- De
la disciplina en el origen de la
industrialización - La
calidad total en el pensamiento organizativo del presente
siglo - Calidad
total: degradación de la
autonomía - Referencias
El propósito de este trabajo es
presentar una argumentación a favor de la interpretación de la Calidad Total
como mecanismo homogeneizador de la vida organizacional. La
homogeneización se caracteriza por el poder
disciplinario que el actor organizacional se impone a sí
mismo en el ejercicio de las "herramientas"
de la Calidad Total.
Ese poder disciplinario auto- sujetante es contrario a la
actitud
autonómica del individuo-en-sociedad,
pero, a su vez, se expresa en un discurso en el
que el lenguaje
propio de la autonomía se degrada a través de la
inversión de su significado.
I.
INTRODUCCIÓN
Quizás no resulte exagerado decir que tanto el
investigador de operaciones como
el ingeniero de sistemas terminen
siendo, en esta década final del siglo XX, los testigos y
actores privilegiados del proceso de
consolidación de un modo social de la vida organizacional
que se ha ido gestando desde los ya lejanos días de la
revolución
industrial.
Ese modo social de la vida organizacional puede ser
observado y especificado a partir del conjunto de "técnicas"
que lo modelan, lo modulan y lo hacen efectivamente posible.
Entre tales técnicas, aquí privilegiamos a la
Calidad Total. Ella no es, francamente, sino una entre otras de
las técnicas dirigidas al ordenamiento de la vida
organizacional que han florecido en este siglo, sobre todo a
partir de la segunda guerra
mundial1.
Ese modo social de la vida organizacional puede
concebirse como la realización de la pretensión de
homogeneidad que le es consustancial al dominio de la
Técnica en su conjunto; es decir, tanto en su vertiente
"tecnológica" (dominio del control de los
procesos
naturales) como en su vertiente "tecnocrática" (dominio
del control de los procesos humanos). Pero, ¿en qué
consiste esa pretensión de homogeneidad?
Con homogeneidad queremos decir lo que la palabra
significa en su raíz etimológica. A saber,
,
del mismo género
(homogeneus, en latín). Por supuesto que "homogeneizar"
debe corresponder, entonces, a la intención de hacer
homogéneo lo que originalmente no lo es.
Así que la pretensión de homogeneidad, u
'homogeneización', no es más que la
intención de convertir en "elementos" del mismo
género a los que no lo son. Puede notarse que esta
noción incorpora, como caso particular, a la habitual y
restringida de homogeneizar limitada a procesos físicos y
químicos. Y, ¿qué es lo esencialmente
heterogéneo que la Técnica pretende homogeneizar?
¿de dónde le viene a la Técnica esa
característica homogeneización?
En los límites de
esta ponencia no podremos responder a profundidad estas
difíciles preguntas. Sin embargo, el esbozo de la
respuesta servirá de contexto para la
interpretación del significado de uno de los mecanismos
actuales de la referida homogeneización (a saber, la
Calidad Total), de tal modo que la misma interpretación de
este mecanismo pueda generar senderos del razonamiento por donde
podamos encauzar las respuestas coherentes a esas preguntas. En
lo que resta de esta introducción resumimos dicho esbozo de
respuesta.
Decía José Ortega y Gasset, en 1933, que
"en la Edad Media, en
la época del artesano, la técnica y la naturalidad
del hombre
parecían compensarse y la ecuación de condiciones
en que la existencia se apoyaba le permitía beneficiarse
ya del don humano para adaptar el mundo al hombre, pero sin que
ello llevase a desnaturalizarle hoy , los supuestos
técnicos de la vida superan gravemente los naturales, de
suerte tal que materialmente el hombre no
puede vivir sin la técnica a que ha llegado."(Ortega,
1977). ¿Qué significa que los "supuestos
técnicos" rompan la compensación con los naturales?
Ortega señala que la técnica moderna (la
técnica del técnico, la llama) surge como antítesis de la
técnica del artesano. La antítesis consiste en que
la técnica del artesano se asociaba con la idea que el
hombre tenía de su propia vida; a saber, consciencia de lo
que es incapaz de hacer, consciencia de "su debilidad y de su
limitación". Pues bien, la técnica moderna viene a
romper con esa consciencia, a suplantarla por otra.
Y esa consciencia compañera de la técnica
moderna no es más que azoramiento producido por la
convicción que el hombre tiene de que su capacidad es
ilimitada. Azoramiento que significa que él ya no sabe
quién es, "porque al hallarse, en principio, capaz de ser
todo lo imaginable, ya no sabe qué es lo que efectivamente
es." Así que esta consciencia que acompaña a la
técnica es consciencia de vida vacía; "la
técnica, al aparecer por un lado como capacidad, en
principio ilimitada, hace que al hombre, puesto a vivir de fe en
la técnica y sólo en ella, se le vacíe la
vida… De puro llena de posibilidades, la técnica es mera
forma hueca como la lógica
más formalista, es incapaz de determinar el
contenido de la vida." (ibid).
La consciencia de la limitación, propia de la
técnica del artesano, abría senderos por la
subordinación de la técnica a un proyecto vital2.
Esto es, los resultados esperados del esfuerzo técnico
alcanzan su pleno sentido en la contribución que ellos
entregan a la concreción de un proyecto de vida. En otras
palabras, la técnica del artesano es medio, recurso, ayuda
para un modo de vida construido, la más de las veces, como
utopía. La técnica moderna, al convencerse el
hombre de su ilimitación, ya no requiere de un proyecto de
vida que le otorgue significado. Ella se basta a sí misma.
Ella es medio de sí misma, ella es su propio fin. En una
frase, pudiéramos decir que, con la técnica
moderna, ya no se hace técnica para vivir sino que se vive
para hacer la técnica.
La vida diluida en la realización de la
técnica, constituye el núcleo radical, esencial de
lo que llamamos homogeneización. Esto es, entonces, un
esbozo de la respuesta a la pregunta por el origen de la
homogeneización como característica de la
técnica moderna.
Pero, también nos preguntábamos
¿qué es lo esencialmente heterogéneo que la
Técnica pretende homogeneizar? El esbozo de respuesta a
esta pregunta amerita considerar lo que se propone,
básicamente, la técnica moderna y que, al mismo
tiempo,
constituye su afán; a saber, el control de los procesos
tanto naturales como humanos para ponerlos en condición de
utilidad.
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