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Mitología y cine. Las fuentes de la imaginación (página 2)



Partes: 1, 2, 3

De cualquier manera, mitos, cuentos y
leyendas han abastecido el imaginario popular durante siglos y
aún hoy lo siguen haciendo a través de medios
audiovisuales como el cine o la
televisión: Expediente X, Embrujadas,
Xena
, son series que triunfan en nuestras pantallas en este
momento y un claro ejemplo de la contaminación de la mitología a niveles masivos.…

Por todo lo anterior, resulta bastante complicado encontrar
una definición única al término "mito". No
obstante, numerosos estudios han ratificado que, a pesar de las
diferencias existentes en las raíces mitológicas de
los pueblos y civilizaciones de todo el planeta existen bastantes
puntos de conexión entre ellas. Campbell lo demuestra al
estudiar la estructura de los relatos mitológicos,
encontrando narraciones muy parecidas entre sí y
fundamentadas sobre arquetipos inmutables al paso de los
años:

"¿Por qué la mitología es la misma en
todas partes, por debajo de las diferencias de vestidura?
¿Qué nos enseña?" (CAMPBELL, 1959:12)

Umberto Eco, habla de esta capacidad mitopoética del
hombre para adaptar esos mitos heredados de manera que sigan
siendo útiles.

"La capacidad mitopoética del hombre, que tiene su sede
dominante en el hemisferio derecho de su cerebro
(hemisferio emocional), ha de modular su productividad
imaginaria en función de
los retos de sus cambiantes circunstancias ambientales y sus
diversos contextos culturales y de ahí deriva su labilidad
y su funcionalidad en relación con las
características de cada época y cada sociedad."
(ECO, 2002:10)

La influencia de la
Mitología en los argumentos
cinematográficos

Existen numerosos trabajos de investigación y documentos acerca
de la influencia de la mitología, no sólo en la
literatura sino
también en el resto de las artes. Carlos García
Gual, anteriormente citado, explica en su libro Mito,
viajes,
héroes
, las variaciones de algunos de los mitos
más representativos de la mitología clásica
como Ulises, Jasón y los Argonautas o Fausto, y
cómo han ido transformándose a lo largo del
tiempo, a
menudo influenciados por el contexto social.

"La literatura griega se ha alimentado en gran parte de los
mitos. En la actualidad, el cine ha
retomado algunas de las historias de la literatura y los grandes
relatos de aventuras tienen mucho de ese carácter mitológico de las historias
que han llegado hasta nosotros."(GUBERN, 2002:9)

Resulta paradójico cómo historias tan lejanas
para el hombre
contemporáneo siguen siendo la semilla germinal de muchos
de los argumentos cinematográficos, si bien se van
actualizando con el tiempo. Y es aquí donde de nuevo surge
la pregunta: ¿De dónde proviene esta universalidad?
¿Por qué una misma película es comprendida
en países de culturas y tradiciones tan diferentes?

"(…) el cine y la televisión, por su vocación de
seducción masiva, se han convertido desde su nacimiento en
los máximos amplificadores y divulgadores de los grandes
esquemas del pensamiento
mítico (…)". (GUBERN, 2002)

Amalia Martínez, en su libro Televisión y
narratividad
, se centra en el papel de la
televisión como transmisora de mitos, defendiendo el
hecho comprobado de que un individuo pasa
un mayor tiempo delante de la pequeña pantalla que en una
sala cinematográfica. Por tanto, su papel es más
importante de lo que suele considerarse, al tratarse de un medio
desprestigiado en muchas ocasiones. No obstante, las historias de
uno a otro no varían más allá de la
fragmentación que impone el medio televisivo como
consecuencia de la publicidad y el
discurso
transmitido por medio de una estudiada programación. Por lo cual, puede afirmarse
que la importancia de ambos medios, como
contadores de historias, es similar:

"A través de los relatos, el hombre alcanza
conciencia de
sí mismo, de ellos absorbe buena parte del universo
conceptual y simbólico que le sirve para actuar e
interpretar su experiencia. Una creencia preside nuestro trabajo: los
mass media (sobre todo la televisión, por ser el medio más
accesible) cumplen la función de
la perpetuación y propagación de leyendas,
sagas, fábulas,
como lo hiciera la tradición oral de antaño".
(MARTÍNEZ, 1989)

Esta opinión, por tanto, es contraria a la sostenida
por otros autores, pues evidencia que, a pesar de la evolución tecnológica y la ruptura
industrial y económica por parte de los mass media,
éstos cumplen funciones
análogas y transmiten leyendas similares a aquellas que
escucharon nuestros antepasados.

Partiendo de esta idea, creemos importante destacar el papel
del cine como transmisor y actualizador de los mitos
clásicos. Tal y como hacen Jordi Balló y Xavier
Pérez en su libro La semilla inmortal, los
argumentos universales en el cine
, nosotros nos preguntamos:
¿Hasta que punto son originales los argumentos
cinematográficos? Busquemos esa respuesta siguiendo a
Platón,
tal y como recomiendan en su libro los autores citados, cuando
afirma que son originales aquellos que, a pesar de ser frutos de
un legado anterior, generan otro nuevo. Esto no debe considerarse
como una limitación, ya que lo fascinante del cine es esa
capacidad para ir transformando los modelos
narrativos, otorgándoles nuevas perspectivas
(BALLÓ, PÉREZ, 1997)

¿Cómo se crea
una historia?

Básicamente y siguiendo las pautas establecidas,
primero por Joseph Campbell en El héroe de las mil
caras. Psicoanálisis del mito
y,
posteriormente por Christopher Vogler, fiel discípulo del
anterior en El viaje del escritor, podemos crear una
historia del siguiente modo:

Para empezar, debemos reunir una serie de ingredientes como
son los personajes, entre ellos el antagonista/s y el
protagonista/s, secundarios y auxiliares que completarán a
los primeros. En segundo lugar, los situaremos en un escenario y
en una época. Es decir, recuperaremos las tres reglas
básicas del teatro
clásico: espacio, lugar y tiempo.

Estos personajes elegidos, que tienen hasta el momento una
existencia asumida en un universo cotidiano y conocido, comienzan
a plantearse cosas o bien sucede algún tipo de acción
que provoca una situación de cambio para el
que han de prepararse. Al estilo de los cuentos, se
introduce la semilla del conflicto que
hará que todo evolucione de un modo inesperado,
sumergiendo a los personajes en un universo desconocido cuyas
reglas no controlan. Los participantes en este "viaje"
lucharán para que todo vuelva a ser como al principio o,
al menos, lo más parecido posible. Querrán regresar
por miedo o inseguridad a
su mundo anterior, pero verán que no les queda más
opción que continuar y aprender de ese camino si desean
obtener una meta establecida o transformar aquellos aspectos de
ellos mismos que detestan. Pero el fin o el objetivo no
suele estar claro en un principio, los personajes ignoran
qué está sucediendo y muestran temor; por ello,
dispondrán de un mentor o confidente que les
indicará el camino a seguir, que no tiene por qué
ser siempre el correcto.

Durante este viaje, se conocerán mejor a sí
mismos o conocerán a otros individuos con los que
establecerán relaciones de odio, de amor, de
celos, de amistad…Pero, sobre todo, irán
descubriendo un objetivo (si carecían de él al
inicio de la historia) de cualquier índole, bien sea
interno o externo (suele aconsejarse ambos para enriquecer la
historia), que les conducirá a una meta gratificante. Pero
a cambio, tendrán que experimentar algún tipo de
sacrificio que les avale como héroes y puedan conseguir el
"elixir" que estaban buscando.

Este sacrificio llegará a su punto culminante cuando
los personajes tengan que enfrentarse a su mayor temor -la
ordalía suprema según Vogler- y tras una
muerte
psicológica o física, de ellos
mismos o de las personas amadas, se producirá una
resurrección (también literal o simbólica),
llegando al final del viaje con el restablecimiento de la paz y
la transformación, tanto externa como interna, de el/los
protagonista/s de la historia.

Partiendo de este esquema básico, con tantas
variaciones como se nos puedan ocurrir, pensemos por un instante
en el trasfondo de la historia que intentamos transmitir,
más allá del argumento o los acontecimientos que se
vayan desarrollando. ¿Será una historia de amor?
¿De suspense?, ¿Será psicológica o
centrada más en la acción?, ¿Habrá
buenos y malos o resultará todo más ambiguo?
¿Estará el conflicto en el interior del personaje?
¿Qué quiero contar realmente? ¿El miedo ante
lo desconocido? ¿La envidia? ¿El temor a la muerte?
¿La injusticia quizás? Este núcleo de la
historia, el subtexto, aquello que se transmite sin nombrar y que
esconde cada relato, está sin duda íntimamente
ligado a la mitología más ancestral.

Recordemos el Ulises de la Ilíada. Ulises vive
con Penélope y su pequeño hijo Telémaco en
Ítaca. Su vida es feliz y completa, pero un día
tiene que marcharse a la guerra de
Troya, dejando a su familia.
Después de correr innumerables aventuras, de luchar contra
monstruos terribles, de enfrentarse a la traición, a la
tentación de bellas de mujeres y a todo tipo de pruebas,
Ulises regresa a su hogar (su meta u objetivo). Y aunque en
numerables ocasiones parece que no podrá conseguirlo, en
otras vemos un terror aún más profundo que es la
pérdida de memoria o la
pérdida del deseo por volver, olvidando su pasado. Pero
Ulises consigue recordar y vuelve a un hogar y un trono invadido
que deberá reestablecer en un apasionante final para
recuperar el trono y a su familia.

Como vemos, un esquema clásico utilizado hasta la
saciedad, sobre todo en las películas de Hollywood.
Pongamos para analizarlo el ejemplo de dos películas sin
relación aparente entre sí, tan sólo su
nacionalidad.
Nos referimos a El señor de los anillos y
American Beauty.

En el primero de los ejemplos, un mundo tranquilo, bello, se
ve amenazado por la presencia del mal. Un mago blanco (Gandalf)
convencerá al héroe (Frodo), -rompiendo las reglas
clásicas al elegir a un pequeño y débil
protagonista-, para que salve al mundo de ese negro destino que
está por llegar. Para ello, le confía una misión
(objetivo) y le entrega un anillo que deberá destruir,
pues es el portador del mal. El joven inicia el viaje con su
amigo más fiel alejándose de su entorno, y durante
el camino irá encontrando otros aliados que le
apoyarán para conseguir y alcanzar su meta. Al mismo
tiempo, surgirán antagonistas que dificultarán su
actividad. Junto a los peligros externos, el héroe
deberá enfrentarse a su propio yo, pues el mal es tentador
y se va apropiando de su alma.

Aunque se trate de una película inacabada por ser
varias las obras que la conforman, cada una de ellas
seguirá el mismo esquema, tradicionalmente con el
enfrentamiento entre el bien y el mal.

Revisemos ahora otra película, que desde el punto de
vista formal nada tiene que ver con la anterior: American
Beauty
. El protagonista (en este caso un anti-héroe)
es un hombre débil, pasivo, conformista, que ya no tiene
ilusión por la vida, con una mujer a la que
detesta y una hija a la que no entiende. La llegada de un nuevo y
excéntrico vecino a la casa de al lado, abrirá
nuevas perspectivas ante su apagada existencia y la
atracción que sentirá por una de las amigas de su
hija despertarán en él unos sentimientos
desconocidos hasta entonces. Todo esto provocará un
cambio, no sólo externo (comienza a hacer deporte, cambia su modo de vestir,
etc…) sino interno; su actitud
pasará de la pasividad a la actividad, se
enfrentará a su esposa, vivirá como siempre
había deseado y recuperará el tiempo perdido. Por
tanto, al igual que en el ejemplo de El señor de los
anillos
, el protagonista se verá inmerso en una
aventura que le conducirá a un mundo especial que
desconoce, en el cual se irá descubriendo a sí
mismo.

Como hemos visto, este esquema mitológico, de
héroes, heraldos, aliados, enemigos etc…
podría aplicarse a multitud de películas:
Recordemos Blade Runner, Terminator, La historia interminable,
Spiderman, etc
… y otras de géneros tan diversos
como La diligencia, Asesinos natos, Flores de otro mundo,
Trainspotting, Full Monty, Moulin Rouge, Ciudadano Kane, Eva al
desnudo, El fantasma de la ópera, París,
Texas…
y una larga lista de ejemplos, que si
estudiásemos en profundidad, nos conducirían a las
historias y los mitos clásicos que fundamentan nuestra
cultura, como
veremos a continuación.

Debemos aclarar que no siempre se adapta o se hace una
variación de un mito en su
totalidad. Usualmente se selecciona un aspecto que interese al
autor y, a partir de este punto, se desarrolla según sus
pretensiones, de un modo más o menos fiel al original.

Como veíamos antes, Ulises ha sido uno de los
personajes mitológicos más influyentes en la
literatura y el resto de las artes. En ocasiones, lo que se ha
seleccionado de esta historia ha sido su viaje aventurero y
solitario lleno de obstáculos. Pero otro de los aspectos
más versionados ha sido el trayecto final: la llegada al
hogar y el reencuentro con los seres queridos. El western, ha
empleado con asiduidad la figura de este héroe solitario
que viaja a través de un entorno hostil, en busca de un
lugar donde establecerse. En Centauros del desierto
tenemos un ejemplo bastante ilustrativo del héroe errante
en un entorno desapacible, que a menudo se queda a las puertas de
un hogar restaurado, condenado a su destino solitario
(BALLÓ, PÉREZ:1997).

En el cine y la literatura es frecuente que las historias
mitológicas aparezcan mezcladas entre sí, tomando
diversos aspectos de cada uno de ellos y otorgándoles una
nueva dimensión.

Jasón y los Argonautas es un importante relato de
aventuras de la Mitología griega situado
cronológicamente en la generación de héroes
anteriores a la Guerra de Troya. El rey Pelias, que ha usurpado
el trono a Esón, vive temeroso del cumplimiento de una
profecía que anuncia que será destronado por un
hombre que se presentará ante él con una sola
sandalia. Jasón, hijo de Esón, cumplirá esta
profecía. Para alejarlo del reino, Pelias le asigna una
misión: conseguir el Vellocino de oro. Si se lo
presenta, será proclamado rey en su lugar. Jasón
emprende entonces un viaje lleno de aventuras y peligros
acompañado de un grupo de
héroes, los Argonautas. Finalmente, gracias a la ayuda de
Medea, conseguirá su propósito.

Jasón y Los Argonautas ha sido, a lo largo de la
historia del cine, uno de los ejes de los relatos de aventuras
centrados en la búsqueda de un objeto a veces de gran
valor pero
otras con un valor intrascendente, como ocurre en las
películas de Hitchcock. Pero también encontramos
historias similares en el cine negro como El halcón
maltés,
centrado en la búsqueda de una
estatuilla o en road movies como Easy Rider, donde
el viaje no tiene siquiera un propósito definido.

Vladimir Propp, en su Morfología del cuento, ya
estableció la figura de un personaje auxiliar (en este
caso un personaje femenino, Medea) que ayuda al héroe a
cumplir su misión. Este aspecto será retomado por
el cine, incluyendo en el género de
aventuras y en otros géneros como la ciencia-ficción, la presencia de un
ayudante de sexo
femenino.

No sólo la Mitología
griega ha dado temas al cine, también lo han hecho los
mitos religiosos, en concreto los
extraídos de la Biblia y tan comunes a toda la
humanidad.

"Los modernos estudios que sistemáticamente han
comparado mitos y ritos de la humanidad, han encontrado por todas
partes leyendas sobre vírgenes que han concebido
héroes que murieron y nacieron" (CAMPBELL, 1972:18)

Es por ello, que personajes mitológicos como el
Mesías o el Maligno han sido tan empleados, no sólo
en el cine sino en el resto de las artes.

El relato mesiánico se origina en la necesidad de un
líder
por parte de una comunidad en
crisis. Pero
su llegada supone una ruptura con el orden anterior, encontrando
la más absoluta oposición de las estructuras de
poder
asentadas en ese régimen que él pretende
transformar. El enviado tendrá que aceptar el sacrificio
de la muerte para cumplir su misión, convirtiéndose
en un verdadero mito para sus seguidores. Pero antes de morir,
anunciará su resurrección. Espartaco (1960)
de Stanley Kubrick, Gandhi (1982) de Richard Attenborough
y Malcom X (1992) de Spike Lee utilizan este mismo esquema
si bien representado por personajes laicos pero siempre en lucha
por unos ideales de justicia y
paz. En ocasiones, los directores han preferido destacar el tema
de la condena y soledad del héroe como consecuencia de su
naturaleza
sagrada (BALLÓ, PÉREZ:1997).

Superman es un curioso ejemplo de la adaptación
del tema mesiánico al mundo del cómic y
posteriormente al cine: un salvador que procede de otro planeta y
que se encargará de que el bien y la justicia prevalezcan
en la tierra,
pero con frecuentes contradicciones entre la misión que le
ha sido encomendada y sus propios deseos. Román Gubern
también menciona la similitud y el paralelismo del primero
con Jesucristo en su libro Máscaras de la
ficción.

Pero si la figura del Mesías ha sido muy empleada en el
cine, la figura del Maligno ha despertado, si cabe, un interés
mayor y normalmente ha sido entendido como un intruso destructor,
no siempre encarnado en una figura individual, sino a modo de
catástrofe natural o metamorfoseado en animal e incluso,
en su forma más contemporánea, en la figura de un
psicópata. Henry, retrato de un asesino (1988) y
Falsa seducción (1922) son un ejemplo de ello.

"Los asesinos en serie no son un fenómeno del S.XX,
realmente, como apunta Iván F. MATELLANES, tenemos
precedentes folklórico-literarios como los hombres lobo o
el Dr. Jekyll Mr. Hyde (…)"

"En la creación de Stevenson hay una división
entre hombre/monstruo que cohabitan en la misma persona, igual
que el psicópata mantiene una vida completamente "normal"
cuando no está matando. Incluso son personajes sensibles,
como Hannibal Lecter, con gustos exquisitos". (MARTOS,
2001:316)

Lo peculiar es que, en la actualidad, el mal ha dejado de
representarse mediante monstruos de terrible aspecto para pasar a
poseer la apariencia de gente normal .Porque lo verdaderamente
terrorífico, es que la maldad se encuentra en lo
cotidiano, donde uno menos se lo espera.

El amor, ha sido el tema universal por excelencia. Un tema
presente en la mayor parte de las películas, bien sea de
un modo directo o indirecto. El amor
redentor del cuento,
universalmente conocido en la versión Disney, La bella
y la bestia
, critica el mundo de las apariencias y
posee referencias de la mitología griega (el rapto de
Europa), si bien
la relación joven/animal ha sido empleada en casi todas
las culturas primitivas. Ejemplos de esta redención a
través del amor lo encontramos en Cyrano de
Bergerac
donde el físico del protagonista impide la
unión feliz con la amada o en El jorobado de Notre Dame
y King Kong
, novedosas adaptaciones del tema de la bella y la
bestia en el que siempre vence el amor (BALLÓ;
PÉREZ:1997)

El amor prohibido ha sido incluso más atrayente en el
cine, representado en la famosísima historia de Romeo y
Julieta y con variaciones y adaptaciones tan diferentes como
West Side Story (1961), Casablanca (1942), Los tarantos
(1963)
, y que aún sigue en candente actualidad pues ha
llegado a convertirse a menudo en una de las tramas secundarias
de la mayor parte de las películas.

Pero no siempre el amor ha sido mostrado desde su faceta
más dulce. Son muchas las películas en las que el
adulterio como
amor dañino y destructor de la pareja, ha sido lo
destacable. Un tema propio de la Madame Bovary
de Flaubert, y que ha sido extrapolado a películas como
Ana Karenina (1935), La letra Escarlata (1926) o Infiel
(2002).

Fausto, arquetipo del hombre que pacta con el demonio en su
ansia de conocimiento,
ha sido el germen de diversas historias tratando a menudo un tema
tan contemporáneo como es la insatisfacción del ser
humano en el mundo que le rodea.

"Fausto se encuentra con que la sabiduría y la belleza
sólo pueden ser perpetuadas con la ayuda del diablo, y esa
lucha, esa atracción hacia el lado de los condenados, de
los malditos, es lo que hace actual la leyenda" (MARTOS, 2001:
57)

Fausto también ha dado lugar a otra serie de
películas en las que el diablo está representado
por una organización poderosa y maléfica con
la que el protagonista hace un pacto que no puede ser quebrado y
si intenta destruirlo, pagará con la muerte. Es lo que le
sucede al personaje de Tom Cruise en La tapadera (1993) o
en algunas películas relacionadas con el tema de la Mafia,
como El Padrino. También podríamos incluir
en esta categoría Pactar con el diablo, una curiosa
adaptación sobre el mito.

"En el caso de Fausto, tenemos una leyenda arquetípica,
es decir, de plasmación de un arquetipo en un personaje
semirreal. En efecto, según J. CARO BAROJA, Fausto es un
personaje que en parte se considera real y que en parte
corresponde al teatro popular alemán del siglo XVI, de
donde pasa luego a la comedia inglesa, Marlowe, hasta llegar al
Fausto de GOETHE. Dos rasgos básicos, la intención
de hacer un pacto con el Diablo y el ser un hombre de saberes
ocultos son elementos que encontramos en otras figuras, es decir,
se ajustan a una visión arquetípica" (MARTOS,
2001:54)

La dualidad, sin duda una de las bases de nuestra cultura, ha
dado lugar a personajes como El Dr. Jeckyll y Mr. Hyde,
Drácula y El hombre invisible,
entre otros.

"El mito del doble es coherente con el dualismo que domina el
pensamiento humano: cuerpo/alma, bien/mal, vida/muerte ect., y no
es raro que haya florecido en una cultura religiosa que postula
que el hombre fue creado "a imagen y
semejanza de Dios" (GUBERN, 2002:13)

El autor francés, G Lecouteux en su obra Hadas,
brujas y hombres lobo en la Edad Media.
Historia del doble
:

"(…) ha documentado en textos literarios y tradicionales la
vinculación de figuras como las hadas, brujas, fantasmas u
hombres lobos a una concepción del alma que hunde sus
raíces en el chamanismo y en las creencias griegas
más antiguas. Para éstas, hay una dualidad entre el
cuerpo, el yo visible, y un yo invisible que adopta distintas
formas y nombres: doble, sombra, imagen o réplica,
aire -pneuma-
pero que puede externalizarse del cuerpo y "viajar", y que se
manifiesta plenamente en estados como el sueño o el
trance" (MARTOS, 2001:15)

El doble puede manifestarse de distintos modos, tal y como se
cita en el Album de mitos y leyendas de Europa (I):

a) El doble no muere con el cuerpo y ésta sería
la explicación de los fantasmas y los aparecidos,
así como la raíz de la necromancia.

b) El doble es capaz de transformarse dando origen a las
historias de hombres lobo u otras metamorfosis de animales.

c) El doble se convierte en un ser independiente en cuanto el
cuerpo está en reposo, dando lugar a leyendas sobre
peregrinaciones nocturnas y diurnas de brujas y magos, ect…

d) Las almas de los cuerpos separadas deben ser conciliadas
mediante donaciones que aplaquen los rencores de los muertos.

Ejemplos del tema del doble podemos encontrarlo en sus
diferentes versiones en películas como El bosque
animado, Psicosis, El
señor de los anillos
(en el magnífico personaje
del Golum)…

Como vemos, la lista de mitos, cuentos y leyendas -algunos de
ellos convertidos en arquetipos- que han influido en las
narraciones cinematográficas es extensísima. No
sólo ha inspirado una serie de argumentos estructurados,
sino que ha provocado la creación de una galería de
personajes inolvidables. Bram Stoker investigó durante
siete años sobre temas mitológicos para crear a su
personaje más emblemático, Vlad Teppes, conocido
como el Conde Drácula. Aunque el mito del vampiro tuvo un
gran arraigo en la Edad Media, ya existían pruebas de su
existencia en manuscritos unos dos mil años antes del
nacimiento de Cristo, en Mesopotamia y
una larga base mitológica a sus espaldas.

Carol S. Pearson, también fascinada por la obra de
Joseph Campbell y C. Vogler, deriva su investigación hacia
el tema de los arquetipos y aplica el viaje del héroe al
descubrimiento de la esencia del ser humano.

"Las historias de héroes son profundas y eternas.
Vinculan nuestros propios anhelos, dolores y pasiones con las de
aquellos que nos han precedido, de tal modo que aprendemos algo
respecto a la esencia de lo que significa ser humano y
también nos enseñan cómo nos encontramos
interconectados con los ciclos mayores del mundo natural y
espiritual". (PEARSON, 1992:16)

Mucha razón lleva Carol S. Pearson cuando afirma que
ese viaje hacia nuestro interior puede transformar nuestras
expectativas y nuestro modo de ver la realidad. Quizás sea
éste uno de los motivos por los que la gente va al cine y
se convierte durante un par de horas en otra persona, con
conflictos que
resolver y preguntas que plantearse (a menudo coincidentes con
las suyas, pues el cine muestra problemas
universales), pero con la seguridad de no
ser uno mismo más que una proyección en la pantalla
y saber, casi con acierto, que la historia finalizará con
la resolución de esos conflictos planteados.

Carol S. Pearson, utiliza asimismo los pasos o las distintas
etapas ya aplicadas por Campbell en la travesía del
héroe y distingue distintos arquetipos o guías
internos que nos irán ayudando en el proceso y nos
irán enseñando a afrontar la vida desde otro punto
de vista.

Estos arquetipos son el inocente, el huérfano, el
guerrero, el bienhechor, el buscador, el destructor, el amante,
el creador, el gobernante, el mago, el sabio y el bufón.
En cada uno de nosotros predominará uno de ellos aunque
podemos poseer distintos arquetipos en un solo momento, como por
ejemplo cuando tenemos una enfermedad o algo amenaza nuestro
puesto de trabajo. (PEARSON, 1992:23)

Por otro lado, cuando no disponemos de alguno de estos
arquetipos o no son activos en
nuestra vida, nos saltamos algunos de los pasos y, como
consecuencia, podemos presentar algunas dificultades para
afrontar los problemas que se nos presenten. Por ejemplo, si
carecemos del arquetipo del guerrero, seremos incapaces de crear
un plan para
resolver el problema, y si carecemos del sabio, no aprenderemos
jamás de esa situación superada.

"Cada vez que un arquetipo nos posee, pueden aparecer
tendencias adictivas o compulsivas, sea que exista una
adicción química o no".
(PEARSON, 1992: 35)

Los arquetipos son también empleados para crear los
personajes cinematográficos, puesto que no son más
que un reflejo de esa realidad que rodea al ser humano y una
técnica recomendada a los escritores para ayudarles a
determinar en qué dirección deben ir. Cuando describimos a un
personaje es necesario tener claro a que arquetipo lo asociamos,
ya se trate de un personaje principal o secundario. Establecer un
arquetipo ayuda a clarificar la función que ese personaje
tiene en la historia.

Para establecer el arquetipo podemos ayudarnos de las
diferentes clasificaciones como asignar a cada personaje un signo
del zodiaco, es decir asignarle un arquetipo zodiacal o seguir
los modelos clásicos de arquetipo que tienen referencia en
nuestra cultura. Uno de los modelos más empleados por los
escritores es el de Dramática, que establece una
definición de seis arquetipos básicos (CLASCA,
1999):

·  El Protagonista: el punto de
vista a través del cual vemos la historia. El que debe
conseguir el objetivo de la historia.

·  El Antagonista: el personaje
que impacta en el protagonista de tal manera que
le obliga a moverse, a cambiar. Se opone al objetivo a conseguir
por el protagonista.

·  El Amigo Fiel: El
Sidekick, compañero, o amigo
entusiasta, que apoya a cualquier personaje que se le asigne.

·  El Escéptico: el que se
está planteando continuamente si es bueno o no seguir por
ese camino. Se opone a cualquier tipo de acción o
decisión.

·  La Razón: puede ser el
consejero, o bien el que obliga a reflexionar al protagonista (en
este sentido el antagonista puede cumplir esta función).
Es calculador, planificador.

·  La Emoción: representa
el carácter emotivo. Responde sin pensar, sólo con
los sentimientos. El personaje que puede ser utilizado para
introducir elementos de caos, cuando sea necesario.

·  El Co-antagonista: representa
la tentación, es colaborador del Antagonista.

Una buena utilización de los arquetipos es de gran
ayuda para fortalecer cualquier tipo de guión de cualquier
género: desde culebrones y concursos televisivos, hasta
una película intimista. Es importante, pues, definir cada
personaje según su arquetipo ya que de ello depende su
función dramática y la buena dinámica entre los personajes.

Paul Lucey establece otro modelo basado
en seis arquetipos (LUCEY, Story Sense, p..25):

1.               
El Héroe: basado en el mito de Teseo: que se
encontró y mató al Minotauro en el Laberinto de
Creta. Los personajes-héroes moldeados según Teseo
son almas valientes capaces de enfrentarse a cualquier enemigo o
de cumplir cualquier tarea por difícil que sea. El
héroe se gana el favor de la audiencia en el sentido de
que eleva el valor moral que
conecta a la humanidad con lo que es bueno y decente.

2.               
La pareja de amigos: basado en el mito de Damon y Pitias
suele ser una pareja de amigos que se embarcan juntos en alguna
aventura, por ejemplo: Midnight Cowboy. Hay variaciones
que incluyen dos iguales: Arma Letal, Un hombre y una
mujer
, El informe
Pelícano
… También este tipo de historia se
refiere a un grupo de héroes que juntos se embarcan en una
causa arriesgada.

3.               
La búsqueda imposible: se refiere a los personajes
que se embarcan en una aventura noble, o viaje en lugar de
simplemente luchar contra el villano. En este arquetipo se suele
plantear el objetivo y luego como los personajes fracasan o no en
su búsqueda.

4.               
El rey debe morir: este arquetipo trata de conflictos
entre padres e hijos o con situaciones en las que el orden
antiguo debe ser relevado por uno nuevo. Estas historias de
rebelión pueden tomar muchas formas por ejemplo: que uno
de los padres quiere quedarse con los hijos, conflictos
edípicos, etc… Este arquetipo se refiere a dos
importantes momentos en la vida de cada uno: separación
del hijo o hija de sus padres y la individuación que es
una necesidad interna para conseguir el sentido del yo, de uno
mismo.

5.               
Medea: basado en la leyenda de Medea, en la idea del poder
de la mujer. El
arquetipo de Medea se separa de los antiguos arquetipos
patriarcales presentando a una mujer que no está atada al
dominio
masculino.

6.               
Fausto: basado en la leyenda alemana del S.XVI, suele
tratar de los extremos a los que llega la gente para conseguir lo
que quieren. Hay una cualidad diabólica en muchas
historias faústicas ya que la riqueza, el poder, el
conocimiento que posee el protagonista, suele provenir de fuerzas
corruptas. El poder corrupto puede ser una corporación, un
grupo militar, una burocracia….

Sea cual sea el modelo arquetípico a elegir, repetimos
constantemente las mismas historias, lo que difieren son los
personajes empleados y el contexto en el que se sitúe:

"Las historias y los argumentos son siempre los mismos. Lo que
diferencia claramente una historia de otra son los personajes.
Unos personajes bien definidos, creíbles, humanos, son la
base a partir de la cual se puede construir un buen guión"
(citado por Merce Clasca en VILCHES, 1999:139)

Ya, en la Antigüedad, Teofrasto de Eresia,
discípulo de Platón
y Aristóteles y heredero de muchas de sus
teorías, estuvo fundamentalmente preocupado
por lo tipológico, creando varios retratos humanos que
respondían a cualidades planas como son: el disimulo, la
adulación, la inoportunidad, el entrometimiento, la
angustia… Los caracteres continúan la noción
aristotélica de que deben manifestarse por medio de su
conducta. Por
ejemplo, el carácter que pertenece a la tipología
de la grosería se caracterizará por no responder a
los saludos, por su antipatía y por no hablar o mirar de
un modo desagradable.

Otros autores contemporáneos como Madeline DiMaggio, en
su libro Escribir para televisión, sugiere un
método
psicológico para crear los personajes. En esta
línea, trabaja también Linda Seger, que en
Cómo crear personajes inolvidables, establece que
éstos no existen en el vacío, sino que son un
producto del
contexto en el que se encuentran (SEGER, 1990: 20). Syd Field
compara el contexto con una taza de café
vacía. La taza es el contexto que rodea al personaje y que
se llena con datos de la
historia y los personajes (FIELD, 1979: 31-32)

Merce Clasca recomienda, a la hora de crear la psicología del
personaje, darle un nombre que lo identifique. También
considera positivo crear una biografía para
él, una serie de preguntas sobre su pasado que,
independientemente de que se utilicen o no, nos ayudan en gran
medida a conocer mejor sus reacciones, su modo de actuar; y, en
definitiva, a crear un personaje más coherente.

Linda Seger defiende que todas las historias son simples, que
es la influencia de los personajes lo que las complica,
dándoles una dimensión y conduciéndola por
nuevas directrices que antes no tenía. La dirección
de la historia viene marcada por un fin, una meta que persigue el
personaje y que suele plantearse ya desde el principio de la
historia. Es personaje, entonces, deberá llevar a cabo las
acciones
necesarias para alcanzarla. Se crea, por tanto, en él, una
motivación. La espina dorsal del personaje
está determinada por la motivación, la acción y la meta a que se
dirige. Estos elementos son necesarios para definir con claridad
quién es un personaje, qué quiere, por qué
lo quiere y qué es capaz de hacer para conseguirlo. Como
resultado de la
motivación, el personaje comienza a moverse hacia su
meta. El protagonista se encamina hacia alguna parte. Hay algo
que desea.

Para que una meta funcione, necesitamos unos requisitos
fundamentales:

-En primer lugar, algo debe estar en juego, una
cosa que convenza, que indique al público que algo de
interés se va a perder si el protagonista no alcanza la
meta.

-En segundo lugar, una meta que funciona pone al protagonista
en conflicto con la meta del antagonista.

-En tercer lugar, la meta debe ser lo suficientemente
difícil de conseguir para que el personaje cambie mientras
se dirige hacia ella.

Lo que el personaje hace por alcanzar su objetivo manifiesta
su fuerza y
sinceridad. -La gente que dice querer algo pero no hace nada por
conseguirlo, no es sincera-. A un personaje así, le falta
credibilidad. El personaje, por tanto, debe realizar acciones
concretas en persecución de su meta.

Pero cuando dos personajes persiguen al mismo tiempo fines que
los excluyen mutuamente, se produce el conflicto. Este conflicto
es la base del drama.

Por todo lo anterior, si el cine es una fábrica de
sueños, si el cine es el reflejo de la realidad,
representará aquello que observa: nuestros miedos,
nuestras inquietudes, nuestros anhelos… y nos lo contará
una y otra vez bajo diferentes formas y en distintos
géneros, haciéndonos revivir otras realidades y
preparándonos para enfrentarnos con la vida.

Como vemos, es evidente, que de un modo tan consciente como el
de Bram Stoker o inconsciente, en la mayor parte de los casos,
terminemos recreando personajes que ya fueron creados en la
Antigüedad, si bien en unas circunstancias contextuales muy
diferentes y con un punto de vista personal e
intransferible. Si el hombre, en su sentido más universal,
y a pesar de sus diferencias en cuanto a cultura, idioma,
religión,
ideología se enfrenta a una verdad
indisoluble de su condición humana como es la muerte y el
sentido de la vida, tras esta curiosidad se encontrará un
deseo común por saber, por conocer. Y no siempre
encontrará sus respuestas en la ciencia,
tal y como opina Luis Cencillo. Y quizás sean estas
preguntas universales las que permanezcan en el fondo de estas
historias y hagan posible su entendimiento universal y la
posibilidad de encontrar en ellas, por tanto, argumentos
universales.

"El mito sigue alimentando las ficciones y no ha podido
siquiera ser destruido por el cine o la literatura realista
basada en hechos demostrables por la ciencia, pues no dejan de
ser proyecciones personales del lector e identificaciones con los
personajes de las historias". (GUBERN, 2002:9)

Por otro lado, a pesar de que el hombre ha ido obteniendo
respuestas a muchas de sus preguntas, sigue necesitando de estas
historias que, mediante la literatura, el cine, los
cómics, la televisión o el arte en general
en sus más variadas representaciones, recibe. Porque los
temas, si bien modificados o adaptados siguen teniendo una base
mítica indiscutible pero equiparable a la existente hace
millones de años. Puede que estas historias transmitan
algún tipo de sabiduría y de verdad que no
conocemos, pero que subyace de un modo inconsciente en lo
más profundo de nuestras mentes. Por eso el hombre
necesita de los libros, de la
imaginación, de los relatos, para seguir haciéndose
preguntas ya que esa es su naturaleza y la que nos hace seguir
avanzando con respecto a otras especies.

Citemos, para concluir, una frase de Joseph Campbell, que
sintetiza a la perfección  el sentido del mito y la
influencia que aún posee sobre la sociedad y sus
más diversas manifestaciones.

"¿Cuál es o cuál será la nueva
mitología?

 Es y siempre será, mientras exista la raza
humana- la vieja, inmutable y perenne mitología, en su
"sentido subjetivo", poéticamente renovada no en
términos de un recuerdo del pasado o de proyección
futura, sino del ahora: dirigida, no para provecho de los
"pueblos", sino para despertar a los individuos en el
conocimiento de sÍ mismos, no como simples egos
luchando por un lugar en la superficie de este bello planeta,
sino en igualdad, como
centros de la Inteligencia
Libre; cada uno a su manera y en la de todo, y sin horizontes"
(CAMPBELL, 1972:307)

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Elena Galán Fajardo

Universidad Carlos III de Madrid

Partes: 1, 2, 3
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