Monografias.com > Sin categoría
Descargar Imprimir Comentar Ver trabajos relacionados

Orkut.com: una reflexión sobre la exploración de nuevos caminos para la sociabilidad online en la tradición del estudio de las comunidades virtuales (página 2)




Enviado por Djamel Toudert



Partes: 1, 2

 

La hipótesis, sin embargo, no era nueva, sino
más bien una reformulación de los deseos,
expectativas y valores (Bell,
1976) que ya expresaron los científicos involucrados en el
desarrollo
científico de la red desde un sistema de
interconexión de ordenadores hasta un sistema de
interconexión de personas (Abbate, 1999). Más
aún, desde el punto de vista de la historia de la evolución tecnológica, tan
frecuentes han sido las posturas milenaristas que ahora esgrimen
los distópicos con respecto a las consecuencias en el uso
de la red (Fischer, 1999), como lo son las perspectivas
utópicas de cambio que
podemos rastrearlo en los sucesivos avances en las técnicas
de comunicación. Como bien refleja Mattlelart
en su ‘Historia de la Sociedad de la
Información’, "con cada
generación técnica se reavivará el discurso
salvífico sobre la promesa de concordia universal,
democracia
centralizada, justicia
social y prosperidad general. Cada vez, también, se
comprobará la amnesia respecto de la tecnología anterior.
Del telégrafo óptico al cable submarino, del
teléfono a internet, pasando por la
radiotelevisión, todos estos medios,
destinados a trascender la trama espacio temporal del tejido
social, reconducirán el mito del
reencuentro con el ágora de las ciudades del Ática"
(Mattelart, 2002).

La comunidad virtual
entendida de esta manera, desde el extremo utópico,
depositaria de grandes esperanzas de revolución
social que los cambios tecnológicos de los medios de
comunicación de masas no supieron gestionar (Jones,
2003), sufrió a su vez una serie importante de
críticas a partir de la asunción de sus presupuestos
fundamentales: el supuesto desprendimiento de los marcadores
físicos no ha resultado ser tal en la interacción online (Burkhalter, 2003;
O’Brien, 2003); ha tomado relevancia la limitación
que supone definir las comunidades virtuales únicamente
bajo el prisma de la coincidencia temática y el mero
intercambio de información (Critical Arts Ensemble, 1997);
se ha mostrado el efecto pernicioso de la pérdida de
contacto con la heterogeneidad hacia una
ciberbalcanización (Baym, 2003; Putnam, 2002) derivada de
la restricción temática de las comunidades
virtuales en lugar de perseguir la pluralidad y diversidad
deseables para nuestra sociedad; y se ha mostrado la dificultad
de establecer relaciones de compromiso y reciprocidad
interpersonales al democratizar el acceso y la
desvinculación sin contrapartidas que las comunidades
presenciales tienen (Jones, 2003; Putnam, 2002; Weinreich, 1997).
La comunidad desde este punto de vista, entendida de una manera
tradicional, local y geográfica, no puede encontrar un
espejo en la comunidad virtual, ni siquiera en los proyectos en los
que más énfasis se ha puesto como por ejemplo el
caso de la Well del propio Rheingold (Castells,
2001a).

Sin embargo, la superación tanto de la euforia
más utópica como de las reticencias más
distópicas (ver Katz & Rice, 2002a, para una
revisión), no significa el abandono del estudio de los
aspectos sociales del uso de la red, ni tan siquiera de las
comunidades virtuales. Por el contrario, han cobrado fuerza las
posturas intermedias, más moderadas, donde se concede la
posibilidad de entender las comunidades como entidades que se
solapan, con una definición más pragmática
donde la comunidad virtual no sea vista como algo sustitutivo de
la comunidad local, donde la pertenencia se derive de la propia
participación y la interacción en el espacio
virtual, entendida la interacción de una forma más
amplia al redefinir lo que significan los grupos en un
contexto no presencial, y desprendida del espacio físico
como elemento constitutivo.

Así, desde aquellas definiciones que recuerdan a
los tiempos dorados de la explosión comunitaria americana
de la segunda mitad del siglo XX, la investigación sobre comunidades virtuales
ha introducido, en la propia definición de la comunidad
virtual, una distinción prudente derivada del propio
concepto de
comunicación mediada por ordenador: el ciberlugar frente
al asentamiento virtual (Jones, 1997). Desde esta perspectiva, y
simplemente como apunte ya que su análisis no es el objeto de esta
comunicación, el hecho de que exista un ciberlugar (un
espacio donde se pueda dar la interacción) no garantiza
que éste sea o se convierta en un asentamiento virtual, o
dicho en nuestros términos, el lugar donde la comunidad
virtual actúa, existe, se expresa y se construye.
Habría, además, una serie de características
definitorias necesarias para poder
encontrar un asentamiento virtual entre las diferentes formas de
comunicación. A saber: un nivel mínimo de
interactividad, entendida ésta como una recursividad sobre
la propia comunicación bidireccional y no la simple
bidireccionalidad en sí misma (Rafaeli, 1997); variedad de
comunicadores, necesaria para conseguir el nivel mínimo de
interactividad anterior; que se trate de un
espacio-público-común donde se produzca una parte
importante de la interacción, donde la noción de
espacio queda conformada socialmente en torno a la unidad
simbólica que supone la conversación sobre un
determinado tema (Jones, 2003; Kollock & Smith, 2003); y
finalmente, un nivel mínimo de interacción
sostenida que permita el desarrollo de la interacción y de
la discusión de ideas.

2. El papel del individualismo en red
en la intersección de las comunidades virtuales de

interés
y las comunidades personales.

Más allá de esta visión que
podríamos denominar ‘tradicional’ de estudio
de las comunidades virtuales, y de las consecuencias que para las
posibilidades de la interacción online ha tenido su
evolución, las posiciones intermedias anteriormente
mencionadas han permitido albergar también, de forma
complementaria, el desarrollo de la redefinición de las
propias comunidades virtuales como redes personales (Wellman,
2001). Recogiendo la tradición que buscaba una
redefinición de las comunidades por su función en
lugar de su localización (Wellman, 1982), a partir de la
investigación sobre la diferencia entre los lazos sociales
débiles y fuertes según la esencial
distinción de Granovetter (1973), y dentro de la
tradición de lo que algunos autores llaman la privatización de la sociabilidad hacia el
individualismo en red (Wellman, Quan-Haase, Boase, Chen, Hampton,
Díaz & Miyata, 2003; Castells et al., 2002; Castells,
2001a), las nuevas comunidades virtuales podrían
entenderse como uno de los instrumentos disponibles en la
sociedad de la información para expresar (a la vez que
acelerar) esta tendencia:

"lo que está ocurriendo es que la sociabilidad
se está transformando mediante lo que algunos llaman la
privatización de la sociabilidad, que es la sociabilidad
entre personas que construyen lazos electivos, que no son los
que trabajan o viven en un mismo lugar, que coinciden
físicamente, sino personas que se buscan: yo quiero
encontrar a alguien a quien le guste salir en bicicleta
conmigo, pero hay que buscarlo primero" (Castells,
2001b).

La sociabilidad, de acuerdo con esta formulación,
habría ido abandonando a lo largo de la historia los
espacios públicos o semipúblicos, para replegarse
cada vez más en la intimidad del hogar hasta situar al
propio individuo en
una posición central (Wellman, 1997 & 2003).
Más allá del tránsito de las sociedades
agrícolas a las industriales, de la gemeinschaft
(comunidad) a la gesellschaft (asociación) en palabras de
Tönnies (1947), y su impacto en las normas sociales
que estudiaron autores clásicos como el propio
Tönnies, Weber,
Durkheim o
Simmel, la mirada se dirige ahora hacia las redes personales que
uno puede desarrollar gracias al uso de las tecnologías de
la
comunicación en constante evolución (Ling &
Yttri, 2002; Castells, 2000). Es la persona, y no
la familia, el
grupo o la
comunidad, quien dirige ahora la interacción, en una
suerte de ruptura con formas tradicionales de afiliación
basadas en la coincidencia espacial en tiempo de
residencia, ocio o trabajo,
creando comunidades personales en el marco de los valores
individualistas de la sociedad moderna (Inglehart, 1998; Abramson
& Inglehart, 1995).

Esta (re)interpretación de la actividad social
permite, no sólo poner entre comillas el alarmismo ante la
pérdida de los espacios públicos de relación
(Oldenburg, 1999), así como de una forma más
general, del declive de la actividad social ampliamente
documentado por Putnam (2002 & 2003), sino hacerse cargo del
fenómeno de la privatización del espacio
público cuya última etapa –al menos por el
momento- sería el del individualismo en red y las formas
de interacción que propicia. Eso sí, teniendo en
cuenta las críticas que se han hecho a la
interpretación optimista que podría sustentarse
sobre la noción de las "oportunidades vitales" de
Dahrendorf (1983). Es decir, la sustitución de las
ataduras y obligaciones
de pertenencia a grupos de una sociedad tradicional, ya
esté fundamentada en la familia, la
tribu, la casta, las obligaciones feudales o la religión, por un
amplio margen de decisión personal a
través del crecimiento y la diversificación de las
oportunidades vitales donde el máximo exponente
podría ser en este discurso la red, no puede no tener un
coste por el individuo. El tránsito no es inocuo, y como
sostiene Fukuyama (2000), la libertad
individual y la orientación hacia el bien propio
transforman, que no destruyen, la noción tradicional de
sociabilidad y por lo tanto la medida del propio capital social
a pesar de que los indicadores
incluso permitieran apoyar la tesis del
aumento en la participación y filiación a grupos
movidos por intereses individuales (Ladd, 1999; Wolfe, 1998). No
nos encontraríamos necesariamente ante un descenso
generalizado de la confianza y de la filiación a grupos
como trata de documentar Putnam (2002), sino que seríamos
testigos de una reestructuración de la relación
entre la participación en los grupos, los valores
compartidos que se generan y por tanto el radio de
confianza, lamentablemente, siempre a la baja.

En último término, y sin extendernos mucho
más en estos asuntos, sería necesario cuestionar el
mito de la comunidad probablemente incluso desde el punto de
vista presencial, que en su devenir no resulta ser ni tan
extensa, ni tan local, ni tan geográficamente determinada
(Wellman et al., 2003), a la vez que deberíamos contemplar
el uso de la tecnología en nuestra vida diaria para
permitir el sostenimiento de la crisis de las
instituciones
tradicionales sobre las que nos hemos venido apoyando antes de
nuestra entrada en la nueva economía (Carnoy,
2000). Nuestra comunidad, insiste Wellman (1997), de hecho ya
está dispersada geográficamente en el avance hacia
el capitalismo
informacional, siendo la red uno de los medios disponibles para
poder hacerla efectiva como lo ha sido y aún lo es el
teléfono, el fax o incluso
el correo postal convencional. Ahora sí, internet se
vuelve un elemento más de nuestra vida diaria (Wellman
& Hogan, 2004), y nuevas formas de relación
habrían de ser contempladas.

3. El caso de Orkut.com: explorando
alternativas a medio camino entre las comunidades virtuales de
interés y las comunidades personales.

A la luz de todo este
debate, el
objetivo de
esta comunicación es el planteamiento de la necesidad de
considerar la incorporación de otros tipos de actividades
sociales que no responden a las definiciones tradicionales de
comunidad virtual, pero que por otro lado podrían verse
reflejadas en el concepto de individualismo en red. Sin venir a
proponer una nueva categoría, trataré de fijar la
atención sobre las incipientes formas de
relación apoyadas en el "social networking" (1) a
través del ejemplo de Orkut.com, comunidad virtual
ejemplar en este debate a medio camino entre las comunidades
virtuales de interés y las comunidades personales del
individualismo en red.

Orkut.com (ver figura 1) es uno de los proyectos
secundarios de Google dirigido y
desarrollado por uno de sus ingenieros, Orkut Buyukkokten, de
cuyo nombre toma prestado el proyecto. Si bien
la conocida compañía no lo considera formalmente
uno de sus productos,
quizá se trate de uno de los más sonados resultados
de su política laboral. Gracias
a ella, todos los trabajadores dedican un 20% de su tiempo al
desarrollo de proyectos personales que, a pesar de que no han de
traducirse necesariamente en servicios o en
productos comerciales de la compañía, sirven para
explorar nuevas vías de negocio. Orkut.com es por tanto,
de alguna manera, la primera piedra de una apuesta de Google por
introducirse en el espacio del software para la
formación de redes sociales (Sullivan, 2004). Para ello, a
principios de
2004, se puso en marcha el servicio de
forma gratuita, que no de acceso libre, bajo la metáfora
de una red creciente
de personas donde el ingreso está condicionado a la
invitación de alguno de sus miembros
(2).

Una vez recibida la invitación de alguno de sus
integrantes, el sistema invita al usuario a rellenar un complejo
perfil que servirá posteriormente para mostrar cada una de
las tres esferas sobre las que la presentación de la
propia identidad
gira: personal, social y laboral. Así mismo, es posible
definir en términos de redes el alcance máximo con
que nuestra información será mostrada a los
demás usuarios del servicio tomando como medida la
distancia con respecto de uno mismo en una suerte de niveles
incluyentes: visible únicamente para el individuo (es el
caso por ejemplo de la clave de acceso), visible para los
integrantes de su propia red (por ejemplo la fecha de
nacimiento), visible para los integrantes de la red de los que a
su vez forman parte de la del usuario (por ejemplo el correo
electrónico), etc. Complementar esta
información con una fotografía
es voluntario pero muy frecuente, y a partir de este momento se
puede comenzar a explorar sus posibilidades. Es decir, las
comunidades virtuales de interés y lo que podríamos
denominar, por mantener una uniformidad en la terminología
empleada hasta el momento, las comunidades personales, que
introduciré someramente.

3.1. Orkut.com y las comunidades de
interés.

Si hay algo en lo que Orkut.com se asemeja claramente a
las comunidades virtuales "tradicionales", o al menos en lo que
tiene que ver con la noción de debate y discusión
entorno a una temática o interés común y la
generación de valores compartidos y de la propia
sensación de pertenencia (Rheingold, 1996), es en lo que
genéricamente se denominan comunidades (ver figura 2).
Todo usuario de la red de Orkut.com, por el mero hecho de
pertenecer, puede integrarse y participar de una de las miles de
comunidades disponibles en la infinidad de temas disponibles,
cubriendo temas tan dispares como el culto a un grupo musical, la
crítica
social, el debate político, los temas de actualidad, un
programa de
televisión, una forma de vida, la apetencia
por un tipo de comida, un lugar, un escritor de novelas, y un
larguísimo etcétera (ver tabla 1) que día a
día crece casi sin control. Y lo
hace, entre otras cosas, porque el proceso de
creación de comunidades, ciberlugares siguiendo la
terminología de Jones (1997) que introducía
más arriba, dentro del sistema que propone Orkut.com sigue
la misma transparencia. Tras la elección de un
título, una descripción, una imagen que la
represente, su carácter público o privado,
así como la categoría a la que pertenecerá
(ver tabla 1), el emplazamiento estará disponible en la
base de datos
pública a la espera de otros interesados que comiencen a
darle vida, a hacerla una comunidad (a convertirla en un
asentamiento virtual según el mismo Jones). Unas
comunidades que, por otro lado, si han de responder a
algún patrón, es precisamente al de la
fragmentación por intereses individuales (Inglehart, 1998;
Abramson & Inglehart, 1995), a una proliferación de
grupos de interés común con menos valores
compartidos, con un radio de confianza mucho menor con respecto a
las comunidades tradicionalmente entendidas (Fukuyama,
2000).

Constituida una comunidad, o una vez que uno decide
formar parte de una ya existente, es decir una vez que "se forma
parte" de una de ella (3), la interacción se
articula como es de esperar en torno a la clásica
discusión en un espacio público común
añadiendo la posibilidad de gestionar eventos conjuntos,
pero tiene además implicaciones para la propia identidad
dentro de Orkut.com. Las comunidades a las que uno pertenece
pasan automáticamente a la "cartera" de comunidades que
públicamente queda asociada a nuestro perfil. De esta
forma, en muchos de los casos las comunidades aumentan
rápidamente en número de participantes a pesar de
que las interacciones a través de la discusión no
lo hacen proporcionalmente. Algo así como una pertenencia
no activa que modifica lo que generalmente se entiende por
pertenecer a una comunidad virtual tradicional. Gracias a este
tipo de apropiación, en la red de conexiones personales
que nos permite articular Orkut.com como veremos en el siguiente
apartado, la pertenencia a las diferentes comunidades es
más bien un signo de identificación y de
definición de la propia identidad, incluso de forma mucho
más potente que el propio perfil que trata de definirnos
en los tres ámbitos anteriormente descritos, que de
discusión. Como en todo uso social de la
tecnología, el creador propone con el diseño
de su estructura,
pero es la persona quien con su uso dispone.

3.2. Orkut.com y las comunidades
personales.

De forma complementaria, si hay algo que puede
sorprender en Orkut.com por lo novedoso en comparación a
las comunidades virtuales "tradicionales", es precisamente el
intento de puesta en práctica (intencionada o no) del
concepto de comunidades personales (Wellman et al., 2003) que se
puede adivinar en su estructura. En la línea
teórica del individualismo en red de Castells (2001a), la
función principal de Orkut.com podría ser la de dar
soporte al establecimiento de una red personal de contactos, una
comunidad personal, trascendiendo los objetivos y
las formas de las organizaciones
interpersonales temáticas.

Como vimos en su descripción general, una vez
introducida la información relevante, quedará
conformada nuestra presentación, un nodo más donde
se muestran tanto los componentes de la red personal así
como las comunidades a las que se pertenece (ver figura 3). A
partir de ese momento, y gracias a la posibilidad que ofrece de
invitar a terceros extraños para la propia red de
Orkut.com (conocidos nuestros, del contexto presencial o no), la
red personal comienza a crecer a medida que los que han sido
invitados se van incorporando al sistema. De igual forma, es
posible invitar a formar parte de la red personal a cada uno de
los que ya forman parte de Orkut.com, apareciendo de igual forma
un acceso a su perfil en el espacio dedicado a la
representación de la red personal (ver figura
4).

Una vez que la red personal comienza a incrementar el
número de componentes, el sistema de organización trata de ofrecer una cierta
variabilidad en las herramientas
para la interacción. A pesar de que en algunos casos
pueden ser consideradas bastante rudimentarias, podemos
clasificarlas y describirlas someramente alrededor de dos tipos
fundamentales: la gestión
de impresiones y la interacción a través del
intercambio de mensajes. Por un lado, hablamos de gestión
de impresiones cuando nos referimos a aquellos espacios
habilitados para describir y hacer juicios sobre los componentes
de la red. Así, es posible por ejemplo evaluar y puntuar a
nuestros contactos en atributos como el atractivo o la confianza
(karma), o existe la posibilidad de utilizar un espacio abierto
(testimonios) para escribir cualquier tipo de valoración
sobre la persona (ver tabla 2). En un contexto de
organización en red como éste, la
información que uno ofrece sobre sí mismo se
complementa con las valoraciones de los componentes de su propia
red, de manera que se puede dar un cierto y rudimentario soporte
a las relaciones de confianza y reputación tan esenciales
para la creación de capital social (Putnam, 2002).
Finalmente, en lo referente a la interacción, Orkut
permite organizar todos los intercambios de información
con los componentes de la comunidad personal a través de
un sencillo sistema de mensajería personal, así
como de un buzón o libro
público (scrapbook) donde se pueden dejar mensajes
públicamente accesibles.

3.3. Orkut.com, una red de redes.

Si bien es correcto decir que en el sistema que articula
coexisten las dos tradiciones de las comunidades virtuales, no lo
sería del todo quedarnos en esta distinción que,
como en muchas ocasiones, responde más a motivos
didácticos que a la propia realidad. Aquí,
cualquier elemento del sistema es un nodo de la red, ya sea el
propio individuo, los componentes de su red personal, los que
conforman a su vez las redes de cada uno de los contactos,
cualquiera de las comunidades a las que pertenece, las
comunidades a las que pertenecen los demás participantes
de la red, etc. Podríamos decir que se trata, en
definitiva, de una red de redes, donde se articulan todos los
elementos de forma que es posible combinar saltos a través
de las redes personales, los componentes de las comunidades, las
comunidades similares a la que estamos viendo, y un largo
etcétera.

Asumida la conexión entre las comunidades
personales y las comunidades virtuales de interés, la
arquitectura
en red de la que disfruta este sistema permite conectar y
establecer relaciones con infinidad de personas en el
ciberespacio creado, haciendo que en la ampliación de la
propia comunidad personal podamos encontrar signos
evidentes del individualismo en red que articularía cada
vez más nuestra sociabilidad de acuerdo con Castells
(2001a). Si bien en el modelo
presencial es necesaria la concurrencia sincrónica de dos
o más individuos para que se den las condiciones
necesarias para conocer, y posteriormente valorar la posibilidad
de establecer una relación social más profunda
más allá del encuentro casual con una persona, su
arquitectura potencia al
extremo la comunicación asincrónica así como
la representación tangible de las redes personales para
aumentar las posibilidades de ampliación de la propia
red.

Y es que esta forma de articular técnicamente los
nodos para facilitar la interconexión de todos ellos a
través de diferentes configuraciones en una misma red,
podría ser redefinida sobre la misma base del
"fenómeno de los 6 grados". Este fenómeno,
planteado por primera vez a primeros del siglo pasado y
operativizado como investigación bajo el nombre del
"problema del mundo pequeño" por Milgram (Korte, &
Milgram, 1970), propone como es bien conocido que es posible la
conexión de dos personas cualesquiera en todo el mundo a
través de una cadena corta de personas, concretamente con
no más de 5 intermediarios entre ellos. El
fenómeno, a pesar de que ha sido demostrado en muy
contadas ocasiones en el mundo presencial, ha tenido
réplica reciente en Internet a través del correo
electrónico (Dodds, Muhamad, & Watts, 2003),
demostrando el papel crucial que juegan los lazos débiles
en la estructura de una red para la interacción. El
capital social que tiende puentes, por oposición al
vinculante que es el que vertebra la unidad de núcleos
cerrados como la familia o los grupos de referencia más
directos (Putnam, 2002), se escondería detrás de
este fenómeno, así como podría ser el
responsable del éxito
de estas nuevas formas de sociabilidad a través de una red
que interrelaciona personas. El nuevo modelo de
interacción online se ofrece un paso más
allá de lo disponible en la presencialidad cotidiana,
permitiendo que la interconexión y la interacción
social a través de la red sean no ya algo deseable o un
futurible, sino una realidad y con diversas caras.

4. Conclusiones e interrogantes para
hacia el futuro.

Son muchas las aplicaciones y la versatilidad que tiene
el software social que como Orkut.com se orienta al "social
networking", en especial al materializarse como el soporte
físico para explorar la sociabilidad del individualismo en
red basada en las comunidades personales. Las comunidades
virtuales orientadas a un tema, si bien resultaron ser de gran
interés académico en los primeros momentos en que
la red comenzaba a extenderse entre la población general, ni resultaron ser la
panacea de la época dorada de la comunidad presencial, ni
resultaron ser la única vía para la sociabilidad en
la red.

Se abre ahora un nuevo campo donde comenzar a
reflexionar sobre las diversas posibilidades, así como
estudiar las mejoras técnicas que deberán
producirse para que los sistemas
electrónicos den cabida a una nueva forma de entender las
relaciones personales más allá de la comunidad
local y orientada hacia la flexibilidad en la articulación
de las relaciones. Una flexibilidad que posiblemente explique su
crecimiento, así como el de otras plataformas orientadas
similares que comienza a florecer y que a buen seguro
florecerán, como espacio para la actividad social en la
red por encima de otras alternativas tradicionales. En
consonancia con los principios deseables en la literatura sobre usabilidad
de entornos virtuales, para que un sistema sea exitoso y pueda
ser rápidamente explotado a través de la red, la
técnica no debe quedarse en la producción de meras copias extraídas
de la cotidianeidad presencial, sino que debe ir más
allá de ella y ofrecer algo completamente nuevo (Nielsen,
1998). En este sentido, la estructura que articula Orkut.com,
compuesta por una combinación múltiple de redes
construida a partir de la interconexión de infinidad de
nodos, no sólo permite ir más allá de los
límites
obvios de las redes presenciales o hace palidecer a las
comunidades virtuales clásicas basadas en entornos
estáticos o desconectados del resto de comunidades, sino
que nos trae a un primer plano la consideración de estas
nuevas (por no ser las que tradicionalmente la literatura
científica viene considerando desde el nacimiento de la
red como recurso de interacción social civil) modalidades
de interacción social online basadas en el "social
networking".

Sin embargo, quedan muchos interrogantes por responder,
y quizá muchos más por poner encima de la mesa.
Así, podríamos preguntarnos y espero que pueda
animar un debate sobre todo para aquellos interesados en estas
nuevas formas de relación, ¿en qué tipo de
implementación y con qué características
puede resultar exitoso el "social networking"? ¿Es posible
mantener la distinción entre ciberlugar y emplazamiento
virtual de Jones (1995) en estos entornos? ¿A partir de
qué número de interacciones o de componentes lo
serían? ¿Cambia el sentido de la comunidad virtual
con la pertenencia pasiva que describía al introducir la
pertenencia a las comunidades como elementos de
presentación de la propia identidad? ¿En qué
pueden ayudar otras nuevas formas de relación online como
la mensajería instantánea o los weblogs?
¿De qué manera efectiva se pueden codificar las
señales, en los términos descritos
por Donath (2003), a partir de las cuales ejercemos los juicios
sobre este atributo en las personas? ¿Qué papel
juega y cómo se articula la confianza en entornos no
presenciales como los que nos ocupan? ¿Es posible hablar
de una reciprocidad en entornos virtuales? ¿Qué
beneficios o externalidades aporta al individuo?
¿Qué influencia tiene esta forma de relación
en el cómputo global de capital social de que dispone una
persona? ¿Es el análisis de redes la disciplina que
puede arrojar luz en este debate? En definitiva, ¿son
estructuras
como la que propone Orkut.com relevantes a tener en cuenta en el
estudio de la sociabilidad en el tránsito a la Sociedad
Red?

Sin querer insinuar que estas redes puedan llegar a
sustituir a las presenciales, lo que probablemente no podamos
discutir en estos momentos es si es posible la sociabilidad en
red, punto que no es trivial vista la corta historia de la red
como instrumento de la vida cotidiana. Cuando más vigentes
pueden estar las palabras del propio Wellman al asegurar que
"cuando las redes informáticas enlazan personas
además de ordenadores, se convierten en redes sociales"
(Wellman et al., 1996), sin duda aún nos queda mucho
qué decir sobre cómo son estas redes, qué
efectos producen y cómo se integran en las redes sociales
convencionales. Un camino que, sin duda, podremos recorrer a
medida que el uso social de la red, así como las
plataformas y arquitecturas disponibles para hacerlo, maduren,
evolucionen y cristalicen. El caso de Orkut.com, por el momento,
no es más que una de las posibilidades, cuyo conocimiento
nos ayudará sin duda a plantearnos mejores
preguntas.

Bibliografía

· Abbate, J.
(1999). Inventing the Internet. Cambridge (MA): MIT
Press.

· Abramson,
P. R. & Inglehart, R. (1995). Value change in global
perspective. Ann Arbor: University of Michigan
Press.

· AIMC
(2004). Navegantes en la Red. 6ª Encuesta AIMC
a usuarios de Internet. Retrieved September 30, 2004, from
AIMC Website

· Baym, N. K.
(2003). La emergencia de comunidad online. In S. G. Jones (Ed.),
Cibersociedad 2.0 (pp. 55-84). Barcelona: Editorial
UOC.

· Bell, D.
(1976). El Advenimiento de la Sociedad Postindustrial.
Madrid:
Alianza Universidad.

· Burkhalter,
B. (2003). La lectura
on-line de la raza. El descubrimiento de la identidad de raza en
las discusiones Usenet. In S. G. Jones (Ed.), Cibersociedad
2.0 (pp. 89-108). Barcelona: Editorial UOC.

· Carnoy, M.
(2000). Sustaining the New Economy. Work, family, and
community in the Information Age. New York: Russell Sage
Foundation.

· Castells,
M. (2000). The Rise of the Network Society (2nd ed).
Malden (MA): Blackwell Publishers.

· Castells,
M. (2001a). Galaxia Internet. Reflexiones sobre Internet,
empresa y
sociedad. Barcelona: Plaza & Janés
Editores.

· Castells,
M. (2001b). Internet y la sociedad red. Lección
inaugural del programa de doctorado de sobre sociedad de la
información y el conocimiento. Retrieved September 30,
2004, from Universitat Oberta de Catalunya Website

http://www.uoc.edu/web/esp/articles/castells/castellsmain.html

· Castells,
M., Tubella, I., Sancho, T., Díaz, M. I. & Wellman, B.
(2002). Proyecto Internet Catalunya: La Sociedad Red en
Catalunya. Informe de
investigación I. Retrieved September 30, 2004, from
Internet Interdisciplinary Institute (IN3) Website
http://www.uoc.edu/in3/pic/esp/pdf/pic1.pdf

· Critical
Arts Ensemble (1998). Utopian Promises – Net Realities
[Electronic version]. In Critical Arts Ensemble (Eds.), Flesh
Machine. Cyborgs,Designer Babies & the New Eugenic
Consciousness (pp. 141-155). New York:
Autonomedia.

· DiMaggio,
P., Hargittai, E., Neuman, W. R. & Robinson, J. P. (2001).
Social Implications of the Internet. Annual Review of
Sociology, 27, 307-336.

· Dahrendorf,
R. (1983). Oportunidades vitales: notas para una teoría
social y política. Madrid: Espasa
Universitaria.

· Dodds, P.
S., Muhamad, R. & Watts, D. J. (2003). An Experimental Study
of Search in Global Social Networks. Science, 301(5634),
827-829.

· Donath, J.
S. (2003). Identidad y engaño en la comunidad virtual. In
M. A. Smith & P. Kollock (Eds.), Comunidades en el
ciberespacio (pp. 52-88). Barcelona: Editorial
UOC.

· Fischer, C.
(1992). America calling: a social history of the telephone to
1940. Berkeley: University of California Press.

· Fukuyama,
F. (2000). La Gran Ruptura. Naturaleza
humana y reconstrucción del orden social.
Barcelona: Ediciones B.

·
Granovetter, M. (1973). The Strength of Weak Ties.
American Journal of Sociology, 78, 1360-1380.

· Hampton, K.
N. & Wellman, B. (2002). The Not so Global Village of
Netville. In C. Haythornthwaite & B. Wellman (Eds.), The
Internet in Everyday Life (pp. 345-371). Malden (MA):
Blackwell Publishers.

·
Haythornthwaite, C. & Wellman, B. (2002). The Internet
in Everyday Life. An Introduction. In C. Haythornthwaite & B.
Wellman (Eds.), The Internet in Everyday Life (pp. 4-41).
Malden (MA): Blackwell Publishers.

· IBLNews
(2003). Cabrera: "Los jóvenes serán adictos a
los móviles e Internet en próximos
años". Retrieved September 30, 2004, from IBLNews
Website http://iblnews.com/news/noticia.php3?id=71563

· Inglehart,
R. (1998). Modernización y posmodernización : el
cambio cultural, económico y político en 43
sociedades. Madrid: Centro de Investigaciones
Sociológicas.

· Jones, Q.
(1997). Virtual-Communities, Virtual Settlements &
Cyber-Archaeology: A Theoretical Outline. Journal of
Computer-Mediated Communication, 3(3). Retrieved September
30, 2004, from http://www.ascusc.org/jcmc/vol3/issue3/jones.html

· Jones, S.
G. (2003). Información, Internet y Comunidad: apuntes para
una comprensión de la comunidad en la Era de la
Información. In S. G. Jones (Ed.), Cibersociedad
2.0 (pp. 21-53). Barcelona: Editorial UOC.

· Katz, J. E.
& Rice, R. E. (2002a). Social Interaction and Expresion:
Basic Issues and Prior Evidence. Cambridge (MA): The MIT
Press.

· Katz, J. E.
& Rice, R. E. (2002b). Syntopia. Access, Civic
Involvement, and Social Interaction on the Net. In C.
Haythornthwaite & B. Wellman (Eds.), The Internet in
Everyday Life (pp. 114-138). Malden (MA): Blackwell
Publishers.

· Kollock, P.
& Smith M. A. (2003). Las comunidades en el ciberespacio. In
M. A. Smith & P. Kollock (Eds.), Comunidades en el
ciberespacio (pp. 19-47). Barcelona: Editorial
UOC.

· Korte, C.
& Milgram, S. (1970). Acquaintance links between White and
Negro populations: Application of the small world method.
Journal of Personality and Social Psychology, 15(2),
101-108.

· Kraut, R.,
Lundmark, V., Patterson, M., Kiesler, S., Mukhopadhyay, T. &
Scherlis, W. (1998). Internet paradox: A social technology that
reduces social involvement and psychological well-being?
American Psychologist, 53, 1017-1031.

· Ladd, E. C.
(1999). The Ladd Report. New York: The Free
Press.

· Lyng, R.
& Yttril, B. (2002). Nobody sits at home and waits for the
telephone to ring: micro and hyper-coordination through the use
of the mobile telephone. In M. Aakhus and J. Katz (Eds.),
Perpetual Contact: Mobile Communication, Private Talk and
Public Performance (pp. 139-169). Cambridge: Cambridge
University Press.

· Mattelart,
A. (2002). Historia de la sociedad de la
información. Barcelona: Paidós
comunicación.

· Nie, N. H.
& Erbring, L. (2000). Internet and society: a preliminary
report. Retrieved September 30, 2004, from Stanford Institute
for the Quantitative Study of Society Website
http://www.stanford.edu/group/siqss/Press_Release/Preliminary_Report.pdf

· Nielsen, J.
(1998). Better Than Reality: A Fundamental Internet Principle.
Alertbox: Current Issues in Web
Usability. Retrieved September 30, 2004, from http://www.useit.com/alertbox/980308.html

·
O’Brien, J. (2003). La escritura en
el cuerpo. La (re)producción del género en
la interacción on-line. In S. G. Jones (Ed.),
Cibersociedad 2.0 (pp. 109-146). Barcelona: Editorial
UOC.

· Oldenburg,
R. (1999). The Great Good Place: Cafes, Coffee Shops,
Bookstores, Bars, Hair Salons, and Other Hangouts at the Heart of
a Community. New York: Marlowe and Company.

· Putnam, R.
D. (2002). Solo en la bolera. Colapso y resurgimiento de la
comunidad norteamericana. Un estudio internacional sobre las
sociedades y el sentido comunitario. Barcelona: Galaxia
Gutenberg – Círculo de Lectores.

· Putnam, R.
D. (2003). El declive del capital social. Barcelona:
Galaxia Gutenberg – Círculo de Lectores.

· Quan-Haase,
A., Wellman, B., Witte, J. C. & Hampton, K. N. (2002).
Capitalizing on the Net: Social Contact, Civic Engagement, and
Sense of Community. In C. Haythornthwaite & B. Wellman
(Eds.), The Internet in Everyday Life (pp. 291-324).
Malden (MA): Blackwell Publishers.

· Rafaeli, S.
(1997). Networked Interactivity. Journal of Computer-Mediated
Communication, 2(4). Retrieved September 30, 2004,
from
http://www.ascusc.org/jcmc/vol2/issue4/rafaeli.sudweeks.html

· Rheingold,
H. (1996). La Comunidad Virtual. Una sociedad sin
fronteras. Barcelona: Gedisa.

· Sennett, R.
(2000). La corrosión del carácter. Las
consecuencias personales del trabajo en el nuevo capitalismo.
Barcelona: Anagrama.

· Sullivan,
S. (2004). Google Releases Orkut Social Networking
Service. Retrieved September 30, 2004, from Searchenginewatch
Website http://searchenginewatch.com/searchday/article.php/3302741

·
Tönnies, F. (1947). Comunidad y sociedad.
Buenos Aires:
Losada.

· UCLA Center
for Communication Policy (2003). The UCLA Internet Report.
Surveying the Digital Future. Year Three. Retrieved September
30, 2004, from UCLA Website
http://ccp.ucla.edu/pdf/UCLA-Internet-Report-Year-Three.pdf

· Weinreich,
F. (1997). Establishing a point of view toward virtual
communities. CMC Magazine. Retrieved September 30, 2004,
from http://www.december.com/cmc/mag/1997/feb/wein.html

· Wellman, B.
(1982). Studying personal communities. In P. V. Marsden & N.
Lin (Eds.), Social structure and network analysis (pp.
61-80). Beverly Hills: Sage Publications.

· Wellman, B.
(2001). Physical place and cyberspace: The rise of personalized
networks. International Urban and Regional Research,
25(2), 227-252.

· Wellman, B.
& Gulia, M. (1997). Net surfers don’t ride alone:
virtual communities as communities. In B. Wellman (Ed.),
Networks in the Global Village: Life in Contemporary
Communities (pp. 331-366). Boulder: Westview
Press.

· Wellman, B
& Hogan, B. (2004). The Immanent Internet. Retrieved
April 30, 2004, from NetLab Website
http://www.chass.utoronto.ca/~wellman/publications/immanent/immanent.pdf

· Wellman,
B., Quan-Haase, A., Boase, J., Chen, W., Hampton, K.,
Díaz, I. & Miyata, K. (2003). The Social Affordances
of the Internet for Networked Individualism. Journal of
Computer-Mediated Communication, 8(3). Retrieved September
30, 2004, from http://www.ascusc.org/jcmc/vol8/issue3/wellman.html

· Wellman,
B., Salaff, J., Dimitrova, D., Garton, L., Gulia, M. &
Haythornthwaite, C. (1996). Computer Networks as Social Networks:
Collaborative Work, Telework, and Virtual Community. Annual
Review of Sociology, 22, 213–38.

· Wikipedia
(2004). Social networking from Wikipedia, the free
encyclopedia. Retrieved September 30, 2004, from
http://en.wikipedia.org/wiki/Social_networking

· Wolfe, A.
(1998). One Nation, after all: what americans really think
about god, country, family, racism, welfare, immigration,
homosexuality, work, the right, the left and each other. New
York: Viking.

Notas

·
[1] – Traducir el término "social
networking" no
es empresa fácil a pesar de lo intuitivo que resulta
el concepto para los que saben inglés. En este idioma, to network es el
verbo utilizado para representar la acción de contactar con alguien
o crear red en el sentido amplio de la expresión "hacer contactos". De esta forma, para un profano,
el "social
networking"
podría definirse como la
acción de
hacer crecer la red social de contactos (Wikipedia, 2004), de
ampliar nuestra comunidad personal.

· [2]
– Ver http://www.orkut.com/join.html
para ampliar la información acerca de la
participación en el servicio.

· [3]
– De hecho, formar parte (expresado formalmente a través
de la acción
de "unirse a la comunidad" si el individuo no es su fundador) es
requisito indispensable para poder participar, y tiene
implicaciones para la presentación de la propia identidad
en esta red.

Anexos.

Figura 1. Bienvenido
a Orkut.

Figura 2. Vista
general de una comunidad en Orkut.  

Figura 3. Vista
general de la presentación de un contacto en
Orkut.

Figura 4. Vista
general de la red personal de un usuario de Orkut.


Licencia de
Reconocimiento-No
Comercial

Estos contenidos
son Copyleft bajo una
licencia de Creative Commons.
Pueden ser distribuidos o reproducidos, mencionando su autor,
siempre que no sea para un uso económico o comercial. No
se pueden alterar o transformar, para generar unos
nuevos.

Julio Meneses

"Este artículo es obra original de Julio Meneses y su
publicación inicial procede del II Congreso Online del
Observatorio para la CiberSociedad: http://www.cibersociedad.net/congres2004/index_es.html"

Partes: 1, 2
 Página anterior Volver al principio del trabajoPágina siguiente 

Nota al lector: es posible que esta página no contenga todos los componentes del trabajo original (pies de página, avanzadas formulas matemáticas, esquemas o tablas complejas, etc.). Recuerde que para ver el trabajo en su versión original completa, puede descargarlo desde el menú superior.

Todos los documentos disponibles en este sitio expresan los puntos de vista de sus respectivos autores y no de Monografias.com. El objetivo de Monografias.com es poner el conocimiento a disposición de toda su comunidad. Queda bajo la responsabilidad de cada lector el eventual uso que se le de a esta información. Asimismo, es obligatoria la cita del autor del contenido y de Monografias.com como fuentes de información.

Categorias
Newsletter