de organismos financieros internacionales como el Fondo Monetario
    Internacional y el Banco Mundial
    ha sido clave a la hora de implementar reformas
    educativas siempre acompañadas de programas de
    ajuste estructural. Como señala Bonal (2002:4-5), "el
    contenido de las políticas inducidas por el BM (…) ha
    contribuido a situar la ideología neoliberal en el centro del
    modelo
    hegemónico de desarrollo".
    Por otro lado, los cambios sociales y culturales
    contemporáneos (incluidos los educativos) tampoco
    podrían explicarse sin alguna referencia a la posmodernidad/posmodernismo –aunque haya
    caído en desuso o desgracia–, especialmente debido a
    la tensión heterogeneidad/homogeneidad puesta de
    manifiesto en el (re)surgimiento de la etnicidad, la diversidad,
    la diferencia. Si bien la corriente crítica
    del posmodernismo ha pretendido "desterritorializar el mapa de la
    interpretación dominante" (Giroux,
    1994:134) y ha buscado reivindicar las voces minoritarias,
    oprimidas, no privilegiadas, finalmente no ha alcanzado
    potencialidad emancipatoria y tampoco ha logrado ofrecer
    alternativas en el ámbito político.

    Cabe aclarar que nos aproximamos a la cultura
    entendiéndola desde una perspectiva procesual, la cual
    dista de nociones esencialistas o estáticas que promueven
    la idea de identidades puras o auténticas, como si fueran
    "autosuficientes" o estuvieran "autocontenidas", se tratara de un
    conjunto de rasgos fijos o éstos fueran la esencia de una
    etnia o una
    nación
    (García Canclini, 2001). Asimismo, entendemos que la
    existencia de un grupo
    étnico o de relaciones étnicas no está
    garantizada por la presencia de factores como el origen nacional,
    la religión,
    la lengua, las
    costumbres o cualquier otro aspecto presumiblemente ligado a un
    origen común, aunque uno o la acumulación de varios
    de ellos pueden servir de base para la configuración de
    identidades culturales colectivas (Enguita, 1995,
    1999).

    Negar la diferencia,
    construir la diferencia

    Durante las últimas cuatro décadas una
    serie de estudios deudores de la teoría
    social crítica ha mostrado que la institución
    escolar constituye un agente esencial en la producción, transmisión y distribución de la ideología
    dominante, pero también un espacio de resistencia o
    contestación y transformación.3 Como
    explica Mariano Enguita (1989), después del largo dominio
    funcionalista, surgen otras corrientes teóricas que
    introducirán la noción de conflicto y de
    actividad o agencia humana, ausentes en la primera: las teorías
    de la reproducción, el interaccionismo
    simbólico y el credencialismo. Esta triple reacción
    sufrió un doble ajuste, llevando a cada una de estas
    corrientes a considerar los aportes de las otras y rectificar sus
    propias posiciones. Así, encontramos que un buen
    número de análisis teóricos y
    empíricos sobre la institución escolar integran,
    aunque de manera muy disímil, estructura
    social y actividad humana, reproducción y
    contradicción.

    En este trabajo pretendemos sugerir que frente a las
    irreductibles contradicciones y conflictos que se producen
    en la vida escolar de instituciones
    insertas en contextos multiculturales o multiétnicos,
    distintos actores sociales desarrollan asistemática o
    sistemáticamente no sólo mecanismos y estrategias
    de homogeneización sino también de
    diferenciación para imponer, imaginar, experimentar y/o
    recrear determinadas naturalizaciones, basadas en una
    visión armónica de las relaciones sociales y
    culturales, las cuales favorecen el mantenimiento
    de la cultura dominante y la preservación de la cultura
    nacional mediante la formación de sujetos colectivos
    nacionales. En este proceso
    interviene la presencia visible o invisible de determinados
    discursos y prácticas que participan de la negación
    o construcción de la diferencia.4 Así,
    el
    Estadonación,
    grupos económicos y empresarios (entre ellos los de la
    industria
    cultural, por ejemplo, las editoriales), medios de
    comunicación, organizaciones
    civiles y políticas (asociaciones de inmigrantes y
    eclesiásticas, entre otras) y actores de la comunidad
    educativa, de manera interrelacionada, construyen, reconocen y/o
    niegan, es decir, resignifican y usan las diferencias
    socioculturales, lo cual implica la priorización de
    ciertos elementos ligados a las identidades
    étnica/nacional, de clase y
    género.
    Por ahora podemos indicar que, si bien el conflicto puede ser tan
    funcional como el equilibrio, en
    el imaginario docente, de cuyo discurso y
    práctica nos ocupamos en este trabajo, la idea de
    conflicto aparece mayormente asociada a la noción de
    "ruptura" y la de armonía a la de "continuidad". Con esta
    afirmación no queremos decir que se equipare
    necesariamente conflicto a diferencia, por el contrario, algunas
    observaciones realizadas durante el trabajo de
    campo sugieren, como veremos, el uso y resignificación de
    la diferencia como sustentadora del orden escolar establecido.
    Por tanto, de acuerdo al tratamiento que reciba la diferencia se
    puede o no mantener, asegurar o modificar las relaciones sociales
    y culturales dominantes. En nuestra opinión, esto
    daría lugar a modos diferenciados de integración
    sociocultural5 en el espacio escolar: la
    integración monocultural y la integración
    multicultural.
    6 En términos generales,
    entendemos que la integración monocultural supone el
    predominio de mecanismos y procesos homogeneizadores relacionados
    con la negación de la diferencia, mientras que la
    integración multicultural ofrece mayormente componentes
    diferenciadores vinculados al reconocimiento y/o
    construcción de la diferencia. De este modo, en ambas
    formas de integración se presentan componentes
    homogeneizadores y diferenciadores, sólo que en la
    monocultural predominan los primeros, mientras que en la
    multicultural prevalecen los segundos. Sin embargo, sugerimos que
    a pesar de su aparente carácter transformador, la
    integración multicultural no se presenta como una
    alternativa de cambio a la
    integración monocultural o asimilacionista debido a la
    forma de multiculturalismo esencialista que adquiere, es
    decir, y como veremos más adelante, estos modos de
    integración tendrían mayores similitudes en sus
    efectos y consecuencias de lo que sus formas sugieren.

    (Esta clasificación, naturalmente, debería
    entenderse sólo como un intento por construir herramientas
    explicativas; ya sabemos que la realidad se encarga de desmentir
    las formas puras.) 7 Consideramos que la diferencia es
    construida cuando se imaginan y asignan determinados rasgos o
    características a ciertos conjuntos
    sociales o culturales de manera arbitraria o fundada.
    Según G. Bauman (2001:83) "la etnicidad se crea para
    parecer que se basa en diferencias absolutas y naturales, en
    lugar de basarse en elecciones relativas y culturales de
    diferenciación o de diferencias creadas". Esto ubica a los
    otros diferentes en un determinado lugar, lo cual sugiere
    preguntarse por el lugar que ocupan y la relación que
    mantienen los sectores subalternos con la cultura escolar
    dominante. Si las creencias, necesidades, intereses, estrategias
    y subjetividades que se ponen en juego en esta
    relación son cruciales, también lo es la capacidad
    de negociación intra e intergrupal. A su vez,
    de acuerdo al peso material y simbólico de cada
    colectividad8 y las representaciones que recaen sobre
    ella en función de
    su mayor o menor "extrañeza", determinada por la
    apariencia fenotípica, la lengua, las costumbres, la
    religión, etc., y su posición en la estructura
    social y su identidad de clase, el otro diferente es visto como
    amenaza y aceptado o rechazado en mayor o menor medida (no hay
    una aceptación plena o un rechazo total). En efecto, las
    características reales o atribuidas que hacen que el hijo
    de inmigrantes se diferencie del resto suelen cristalizarse en
    una identidad étnica o nacional "ajena". Como afirma
    Balibar, "ninguna nación posee naturalmente una base
    étnica, pero a medida que las formaciones sociales se
    nacionalizan, las poblaciones que contienen, se reparten o
    dominan dichas formaciones son ´etnicizadas´, es
    decir, representadas en el pasado o en el futuro como si
    constituyeran una comunidad natural, dotada por si misma de una
    identidad de origen, de cultura y de intereses que trascienden a
    los individuos y las condiciones sociales" (Balibar,
    1998).9 En base a lo dicho, compartimos con Juliano
    que a los grupos étnicos minoritarios, en tanto grupos
    subalternos y en un marco de disputa hegemónica, "se les
    ofrece la misma falsa disyuntiva: integrarse en la cultura
    dominante, transformándose en malas copias de los sectores
    dominantes, o mantener su especificidad al precio de la
    desvalorización" (Juliano, 1994:24).10 No
    obstante, creemos que se les propone una alternativa más:
    conservar sus particularidades identitarias (o algunas de ellas,
    especialmente aquellas vinculadas a componentes culturales
    expresivos o no instrumentales, y sobre todo, folclóricos,
    en definitiva, aquellas que no resulten amenazadoras de la
    "unidad nacional") a cambio de ignorar o abandonar, parcial o
    totalmente, reclamos y luchas por derechos y proyectos que
    comprometan la estabilidad o reproducción del sistema
    político, económico y
    jurídico.

    La diferencia en
    cuestión: hacia nuevos modos de
    integración

    Desde su formación, la escuela argentina
    ha actuado como agente de uniformización cultural,
    manifestándose consecuentemente prácticas
    homogeneizadoras en distintas dimensiones de su vida cotidiana.
    Sin embargo, ahora es posible notar expresiones socioculturales
    de grupos étnicos minoritarios que antes no hubieran
    podido tener lugar en la escuela, además de la compleja
    coexistencia de prácticas y discursos tanto
    diferenciadores como homogeneizadores.

    Sabemos que la idea de una "sociedad integrada"
    contenida en la metáfora del crisol de razas
    penetró en las escuelas, más aún,
    éstas estuvieron al servicio de
    aquél modelo de integración. Las instituciones
    educativas han desarrollado consecuentemente estrategias de
    integración monocultural, es decir, de asimilación
    de los "diferentes", donde el otro debe ser hecho
    semejante.11 En una conversación con dos
    maestras del turno tarde de la escuela a la cual asisten alumnos
    de origen boliviano, una de ellas expresa lo
    siguiente:

    "Como decía ella, van perdiendo un poquito
    algunas costumbres que ellos traen de allá…
    Necesariamente van a perder para poder incorporarse bien y no
    sentirse discriminados, o sea, hacer lo que hace el otro,
    también un poco debe perderse…".

    Este testimonio nos habla de lo que se espera de los
    inmigrantes para que se integren "armónicamente" a la
    sociedad receptora. La imagen del
    "crisol de razas", con alrededor de un siglo de vida en el
    país, aún perdura. El proceso de integración
    es entendido en términos de pérdida: se trata de
    perder para hacer lo que hace el otro. Esto remite a una de las
    dos nociones que ofrece la idea de "crisol": la
    asimilación o "argentinización". Hay aquí
    una negación de la diferencia plasmada en el no
    reconocimiento o desconocimiento de los otros "diferentes" de
    parte de los "semejantes". La noción menos conocida, que
    remite a la imagen de fusión o
    mestizaje o de una nueva o tercera cultura, queda
    aquí desplazada.12 Por otra parte, en nuestro
    caso, las estrategias de integración multicultural
    observadas muestran representaciones culturales estáticas
    y esencialistas,13 donde intervienen mecanismos y
    procesos de construcción de la diferencia que
    configurarían un multiculturalismo esencialista
    (Bauman, 2001) aparejado o no a políticas de
    reconocimiento (o falso reconocimiento). 14 En este
    proceso, la diferencia es establecida y utilizada como algo
    folclórico, exótico o extraño que
    "esencializa" la cotidianeidad.15 En efecto, en las
    escuelas la presencia admitida de las manifestaciones
    socioculturales de grupos étnicos minoritarios ocurre en
    momentos o situaciones vinculados al denominado
    "multiculturalismo esencialista", que suele adquirir su
    máxima expresión en actos escolares como el
    "Día de la Tradición" o el "Día de la Raza"
    y en alguna fecha nacional de la colectividad en
    cuestión.16 En estas ocasiones no suelen faltar
    las danzas tradicionales y las comidas típicas organizadas
    por los "locales". Pero este tipo de multiculturalismo
    también es sostenido por los grupos étnicos
    implicados, ya que es visto como una manera de encontrar el
    reconocimiento deseado y una forma de apropiación del
    espacio público. La intervención o
    participación de grupos étnicos minoritarios en
    estos hechos "multiculturales" vienen a reafirmar o reforzar la
    diferencia ya construida por los "locales". Más
    allá de la importancia del significado histórico
    del folklore y su
    función en la conservación y reconfiguración
    de las tradiciones y costumbres culturales, el multiculturalismo
    esencialista no parece contribuir a la modificación del
    orden social, esto es, las relaciones de dominación y
    poder establecidas. Por el contrario, puede permitir que se
    encubran y reproduzcan mecanismos de desvalorización,
    marginación y exclusión
    social y cultural en la vida cotidiana de la
    escuela.

    Para García, Granados y Pulido (1999), "(l)a
    construcción de la diferencia no es más que una
    nueva forma de presentar las distancias culturales, sociales y
    políticas que son legitimadas bajo la apariencia de
    ausencia de jerarquías sociales pero que ocultan un
    refinado mecanismo de exclusión". En este sentido, las
    observaciones realizadas en las escuelas seleccionadas sugieren
    que las manifestaciones socioculturales de grupos étnicos
    minoritarios no son incorporadas o tratadas necesariamente para
    problematizar la realidad social y cultural; por el contrario, y
    más allá de las buenas intenciones de los miembros
    de la comunidad educativa, se convierten en elementos
    encubridores de los mecanismos reales de marginación o
    exclusión social y cultural, como ya indicamos. Existen
    prácticas y discursos que denotan la búsqueda de
    reconocimiento de la diferencia, librados generalmente a acciones
    individuales de los docentes, no
    obstante suelen predominar aquellos proclives a mostrar una
    "apertura a la diversidad" acorde con una visión
    pluralista liberal que no relaciona el reconocimiento cultural
    con la redistribución social.17 Con esto
    pretendemos sugerir, como ya hemos adelantado, que la diferencia,
    a pesar del potencial transformador que contiene, no es en si
    misma revolucionaria o desestabilizadora del orden social
    establecido. Con todo ello, los intentos por eliminarla no han
    desaparecido.

    Sin duda, el lugar de la diferencia en la escuela, como
    en cualquier otro espacio social, es un lugar ambiguo. Hay
    diferencias que son remarcadas mientras otras pretenden ser
    reducidas. A las familias gitanas, por ejemplo, cuando inscriben
    a sus hijos al inicio del año escolar se les transmite
    expresamente lo que deberán considerar y "respetar"
    durante el período de clases:

    "(L)a condición que nosotros ponemos es que
    ellos vengan con la indumentaria propia de… o sea, con la que
    vienen los demás, o sea, que no haya diferencias, que
    vengan con su delantalito blanco, zapatillas, el… vestiditos
    como los otros (…) Cuando vienen a inscribirlos ellos saben
    que tienen que venir vestiditos así como los
    otros".

    Aparece aquí nuevamente la idea de "hacer al otro
    semejante". No se trata sólo de la escuela circunscripta a
    sus propios límites
    temporales y espaciales, sino también de toda actividad
    que involucre a la institución como espacios recreativos
    extraescolares organizados por la misma. En el caso de la
    comunidad rom lo notable es que son los niños
    escolarizados quienes dejan a un lado algunas de sus
    particularidades socioculturales, lo cual contrasta fuertemente
    con la actitud de
    otros familiares y amigos, quienes no renuncian a aquello que los
    identifica como tales aún en los espacios escolares que
    visitan en alguna ocasión en particular.

    La tensión entre igualdad y
    diferencia se pone de manifiesto también en las
    explicaciones de los docentes referidas al éxito o
    fracaso escolar de los alumnos (auto)adscriptos a grupos
    étnicos/nacionales minoritarios. Los docentes, guiados por
    el supuesto universalista "todos somos iguales", niegan,
    construyen y/o reconocen semejanzas y diferencias entre los
    alumnos gitanos y sus compañeros solamente en el plano
    individual y no en el plano colectivo. Así, al no
    articularse ambos planos, se advierten dificultades en el
    área de lengua, pero a la hora de diseñar y aplicar
    estrategias pedagógicas no se contempla la
    tradición oral que prevalece en su ambiente
    familiar o su bilingüismo.18 Para explicar sus
    dificultades de aprendizaje se
    acude a criterios apoyados en la idea de déficit cultural
    y, consecuentemente, se desarrollan estrategias de
    educación compensatoria que comparten con alumnos con
    dificultades de aprendizaje.19 Además de ello,
    la construcción de la diferencia aparece relacionada con
    las dificultades o habilidades especiales que se les atribuye en
    una determinada área de conocimiento.
    Se les asigna una capacidad especial en el área de
    matemáticas fundada en el "ambiente
    comercial" en que se desenvuelven cotidianamente (la actividad
    económica de los padres que prevalece es el comercio de
    automóviles)20. En otra de las escuelas, a una
    niña hija de japoneses, en cambio, le atribuyen su
    dificultad en la misma disciplina a
    la rigidez de su cultura milenaria.

    Una visión armónica y enriquecedora de las
    relaciones étnicas y culturales, expresada en enunciados
    muy difundidos como "iguales pero diferentes" o "educar en y para
    la diversidad" y relacionada con el discurso liberal sobre el
    respeto y/o
    tolerancia a
    la diferencia, promueve en una sociedad desigualitaria la idea de
    equivalencia cultural.21 Como señala Juliano
    (1994), además de utilizarse para justificar la
    creación de compartimentos estancos, "la equivalencia
    cultural queda enredada en la jerarquización social, que
    dispone de grados de poder y posibilidades de acción
    muy diversas para los distintos sectores que la integran"
    (Juliano, 1994:25). Por tanto, no sólo las
    representaciones acerca de la diversidad cultural son decisivas,
    sino también las prácticas sociales que las
    acompañan en la producción de la desigualdad. Entre
    los alumnos y alumnas rom el índice de repitencia ha sido
    siempre alto: la mayoría de ellos registra en su historia escolar y,
    dependiendo del grado de avance en su escolarización,
    numerosas experiencias ligadas al fenómeno. El abandono no
    es menos significativo: en el caso en estudio debieron pasar
    más de diez años de escolarización de
    niños/as rom para que uno/a de ellos/as alcanzara o
    superara el tercer grado o egresara por primera vez de la
    primaria. Si bien se suele responsabilizar a los padres por la
    deserción de sus hijos, debemos preguntarnos en qué
    medida este abandono es "voluntario" (retiro de la escuela por
    parte de los padres) y/o "forzado" (expulsión por parte de
    la escuela). En el primer caso, puede estar relacionado al
    (dis)valor que le
    otorga la comunidad rom a la educación formal y, en el
    segundo, puede tratarse de una "expulsión encubierta"
    fundada en los mecanismos de reproducción social que
    existen en el ámbito escolar. Sea cual fuere la respuesta,
    tanto el Estado como la
    institución educativa deben asumir la responsabilidad que le compete a cada uno.
    Aún en el caso que la familia
    fuera la que decide "desescolarizar" a sus hijos, una escuela
    "inclusiva" (que no es lo mismo que "contenedora") no debe dejar
    nunca de interrogarse acerca de lo que les ofrece diariamente y
    en qué medida atiende sus necesidades, particularidades e
    intereses.22 Respecto a la discriminación y segregación en el
    espacio escolar, se resucita un discurso acorde al "respeto a las
    diferencias" y a la "no discriminación" para fechas como la
    conmemoración del 12 de octubre23, apareciendo
    tanto en los actos como en las esteras escolares eslóganes
    que se proclaman en contra de la discriminación y a favor
    de la integración, contraponiendo un concepto al otro.
    Por otra parte, la discriminación como problema social es
    abordada puntual u ocasionalmente en clase, especialmente cuando
    se produce algún hecho de discriminación o rechazo,
    pero queda acotada al orden coyuntural sin abordar el plano
    estructural, es decir, no se realiza un abordaje
    sistemático a nivel institucional donde se la problematice
    y se la relacione con la desigualdad social y
    cultural.

    En este marco, Neufeld y Thisted (1999) muestran
    también que la diferencia suele recibir un tratamiento
    formalizado.

    En esta dinámica, los sujetos víctimas de la
    discriminación y segregación participan de un
    proceso de negación de la diferencia al rehusar de sus
    particularidades, lo cual puede ser interpretado como una
    estrategia
    para sobrevivir en un medio escolar hostil, reconociendo el valor
    que se le otorga a la diferencia y evaluando el costo que supone
    ser diferente en el espacio escolar. Los propios alumnos y
    familiares con un origen étnico minoritario niegan no
    sólo las diferencias "invisibles", sino también las
    más evidentes.24 Es decir, la negación
    de la diferencia también encuentra su expresión en
    la negación de la apariencia fenotípica: la
    diferencia inscripta en el cuerpo y las representaciones que
    recaen sobre él. Así lo demuestra un suceso
    ocurrido durante una clase de matemáticas de cuarto grado
    de la escuela visitada por alumnos hijos de japoneses y
    coreanos:

    Los alumnos, siguiendo las indicaciones de la maestra,
    dibujan su silueta en el pizarrón para luego medirse la
    altura con el metro que han fabricado ellos mismos.
    Una vez que lo han hecho, comienzan a dibujar su rostro: le
    agregan ojos, boca, nariz, orejas… I., la alumna hija de
    japoneses, sólo se dibuja el pelo. (…) Una
    compañera, amiga de ella, traza dos líneas a la
    altura de los ojos de I. "No me hagas eso, C." le dice
    ella y borra el contenido de su cara dibujado por su
    compañera. No le hace caso y vuelve a dibujarle unos
    ojos alargados. Algunos de los compañeros se
    ríen. La maestra les llama la atención. (…) I. retorna al
    pizarrón y vuelve a dibujar su contorno: lo deja
    vacío. Las figuras de sus compañeros ya tienen
    sus rostros dibujados. Son bocas alegres, ojos redondos en su
    mayoría, sólo un par son algo ovalados… I. se
    vuelve a parar, se dirige al pizarrón y le dibuja el
    pelo suelto y lacio a su figura. Después se ocupa de
    bosquejar la remera en detalle. Comienza a dibujarse un ojo,
    pero inmediatamente lo borra con la mano. (…) "Te has
    pasado una hora dibujándote, I."
    le dice la maestra.
    (…) Ya al final de la hora, I. vuelve a repasar su pelo, pero
    su rostro sigue vacío. El contorno de su cabeza sin
    rostro contrasta fuertemente con las caras dibujadas de sus
    compañeros, cuyas figuras la rodean.

    Balibar indica que a partir de su
    "nacionalización", las formaciones sociales son
    "etnicizadas" (Balibar, 1998). Quizás por los efectos o
    consecuencias que ello trae, como la discriminación, otra
    de las formas en que aparece la negación de la diferencia
    es la negación (no siempre rotunda) del origen
    étnico/nacional. Esto expresa una mujer de nacionalidad
    boliviana cuando comenta lo que le aconseja a sus hijas nacidas
    en Argentina:

    "…a veces a mi nena me le decían
    ´boliviana´… ya, o sea, ya con el tiempo fue
    pasando y se acostumbraron que ellas no eran bolivianas
    (…) Yo les he enseñado de que, o sea, que a ellas le
    digan ´boliviana´, todas esas cosas, o sea, que no
    les hagan caso, porque en si ellas no son bolivianas, son
    argentinas también
    . Yo les digo: ´vos no los
    escuchés´, te dicen ´boliviana´,
    ´bueno, vos no les llevés el apunte, vos
    hacé de cuenta que no escuchaste nada´. Hicieron
    eso hasta que [los otros] se cansaron y no los molestaron
    más a ninguno. Si le dicen ahora ´che,
    boliviana´, ella no les lleva el apunte, así que
    están más tranquilas".

    La bolivianidad, utilizada como expresión
    peyorativa o insulto25 en su cruce con el origen
    étnico/nacional impugnado, es rechazada mientras se
    reivindica la nacionalidad
    argentina adquirida por nacimiento. A pesar de ello, se transmite
    la dualidad cultural que supone haber nacido en un país
    diferente del que proviene la familia. En otras
    oportunidades, la negación aparece formulada de manera
    excluyente. Bajo el argumento de que sus hijos no han nacido en
    su país de origen, los padres les transmiten a las
    segundas generaciones que ellos no son "bolivianos", "japoneses"
    o "coreanos", sino "argentinos".26 Otras
    representaciones y prácticas dan cuenta también de
    la compleja interrelación entre los componentes
    homogeneizadores y diferenciadores de los procesos de
    integración y la adscripción étnico/nacional
    en la relación nosotros-otros, a la vez que muestran la
    lógica
    asimilatoria que subyace en los intentos de reconocimiento de la
    diferencia. En una de las escuelas en estudio se suele conmemorar
    el aniversario de la independencia
    de Bolivia.

    Durante un evento organizado para tal fin entraron dos
    banderas desplegadas, primero la argentina, después la
    boliviana, tomadas de las puntas y los costados por alumnos de la
    escuela. La bandera boliviana fue trasladada por niños
    nacidos en Bolivia y también por aquellos de origen
    boliviano, mientras que la otra fue llevada por niños
    argentinos. Cuando se cantaron los himnos, si bien se cantaron
    ambos, primero se ejecutó la canción patria
    argentina y posteriormente la boliviana. Es decir, para que no
    haya confusiones, la escuela se encarga de aclarar quién
    recibe a quién: Argentina es el país o la sociedad
    receptora y Bolivia la sociedad emisora. Este simple procedimiento
    deja traslucir la impronta asimilacionista de las relaciones
    sociales entre "locales" e "inmigrantes". Cabe destacar,
    asimismo, que en el día de la independencia boliviana
    estuvieron presentes las banderas argentina y boliviana, mientras
    que para el día de la independencia argentina los
    únicos colores admitidos
    fueron (y son) el celeste y el blanco, nada de amarillo, rojo y
    verde. Para fechas nacionales argentinas como el 25 de mayo o el
    9 de julio, en los actos escolares que suelen ser "actualizados",
    esto es, ajustados a las características de nuestros
    tiempos, tampoco se suele hacer referencia alguna al pluralismo
    cultural, tan insinuado en otras oportunidades.27 Se
    reafirma el carácter monocultural del
    Estado-nación: la noción de "patria" excluye
    cualquier otro símbolo que no se identifique con los
    símbolos patrios argentinos. El mensaje es
    claro: la construcción de la Patria con mayúscula
    es considerada "cosa de argentinos". Tampoco podemos dejar de
    subrayar el lugar que ocupa la bandera argentina en estos
    escenarios cotidianos: "Aunque no la veamos siempre está
    presente", dice la maestra encargada del acto escolar. La
    omnipresencia atribuida a la bandera parece otorgarle
    razón a aquellos que sostienen que el nacionalismo
    (o una de sus vertientes, el patriotismo) es una religión.
    "Recuerden que siempre debemos respetar los símbolos
    patrios".

    Por otra parte, debemos considerar que en los
    acontecimientos descriptos, los nacidos en Argentina pero
    provenientes de una familia boliviana fueron considerados
    "bolivianos" mientras que en otras situaciones cotidianas se los
    concibe "argentinos" por el hecho de haber nacido en el
    país. "No son bolivianos, son argentinos" es una
    aclaración frecuente que hacen los docentes cuando se les
    pregunta por los alumnos "bolivianos". Estos "nuevos argentinos"
    hijos de bolivianos es una construcción que pretende
    sostener cierta ilusión armónica, para lo cual se
    necesita mantener un doble juego de homogeneización y
    diferenciación: aquellos niños nacidos en Argentina
    hijos de bolivianos son llamados "argentinos" y a la vez se los
    identifica como "bolivianos" por sus rasgos fenotípicos o
    por el doble apellido, lo cual los distinguiría en
    principio de los "verdaderos argentinos". Cabe preguntarse
    entonces qué hace que un "boliviano" o un "argentino" sea
    considerado como tal y cuándo deja de serlo, esto es,
    preguntarse por los límites que reconocen los grupos
    sociales y étnicos. Por otra parte, es necesario
    señalar que no aparecen fórmulas que expresen la
    conformación de identidades "híbridas",
    "múltiples" o "combinadas" como argentino-boliviano
    o argenbol. Sin embargo, en la calle se suelen utilizar
    expresiones como boliviano-boliviano28 para
    referirse a una persona de
    nacionalidad boliviana residente en Argentina hijo/a de
    bolivianos, es decir, para distinguir y reafirmar el origen
    étnico y nacional de "ciudadanos extranjeros no
    deseables/deseados".

    Además de las fracturas y disputas generadas en
    torno a la diferencia, también aparecen "continuidades"
    experimentadas como tales, es decir, que no necesariamente han
    debido ser (re)creadas o imaginadas. A diferencia de los rom para
    quienes la escuela, aparentemente, sólo tiene un valor
    instrumental29, en el caso de la colectividad
    boliviana se establece una asociación importante entre el
    valor que le otorga a la educación y las funciones
    principales que le atribuye a la escuela. Para la colectividad
    boliviana, aquella parece constituir un importante medio de
    movilidad social ascendente. De acuerdo a las entrevistas
    realizadas, los padres envían a sus hijos a la escuela
    para que sean "algo" o "alguien" en la vida, lo cual
    expresa los deseos de progreso económico y
    realización profesional que depositan en sus
    hijos30. No sólo buscan que sus hijos adquieran
    conocimientos y habilidades, sino también se formen como
    "personas". Aparecen así como funciones privilegiadas la
    incorporación al mundo del trabajo y, en alguna medida, la
    formación ético-moral del
    sujeto.

    Cierta continuidad también se deriva de la
    correspondencia entre el ideal de alumno que prevalece entre los
    docentes y la imagen estigmatizada que se ha construido de los
    niños bolivianos o hijos de bolivianos, quienes son vistos
    como callados, sumisos, quietos e introvertidos. Lo cual, aparte
    del sufrimiento y desventajas que les ocasiona, produce ciertos
    "beneficios" para ellos a la hora de la evaluación
    y la promoción de grado, por ejemplo, ya que el
    "orden" y el "silencio" aparecen como elementos altamente
    valorados por la comunidad docente.31 En parte, es
    probable que el bajo fracaso escolar de estos niños en
    comparación con el resto de sus compañeros de
    sectores populares se deba a esta correspondencia entre la
    conducta esperada
    y la conducta efectiva (construida o no).

    A modo de
    cierre

    A nuestro juicio, el estudio de la diferencia cultural
    se justifica en la medida que posibilita avanzar en la
    comprensión y transformación de las desigualdades
    sociales y culturales en espacios sociales de carácter
    público como la escuela. Ésta no es ajena, nunca lo
    fue, a la producción de desigualdad en tanto que es una
    institución clave en la producción y
    reproducción de la cultura dominante. En este sentido,
    como han advertido numerosos autores de la corriente
    crítica, la institución educativa necesita ampliar
    su mirada –reducida generalmente a la dimensión
    didáctica– a la política
    cultural que promueve y las relaciones sociales que (re)produce.
    Asimismo, a pesar de las limitaciones que presentan los distintos
    enfoques multiculturales para ofrecer explicaciones o soluciones
    viables al problema de la desigualdad racial o étnica en
    la escuela, como lo ha indicado McCarthy (1990), al depositar su
    confianza casi exclusivamente en la reorganización y
    modificación de los contenidos curriculares, no se puede
    dejar de considerar la presencia o ausencia de contenidos
    culturales de los grupos étnicos minoritarios en el
    curriculum y
    el tratamiento que recibe en relación a las dimensiones de
    lo social, lo político, lo económico, lo moral, lo
    estético para entender las dinámicas y procesos que
    se instituyen en la escuela. Asimismo, este tipo de abordaje
    permite un trabajo sistemático donde se llegan a conocer,
    valorar y problematizar distintos discursos y prácticas
    culturales.

    Por otra parte, la institución educativa no puede
    dejar de abordar la discriminación y la segregación
    tanto en el ámbito escolar como en el plano social
    más amplio para plantearse la construcción de una
    sociedad más justa. Quizás debamos empezar a buscar
    respuesta a la pregunta que suelen hacerse algunos inmigrantes
    objeto de discriminación: "¿En qué los
    molestamos nosotros para que nos traten mal?". Seguramente,
    aparecerán algunos indicios referidos a las identidades
    atribuidas
    para pensar la relación con el otro.
    Además, sin un abordaje sistemático de la
    discriminación y la segregación será
    imposible que se introduzcan componentes culturales no
    folclóricos de las minorías étnicas, al
    menos que esta introducción sea forzada. El
    análisis de los usos y representaciones acerca de la
    diversidad y la desigualdad, así como la revisión
    de los contenidos y las formas que adquiere su relación,
    se impone asimismo como una tarea insoslayable para la
    impostergable superación de las desigualdades sociales y
    la compleja construcción de sociedades
    igualitarias y multiétnicas.

    Finalmente, es imprescindible también que la
    sociedad se interrogue a través de sus instituciones sobre
    las representaciones que subyacen a la noción de
    nación argentina (la escuela otorga esa gran
    posibilidad), esto es, que cuestione los criterios de
    clasificación que sostiene aquel cartel que cuelga en las
    puertas de entrada al país: "La casa se reserva el derecho
    de admisión".

    Bibliografía

    • Achili, E. (1996). Práctica docente y
      diversidad sociocultural. Los desafíos de la igualdad
      educativa frente a la desigualdad social,
      Rosario: UNR /
      Homo Sapiens.
    • Althusser, L. (1975[1970]). "Ideología y
      aparatos ideológicos del Estado", en Escritos,
      Barcelona: Laia.
    • Anderson, P. (1999). "Neoliberalismo: balance provisorio", en E. Sader
      y P. Gentili (comps.), La trama del neoliberalismo. Mercado,
      crisis y
      exclusión social,
      Buenos Aires: Eudeba.
    • Apple, M. (ed.) (1982). Cultural and Economic
      Reproduction in Education. Essays on Class, Ideology and the
      State,
      Londres/Boston/Henley: Routledge & Kegan
      Paul.
    • (1986[1979]). Ideología y currículo, Madrid: Akal.
    • (1987[1982]). Educación y poder,
      Madrid: Paidós.
    • (1989[1986]). Maestros y textos, Madrid:
      Paidós.
    • (2000). Teoría crítica y
      educación,
      Madrid: Miño y
      Dávila.
    • Arditi, B. (2000). "El reverso de la diferencia", en
      B. Arditi (ed.), El reverso de la diferencia. Identidad y
      política
      , Caracas: Nueva Sociedad.
    • Balazote, A. y Radovich, J.C. (comps.) (1992). La
      problemática indígena,
      Buenos Aires:
      CEAL.
    • Balibar, É. (1991). "Etnicidad ficticia y
      nación ideal", en É. Balibar e I. Wallerstein,
      Raza, nación, clase: identidades ambiguas,
      Madrid: IEPALA.
    • Baudelot, C. y Establet, R. (1980[1976]). La
      escuela capitalista en Francia,

      Madrid: Siglo XXI.
    • Bauman, G. (2001). El enigma multicultural. Un
      replanteamiento de las identidades nacionales, étnicas y
      religiosas,
      Buenos Aires: Paidós.
    • Benencia, R. y Karasik, G. (1995).
      Inmigración limítrofe: los bolivianos en
      Buenos Aires
      , Buenos Aires:
      CEAL.
    • Bernal, J. (2003). Los Rom en las
      Américas
      , informe
      presentado ante la Comisión de Derechos
      Humanos de la ONU, Ginebra:
      mimeo.
    • Bernstein, B. (1988[1975]). Clases, códigos
      y control.
      Hacia una teoría de las transmisiones educativas,

      vol. II, Madrid:
      Akal.
    • (1993[1990]). La estructura del discurso
      pedagógico
      , Madrid: Morata.
    • (1998[1996]). Pedagogía, control
      simbólico e identidad
      , Madrid: Morata.
    • Blázquez, G. (1996). ¡Viva la Patria!
      Una etnografía de los actos escolares
      ,
      Tesis de
      maestría, Córdoba: CEA-UNC.
    • Bonal, X. (2002). "Globalización y política
      educativa: un análisis crítico de la agenda del
      Banco Mundial
      para América Latina", en Revista Mexicana
      de Sociología
      , vol. 64, núm. 3, pp.
      3-35.
    • Bordegaray, D. y Novaro, G. (2003). "¿Puede la
      Educación Intercultural ser una política de
      Estado?", ponencia presentada al Encuentro Nacional de
      Educación e Identidades. Los Pueblos Originarios y la
      Escuela, Universidad
      de Luján.
    • Bourdieu, P. y Passeron, J.-C. (1977[1970]). La
      reproducción. Elementos para una teoría del
      sistema de
      enseñanza,
      Barcelona:
      Laia.
    • Bowles, S. y Gintis, H. (1985[1976]). La
      instrucción escolar en la América
      capitalista
      , Madrid: Siglo XXI.
    • Calderón, F. y Szmukler, A. (1999). "Aspectos
      culturales de las migraciones en el Mercosur",
      en Documentos de debate del
      MOST
      , núm. 31.
    • Caggiano, S. (2002). "Lo que el otro cuenta.
      Bolivianos en dos ciudades argentinas: sociedad receptora y
      discriminación", ponencia presentada en el II Encuentro
      de Facultades de Comunicación
      Social del Cono Sur, Universidad de Chile.
    • (2003). "Fronteras múltiples:
      Reconfiguración de ejes identitarios en migraciones
      contemporáneas a la Argentina", en Cuadernos del
      IDES
      , núm. 1.
    • Carnoy, M. y Levin, H.M. (1985). Schooling and
      work in the democratic State
      , Standford, California:
      Standford University Press.
    • Collins, R. (1988[1979]). La sociedad
      credencialista
      , Madrid: Akal.
    • Devoto, F. (2003). Historia de la
      inmigración en la Argentina
      , Buenos Aires: Editorial
      Sudamericana.
    • Díaz, R. (2001). Trabajo docente y
      diferencia cultural
      , Buenos Aires: Miño y
      Dávila.
    • Domenach, H.; Celton, D. y otros (1998). La
      comunidad boliviana en Córdoba. Caracterización y
      proceso migratorio
      , Córdoba: CEA-UNC/ UP /
      ORSTOM.
    • Domenech, E. (2000). La cultura escolar entre la
      reproducción y el cambio,
      Tesis de maestría,
      Barcelona: Universidad Autónoma de
      Barcelona.
    • (2003). "El multiculturalismo en Argentina:
      ausencias, ambigüedades y acusaciones", en
      Estudios, núm. 14, pp. 33-47.
    • Enguita, M. (1985). Trabajo, escuela e
      ideología
      , Madrid: Akal.
    • (comp.) (1986). Marxismo y sociología de la educación,
      Madrid: Akal.
    • (1989). "¿Hacia dónde va la sociología de la educación?", en
      F. Ortega, E. González, A. Guerrero y E. Sánchez
      (comps.), Manual de Sociología de la
      Educación
      , Madrid: Visor.
    • (1992). Poder y participación en el sistema
      educativo
      , Barcelona: Paidós.
    • (1990). La cara oculta de la escuela:
      Educación y trabajo en el capitalismo
      , Madrid: Siglo
      XXI.
    • (1995). "Escuela y etnicidad: el caso de los
      gitanos", en AA.VV., Volver a pensar la educación:
      política, educación y sociedad
      , vol. I,
      Madrid: Paideia/Morata.
    • (1999): Alumnos gitanos en la escuela paya. Un
      estudio sobre las relaciones étnicas en el sistema
      educativo,
      Barcelona: Ariel.
    • (2000). "Explotación y discriminación
      en el análisis de la desigualdad", en Revista
      Internacional de Sociología
      , nº 24, pp.
      29-55.
    • Floria, C. (2003). Pasiones nacionalistas,
      Buenos Aires: Fondo Económico de Cultura.
    • Fraser (2000). "¿De la redistribución
      al reconocimiento? Dilemas de la justicia en
      la era ´postsocialista´", en New Left
      Review
      , núm. 0.
    • 16 Gagliano, R.S. (1991). "Nacionalismo,
      educación y pluralismo cultural", en A. Puiggrós
      (dir.), Sociedad civil y Estado en los orígenes del
      sistema educativo argentino
      , Buenos Aires:
    • Galerna.
    • García Canclini, N. (1999). La
      globalización imaginada,
      Buenos Aires:
      Paidós.
    • (2001[1990]). Culturas híbridas.
      Estrategias para entrar y salir de la modernidad,
      Buenos Aires:
      Paidós.
    • García Castaño, J., Granados
      Martínez, A. y Pulido Moyano, R. (1999). "Reflexiones en
      diversos ámbitos de construcción de la
      diferencia", en J. García Castaño y Granados
      Martínez (eds.), Lecturas para Educación
      Intercultural
      , Madrid: Trotta.
    • Gimeno Sacristán, J. (1991). "Curriculum y
      diversidad cultural", en Boletín del Centro de
      Documentación de la Asociación de
      Enseñantes con Gitanos
      , núm. 4, pp.
      48-67.
    • Giroux, H. (1986[1983]). "Teorías de la
      reproducción y la resistencia en la nueva
      sociología de la educación: un análisis
      crítico", en Revista Colombiana de
      Educación
      , Nº17, pp. 61-108.
    • (1990[1988]). Los profesores como intelectuales. Hacia una pedagogía crítica del
      aprendizaje
      , Barcelona: Paidós/MEC.
    • (1992[1983]). Teoría y resistencia en
      educación. Una pedagogía para la
      oposición,
      México: Siglo
      XXI/UNAM.
    • (1994). "La pedagogía de los límites y
      la política del postmodernismo", en H. Giroux y R.
      Flecha, Igualdad educativa y diferencia cultural,
      Barcelona: El Roure.
    • (1997[1992]). Cruzando límites.
      Trabajadores culturales y políticas educativas,

      Barcelona: Paidós/MEC.
    • y McLaren, P. (1999). Sociedad, cultura y
      educación,
      Madrid: Miño y
      Dávila.
    • Grimson, A. (1999). Relatos de la diferencia y la
      igualdad. Los bolivianos en Buenos Aires,
      Buenos Aires:
      Eudeba.
    • (comp.) (2000). Fronteras, naciones e identidades.
      La periferia como centro
      , Buenos Aires: Ciccus/La
      Crujía.
    • (2003). "La nación después del
      deconstructivismo. La experiencia argentina y sus fantasmas",
      en Sociedad, núm. 20/21, pp. 147-162.
    • Heras, A.I. (2002). "Acerca de las relaciones
      interculturales: un presente-ausente tenso", en Scripta
      Ethnologica
      , vol. 24, pp. 149-172.
    • Hidalgo, C. y Tamagno, L. (comp.) (1992).
      Etnicidad e identidad, Buenos Aires: CEAL.
    • Ibáñez, M.A. (2003). "Interculturalidad
      en la Argentina: un concepto de moda,
      aún no debatido", en Actas del II Taller
      Internacional de Interculturalidad
      , Santiago de Chile:
      Red
      Internacional de Interculturalidad.
    • Juliano, D. (1994). "La construcción de la
      diferencia: los latinoamericanos", en Papers,
      núm. 43, pp. 23-32.
    • Karasik, G. (comp.) (1994). Cultura e identidad en
      el Noroeste argentino
      , Buenos Aires: CEAL.
    • Kincheloe, J. y S. Steinberg (1999). Repensar el
      multiculturalismo
      , Barcelona: Octaedro.
    • Kymlicka, W. (1996). Ciudadanía
      multicultural. Una teoría liberal de las
      minorías,
      Barcelona: Paidós.
    • López Gareri, V. (1999). Migración
      limítrofe en la ciudad de Córdoba,

      Córdoba: CEA-UNC.
    • 17 Margulis, M. y otros (1998). La
      segregación negada. Cultura y discriminación
      social,
      Buenos Aires: Biblos.
    • McCarthy, C. (1999). "Enfoques multiculturales de la
      desigualdad racial en Estados
      Unidos", en Enguita, M. (ed.), Sociología de la
      Educación
      , Barcelona: Ariel.
    • McLaren, P. (1984). La vida en las escuelas. Una
      introducción a la pedagogía crítica en los
      fundamentos de la educación,
      México: Siglo
      XXI / UNAM.
    • (1997). Pedagogía crítica y cultura
      depredadora. Políticas de oposición en la era
      posmoderna
      , Barcelona: Paidós.
    • Mera, C. (1998). La inmigración coreana en
      Buenos Aires. Multiculturalismo en el espacio urbano
      ,
      Buenos Aires: Eudeba.
    • Neufeld, M.R. y Thisted, J.A. (comps.) (1999). De
      eso no se habla… Los usos de la diversidad sociocultural en
      la escuela,
      Buenos Aires: Eudeba.
    • Novaro, G. (1999). "El tratamiento de la migración en los contenidos
      escolares.
    • Nacionalismo, integración y
      marginación", en M.R. Neufeld y J.A. Thisted (comps.),
      De eso no se habla… Los usos de la diversidad
      sociocultural en la escuela,
      Buenos Aires:
      Eudeba.
    • (2002). Nacionalismo y diversidad cultural en
      educación. Un análisis antropológico de
      los contenidos escolares
      , Tesis
      doctoral, Buenos Aires: UBA.
    • Palti, E. (1998). La nación como
      problema
      , Buenos Aires: Fondo Económico de
      Cultura.
    • Rivero Sierra, F. (2003). "Culturas homogéneas
      y culturas heterogéneas ¿Una falsa
      dicotomía? Reflexiones en torno a la problemática
      de la multiculturalidad", en Actas del Congreso
      Internacional ¿Cómo construir el diálogo intercultural?
      , Rosario:
      AEI/IRICE.
    • Sagastizábal, M.A. y otros (2000).
      Diversidad cultural y fracaso escolar. Educación
      intercultural: de la teoría a la práctica,

      Rosario: IRICE.
    • Sartori, G. (2001). La sociedad
      multiétnica. Pluralismo, multiculturalismo y
      extranjeros,
      Madrid: Taurus.
    • Silva, T.T. da (1984). Pedagogy and social class
      in a Brazilian urban setting
      , Tesis doctoral, Universidad
      de Stanford.
    • (1995). Escuela, conocimiento y curriculum.
      Ensayos
      críticos,
      Buenos Aires: Miño y
      Dávila.
    • Sinisi, L. (1999). "La relación nosotros-otros
      en espacios escolares
      ´multiculturales´.
    • Estigma, estereotipo y racialización", en M.R.
      Neufeld y J.A. Thisted (comps.), De eso no se habla… Los
      usos de la diversidad sociocultural en la escuela,
      Buenos
      Aires: Eudeba.
    • Torres, C. (2001). Educación, democracia y
      multiculturalismo,
      México D.F.: Siglo
      XXI.
    • Vázquez, H. (2000). Procesos identitarios y
      exclusión sociocultural. La cuestión
      indígena en la Argentina,
      Buenos Aires:
      Biblos.
    • Willis, P. (1988[1977]). Aprendiendo a
      trabajar,
      Madrid: Akal.

    Notas

    Versión preliminar. No citar sin
    autorización del autor. Este artículo es una
    versión corregida y aumentada de aquella publicada bajo el
    título "La otredad y el espejismo de la
    integración. Reflexiones sobre la escuela multicultural en
    Argentina" en NAyA: Educación y Antropología II, Buenos Aires,
    2003.

    Versiones anteriores de este trabajo fueron presentadas
    en las Primeras Jornadas de Población y Sociedad de Córdoba
    organizadas por el CEA-UNC y AEPA en octubre de 2002 y en el II
    Foro Mundial de Educación realizado en Porto
    Alegre, Brasil, en enero
    de 2003. Agradezco a Mariano Fernández Enguita y a Pablo
    Castagno por la lectura y
    comentarios a aquellos textos.

    1. Cualquier análisis sobre la
    multi/interculturalidad en el país no puede desconocer los
    trabajos referidos a la construcción del Estado nacional
    argentino como los de Tulio Halperín Donghi, Waldo Ansaldi
    y Oscar Oszlak. Análisis recientes como Palti (1998),
    Devoto (2003) y Flori (2003) dedican algunos apartados
    específicos a la problemática
    "multicultural".

    2. La información utilizada para el presente
    trabajo se limita a los registros de
    diferentes ámbitos y situaciones de la vida cotidiana de
    tres instituciones educativas de la ciudad de Córdoba
    obtenidos a través de la observación participante, las entrevistas
    en profundidad realizadas a docentes, alumnos y padres y algunos
    documentos
    institucionales. La escuela 1 es estatal, está situada en
    un barrio de clase media y media-baja de la ciudad de
    Córdoba. Cuenta con una significativa presencia de alumnos
    gitanos en el turno tarde. Las familias gitanas que envían
    a sus hijos a esta institución habitan en una zona muy
    próxima a ella. La escuela 2 también pertenece al
    ámbito estatal, ubicada en un barrio urbano
    periférico. Según la información disponible,
    allí se encuentra la mayor concentración de
    residentes bolivianos de la ciudad (Domenach, Celton y otros,
    1998; López Gareri, 1999). Aunque en menor medida, en esta
    zona también residen familias inmigrantes de origen
    peruano y chileno (a excepción de las nuevas generaciones,
    la mayoría de sus miembros conserva su nacionalidad de
    nacimiento) y migrantes internos. Datos
    estadísticos del año 2000 sobre matrícula
    escolar indican que se trata de la escuela con la
    proporción más alta de alumnos
    extranjeros, con predominio de niños de origen
    boliviano. La escuela 3 es una institución privada,
    ubicada en un barrio habitado por una clase media y media-alta,
    que cuenta con la presencia de alumnos hijos o nietos de
    inmigrantes japoneses y coreanos, cuya capacidad económica
    familiar se corresponde con la de sus compañeros
    provenientes de sectores sociales favorecidos. Cabe aclarar que
    en el transcurso de la investigación, más por
    motivos prácticos que por motivaciones teóricas,
    abandonamos el estudio de la comunidad coreana.

    3. Véase Althusser (1975); Apple (1982, 1986,
    1987, 1989, 2000); Baudelot y Establet (1980); Bernstein (1988,
    1993, 1998); Bourdieu y Passeron (1977); Bowles y Gintis (1985);
    Carnoy y Levin (1985); Collins (1988); Enguita (1985, 1986, 1990,
    1992); Giroux (1986, 1990, 1992, 1997); Giroux y McLaren (1999);
    McLaren (1984, 1997); Silva (1984, 1995); Willis
    (1988).

    4. Este proceso daría lugar a lo que proponemos
    llamar la "ilusión de la unidad". En la relación
    entre "bolivianos" y "argentinos" la ilusión de la
    unidad
    adquiere una connotación distinta a la de las
    demás colectividades en estudio, debido a la mayor
    proximidad de vínculos históricamente construidos y
    anhelados (al menos en el discurso de una de las partes, la
    colectividad boliviana), por lo cual la definiríamos como
    la ilusión de la hermandad. Acerca de la
    discusión si la identidad es una esencia o es construida,
    cabe señalar que recientemente algunos autores
    (Yúdice, 2002; Grimson, 2003) han advertido sobre las
    limitaciones del construccionismo o
    constructivismo, recuperando la noción de
    "experiencia" en el sentido de "performance".

    5. Sobre los usos de la integración en el
    ámbito escolar, véase Sinisi (1999).

    6. El uso del término "integración" es
    problemático y merece un detallado análisis. Por
    ahora sólo diremos que preferimos no establecer una
    relación dicotómica entre asimilación e
    integración. Más bien entendemos a la
    asimilación como un modo de integración. Debido al
    fuerte carácter asimilatorio de las instituciones
    educativas, nuestra primera formulación se planteaba en
    términos de integración asimilacionista con
    tendencia a la homogeneización
    e integración
    asimilacionista con tendencia a la
    diferenciación.

    Posteriormente, hemos optado por llamarlas
    integración monocultural e integración
    multicultural
    respectivamente. Otros modos de
    integración pueden ser descriptos como
    integración intercultural y la
    integración transcultural. Entendidas siempre en el
    marco de relaciones de dominación, la primera supone una
    interrelación de tipo horizontal entre las partes y la
    segunda contiene la idea de fusión, mestizaje o
    hibridación. Esta posible clasificación no debe
    entenderse como "grados de integración".

    7. Sobre los usos de la integración en el
    ámbito escolar, véase también Sinisi
    (1999).

    8. En nuestro caso, la colectividad boliviana tiene una
    fuerte presencia material y simbólica en el centro
    escolar, la gitana posee una marcada presencia simbólica y
    la japonesa y coreana tiene débil presencia material o
    simbólica. En el primer caso, el alto número de
    niños bolivianos o hijos de bolivianos tiende a modelar
    algunas de las prácticas y discursos escolares; en el
    segundo caso, los gitanos no tienen un gran peso cuantitativo en
    el centro educativo pero su presencia marca
    significativamente la vida de la institución y el discurso
    docente (tanto oral como escrito); y en tercer lugar, los
    niños hijos de coreanos y japoneses se presentan en el
    ámbito escolar como "uno más" entre los "casos
    especiales" (que incluyen sujetos con necesidades especiales) de
    la institución.

    9. Balibar habla de etnicidad ficticia en el
    sentido de comunidad "fabricada" y entendida como "comunidad
    instituida por el estado nacional".

    10. Véase también al respecto Novaro
    (1999:178-179).

    11. La diferencia también es entendida en el
    ámbito escolar como deficiencia. Esto ha llevado al
    desarrollo de teorías y metodologías de
    educación compensatoria.

    12. "(L)a idea de ´crisol´ o de melting
    pot
    podía remitir, y había remitido en el
    pasado, a dos nociones muy diferentes, sea en los Estados Unidos,
    sea en Argentina. La más antigua percibía el
    proceso como ´argentinización´ es decir, como
    la integración de los inmigrantes en una sociedad o en una
    matriz
    cultural originaria que los preexistía. La segunda,
    más reciente y más democrática, imaginaba el
    ´crisol´como una fusión entre los distintos
    elementos, lo que daba lugar al surgimiento de una cultura nueva
    construida con el aporte de los nativos y de los inmigrantes
    (…) Con todo, ambas nociones subsistieron y cuando se habla de
    ellas no se hace mucha distinción entre los dos sentidos
    tan diferentes" (Devoto, 2003: 320).

    13. Dolores Juliano indica que "(s)egún las
    interpretaciones esencialistas, cada grupo humano
    resultaría portador de determinados contenidos culturales
    que lo diferencian de los demás grupos y que constituyen
    su ´legado´a transmitir a las nuevas generaciones y
    la base a partir de la cual se reivindica la pertenencia
    étnica" (Juliano, 1994:28).

    14. Véase Taylor (1993)
    sobre "política del reconocimiento". Entendemos que las
    contradicciones y conflictos se relacionan también con el
    valor positivo/negativo y/o absoluto/relativo que se le otorga a
    la diferencia. Véase al respecto Arditi (2000).
    También hay que considerar que no todas las diferencias
    reciben la misma atención. Sartori se plantea
    porqué algunas diferencias llegan a ser más
    importantes que otras. Sin descuidar el acento despectivo de su
    afirmación, vale la pena conocer cuál es para este
    autor la lógica que está detrás del
    surgimiento de las diferencias importantes: "las
    diferencias que cuentan son cada vez más las diferencias
    puestas en evidencia por el que sabe hacer ruido y se
    sabe movilizar para favorecer o dañar intereses
    económicos o intereses electorales" (Sartori, 2001:
    87).

    15. Se nos propone así, por ejemplo, la imagen de
    una familia boliviana sentada a la mesa a la hora del almuerzo
    utilizando los costosos y elaborados trajes de baile de
    Caporales.

    16. También en otras ocasiones, cuando en la
    escuela se presenta la posibilidad de "hacer presente" las
    características culturales de grupos étnicos con
    marcada presencia en la institución, otras culturas o
    etnias reciben el papel protagónico. En actos escolares
    realizados para conmemorar el Día de la Raza en la escuela
    visitada por alumnos gitanos, entre otros grupos
    étnicos/nacionales, no se incluyen referencias al pueblo
    rom. Aparecen representadas, de manera distorsionada, otras
    etnias o culturas como la griega, la judía, alguna
    indígena (la representación no respondía a
    ninguna comunidad aborigen en particular, se asemejaba más
    bien a las películas de indios y cowboys
    norteamericanas) u otra subcultura juvenil como la de los
    seguidores del hip-hop.

    17. Véase Fraser (2000).

    18. Los Rom (o gitanos) establecidos en Argentina
    pertenecen a los grupos Kalderash griegos, moldavos y rusos,
    Lovari, Xoraxané de Chile (todos estos grupos hablan
    Romaní), Kalé argentinos y españoles (ambos
    grupos vinieron de España en
    épocas diferentes y hablan español) y
    Boyash (que vinieron de Serbia y Rumania y sólo hablan
    rumano entre ellos) (Bernal, 2003).

    19. En este sentido, Sinisi (1999:227) sugiere
    acertadamente que existe una cuestionable
    homologación entre el hecho de pertenecer a una
    cultura y a un sector social estigmatizados con la teoría
    de la deficiencia cultural, por un lado, y con algunas
    conceptualizaciones teóricas de la educación
    especial, por el otro.

    20. Esta capacidad atribuida a un sector o grupo
    sociocultural determinado aparece también en un estudio
    anterior realizado en dos escuelas con un alumnado de diferentes
    sectores sociales en el cual se les asignaba una capacidad
    especial para las matemáticas a los niños de
    sectores populares debido a que se manejaban muy bien con
    el dinero
    (Domenech, 2000). Consideramos que la atribución de una
    determinada capacidad o falta de ella a un sector o grupo
    sociocultural específico, fundada en una serie de
    prejuicios y preconceptos, ya sean favorables o desfavorables,
    los cuales dan cuenta de las representaciones sociales
    construidas en torno a tal conjunto social, forma parte de las
    distintas formas de legitimación que circulan en nuestra
    sociedad.

    21. Las posturas conservadoras, en cambio, defienden la
    superioridad de la cultura occidental y la "supremacía del
    hombre blanco"
    (McLaren, 1997; Kincheloe y Steinberg, 1999).

    22. Como ha señalado Gimeno Sacristán
    (1991), "el curriculum multicultural exige un marco
    democrático de decisiones sobre los contenidos de la
    enseñanza en el que los intereses de todos queden
    representados".

    23. Es interesante recordar que en Argentina es
    denominado "Día de la Raza" y que en España se lo
    conoce como "Día de la Hispanidad".

    24. En el caso de los alumnos gitanos no suelen dejar de
    reconocerse como tales. Pareciera ser que aquí el origen
    nacional es desplazado por el origen étnico: la
    oposición que se establece es entre gitanos y
    criollos.

    25. Estas prácticas discriminatorias necesitan un
    análisis en profundidad, que no tenemos oportunidad de
    desarrollar aquí. Véase al respecto el trabajo de
    Caggiano (2002) sobre los modos de construcción
    identitaria de los migrantes bolivianos en dos ciudades de la
    Argentina, La Plata y San Salvador de Jujuy, donde encuentra
    entre otras cosas que "en ambas ciudades la incorporación
    de la partícula ´boliviano´ a un insulto
    sucede de manera diversa": "(m)ientras en La Plata,
    ´boliviano´ es utilizado como pieza integrante de una
    injuria, en Jujuy, ´boliviano´ es la injuria misma
    que se pronuncia como ofensa hacia los mismos bolivianos"
    (Caggiano, 2002). Para una aproximación teórica
    sobre la discriminación y la explotación en el
    análisis de la desigualdad, véase Enguita
    (2000).

    26. El entrecomillado utilizado para genéricos se
    debe a que éstos remiten a una noción esencialista
    de la identidad y totalizadora de la cultura a la vez que admiten
    una carga peyorativa y denotan modos de discriminación y
    exclusión.

    27. Para un análisis sobre la construcción
    de la identidad
    nacional en el ámbito escolar, véase Gagliano
    (1991), Blázquez (1996) y Novaro (2002) entre
    otros.

    28. Debo esta observación a María Paula
    Montesinos.

    29. El valor instrumental que le otorgan a la escuela
    tiene que ver con que en ella, aparentemente, sólo buscan
    la adquisición de habilidades cognitivas básicas,
    principalmente lectura, escritura y
    matemáticas. Del resto se ocuparía la familia. Esta
    apreciación se basa en las afirmaciones de los docentes y
    comentarios de algunos alumnos gitanos, no de las entrevistas a
    sus padres. También algunos informes de
    representantes de organizaciones gitanas de América Latina
    apoyan esta observación. Pero, no podemos descartar por
    ahora que la escuela sea vista por las familias también
    como una oportunidad de "integración social". En cuanto a
    los niños hijos de japoneses y coreanos, es probable que
    éstos mantengan con la escuela una relación
    semejante en algún sentido a la colectividad gitana, ya
    que la transmisión de su cultura de origen se produce en
    un ámbito ajeno a la escuela, ya sea en el seno familiar o
    en otras instituciones de la colectividad a las cuales asisten
    los fines de semana.

    30. Entre los alumnos de un quinto grado del turno
    mañana, la maestra pudo constatar a través de una
    actividad áulica que los chicos bolivianos o hijos de
    bolivianos son los "únicos" que aspiran a estudios
    superiores o la realización de profesiones
    liberales.

    31. Los alumnos gitanos, en cambio, alteran el orden
    escolar establecido permanentemente. Esta discontinuidad aparece
    a los ojos de los docentes como irremediable, a pesar de que se
    esfuerzan por "normalizarlos" a través de premios y
    castigos.

    Este texto se encuentra bajo licencia Creative
    Commons

    Eduardo E. Domenech
    **

    **Centro
    de Estudios Avanzados de la Universidad Nacional de
    Córdoba, Argentina.

    Nota al lector: es posible que esta página no contenga todos los componentes del trabajo original (pies de página, avanzadas formulas matemáticas, esquemas o tablas complejas, etc.). Recuerde que para ver el trabajo en su versión original completa, puede descargarlo desde el menú superior.

    Todos los documentos disponibles en este sitio expresan los puntos de vista de sus respectivos autores y no de Monografias.com. El objetivo de Monografias.com es poner el conocimiento a disposición de toda su comunidad. Queda bajo la responsabilidad de cada lector el eventual uso que se le de a esta información. Asimismo, es obligatoria la cita del autor del contenido y de Monografias.com como fuentes de información.

    Categorias
    Newsletter