Monografias.com > Sin categoría
Descargar Imprimir Comentar Ver trabajos relacionados

Una real boda mediática (página 2)




Enviado por Juan Varela



Partes: 1, 2

El rey de la
televisión

Juan Carlos I es el rey de la
televisión. La restauración monárquica
no habría sido posible sin democracia y
sin televisión. En las postrimerías del
franquismo, dos escenas vívidas en la pequeña
pantalla perviven en la retina de cada español:

· La muerte en
atentado del delfín de Franco, el almirante Carrero
Blanco, que abrió el futuro democrático y
alimentó durante demasiado tiempo el
mito
benéfico de ETA.
· La jura de un rey joven ante las todavía cortes
franquistas, con un príncipe niño al lado
acompañado de su real madre y las infantas. Niños
asustados pero firmes ante tanto sable, tanta medalla de ex
combatiente de una guerra
ilegal "la gloriosa Cruzada del 18 de julio" y tanto procurador
franquista de negro traje y alma
turbia.
Son escenas convertidas en imaginería popular y dogma de
una democracia en busca de legitimación.

La vigencia y legitimidad de la corona se ha convertido
en el mayor dogma de la moderna democracia española.
Primero por la restauración, su papel de puente con el
pasado lejano y con el cercano. El Rey como garante de una
transición sin sangre ni
juicios. Después, como encarnación viviente de la
democracia. Símbolo deífico y no
cuestionado.

Al fin, por los propios intereses dinásticos,
asentados en una tupida red de relaciones y
compromisos. De políticos y otros poderes que ven en la
monarquía el freno a demandas más
amenazantes para sus propios intereses o eso que se ha dado en
llamar el "ser de España".
Ser cuestionado hasta lo más profundo de su esencia por
las más rancias grietas de la piel de
toro.

La
monarquía y sus dos garantes

Políticos y medios han
sido los dos garantes del sistema de la
monarquía constitucional, escasamente rellena de contenido
político y muy amplificada en la opinión, y sobre
todo en el sentimiento público.

Si la democracia se funda más en el sentir que en
la opinión
pública, la Corona es un instrumento utilísimo
para su afianzamiento y perpetuación.
La monarquía es en España modernidad y
europeísmo. Hoy sin tercios en Flandes, pero con
idéntica voluntad, antaño basada en la
comunión de la fe y hoy en el sueño
europeísta.
Visitas a ciudades y autonomías, besos y entrelazar de
manos. "¡Guapos!", gritan a los Reyes en Sevilla como a la
Macarena, Reina del Cielo. "¡Vivan los Reyes!", claman
regidores y alcaldes en tierras más frías. Escenas
de alto profesionalismo real, como la reciente del consuelo a los
familiares de las víctimas durante los funerales de la
matanza de Atocha.

Imágenes para la historia de la
televisión y de España. Portadas irrepetibles
de diarios y revistas. Ventas,
ventas, ventas. Audiencia. Comunión de medios y
público en éxtasis real.
La realeza es, aquí como en todos sitios, audiencia,
difusión y venta de publicidad.
Negocio asegurado y una ocasión de quedar bien y conectar
con el pueblo. De la democracia dinástica a la democracia
popular por gracia de los medios.

El gran fiasco del
enlace

Por eso es más sorprendente que el gran fiasco
del enlace fuera la retransmisión de Televisión Española. La
televisión pública falló estrepitosamente en
comunicar esa imagen de
cercanía, esa apelación al sentimiento (al ethos)
democrático. Casa Real y TVE planificaron una boda de
Estado, cuando
deberían haber retransmitido una fiesta de comunión
real y popular.

La lluvia, un vestido desafortunado, y la
obligación de celebrar la ceremonia en la catedral
más fea del país hicieron el resto.
Críticas, críticas y más críticas
para una recién llegada directora general de RTVE, Carmen
Caffarel, que se llevó todos los palos que sin duda
merecía también su antecesor, José Antonio
Sánchez.

Hubo aquí un momento crítico donde
afloró que la monarquía ya no es lo que era: el
realizador escogido, Javier Montemayor, no aguantó tanto
palo y espetó irreverente que la culpa fue de los reales
novios, por sosos.

Para Montemayor, la escasez de planos
cortos, la falta de besos, el respeto a la
liturgia y la lluvia fueron los causantes de tanto sosiego y
tanto sosías. "¡Qué aburrimiento!", se
quejaban las vecinas de patio a patio. "¡Qué
ordinariez!", afilaban su pluma los columnistas
monárquicos y los vestidos de togas ducales para el
ensañamiento.

Y va TVE y critica a la Familia
Real en un comunicado de apoyo a Montemayor. El instrumento
mediático hacedor de mitos carga
contra su mayor ícono. Será motivo de tesis
universitarias.

¡Indignación! Pero, ¿en qué
país vivimos? ¡Esto es cosa de los socialistas!
¡Una operación contra la realeza! Bramó la
prensa
monárquica y la más políticamente correcta o
aviesa de difusión.
Errores por doquier y censura. En realidad todo el mundo
tenía ganas de criticar. Como no se puede ni al Rey ni a
los novios, bienvenido sea el follón de la
retransmisión.

Gran
despliegue y pocas ventas

Las rotativas estaban calientes para entonces. Los
especiales de la boda no habían vendido tanto como los
editores esperaban. La cobertura fue generosa, antes y
después del enlace. Cuché y color. Despliegue
fotográfico y grandes firmas en alabanza de corte. Y pocas
ventas. ¿Estará perdiendo tirón la
monarquía? "A ver si habrá que hacerse republicano
y ya no sabremos cómo llenar las páginas de verano
sin las reales regatas mallorquinas", se preguntaba un editor de
prensa local.

Las revistas del corazón
ganaron 150.000 lectores, pero menos compradores. Negocio
sí, pero no tanto.

Y sin embargo, al 60 por ciento de los televidentes le
gustó la ceremonia, afirmaba una encuesta del
diario barcelonés La Vanguardia.
Los maceteros y ornamentos públicos dispuestos en Madrid para el
evento acabaron desplumados por los cazadores de
recuerdos.

La boda gustó, a pesar de todo. Otra
decepción para los republicanos.
Por cierto, la novia era periodista. Un filón. Sagrado
vínculo medios/monarquía. Periodista de la
televisión pública además. Todo en su sitio.
Si hubiera sido de El Mundo o El País temblarían
las columnas del Palacio de Oriente y las de los otros
diarios.

La lista de invitados no podía reflejar mejor el
enlace mediático: Prisa estuvo presidida por Iñaki
Gabilondo, estrella de la cadena Ser, pero no estaban
Jesús Polanco ni Juan Luis Cebrián, presidente y
consejero delegado y académico,
respectivamente.

El director de El
Periódico, Antonio Franco, no estuvo. Asistieron
Antonio Asensio hijo (propietario) y Francisco Matosas, cabeza
empresarial.

El director de El Mundo, Pedro J. Ramírez,
no podía faltar. Su mujer,
Ágatha Ruiz de la Prada, acudió con colores
republicanos. Una falta de delicadeza. A las bodas se va o no,
como hicieron los portavoces de Izquierda Unida y de Esquerra, en
honor de fe republicana.

Lo que no conviene es dar la nota para asegurar la foto
(sobre todo si es en el propio periódico).

De la radio
estuvieron también Carlos Herrera (RNE) y Luis del Olmo
(entonces Onda Cero y hoy preparando nuevo proyecto). Todo
el ranking de radio
representado, con permiso de Jiménez Lozanitos, estrella
tronante de la COPE, emisora de los obispos.
Como amigos y compañeros de la novia acudieron
también el corresponsal de TVE en Nueva York y ex
candidato a independiente director de los noticieros de TVE,
Lorenzo Milá, acompañado de su mujer,
también corresponsal de TVE en los Estados Unidos,
Sagrario Ruiz de Apodaca.

Los españoles no fueron los únicos
apasionados del bodorrio: también ocurrió con los
nórdicos

La nota nefasta fue la presencia del condenado por
manipulación y ex director de los Servicios
Informativos de TVE, Alfredo Urdaci. La amistad manda,
pero no es buen ejemplo. Alguien debería haber convencido
a Letizia.

Tras la boda marketing
democrático

Acabada la boda, marketing democrático: paseo por
tierras de España para aclamación de los novios y
después a Jordania, a otra boda, y luego a las playas de
Asia.

A la vuelta, con perdón, error principesco. Dice
el heredero: La luna de miel "me ha sabido a poco". 32
días frente a los 15 que la ley otorga a los
trabajadores españoles. "Estoy deseando ponerme a
trabajar", declara la Princesa, ignorante de que no tiene
funciones
oficiales ni representatividad alguna y su único papel es
de acompañante.
Novios entusiasmados y Príncipes novatos.

¿Y los republicanos? Agazapados en un solo
artículo de difusión nacional, según
escrupuloso recuento. Más en las ediciones regionales de
algunos medios, con hipocresía incluida de fervor
monárquico en la edición
nacional y críticas en la catalana (ejemplo: El
País).
Pero la mayoría refugiados en la red, donde surgieron
decenas de páginas de toda laya con mensajes a favor y en
contra. Irónicos o románticos, respetuosos o
irreverentes.

En esta España de concentración
mediática, corrección política y mercadeo del
corazón, las bodas del siglo se suceden temporada a
temporada. Por suerte ha habido tres bodas reales. Tendrán
que comenzar a divorciarse para repetir ventas y especiales.
Cuando la estrella del Rey se apaga y corren rumores de
abdicación cuando el heredero asegure la dinastía
con un vástago medios, políticos y realistas
aseguran la pervivencia de un dogma unido a la democracia como
mito originario.

Y las bodas gustan, y los novios también. Y en
España aún se canta alguna copla sobre reinas
tristes y princesas altivas.

 

Juan Varela,

español, periodista y editor del blog

Revista Chasqui
Centro Internacional de Estudios Superiores de Comunicación para América
Latina (CIESPAL)
     

Weblog: www.revistachasqui.blogspot.com

Web:
www.chasqui.comunica.org

Web institucional: www.ciespal.net

Quito
ECUADOR

Partes: 1, 2
 Página anterior Volver al principio del trabajoPágina siguiente 

Nota al lector: es posible que esta página no contenga todos los componentes del trabajo original (pies de página, avanzadas formulas matemáticas, esquemas o tablas complejas, etc.). Recuerde que para ver el trabajo en su versión original completa, puede descargarlo desde el menú superior.

Todos los documentos disponibles en este sitio expresan los puntos de vista de sus respectivos autores y no de Monografias.com. El objetivo de Monografias.com es poner el conocimiento a disposición de toda su comunidad. Queda bajo la responsabilidad de cada lector el eventual uso que se le de a esta información. Asimismo, es obligatoria la cita del autor del contenido y de Monografias.com como fuentes de información.

Categorias
Newsletter