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Técnicas de subjetivación e interacción virtual en tiempo real. ¿Tienen algo en común Michel Foucault y los chats?


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    1. Abstract

    Frente a la utilización del panoptismo y sus
    consiguientes efectos de poder, cabe
    rescatar la noción foucaultiana del "cuidado de sí"
    para considerar la práctica de las interacciones virtuales
    en tiempo real
    (por ejemplo los chats) como una determinada técnica de
    subjetivación en la constitución del sí mismo (self) que
    hunde sus raíces en la filosofía griega y
    cristiana. Los elementos que se consideran en esta
    indagación son cuatro: la sustancia interna de la identidad
    personal, el
    grado y tipo de comportamiento, el ritual y la habituación
    que se adoptan para reformular la propia identidad, los
    reanclajes de la identidad personal y el objetivo final
    de la transformación personal que se lleva a
    cabo.

    Palabras
    clave
    · chats · cibersexo · comunidades
    virtuales · filosofía · identidad

    2. Introducción

    La versión de Umberto Eco en torno a la casi
    natural bifurcación entre apocalípticos e
    integrados respecto de los medios de
    comunicación de masas, puede contemplarse respecto a
    las características de la Red: para algunos
    ésta ofrece una noción de libertad, de
    conocimiento
    compartido y de progreso hacia la democracia
    universal, mientras que otros insinúan con igual
    vehemencia que puede constituir el dispositivo central de la
    vigilancia global y de la alienación. Esta última
    consideración apocalíptica ha utilizado con
    frecuencia el análisis del panoptismo realizado por
    Michel Foucault,
    transformando la visibilidad de una determinada estructura
    arquitectónica y los consiguientes efectos de poder, en un
    trasunto de la transparencia, vigilancia y control
    electrónicos que cualquier dispositivo de poder, en
    especial el Estado,
    puede ahora lograr con total impunidad.
    Curiosamente también podemos buscar en el último
    Foucault un apoyo ambivalente a las tesis
    contrarias, o por lo menos, a la posibilidad de otras
    bifurcaciones. En este sentido cabe considerar que su concepto del
    "cuidado de sí" puede servir de ejemplo para las dos
    posiciones antagonistas puesto que los estilos de vida derivados
    de dicho "cuidado" pueden bien ser impuestos o bien
    ser libremente elegidos.

    La última etapa de la obra de Foucault es
    deficientemente conocida, por haber quedado truncada, y porque en
    ella se había iniciado una metamorfosis conceptual. Hasta
    1980 era el sinónimo viviente de una teoría
    del poder que cuestionaba en gran medida las tradiciones marxista
    y liberal, y se daba por descontado que el coronamiento de su
    obra culminaría en una autopsia mayor
    de la sociedad
    disciplinaria y de la dominación. Pero este autor no era
    ajeno a un estilo filosófico que suponía la
    capacidad para desplazar y reinventar su pensamiento,
    de ahí que no sorprenda que la última
    indagación sean las formas de constitución
    histórica de ese "sí mismo" (the self, le
    soi),
    entendido como armazón para una cierta estética de la existencia por medio de la
    cual nos abrimos a la posibilidad de la acción
    moral. Al
    interesarse por las prácticas de autoformación que
    se difundieron en Roma durante los
    siglos I y II o previamente en la Grecia
    helenística, Foucault interroga el momento
    histórico en que ciertas transformaciones hacen emerger la
    obligación subjetiva de relacionarse con la verdad y que a
    partir de entonces el cristianismo
    trasladará hasta la actualidad. Ante todo hay que insistir
    en que nuestro autor no estaba interesado en los conocimientos
    "atemporales" de los viejos filósofos sino en los variados ejercicios
    de escritura,
    mnemotécnicos, ascéticos y físicos que
    éstos aconsejaban a fin de poder "regresar a uno mismo".
    Se absorbía, casi carnalmente, una verdad, que no era
    esencial ni interior, sino consecuencia de actividades continuas
    de automodelación ética.

    Pues bien, la construcción del self en función de
    un ideal redentorista ha recorrido también la modernidad y la
    posmodernidad,
    de la forja de la voluntad entre los anarquistas pasando por la
    flexión de la vida cotidiana promovida por los manuales de
    autoayuda hasta el despliegue de identidades on line que
    se produce en una interacción virtual en tiempo real en el
    seno de la Red, por ejemplo en un chat. Los componentes
    que en este último caso pueden abordarse llevarían
    a la consideración de (1) la sustancia interna en la cual
    se considera que reside la fuente última de la identidad
    personal; (2) el grado y tipo de comportamiento que se realiza en
    una actividad dada en el ámbito de la Red; (3) el ritual y
    la habituación que se adoptan para reformular la propia
    identidad; (4) los reanclajes de la identidad personal; y (5) el
    objetivo final de la transformación personal que se ha
    llevado a cabo.

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