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Medición de la grasa corporal mediante impedancia bioeléctrica, pliegues cutáneos y ecuaciones a partir de medidas antropométricas (página 2)



Partes: 1, 2

 

MATERIAL Y MÉTODOS

Estudio descriptivo transversal realizado en los centros
de salud Coronel de
Palma y San Fernando de Móstoles entre mayo y diciembre de
2000. Participan 149 personas aparentemente sanas, 83 varones y
66 mujeres, seleccionadas mediante petición de
colaboración voluntaria entre la población que acude a consulta y el
personal de
los centros. Al desconocer la desviación estándar
del porcentaje de grasa corporal (%GC) en nuestra
población se tomó como referencia para el cálculo
del tamaño de la muestra el
estudio de Núñez y cols21, realizado
sobre población de la misma comunidad
autónoma, que aporta una desviación estándar
de 4,1% para la ecuación de Siri, obteniendo, para una
precisión de ± una unidad en %GC y un intervalo de
confianza del 95%, un tamaño muestral de 72. Para
disminuir el error tipo II fueron finalmente incluidas 149
personas. Ninguna persona
seleccionada rehusó participar.

Todas las medidas se realizaron en la misma
sesión, para evitar que variaciones en las condiciones
ambientales o biológicas afectaran a los resultados. Se
realizaron primero las medidas antropométricas y
después la medición por IB. Peso y talla se midieron
estando el sujeto en ropa interior con una
báscula-tallímetro Añó-Sayol®,
con una precisión de 100 gramos (peso) y 1 mm (talla). El
IMC se obtuvo mediante la relación IMC = peso (kg) /
(talla (m))2. Los pliegues cutáneos se midieron
siguiendo los criterios de Durnin22: 1. pliegue
tricipital: longitudinalmente, en la parte posterior del miembro
superior no dominante, en el punto medio entre acromion y
olécranon, con la extremidad relajada, de forma paralela
al eje del brazo; 2. pliegue bicipital: en el mismo punto que el
tricipital, pero en la cara anterior del brazo; 3. pliegue
subescapular: justo por debajo de la punta de la escápula
no dominante, con un eje de 45° respecto de la columna
vertebral y 4. pliegue suprailíaco: por encima de la
cresta ilíaca a nivel de la línea medio-axilar,
formando un ángulo de 45° con la línea inguinal
media, con un plicómetro Levetta Project®
(precisión 0,5 mm), tomando una superficie de pliegue de 6
por 11 mm. Todas las mediciones se realizaron por triplicado por
el mismo observador, con lectura a los
cuatro segundos. La circunferencia de la cintura (CC) se
midió en el momento de vacío entre el final de la
espiración y el comienzo de la inspiración de una
respiración normal, en el punto medio entre
el margen costal inferior (borde inferior de la décima
costilla) y la cresta ilíaca (espina ilíaca
anterosuperior)23, con una cinta métrica
flexible MASS®, tipo rollfix, de Hoechst®, con
precisión de 1 mm.

Para la determinación del porcentaje de grasa
corporal mediante IB se utilizó el monitor OMRON
BF 300® (OMRON Matsukasa Co. LTD, Japón),
que mide la impedancia de brazo a brazo a lo largo de la cintura
escapular, es decir, en la parte superior del tronco. Todas las
determinaciones se realizaron por triplicado, con un minuto de
separación entre ellas, en ropa interior y posición
de bipedestación, con las piernas separadas
35°-45° y los brazos extendidos hacia delante en
ángulo recto (90°) respecto a la vertical del cuerpo,
sin doblar los codos, con ayuno y sin haber realizado ejercicio
en las tres horas previas.

Como ecuaciones
para el cálculo del porcentaje de grasa corporal (%GC) se
seleccionaron las de Siri17, Brozeck18,
Deurenberg19 y Lean20, que son las que
cuentan con mayor aceptación. En las dos primeras la
densidad
corporal (D) se obtuvo mediante la ecuación propuesta por
Durnin y Womersley22: D = C –
Mxlog10 S
cuatro pliegues, utilizando los coeficientes C y M de la
suma de los cuatro pliegues reflejados en las tablas
desarrolladas por estos autores, por un lado de forma global para
cada sexo (densidad
global) y por otro de forma específica para cada grupo de edad
en cada sexo (densidad específica) (tabla 1). 

La expresión matemática
de la ecuación de Siri es:

% grasa corporal = [(4,95 / densidad) –
4,5] ´
100

y la de Brozeck:

% grasa corporal = [(4,57 / densidad) –
4,142] ´
100

Al utilizar la densidad global obtenemos las ecuaciones
Siri-global y Brozeck-global y al utilizar la densidad
específica las ecuaciones Siri-específica y
Brozeck-específica. Aunque la Sociedad
Española para el Estudio de la Obesidad
(SEEDO)23 reconoce ambas formas de la ecuación
de Siri como técnica patrón para valorar el %GC, en
este estudio se utilizó la ecuación
Siri-específica. Los efectos de utilizar la densidad
global o específica se analizaron comparando entre
sí ambas ecuaciones en función de
la edad, factor diferenciador entre ellas, así como con
relación al resultado obtenido con el monitor Omron BF
300®, al ser esta una técnica que no utiliza los
pliegues cutáneos.

La ecuación de Deurenberg19 permite el
cálculo del porcentaje de grasa corporal a partir del IMC
y su expresión matemática para mayores de 15
años es:

% de grasa corporal = (1,2 ´ IMC) + (0,23 ´ edad) – (10,8
´ sexo) –
5,4

donde sexo = 1 para varones y sexo = 0 para mujeres.
Lean, Han y Deurenberg, en un estudio posterior20,
recogen diversas ecuaciones para el cálculo del %GC a
partir de diversas medidas antropométricas, reflejando que
la que tiene mayor poder de
predicción es la que se basa en la circunferencia de la
cintura (CC) ajustada por edad, siendo su expresión para
varones:

% grasa corporal = (0,567 ´ CC -cm-) + (0,101
´ edad) –
31,8

y para mujeres:

% grasa corporal = (0,439 ´ CC -cm-) + (0,221
´ edad) –
9,4

seguida, en cuanto a poder de predicción, de la
ecuación que asocia la CC con el PT, cuyas expresiones
son:

para varones

% grasa corporal = (0,353 ´ CC -cm-) + (0,756
´ PT -mm-) +
(0,235 ´
edad -años-) – 26,4

y para mujeres

% grasa corporal = (0,232 ´ CC -cm-) + (0,657
´ PT -mm-)
+ (0,215 ´
edad -años-) – 5,5.

El procesamiento y análisis de los datos se
realizó de la siguiente forma:

1. expresando la media, desviación
estándar y rango de las medidas antropométricas
obtenidas, de forma global y por sexo.

2. Se determinó la distribución normal de la variable %GC y de
las diferencias entre métodos
mediante la prueba de Kolmogorov-Smirnov con la corrección
de Lilliefors y se comparó las medias de %GC obtenidas por
cada técnica mediante la prueba de la t de Student para
datos apareados.

Para valorar la concordancia entre dos técnicas
diferentes que miden la misma variable se utilizó el
coeficiente de correlación intraclase (CCI), modelo de
efectos aleatorios24, y el método de
Bland y Altman25. Cuando las diferencias entre las
varianzas son significativas el CCI no es una medida
válida del grado de acuerdo, por lo que en esta
situación se calculó el coeficiente de
correlación de Spearman, considerándose
significativa toda p £ 0,01. En el resto de situaciones el
límite de significación estadística se estableció en p <
0,05.

RESULTADOS

La media de edad de las personas que participaron en el
estudio fue de 38,1 ± 12 años, con un intervalo de
16 a 62, tabla 2. Las diferencias en edad entre varones (38,6
± 12,6 años) y mujeres (37,4 ± 11,1
años), así como en IMC (26,7 ± 3,8 frente a
25,3 ± 5,3), no fueron significativas. Las mujeres (31,9
± 7,4%) presentan una mayor cantidad de grasa corporal que
los varones (22,7 ± 6,5%; p < 0,001). 

 El %GC obtenido con la ecuación
Siri-específica, técnica patrón, es de 26,8
± 8,3%, mientras que con la ecuación Siri-global el
resultado es de 25,7 ± 8,1%, diferencia que es
significativa (p < 0,001), tabla 3. En la valoración
del grado de acuerdo entre ambas ecuaciones, el coeficiente de
correlación de Spearman fue 0,932 (p < 0,001) (tabla
4), mientras que por el método de Bland y Altman la media
de las diferencias es de 1,11% y el intervalo de concordancia se
sitúa entre –4,37 y 6,59% (tabla 4, figura
1). 

Con la ecuación Brozeck-específica el %GC
(25,97 ± 7,6%) es inferior al obtenido con la
ecuación Siri-específica (p < 0,001). El
coeficiente de correlación de Spearman fue 1,000 (p <
0,001), presentando una media de las diferencias de 0,8% y un
intervalo de concordancia entre –0,48 y 2,08%,
figura 2. E igual ocurre con la ecuación
Brozeck-global (24,9 ± 7,5%; p < 0,001),
situándose en este caso el coeficiente de
correlación en 0,932 (p < 0,001), con una media de las
diferencias de 1,8% y un intervalo de concordancia de –3,7
a 7,3%. 

La ecuación de Deurenberg aporta un %GC
más elevado (28,6 ± 8,2%; p < 0,001) que la
ecuación Siri-específica, presentando con ella un
coeficiente de correlación de Spearman de 0,895 (p <
0,001), una media de las diferencias de –1,87% y un
intervalo de concordancia entre –9,07 y 5,33
(figura 2).

La ecuación de Lean para cintura (29,7 ±
8,2%; p < 0,001) ofrece un resultado de %GC más elevado
que el obtenido con la ecuación Siri-específica,
con un coeficiente de correlación de Spearman de 0,894 (p
< 0,001), una media de las diferencias de –2,99% y un
intervalo de concordancia entre –10,39 y 4,41%, figura 2.
Esta diferencia se mantiene con la ecuación de Lean para
pliegue del tríceps y cintura (29,4 ± 9,3%; p <
0,001), que presenta un coeficiente de correlación de
0,939 (p < 0,001), una media de las diferencias de
–2,66% y un intervalo de concordancia entre –8,94 y
3,62%.

El %GC determinado por IB con el monitor Omron BF 300
(25,6 ± 8,8%) es inferior (p < 0,001) al obtenido con
la ecuación Siri-específica. El coeficiente de
correlación de Spearman entre ambas técnicas es de
0,888 (p < 0,001), con una media de las diferencias de 1,17% y
un intervalo de concordancia entre –6,21 y
8,55%.

Por último, además de la de Siri otras dos
ecuaciones tienen dos variantes, la de Brozeck y la de Lean. La
correlación entre las ecuaciones Brozeck-específica
y Brozeck-global es 0,932 (p < 0,001), mostrando una media de
las diferencias de 1,02 ± 2,53% (intervalo de confianza al
95% 0,61 a 1,43), un intervalo de concordancia entre –4,03
y 6,07% y una diferencia significativa entre sus medias (tabla
3). El CCI entre Lean para cintura y Lean para pliegue del
tríceps y cintura es de 0,9707, con IC al 95% por encima
de 0,85. La media de las diferencias es de 0,33 ± 2,96%
(intervalo de confianza al 95% –0,15 a 0,81), con un
intervalo de concordancia de –5,59 a 6,25%. La diferencia
entre sus medias, tabla 3, no es significativa.

El menor %GC se obtuvo con la ecuación
Brozeck-global (24,9 ± 7,5%) y el más elevado con
la ecuación de Lean para la cintura (29,7 ± 8,2%).
La diferencia entre ambos es de 4,8%. Salvo las diferencias Omron
BF 300 – Siri-global, Omron BF 300 – Brozeck específica y
global, Siri-global – Brozeck-específica y Lean cintura –
Lean tríceps-cintura, todas las diferencias entre
ecuaciones fueron significativas (p < 0,001).

Con relación a la ecuación
Siri-específica, las ecuaciones de Deurenberg,
Lean-cintura y Lean-tríceps-cintura sobreestiman el %GC,
siendo la diferencia de 1,8%, 2,9% y 2,6% respectivamente,
mientras que las ecuaciones Siri-global (–1,1%),
Brozeck-específica (–0,8%), Brozeck-global
(–1,9%) y el monitor Omron BF 300 (–1,2%) lo
subestiman. Las ecuaciones Siri-global y Brozeck
específica y global aportan un resultado similar al
obtenido por IB con el monitor Omron BF 300.

La relación observada entre el %GC obtenido
mediante las ecuaciones Siri-específica y
Brozeck-específica es estrecha (coeficientes de
correlación de Pearson y Spearman r = 1,000; p <
0,001), tanto en varones como en mujeres.

La utilización de la densidad global para el
cálculo del %GC en las ecuaciones de Siri y Brozeck
condiciona que en sujetos menores de 40 años se produzca
una subestimación del %GC y por encima de los 40
años una sobrestimación con las ecuaciones
Siri-global y Brozeck-global, figura 3. Este efecto se mantiene
al comparar estas ecuaciones con otras técnicas, como la
IB. 

DISCUSIÓN

En este estudio se han aplicado a un grupo de sujetos
sanos diversas técnicas y ecuaciones
antropométricas que permiten estimar el %GC. Aunque el
rango de IMC es amplio, no se incluyeron sujetos con obesidad
mórbida (IMC ³ 40) por la dificultad de valorar
adecuadamente en ellos los pliegues
cutáneos26-28 y la circunferencia de la cintura
y ninguno de los sujetos con IMC < 20 presentaba enfermedad
subyacente. Los métodos analizados realizan una
estimación indirecta del porcentaje de grasa
corporal12-14,16, por lo que, en ausencia de un
patrón oro como la
densitometría, no es posible conocer cuál de ellos
aporta una medida del %GC más fiable. Los pliegues
cutáneos, presentes en la mayoría de estudios sobre
composición corporal como técnica de
comparación con el método analizado y/o el de
referencia, muestran una elevada concordancia o
correlación con el %GC obtenido a través de
diversas técnicas:
densitometría18-20,26,27,29,30,
DEXA15,31, métodos dilucionales22,32
e IB21, lo que, unido a su coste y accesibilidad,
justifica su amplio uso en este tipo de estudios y que puedan ser
considerados como el patrón oro entre las medidas
antropométricas. La SEEDO recomienda la utilización
de los pliegues cutáneos y la ecuación de Siri para
la valoración del porcentaje de grasa
corporal23, dando por válidas tanto la forma
global como la forma específica de calcular la densidad
corporal con la ecuación de Durnin-Womersley. Diversos
artículos de revisión12,13,14,16,26,33
reflejan que la ecuación de Durnin y Womersley puede ser
utilizada con seguridad en
diversos grupos de
población y, además, existen estudios en nuestro
medio frente a técnicas de
referencia15,21,31.

Las limitaciones del CCI y del coeficiente de
correlación de Spearman en la valoración del grado
de acuerdo entre técnicas24,34 aconsejaron la
utilización complementaria del método de Bland y
Altman, que permite valorar la importancia clínica de las
diferencias observadas, tomando como referentes para esta
valoración la amplitud del intervalo de concordancia, que
representa a la media de las diferencias más-menos dos
desviaciones estándar de las diferencias, y a la propia
media de las diferencias, cuya mayor o menor separación de
la diferencia nula, es decir, de cero, nos informa de la bondad
del acuerdo. El CCI se situó en todos los casos por encima
de 0,85, incluido el límite inferior del intervalo de
confianza al 95%, por lo que el grado de concordancia es muy
bueno34,35. Cuando las varianzas no fueron
homogéneas se utilizó el coeficiente de
correlación de Spearman, que fue siempre mayor de
0,88.

En este estudio la diferencia de %GC entre las
ecuaciones Siri-específica y Siri-global es de un 1,1%, en
peso 799 gramos, con un intervalo de concordancia según el
método de Bland y Altman de 10,9%, diferencia e intervalo
que, tomando como referencia los criterios de la SEEDO, se asumen
como clínicamente aceptables, por lo que, dada la ausencia
de normas de
interpretación de los resultados
establecidas por grupos de consenso, pueden ser utilizados como
criterio de concordancia bueno (media de las diferencias
£1,1%, intervalo
de concordancia ±6,5% —el mayor de los dos límites de
concordancia—) al comparar las diversas técnicas.
También parece razonable desde el punto de vista
clínico elevar este criterio de normalidad hasta una
diferencia de peso de grasa corporal entre métodos de un
kilogramo, que en función de la media de peso corporal
obtenido representa un %GC de ±1,4% y que, como se refleja
en otros estudios20,32,36-39, los límites del
intervalo de concordancia no superen el ±10%,
estableciendo este segundo nivel como criterio de concordancia
aceptable (media de las diferencias >1,1% y £1,4%, intervalo de
concordancia con límites que no exceden el ±10%).
Por fuera de estos valores las
técnicas no serían intercambiables.

La ecuación Brozeck-específica presenta
una correlación perfecta con la ecuación
Siri-específica, método de referencia, y una buena
concordancia desde el punto de vista clínico con el
método de Bland-Altman, con el intervalo más
estrecho de todas las comparaciones realizadas, por lo que ambos
métodos son intercambiables.

Con la ecuación Brozeck-global la
correlación sigue siendo estrecha, con un intervalo de
concordancia que recibe la categoría de aceptable, pero la
diferencia entre ambos métodos se sitúa fuera del
rango del ±1,4% y no puede considerarse una alternativa
válida a la ecuación Siri-específica, ya que
subestima el %GC. Al comparar entre sí las dos variantes
de la ecuación de Brozeck, específica y global, los
resultados son similares a los obtenidos con la ecuación
de Siri, tanto en diferencia de %GC como en rango del intervalo
de concordancia.

Al utilizar la densidad global en las ecuaciones de Siri
y Brozeck se simplifica el cálculo del %GC, pero se pierde
fiabilidad como consecuencia del desplazamiento hacia valores
medios de los
coeficientes C y M y aunque en este estudio este efecto
sólo implica sobre el resultado final una mayor
variabilidad, expresada a través de un mayor intervalo de
concordancia con el método de Bland y Altman para las
ecuaciones que utilizan la densidad global, en estudios sobre
colectivos etarios más restringidos (jóvenes,
mayores de 50 años) puede suponer un sesgo importante que
debe ser tenido en cuenta. Por ello, parece oportuno recomendar
la utilización de forma habitual de la densidad
específica y no de la densidad global para el
cálculo del %GC.

Aunque el CCI y el coeficiente de correlación de
Spearman entre la ecuación Siri-específica y las
ecuaciones de Deurenberg, Lean para cintura y Lean para
tríceps y cintura muestra un elevado grado de acuerdo, a
nivel clínico se observa una importante variabilidad en
los resultados, expresada con el método de Bland y Altman
por un amplio intervalo de concordancia, alguno de cuyos
límites sobrepasa el ±10%, y por una tendencia
clara a ofrecer un %GC más elevado, que queda reflejado en
la media de las diferencias, que se aleja significativamente de
cero y sobrepasa el ±1,4% establecido como límite
de acuerdo. Con ello, estas ecuaciones no son intercambiables con
la ecuación Siri-específica para el cálculo
del %GC en nuestra población.

Las ecuaciones de Deurenberg y Lean ofrecen estimaciones
del %GC más elevadas que las obtenidas mediante IB y los
pliegues cutáneos. Entre otros factores, las variaciones
constitucionales o étnicas32,38,41 entre los
grupos comparados han podido influir en este resultado.
Así, la población participante en nuestro estudio
presenta una talla media inferior, existiendo una diferencia de 8
cm respecto a los estudios de Lean y Deurenberg y de sólo
2 cm respecto a la de Durnin-Womersley, y un IMC
mayor.

Estas variaciones podrían explicar las
diferencias encontradas con la ecuación de Deurenberg,
pero las ecuaciones de Lean y Durnin-Womersley (pliegues
cutáneos) se han obtenido sobre población del mismo
entorno (Glasgow), por lo que la diferencia de resultados entre
ellas observada en nuestro estudio no debiera ser tan acusada. Al
revisar el estudio de Lean20 encontramos que entre el
%GC obtenido mediante su ecuación y el calculado para la
de Durnin-Womersley por este mismo autor existe una marcada
diferencia (p < 0,001), por lo que ambos métodos
ofrecen ya desde su origen resultados diferentes y justifica la
diferencia encontrada en nuestro estudio.

Con relación a la IB, la concordancia entre el
%GC obtenido con la ecuación Siri-específica y con
el monitor Omron BF 300® es alta, con un CCI con
límite inferior del intervalo de confianza al 95% por
encima de 0,85 y un coeficiente de correlación de Spearman
mayor de 0,88. Con el método de Bland y Altman observamos
que, aunque el monitor subestima el %GC respecto a la
técnica patrón, la media de las diferencias se
sitúa dentro del margen establecido como aceptable, y
también que a pesar de que el intervalo de concordancia es
amplio, reflejo de una variabilidad importante entre los
resultados ofrecidos por ambos métodos, se encuentra
dentro de la categoría establecida como aceptable, por lo
que, en concordancia con lo reflejado por otros
estudios21,37, ambos métodos son
intercambiables.

Como resumen, para determinar el %GC en la consulta
diaria disponemos de diversas herramientas,
que permiten obtener una estimación del valor real. El
método más utilizado es la ecuación de Siri,
siendo recomendable usar la variante Siri-específica, ya
que aporta un resultado más fiable al tener en cuenta en
la valoración de la grasa corporal la influencia del sexo
y la edad. La ecuación Brozeck-específica supone
una buena alternativa a la ecuación Siri-específica
en nuestra población, confirmando los resultados obtenidos
en otras poblaciones12,13,21,40,41, aunque aporta
pocas ventajas reales, ya que ambas se obtienen a partir de los
mismos pliegues cutáneos y sólo varía la
fórmula empleada para el cálculo, por lo que a
nivel operativo el resultado queda limitado a que se puede
utilizar una u otra para realizar un estudio.

En concordancia con los resultados obtenidos por Loy y
cols.42 y Gibson y cols.43 en grupos
poblacionales de similares características, el monitor por
IB Omron BF 300® también es una alternativa
válida a la ecuación Siri-específica en la
valoración de la grasa corporal a nivel clínico y
epidemiológico, aportando como ventajas frente a los
pliegues menor consumo de
tiempo,
inmediatez en el resultado, no ser molesto para el paciente,
requerir mínimo entrenamiento y
que la variabilidad intra e interobservador es
menor12-14,16, aunque para su utilización es
preciso conocer sus fundamentos y
limitaciones16,41,44. Sin embargo, otros estudios
reflejan que este monitor subestima de forma importante el %GC en
personas jóvenes y delgadas45 y aunque en esta
situación la capacidad de los pliegues para valorar el %GC
está limitada14,30,46, ya que el propio grosor
de la piel puede
suponer un sesgo nada despreciable de cara al resultado final, y
la relación grasa subcutánea – grasa interna puede
ser diferente, esta diferencia aconseja la realización de
estudios complementarios con este monitor en otros colectivos
(delgados, obesos, ancianos). El resto de ecuaciones, exceptuando
la ecuación Siri-global, no son intercambiables con la
ecuación Siri-específica, resultado que resalta la
conveniencia de validar previamente las ecuaciones desarrolladas
en otras poblaciones y la necesidad de contar con estudios
específicos de nuestra población15,33.
La importante variabilidad individual observada en este y otros
estudios que comparan técnicas que se fundamentan en
principios
físicos o antropométricos diferentes
(densitometría, DEXA, etc.)12 no permite que
los métodos que consiguen el acuerdo puedan ser utilizados
de forma alternativa en el seguimiento de un paciente, por lo que
el método seleccionado inicialmente debe seguir siendo
utilizado en todo el proceso.

La valoración de la composición corporal,
que forma parte de la evaluación
del estado
nutricional, va a adquirir un protagonismo creciente en los
próximos años, favorecido por diversas situaciones
sociosanitarias47,48, siendo las más relevantes
por su impacto en la atención diaria el aumento de personas
mayores de 65 años, el aumento de personas con sobrepeso,
obesidad, anorexia o que
simplemente quieren hacer dieta por motivos estéticos y el
papel de la nutrición y del estado nutricional en la
morbimortalidad por múltiples procesos
crónicos a cualquier edad.

La anorexia es un problema relevante de salud en nuestra
sociedad, habiendo incrementado no sólo su prevalencia,
sino también el intervalo de edad de presentación.
Pero la desnutrición también está
comenzando a ser un problema de salud en edades avanzadas. El
aumento en la esperanza de vida y el descenso de la natalidad
conlleva un incremento progresivo en el número de personas
mayores de 65 años, así como de su peso como
colectivo frente al total de la población. La presencia de
problemas
físicos, psíquicos y sociales condicionados por el
propio proceso de envejecimiento, por el cambio en la
estructura
familiar y por las barreras físicas de un urbanismo no
pensado para ellas48 favorece la aparición de
alteraciones nutricionales, que con relativa frecuencia son
minusvaloradas por la presencia concomitante de múltiples
patologías crónicas, sobre las que recae el grueso
de la atención, situación que debe ir
modificándose dada la importancia que tiene el estado
nutricional en la morbimortalidad asociada a estos
procesos.

También es un problema emergente y que condiciona
cada vez mayor consumo de recursos el
aumento del porcentaje de personas con sobrepeso y
obesidad49, favorecido por la elevada disponibilidad
de alimentos y
por la sedentarización progresiva impuesta por los
avances
tecnológicos. La masa grasa sustituye a la masa
muscular y para un mismo IMC los sujetos son más grasos,
de forma que a determinados valores el IMC puede comenzar a ser
un parámetro que no identifique adecuadamente a los
sujetos con riesgo de
complicaciones metabólicas o cardiovasculares y ser
preciso, como ya se comienza a recomendar desde diversos
consensos49,50 utilizar otras medidas
antropométricas, como la circunferencia de la cintura, que
en estos procesos es un factor de riesgo independiente,
probablemente para cualquier IMC50, y el
%GC15,49. Por ello, probablemente sea más
eficiente realizar la valoración antropométrica del
estado nutricional combinando todas estas medidas y la
experiencia acumulada en torno a ellas y
que los estudios que se diseñen para obtener tablas de
referencia incorporen a las medidas clásicas (peso, talla,
IMC) la circunferencia de la cintura, el porcentaje de grasa
corporal y la circunferencia del brazo, planteamiento que ya se
ve parcialmente recogido en algunos
estudios7-9,51.

AGRADECIMIENTOS

Al Dr. Manuel de Oya Otero, catedrático del
Departamento de Medicina de la
Universidad
Autónoma de Madrid y jefe
de servicio de la
Unidad de Lípidos de
la Fundación Jiménez Díaz y al Dr.
Agustín Gómez de la Cámara, de la Unidad de
Investigación y Epidemiología
Clínica del Hospital 12 de Octubre de Madrid, por sus
aportaciones y comentarios. A la Sra. Elke Thomsen, por su
colaboración en la traducción de artículos.

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Vicente Martín Moreno, Juan Benito
Gómez Gandoy y María Jesús Antoranz
González
Centro de Salud Coronel de Palma.
Móstoles. Madrid.
Correspondencia: Vicente Martín Moreno. Calle del Alerce
5, 5.º B. 28041 Madrid.

Partes: 1, 2
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