Resumen
El siguiente trabajo
reflexiona sobre la forma que toman las prácticas
culturales dentro del espacio urbano y cómo estas van
conformando lo que se conoce cómo ciudadanía. Dentro de esta temática
se aborda principalmente el tema de las ciudades
diseñadas, construidas por una decisión política, tomando
como ejemplo principal el caso de la Ciudad de La Punta, un
complejo urbanístico levantado en la provincia argentina
de San Luis hacia el año 2003.
Este trabajo comienza con un breve repaso sobre el
significado del espacio urbano y sobre las formas
históricas que han tenido las ciudades de construirse y
crecer. Para luego describir y analizar de forma más
pormenorizada los diferentes elementos que hacen a la constitución de las prácticas
culturales y ciudadanas en La Punta, las cuales son vistas desde
la perspectiva de la complejidad.
1.
Ciudades
Las ciudades son hoy en día el principal espacio
social, económico y cultural en el cual se desenvuelven
las actividades humanas. Esto es así debido a una simple
cuestión demográfica, según un reporte de
las Naciones Unidas,
a partir de 2007, y por primera vez en la historia de la humanidad, la
suma total de los habitantes de las ciudades superará en
número a la de los habitantes de zonas rurales.
Sin embargo, pese a la importancia que cumple hoy en
día el espacio urbano en darle forma al transcurso de la
historia, pocos son los que se hacen la pregunta más
básica de todas: ¿qué es una
ciudad?
Por lo general, para el habitante promedio una ciudad
simplemente es, le otorga categoría de
atemporal, extra-histórica; como si la ciudad siempre
hubiese estado
allí, y que siempre estará. Se evita de esta manera
encontrarse de frente con todas las cuestiones y
problemáticas que convirtieron a ese lugar en lo que
es.
Me permitiré en este momento efectuar una
transpolación del concepto
básico en el que me baso desde la antropología lingüística, Ward Goodenough expresa
que "La realidad parece tan obvia que la tomamos como algo dado y
seguimos considerando las cuestiones clásicas de la
antropología (…) sin detenernos a examinar
críticamente la supuesta realidad"
Las palabras de Goodenough, que parecen en si mismas tan
obvias como esa en apariencia sólida realidad, pueden ser
tomadas como el puntapié inicial de mi análisis sobre este tema, de aquí en
adelante me permitiré, basándome en mi propia
experiencia como ciudadano, profesional, viajero y persona,
especular con respecto al tema.
En primer lugar, los tiempos de acuerdo a los cuales una
ciudad tiene su ciclo de vida
son evidentemente mas dilatados que los de la vida humana. El
cambio en una
ciudad puede ser tan gradual que para sus habitantes el tener
conciencia de
este y de sus razones puede no ser posible a menos que se haga un
esfuerzo deliberado para notarlo.
Esto tampoco quiere decir que nadie note jamás
ninguna diferencia, después de todo, las frases más
comunes que se pueden escuchar en boca de gente de mediana edad
en adelante refiriéndose a la vida en las ciudades son:
"En mis tiempos las cosas eran diferentes"; "Cómo
cambió todo…"; y otras similares.
¿Pero indica esto alguna conciencia del estado
dinámico de la vida de una ciudad? ¿Del hecho de
que se trata de una entidad en permanente movimiento que
tuvo un origen en algún punto del tiempo y que
tendrá de seguro un final
en otro punto del tiempo?
En mi opinión, no, ya que se trata de enunciados
comparativos, que toman dos puntos congelados en el tiempo, uno
en un momento del pasado, y otro en el presente, sin conectarlos
entre sí, sin ver ni intentar comprender las causas que
llevaron del punto A al punto B, sin proyectar ni hacia adelante
ni hacia atrás.
Por lo tanto, la conciencia del proceso de
cambio, de sus causas y de sus consecuencias, es inexistente en
estos casos.
En conclusión, para el habitante típico de
una ciudad cualquiera de hoy en día, la idea de una ciudad
como entidad dinámica en permanente cambio no es algo
que esté presente en su conciencia. En su lugar, la forma
de ver los cambios que resultan irrefutables ante sus ojos es
más bien la de un proceso mítico, ocurrido
totalmente fuera de su control, para el
que no tiene explicación ni tampoco la busca.
Esta falta de conciencia hace que a la hora de
insertarse en los circuitos
culturales, laborales, o de cualquier índole de cualquier
ciudad, el recién ingresado, ya sea que se trate de un
recién llegado al espacio urbano o que haya nacido en
él, tome todos los procesos
presentes como algo que siempre estuvo allí, estable y
atemporal.
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