Entre Zagreb y Jerusalem. Prácticas y memorias de la diáspora
- La "diáspora",
judíos y croatas en Argentina - Conformación de la
diáspora judía en Argentina - Conformación de la
diáspora croata en Argentina
Tragedia y memoria colectiva
A modo de conclusión
Bibliografía
Notas
Descriptores Temáticos: Judíos;
Diáspora; Argentina.
"El emigrante es una persona, la cual
por siempre lleva consigo una herida abierta y muy sensible…
.Es todo memoria, la cual
llena sus sueños con imágenes
de una hermosa infancia en la
casa paterna, con la atmósfera dulce y
gratificante de su ciudad y de su Patria abandonada.."
(1).
… El pasado necesita que se lo ayude, necesita ser
recordado a los olvidadizos, a los frívolos, a los
indiferentes…." (2).
Las particularidades históricas de la Argentina
como país forjado por la inmigración, ofrecen un laboratorio
inagotable para estudiar hechos sociales, políticos y
culturales relativos a las minorías nacionales. Entre
éstas, al menos croatas y judíos comparten las
propiedades de una inmigración compleja donde se mezclan
el exiliado, el refugiado y el migrante que arriba intentando
salir de la pobreza. Ambas
minorías se hallan atravesadas por tragedias,
genéricamente denominadas genocidios y ambas constituyen,
en el caso croata al menos de 1945 a esta parte, como
diásporas.
El interés
por estos procesos nos
condujo a formularnos algunas preguntas, ¿Por qué
unas situaciones entre otras, son preservadas y trasmitidas?
¿Por qué otras se olvidan o silencian?.
¿Qué papel cumplen estos acontecimientos fijados en
la identidad y
memoria colectiva?. ¿Cómo se manifiesta y reproduce
en el tiempo,
material y simbólicamente, la diáspora?.
¿Qué nos revelan las prácticas
diaspóricas respecto a las sociedades
contemporáneas?
El período 1945-1948 marca un hito en
la historia en el
que se pusieron en juego el
contexto internacional de inmediata posguerra, el derrotero de
dos pueblos profundamente involucrados en los acontecimientos
mundiales, judíos y croatas, y el importante y singular
lugar ocupado por Argentina en la conjugación de ambos
procesos.
La creación del III Reich alemán, en 1933,
indicó el inicio de la tragedia de la población judía europea, la que, a
pesar de mostrar su cara más horrorosa con el Holocausto, no
finalizaría con el triunfo aliado, sino que se
prolongaría hasta que los cientos de miles de refugiados
encontraran en la creación del Estado de
Israel en 1948
una playa abierta que los recibiera. En 1945 llegaba a su fin
el Estado
Croata inaugurado en 1941 por Ante Pavelic y se consolidaba la
nueva República Federativa Yugoslava del mariscal Tito. El
fin del estado etno-nacional croata aliado al Eje y la
configuración de un estado socialista marcó a fuego
el último medio siglo de los diversos pueblos -croatas,
eslovenos, serbios-y el devenir de grupos humanos
alineados en uno u otro escenario. Así, miles de croatas
inician el auto-exilio sorprendiendo a muchos la muerte como
a otros luego, en la llamada Tragedia de Bleiburg, una serie de
episodios de violencia y
exterminio. Otros, lo que escapan a la "repatriación
forzada" logran la admisión en los campos de refugiados en
Austria e Italia a la
espera de su localización en Europa u otros
sitios del mundo, ya sin el status legal de una ciudadanía y una nacionalidad
portada mas no reconocida en el transformado contexto
internacional.
Frente al problema internacional de los refugiados
comienzan a actuar diversas organizaciones
internacionales, públicas y privadas, religiosas,
étnicas, etc. que intentan de diversos modos encontrar un
lugar final para el asentamiento de estas personas. No obstante
esta actividad el destino de los mismos no puede ser considerado
sin tener en cuenta a los potenciales Estados receptores, sus
políticas migratorias, regulaciones,
interdictos, permisos, e intersticios administrativos. Todo lo
cual nos permite una mejor comprensión de las
peculiaridades de este fenómeno. A partir de estos
procesos advertimos una primera diferenciación entre la
naturaleza del
refugiado y el inmigrante.
A mediados de la década del ´30 la
influencia del nuevo nacionalismo
argentino impregna desde criterios de "latinidad" y "catolicismo"
la construcción de "tipos" raciales,
culturales, ideológicos, originalmente propuestos hacia
fines del siglo XIX en el diseño
de la "nación". Finalizada la guerra, el
Estado, a partir de 1946 y en el marco de los planes quinquenales
peronistas y los proyectos de
industrialización y modernización a los que
éstos aspiraban, reabre un período de
inmigración planificada. Asimismo, las
características de este proceso
responden al alineamiento del gobierno de J. D.
Perón a
los nuevos parámetros propiciados por EE UU y apoyados
decididamente por Gran Bretaña (3) , tendientes a cooptar
técnicos y científicos provenientes de las
países vencidos (L. Senkman, 1985).
La selectividad reforzada desde el discurso
público favoreció el ingreso de grupos
"próximos culturalmente" creando una escurridiza gama de
posibilidades de inclusión a la vez que institucionalizaba
el rechazo a ciertos individuos, grupos étnicos e
ideologías. Particularmente para el caso analizado,
observamos que los grupos croatas fueron admitidos como
refugiados entre aquellos grupos visualizados por el gobierno
como "próximos", en tanto que los judíos,
serían aquellos "lejanos" culturalmente, y por tanto, no
deseados.
Las comunidades judías y croatas argentinas, la
sociedad civil
organizada, los partidos
políticos y las diversas organizaciones
internacionales ejercieron presiones superpuestas,
complementarias, antagónicas sobre las estrictas
políticas migratorias impuestas por el Estado, logrando,
en casos puntuales, revertir sus decisiones. Estos procesos
manifiestan la complejidad del fenómeno migratorio en
Argentina desde la década de 1930 hasta los primeros
años de la posguerra. Esta interacción daría cuenta, así
mismo, de las posibilidades y procesos de inclusión/
exclusión
social de estos grupos y la conformación de sus
identidades al interior del Estado argentino. Estas comunidades
nacionales desplazadas, "expatriadas", son portantes y
productores de una identidad y cultura
nacional sustentada en lazos primordiales y una memoria colectiva
anclada en tragedias; éstas "diásporas" se perciben
a sí mismas como parte de comunidad
nacional mayor, universal, con la cual comparten un devenir
histórico, hundiendo sus raíces en orígenes
remotos y proyectándose hacia un destino
común.
A partir del registro y
análisis etnográfico y la lectura de
documentos de
las comunidades judías y croatas en Buenos Aires y
Córdoba, y de otros modos de transmisión de lo
"diaspórico" en diferentes soportes, intentamos dar cuenta
de las diversas representaciones y prácticas en torno a las
tragedias, "la" Historia, de las epopeyas, tragedias y
próceres de "la" Nación
tanto en el caso judío como el croata, los cuales se
hallan condensados en diversos bienes
simbólicos y materiales que
reproducen épicas y esencialidades, teodiceas y mitos. A
través de las acuerdos entre Italia y Argentina y con la
mediación de diversas instituciones
como el Vaticano, la Iglesia
Ortodoxa rusa, Congregaciones religiosas católicas, la
Cruz Roja Internacional, Organización Internacional de Refugiados
(IRO), los Comités de Inmigración por nacionalidad
en Roma, los
pedidos de las asociaciones y redes sociales connacionales
en Argentina (4), y de Eva
Perón, miles de croatas, entre otros grupos,
recibieron los permisos para ingresar a la Argentina entre 1946 y
1948. (5) Particularmente, en 1948 se produce un ingreso masivo
de croatas provenientes de los campos de Fermo, Bagnoli, Campo
Regina, los cuales carecían de pasaportes y "nacionalidad"
oficial acreditada legalmente tras las transformaciones política de su
tierra,
exiliados tras el triunfo de Tito y el fin del estado de Croacia
creado por Ante Pavelic en 1941.
La contracara a la política migratoria argentina
de esta etapa se halla en el caso judío. Las barreras
impuestas, aunque veladas, al ingreso de inmigrantes
judíos al país se presentan a partir de la segunda
mitad de la década del 30. El hecho de cerrar la entrada a
refugiados varios años antes de la guerra no puede ser
desvinculado de la emergencia de refugiados judíos en
Europa desde 1933 hasta algunos años luego de finalizada
la guerra. A partir de 1945 las puertas a la inmigración
volvieron a abrirse pero no para los judíos, ni siquiera
para los sobrevivientes, "Contra ellos se adoptó, por
primera vez en la historia de la inmigración argentina,
una política de discriminación abierta y extrema" (Avni,
1983; 521). Pero sí, de acuerdo a Haim Avni, para
refugiados fascistas, nazis y colaboracionistas. Resulta
significativo el hecho de quien condujera el Departamento de
Inmigración durante los primeros años del gobierno
peronista fuera un reconocido antisemita como Santiago Peralta.
(Avni, 1983; Senkman, 1991)
El contraste entre las políticas del Estado con
cada grupo
étnico-cultural refractan un sinnúmero de
cuestiones que revelan los alcances culturales y políticos
de los proyectos hegemónicos formulados desde
décadas atrás y con los matices que el populismo
peronista imprimió en ellos.
La "diáspora",
judíos y croatas en Argentina
Los autores Robin Cohen y William Safran, quienes
problematizaron e indagaron el fenómeno de la
diáspora desde la antiguedad hasta el presente, parten de
una coincidencia básica: la idea de diáspora que
poseemos ha sido tomada de la experiencia particular del pueblo
judío a lo largo de su historia. De esta manera se ha
construido, primero como resultado del tiempo y luego como
producto
académico, un tipo ideal diaspórico judío
desde el cual se analiza y compara a otros pueblos que son
caracterizados, o bien autodefinidos, como diásporas. En
este sentido la idea madre de diáspora esta dada por el
exilio de un pueblo (los judíos) de su patria
-homeland-histórica (la tierra de
Israel) y su dispersión a través de muchas tierras,
sufriendo, en esa dispersión, la opresión y
degradación (Safran). Cohen añade, a partir del
examen del exilio judío en Babilonia (a partir del 586 a.
de C.), dos elementos mas al modelo
diaspórico clásico, el surgimiento de un sentido de
identidad frente a una clase
gobernante extranjera y la conversión de la ausencia de un
hogar nacional en el leitmotiv de la literatura, el arte, la cultura
y las plegarias judías. (6)
En orden a desarrollar un modelo que permita una
lectura
comparativa estos autores han desagregado en un conjunto de notas
la idea nuclear de diáspora. Safran propone seis puntos
que podemos, en función
del objetivo de
este estudio, sintetizar en tres ideas básicas: a) la
expulsión de un centro-patria y la construcción de
una memoria vinculada tanto a la expulsión como a la
patria; b) la imposibilidad que imagina la comunidad expulsada de
poder, en
ultima instancia, ser parte integrante de la sociedad en la
cual esta vive y; c) la transformación simbólica de
la patria en el hogar verdadero, ideal, al cual ellos o sus
descendientes deben retornar; construcción de la cual
emergen el compromiso colectivo con esta idea, y los lazos, de
suma importancia, que estas comunidades establecen con esa
patria. Una dimensión fundamental de esta
caracterización es el posicionarse desde un enfoque
nativo, vale decir, desde la construcción y
representación que hacen y tienen los propios actores de
la memoria, de
la relación con la sociedad mayoritaria y del mito de
patria. Los tres puntos mencionados y el enfoque nativo tienen la
virtud de permitirnos, respectivamente, delimitar y acercarnos al
objeto de estudio, y de ayudarnos a resaltar la importancia del
sistema de ideas
y significados que constituyen lo diaspórico en cada caso
particular y la forma en que ello se traduce en practicas e
instituciones concretas.
Cohen, por su lado, plantea con ciertas modificaciones
los temas ya propuestos por Safran, a la vez que agrega otros, de
los cuales consideramos importante m encionar: a) una conciencia
étnica-grupal, en la cual se juega una memoria y un
destino comun, sostenida a lo largo del tiempo y basada en un
sentimiento de distintividad; y b) un sentimiento de
empatía y solidaridad con
miembros co-étnicos en otros países de
asentamiento. (7)
Ahora, si bien partimos temporalmente desde el fin de
la Segunda Guerra
Mundial para analizar la diáspora y la memoria en las
comunidades judías y croatas en Argentina, su existencia
en tanto producto de la inmigración es previa, con lo cual
resulta necesario, para comprender la importancia y
manifestación de lo diaspórico y de allí que
pueden haber implicado los procesos internacionales y nacionales
ocurridos entre 1945 y 1948 para estas comunidades, hacernos
algunas preguntas. ¿Las organizaciones comunitarias
judías y croatas de principios del
siglo XX pueden ser consideradas diásporas?,
¿Coinciden con el tipo ideal enunciado?, ¿En
qué medida lo hacen?, ¿Cómo se manifiesta?,
¿Se autodenominan diásporas?, etc.
Conformación de la
diáspora judía en Argentina
"Mientras en el corazón
Un alma
judía palpite y rumbo al Oriente
La mirada a Sión se dirija.
No está perdida aún nuestra esperanza Esta
esperanza de dos mil años
De ser un pueblo libre en nuestra tierra
La Tierra de Sión y Jerusalem." (" Hatikva" -La
Esperanza-himno nacional israelí)
Vale aquí, previa entrada al tema, una
pequeña disgresión sobre la idea de diáspora
y la comunidad judía argentina. A pesar de que el modelo
de diáspora provenga de la propia historia judía y
de que en términos generales se pueda hablar de la
existencia de una conciencia diaspórica en el
judaísmo del siglo XIX y XX, sobre todo en los grupos
religiosos y en los movimientos nacionales, nos resulta mas
interesante y enriquecedor olvidarnos por un momento de esta idea
para el caso argentino e indagar sobre la historia del
judaísmo en el país permitiendo a los hechos y
practicas hablar por si mismos y manifestarnos la forma singular
en que "lo diaspórico" fue constituido.
La inmigración judía y croata a la
Argentina, como fenómeno regular y de importancia
numérica, coincide con el proceso de inmigración
más amplio iniciado a fines del siglo XIX. Al igual que
otros grupos migratorios, judíos y croatas comenzaron a
organizarse en función de afinidades linguísticas,
culturales, religiosas y de clase. (8) De esta manera, en el caso
de la inmigración judía, podemos observar desde la
década de 1860 y a medida que nos acercamos al siglo XX un
incremento en la creación de instituciones, tanto en
cantidad como variedad. Entre ellas las de carácter religioso, como la temprana
Congregación Israelita en 1862 o la Congregación
Israelita de Buenos Aires en 1891 conformada por judíos
marroquíes, fueron las primeras; luego le siguieron las
sociedades de socorros mutuos como Bikur Joilim -Unión
obrera de Socorros Mutuos para Enfermos-en 1896, las sociedades
de beneficencia y los cementerios comunitarios. Resulta
importante destacar la creación de instituciones y redes
educativas comunitarias, en tanto medio central para la para la
reproducción de la identidad. . De acuerdo
al historiador Haim Avni entre 1889 y 1891-1894 este grupo
migratorio pudo establecer la infraestructura necesaria para la
existencia judía en el país (Avni, 1983). El rol
aglutinador e identitario de la lengua se
manifiesta en esta comunidad a través de la
primacía casi absoluta, desde 1898 hasta la década
de 1930 inclusive, del yiddish en las publicaciones
periódicas. Esta preeminencia no resulta casual pues esta
era la lengua utilizada por los judíos ashkenazíes
de Europa Oriental y del este de Europa Central, regiones de
donde provinieron la gran mayoría de los inmigrantes
judíos.
Resulta muy probable pensar que la
organización de la vida comunitaria en torno a
instituciones fundadas sobre la afinidad religiosa, cultural, y
el uso compartido de una lengua den cuenta en cada caso de la
existencia de una identidad y de una conciencia étnica
singular. Sin embargo no resulta tan fácil, solo a partir
de estos hechos, considerar a estas comunidades como
diásporas. Cabe por lo tanto avanzar un poco
más.
Los factores económicos y sociales de
expulsión de personas de Europa a fines del siglo XIX y
principios del XX se ven reforzados en el caso judío por
la inferioridad legal y persecución que sufrían en
la Rusia zarista
y otros países del este europeo. La salida de estos
migrantes y su llegada a la Argentina transito por dos caminos.
Por un lado fue organizada y financiada por la Jewish
Colonizarion Association (JCA), organización judía
internacional que estableció c olonias agrícolas,
principalmente en Santa Fe y Entre Ríos, seleccionando
rigurosamente a aquellos inmigrantes en condiciones de realizar
tareas rurales. Por otro, llega al país una corriente de
inmigrantes espontáneos, mayoritaria, más
heterogénea, que se respaldo en parientes, en sí
mismos y en su capacidad de adaptación (Avni, 1983). La
existencia y experiencia de la JCA, junto con otras
organizaciones internacionales judías que actuaron en las
distintas etapas de la inmigración al país, como el
American Joint Distribution Committe, nacida durante la Primera Guerra
Mundial, el HICEM con sede en París creada en 1927
resultado de la acción
de tres entidades, incluida la JCA, y la organización
local Soprotimis (Sociedad de Protección a los Inmigrantes
Israelitas) en 1922 entre otras, mas allá de los conflictos y
las tensiones entre si, indican la existencia de una dinámica red de solidaridad entre
grupos co-étnicos, en base a una conciencia identitaria
común, a escala mundial. A
medida que la comunidad judía argentina comenzaba a
densificarse en una red de instituciones y a
extenderse por diversos puntos del país, aparecían
en su seno las primeras organizaciones sionistas (9). El censo de
organizaciones voluntarias de Buenos Aires de 1904 da cuenta de
la existencia de tres organismos sionistas (Avni, 1983). La
actividad de estas entidades así como de su labor en las
campañas de recaudación de fondos, Keren Kayemet Le
Israel y Keren Hayesod, expresan la presencia de estrechos
vínculos con las organizaciones sionistas ubicadas en
Europa, como la Organización Sionista Mundial; sin
embargo, y más importante aun, nos indican la existencia
de un proyecto
político concreto
centrado en la construcción de un Hogar Nacional
judío que lentamente comenzaba a arraigarse dentro de la
comunidad judía argentina. La creación de un nuevo
Estado en la tierra de Palestina, o bien Eretz Israel, a
través del sionismo era el resultado del proceso
ideológico de secularización de la memoria de una
tierra prometida y de la expulsión de ella,
convirtiéndola en un proyecto político nacionalista
de retorno a una patria mítica, ideal. El resultado de la
predica y acción sionista puede verse reflejado en la
posición asumida por la comunidad judía argentina
durante el Holocausto y la posguerra.
La inmediata posguerra abre un escenario central para el
derrotero de las comunidades estudiadas. La llegada de las tropas
aliadas a los campos de concentración exhibe al mundo el
horror.
El pueblo judío pierde de la manera más
salvaje, y a manos de la admirada Alemania,
6.000.000 de miembros. Pero la tragedia de los sobrevivientes y
los desplazados no encontraría solución sino hasta
que su deambular frente a los puertos renuentes a darles entrada
se detuviera en 1948 con la creación del Estado de Israel.
(10) La Shoá y el Estado de Israel, la tragedia y la
concreción del proyecto de un hogar nacional. Dos hechos
que involucraron, en mayor o menor medida, a las distintas
comunidades judías del mundo; y frente a los cuales estas
debieron expedirse, pensarse, e incluso reimaginarse. A
excepción de las organizaciones específicamente
orientadas a planificar, ordenar y sustentar la
inmigración judía y de la labor de algunos
dirigentes comunitarios en ese sentido, para la gran
mayoría de los judíos en el país, al menos
desde la década del 1920, el tema parecía
resultarles indiferente. De acuerdo a Avni ello se debió a
tres causas: la importancia del sionismo en la comunidad, los
círculos proletarios y extremistas y los grupos
judíos sefaradies o provenientes de Siria y Africa del Norte
no integrados a la colectividad mayor. (397) La prioridad en la
concentración de energías y recursos en la
construcción del Hogar Nacional por sobre el respaldo a la
llegada de nuevos inmigrantes era el resultado, en gran medida,
de la creciente inserción e influencia de las
organizaciones sionistas dentro de la comunidad. El ascenso de
Hitler al poder
en 1933 y junto con el él comienzo de la
sistemática persecución del pueblo judío
europeo condujo a la creación de nuevas instituciones en
la comunidad judía argentina orientadas a la ayuda y
defensa de los refugiados y perseguidos, como la "Sociedad de
Ayuda a los judíos de Habla Alemana" o del "Comité
contra el antisemitismo", del cual surgiría en 1936
la "Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas"
(DAIA) entre otros, a la vez que mostró la forma en que
los canales y practicas sionistas ya instituidos fueron los
tributarios de los esfuerzos de solidaridad mayoritarios, al
tiempo que impidieron, deliberadamente o no, una acción
colectiva mas decidida en favor de la inmigración de los
refugiados al país. (11) Esta orientación se
manifestó una vez mas cuando finalizada la guerra la
actividad de la comunidad local se centro en la ayuda material a
los sobrevivientes del Holocausto y el apoyo político y
económico a la población judía de Palestina
(Avni 485,486).
En los casos en que, pasado el tiempo, ciertos lazos de
afinidad se debilitan el mito de la patria y del retorno a ella
cumple un rol central, pues permite dotar de un nuevo sentido a
la conciencia comunitaria, fortaleciendo la solidaridad y la
conciencia étnico-cultural (Safran, 1991; 98). El lugar
del mito de la patria y del proyecto ideológico de
constitución de ésta en un Estado y
de un idealizado retorno a ella, tanto para la desaparecida
Croacia como para el recién creado Estado de Israel,
logran, a partir del periodo 1945-1948, centralizar
simbólica y físicamente las practicas de las
comunidades judías y croatas argentinas. En el caso
judío la creación del Estado de Israel dio lugar a
que los canales y temas sionistas que progresivamente fueran
ganando espacio en el seno de la comunidad a través de los
años sean oficializados, formalizados, e impregnaran
hegemónicamente, todas las instancias formales e
informales, publicas y domesticas. Como lo expresa Silvia
Schenkolewski-Kroll "Puede afirmarse que en la primera mitad de
los años 50, fuera de un grupo marginal de la izquierda
antisionista, todos los organismos judíos se identificaban
con el sionismo e Israel" (S-Kroll, 718)
La relación Estado de Israel -diáspora
argentina se manifestó en términos generales a
través de un flujo de acciones
bilaterales con intensidad variable según el momento
histórico. El primer periodo, tras la inmediata
formación del Estado de Israel, fue de euforia y gran
actividad; la cual, por ejemplo, recobro energía con la
"Guerra de los Seis Días" en 1967. Estas acciones fueron,
por una parte, la continuidad de la recaudación de fondos
para enviar a Israel y la emigración al nuevo Estado
(aliá), motorizada durante largo tiempo por una fuerte
carga ideológica. Por otra se hallan los esfuerzos de la
Organización Sionista Mundial, la Agencia judía y
la legación y luego la embajada, por fortalecer la educación y
cultura sionista (Kroll, 1999; 718), una identidad
judía-israelí -identidad especifica dentro de las
posibles ´sub´identidades judías que va a
prevalecer por sobre la importancia de la cultura
yiddish.
El lazo institucional fundamental entre el Estado de
Israel y las diásporas es el binomio Organización
Sionista Mundial (OSM) y Agencia judía para Israel (AJ).
La AJ, entidad creada en 1929 por la asociación entre la
OSM y lideres judíos no sionistas, tuvo la misión de
trabajar en forma ejecutiva para el establecimiento del Hogar
Nacional judío en Palestina. Para ello cumplió una
amplia gama de funciones, que
van desde la gestión
de la inmigración, la edificación de asentamientos,
la promoción del desarrollo
económico, hasta la educación, la cultura
y la salud.
Con la creación del Estado de Israel muchas de
sus f unciones fueron transferidas a la esfera del gobierno,
reteniendo aquellas vinculadas a la inmigración, la
colonización, el trabajo de
la juventud y las
relaciones con la diáspora. La Agencia actúa a la
par de la OSM -el presidente de ambas entidades es la misma
persona-y dentro de ellas participan las distintas instituciones
sionistas del mundo. La Organización Sionista Argentina
(OSA), quien reúne en su seno a las distintas agrupaciones
sionistas del país y participa en la AJ y la OSM,
decidió hacer suyo el Programa de
Jerusalem establecido por la OSM en 1968. La lectura del programa
resulta doblemente interesante, pues por un lado grafica con
precisión la idea de diáspora que hemos venido
discutiendo hasta aquí y por otra en tanto es producto de
una organización internacional cuyo objetivo es la
construcción del Estado y el retorno a la patria adoptado
por una organización en la diáspora. El Programa
propone "fomentar la Unidad del Pueblo judío y ubicar el
Estado de Israel en el centro de la vida judía; reunir al
Pueblo judío en su Patria Histórica Eretz Israel,
por medio de la Aliá desde todos los países;
consolidar al Estado de Israel basado en la misión
profética de la Paz y la Justicia;
preservar la identidad del Pueblo judío, merced a la
educación judía y hebrea y la difusión de
sus valores
espirituales y culturales; y defender los derechos de los
judíos en todo lugar" (12).
Conformación de la
diáspora croata en Argentina
Hermosa Patria nuestra Heroica tierra amada,
Cuna de viejas glorias
Que sea por siempre afortunada
(Primera estrofa del Himno croata. Poema escrito en 1835 por
Antun Mihanovic)
En Buenos Aires, se centra y condensa en su mayor grado,
las prácticas diáspóricas de la comunidad
nacional croata en Argentina. Básicamente podemos
reconocer e n Capital
Federal y Gran Buenos Aires, tres áreas geográficas
que evidencian tanto un patrón de asentamiento vinculado a
las condiciones socio-económicas de los individuos y sus
familias, como la evidencia de dos capas migratorios (13), pre y
pos "45. En estos espacios sociales, un conjunto de actividades,
agrupaciones e instituciones, interactúan
dinámicamente contituyendo a prima facie, un colectivo
mayor que se visibiliza como homogéneo en actos y eventos
públicos propios del Estado Croata, del Estado Argentino,
de organizaciones civiles migratorias, o bien, ante hechos
vinculados directamente a los sucesos en la tierra de origen
–resistencia al
gobierno de Tito, la creación del Estado croata, las
guerras
etnonacionales en los ´90-que movilizaron recursos
materiales y reactualizaban pertenencias y adhesiones colectivas
superadoras de la especificidad de cada institución
así como de las diferencias y oposiciones.
Los emigrados croatas de posguerra como hemos
considerado en este trabajo,
constituyen uno de los grupos de refugiados recibidos por el
entonces gobierno de Perón. En el contexto de otros grupos
migrantes y otros refugiados, su carácter de desterrados
políticos los posiciona asimismo como exiliados. En este
sentido, como analiza Dora Schwarzstein (2000) para el caso de
los exiliados republicanos españoles, "el exilio no es
sino una forma peculiar de migración
(14).
Mas, constituye una migración que comparte una
singular memoria colectiva ligada a situaciones límites
disparadas en 1945 tras el triunfo de los Aliados, la
caída del Estado de Croacia (impulsado desde el exilio en
Italia por Ante Pavelic y oficialmente proclamado en 1941) y la
conformación de la Yugoslavia Socialista. Estos hechos,
colocan a cada individuo que
atravesó por esos episodios, en relación a un
pasado del cual ha sido parte, al cual vuelve y reconstruye, al
que conmemora y trasmite para las nuevas generaciones. Una
memoria que en ese pasado sustentó y reprodujo, ciertas
nociones y sentimientos sobre la nación y la
patria.
Como punto de inflexión histórico, los
hechos vinculados a la destrucción de un tipo de estado y
la conformación de otro, movilizaron desde el exilio,
tanto en América
-Estados
Unidos, Canadá, Argentina, Chile, Perú,
etc-como en la misma Europa -Italia, España,
Alemania, Francia– una
fuerte corriente entre las comunidades exiliadas las cuales
mantuvieron vínculos a fin de sostener la identidad
nacional croata y resistir al gobierno comunista de Tito.
Así diversas agrupaciones y actividades internacionales,
sostuvieron esos proyectos políticos que cohesionaban
tanto la comunidad local/ nacional como la mundial a partir de
eventos que convocaban a representantes de la diáspora en
el Congreso Mundial Croata, La Juventud Mundial Croata, las
Comisiones de Estudios e Investigación de los crímenes de
Bleiburg (con sede en Roma, Cleveland y Buenos Aires), la
producción e intercambio internacional de
artículos, revistas y libros sobre
política, arte, linguística, historia y la tarea de
traducción de autores y publicaciones a l
os respectivos idiomas locales. (Matica, editada en Italia; La
Revista Croata
y Studia Croatica en Argentina, La Revista Croata en
España, Francia y Alemania (15)
Más de 2000 (16) exiliados-refugiados croatas de
los 10.000 arribados a Argentina se habrían localizado en
Capital Federal y provincia de Buenos Aires, la mayor comunidad
croata del país y de más alto grado de
institucionalización. Más de 25 instituciones
localizadas en tres áreas de Capital y Gran Buenos Aires
congregaron a diversas grupos que nuclearon a hombres, mujeres,
ancianos, adultos, jóvenes y niños,
en torno de una o varias de las diferentes actividades
desarrolladas en relación al folclore, la religión, la enseñanza de la lengua, el comercio,
los medios de
comunicación, la política, las obras
filantrópicas, etc. La enseñanza del idioma para
niños los sábados, actividades corales,
agrupaciones de jóvenes universitarios y centros de
formación política, fueron las primeras actividades
desarrolladas por los refugiados quienes reproducen a poco de
instalados socio-ocupacionalmente, retoman y dan continuidad a
las actividades comunitarias ya implementadas en los campos de
refugiados en Italia y formalizadas en la nueva tierra al
calor de otras
acciones individuales y colectivas para la integración en un contexto donde el idioma
constituía una importante barrera social tanto para
niños como para adultos.
La legitimación del Estado Independiente de
Croacia de 1941 y 1945 fue uno de los ejes de difusión
política y de la oposición a cualquier tipo de
unificación en términos de eslavismo o yugoslavismo
pasado, presente o futuro de la diáspora. Así, a
nivel local, también se producen y reproducen numerosos
estudios de índole histórica, política,
cultural desde donde se exponen y analizan diversas tesis acerca
del surgimiento de la nación y del estado croata como las
críticas a todo intento de amalgamar los pueblos croatas,
esloveno y serbios después de la Primera guerra mundial
-con la creación del Reino de Croatas, Eslovenos y
Serbios, luego el Reino de Yugoslavia en 1931-o de la Segunda,
con la República Yugoslava Federativa Socialista
(17).
La diáspora en Bs As se cohesa a través de
las prácticas religiosas de franciscanos que tanto
material como simbólicamente coordinaron y dirigieron a
través de los centros creados una serie de actividades
sociales, culturales, religiosas destinadas a la comunidad
exiliada y sus descendientes sobre todo a través de estas
identificación colectiva, se cristaliza la singularidad de
esta comunidad en relación a otras comunidades de la
diáspora. Ritos, ceremonias y actividades religiosas son
ejes de la individual, familiar y colectiva que imprimen sentidos
de pertenencia tanto a una comunidad eclesial mayor y universal,
la Iglesia Católica, como a otra que se identifica de
plano con aquella y a partir de la cual, imprime sentidos a su
historia y devenir. La presencia de religiosos croatas, aseguraba
la realización de ceremonias en el idioma, la continuidad
de ciertos ritos religiosos propios de su país –como
la visita y bendición de casas después de Navidad como
se practicaba en la tierra-, la organización de centros y
programas
destinados a jóvenes estudiantes, incorpora la nueva
generación tanto desde propuestas formativas
(asociaciones, foros ) como recreativas (bailes, centros de
vacaciones), lo cual fortalece y recrea los vínculos de
pertenencia en la colectividad al mismo tiempo que
favoreció entre las individuos de la primera
generación los matrimonios endogámicos.
(18)
Esta es la única comunidad de Argentina que
aún cuenta con la asistencia de religiosos sacerdotes
franciscanos (19) arribados especialmente al país desde
Croacia para acompañar la vida de los inmigrantes croatas
y, en particular, su rol fue decisivo en la organización
de los campos de refugiados como en la obtención de los
medios para su
emigración posterior. Así, la práctica de la
religión sobrepasa la del culto mismo imbrincándose
en todos los aspectos vinculados a la comunidad que se configura
en las nuevas tierras trasladando tradiciones y redes sociales
nodales desde la patria. La eficacia
simbólica de la religión precisamente reside en
constituirse en unos de los núcleos de
identificación respecto a otras formas de pensar la
nación, en este caso, básicamente definida como
opuesta al ateísmo y comunismo.
Gran parte de la vida comunitaria de los croatas en
Buenas Aires se orienta precisamente a posibilitar la
transformación política en la por entonces
Yugoslavia y retornar a la Patria croata. Entre los exiliados
adultos y jóvenes, tanto varones como mujeres, muchos
habían recibido educación formal secundaria y
universitaria; un grupo de docentes
universitarios, profesionales, artistas, "intelectuales"
como se caracterizan a sí mismos, comenzaron a desarrollar
especialmente actividades vinculadas a la política y la
cultura tanto en la producción de textos, la capacitación de jóvenes y nuevas
generaciones como la conducción y coordinación de las instituciones creadas.
Con el transcurso de los primeros años, se
cristalizó una primera publicación de alcance
nacional e internacional, "La Revista Croata", editada por
profesionales e intelectuales que proseguían el estilo de
militancia y resistencia contra los gobiernos de turno (el
Imperio Austro-Húngaro, el Reino de Eslovenos, Croatas y
Serbios, el Reino de Yugoslavia, y más tarde la
República Socialista de Yugoslavia) que ya había
sido ejercido en la tierra propia a partir sobre todo, de dos
agrupaciones, el Partido Campesino
Croata y el Partido Nacional Croata (ustacha-revolucionario).
Años despúes, en 1959, se creó el Instituto
de Cultura Croata, entidad orientada a la coordinación de
diversas actividades de formación de los croatas y
croatas-argentinos, como así también de la
difusión ante la sociedad argentina y latinoamérica de la "verdadera historia y
relato de los sucesos terribles que afectaron al pueblo croata".
(20) Así, la convicción del pronto regreso anima al
grupo de exiliados, así "la esperanza del retorno" como
señal Dora Schwarsztein (2001: 163), es uno de los rasgos
más notables de estos inmigrantes que -como analiza esta
autora en el caso que estudia sobre los republicanos
españoles-, "ser exiliado significa estar comprometido con
la actividad política, dirigida a cambiar la
situación del país … El objetivo final
será la creación de nuevas condiciones que hagan
posible su regreso". En este sentido, las actividades in
crescendo giraron en torno al eje político-cultural con el
incremento de producciones gráficas (libros de historia,
política, lengua, literatura croata, revistas de estudios
como la ya mencionada Studia Croatica), la realización de
Congresos nacionales e internacionales, la organización y
participación de foros de carácter anticomunista,
etc. Dos hechos violentos dan cuenta de la magnitud y volumen de los
tiempos políticos de la "Patria" como los vivía la
comunidad croata en Argentina por los "70. El estallido de una
bomba en el local de calle Balbín (centro católico
San Nikola) determina la muerte de una
niña; el asesinato del por entonces director de la revista
Studia Croatica, Ivo Bogdan (21), revela una escalada de hechos
violentos en el escenario argentino entre ambas fuerzas, las
nacionalistas y las yugolavistas. De este modo, se anticipaban
los sucesos que sacudirían al gobierno yugoslavo en los
primeros años de la década del "70 y que la
diáspora llamara "Primavera Croata", émula de la
Primavera de Praga y en cierto modo homóloga a los
procesos políticos que afectaba a ese estado socialista de
Europa del Este. La evolución histórica en el estado
yugoslavo, la difusión de información oficial contraria al accionar
de estos grupos nacionalistas a través de embajadas y
consulados, la influencia en las diversas asociaciones eslovenas
y croatas para crear lazos con el Estado Yugoslavo y adoptar su
nominación como identidad.
La nostalgia de Zagreb, el retorno del estado croata y a
su tierra, entretejió en la diáspora local diversas
estrategias que
reprodujeron prácticas y representaciones desde la tierra
de origen a la vez que se producen otras tendientes reforzar o
transformar los canales y modos de expresión de la
croatística, de una identidad nacional vertebrada y
articulada desde su reconocimiento como grupo exiliado
nacionalista, católico y anticomunista. En ese sentido, se
crea una trama de solidaridades cristalizadas a través de
organizaciones católicas ( centros misioneros
franciscanos, cáritas croata) que canaliza la asistencia
material entre los miembros y hacia la tierra de origen en
ocasiones de guerra como lo fue la última de los
Balcanes.
Las prácticas de la diáspora al mismo
tiempo que están en consonancia con los sucesos en la
tierra de origen, revelan las especificidades de cada contexto y
el modo en que las condiciones del país o la provincia en
cuestión inciden en la dinámica comunitaria
caracterizando su estar en una sociedad a la espera del vo lver a
otra, "amando y sufriendo no una sino dos patrias" -como relatara
Lucía-, optando algunos por la vía legal de
naturalización y otros muriendo con ese pasaporte que le
permitía salir del campo de refugiado, al que rechazaban
por atribuirle una identidad no deseada, la de ser yugoslavo.
(22)
La década del "90 cristaliza los objetivos de
la diáspora cuando Croacia se separa de Yugoslavia. Su
primer presidente Franjo Tudjman, desde el exilio, llevó
adelante una abierta y decidida política junto a la
diáspora mundial para concretar la independencia
de Croacia. La visita a las comunidades de diferentes
países americanos y europeos, canaliza y cohesa los
vínculos a la vez que se fue reconstruye material y
simbólicamente desde estas experiencias y recursos de la
diáspora, los horizontes políticos y culturales
performativos para la nueva Croacia. (23)
En la primera década del Estado, la relevancia
política de la diáspora es tal que se crean una
serie de instituciones y se patrocinan orientadas a la
integración de los emigrados. Así la
Fundación para la Emigración Croata cuyo fin
principal es "la integración cultural de los croatas en el
exterior con la Patria" (24) coordinando diversas actividades
como las editoriales -revista "Matica" (25) , el "Anuario Croata
de Emigración" (26), ambas en papel y digitalizadas), los
programas del Departamento de la Minorías croatas en
países europeos (dirigidos a emigrados de Hungría,
Rumania, Eslovaquia, Austria, Italia, etc.), entre los que se
incluyen la conmemoración de fechas especiales (Semana de
las minorías croatas, días del teatro popular
croata), foros, programas y premios educativos y
artísticos de diferente índole (27).
En el Anuario convergen las propuestas de diversos
investigadores y lectores en general, respecto a crear un "museo
de la diáspora", idea que los productores responden
incluyendo la visión museológica desde una
concepción virtual, bajo la tesis del rápido
desarrollo de
la "internetización" y anacronía del concepto
clásico de museo. Como canal de recepción y
transmisión se producen y ponen en circulación las
diferentes perspectiva respecto a las formas de pensar los
"horizontes croatísticos" (como se denomina una de las
secciones). A través de los trabajos publicados, emergen
narraciones y categorías desde las cuales las comunidades
croatas en el mundo, presentan representaciones de Croacia, su
devenir, su historia a lo largo de décadas, desde la
singularidad de sus contextos locales, de los mecanismos de
integración en la nueva sociedad y el impacto de los
sucesos en la Patria (28).
Desde estas prácticas cobran dimensiones y
sentidos las palabras que el director de la Fundación para
la Emigración Croata pronunciara el acto conmemorativo al
fallecido presidente F. Tudjman (29) (muerto en 1999): "El
secreto y la magnitud del éxito
del presidente… reside en el hecho de que consiguió
reconocer los signos de los
tiempos, unir todas las fuerzas croatas para la creación
del Estado, en la patria y en el mundo, tuvo la valentía,
decisión táctica y voluntad de emprender la
creación del sueño croata, la creación del
Estado… la creación de una unidad de las fuerzas croatas
generadoras del Estado desde las entrañas del ser nacional
croata fue precondición para los cimientos… a mediados
de los ochenta se llegó hasta los croatas residentes en
América del Norte y en los países europeos, no para
quedarse con nosotros en el exilios ino la de incluir a la
diáspora en la lucha por la creación de la Croacia
democrática y por la creación de las condiciones
para nuestro retorno desde el exilio a la patria libre e
independiente". (30)
La política de Tudjman, sin duda, cataliza y
potencia las
redes y acciones previas de una diáspora activa y
autodefinida en términos de "Lucha y resistencia" desde el
exilio que en latinoamérica cuenta con numerosos ejemplos
de instituciones y actividades de alcance local y regional
promovida por la diáspora.
Consideraciones sobre algunas manisfestaciones de la
diáspora en la actualidad El proceso histórico de
conformación de las diásporas croatas y
judías en Argentina en tanto tales, observado hasta
aquí, nos abre la puerta para adentrarnos en el
análisis de algunos aspectos de la compleja y estrecha
trama de relaciones entre las comunidades organizadas y sus
practicas y el rol, simbólico y material, de las
patrias-Estado en e l presente, que puedan dar cuenta de las
continuidades y rupturas, manifestaciones y sentidos de lo
diaspórico en la actualidad. Para ello hemos optado por
tomar dos fenómenos centrales, íntimamente
vinculados, en la construcción de comunidades
diaspóricas: en primer lugar damos cuenta de canales,
actividades, e influencias reciprocas entre las organizaciones de
las comunidades judías y croatas, y organismos vinculados
a los Estado-patria y sus decisiones políticas; en segundo
lugar, y en una próxima sección, analizaremos los
actos en los cuales se festejan los aniversarios de las
fundaciones de los Estados independientes y las conmemoraciones
de tragedias en tanto rituales de fuerte carga simbólica
en los cuales se develan los usos de la memoria y el mundo de
sentido tras ellos.
La profundización de la crisis
argentina iniciada a fines de la década de 1990
golpeó con dureza a un importante sector de la
población judía en el país así como a
las instituciones comunitarias. En ese escenario surgieron un
conjunto de practicas solidarias muy organizadas y de distinto
tipo y valor. Si bien
el análisis del conjunto de estas actividades emerge como
un fascinante tema de estudio, nos vamos a centrar en las
acciones que involucran a la comunidad judeo argentina, la AJ, y
el Estado de Israel en los últimos tres años. La
critica situación en el país ha conducido a la
Agencia a definir a la comunidad judeo argentina como un grupo en
riesgo, lo que
en la practica implico la aprobación de una serie
programas especiales con fondos específicos para su
ayuda.
Los programas de la AJ brindan el marco sobre el cual
circulan dos tipos de acciones. La primera de ellas es la
emigración judía hacia Israel. La
viabilización del deseo de emigrar de un creciente numero
de judíos argentinos hacia Israel registrado desde 2001 a
esta parte fue posible gracias a los canales establecidos por la
AJ. En este sentido los siete programas específicos de
emigración para Argentina que actualmente se hallan en
funcionamiento se pueden agrupar en las s iguientes áreas:
a) promoción general de la emigración hacia Israel
y b) apoyo material y emocional a los nuevos inmigrantes, antes y
despues de su partida, que va desde el prestamo de viviendas,
ayuda psicologica y financiera, hasta orientación
profesional y cursos de hebreo. (31) Si bien la Aliá, o
emigración a Israel, ha existido desde antes de la
creación del propio Estado en 1948 no siempre el flujo de
migrantes argentinos fue el mismo. Las causas y el sentido de la
emigración difieren a lo largo de la historia. Frente a
una emigración fundamentalmente ideológica como
aquella de 1948 o 1967 (Guerra de los Seis Días), la
actual, sin dejar de expresar una valoración
ideológica, encuentra su causa en el contexto
socioeconómico que vive la Argentina. (32) Fenómeno
que señala los distintos usos y sentidos que puede
adquirir con el transcurso de la historia la idea de "retorno"
dentro de las comunidades diaspóricas.
La segunda línea de acciones, la promoción
y el fortalecimiento de la educación judía en
Latinoamérica y específicamente en Argentina,
coincide plenamente con un supuesto central de "lo
diaspórico" cual es la preservación de una
conciencia étnica-cultural singular. En este caso la
situación general en el mundo judío de un paulatino
decrecimiento demográfico de las comunidades en la
diáspora por "asimilación", emigraciones y bajo
índice de natalidad, lo cual condujo a la AJ a emprender
acciones para nutrir una identidad judía. Esta tendencia
se vio agravada mas aun en Argentina, ya que la crisis condujo al
cierre de muchas instituciones educativas y a una importante baja
de inscripciones en ellas. La importancia concedida por el Estado
de Israel a la reproducción de una identidad judía
(o bien judía-israeli, para marcar la heterogeneidad
cultural del pueblo judío) y por ende a la continuidad de
la existencia de las comunidades diaspóricas nos lanza un
indicio de un fenómeno más amplio dentro de la
noción de diáspora, que es la relación
triangular Estado receptor- comunidad diaspórica-Patria,
en cuanto a mito y en cuanto a Estado (Safran) En el caso croata,
este fenómeno etno-nacional se expresa en la actualidad,
en líneas generales, a través de una red extensa de
individuos e instituciones que desde Buenos Aires catalizan y
proyectan las acciones de una comunidad diaspórica a
través de la creación de institutos de cultura,
escuelas de idioma, centros de información
periodística, centros religiosos, redes institucionales e
informáticas con las comunidades al interior del
país y de la región rioplatense, la
participación de congresos mundiales de la
diáspora, la producción de textos en diversos
soportes, la recopilación y divulgación de obras de
artistas e intelectuales de la diáspora, creación
de embajadas y consulados, programas de estudio para
jóvenes en Croacia (33) , etc. Dos hechos preocupan y
centralizan una serie de actividades de la diáspora en la
actualidad, por una parte y en el ámbito externo, el
estado de debate y las
posibles acciones jurídicas de la diáspora ante la
política restrictiva impulsada por el actual gobierno de
centroizquierda en Croacia tendiente a limitar su
participación reduciendo el número de sus delegados
y las medidas tendientes a cercenar el derecho a voto. En ambos
casos, las medidas serían inconstitucionales según
se analiza desde la comunidad local, y tendría como
objetivo político, disminuir la fuerza de la
Unión Democrática y limpiar de "culpas" a Croacia
ante los ojos de la Comunidad Europea en su aspiración a
ingresar a ella. (34)
Por otra, la de fortalecer los vínculos entre las
instituciones croatas -o devenidas en croatas- ya establecidos
con fuerza en los 70 y retomados con vigor en los 90, creando un
frente diaspórico regional -que involucra asociaciones de
Uruguay,
Paraguay y
Chile-a la vez que argentinas. En este sentido, el boletín
de noticias
electrónico editado por el actual director de Studia
constituye un claro ejemplo del pasaje de lo privado a lo
público y de lo público a lo publicable (L Catela
da Silva, 1997) Efemérides, noticias, avisos de
interés general, pedidos solidarios, circulan en la red
creando la comunidad (B. Anderson, 1998) Desde los "90 diversos
portavoces y representantes de "la diáspora croata" han
creado numerosos sitios (35) El soporte electrónico
irrumpió, como estrategia
cultural y política, justo en el momento crucial de
fundación del Estado nacional croata, en 1991, luego de la
caída del muro y el desmembramiento de Yugoslavia. Al
tiempo que se disuelven viejas fronteras políticas y
simbólicas, la web estructura
otras que tienden a solidificar el sentimiento de unidad de una
comunidad nacional que se forjó en el "exilio", en
oposición al ex Estado comunista liderado por Tito Del
mismo modo, desde el Estado, las entidades oficiales dedicadas a
la emigración y diáspora en general, privilegian la
divulgación y el apoyo a investigadores, instituciones,
revistas, etc. según criterios de trayectoria y principios
que los animan. En el último año, esta
opción recayó principalmente en Chile,
destacándola respecto a otras comunidades
diaspóricas del mundo y Sudamérica. Asimismo, la
revista Studia Croatica fue homenajeada en la Patria por su
trayectoria, aporte y tarea mas, no recibe actualmente aporte
económico de la fundación para la
Emigración, como ocurría años anteriores.
Estos tópicos además de centralizar ciertas
líneas de acción locales, se proyectan y discuten
mundialmente principalmente en foros como el Congreso Mundial
Croata, del cual participan delegados de 29 países de la
Unión Democrática.
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