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Contrageografías de la sociedad del conocimiento: Espacios políticos en las cibersociedades (página 2)




Enviado por Djamel Toudert



Partes: 1, 2

 

De lo que podemos interpretar que los MMSS serían
un cañón lanza propuestas en el que los proyectiles
sólo atravesarían al cuerpo social en la medida que
este resultara permeable o se dejara permear.

Existen otros consumos que los propiamente
proporcionados por el mercado
monetario. Toda una contrageografía emerge al contemplar
el orden molecular que no deja de instituir al molar.

"la producción de subjetividad para focalizar
a la gente sobre los bienes de
consumo
suponía la puesta en marcha de una máquina
publicitaria" (Guattari, 1991)

Qué maquinas o maquinaciones, en el sentido
deleuziano, construyen los MMSS?

Lo cierto es que existe un consumo de experiencias de
solidaridad, de
lo alternativo, lo crítico, etc. consumo de MMSS que se
puede establecer como un modo de generar nuevas subjetividades.
Al margen de si estas son o no necesarias, el juego es que
este consumo puede verse reorientado, sobrecodificado por las
prácticas neoliberales. El fórum de las culturas
2004 en Barcelona es un intento para orientar y dirigir ese
consumo.

Así que no estamos negando que existan
prácticas que escapan a la lógica
del intercambio monetario. De hecho, las redes de trueque, las
cooperativas o
bancas éticas, el compartir archivos mediante
sistemas peer to
peer en internet son muestras de
ello. Lo que tratamos de decir es que una exterioridad al
sistema
capitalista sólo se puede lograr dejando de hacer el
capitalismo
(Holloway,2002) Y el capitalismo lo hacemos día a
día. No se trata de un Frankenstein que se independice de
su creador. Sin ir más lejos, ¿cuantos de
nosotros/as tenemos el dinero
metido en un banco?

¿Podemos no tener una cuenta bancaria?
¿Que ocurre si depositamos nuestro dinero debajo
de la almohada? ¿Que costes tiene esa elección?
¿Donde esta la policía de los MMSS?

Hay pues libertad de
elección, se nos anuncia. Pero ciertas elecciones suponen
demasiado riesgo o
demasiados costes. Si no estamos dispuestos a asumir los costes
de aquello que elegimos hacer, si no asumimos la vida como un
acto de sabotaje como diría S. López petit entonces
sucede que todo se queda en una rabieta o en el mejor de los
casos un gesto simbólico que puede aumentar la cuota de
simpatizantes con la causa que se pretende sostener.

Llegados a este punto, la reflexión que nos
gustaría introducir es qué;

"Sólo yendo en el sentido del proceso
podemos introducir cambios en el proceso".(Bifo, 2003). Haraway
coincide con este planteamiento al enunciar que no se trata de ir
contra la ciencia y
"lo científico" sino que se trata de: "codificar de nuevo
la inteligencia y
la
comunicación para subvertir el mando y el control"

Otra vez;

"Se trata más bien de intervenir en la
producción de sentido desde los territorios de la
inmanencia, orientándola, atravesando las olas de
símbolos con el virtuosismo de un
surfista"(Wu ming, 2003)

También vamos a rescatar a Pierre Lévy al
decir que;

"La posición crítica se orienta hacia el pasado.
Fabrica una conciencia
cada vez más esquizofrénica e infeliz, porque
cada uno de nosotros, a su modo, participa activamente en el
movimiento
que se denuncia.(…)La posición que me esfuerzo por
adoptar aborda abiertamente el movimiento real de la evolución en curso y trata de distinguir
su sentido más favorable, de modo en que lo haga
posible. Sólo insertándonos intelectualmente y
afectivamente en la corriente que nos lleva podremos
orientarlo, en la

medida de lo posible."

En el caso de una contrageografía de la sociedad del
conocimiento
pues, se trataría menos de negar y confrontar dicha
sociedad y más de pisar el acelerador de forma que el tren
descarrile. Y aquí no se esta haciendo ninguna
apología de la sociedad del conocimiento. Se trata de
entender que la asunción acrítica del discurso
"intentar cambiar las cosas desde dentro no resulta útil,
porque lo que acaba cambiando es uno mismo" constituye un
mito
inmovilista que por un lado conduce a la frustración de
aquel que cree que la única salida es el polo norte y
por lo tanto no intenta nada y aquel que se empeña en
darse golpes de cabeza contra la pared para destruir la pared.
Cuando esta vez sí, posiblemente lo que ocurra es que la
pared le destroce la cabeza. O bien, una vez en la
habitación contigua, uno no sepa que hacer.

Líneas de potencia en la
cibersociedad

En nuestro caso, nos interesa señalar
que:

"la separación entre trabajo e
inteligencia, que define al trabajo obrero, no se da ya en
el trabajo
cognitivo. El trabajo cognitivo es trabajo inteligente en
red y produce
valor de
forma intensiva(…) Es el capital
quien establece los criterios según los cuales la
inteligencia debe manifestarse, encadenarse y producir. Pero
inteligencia y trabajo son una misma cosa, y la inteligencia
puede reconocerse y autoorganizarse en el propio ciclo de
trabajo" (Bifo,2003)

Entonces, si inteligencia y trabajo están
más cerca que nunca, cabe la posibilidad que la
cooperación de las singularidades vía la red u
otros artefactos subvierta la lógica del capital y
redefina los procesos
productivos en base a una competición colaborativa y no a
una competición lucrativa. Se trata en definitiva de
orientar la producción tecnocientífica a las
necesidades sociales y no al consumo. O más bien, dirigir
el consumo. Qué consumimos y para qué.

Junto a este acercamiento entre inteligencia y trabajo,
tenemos que nombrar otro acercamiento entre afectividad y
trabajo. Pues el trabajo también requiere cada vez
más de nuestra afectividad. De nuestras emociones. En
definitiva, cualquier actividad humana es susceptible de generar
valor, y como tal, el capital tiende a la integración de la totalidad de las
actividades humanas. De forma que cualquier beneficio pueda ser
agenciado por este.

Aun así, esta afectividad puesta en
relación al trabajo también ahonda en el consumo.
En el sentido que el consumo mismo deviene emoción.
Deviene pues también una forma de experimentar esa
totalización. Ya que

"El consumo se sostiene sobre una capa de emotividad
que lo convierte en la experiencia postmoderna más
verdadera. El individuo se
siente vivo, pleno y feliz en el consumo porque éste es
la emoción" (Gil, 1999)

¿ Una inversión del proceso en que las
afectividades, la inteligencia y el trabajo dejen de estar
dirigidas o subsumidas por el capital es posible /
conquistable?

¿O más bien el sentir, pensar, trabajar de
otro modo es lo que realmente posibilita el cambio y lo
que constituye un verdadero plano de acción
inmanente que no requiere de ninguna exterioridad
previa?

Son dos preguntas que vuelven a poner el interrogante
sobre el cambio desde dentro o desde fuera.

La gente de The Angry Brigade lo comprendió
rápidamente. En medio de un pub abarrotado de bebedores de
cerveza
infatigables y trabajadores grises leyendo su Daily
Mirror. Podrían haber lanzado su diatriba contra la
sociedad de consumo en un ejercicio de movilización de los
placeres y deseos de los allí presentes:

"La vida es tan aburrida que no tenemos otra cosa que
hacer que gastar nuestro sueldo en la última falda o
camisa. Hermanos y hermanas.

¿Cuales son vuestros deseos reales?
¿Estar sentados en un bar, la mirada distante, aburrido,
bebiendo un café?
O quizás VOLARLO o PEGARLE FUEGO!!!" (The Angry
Brigade)

Dejando al margen las cuestiones moralizantes y
nihilistas, aparece la afectividad, la experiencia colectiva y el
deseo como unas coordenadas de movilización política en un
sólo enunciado. Y como Foucault
apunta:

"Describir una formulación en tanto que
enunciado no consiste en analizar las relaciones entre el autor
y lo que ha dicho (o ha querido decir, o ha dicho sin querer),
sino en determinar cuál es la posición que puede
y debe ocupar un individuo para ser el sujeto de ella"
(Foucault, 1969)

¿Qué posiciones determina el ciberespacio?
No podemos volar o incendiar el ciberespacio en un ataque
frenético de consumo etílico.

Incluso las redes de otros sistemas complejos como
pueden ser la distribución y monitorización del
tráfico en las ciudades o los índices
bursátiles aparecen como un dispositivo en el que la
secuencia de comandos
necesaria para accionar las cosas aparece a una distancia cada
vez mayor. Ya sea a nivel de los conocimientos técnicos
para intervenir o en el hecho de que constituyan procesos
irreversibles una vez implantados. Un punto de no retorno. Como
en su momento lo fueron las centrales nucleares y como ahora lo
es, según Winner, proponer el desmantelamiento de todas
las centrales nucleares. No se trata de establecer una
concepción anti- o pro- tecnológica. Si no de
entender en qué momento se debe / puede intervenir y como
se negocia la entrada y la salida de estos procesos.

Todo dispositivo de monitorización establece unas
coordenadas para situar, medir las trayectorias de los objetos.
De forma que estos dispositivos constituyen a su manera nuevas
auditorías. Auditorías [1] que
siguiendo a N.Rose aunque con otras palabras, podemos decir que
alisan, laminan, aquella multiplicidad de actividades que aprecia
como ingobernable. De modo que en todo momento existe un registro, una
base de datos
para conocer que se esta produciendo en cualquier lugar auditado.
Lo interesante pues es ver que los expertos, los
científicos en este caso, actúan "transformando a
los agentes de bienestar -departamentos de servicios
sociales, departamentos de vivienda, autoridades sanitarias-en
"compradores" que pueden elegir "comprar" servicios dentro de una
gama de opciones disponibles(…) Transformar las
actividades(…) en términos de dinero contable da lugar a
qué se establezcan nuevas relaciones de poder" (Rose,
1997). No es ya el ideal de la comunidad de
consumidores/as las que establecen que quieren y que necesitan.
Si no las agencias con capacidad para establecer los criterios en
base a los que algo o alguien debe auditarse. Son mapas que
habilitan ciertas rutas y dejan inhabitadas otras. De ahí
la necesidad de una contrageografía.

De los circuitos
integrados a la reintegración de circuitos

Los usos tecnológicos para la circulación
y producción del conocimiento permiten la aparición
en escena de más productores que pueden llegar de facto a
la totalidad de la comunidad conectada en red.

No sólo se trata de concienciar a la gente, de
informar o información, sino que falta también
producir el cuerpo.

"En esta era de sobrecarga de informaciones, lo
importante no es la libertad de ideas, sino la libertad de
forma- libertad para modificar y mudar el cuerpo." (Stelarc,
1997)

La creación de máquinas o
aparatos sensoriales permite

"amplificar la capacidad humana de oír y ver,
instaurando nuevos prismas y perspectivas que, sin los
aparatos, el mundo no tendría." (Santaella, 1997) [las
traducciones son nuestras]

No se trata sólo de producir y compartir
información. Si no también de desintegrar o volver
a integrar circuitos. Ya
sean corporales o electrónicos. De forma que existan
prismas y perspectivas que efectivamente, el mundo no tiene. Y no
porque nadie haya teorizado sobre ellos, sino porque nadie ha
experimentado con ellos.

Hablamos pues de libertad de forma, si antes toda
libertad quedaba reducida a libertad de elección entre
productos
manufracturados por las grandes corporaciones, ahora existe un
"entre", un espacio donde la libertad es mayor. Se abre un
espacio global que acelera los procesos relacionales y acerca
también los procesos productivos. En tanto que la
distribución y la copia de mercancías digitales se
acerca asintóticamente al coste zero.

Un espacio restringido a aquellos que puedan conectarse
y a aquellos que dispongan del conocimiento necesario para
hacerlo pero que afecta globalmente. No sólo se es libre
de escoger, sino libre de actuar. O en cualquier caso, más
libre que en otros ámbitos.

En una simulación
donde lo que importa no es ya hacer vivir o hacer morir sino
hacer conexiones.

En el ciberespacio pareciera como si el sujeto social se
diluye totalmente en el consumo. Consumo de banda ancha.
Consumo de TIC. Aparece
la noción de "disapearing body". El cuerpo que desaparece,
el ansia por dejar la carcasa de carne que actúa como un
lastre ante la avalancha de gigabits que nos inunda por la
pantalla. Quisiéramos ser totalmente binarios para poder
movernos con más libertad. No depender de las necesidades
más carnales como comer / dormir. Pero nos encontramos con
un cuerpo siempre puesto en escena. Aunque sea por el simple a/s
(age / sex) con el que los internautas se interpelan en los
chats.

Los deseos pues, como el del disappearing body, no son
instintos o pulsiones,

"el deseo solamente puede surgir de lo social, uno
desea helados de limón o chocolate, no desea comer,
desea que le hagan una felación o un cunilingus, no
desea copular."(Gil, 1999)

Y volviendo a las máquinas
sensoriales;

Que deseamos ahora que empezamos a mirar por el prisma
del cibersepacio?

"¿Por qué deberían nuestros
cuerpos terminar en la piel o
incluir, en el mejor de los casos, otros seres encapsulados por
la piel?" (Haraway, 1981)

Es decir, que corporeidad podemos producir.

Parece pues, que este "entre" es el único lugar
donde nos es permitido "actuar", devenir actores de nuestros
proyectos y
nuestras fantasías. Construimos pues nuestro "lugar" que
es un "no lugar". Es una ilusión de exterioridad al
sistema creada por el propio sistema. Así, sucede que en
un juego de hologramas, aparece como exterioridad aquello que en
realidad se sitúa en el centro mismo del sistema, de la
new economy y del carnaval ostentoso de la sociedad del consumo.
Y precisamente por ello es un espacio donde la potencia anda a
sus anchas.

Se inscribe una dependencia cada vez mayor de sistemas
complejos y esta dependencia hace que la red pueda ser vulnerada
desde cualquier punto. La capacidad de conectar cosas sumamente
dispares entre sí y la posibilidad de cooperar y hacer
circular libremente la información contrasta con los
deseos de capturar, monopolizar y explotar esa
información. Pero la brecha es ya demasiado grande como
para intentar cerrarla.

Aún así, no se trata sólo de
configurar /personalizar "nuestro" internet. Sino de volver a
construir una materialidad compartida por todxs. Este "entre",
aún siendo el objeto de la new economy, se escapa en una
huida hacia adelante a ella.

Reconfigurando el mapa de la producción de
conocimiento mediante la crítica a los sistemas de
explotación de la propiedad
intelectual. Licencias como el Copyleft son ampliamente
significativas. Constituyen un caso en el que la
transformación surge dentro del proceso. (Aprovecha el
marco legal de la OMPI) para dirigir el proceso.

Digamos que es un proyectil que cada vez ahonda
más en la porosidad del tejido social. Define una
línea de potencia a través del consumo de programas
informáticos libres (que no gratuitos) redefiniendo otra
forma de consumir, otro diseño
de mercado entendido como lugar de intercambio. No como lugar de
especulación y explotación. Este trabajar en red,
esta forma de acceso al conocimiento vuelve a manifestar que:
"Cerebros son medios de lo
que otros cerebros hacen y han hecho." (Sloterdijk, 2002) Y por
ello no tiene sentido, más que desde el prisma del
capital, pensar en una propiedad
intelectual.

La introducción de nuevas
tecnologías para la elaboración,
circulación y gestión del
conocimiento produce nuevas subjetividades y establece nuevas
relaciones de poder. Como ya sucedió con la escritura.

O más bien, el uso de esas técnicas
es capaz de desprogramar cuerpos. De romper los hábitos
adquiridos en las deambulaciones de nuestros cuerpos por las
instituciones
disciplinarias.

Aún así, este ciberespacio permite
determinadas relaciones en la red donde las personas aparecen
como iconos, como un mote, unos dígitos; Marta27,
BigKing18, sweet69, ETC.

O también con otro nombre y apellidos,
miguel.ruiz[arroba]campus.uab.es se define como un estudiante de
la UAB, lo que suele ser diferente de miguel.ruiz[arroba]uab.es
ya que entonces se trata de un profesor de la
UAB.

Son en definitiva sujetos que son concebidos como
objetos. Objetos de consumo. Las personas como objetos. Actuamos
así con ellas. Esperamos que siempre estén
disponibles, sustituibles y si se rompen, compramos otra. Y otra
transformación, los objetos como sujetos.

Dialogamos con nuestro ordenador, compartimos emociones,
nos cabreamos cuando no funciona, juntos hacemos emerger una
relación hombre-máquina que ni es sólo hombre
ni sólo máquina.

Ya hemos visto que este "entre" abre un nuevo espacio
para la lucha política des de dentro de los procesos en
curso. Lo verdaderamente interesante es cuando este "entre" no
reproduce las formas ya existentes de hacer política o de
pensar los espacios. Si no que experimenta otras formas de
realidad que ahora son posibles.

Es decir, "Virtual technologies supplement rather than
substitute for real activities" así que

"We thus observe the emergence of (discussions about)
'electronic shopping', 'information society', 'e-government',
'remote learning', 'global governance'(…)While it is often
unclear from these labels exactly how the aplication of the
epithet actually modifies the activity / institution in
question(…) (Woolgar, 2002)

Esto es especialmente importante porque sucede que
muchos portales en internet reproducen una y otra vez las formas
ya existentes de organización social cuando el medio en el
que actúan permite muchas más transformaciones que
las existentes.

Así, una revista
virtual se organiza poniendo en archivos PDF sus
artículos. De modo que lo único que hace consiste
en substituir la revista en papel por una revista digitalizada.
Cierto es que puede llegar a más gente y a más
distancia y a menos coste. Pero también es cierto que no
logra aprovechar la posibilidad de experimentar otra forma de
hacer revistas. Por ejemplo una revista en que el contenido no
estuviera fijo o estático y los lectores pudieran
continuar el artículo, o bien enlazar los artículos
con sonido e imagen o bien
plantear otra forma de lectura que no
sea la del texto escrito.
Bruno Latour ha entendido bien este nuevo hacer y realmente
cuando denomina a sus libros libros
virtuales, la etiqueta virtual no resulta gratuita. (ver

)

Parece ser que quienes mejor han entendido esto son los
artistas. Así que quizás no seria una mala idea ver
al arte como un
heurístico para las CCSS en determinados
momentos.

Algunos MMSS también estructuran su actividad en
el ciberespacio reproduciendo las mismas nociones de lo que es la
política en la calle. Dejando a un lado la posibilidad que
la política pueda también dejar de estar vinculada
a su acción física. Se utiliza la
red como medio de comunicación para reunir a gente
físicamente. Sólo entonces se hace política.
En la calle, en colectivo. Pero otras formas, al margen de los
Hackers, de hacer
política en la red también son posibles.

De hecho, esta obstinación por reproducir lo que
ya existe en entornos virtuales resulta paralizante.

Vamos a substituir la comunicación cara-a-cara,
vamos a hacer una universidad
virtual, vamos a hacer un videojuego tan preciso que va a parecer
real. Bueno pues, ¿dónde esta la gracia? Si lo real
ya lo tenemos funcionando hace tiempo.

Podemos hacer un paralelismo con los hombre y mujeres
discapacitados/as. Tal como establece Helena Torres, la
obstinación en la construcción de prótesis
mamarias, de piernas, de brazos, etc. No dejan de ser unos
artefactos que quieren hacer parecer como normales a personas que
no lo son. En este caso se trata de no aceptar la diferencia que
supone ser discapacitado. Relegando a las personas discapacitadas
en un margen. Si quieres disfrutar del centro, tienes que pasar
por colocarte tus prótesis. Aun que para ello necesites
perder 2h cada mañana.

No se contempla la posibilidad de llevar esa lucha desde
los margenes al centro para que no sea necesario el parecer
normal para disfrutar de las ventajas de la
normalidad.

En el caso del ciberespacio, esta obstinación por
substituir lo que ya existe, por digitalizar lo ya existente, no
conduce nada más que a un juego donde siempre gana la
misma: La repetición. Sí, con nuevas propiedades,
pero repetición. Así, el consumo tiene que lograr
salir de esa repetición pero sin estar acompañado
de la mano del re-encantamiento de unos pocos.

OGM, consumo e Hibridaciones

La división entre estructura y
agencia, entre productor y consumidor en
cambio, si parecen abandonar sus condiciones de posibilidad en el
cibersepacio. Así, la red sería una estructura en
proceso de estructuración. De modo que tod[arroba]s somos
agentes y a la vez damos forma a la red. Y en el caso de la
división entre productores y consumidores que en cierta
medida daba luz a la sociedad
de consumo ahora empieza a oscurecerse ya que las fronteras entre
unos y otros (para ciertos procesos) empieza a estar menos clara.
Apareciendo términos híbridos como el
Prosumidor.

Estos procesos son especialmente importantes puesto que
permiten ver lo que quizás hasta ahora sólo se
venia anunciando de forma teórica.

La cooperación de las singularidades en base a
objetivos
comunes que Negri y Guattari promovían en las verdades
nómadas y más tarde el concepto de
multitud por parte de Negri pueden darse fácilmente en
estos entornos digitales. Incluso la noción de cyborg de
Donna Haraway entendida como una metáfora o como
posición política permite aglutinar lo distinto sin
que para ello, esa distinción paralice el logro de una
acción política conjunta.

En el caso del consumidor y el productor, existe la idea
que la demanda genera
la oferta. De
modo que en una suerte de dialogo el
productor investigaría que es lo que necesita o requiere
el consumidor de forma que este último vería sus
demandas satisfechas. Esta idea de dialogo entre consumidores y
productores aparece mutilada en numerosos casos donde la oferta
no sólo genera la demanda sino que busca aniquilar la
competencia y
forzar al consumidor a consumir lo que ella establezca. Un
ejemplo concreto de
este proceso lo podemos observar en las corporaciones
norteamericanas productoras de semillas transgénicas que
pretenden controlar la producción agrícola a nivel
mundial.

Así, cuando nos posicionamos como consumidores,
como gente qué necesita comer, nos preguntamos qué
capacidad de decisión tenemos frente a aquellos qué
nos dicen y dan lo qué debemos comer. Nadie cuestiona al
tomate que
compra en el supermercado. Lo compra y lo come.
Difícilmente va a poder reconfigurar su habitáculo
postmoderno de la metrópolis para cultivar un huerto. Pero
si el tomate sale defectuoso ¿a quien reclama?

¿A qué distancia esta el productor? Como
hacerle llegar nuestra rabia, nuestra indignación. Pero a
la vez nuestra ilusión por algo nuevo.

Si salimos de la perversión de este ejemplo
individualizante y pensamos en qué distancia hay entre los
qué pueden verse afectados por las consecuencias negativas
de los OGM y aquellos qué se encargan de su
implantación y promoción vemos qué el abismo
produce vértigo. Y lejos de ser una anécdota
constituye, esta distancia, una característica esencial de
nuestro tiempo.

"lo característico de este momento es el fin de
la era del compromiso mutuo"

"la principal técnica del poder es la huida, el
escurrimiento, la elisión, la capacidad de evitar, el
rechazo concreto de cualquier confinamiento territorial y de
sus engorrosos corolarios de construcción y mantenimiento del orden, de las responsabilidad por sus consecuencias y de la
necesidad de afrontar los costos"
(Bauman,2002)

La verdad es qué tal y como redactamos este texto
parecería como si ya estuviera todo dispuesto y a
nosotros/as sólo nos tocara mirar. Para entrar en el
proceso y dirigirlo tendríamos que entrar en el laboratorio.
Pues sólo allí es donde se puede realizar la
modificación genética
que permite etiquetar a la soja o al
maíz
como transgénicos.

El ciberespacio permite pensar y articular formas de
colaboración entre productores y consumidores que reduzcan
esa distancia. Aun que no es menos cierto que también
permite aumentar la distancia. Ya que el otro, simplemente si se
desconecta, no esta.

Pero lo importante, el factor diferencial, es que
permite la multiplicación de productores de contenidos
diversos.

En una entrevista a
uno de los padres del movimineto Telestreet en Italia (las
telestreets son cadenas de televisión
que emiten en un barrio o sólo en un inmueble o calle y
por tanto tienen muy poca audiencia. Para más
información ver: #) a la pregunta de si no les preocupaba
el hecho de que hubiera tan poca audiencia, la respuesta fue
precisamente esa: – lo que importa, es que haya
productores.

Cristaliza así el deseo de miles de personas que
de consumidores pasan a productores. Pero no dejan de ser ni lo
uno ni lo otro.

"Un modelo de
causalidad en el que los medios técnicos están
separados de los motivos no implica que no estén
relacionados. Al contrario, la aparición de una nueva
tecnología puede desencadenar o reforzar
un motivo al hacer posible o inesperadamente barato el fin
perseguido" (Headrick, 1989)

Lo interesante es pues, la aparición de un nuevo
actor, el ciberespacio que como ya hemos visto crea su propias
máquinas sensoriales.

La condición ontológica de este nuevo
actor se cruza entre el capitalismo y las posibilidades que abren
las nuevas tecnologías. Desplegando un tercer vector que
confluye de los dos anteriores pero que se rige por si
mismo.

Guattari, recogiendo a media voz lo que se venia
diciendo acerca del desmantelamiento del estado del
bienestar, decía que

"Si el capitalismo tuviera una política
consecuente, yo aplaudiría este sistema. Esto ha
sucedido históricamente en contadas ocasiones. Conocimos
el New Deal, el Plan Marshall,
la política de Kennedy, que tal vez no dio buenos
resultados, pero al menos era una política. La
política actual del capitalismo mundial, en cambio, es
nula." (Guattari, 1991)

Sizek nos habla de repolitizar la economía. Y en este
caso, politizar el ciberespacio puede imprimir una dirección y una velocidad en
la que el hombre no
aparezca como un cuerpo obsoleto. Repolitizar el consumo de las
nuevas tecnologías. Así, la mano invisible de
A.Smith quizás se reconvierta en una mano accionada
vía las ordenes de miles de internautas.

Notas

[1] para ver más extensamente el caso de las
auditorías y su cofuncionamiento con redes digitales
complejas, podéis acceder a otra comunicación en
este "II congreso online para el observatorio de la
cibersocidad." [prpogramas de vida y programas de silicio] en el
GT-51.

Referencias

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Yann Bona Beauvois

"Este artículo es obra original de Yann Bona Beauvois y su
publicación inicial procede del II Congreso Online del
Observatorio para la CiberSociedad: http://www.cibersociedad.net/congres2004/index_es.html"

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