- El asalto a la
información - El nuevo
periodismo socializa su voz - Nanoaudiencias en
crecimiento - La
perfección tecnológica del periodismo
cívico - La
información es una
conversación - Blogosfera y
política
Los ciudadanos se han apropiado de la información a través de los medios
sociales. La crisis de la
credibilidad de la prensa
tradicional, el cuestionamiento de la objetividad y la
aparición de herramientas
digitales accesibles a todos convierten el periodismo en
una conversación de la que los ciudadanos más
activos no
quieren estar ausentes.
El asalto a la
información
Incomunicación. Desconcierto. Sospechas. Falta de
información. El 12 de marzo, un día después
del mayor atentado de la historia de España,
miles de ciudadanos salieron a las calles en duelo y para exigir
"¿Quién ha sido?". El dolor y el desconcierto se
tornó en preguntas a los gobernantes, quienes hicieron un
intento desesperado por controlar la opinión
pública para favorecer sus intereses
electorales.
La falta de respuestas, la confusión y los
mensajes contradictorios o manipuladores estallaron la
víspera electoral, 13 de marzo. Teléfonos
móviles de toda España recibieron mensajes
convocando a manifestaciones frente a las sedes del Partido
Popular exigiendo la verdad. Fue el primer desafío
espontáneo a la información oficial que usaba las
nuevas
tecnologías.
La famosa consigna "¡Pásalo!" en los
mensajes electrónicos es parte ya de la historia de los
movimientos cívicos de la nueva era. El emergente
activismo social en la red se estaba consolidando
desde tiempo antes
(la crisis ecológica del Prestige, la oposición a
la guerra, la
contestación a algunas políticas
del gobierno de
José María Aznar) como un fenómeno capaz de
influir en la opinión pública ¡Hay motivo!.
Pero con el atentado islamista en Madrid
adquirió naturaleza
propia.
Internet rebosaba de mensajes, informaciones, consignas
y llamamientos a la movilización. Algunos medios siguieron
en directo la movilización y se convirtieron,
conscientemente o a su pesar, en agentes de la protesta. Fue la
presentación en sociedad de
los medios sociales, las muchedumbres inteligentes smart mobs y
el poder de
agitación de los superusuarios (ciberciudadanos
consumidores intensivos de medios y expertos usuarios de la
tecnología). Los medios tradicionales y la
política
formal fueron superados por las nuevas formas de activismo
cívico en
red.
Se entiende por medios tradicionales los medios de
comunicación social o medios de masas. Medios
dirigidos a audiencias amplias que emiten mensajes seleccionados,
ordenados y jerarquizados por profe-sionales y editores, y donde
la capacidad de la audiencia para crear, intervenir o modificar
el mensaje es limitada y dependiente de la voluntad de quienes
controlan el medio.
El 13 de marzo estalló la primera gran revuelta
de la Política 3.0 en España.
Entonces los weblogs,
agitadores y promotores de la inquietud y la movilización,
hicieron su entrada oficial en la vida pública.
Aparecieron ante los medios, la política y los ciudadanos
como lo habían hecho antes entre las ruinas de las Torres
Gemelas, el 11S de 2001 y luego con la invasión de
Irak, cuando
los warlogs se convirtieron en una fuente informativa alternativa
para miles de ciudadanos de todo el mundo.
7 de julio de 2005. Londres sufre el peor ataque
terrorista que recuerda. Decenas de muertos y heridos. Los
grandes medios hacen desde el primer momento un llamamiento a los
ciudadanos para que cuenten sus historias, envíen sus
fotos y
vídeos desde sus teléfonos móviles a la BBC,
The Guardian o el Times
[1].
Frente a lo que sucedió del 11 al 14 de marzo en
España, esta vez los medios tradicionales no dejaron a los
ciudadanos al margen. Los grandes diarios canalizaron a
través de sus páginas y sus ediciones digitales el
dolor, la frustración y las preguntas.
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