Orkut.com: una reflexión sobre la exploración de nuevos caminos para la sociabilidad online en la tradición del estudio de las comunidades virtuales
- 1. El debate sobre las
comunidades virtuales en la Sociedad de la Información:
la controversia sobre su definición y su
función - 2. El
papel del individualismo en red en la intersección de
las comunidades virtuales de interés y las comunidades
personales - 3. El
caso de Orkut.com: explorando alternativas a medio camino entre
las comunidades virtuales de interés y las comunidades
personales - 4.
Conclusiones e interrogantes para hacia el
futuro - Notas
- Anexos
Idioma original:
· castellano
Palabras clave:
· comunicación mediada por ordenador
· comunidades virtuales
· historia social de
internet
· relaciones sociales
· vida cotidiana
ABSTRACT: En la presente comunicación se
articulan los ejes principales sobre los cuales se ha
desarrollado el debate en
torno a las
comunidades virtuales. La controversia se sitúa en el
contexto de la investigación sobre los aspectos sociales
del uso de Internet, situando por un
lado la apelación a una nueva y verdadera comunidad virtual
sin fronteras (Rheingold, 1996) en la convergencia con las
evidencias de
una desintegración de la actividad presencial (Putnam,
2002), y por otro la redefinición de la comunidad
tradicional en el proceso de
privatización de la sociabilidad (Castells,
2001a) a través de las comunidades personales en la
Sociedad
Red (Wellman,
Quan-Haase, Boase, Chen, Hampton, Díaz & Miyata,
2003). A continuación, se presenta el caso de Orkut.com
como comunidad virtual ejemplar en este debate, a medio camino
entre las comunidades virtuales de interés y
las comunidades personales del individualismo en red, poniendo
énfasis en la consideración de la pertinencia del
estudio de nuevas formas de relación no presencial basadas
en el concepto de
"social networking" para comprender mejor el fenómeno de
la sociabilidad online. Para finalizar, se plantean interrogantes
a resolver en futuras investigaciones.
"The Internet and other new communication technology
are helping each individual to personalize his or her own
community. This is neither a prima facie loss nor gain in
community, but rather a complex, fundamental transformation in
the nature of community" Barry Wellman et al. (2003)
The Social Affordances of the Internet for Networked
Individualism
1. El debate sobre las comunidades
virtuales en la Sociedad de la Información: la controversia sobre su
definición y su función.
Las comunidades virtuales, uno de los temas más
populares en la investigación sobre los aspectos sociales
del uso de Internet, forman a la vez parte de una de las
líneas de trabajo
más controvertidas en el estudio de las transformaciones
de la sociabilidad en la sociedad de la información
(DiMaggio, Hargittai, Neuman & Robinson, 2001). Si bien la
gran mayoría de los científicos sociales han venido
coincidiendo en que el uso de la red tiene que ver con la
interacción y la propia sociabilidad de las
personas, las voces no han sido precisamente unánimes al
respecto, ni siquiera con los datos en la
mano.
Superados los inicios contradictorios a principios de los
años noventa con los primeros estudios que apuntaban a un
aislamiento social y unas consecuencias negativas para el
bienestar de las personas (Kraut, Lundmark, Patterson, Kiesler,
Mukhopadhyay & Scherlis, 1998; Nie & Erbring, 2000), la
acumulación de evidencias de la hipótesis contraria, así como la
reinterpretación de los estudios anteriores (Putnam, 2002;
Quan-Haase, Wellman, Witte & Hampton, 2002; DiMaggio et al.,
2001), pronto condujo al debate hacia la consideración del
polo opuesto. A medida que el uso de este medio se extiende en la
población general, la sociabilidad online
se vuelve no sólo posible a los ojos de la
investigación, sino que podríamos decir que se
convierte en una realidad de la vida cotidiana (Haythornthwaite
& Wellman, 2002).
Así, la comunidad científica comienza
desde mediados de la década de los noventa a inclinarse
hacia la posibilidad de una sociabilidad online como una nueva
alternativa a explorar, tomando el caso de Internet como un
ejemplo más de la extensión de la sociabilidad
presencial, como ya resultó ser el caso del teléfono a mediados del siglo XX (Fischer,
1992). Lejos de resultar una tecnología aislante
de las personas como así sugerían las posiciones
distópicas, los científicos sociales comenzaron a
mostrar que aquellos que hacen un uso social de las nuevas
tecnologías no sólo no desatienden a sus
fuentes de
interacción presenciales (Baym, 2003), creando incluso
nuevos vínculos no presenciales que en muchas ocasiones se
transforman en contactos presenciales, sino que incluso aumentan
su relación con sus familiares y amigos (UCLA Center for
Communication Policy, 2003; Hampton & Wellman, 2002;
Castells, 2001b), mostrando una actividad social y comunitaria
presencial más profusa (Katz & Rice, 2002b; DiMaggio
et al., 2001). Es más, como se ha mostrado en el estudio
de las actividades que entran en competencia con
el tiempo que
cada vez más se dedica a estar conectado, la
utilización de la conexión a Internet, si acaso,
está reduciendo el tiempo que se dedicaba a "no hacer nada
en casa" o a ver la
televisión (AIMC, 2004; UCLA Center for Communication
Policy, 2003; Castells, Tubella, Sancho, Díaz &
Wellman, 2002). En todo caso, lo que no parece que compita con
otros tiempos de uso social, cuestión que aún
resulta complicado de trasladar a la opinión
pública incluso en la actualidad (IBLNews,
2003).
Sin embargo, en el camino que lleva paulatinamente a la
distinción de estos efectos del uso de Internet en la
actividad social, la batalla que parecían estar ganando
los utópicos frente a los distópicos (Quan-Haase et
al., 2002), pudo verse quizá sobrealimentada por la
euforia. En un clima en que la
comunidad científica comenzaba a mostrar un declive de
nuestra participación en la sociedad en general, y en
nuestra comunidad en particular, así como de los posibles
efectos de este fenómeno sobre las personas (Putnam, 2003;
Carnoy, 2000; Fukuyama, 2000; Putnam, 2000; Sennett, 2000;
Oldenburg, 1999), una nueva corriente abanderada por el análisis temprano de Rheingold (1996),
vieron en la red un mundo de posibilidades que permitía la
redefinición del mito de la
auténtica comunidad perdida. Unido a la familiaridad con
que en el lenguaje
coloquial se utiliza el término comunidad (Baym, 2003), la
atención científica y de la sociedad
en general comenzó a barajar la posibilidad de una
verdadera comunidad virtual que permitiera, si no ofrecer una
vía de socialización para los que han quedado
desconectados de su comunidad local (Putnam, 2002), una actividad
comunitaria sin fronteras, donde la localización
geográfica así como los marcadores físicos
como el sexo, la raza
o la edad serían sustituidos por una nueva forma de
comunicación que permitiera el desarrollo de
vínculos personales estables a través de la
discusión de ideas (Rheingold, 1996).
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