Publicación original: Colombia Médica, 1998; 29: |
- Resumen
- Religion y salud en los
ancianos - Posibles mecanismos salutogenicos
de la religion - Referencias
RESUMEN
Esta es una revisión sobre
el impacto de la religión en los ancianos. Casi 95% de los ancianos oran
regularmente y usan la religión como recurso. En contraste, sólo 2% de las
publicaciones médicas incluyen la religión. La religiosidad tiene dos
orientaciones intrínseca (individual) y extrínseca (grupal). Ambas
orientaciones se asocian con la salud en los ancianos; disminuyen la mortalidad
cardíaca, el estrés y la depresión; aumentan la satisfacción de vida y el
bienestar. También hay disminución de ansiedad y depresión ante la muerte. Para
explicar sus beneficios, se describen mecanismos como el promover un estilo de
vida saludable; proveer fe, esperanza y sentido de trascendencia; dar apoyo
socioemocional; proporcionar comunicación (el escuchar), relajación y catarsis.
Los profesionales deben explorar las creencias religiosas para usarlas como
recurso complementario en el tratamiento de los pacientes ancianos.
Palabras claves: Religión.
Salud. Ancianos. Espiritualidad. Geriatría. Calidad de vida.
**********
Las necesidades
espirituales son inherentes al ser humano. Durante la historia de la humanidad,
el hombre ha buscado llenar con la religión el vacío espiritual que siente. En
el siglo pasado, Galton (citado por Roland1) planteó las relaciones
entre la religión y la salud. En la medicina de este siglo, el modelo
reduccionista había predominado, pues al separar la enfermedad física de lo
mental y de lo espiritual, se pensaba que la religión tenía poca relación con
la ciencia. Este enfoque reduccionista de la medicina ha sido incompleto para
tratar a los seres humanos. Por ello, en las últimás décadas, con el modelo
holístico de la medicina y la visión del ser humano en su totalidad, se ha
visto la necesidad de reconsiderar la religión para completar el modelo
biopsicosocioespiritual2. La religión no reemplaza pero sí
complementa una buena práctica médica.
RELIGION Y SALUD EN LOS ANCIANOS
La afiliación religiosa no
es suficiente para cuantificar el efecto de la religión. Qué tan religiosa es
una persona, es más importante. Por ello hay dos orientaciones de la
religiosidad en las personas, una es la intrínseca y otra es la extrínseca3,4.
Ambos tipos de religiosidad se relacionan entre sí, pero se pueden estudiar por
separado. La religiosidad intrínseca incluye un compromiso de vida y una
relación personal con Dios, es decir, las actitudes o creencias, la fe, la
oración personal, la lectura personal de las Escrituras. Por ejemplo, la
religiosidad intrínseca se asocia con una alta satisfacción de vida en
pacientes ancianos enfermos, con una alta autoestima y baja depresión en
ancianos en la comunidad, y con unos bajos niveles de estrés y depresión en
ancianos en duelo conyugal4-6 La religiosidad extrínseca incluye las
actividades religiosas comunitarias (p.e., grupos de oración) y las rituales
(p.e., ceremonias, celebraciones).
Los médicos investigadores
fallan usualmente al considerar la religión como algo sin importancia. La
religión se ha incluido como variable de estudio en sólo 2% de las
publicaciones en revistas de geriatría o gerontología, de psiquiatría, y de
cuidado primario7. Paradójicamente, 80% de los psicoterapeutas
tienen algún tipo de preferencia religiosa8, hasta Freud en sus
últimos años acudió a la oración como mecanismo adaptativo ante su deterioro
físico9. También, en un estudio con médicos familiares, 64% creían
en Dios y 89% expresaban su deseo de discutir la religión con sus pacientes10.
La religión es un recurso
que se usa con frecuencia en el envejecimiento. Los ancianos suelen usar la
religiosidad intrínseca en varios momentos durante el día, y cuando se sienten
enfermos es el primer recurso disponible antes que drogas, otras personas, o
profesionales de salud4. En un estudio longitudinal durante 17 años
sobre la religiosidad en los ancianos, Blazer y Palmore11 mostraron
que la religiosidad intrínseca permanece durante toda la vida, mientras la
religiosidad extrínseca disminuye en los últimos años de la vida, esto
relacionado con disminuciones funcionales. Koenig12 informó que 98%
de los ancianos creían en Dios, 95% oraban con regularidad y 81% creían que las
actividades religiosas les ayudaban durante las épocas críticas. Esto demuestra
que la gran mayoría de los ancianos acude frecuentemente a la religión.
Tanto la religiosidad intrínseca
como la extrínseca tienen efectos protectores sobre la salud y la calidad
de vida. La asociación entre religión y parámetros de salud ha aparecido en
varios estudios sobre enfermedades cardíacas, hipertensión arterial, accidentes
cerebrovasculares, enfermedades gastrointestinales y cáncer13.
En los ancianos, la religiosidad se asocia con disminución de mortalidad en
enfermedad coronaria y cirugía cardíaca14,15; también con menos
depresión y mayor recuperación del estado funcional en ancianos hospitalizados
por problemas médicos o quirúrgicos16,17. La religiosidad se asocia
con una alta satisfacción de vida y bienestar en ancianos enfermos y ambulatorios4,18,19.
Asimismo se asocia con disminución de la ansiedad y depresión ante el duelo,
la enfermedad terminal o la muerte6,12,20,21.
Página siguiente |