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Análisis de la mortalidad en una población rural catalana en el último tercio del siglo XIX: Canet D'Adri, 1872-1900 (página 2)



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MATERIAL Y
MÉTODOS
 

Escogimos una pequeña población rural de la comarca del
Gironès, Canet d'Adri. Se trata de un municipio situado a
12 km de Girona. El término municipal presenta una
orografía mayoritariamente montañosa con una
altitud media de 215 metros. Los contrafuertes del pico
más alto, el Rocacorba, que se eleva 985 metros sobre el
nivel del mar, descienden suavemente hasta la llanura donde se
asienta la ciudad de Girona y separan al municipio de las tierras
altas del valle del Llémena. La superficie total del
término municipal, al que pertenecen los pueblos de Canet
d'Adri, Adri, Biert, Montbó, Montcal y Rocacorba, es de
45,19 km2.

La principal fuente de riqueza del municipio la
constituía la ganadería,
mayoritariamente extensiva, junto con la agricultura,
dedicada principalmente a los forrajes para el ganado. La
explotación del bosque de la sierra del Rocacorba tuvo
gran importancia hasta 1950. Por otra parte, en los años
sesenta, desaparecieron los últimos molinos harineros para
piensos2. El término municipal ha perdido casi la mitad de
su población en los últimos cien años. En
1877 la población era de 1.130 habitantes. En 1887,
constaban en el padrón municipal 1.118 habitantes y diez
años más tarde había disminuido a
1.0312. Actualmente, según el Padrón
Municipal de habitantes de 19963, viven en el
municipio 503 habitantes. Las diferentes masías y pueblos
que constituyen el municipio, están distribuidas de una
manera más o menos uniforme por todo el territorio
municipal. Atendiendo a todas estas cifras, no creemos
descabellado suponer que Canet d'Adri pueda ser considerado
representativo de la población rural catalana, tanto en la
actualidad como quizás, tal y como se argumentará
más abajo, de hace un siglo.

La estadística del movimiento de
población con óbitos, nacimientos, causas de
muerte, sexos
y edades, desde 1870, cuando fue instituida, hasta 1900, era de
base municipal. Dicha estadística se reorganizó en
1900 y fue encomendada al Instituto Geográfico y
Estadístico, dependiente del Ministerio de Trabajo4.
Aprovechamos la oportunidad de disponer de tal fuente de información y utilizamos los registros
municipales de mortalidad del término de Canet d'Adri,
desde 1872 hasta 1899 ambos inclusive. Revisamos un total de 957
certificados de defunción, correspondientes a la totalidad
de las personas fallecidas en el conjunto del término
municipal. En el período considerado, hasta tres
médicos fueron los encargados de certificar la
defunción.

Introdujimos en una base de datos
el nombre, el sexo, la edad
del fallecido, la fecha y la causa de su defunción
según su diagnóstico natural, es decir tal y como
estaba descrita en el certificado.

En el análisis concreto de la
mortalidad nos basamos en tres aspectos: la distribución de las defunciones por edad y
sexo; la evolución temporal y estacional de la
mortalidad durante el período estudiado; y el
análisis del patrón de la mortalidad, es decir la
distribución por causas específicas.

Analizamos la mortalidad por sexo y por grupos de edad
(menores de un año; de 1 a 4 años; de 5 a 14; de 15
a 24; de 25 a 44; de 45 a 64 y más de 64 años).
Agrupamos las causas de defunción según los
diecisiete grandes grupos de la Clasificación
Internacional de Enfermedades en su novena
revisión, CIE-95 (tabla 1). En aquellos casos en los que
la causa de defunción no permitía clasificarla de
forma inequívoca en alguno de los grandes grupos de
causas, la codificamos como 'Síntomas, signos y
afecciones mal definidas'. Por otra parte, con el fin de valorar
la importancia de las causas infecciosas, en la tabla 2 hemos
diferenciado estas causas de las que no lo son con independencia
del grupo CIE-9 en
que se encuentren. De hecho dichas enfermedades infecciosas no
están localizadas exclusivamente en el grupo "Enfermedades
Infecciosas y Parasitarias" en la tabla 1.

Tabla 1 
Distribución de las muertes según grandes causas
CIE-9, 1872-19001

ENFERMEDADES DEL APARATO
RESPIRATORIO

Nº DE 
CASOS

ENFERMEDADES AGUDAS DEL APARATO
RESPIRATORIO

117

PNEUMONÍA

77

BRONQUITIS AGUDA

46

ASMA

38

FARINGITIS Y NASOFARINGITIS
CRÓNICA

38

TOTAL

316

ENFERMEDADES INFECCIOSAS Y
PARASITARIAS

GASTROENTERITIS

150

FIEBRE TIFOIDEA

48

TUBERCULOSIS

30

DISENTERÍA

18

TOS FERINA (COQUELUCHE)

18

DIFTERIA

15

VIRUELA

8

SARAMPIÓN

6

ERISIPELA

3

BRUCELOSIS

1

CAQUEXIA (PALÚDICA)

1

ESCARLATINA

1

POLIOMIELITIS (PARÁLISIS
INFANTIL)

1

TABES DORSAL

1

TETANOS

1

TUBERCULOSIS GANGLIONAR (ESCROFULOSA)

1

TOTAL

304

ENFERMEDADES DEL APARATO
CIRCULATORIO

APOPLEJÍA

87

CARDIALGIA

26

PERICARDITIS

9

ENDOCARDITIS

1

ANGINA

1

TOTAL

124

SÍNTOMAS, SIGNOS Y AFECCIONES MAL
DEFINIDAS

ANASARCA

34

ASCITIS

18

CONVULSIONES

9

EPISTAXIS

5

REBLANDECIMIENTO CEREBRAL

5

OTRAS CAUSAS DESCONOCIDAS O
INCLASIFICABLES

4

ENFERMEDADES CEREBROVASCULARES MAL
DEFINIDAS

4

SÍNTOMAS INESPECÍFICOS

3

ALBUMINURIA

2

ANOXIA

2

GANGRENA

2

HIDROPESÍA

2

INANICIÓN

1

TOTAL

91

AFECCIONES ORIGINADAS EN EL PERIODO
PERINATAL

COMPLICACIONES EN EL
TRABAJO DEL PARTO

33

AFECCIONES INESPECÍFICA EN EL PERIODO
PERINATAL

5

APOPLEJÍA PERIODO PERINATAL

3

OTRAS AFECCIONES EN EL PERIODO
PERINATAL

2

ANOXIA (PERINATAL)

1

PREMATURIDAD

1

PROBLEMAS DE ALIMENTACIÓN EN EL RECIEN
NACIDO

1

TOTAL

46

ENFERMEDADES DEL APARATO
DIGESTIVO

HERNIA ESTRANGULADA

12

HEPATITIS

11

HEMATEMESIS

1

AFECCIÓN INESPECÍFICA DEL APARATO
DIGESTIVO

1

TOTAL

25

ENFERMEDADES DEL SISTEMA
NERVIOSO CENTRAL Y DE LOS ÓRGANOS DE LOS
SENTIDOS

MENINGITIS

6

EPILEPSIA

3

REBLANDECIMIENTO CEREBRAL

2

REBLANDECIMIENTO CEREBRAL EN LA
INFANCIA

2

HIDROCEFALIA

1

ENFERMEDAD DE LA MÉDULA ESPINAL
(MIELITIS)

1

TOTAL 15

LESIONES Y ENVENENAMIENTOS

ACCIDENTE

6

QUEMADURAS

5

HERIDA

3

TOTAL

15

ENFERMEDADES DEL APARATO
GENITO-URINARIO

CISTITIS

4

ENFERMEDAD INFLAMATORIA DELÚTERO
(MATRITIS)

2

INSUFICIENCIA RENAL (ANURIA)

1

RETENCIÓN DE ORINA

1

TOTAL

8

NEOPLASIAS

CÁNCER DE ESTÓMAGO

6

CÁNCER DE MAMA

1

TOTAL

7

COMPLICACIONES DEL EMBARAZO, EL PARTO
Y EL PUERPERIO3

DISTOCIA DEL PARTO

2

TOTAL

2

ENFERMEDADES ENDOCRINAS, NUTRICIONALES Y
METABÓLICAS

DIABETES MELLITUS

1

RAQUITISMO

1

TOTAL

2

ENFERMEDADES DE LA SANGRE
Y ÓRGANOS HEMATOPOYÉTICOS

ANEMIA

2

TOTAL 2

TRANSTORNOS
MENTALES2

MANIA MELANCÓLICA

1

TOTAL 1

1
Diagnósticos naturales.
2 Posible suicidio.

Tabla

Distribución de las muertes por causas
infecciosas1

ENFERMEDADES INFECCIOSAS Y
PARASITARIAS

NÚMERO DE
CASOS

GASTROENTERITIS

150

FIEBRE TIFOIDEA

48

TUBERCULOSIS

30

DISENTERÍA

18

TOS FERINA (COQUELUCHE)

18

DIFTERIA

15

VIRUELA

8

SARAMPIÓN

6

ERISIPELA

3

BRUCELOSIS

1

CAQUEXIA (PALÚDICA)

1

ESCARLATINA

1

POLIOMIELITIS (PARÁLISIS
INFANTIL)

1

TABES DORSAL

1

TETANOS

1

TUBERCULOSIS GANGLIONAR (ESCROFULOSA)

1

ENFERMEDADES DEL APARATO
RESPIRATORIO

PNEUMONÍA

77

ENFERMEDADES DEL APARATO
CIRCULATORIO

PERICARDITIS

9

ENDOCARDITIS

1

ENFERMEDADES DEL APARATO
DIGESTIVO

HEPATITIS

11

ENFERMEDADES DEL SISTEMA
NERVIOSO CENTRAL Y DE LOS ÓRGANOS DE LOS
SENTIDOS

MENINGITIS

6

TOTAL

407

1
Diagnósticos naturales.

En el cálculo de
las tasas hemos utilizado los datos de
población proporcionados en Marqués2.
Para la construcción de la base de datos utilizamos
el programa
Microsoft
Access (Microsoft
Office 2000
Professional) y para los análisis estadísticos el
programa SPSS Windows
versión 9.0.

RESULTADOS 

El 49,3% de las defunciones (472) correspondieron a
mujeres y el 50,7% (485) a hombres. Por grupos de edad (tabla 3),
la mayoría de las defunciones, un 24% (229 defunciones),
se produjeron en los 'menores de un año', seguido del
grupo de edad de 1 a 4 años, con un 21,2% (202
defunciones) y de los grupos de edad de 65 a 74 años, y de
75 a 84 años, con un 11,0% y un 10,6% de defunciones
respectivamente.

Tabla 3 
Distribución de las defunciones ocurridas en el
período 1872-1899, según grupos de edad y
sexo.

Grupos de edad

Mujeres

Hombres

Totales

Casos

%

Casos

%

Casos

%

< 1 año

111

23,6

118

24,4

229

24,0

De 1 a 4 años

89

18,9

113

23,4

202

21,2

De 5 a 14 años

34

7,2

24

5,0

58

6,1

De 15 a 24 años

25

5,3

20

4,1

45

4,7

De 25 a 34 años

26

5,5

20

4,1

46

4,8

De 35 a 44 años

21

4,5

18

3,7

38

4,1

De 45 a 54 años

24

5,1

17

3,5

41

4,3

De 54 a 64 años

36

7,6

32

6,6

68

7,1

De 65 a 74 años

45

9,6

60

12,4

105

11,0

De 75 a 84 años

50

10,6

51

10,6

101

10,6

Más de 84 años

10

2,1

10

2,1

20

2,1

TOTAL1

471

49,4

483

50,6

954

100,0

1 En 3 casos no constaba la edad
de la defunción.

La edad media de
la muerte fue
de 29,06 años. Si se excluyen del cálculo a los
menores de un año, la edad media de la muerte durante el
período analizado y para el global de la población
fue de 38,24 años (siendo el valor
mínimo igual a 1 año y el valor máximo igual
a 95 años y la desviación típica de 31,05
años).

La distribución anual del número de
defunciones, entre 1872 y 1900, se muestra en la
figura 1. Nótese que el número total de defunciones
anuales promedio permaneció más o menos constante
en torno a 30, a
excepción del período comprendido entre 1883 y 1892
(con un mínimo de 18 muertos en 1875). Entre 1883 y 1892
(ambos exclusive), el número de defunciones anuales
promedio, sin embargo, fue un diez por ciento mayor (33 muertes
anuales). Se produjeron dos picos de mortalidad, uno en 1883 (54
defunciones) y otro más importante en 1892 (60
defunciones).

En términos de tasas crudas por 1000 habitantes,
se pueden distinguir tres periodos diferenciados: 1872-1882, con
26 muertes anuales por cada 1000 habitantes, 1884-1891, con 34
muertes/año por cada 1000 habitantes y 1893-1900 con 30
muertes por 1000 habitantes. La tasa cruda de mortalidad por 1000
habitantes en 1883 se elevó a 48 muertes por 1000
habitantes y en 1892 a 53 por 1000 habitantes.

En el conjunto del período la distribución
del total de defunciones por grandes causas, y para el total de
defunciones, el 42% (402) correspondió a enfermedades
infecciosas (tabla 2), 25,4% a enfermedades respiratorias (243),
el 12,3% (118) a enfermedades circulatorias y el 1,5% (14) a
enfermedades digestivas.

La distribución estacional de muertes, total y
por grandes causas, se muestra en la figura 2. Únicamente
las causas infecciosas y las respiratorias presentaron un claro
comportamiento
estacional. Los máximos anuales se produjeron en verano,
coincidiendo con el máximo de la mortalidad por causas
infecciosas (afecciones gastrointestinales, en su mayor parte), y
en invierno, correspondiéndose en este caso con el
máximo de las causas respiratorias. Nótese,
asimismo, que el pico relativo del mes de abril se
correspondió con el máximo de la mortalidad por
causas circulatorias.

La máxima mortalidad por causas respiratorias se
produjo en 1883 y en 1892 (tasa cruda de 21 defunciones anuales
por 1.000 habitantes), seguida de 1884 (19 defunciones/año
por 1.000 habitantes) y 1887 (17 defunciones/año por 1.000
habitantes). Por lo que respecta a la mortalidad por causas
infecciosas, la máxima tasa se produjo en 1889 (18
defunciones/año por 1.000 habitantes), seguida de 1893 y
1897 (16 defunciones/año por 1.000 habitantes). Las
máximas tasas por enfermedades circulatorias se produjeron
en 1892 (15 defunciones/año por 1.000 habitantes). Las
tasas de mortalidad por causas digestivas permanecieron
más o menos estacionarias en el período
considerado.

La principal causa de mortalidad entre los menores de 1
año fueron las enfermedades infecciosas (definidas
según la tabla 2) con un 47,1% del total de defunciones en
este grupo de edad, seguido de las enfermedades respiratorias con
un 29,4% y de las afecciones originadas en el período
perinatal con un 21,5% (con prácticamente el doble de
casos en niñas que en niños).
De 1 a 4 años, la principal causa de mortalidad fueron las
enfermedades infecciosas con un 67,7% del total de defunciones en
este grupo de edad, seguido de las enfermedades del aparato
respiratorio con un 22,6%.

La principal causa de mortalidad entre los mayores de
cuatro años, fueron las infecciosas con un 34,2% del total
de muertos, seguida de las respitatorias, equivalentes al 23,2% y
las circulatorias, un 21,1%. La mortalidad por causas
infecciosas, respiratorias por otras causas fue mayor entre las
mujeres que entre los hombres, mientras que la mortalidad por
causas circulatorias y digestivas fue mayor entre los
hombres.

Por lo que se refiere a las tasas de mortalidad anual en
los mayores de 4 años (figura 3) se pueden distinguir dos
grandes grupos de edad, mayores y menores de 64 años. La
principal causa de muerte para el grupo de edad de los menores de
64 años lo constituyen las enfermedades infecciosas, sobre
todo entre las mujeres. Las enfermedades circulatorias
constituyeron la principal causa de mortalidad entre los mayores
de 64 años (0,68 hombres muertos anualmente por cada 1000
habitantes y 0,55 mujeres). Nótese la importancia de las
defunciones por causas respiratorias, sobre todo entre mayores de
64 años (tasas alrededor de 0,2-0,3). Se han observado dos
casos de muerte materna en el momento del parto.

Figura 3. 
Tasas crudas de mortalidad anual por diez mil habitantes por
sexo, grupos de edad y grandes causas entre mayores de cuatro
años, 1872-1900.

DISCUSIÓN 

En este trabajo hemos
realizado un análisis descriptivo de la mortalidad durante
el último tercio del siglo diecinueve en el municipio de
Canet d'Adri, Girona. Creemos que este municipio puede ser
considerarse representativo de la población rural catalana
actual y probablemente también sea paradigmático de
la población rural del siglo pasado.

Con respecto al único trabajo similar al nuestro,
el de Bécares sobre Adanero, Ávila1,
nuestros hallazgos son muy similares, al menos por lo que se
refiere a la distribución de la mortalidad por grupos de
edad. En ambos la mortalidad infantil hasta los cinco años
de edad es la mortalidad predominante, seguida por la de mayores
de 65 años, aunque a cierta distancia. También
resulta bastante similar la conducta
estacional de las defunciones, con máximos en verano,
atribuida a enfermedades infecciosas, seguido del invierno,
atribuido a enfermedades respiratorias.

En relación a los nuestros, sin embargo, los
hallazgos de Bécares desvelan varias sorpresas. Contra lo
que podía pensarse las enfermedades infecciosas no
constituyen la primera causa de mortalidad, sino la quinta, si
bien 'ejercían una influencia decisiva en la
mortalidad'1 (pág. 607). La agrupación
de las causas en ese trabajo, sin embargo, no coincide con la
nuestra. En este sentido, en el trabajo de Bécares1, la
segunda causa cuantitativamente más importante es la
'enteritis en la población infantil' antes de cumplir los
dos años, atribuida, según el autor, a los malos
hábitos alimenticios. Así, 'en el afán de
reforzar la nutrición del pequeño infante [las
familias] no titubean en administrarle desde los primeros meses,
cuando no desde los primeros días, las más
inadecuadas preparaciones culinarias, como papillas de aceite, sopa
de ajo, garbanzos, etc., etc., que […] originan lesiones en el
tubo digestivo […] que […] terminan fatalmente'1
(pág. 606). Siguiendo la agrupación de
Bécares en nuestro caso, 129 'gastroenteritis' (de un
total de 150) corresponden a niños de hasta dos
años, lo que, de haber seguido dicha agrupación,
hubiese constituido la tercera causa de muerte en Canet
d'Adri.

Como hemos visto, las enfermedades infecciosas
constituían la primera causa de muerte en Canet d'Adri en
el último tercio del siglo XIX. Debe hacerse notar, sin
embargo, que hemos considerado enfermedades infecciosas aquellas
consecuencia de esta causa, con independencia del grupo CIE-9 en
el que se encuentre la causa de la mortalidad (tabla 2). En este
sentido, por ejemplo, nadie duda que la gripe y las
neumonías son enfermedades infecciosas, pero en la CIE-9
figuran en el grupo 'Enfermedades del aparato respiratorio'.
Además, otras enfermedades infecciosas (meningitis,
pericarditis, endocarditis, hepatitis, etc)
se clasifican por el órgano afectado y no por la causa.
Puede ocurrir, por tanto, que la importancia de las causas
infecciosas esté aún subestimada.

Volviendo a Bécares, entre las enfermedades
infecciosas, y en orden decreciente, este autor cita la tuberculosis, la
gripe, la fiebre tifoidea,
la tos ferina (o coqueluche), el sarampión, la
escarlatina, la difteria, la viruela y el 'cólera
nostras'. Podemos observar un orden muy parecido en la tabla 1,
con dos excepciones, la gripe y el cólera. En el primer
caso debe decirse que lo más probable es que un porcentaje
alto de las 117 muertes por 'Enfermedades agudas del aparato
respiratorio' correspondan en realidad a gripe y, adicionalmente,
a neumonía. Respecto al cólera, es
posible que, en Canet d'Adri, pudiese estar erróneamente
diagnosticado, en algunos casos como disentería y en otros
como gastroenteritis.

Sorprende la importancia de las enfermedades
circulatorias. En Bécares, la tercera causa de muerte la
constituyen las 'enfermedades del corazón
(…) sobre todo en individuos de edades avanzadas'1
(pág. 606-607). También ocupa el tercer lugar en
nuestro caso (el 25,6% de las muertes en hombres mayores de
cuatro años y el 19,2% en mujeres) y el primer lugar en
mayores de 64 años. Debe hacerse notar sin embargo, tal y
como nos sugirió un revisor, la ausencia de
diagnósticos de fiebre reumática, enfermedad en
realidad infecciosa. No descartamos que éstos fuesen
diagnosticados como 'anasarca' o 'cardialgias'.

Es de reseñar la formación de alguno de
los médicos que, en nuestro caso, registraron las
defunciones, al menos en el sentido de utilizar términos
clínicos precisos para notificar la causa de la
defunción basados únicamente en la clínica
del paciente. Este hecho queda evidenciado en el caso del
cáncer. En un ámbito similar, Bécares,
recuérdese que en 1927, señala que 'otro proceso de
gran interés es
el
cáncer, si bien en nuestra estadística no se
destaca, ocupando el 11º lugar'1 (pág.
607). En nuestro caso, cincuenta años antes, el
cáncer, diagnosticado con este nombre, ocupa el
décimo lugar en orden de importancia.

A fin de contextualizar el momento histórico al
que nos referimos, debe recordarse que el último tercio
del siglo diecinueve fue precisamente el momento de máximo
desarrollo de
los conocimientos en materia
bacteriológica. Durante la segunda mitad del citado siglo
se inicia la 'era bacteriológica' con el estudio de la
acción
biológica de los microbios y la interpretación del origen de las
enfermedades contagiosas6. Como se sabe, este periodo
se inicia con la obra de Pasteur, quién identifica la
naturaleza
microbiana del carbunco o ántrax, del cólera de las
gallinas, de la septicemia, de las fiebres puerperales, etc.
Estas investigaciones
le llevaron a descubrir vacunas, entre
ellas la de la rabia. La obra de Pasteur se complementa
metodológicamente con la de Koch (1843-1910). En poco
más de diez años, entre 1880 y 1894, se
descubrieron los agentes etiológicos de las principales
enfermedades infecciosas: fiebre tifoidea (Eberth), lepra
(Hansen), malaria (Laveran), tuberculosis y cólera (Koch),
difteria (Klebs y Loefler), estreptococia (Fehleisen),
estafilococia (Rosenbach), tétanos (Nicolaier), coli
(Escherich), peste (Yersin y Kitasato) y disentería
(Shiga). Es también durante este período, que
Ferrán experimenta la vacuna contra el cólera en la
epidemia de Valencia de 18856.

Como comentamos, se produce un exceso de mortalidad en
los años 1883 y 1892. Si bien tales picos parecen deberse
a causas respiratorias, no tenemos ningún dato para
afirmar si la pandemia de gripe de 1889/90 llegó a
España
con retraso (en 1892), tal y como nos sugirió un
revisor.

Es sabido que en las sociedades
occidentales la mejora de las condiciones socio-sanitarias
conjuntamente con los avances de la medicina en el
último siglo ha llevado a un espectacular aumento de la
esperanza de vida y a una muy importante disminución de la
tasa de mortalidad. Es también conocido que la
aparición de los antibióticos y las vacunas ha
implicado la práctica desaparición de las
enfermedades infecciosas como causa de la mortalidad,
particularmente la infantil. Sin embargo, y según se
desprende de los resultados descriptivos de este trabajo, la
medicina no parece haber sido del todo capaz de actuar tan
eficazmente sobre la prevención y tratamiento de las
enfermedades crónicas no transmisibles, tales como las
cardiovasculares y el cáncer.

Las limitaciones de este trabajo son evidentes. El
análisis se ha en el diagnóstico natural que
figuraba en los registros de mortalidad. Creemos, sin embargo,
que la mala clasificación no fue tan importante como
cabría esperar. Por un lado, nuestros hallazgos son
similares a los de otros estudios casi contemporáneos,
como los de Adanero1. Además, alguno, o quizás
todos, de los médicos que registraron las defunciones
evidenció una motivación
y/o unos conocimientos novedosos para su época.

AGRADECIMIENTOS

Deseamos agradecer a Marta García Oliver por la
recogida y gestión
de los datos, así como a un revisor anónimo por sus
enriquecedores comentarios.

BIBLIOGRAFÍA

1. Bécares F. Interpretación de la
estadística demográfica de Adanero (Ávila)
correspondiente a los años 1901-1925. Madrid:
Boletín Técnico de la Dirección General de Sanidad;
1927:604-611.

2. Institut d'Estadística de Catalunya. Anuari
Estadístic de Catalunya 1997, 1998 y 1999. Barcelona:
Institut d'Estadística de Catalunya, Generalitat de
Catalunya; 2000.

3. Marqués J. Canet d'Adri. Història dels
Pobles del Municipi. Canet d'Adri: Ajuntament de Canet d'Adri;
1996.

4. Murillo F. En defensa de la ciencia y
de la sanidad españolas. Contestación a la obra del
Dr. G. Wolf, titulada "Der Gang der Tuberculosesterblichkreit und
die Industrialisierung Europas". Madrid: Boletín
Técnico de la Dirección General de Sanidad
1926:183-186.

5. Organización Panamericana de la Salud. Clasificación
Internacional de Enfermedades. 9ª Revisión.
Washington DC: OPS; 1978. 6. Chapin ChV. La ciencia y la
salud
pública. Informaciones Sanitarias
1947;540:557.

Josep María García Rafanell (1), Marc
Saez Zafra (2) y María Teresa Faixedas
Brunsoms (3)
1) ABS Girona 1-Santa Clara,
Subvidivisió d'Atenció Primària Girona,
Barcelonés Nord i Maresme, Institut Català de la
Salut. 
(2) Grup de Recerca en
Estadística, Economía Aplicada i
Salut (GRECS). Departament d'Economia, Universitat de
Girona. 
(3) Servei Català de la Salut,
Regió Sanitaria Girona.
Correspondencia: Marc Saez.  Grup de Recerca en
Estadística, Economia Aplicada i Salut (GRECS). 
Departament d'Economia,  Universitat de Girona 

Campus de Montilivi.  17071
Girona.

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