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Finalidad y paradojas del comunismo platónico (página 2)




Enviado por Mayda Hocevar



Partes: 1, 2

El comunismo de
Platón
tiene, pues, una finalidad estrictamente política. El orden de
ideas es exactamente el reverso del que ha animado de modo
principal las utopías socialistas modernas. Platón no
trata de utilizar el gobierno para
igualar la riqueza, sino igualar la riqueza con el objeto de
eliminar del gobierno una influencia perturbadora4.

Platón rechaza la familia tan
sólo con el objeto de consolidar la cohesión social
y la unidad interna del Estado.
Considera que dicha institución «constituye el punto
alrededor del cual giran la propiedad
privada y todos los males que ésta trae consigo»,
pues «en la práctica, los intereses familiares se
encuentran a menudo en discordancia con los de toda la comunidad»5. Y George Sabine afirma que:
«El comunismo platónico adopta dos formas
principales que confluyen en la abolición de la familia. La
primera es la prohibición de la propiedad privada, tanto
de casas como de tierras o de dinero, a los
gobernantes, y la disposición de que vivan en cuarteles, y
tengan sus comidas en una mesa común. La segunda es la
abolición de una relación sexual monógama
permanente, que es sustituida por una procreación regulada
por mandato de los gobernantes, con el fin de conseguir la mejor
descendencia posible»6.

Así, podemos ver que las razones por las cuales
Platón rechaza la familia (al menos para los dos tipos de
guardianes: los inferiores, que son los soldados, y los
superiores, que son los filósofos) son contrarias a aquellas por
las cuales Marx y Engels
—y, más adelante, antipsiquiatras como David
Cooper— insistieron en la necesidad de superarla: para
estos últimos, la familia era concomitante con la
propiedad privada y con la división de la sociedad en
gobernantes y gobernados —y por ende con la existencia
misma del Estado— y si aquélla debía ser
superada ello era así a fin de permitir la
superación del Estado, de la división de la
sociedad en clases, del mercantilismo
("prostitución pública y privada"), y
en general de la injusticia en el sentido moderno y cínico
del término. En esto, Marx y Engels se encuentran
más cerca de los cínicos que de Platón: para
los primeros, la existencia de la familia y de la propiedad
privada eran inherentes a la existencia del Estado y no
podían considerarse separadamente de éste —y,
al igual que éste, eran instituciones
que corrompían la naturaleza—. No obstante, el pensamiento de
Marx y Engels se aleja del de los cínicos en la medida en
que se contrapone al de los anarquistas modernos: al igual que
estos últimos, los cínicos no postularon un Estado
dictatorial como medio para lograr la disolución del
Estado, de la propiedad privada y de la familia. Con miras a
fortalecer al Estado, Platón ideó un antídoto contra los efectos de los
núcleos familiares estrechos, cerrados, posesivos y
competitivos: la creación de una gran familia armoniosa y
unificada entre la clase de los
guardianes.

2. La paradoja
histórico-práctica del comunismo
platónico

La República ideal de Platón —a
diferencia del comunismo moderno—, es un estado de cosas en
el cual la propiedad es colectiva sólo para una clase
social, que es la superior dentro de un Estado y que incluye
tanto a los guardianes, que son quienes «defienden al
Estado», como a los gobernantes-filósofos. Los
guardianes sólo podrían

poseer como propios aquellos objetos de uso
estrictamente personal que son
además indispensables. No tendrían
habitación propia, pues en la habitación de un
filósofo o un guerrero podrían entrar y salir
libremente las personas que lo desearan. Ahora bien, las
necesidades de supervivencia de los guerreros y filósofos
serían colmadas por las clases gobernadas
—agricultores, artesanos, etc.—, las cuales les
proporcionarían cada año víveres suficientes
para mantenerse. Así, la República platónica
es mucho menos comunista que los monasterios europeos
medievales, y mucho menos aún que los monasterios chan y
zen en China y
Japón.

Ángel Cappelletti sostiene la tesis de que
Platón desarrolló su teoría
del alma y de las
ideas con el propósito de lograr un objetivo
político. Tesis que parece ser probada con la
afirmación de Platón de que los miembros de la
clase superior no debían poseer oro ni plata,
pues éstos eran elementos constitutivos de su alma (en la
cual eran de carácter divino) y por ende no
debían poseerlas externamente (donde son de
carácter mundano): si lo hicieran, ello
contaminaría el oro y la plata de su alma. Aquí
también está claro el propósito de
Platón de preservar el Estado,
pues si la clase de los guerreros guardianes carece de
propiedades no suscitará la envidia de la clase gobernada,
así como tampoco se propiciará la posibilidad de
que contrasten sus intereses personales con los del Estado. Hay,
entonces, una diferencia radical entre la teoría
política de Platón y el materialismo
histórico. Según el marxismo, el
gobierno pertenece a quienes poseen la tierra y
los medios de
producción; es decir, la propiedad y el
poder
económico generan el poder político y el
gobierno.

Para Platón, esta relación ha de ser
inversa, pues quienes estén llamados a gobernar y a
defender el Estado deberán carecer de riquezas, mientras
que la clase gobernada, la cual no posee ninguna educación y por ende
no tiene ninguna injerencia en las decisiones del Estado, puede
poseer todo tipo de riquezas, incluyendo familia propia, con
mujer, marido e
hijos. Esta peculiar relación riqueza-poder, que es
contraria a la relación que establece el materialismo
histórico y que no se ha dado nunca en la historia de la humanidad,
revela el idealismo
platónico. Dicha relación no se encuentra ni
siquiera en las sociedades
monásticas, en donde supuestamente todos los monjes eran
igualmente pobres, aunque unos tenían más poder que
otros y existía un sistema de
gobierno rudimentario.

3. La función
del ejército en la República ideal de
Platón

El papel de los guardianes guerreros, que era el de
defender la ciudad contra ataques provenientes del exterior, era
inseparable de la represión interna por parte de dicha
clase guerrera. En la República podemos leer:
«Nuestros guardianes deberán mantenerse en su papel
de auténticos protectores del pueblo, listos para eliminar
tanto la ilegalidad del interior, como las amenazas del exterior
(616d)». Esto se hace evidente en la ubicación
estratégica que proponía Platón para el
campamento de los guardianes. Desde éste se debía
poder divisar y vigilar toda la ciudad, con dos fines,
inseparables el uno del otro: Impedir que los ciudadanos y
demás habitantes de la ciudad se sublevaran en contra de
las leyes e impedir
los ataques foráneos. Así, Platón pone en
manos de los guerreros el poder de la represión interna y
no sólo el de la defensa contra los enemigos externos.
Platón no parece haberse dado cuenta de que —como
anotó Aristóteles, quien critica con mucha
agudeza la política platónica— lejos de
consolidar así la unidad externa del Estado, más
bien lo dividía en dos sectores enemigos: los que tienen
las armas y los que
no las tienen.

4.
Identificaciones y diferencias entre el comunismo
platónico, el de los cínicos, el ideal y el
método
del marxismo, y el ideal y el método del anarquismo
moderno

Al igual que Platón, Antístenes,
fundador o precursor de la escuela
cínica, fue discípulo de Sócrates.
Y así como muchos aspectos de la filosofía de
Platón derivan de Sócrates, el comunismo y el resto
de la doctrina de los cínicos también derivan de
éste. Sin embargo, hay otra influencia distinta y decisiva
en el pensamiento de Platón: la de los pitagóricos,
la de los dorios y la de los lacedemonios, entre otros.
Así pues, podemos afirmar que en la medida en que
Platón acoge las ideas de los pitagóricos se aleja
de los cínicos y también del mismo Sócrates.
Así pues, algunas de estas ideas de Platón fueron
inspiradas por los pitagóricos, quienes quizá no
originalmente, pero sí más adelante, practicaban
una suerte de comunismo, pues ponían todos sus bienes en
común. Otras se derivan de los espartanos, quienes
—según dice Jenofonte— proscribían el
uso del oro y celebraban comidas colectivas. El mismo
Platón describe esto en Las Leyes, pero en
su filosofía política —y en la primera
formulación de esa filosofía, que es la que
aquí nos concierne— las hace depender de una
teoría del alma y de las ideas, y lleva las mencionadas
instituciones a sus últimas consecuencias.

En cambio los
cínicos, además de recibir la filosofía de
Sócrates tomaron de los sofistas la distinción
entre fisis y nomos, es decir, entre naturaleza y
convención, afirmando por consiguiente que hay cosas que
son por naturaleza y otras por mera convención.
Pretendían construir una sociedad en donde el nomos
en cambio estuviera excluido. Afirmaban los cínicos que la
propiedad privada, el Estado y la familia eran producto de
convenciones humanas, las cuales corrompían y ocultaban la
verdadera naturaleza de las cosas y de los hombres. La doctrina
de los cínicos fue acogida más adelante por los
estoicos entre quienes se cuentan Séneca y Marco Aurelio,
aunque éstos le dieron una forma moderada. El ideal de los
cínicos era la vida de los animales y la
vida natural en general, y también proclamaban un
comunismo verdaderamente libertario e igualitario: consideraban
que la libertad y la
igualdad se
exigían mutuamente y eran interdependientes. Por lo tanto,
rechazaban cualquier diferencia entre libres y esclavos,
ciudadanos y extranjeros, nobles y plebeyos, ricos y pobres. En
suma, consideraban que toda jerarquía o autoritarismo en
la sociedad era contra natura. De ahí, su rechazo
al Estado como institución coactiva, y de ahí
también su rechazo a todas las demás instituciones
que ellos reconocieron como interrelacionadas e interdependientes
con el Estado, y su insistencia en que muchas de ellas se
derivaban de la existencia misma del Estado, por ejemplo, la
familia, la propiedad privada, la guerra, la
esclavitud, la
religión
positiva y la legislación positiva. Todas estas eran
rechazadas por ellos, quienes sin embargo no rechazaban la idea
de Dios, que para ellos era fisis; ni la ley natural, que
era fuente de justicia.

Antístenes y su discípulo Diógenes,
los creadores de la doctrina de los cínicos,
provenían de las clases más bajas de la sociedad
griega, y fue precisamente en ese medio donde fue acogida
plenamente esa doctrina, la cual representa las aspiraciones de
las clases oprimidas hacia una sociedad distinta, plenamente
libertaria y totalmente igualitaria. Para los cínicos, la
armonía social sólo podría lograrse una vez
excluidos todos los nomos sociales que van en contra de la
naturaleza, reivindicando así una sociedad sin gobierno.
En el extremo contrario, Platón pensaba que la concordia
social sólo podría obtenerse cuando hubiera acuerdo
acerca de quién debería regir el Estado y
cuál debería ser el lugar que en él
correspondería a cada individuo.
Aunque Platón rechaza para su República ideal a la
familia y a la propiedad privada, lo hace sólo en lo que
atañe a las clases superiores de los guardianes y
filósofos, y no lo hace con miras a alcanzar la libertad,
la igualdad y la justicia (en los sentidos
cínico y moderno), sino con el objeto de consolidar la
unidad de la clase gobernante y por ende la unidad del Estado.
Como vemos, la finalidad que perseguían los cínicos
era enteramente opuesta a la de Platón. La doctrina de
aquéllos, por ser completamente antijerárquica, era
anárquica, es decir sin gobierno (anarcos), pues
está consciente de que en donde exista Estado no puede
existir una verdadera igualdad y, por consiguiente, no puede
haber un verdadero comunismo.

Por su parte el marxismo propone un ideal comunista
libertario cuando afirma que el comunismo post-socialista
representará la extinción del Estado. Esto muestra que los
creadores de la doctrina marxista estaban conscientes de que
mientras exista el Estado existirá un poder que se
encontrará en las manos de un grupo
privilegiado de individuos, lo cual producirá una
división de clases y dará lugar a un autoritarismo.
Lo que el anarquismo objeta al marxismo es que proponga una
dictadura del proletariado como medio para alcanzar el
comunismo, pues está consciente de que el poder tiende a
conservarse, anquilosarse y hacerse cada vez más fuerte,
corrompiendo al mismo tiempo a
quienes lo ejercen. Y, puesto que éstos son humanos y
están condicionados por las estructuras de
la vieja sociedad, como en la Animal Farm de Orwell
reproducirán una estructura
opresiva que tenderá a conservarse y desarrollarse, y no
podrán evitar la aparición de nuevas diferencias
sociales y clases. Como ha resaltado el anarquismo, todo poder
es fundamentalmente corrupto
.

La doctrina de los cínicos toca con la de
anarquistas tales como: Godwin, quien afirmaba que «todo
gobierno es tiránico y obstaculiza tanto la libertad como
la justicia». Fue más adelante, con Bakunin y
Kropotkin, cuando el anarquismo colectivista se definió
como un comunismo libertario. Bakunin ingresó a la Primera
Internacional en 1868, pero en 1871 la Internacional
adoptó las tesis marxistas, y en 1872, en La Haya,
excluyó a los anarquistas. Entonces, en el congreso de
Saint-Imier éstos constituyeron la Internacional
Anarquista, que se disolvió al poco tiempo. Más
adelante, en los EE.UU., las teorías
anarquistas tuvieron una gran influencia sobre la IWW, la cual
hizo experimentos en
busca de una superación inmediata y práctica de la
familia y la propiedad privada, creando pequeñas
comunidades libertarias que subsistían en el seno de la
sociedad capitalista, en la tradición de los socialistas
utópicos, al mismo tiempo que practicaban un intenso
activismo sindicalista. Junto al anarquismo a secas, se
desarrolló el anarcosindicalismo.

Bibliografía

• Platón: La República. Obras
completas. Ediciones de la Universidad
Central de Venezuela.
Caracas, 1980.

• Bakunin: Estatismo y anarquía.
Ediciones Orbis. España,
1984.

• Bréhier, Emile: Historia de la
Filosofía.
Editorial Tecnos. Madrid,
1998.

• Ebenstein, William: Los grandes pensadores
políticos
, en: Revista de
Occidente. Madrid, 1965.

• Fuenmayor, Juan Bautista: Historia de la
filosofía del derecho
. Caracas, Universidad Santa
María. 1984.

• Grube, G.M.A. El pensamiento de
Platón
. Editorial Gredos, España,
1983.

• Jaeger, Werner: Aristóteles. Fondo
de Cultura
Económica. Madrid, 1984.

• Marx, Karl y Engels, F. Obras escogidas.
Editorial Progreso. Moscú, 1969.

• Mondolfo, Rodolfo. El pensamiento antiguo.
Historia de la
filosofía greco- romana. Tomo I. Editorial Losada.
Buenos Aires,
1942.

• Sabine, George. Historia de la Teoría
Política
. Fondo de Cultura Económica, México,
1945.

Notas

1 Este trabajo forma
parte de una investigación realizada con financiamiento
del CDCHT-ULA.

2 Es decir, la clase superior del Estado, que comprende
dos subclases: la de los guerreros que defienden el Estado y la
de los filósofos-reyes o filósofos
-gobernantes.

3 Ebenstein, William: Los grandes pensadores
políticos
. Revista de Occidente. Madrid,
1965.

4 Sabine, George: Historia de la teoría
política
. Fondo de Cultura Económica.
México, 1945.

5 Grube, G.M.A. El pensamiento de Platón.
Editorial Gredos, España, 1983.

6 Sabine, op.cit.

 

Mayda Hocevar

Magister en Filosofía. Tesis doctoral
en Salamanca (en proceso).
Profesora de Filosofía del Derecho. Departamento de
Metodología y Filosofía del Derecho.
Escuela de Derecho. Facultad de Ciencias
Jurídicas y Políticas.
Universidad de Los Andes.

Escuela de Derecho

Facultad de Ciencias
Jurídicas y Políticas

Universidad de Los Andes Mérida –
Venezuela

DIKAIOSYNE No. 9

Revista de filosofía práctica Universidad
de Los Andes Mérida – Venezuela Diciembre de
2002

Partes: 1, 2
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