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Distribución de la Precipitación y Producción de Semillas de Alfilerillo, Erodium moschatum (L.) L' Hér


Partes: 1, 2

    Publicación original:
    Agric. Téc.. [online]. jul. 2004, vol.64,
    no.3 [citado 31 Octubre 2006], p.251-263.
    Disponible en la World Wide
    Web:
    <>.
    ISSN 0365-2807 – Reproducción autorizada por:
    Revista Agricultura Técnica,

    ABSTRACT: The effect of the
    distribution of rainfall was studied on production and quality of
    seeds of filaree, Erodium moschatum (L.)
    L’Hér. Four treatments of rainfall for a simulated
    normal year were compared: early, normal and late distributions,
    and a control without
    water restriction. Ten seeds, previously scarified, were sown,
    and after emergence were thinned to leave four seedlings per pot.
    Rainfall, corresponding to a real year, was applied using a serum
    dispenser. This treatment with no water restriction produced an
    average of 4025 seeds and 14.8 g total vegetative DM per pot;
    normal rainfall produced, in the best case, 1710 seeds and 1.2 g
    total vegetative DM per pot. Vegetative growth was best (12.5 g
    total DM per pot) in the early rainfall distribution, which
    produced only 638 seeds per pot. It was concluded that seed
    production is strongly influenced by the occurrence of rainfall
    during the reproductive period, thus, distribution of rain is
    important as it determines availability of water during the
    reproductive phase, particularly during development and
    maturation of seeds.

    Key words: phenological stages, water deficit,
    reproductive efficiency.

    RESUMEN: Se evaluó el efecto de la
    distribución de la precipitación en
    la producción y calidad de
    semillas de alfilerillo, Erodium moschatum (L.)
    L´Hér. Se usaron cuatro tratamientos de
    precipitación de un año normal simulada:
    distribución temprana; distribución normal;
    distribución tardía, y un tratamiento control sin
    restricción hídrica. Se sembraron 10 semillas,
    previamente escarificadas, y luego de la emergencia se
    raleó dejando cuatro plantas por
    maceta. La precipitación, correspondiente a un año
    real, se aplicó mediante un dispensador de suero. Esta
    especie sin restricción hídrica produjo en promedio
    4.025 semillas y 14,8 g de MS vegetativa total por maceta; la
    precipitación normal en cantidad produjo, en el mejor
    caso, 1.710 semillas y 1,2 g de MS vegetativa total por maceta.
    El crecimiento vegetativo fue superior (12,5 g de MS vegetativa
    total por maceta) con la distribución temprana que
    sólo produjo 638 semillas por maceta. Se concluyó
    que la producción de semillas está fuertemente
    determinada por la ocurrencia de precipitaciones durante el
    período reproductivo, por lo tanto, la distribución
    de la lluvia influye en la medida que determina la disponibilidad
    hídrica durante la fase reproductiva, y particularmente,
    durante el desarrollo y
    maduración de las semillas.

    Palabras clave: etapas fenológicas,
    déficit hídrico, eficiencia
    reproductiva.

    INTRODUCCIÓN

    La persistencia de la pradera anual de clima
    mediterráneo depende, en gran medida, de la capacidad de
    producción de semillas de las especies que la componen.
    Esta capacidad, a su vez, tiene relación con los factores
    climáticos, en especial del régimen
    pluviométrico. La pluviometría en la zona
    mediterránea semiárida de Chile presenta gran
    variabilidad entre y dentro de los años, siendo
    común la alternancia de años secos, normales y
    lluviosos, con concentración de lluvias en los meses de
    otoño- invierno (Contreras, 1997; Olivares et al.,
    1998).

    Las respuestas de las plantas no sólo se
    relacionan con la precipitación acumulada, sino que con la
    oportunidad en que ocurren, es decir, con su frecuencia e
    intervalo (Gutiérrez, 1993). Según Bolger y Turner
    (1999), la relación positiva entre la precipitación
    y la producción de la pradera resulta efectiva en la
    medida que la mayor precipitación provoque
    prolongación del período de crecimiento de las
    plantas. Cuando la distribución de la precipitación
    es inadecuada no se logra el nivel máximo de
    producción. Armesto et al. (1993) señalaron que la
    germinación de las terófitas ocurre en respuesta a
    la primera precipitación efectiva; para las
    terófitas de clima mediterráneo la primera lluvia
    otoñal efectiva es aquella superior a 15 mm o dos lluvias
    consecutivas que sumen 20 mm (Contreras, 1997).

    Después de la germinación, la
    composición florística de la pradera es
    consecuencia de las etapas de emergencia y establecimiento de las
    plántulas de las distintas especies. Esto último
    tiene directa relación con el inicio de las lluvias y con
    la ocurrencia de sequías posteriores a la
    germinación, dada la capacidad diferencial de las especies
    para germinar y para resistir sequías tempranas (Espigares
    y Peco, 1993). Las especies de climas áridos y
    semiáridos protegen sus semillas mediante el proceso de
    instauración de dormancia, el que con altas temperaturas o
    fluctuaciones extremas de éstas, produce un lento quiebre
    de la dureza seminal (Norman et al., 1998).

    La respuesta de la planta al estrés
    hídrico puede ser una disminución de su
    tamaño y reducción en la brotación de nuevas
    hojas, disminuyendo así la superficie de
    transpiración (Fernández et al., 1993),
    también puede acelerar la senescencia (Santibañez
    et al., 1980), o bien, aumentar la relación peso
    raíz/peso vástago (Turner y Begg, 1977).

    Lorenzetti (1993) señaló que, una vez
    producida la inducción floral, son necesarias lluvias
    moderadas y bien distribuidas durante el período de
    crecimiento vegetativo en invierno y primavera seguido de
    pequeñas lluvias durante el llenado de granos, y de un
    período seco y soleado en la etapa de maduración de
    las semillas. El éxito
    reproductivo de una planta dependerá de que la
    floración ocurra en el momento más adecuado de su
    desarrollo y cuando las condiciones ambientales sean favorables
    (Roldan y Martínez, 2000).

    En zonas áridas las plantas anuales han
    desarrollado adaptaciones frente al déficit hídrico
    mediante transición temprana a la fase reproductiva,
    ciclos de vida más cortos, mayor plasticidad en la
    inducción de senescencia debido a escasez de
    agua y mayor
    esfuerzo reproductivo (Aronson et al., 1993). Estas mismas
    especies en clima mediterráneo encuentran una mayor
    competencia, y
    por ello desarrollan menor esfuerzo reproductivo y mayor
    asignación de biomasa hacia estructuras
    vegetativas, mejorando así sus habilidades competitivas;
    esto determina que la reproducción se produzca en
    condiciones que limitan la acumulación de biomasa, en
    especial la escasez de agua (Fenner, 1992; Bolger y Turner,
    1999).

    Las consecuencias del estrés hídrico sobre
    el desarrollo de las semillas dependen del momento de su
    ocurrencia; si se presenta inmediatamente después de la
    polinización, produce aborto de
    embriones y, por lo tanto, reducción del número
    total se semillas; si ocurre durante el desarrollo, se reduce el
    peso o tamaño, causado fundamentalmente por
    reducción de compuestos carbonados dada la
    disminución de la fotosíntesis ante la restricción
    hídrica. Esto último se puede atenuar por
    translocación de asimilados de reserva desde otros
    órganos (Bradford, 1994).

    La magnitud de la reducción del peso total de
    semillas por disminución en el número y
    tamaño de éstas, depende del momento en que se
    presente el déficit hídrico con relación a
    la antésis; un déficit temprano
    (floración o antes) reduce el número de semillas,
    en cambio un
    déficit posterior a la antésis afecta su
    tamaño (Fenner, 1992).

    Rice (1990) determinó que la producción de
    semillas en dos especies del género
    Erodium, dependía de la distribución de la
    precipitación, así, la menor producción se
    daba con déficit hídrico durante la
    floración. La familia
    Geraniaceas, que incluye al género Erodium, en
    Chile está representada por cuatro especies: E. botrys,
    E. malacoides, E. moschatum y E. cicutarium
    las que
    están presentes en distintas proporciones en la pradera
    anual de clima mediterráneo.

    Como hipótesis de trabajo se
    planteó que la producción de semillas está
    regulada no sólo por la cantidad de precipitación
    sino por su distribución. Los objetivos
    planteados fueron: evaluar la influencia de tres distribuciones
    de la precipitación de un año normal en cantidad
    sobre la producción y calidad de semillas, y determinar en
    éstas el efecto de los déficits de agua
    momentáneos.

    Partes: 1, 2

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