Pluralismo social y cultural, crisol de razas y multiculturalismo en el estudio de las migraciones masivas a la Argentina
(Una mirada histórica retrospectiva)
- Modernización,
nacionalidad e inmigración: el itinerario de los
sesenta - El
largo camino a casa o el retorno de los inmigrantes en la
historiografía argentina de las migraciones en los
años ochenta y noventa
Como citar este documento:
Marquiegui, Dedier Norberto. Pluralismo social y cultural,
crisol de razas y multiculturalismo en el estudio de las
migraciones masivas a la Argentina: una mirada
histórica retrospectiva. En publicación:
Astrolabio, no. 2. CEA, Centro de Estudios Avanzados,
Universidad
Nacional de Córdoba, Córdoba, Argentina: Argentina.
Septiembre. 2005 1668-7515
Acceso al texto
completo:
http://www.astrolabio.unc.edu.ar/articulos/multiculturalismo/articulos/marquiegui.php
Resumen:
Descriptores Temáticos: ciencias
sociales; pluralismo cultural; migración;
inmigración; integración cultural; nacionalidad;
historiografía; historia; sociología; Argentina
El reconocimiento de la alteridad fue siempre una tarea
difícil para los argentinos y más para los
historiadores, dedicados o no al estudio de los movimientos
migratorios. A comienzos de los años sesenta tuvieron
lugar en el país los primeros esfuerzos
sistemáticos realizados para alumbrar la primera interpretación científica que se
elaborara aquí sobre este problema, desligada de aquellas
otras versiones autocomplacientes anteriores, surgidas la
mayoría de las veces desde las mismas colectividades, pero
también desde el seno de una sociedad que,
si los había recibido con beneplácito durante la
etapa de las migraciones masivas, estuvo demasiado
empeñada después en exaltar su propio destino de
grandeza, por lo que es posible decir que esas primeras
incursiones serias que se llevaron a cabo en la materia
estuvieron signadas también por la misma omnipresencia de
un cierto concepto de
"nacionalidad"2 que pareciera ubicarlas
en continuidad más que en ruptura, respecto a aquellas
otras tradiciones intelectuales
que las precedieron y de las que en realidad buscaban tomar
distancia3.
El pasaje potencial de esa situación a otra, en
donde las voces ocultas de "los otros", en este caso inmigrantes,
comenzaron a salir de su ostracismo, a manifestarse en abierta
rebelión contra esa especie de forzosa sujeción que
les venía impuesta desde afuera, no tardaría
demasiado en producirse, aunque lo haría gradualmente
dando paso, primero a una cierta historia de las colectividades
en la década del ochenta, y luego a lo que se ha dado a
llamar la dimensión regional y aldeana de los procesos
migratorios. Puerta de entrada, ya en los años noventa,
para un nuevo tipo de historia social que se pretendía
distinta y que, en parte como respuesta a la crisis de los
grandes modelos
macrosociales que por entonces se evidenciaba, reclamó
para sí la nada fácil tarea de generar una descripción más realista de los
hechos que se propusiera además recuperar la experiencia
vivida por los propios sujetos sociales como ineludible
vía para una nueva forma de legitimación en que su presencia no
podía ser soslayada, en un terreno probablemente
más cercano a la microhistoria, la historia de las
representaciones, la historia cultural y que encontraba en la
antropología a uno de sus interlocutores
privilegiados. Aspiramos a realizar un breve recorrido, que no se
pretende de ningún modo exhaustivo, pero que dé
cuenta aunque más no sea sumariamente de los logros
parciales, de los avances y de los retrocesos, así como de
las lecciones que se pueden extraer de la experiencia argentina
habida en materia de estudios migratorios. La intención
implícita, será que este balance, que se viene a
sumar a otros precedentes4, nos permita de alguna
manera establecer los itinerarios colectivos alguna vez
recorridos por las distintas corrientes y líneas
interpretativas presentes en el tratamiento del problema,
reflexionando sobre sus fuentes
intelectuales, sus correlaciones con los cambios más
generales producidos en la situación mundial, así
como en las insinuaciones y modas historiográficas
globales que tuvieron lugar a través de las distintas
épocas. El fin perseguido es el de precisar los probables
derroteros que, eventualmente, podrían seguir las investigaciones
sobre la materia en los próximos años, así
como las perplejidades y los desafíos actuales a los que
se debiera encontrar solución en busca de los nuevos
caminos a través de la cuales diseñar los rasgos
generalizables de un proceso que,
si presente en todas partes, deberíamos considerar
también en toda su centralidad negada en tanto proyecta
sus consecuencias últimas hasta nosotros.
Modernización, nacionalidad e
inmigración: el itinerario de los sesenta.
Si la nacionalidad, o mejor aún la omnipresencia
de un cierto concepto del "Estado–nación"
jamás ausente, había sido uno de los rasgos
característicos de la historiografía argentina de
los años sesenta en que tuvieron lugar las primeras
incursiones en sede científica realizadas en torno al problema
de las migraciones, esto se debió, en parte, a una serie
de factores convergentes y no sólo a esa impronta
continuista a la que hemos aludido antes y que, en rigor de
verdad, es probable que no estuviera en el ánimo de sus
promotores. Antes bien, genuinos impulsores de una historia
económica y social, hasta entonces por lo menos
postergada, existe consenso generalizado hoy en considerar a la
renovación sesentista como un momento de inflexión,
un verdadero punto de partida para una serie de cambios que
señalan a esa época como el comienzo de una nueva
era, en que la mayoría de los historiadores argentinos
actuales gustan filiar sus orígenes, aunque en muchos
casos es probable que no pueda ser ya si no es en disidencia.
Pero, más interesante aún, y eso con prescindencia
de las numerosas innovaciones que se introducen en las nuevas
cuestiones que se abordan, en los enfoques, las referencias
teóricas que se invocan, así como también en
las técnicas y
los métodos
utilizados es que muchas de esas novedades, más que una
revisión drástica de las interpretaciones y de las
categorías manejadas en el pasado vinieron en muchos
casos, aun contra la voluntad declarada, a
ratificarlas.
Tal es el caso de esa persistente idea de
«Estado-nación» que, aunque sea por
diferentes razones, igual sobrevuela en esta época, lo
cual acarrea profundas implicancias, particularmente en el caso
de unos estudios migratorios comparativamente retrasados respecto
a otras tradiciones sociológicas e
historiográficas, como la norteamericana5. La
casi totalidad de los trabajos producidos en ese momento se
apoyaban en fuentes públicas, sobre todo cuantitativas, y
descansaban en la segura convicción de la utilidad de
operar con grandes agregados numéricos y series
homogéneas cuantificables. De ahí, por ejemplo, la
enorme proliferación de estudios demográficos o
económicos que se efectuaron, basados en los censos
nacionales y estadísticas de inmigración, pero
como el recorte que proponían esas fuentes era
precisamente el de los estados a los que aludían,
tenían la desventaja de que, al usarlos como material de
base, a veces exclusivo, virtualmente se estaba reconociendo la
validez universal de ese ámbito como el marco
óptimo, el único o el más apropiado, para el
estudio de procesos de estas características. Una
constatación que no sólo no sería desmentida
sino todo lo contrario, corroborada por las nuevas orientaciones
y tradiciones intelectuales que se constituyeron en adelante como
su fundamento y soporte teórico de fondo.
Es que, como es sabido ahora, los estudios sobre la
inmigración en Argentina, lo mismo que la enorme
mayoría de los trabajos nacidos al calor de la
renovación de los sesenta, estuvieron signados en sus
orígenes por la influencia entrecruzada de la escuela de los
Annales, la teoría
del crecimiento de Rostow, la sociología funcionalista y
un difuso marxismo, la
mayoría de la veces aprendido a través de sus
inevitables mediaciones francesas, en palabras de uno de sus
más lúcidos exponentes6. Lo que tienen
en común todos esos modelos, tan distintos los unos de los
otros, irreconciliables,desde una mirada actual, puede ser menos
evidente hoy de lo que posiblemente resultaría en ese
momento. Un momento en donde, al calor de los impulsos de un
cierto reformismo desarrollista y de una coyuntura internacional
excepcionalmente favorable, que se despliega a partir de los
esfuerzos de reconstrucción económica de posguerra,
parecería natural combinar todas esas interpretaciones
que, aunque radicalmente diferentes entre sí, empujaban
todas hacia un mismo fin, un mismo desenlace, una cierta
visión del futuro claramente discernible en el auge que en
esa época tuvieron ideas como las de modernización
y crecimiento7. Claro que ese común
denominador, visible en todas las naciones, adquiría
aquí además otras connotaciones pues, si la
Argentina del post-peronismo se
había propuesto completar su tránsito hacia la
modernidad, y en
ello iba buena parte del compromiso y la acción
de muchos de los que fueron los principales referentes de la
renovación, era porque esa tarea en realidad no se
había realizado del todo antes. Es por eso que, mientras
que a la influencia de los Annales se reservaba la función de
ofrecer resguardo a muchos de los reflejos básicos del
oficio de historiador, a la vez que en su vertiente braudeliana
se le permitía incorporar otros nuevos como los de la
multidisciplinariedad, lo mismo que la historia serial de
Labrousse y el aporte de algunas nociones como las de totalidad y
estructura que
tan bien parecían adaptarse a los nuevos climas
intelectuales y a los intercambios que se habían
establecido con otras disciplinas, será la
sociología estadounidense la encargada de aportar lo
principal de las matrices
inspiradoras del nuevo movimiento8. Por otra parte, en
lo que a nosotros compete, si esa influencia es en buena medida
perceptible en el conjunto de la producción de la época, se torna
todavía más evidente, en aquella figura que en
muchos sentidos marcó el rumbo de los acontecimientos, al
brindar la contribución más decisiva para la
formulación de un esquema interpretativo llamado a
perdurar en el tiempo y sobre
el cual se desplegarán después, a favor o en
contra, la inmensa mayoría de los trabajos que se
realizaron sobre inmigración en Argentina. Nos estamos
refiriendo a Gino Germani9
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