Reproducción autorizada |
Nota del editor: Este
artículo comprende el capítulo 2, de igual
título, perteneciente a la Tesis Doctoral
El análisis del nuevo discurso
político. Acercamiento metodológico al estudio del
discurso persuasivo audiovisual, dirigida por Jordi Pericot
Canaleta y con fecha de defensa 3 de julio de 2002. La Tesis Doctoral
se encuentra íntegramente disponible en http://www.tdr.cesca.es
y, para el presente texto,
contamos con la autorización expresa de su autora, Arantxa
Capdevila, además de su atenta supervisión.
- 1. Antecedentes
clásicos - 2.
Caída y recuperación: de la retórica a la
teoría de la argumentación - 3.
Diferentes visiones de la "nueva
retórica" - Notas
- Bibliografía
Resumen: La intención de este
artículo es ofrecer una idea general de la historia de la
retórica y repasar sus etapas principales, para así
analizar mejor las tendencias actuales. Esta reseña
histórica, además, permitirá ver la evolución y los cambios de la
retórica y, sobre todo, las relaciones entre sus
características en el pasado y las que tiene en el momento
presente.
Palabras clave: Retórica, discurso,
demostración, argumentación, lógica.
Abstract: The aim of this article is to offer a
general idea of the history of the Rhetoric and to revise its
principal stages, in order to analyze better the current trends.
This historical review, besides, will allow to see the evolution
and the changes of the Rhetoric and, especially, the
relationships between its characteristics in the past and those
that it has currently.
Key words: Rhetoric, discourse, demonstration,
argumentation, logic.
La historia de la retórica abarca un periodo
temporal de más de dos mil años y recorrerlo por
entero escapa a las pretensiones del presente trabajo. La
intención de éste, no es aportar una mirada
exhaustiva de todas las etapas de esta modalidad discursiva,
sino, simplemente, ofrecer una idea general y revisar sus logros
más importantes. La finalidad básica es comprender
mejor las diferentes tendencias actuales en el análisis de
esta materia. Con
este repaso histórico se pretende demostrar que, a pesar
de los avatares que ha sufrido la retórica a lo largo de
los siglos, se mantienen ciertas correlaciones entre pasado y
presente, así como ciertas ideas que, ya apuntadas en sus
comienzos, continúan en la actualidad.
1. Antecedentes
clásicos
Como indica Murphy (1988: 9-13), la retórica es
una manifestación típicamente occidental que nace
conectada a un fenómeno judicial, y que, en un primer
momento, consiste en la búsqueda de recursos para
convencer a un tribunal y a un auditorio.
Parece totalmente aceptado por los estudiosos del tema
que la retórica aparece vinculada principalmente con los
conflictos
jurídicos, a pesar de que éstos no se puedan
separar fácilmente del componente político que
conllevan. En Siracusa, en el siglo V a.C., una revuelta de
carácter democrático derroca a los
tiranos Gelón e Hierón, quienes habían
requisado las tierras de la población para entregarlas a sus
mercenarios. Su caída comporta el inicio de una serie de
litigios populares para recuperar las tierras expropiadas. Este
hecho tiene, pues, una doble faceta jurídica y política. En palabras
de Laborda (1993: 12), "el derrocamiento de los tiranos da
paso a la democracia: a
litigios para recuperar las propiedades expoliadas. Los tiranos
habían sustraído las tierras y las habían
dado a mercenarios y secuaces. Cuando se reinstauró la
libertad, se
instaló la palabra pública y libre, es decir, la
retórica".
De este modo, ya desde los orígenes de esta
disciplina, se
apuntan dos de los tres géneros clásicos de la
retórica: el judicial y el deliberativo. En este sentido,
Barilli (1989: 3) afirma que: "en un mundo como el griego,
donde la polis era la
organización social dominante, no pudo tardar en
emerger la práctica de la retórica
deliberativa". El último en aparecer es el género
epidíctico, "un género menos funcional e
inmediato que el anterior, bastante superfluo y que
florecerá sobre todo con los sofistas". Aún con
todo, será Aristóteles, como se verá más
adelante, quien partiendo de Empédocles sistematiza y
construye la tipología que se toma como modelo en
épocas posteriores. Su clasificación se fundamenta
en el tipo de público al cual va dirigido el discurso.
Como se puede observar, ya desde buen principio aparece el
público, o el auditorio, como una de las figuras
esenciales y como uno de los actores básicos en el
juego
retórico. Esta preeminencia del auditorio en la construcción del discurso es una de las
conexiones clave con la teoría
de la argumentación actual, al tiempo que
constituye una primera pista para relacionar la retórica
con la pragmática.
Tras la aparición de la necesidad de litigar
públicamente para poder
recuperar las propiedades perdidas, el segundo paso lo dan
Córax y su discípulo Tisias, que son los primeros
maestros de retórica para la gente que tuvo que
enfrentarse a los litigios ya mencionados. Estos autores proponen
un conjunto de técnicas
que permiten argumentar de manera más efectiva ante los
tribunales. Su retórica se fundamenta en preceptos
prácticos y en ejemplos alejados de la idea
filosófica de la búsqueda de la verdad, que se
desarrolla a partir de los sofistas, ya que a los jueces no les
interesa tanto la verdad abstracta como la verosimilitud, es
decir, aquellos elementos válidos para cada caso concreto.
Mortara (1991: 18) afirma en relación con estos dos
maestros retóricos que:
"su preceptiva se apoyaba en el principio siguiente:
lo que parece verdad cuenta mucho más de lo que es verdad;
de ahí la búsqueda sistemática de las
pruebas y el
estudio de las técnicas adecuadas para demostrar la
verosimilitud de una tesis". Se apunta aquí una de las
discusiones básicas en toda la historia de la
retórica, la relación entre verdad y
opinión, que marca
consecutivamente fases de auge y de decadencia de esta
disciplina, sobre todo en el siglo XIX.
Así, ya en este estadio inicial se apuntan dos de
las que serán características básicas de la
argumentación persuasiva, la importancia del auditorio y
la verosimilitud de los argumentos, que harán que la
retórica pueda desarrollarse en aquellos ámbitos
humanos en los que la evidencia empírica es difícil
o imposible. Es decir, aquellos ámbitos propios de la
razón práctica. Ello puede suponer también
otro punto de contacto con la pragmática. En esta
teoría, se condiciona la validez del argumento, o del
enunciado, al uso y al momento en el que éste se
expresa.
Corax y Tisias no son los únicos autores de estos
primeros pasos de la retórica, sino que en el siglo V a.C.
se pueden señalar también otros como
Pitágoras, Parménides y Empédocles. De
hecho, Plebe (1996: 17 y ss.) afirma que coetáneamente a
la retórica "científica" de Corax y Tisias, basada
en la demostración técnica de lo verosímil,
se desarrolla otra escuela de
retórica irracional que practicaba y teorizaba una
retórica no científica, sino psicagógica,
fundamentada en la atracción emotiva que la palabra,
sabiamente manipulada, ejercía sobre el alma de los
oyentes. Esta corriente estuvo más vinculada al mundo
pitagórico. Las características fundamentales que
ha de tener el discurso desde el punto de vista de esta propuesta
son dos. La primera sería la utilización constante
de la figura retórica de la antítesis, relacionada con la teoría
pitagórica de los contrarios. La segunda sería la
"politropía", consistente en el propósito de usar
diferentes tipos de discursos para
los diferentes tipos de auditorio (en contra de la
"monotropía" o servirse de un solo tipo de discurso). Para
Mortara (1991: 19) fue Aristóteles quien atribuyó
al ambiente
pitagórico la definición del concepto
retórico de lo "oportuno" (Kairos). La idea de la
oportunidad de un discurso según las circunstancias y los
interlocutores fue relacionada con la noción de
"politropía". [1] También son básicas en
esta etapa inicial las aportaciones de Antífono, que
pueden resumirse en tres puntos clave:
a) Señala una disposición en cinco partes:
exordio, narración, confirmación, digresión
y epílogo, aplicable a todos los discursos.
b) Redacta los lugares y argumentos tipo
(tópicos), como fórmulas generales, vacías,
que pueden aplicarse a cualquier discurso, y que también
son desarrolladas por Cicerón, Quintiliano y
Aristóteles (aunque este último autor niega que
sean estructuras
vacías y afirmará que no pueden aplicarse a
cualquier discurso).
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