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Epidemiología de la colección, proceso y uso de sangre y componentes sanguíneos en el Valle del Cauca, Colombia (página 2)



Partes: 1, 2

 

RESULTADOS

Los 20 bancos de
sangre
existentes pertenecen a tres sectores: 13 estatales, 3 de la
seguridad
social y 4 del sector privado, incluyendo el de la Cruz Roja.
En su totalidad completaron el cuestionario.

Intentaron donar en este período 75,405 personas
y se excluyeron temporal o permanentemente por condiciones
médicas 16,852 (22.3%). La mayor cifra de exclusiones se
obtuvo en bancos de sangre de hospitales y clínicas en
Cali (22.2%), si se compara con 18.5% en otras clínicas y
hospitales del resto del Valle y 16.2% del banco de sangre
de la Cruz Roja (donación voluntaria). Por considerar que
tenían condiciones de riesgo de
infección por el virus de la
inmunodeficiencia humana (VIH) se excluyeron 1,539 (2%)
individuos; de éstos, 99.8% pertenecían a donantes
en programas
hospitalarios, mientras que sólo 0.2% eran del programa de
donación voluntaria de la Cruz Roja.

En las instituciones
que especificaron la causa de exclusión, el riesgo de
infección por malaria fue 23.6%; la historia y riesgo de
hepatitis,
16%; hemoglobina o hematócrito bajos, 13.3%;
infección activa, 10%; riesgo para VIH, 10.6%; y
más de 20 causas distintas los restantes, 26.5%. Algunas
instituciones no clasificaron la exclusión.

Sólo 3 (15%) bancos de sangre colectan más
de 500 unidades mensuales y más de 1,000 sólo 2
(10%), uno de la red hospitalaria y el de la
Cruz Roja de Cali, mientras 15 (75%) bancos de sangre colectan
menos de 200 unidades/mes (incluye todos los bancos fuera de
Cali) y de éstos, 8 (40%) colectan menos de 100
unidades/mes.

El total de unidades de sangre obtenidas por todas las
fuentes fue
58,554; de ellas 86.4% se colectaron en bancos de sangre de Cali.
El índice de colección de sangre (número de
donaciones/población total) en el Valle es 1.8%; es
3.1% para Cali y sólo 0.4% fuera de Cali. Las donaciones
de sangre en instituciones que basan su captación en el
altruismo corresponden a 25.4% del suministro. Las colecciones
que se basan sobre todo en emplazatorios o que son coactivas
(requisitos para hospitalización y/o cirugía)
corresponden a 71.6%. Las donaciones autólogas
prequirúrgicas corresponden a 2.3% del inventario
general.

Del total de las unidades de sangre colectadas, para
obtener diversos componentes se fraccionan 84.7%; de éstas
21.6% se fraccionan para producir marcadores de infección
antes de liberar las unidades de sangre, rechazaron 5,757 (9.8%)
unidades. En el Cuadro 1, se muestran las cifras relativas de
reactividad para marcadores de infección por cada 10,000
donaciones.

Cuadro 1.
Reactividad para marcadores de infección según
area geográfica y tipo de donación.
Bancos de sangre del Valle, 1997 (casos x 10,000)

Región

Nº unidad
colectada

anti-VIH

HBsAg

Anti-VHC

VDRL/RPR

anti- HBc

anti-HTLV

anti-T. cruzi

Cali

50,574

22.5

38.1

98.4

223.0

501.4

68.8

43.6

Resto del Valle

7,980

18.7

72.6

47.6

252.9a

604.5c

75.2e

53.8

Total

58,554

22.0

42.8

91.5

227.0b

510.8d

69.6f

45.0

Coactiva, Cali

35,683

23.2

38.6

118.2

251.0

564.6

77.0

49.3

Voluntaria

14,891

20.8

36.9

51.0

155.7

349.8

49.0

30.2

No todos los bancos de sangre realizan
las mismas pruebas.
Los siguientes son las proporciones de unidades analizadas:
a. 99.1%; b. 99.9%; c. 63.4%; d. 95%; e. 98.3%; f.
99.8%.

El número de donantes seropositivos para uno o
más marcadores de infección no se supo. No se
incluyó en el Cuadro 1 la serorreactividad para AgP24
(antígeno del VIH); el único dato
correspondía a las 14,891 donaciones en la Cruz Roja, con
ningún caso reactivo.

De las unidades que se consideraron aptas para
transfusión por ser negativas para marcadores de
infección se incineraron por vencimiento 1,776 (3.4%)
unidades de glóbulos rojos/sangre total (944 en Cali y 832
en el resto del Valle) y por fallas técnicas
2,886 (5.4%) unidades; por tanto, 48,085 (82.1%) unidades estaban
disponibles para transfusión. En total 17.9% del
suministro se descartó por reactividad, vencimiento o
fallas técnicas. Además 3,669 y 5,321 unidades de
otros componentes distintos a glóbulos rojos (plasma,
plaquetas, crioprecipitado) se descartaron por reactividad y
causa técnica, respectivamente.

Se colectaron 16.4% de las plaquetas por
aféresis, se transfundieron 18,739 unidades de plasma y
5,303 de plaquetas.

El inventario disponible de productos
sanguíneos se afectó con las importaciones y
exportaciones de
la siguiente manera: se exportaron 1,776 (3%) unidades de
glóbulos rojos, 6 de plaquetas, 201 crioprecipitados y 30
plasmas frescos congelados y se importaron 12 unidades de
glóbulos rojos y 12 de plaquetas.

En la muestra para
definir los aspectos transfusionales, un total de 9,150 unidades
de glóbulos rojos/sangre total se transfundieron a 3,532
pacientes, para un promedio de 2.6 unidades por paciente. Las
unidades dispuestas para transfusión de adultos se
calcularon en 83.6% y 16.4% unidades para transfusión en
niños.

Se depositaron 378 unidades autólogas
preoperatoriamente por 293 pacientes, para una media de 1.3
unidades depositadas por paciente. Sólo 221 (58.5%)
unidades se transfundieron al mismo paciente. De las otras
unidades del suministro autólogo sólo 63/157
(40.1%) se destinaron para otro paciente y 94 (59.8%) unidades
autólogas nunca se transfundieron, 43 (27.3%) de ellas por
reactividad para marcadores de infección y el resto por
vencimiento o fallas técnicas.

No se informaron casos de infecciones postranfusionales
ni se describieron productos irradiados y
desleucocitados.

De los pacientes transfundidos en 1997, 67% obtuvieron
los productos de los bancos de sangre del Hospital Departamental,
Cruz Roja y el Instituto de Seguro Social
de Cali y recibieron cuidados médico primario, secundario
y terciario. La incidencia de transfusión de sangre y
componentes (número de unidades transfundidas/1,000
habitantes/año) aparece en el Cuadro 2.

Cuadro 2.
Tasa de incidencia de transfusión sanguínea:
número de unidades transfundidas
por 1,000 habitantes/año (población general
calculada 3'333,887)

Grupo
población

Glóbulos
rojos

Plaquetas

PFC

Toda la
población

14.42

7.31

6.16

Hombres

15.39

5.71

4.56

Mujeres

13.45

5.41

1.38

< 40 años

13.22

3.24

1.53

40-65 años

26.3

9.31

2.38

> 65 años

42.15

12.32

9.46

La probabilidad de
que un habitante reciba transfusión (número de
personas transfundidas/1,000 habitantes/año) aparece en el
Cuadro 3.

Cuadro 3.
Probabilidad de transfusión de un residente por
año:
número de personas transfundidas por 1,000 habitantes
por año

Grupo de
población

Glóbulos
rojos

Plaquetas

PFC

Toda la
población

6.46

1.25

1.70

Hombres

6.69

2.34

1.76

Mujeres

6.40

0.76

1.39

< 40

3.71

0.75

0.52

40-65 años

15.56

2.28

2.39

>65 años

49.11

8.65

9.73

Los pacientes que reciben glóbulos rojos (62.4%
de todos los pacientes) son admitidos para tratamiento de
enfermedades que
requieren cirugía; sometidos a cirugía
ortopédica (21.6%), cardíaca (9%), gastrointestinal
(8.8%), vascular (3.7%), urológica (3.4%),
ginecológica (2.3%), obstétrica (2.5%), mama
(mastectomía y mamoplastia) (1.3%), neurológica
(2.3%), plástica (1.3%), torácica (0.4%) y otros
(9.4%) procedimientos
quirúrgicos (Cuadro 4).

Cuadro 4. Clasificación de la
transfusión de sangre y componentes
en todos los grupos de
pacientes por hospitalización médica o
quirúrgica (tasa de incidencia;
número de unidades transfundidas/1,000
habitantes/año)

Hospitalización

Glóbulos rojos

Plaquetas
Todos

PFC
Todos

Todos

H

M

J

EM

S

Quirúrgica

5.8

4.6

3.6

1.1

3.9

1.3

0.6

0.5

Médica

4.2

4.1

3.4

1.2

4.2

2.4

1.2

1.1

H: hombres; M: mujeres; J: menores de
40 años; EM: entre 40 y 65 años; S: mayores de 65
años; PFC: plasma fresco congelado

En el caso de admisiones médicas, los pacientes
que reciben glóbulos rojos fueron tratados para
enfermedad gastrointestinal (11.7%),
hematológica/oncológica (7%), oncológica
(6.8%), cardíaca (4.2%), torácica (1.7%), renal
(1.8%), neurológica (1.2%) y otras (3.2%) condiciones
médicas; 12.3% son transfusiones pediátricas y 3.7%
neonatales (Cuadro 4).

Hay uniformidad en la intensidad de transfusión
en grupos de edad y por sexo. De todos
los grupos demográficos estudiados, los hombres
jóvenes que reciben transfusión por diagnóstico quirúrgico experimentan
una alta dosis de transfusión de glóbulos rojos
(6.2 unidades transfundidas/persona
transfundida/año).

DISCUSIÓN

El crecimiento de la estructura de
bancos de sangre en el departamento del Valle del Cauca se ha
dado en forma desordenada y no con el concepto de red
de servicio a
partir de las necesidades individuales en las instituciones
hospitalarias; así existen 20 (11.1%) bancos en el
departamento del Valle del Cauca, de los 180 que hay en el
país. De estos bancos, ocho son de Cali y 12 (60%) del
resto del Valle; 95% de los bancos de sangre del Valle se
sitúan dentro de instituciones hospitalarias, en su
mayoría del Estado (65%),
que como los que dependen de clínicas privadas y del ISS
responden casi en forma exclusiva a su autoconsumo y sólo
en contadas ocasiones hay intercambio de productos o servicios
entre ellos, por falta de planeación
o desconfianza en la elaboración, estandarización y
proceso de los
productos.

Al tiempo que se
cancelan cirugías y los enfermos no reciben una terapia
oportuna, se descartan excedentes por vencimiento en otros bancos
de sangre, lo que demuestra la ausencia de una coordinación o red en el sistema. De este
modo, la operación individualista e independiente y los
costos de la
atención, comprometen la calidad y
oportunidad en la atención. Este sistema pluralista consta
de una organización con diferentes misiones
culturales, filosofías de reclutamiento
de donantes, prácticas de manejo de inventario y
compromiso médico.

En 1997 el departamento del Valle colectó 13.3%
de la sangre de Colombia. El
promedio nacional de disponibilidad de sangre es de 11 unidades
por 1,000 habitantes4; en el Valle es de 14.42, que se
concentra en los bancos de sangre del Hospital Universitario del
Valle (HUV), Cruz Roja y el ISS de Cali entidades que son
responsables de 68% de la colección. El resto corresponde
a 17 bancos de sangre "pequeños" que colectan
32%.

Este panorama preocupa si se relaciona con la
situación de violencia que
experimenta Colombia al comparar con estándares de
la
Organización Mundial de la Salud (OMS) para
países en vías de desarrollo de
40 a 50 unidades por cada 1,000 habitantes5. En
países con programas desarrollados se colectan entre 42 y
88 unidades por cada 1,000 habitantes con índices muy
superiores de colección por banco de sangre6.
No es clara esta variación en índices sobre el uso
de sangre, qué tanto corresponde esto a un uso racional, a
poca necesidad o a escasa disponibilidad obligada y cuál
es su impacto en la atención y mejoría
clínica, lo que se debe establecer en futuras investigaciones.
Pero el problema principal es cultural y educativo.

Otra ventaja radica en lograr una población
más joven de donantes con menor riesgo de historia de
exposición a agentes infecciosos. En la
actualidad donan más los individuos entre 25 y 45
años de edad, por el sistema de colección que se
sigue. De esta manera se busca llegar a los escolares y los que
comienzan los estudios universitarios, es decir, una
población de jóvenes especialmente sensibles a la
participación y reconocimiento comunitario, obras sociales
y cívicas.

Es difícil precisar la cantidad de las
necesidades hemoterápicas de una región, porque
dependen de la oferta y demanda
de productos cambiantes en el tiempo. Por eso se requieren
ajustes constantes para observar sus desviaciones y adaptarlas a
cada situación de la manera más precisa. Es
fundamental conocer el número de habitantes de una
región, la distribución o pirámide del mismo y
sus tendencias, y la prevalencia de determinadas enfermedades que
han de requerir hemoterapia (talasemia, hemofilia,
etc.).

El consumo de
hemoderivados tanto en cantidad como en variedad, está en
relación directa con el desarrollo socioeconómico
de la región; cuanto mayor sea éste, mayor
será la capacidad diagnóstica y de tratamiento de
enfermedades, y se incluyen el desarrollo de técnicas
quirúrgicas complejas, programas de profilaxis, y
demás, que suponen mayor gasto de productos más
elaborados. También hay que considerar el índice de
violencia y trauma en Colombia. Otros factores que contribuyen a
este fenómeno son los costos de la colección,
cómo se concentra la población, factores
demográficos, raza, nivel educativo, edad y nivel de
actividad de colección del hospital o centro
especializado. Es importante investigar la incidencia de estos
factores en las disparidades y también determinar la
demanda
insatisfecha y cómo cambia en el tiempo.

El problema fundamental consiste en que no se establecen
metas de colección ni preparación de componentes
dentro del sistema, que se deben basar en uso previo, tendencias
de empleo y el
impacto que se proyecta de cambios médicos y
tecnológicos en el área de cobertura.

Se espera que los centros mejoren su productividad, su
calidad, adopten la filosofía de servicio y abaraten los
costos. Esto tendrá un impacto en el suministro de sangre.
No se puede ignorar en la actualidad otros factores que inciden y
se relacionan con la situación económica del
país, la alta rotación de personal o
despidos y la recesión económica en entidades de
salud, factores que producen cancelación de
cirugías y programas especiales que demandan
sangre.

Los bancos de sangre independientes y de pequeño
volumen tienen
escasa capacidad operacional, pues hay limitaciones para ofrecer
integración en servicios múltiples,
un buen adelanto tecnológico y precios
más bajos, con una calidad apropiada y capacidad de
respuesta ante las necesidades de servicios
especializados.

La organización de una red hemoterápica,
es definitivamente el elemento principal para lograr servicios
adecuados de transfusión. La autoridad
sanitaria es la encargada de establecer una red
hemoterápica, de promulgar las leyes, dar
cobertura a las mismas, y procurar una obtención correcta
de sangre, su fraccionamiento y velar por el uso adecuado y
racional. La red hemoterápica debe estar bajo la dirección de los propios servicios
sanitarios de salud o mixtos, mediante grandes centros de
colección, proceso, distribución, y servicios
hospitalarios de transfusión. El banco de sangre moderno
sobrevive a las demandas de calidad, asistencia a costo razonable y
bajo riesgo transfusional sólo si se usan estrategias que
se basen en principios
gerenciales, administrativos modernos, calidad incuestionable y
una actitud de
pensamiento
empresarial. La persistencia de prácticas antiguas,
aisladas, monopolísticas, no cabe más dentro de una
economía
de mercado con los
mismos principios de producción, financiamiento
y retorno a la inversión que son éticamente
aceptables7.

Las mayores ventajas de una red hemoterápica con
base en un gran centro de colección, proceso y
distribución incluye entre otras:

A. La formación de cooperativas
para la compra de reactivos, bolsas, filtros, contratación
de servicios, etc., que llevaría a grandes
economías y a la vez a normalizar la
producción.

B. El establecimiento de normas y
procedimientos comunes para seleccionar donantes, pruebas
serológicas, características de los componentes
sanguíneos, etiquetado común y la posible centralización de los laboratorios de
procesamiento, resultará en la posibilidad de
distribución regional de unidades de sangre con calidad y
características uniformes.

C. El desarrollo de laboratorios regionales
especializados para resolver problemas
comunes y que requieren la presencia de personal
superespecializado y con tecnología de
avanzada, reducirá la duplicación innecesaria y el
malgasto de recursos
escasos.

D. La regionalización de los servicios de
hemoterapia por medio de procesadores de
datos y
computadoras,
presentan una oportunidad para abaratar los costos, mejorar los
servicios y reducir los riesgos de la
transfusión.

En las instituciones estatales, clínicas privadas
y el ISS casi 100% de la sangre que se colecta procede de
donantes intrafamiliares de reposición o coactivos como
requisitos de cirugía, hospitalización o visita al
enfermo. En el Valle sólo uno de cada 4 donantes son
voluntarios altruistas semejante al uno de cada 5 en el resto del
país4 pero muy inferior al 100% en
países desarrollados5. Esto produce mayor
exclusión de donantes y elevados porcentajes de
reactividad para agentes infecciosos lo que genera una gran
cantidad de sangre que se debe descartar a falta de programas de
promoción de la donación voluntaria
y altruista de sangre. En cambio, la
Cruz Roja basa su programa en actividades más altruistas
de promoción y colecta de sangre y se encarga
además del proceso y distribución para abastecer a
otros bancos de sangre de los hospitales y clínicas. En
este estudio, las diferencias de reactividad entre los dos tipos
de donantes voluntarios y coactivos, se hacen notorias en el caso
de la hepatitis C, la sífilis,
el HTLV y el Trypanosoma cruzi.

Es básico un aumento racional en la cantidad y
calidad de los donantes, de las donaciones por donante y en un
aprovechamiento integral del producto con
fraccionamiento y conservación óptimos. La labor de
captación de donantes se debe encomendar a personal
especializado, que adelanta estas tareas profesionalmente y con
óptimos resultados. Los organismos internacionales se han
pronunciado a favor de la donación voluntaria, altruista y
anónima. Las razones fundamentales definen a la sangre
como un producto humano que no se debe comercializar,
además de consideraciones de tipo sanitario, ético
y social. Entre los factores sanitarios está el hecho bien
conocido de mayor seguridad en el
tipo de donación no retribuida, con respecto a la
transmisión de enfermedades.

En la actualidad se enfatiza la importancia no
sólo de captar donantes sino conservarlos para donaciones
sucesivas, pues en el donante habitual se demuestra mayor
seguridad. Reclutar donantes no debe ser la responsabilidad del paciente, pues se debe
considerar dentro de un marco de planeación y colecciones
programadas. Exigir que los pacientes consigan cierto
número de donantes para ser operados u otros requisitos,
se convierte en un proceso de ilegalidad y de injusticia que
menoscaba el respeto a la
profesión y amenaza la calidad de los componentes
sanguíneos preparados. La formación de un sistema
eficiente para el intercambio de componentes entre bancos de
sangre, financiados y apoyados por instituciones que colectan y
procesan sangre, es un paso elemental hacia el desarrollo de la
hemoterapia en la región. Su existencia es de importancia
fundamental para coordinar los inventarios,
eliminar deficiencias o excedentes temporales y a la vez promover
las donaciones en forma activa. El reclutamiento de donantes por
una entidad representativa significa introducir mecanismos de
eficiencia y
economía, con beneficio para la comunidad en
general.

Como suplemento a la racionalización del
inventario de sangre, el aumento del uso de donaciones
autólogas, es otra medida preventiva de contratiempos por
transfusiones alogeneicas. Las donaciones autólogas,
representan 2.3% de la sangre colectada y sólo 59% de
ellas se dan al propio paciente; hay subutilización de
esta forma de obtención de sangre, se están
realizando autotransfusiones en cirugías que no la
requieren y existe cierta tendencia a ser más liberal en
la indicación de la transfusión.

Esta revisión proporciona una importante
perspectiva acerca de la liberación para otros pacientes
de sangres autólogas no utilizadas. Hay debates acerca de
su seguridad, un aumento relativo de riesgo para marcadores de
infección comparado con donaciones voluntarias para
hepatitis, sífilis y HTLV-I y se llama la atención
sobre la necesidad de definir el riesgo en cuanto a seguridad de
las estrategias usadas para captación de donantes de
sangre y aumentar los inventarios8. Infortunadamente
no se ha establecido una política nacional al
respecto. Cada director de banco de sangre decide qué
hacer. De la misma manera se deben establecer pautas que ayuden a
reducir la colección innecesaria y la
subutilización de este sistema.

Llama la atención el escaso fraccionamiento de la
sangre colectada o factor de utilización en el resto del
Valle. Este índice es de 1.55 en el ámbito
nacional4; para Cali es 2.01 y para el resto del Valle
1.06 lo cual quiere decir que un gran número de unidades
permanece como sangre completa o se obtiene un solo componente.
Esto revela la poca capacidad o la escasa necesidad de producir
otros componentes sanguíneos, lo que limita la utilidad de este
escaso recurso y aumenta los costos de proceso. El
fraccionamiento de la sangre total se considera indispensable
para disponer de componentes en la cantidad
indispensable.

Desde el punto de vista estructural se debe establecer
el número necesario de donaciones para el abastecimiento
de derivados plasmáticos; si se puede lograr sólo
con donaciones de sangre completa o con programas alternativos de
plasmaféresis para alimentar las plantas de
fraccionamiento que pueden ser del propio país o fuera del
mismo, y que podrían proporcionar productos liofilizados
como factores de la coagulación, globulinas intravenosas y
vacunas sin
costo o a un costo reducido y de esta manera beneficiar a gran
cantidad de pacientes limitados por la disponibilidad o valor de estos
productos. Como no existe un fraccionamiento óptimo e
integral, se desaprovecha un recurso escaso y costoso en su
consecución y proceso.

En la última década los bancos de sangre
han dirigido esfuerzos para mejorar la seguridad y calidad de los
productos sanguíneos. Se han introducido estrategias de
garantía de calidad y conceptos de buenas prácticas
de manufactura
aplicadas en la industria
farmacéutica y otra serie de iniciativas como
procedimientos especiales y complejos en sus operaciones
(aféresis, irradiación, desleucocitación,
etc.). Cada una de esas estrategias requiere una inversión
significativa de recursos
humanos y capital para
obtener donantes sanos y seguros. La
atomización del sistema no permite una operación
eficiente y productiva al disponer de la costosa
tecnología necesaria por la irregularidad en la demanda y
falta de educación e información.

En resumen, el ambiente en el
que operan los bancos de sangre es cambiante y tiende a ser
más costoso y más complejo. La continua presión de
estos factores, llevará a cambios en el ambiente
clínico y limitará el crecimiento futuro de los
bancos de sangre. Las fuerza del
mercado, requiere monitoría del suministro y determinar su
comportamiento7.

La incidencia de transfusión de glóbulos
rojos fue de 14.4 unidades por 1,000 habitantes por año en
mujeres y hombres y varía de 13.2 unidades por 1,000
habitantes por año en los menores de 40 años de
edad a 42.1 unidades por 1,000 habitantes por año en el
grupo de
mayores de 65 años. Una muestra aleatoria de la
población determina que la probabilidad de recibir
transfusión a cualquier edad es de 0.64%. La incidencia de
transfusión de plaquetas y plasma fresco congelado es de
7.3 y 6.1 unidades por 1,000 habitantes por año,
respectivamente. La probabilidad de recibir transfusión de
productos que contengan glóbulos rojos a cualquier edad es
tres veces menos en los menores de 40 años que en los
mayores de 65, quienes reciben 10% de las unidades de
glóbulos rojos transfundidas. Los menores de 40
años y entre 41-65 años reciben 56% y 33.9% de las
unidades de glóbulos rojos transfundidas, respectivamente.
La probabilidad de transfusión fue mayor para
procedimientos quirúrgicos que para indicaciones
médicas. Aún el uso de sangre completa obedece a
limitaciones en la educación y
capacidad operativa de algunos bancos de sangre sobre todo en los
situados fuera de Cali.

Los datos de este estudio en los aspectos
transfusionales se deben considerar como una guía debido a
que el uso de productos sanguíneos no es igual a la
necesidad de transfusión. Estos datos deben mejorar si se
correlacionan con entidades específicas, si se lleva a
cabo un sistema de auditoría transfusional, y si se consideran
factores como peculiaridades de los hospitales, cantidades y
características de los pacientes, edad, etnicidad,
ocupación, estatus socioeconómico, emergencias,
cirugías electivas, procedimientos iniciales o
reoperaciones, morbilidad, etc.

Sin embargo, este estudio permite una visión de
las tasas, colección y transfusión, vislumbrar la
necesidad de cambios de práctica, estrategias, establecer
políticas y proporcionar una base
informativa para comparar en el tiempo; estos hallazgos
también se pueden aplicar a programas educativos, a
través de los cuales el personal médico pueda
mejorar el cuidado de la salud y del donante de
sangre.

REFERENCIAS

1. Ministerio de Salud de Colombia. Decreto 1571
Reglamentario de las actividades de los bancos de sangre y
servicios de transfusión. Santa Fe de Bogotá,
agosto de 1993.

2. Ministerio de Salud de Colombia. Resolución
0901 Manual de normas
técnicas, administrativas y de procedimientos en bancos de
sangre. Santa Fe de Bogotá, marzo de 1996.

3. Banguero H, Castellar C. La población de
Colombia 1938-2025. Cali; Universidad del
Valle, 1993.

4. Beltrán M. Instituto Nacional de Salud de
Colombia (INS). Coordinación Programas de Bancos de
Sangre, 1998.

5. Organización Mundial de la Salud (0MS).
Gestión
de los servicios de transfusión. Ginebra, 1991.

6. McCullough J. National blood programs in developed
countries. Transfusion 1996; 36: 1019-32.

7. Cortés A. Servicios de transfusión.
Aspectos técnicos, administrativos y procedimientos
relevantes para la práctica adecuada. Ministerio de Salud,
Universidad del Valle, Cali, 1998.

8. Cortés A. Marcadores para enfermedades
transmitidas por transfusión en diferentes grupos de
donantes. Rev Med Transfusional 1994; 1: 10-3.

Armando Cortés B., M.D.1, Mauricio
Beltrán, Bact.2, Beatriz Olaya, Quim.,
M.Sc.3, Marlene Hernández,
Bact.4
1. Profesor
Títular, Departamento de Patología, Escuela de
Medicina,
Facultad de Salud, Universidad del Valle. Director Banco de
Sangre, Cruz Roja Colombiana, Seccional Valle, Cali.
2. Coordinador Programas Bancos de Sangre, Instituto Nacional de
Salud, Santa Fe de Bogotá.
3. Coordinadora Red de Laboratorios, Secretaría
Departamental de Salud del Valle. Jefe Laboratorio de
Salud
Pública Departamental. Cali.
4. Coordinadora Red de Laboratorios, Secretaría de Salud
Pública Municipal de Santiago de Cali. Jefe Laboratorio de
Salud Pública Municipal, Cali.

Partes: 1, 2
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