Distribución de la Precipitación y Producción de Semillas de Alfilerillo, Erodium moschatum (L.) L' Hér
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ABSTRACT: The effect of the
distribution of rainfall was studied on production and quality of
seeds of filaree, Erodium moschatum (L.)
L’Hér. Four treatments of rainfall for a simulated
normal year were compared: early, normal and late distributions,
and a control without
water restriction. Ten seeds, previously scarified, were sown,
and after emergence were thinned to leave four seedlings per pot.
Rainfall, corresponding to a real year, was applied using a serum
dispenser. This treatment with no water restriction produced an
average of 4025 seeds and 14.8 g total vegetative DM per pot;
normal rainfall produced, in the best case, 1710 seeds and 1.2 g
total vegetative DM per pot. Vegetative growth was best (12.5 g
total DM per pot) in the early rainfall distribution, which
produced only 638 seeds per pot. It was concluded that seed
production is strongly influenced by the occurrence of rainfall
during the reproductive period, thus, distribution of rain is
important as it determines availability of water during the
reproductive phase, particularly during development and
maturation of seeds.
Key words: phenological stages, water deficit,
reproductive efficiency.
RESUMEN: Se evaluó el efecto de la
distribución de la precipitación en
la producción y calidad de
semillas de alfilerillo, Erodium moschatum (L.)
L´Hér. Se usaron cuatro tratamientos de
precipitación de un año normal simulada:
distribución temprana; distribución normal;
distribución tardía, y un tratamiento control sin
restricción hídrica. Se sembraron 10 semillas,
previamente escarificadas, y luego de la emergencia se
raleó dejando cuatro plantas por
maceta. La precipitación, correspondiente a un año
real, se aplicó mediante un dispensador de suero. Esta
especie sin restricción hídrica produjo en promedio
4.025 semillas y 14,8 g de MS vegetativa total por maceta; la
precipitación normal en cantidad produjo, en el mejor
caso, 1.710 semillas y 1,2 g de MS vegetativa total por maceta.
El crecimiento vegetativo fue superior (12,5 g de MS vegetativa
total por maceta) con la distribución temprana que
sólo produjo 638 semillas por maceta. Se concluyó
que la producción de semillas está fuertemente
determinada por la ocurrencia de precipitaciones durante el
período reproductivo, por lo tanto, la distribución
de la lluvia influye en la medida que determina la disponibilidad
hídrica durante la fase reproductiva, y particularmente,
durante el desarrollo y
maduración de las semillas.
Palabras clave: etapas fenológicas,
déficit hídrico, eficiencia
reproductiva.
INTRODUCCIÓN
La persistencia de la pradera anual de clima
mediterráneo depende, en gran medida, de la capacidad de
producción de semillas de las especies que la componen.
Esta capacidad, a su vez, tiene relación con los factores
climáticos, en especial del régimen
pluviométrico. La pluviometría en la zona
mediterránea semiárida de Chile presenta gran
variabilidad entre y dentro de los años, siendo
común la alternancia de años secos, normales y
lluviosos, con concentración de lluvias en los meses de
otoño- invierno (Contreras, 1997; Olivares et al.,
1998).
Las respuestas de las plantas no sólo se
relacionan con la precipitación acumulada, sino que con la
oportunidad en que ocurren, es decir, con su frecuencia e
intervalo (Gutiérrez, 1993). Según Bolger y Turner
(1999), la relación positiva entre la precipitación
y la producción de la pradera resulta efectiva en la
medida que la mayor precipitación provoque
prolongación del período de crecimiento de las
plantas. Cuando la distribución de la precipitación
es inadecuada no se logra el nivel máximo de
producción. Armesto et al. (1993) señalaron que la
germinación de las terófitas ocurre en respuesta a
la primera precipitación efectiva; para las
terófitas de clima mediterráneo la primera lluvia
otoñal efectiva es aquella superior a 15 mm o dos lluvias
consecutivas que sumen 20 mm (Contreras, 1997).
Después de la germinación, la
composición florística de la pradera es
consecuencia de las etapas de emergencia y establecimiento de las
plántulas de las distintas especies. Esto último
tiene directa relación con el inicio de las lluvias y con
la ocurrencia de sequías posteriores a la
germinación, dada la capacidad diferencial de las especies
para germinar y para resistir sequías tempranas (Espigares
y Peco, 1993). Las especies de climas áridos y
semiáridos protegen sus semillas mediante el proceso de
instauración de dormancia, el que con altas temperaturas o
fluctuaciones extremas de éstas, produce un lento quiebre
de la dureza seminal (Norman et al., 1998).
La respuesta de la planta al estrés
hídrico puede ser una disminución de su
tamaño y reducción en la brotación de nuevas
hojas, disminuyendo así la superficie de
transpiración (Fernández et al., 1993),
también puede acelerar la senescencia (Santibañez
et al., 1980), o bien, aumentar la relación peso
raíz/peso vástago (Turner y Begg, 1977).
Lorenzetti (1993) señaló que, una vez
producida la inducción floral, son necesarias lluvias
moderadas y bien distribuidas durante el período de
crecimiento vegetativo en invierno y primavera seguido de
pequeñas lluvias durante el llenado de granos, y de un
período seco y soleado en la etapa de maduración de
las semillas. El éxito
reproductivo de una planta dependerá de que la
floración ocurra en el momento más adecuado de su
desarrollo y cuando las condiciones ambientales sean favorables
(Roldan y Martínez, 2000).
En zonas áridas las plantas anuales han
desarrollado adaptaciones frente al déficit hídrico
mediante transición temprana a la fase reproductiva,
ciclos de vida más cortos, mayor plasticidad en la
inducción de senescencia debido a escasez de
agua y mayor
esfuerzo reproductivo (Aronson et al., 1993). Estas mismas
especies en clima mediterráneo encuentran una mayor
competencia, y
por ello desarrollan menor esfuerzo reproductivo y mayor
asignación de biomasa hacia estructuras
vegetativas, mejorando así sus habilidades competitivas;
esto determina que la reproducción se produzca en
condiciones que limitan la acumulación de biomasa, en
especial la escasez de agua (Fenner, 1992; Bolger y Turner,
1999).
Las consecuencias del estrés hídrico sobre
el desarrollo de las semillas dependen del momento de su
ocurrencia; si se presenta inmediatamente después de la
polinización, produce aborto de
embriones y, por lo tanto, reducción del número
total se semillas; si ocurre durante el desarrollo, se reduce el
peso o tamaño, causado fundamentalmente por
reducción de compuestos carbonados dada la
disminución de la fotosíntesis ante la restricción
hídrica. Esto último se puede atenuar por
translocación de asimilados de reserva desde otros
órganos (Bradford, 1994).
La magnitud de la reducción del peso total de
semillas por disminución en el número y
tamaño de éstas, depende del momento en que se
presente el déficit hídrico con relación a
la antésis; un déficit temprano
(floración o antes) reduce el número de semillas,
en cambio un
déficit posterior a la antésis afecta su
tamaño (Fenner, 1992).
Rice (1990) determinó que la producción de
semillas en dos especies del género
Erodium, dependía de la distribución de la
precipitación, así, la menor producción se
daba con déficit hídrico durante la
floración. La familia
Geraniaceas, que incluye al género Erodium, en
Chile está representada por cuatro especies: E. botrys,
E. malacoides, E. moschatum y E. cicutarium las que
están presentes en distintas proporciones en la pradera
anual de clima mediterráneo.
Como hipótesis de trabajo se
planteó que la producción de semillas está
regulada no sólo por la cantidad de precipitación
sino por su distribución. Los objetivos
planteados fueron: evaluar la influencia de tres distribuciones
de la precipitación de un año normal en cantidad
sobre la producción y calidad de semillas, y determinar en
éstas el efecto de los déficits de agua
momentáneos.
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