El 11?M y el proceso de formación de la opinión pública en situaciones de crisis
Este
artículo analiza cómo pudo darse un proceso acelerado de
formación de la opinión pública en
España, de qué
manera quedó reflejado en medios de comunicación y
manifestaciones sociales, y en qué medida en su
conformación tuvo una importante incidencia el desarrollo de las nuevas tecnologías de
la comunicación, que
permitirían amplificar el consumo de información por parte del
público, el pluralismo y diversidad de las fuentes manejadas y la
rápida difusión de informaciones y opiniones entre un
público organizado en redes.
1.
Introducción
El 11 de Marzo de 2004 España sufrió el atentado
terrorista más salvaje de su historia. 192 muertos, más de 1.500
heridos, y un estado de conmoción que
alcanzó a todo el país y tuvo hondas repercusiones
internacionales. La opinión pública comenzó muy
pronto a preguntarse por las incógnitas que rodeaban el acto
terrorista, y a buscar una respuesta con enorme celeridad,
marcada por la proximidad de las elecciones generales del 14 de
Marzo. A través de las distintas representaciones de la
opinión pública (en particular, medios de comunicación y
manifestaciones sociales), se vivió en España un
intenso debate en torno a la autoría de los
atentados que tuvo una incidencia, difícil de determinar, en
las Elecciones Generales del 14 de Marzo, es decir, la
representación más depurada, y más importante, de
la opinión pública. Un debate cuyo punto de partida, a
su vez, constó de dos condicionantes
principales:
Dos estrategias informativas: Desde
el mismo día de los atentados, a la luz de los primeros datos que ponen en duda, para un
sector de la opinión pública, la hipótesis de la
autoría de ETA, firmemente defendida por el Gobierno, y alumbran la
posibilidad de que los atentados fueran obra del terrorismo islámico,
asistiremos a un auténtico carrusel de informaciones y
contrainformaciones suministradas, en un grado u otro, por
prácticamente todos los actores participantes en el proceso
(Gobierno, partidos políticos, medios
de comunicación nacionales y extranjeros, servicios secretos, ciudadanos
e incluso los propios grupos terroristas), con objeto
de dilucidar a quién correspondía la autoría de
los atentados, lo cual, a su vez, tendría una obvia
influencia sobre los resultados
electorales.
Sobreinformación del público: El consumo de medios de
comunicación de masas aumentó en gran medida, y
también lo hizo el de medios que podríamos llamar
"ajenos al flujo de la comunicación de masas" en
España, tales como las televisiones temáticas, los medios de
comunicación extranjeros (consultados fundamentalmente a
través de su versión digital) y un número
indeterminado de canales de comunicación disponibles en
Internet. Por último, pudo
detectarse un tráfico inusual de mensajes en el ámbito
de la comunicación interpersonal, sobre todo, mediada
tecnológicamente a través de diversos dispositivos,
fundamentalmente dos: la red Internet (mediante el e-mail, los chats
y los foros de debate) y los teléfonos
móviles.
En un reducido arco temporal el público se ve incitado a
consumir, y a asumir, gran número de informaciones, con el
objeto de formarse una opinión respecto a la autoría de
los atentados y, en buen número de casos, extraer
consecuencias políticas. Aunque no siempre
disponemos de datos totalmente fiables, sí es posible
efectuar una primera revisión del consumo de medios de
comunicación a distintos niveles, que cuando dispongamos de
datos concretos (televisión y medios
digitales) abarcará tanto los días 11, 12, 13 y 14 de
marzo como los días correlativos de la semana anterior (4,
5, 6 y 7 de marzo), con el fin de ofrecer una panorámica
más completa del consumo de información y la incidencia
de los atentados del 11-M sobre dicho consumo en los distintos
medios.
2.1) Medios de
comunicación de
masas
Los estudios de audiencias efectuados hasta la fecha en los
medios de comunicación de masas españoles tienden a
abarcar un ámbito de varios meses, como es el caso del
Estudio General de Medios (EGM), en su primera oleada de 2004. El
EGM registra un avance moderado en el consumo de prensa, que en los principales
medios de referencia oscila entre un 4% (El
Periódico) y un 10% (ABC y La Vanguardia).
El aumento es significativamente mayor en lo tocante a la radio (un 24’1% más
en la cadena COPE, 18’1% en Onda Cero, y 16’% en la
Cadena SER), que si bien redunda en beneficio de todas las
emisoras de radio generalista, también
contribuye a consolidar el predominio de la Cadena SER (con
5.702.000 oyentes frente a 2.551.000 de Onda Cero y 1972.000 de
la Cadena COPE), la más significada por una política informativa crítica con el Gobierno
del
PP.
Aunque estos datos no resultan en modo alguno aplicables sin
más al periodo que aquí analizamos (del 11 al 14 de
Marzo de 2004), sí parece evidente que la necesidad de
adquirir información rápidamente redundaría en
perjuicio de la prensa (cuyas versiones digitales, generalmente
ajenas a las limitaciones temporales de la edición en papel, sí
experimentaron un aumento sustancial de audiencia), al mismo
tiempo que beneficia a la
radio, gracias a su inmediatez (que permite ofrecer al
público la información más novedosa casi de forma
instantánea, incluso con mayor rapidez y flexibilidad que
la televisión) y a su
ubicuidad (la radio es un medio idóneo para el policonsumo
de medios en contextos de sobreinformación como el que nos
ocupa, dado que puede complementarse con cualquier otro medio de
comunicación, y puede consumirse, además, virtualmente
en cualquier sitio). En el caso de la televisión sí
disponemos de datos concretos, que muestran un consumo
sensiblemente mayor de lo
habitual:
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