- Diversas
corrientes - Neorrealismo
italiano - Cinéma
Verité - Free
Cinema - Dogma95
- Cine
independiente - Cinema
Novo - Nuevo Cine
Latinoamericano - Arte de
masas - Fuentes
Introducción
A propósito de los "Ciclos de Cine
Alternativo" que, interrumpidamente, desde hace seis años,
ha estado
presentando el "Instituto de Ciencias,
Arte y
Literatura" de
Valparaíso (ICAL Valparaíso), en la biblioteca
pública Santiago Severín, y el hecho de ser el
suscrito, desde sus inicios, uno de sus organizadores, ha
derivado que donde quiera que me encuentre se me acercan personas
para preguntarme el por qué de tan rotulante
título. ¿Alternativo a qué?, es la pregunta
más recurrente en las interpelaciones que se me hacen. Y
no dejan de tener razón, si es que presumimos entender que
dicho rótulo no responde a un mero nombre de
fantasía, o a un mero decir por decir, sino a un tipo de
cine que no es nada nuevo y sus proyecciones en el tiempo se
muestran insoslayables. Un tipo de cine siempre abierto a nuevas
corrientes, pero que conserva en común un corpus de ideas
que lo identifican indefectiblemente en dicha condición,
tanto ante el mundo del cine propiamente tal, así como
también ante el propio público espectador. Esto
quiere decir que no existe un "cine alternativo" que sea
unívoco e identitario por sus propios méritos, sino
que responde a un modo de identificar y englobar a varios tipos
de cine que, conteniendo ideas y temáticas diferentes que
los particularizan, sin embargo contienen algo en común
que los ha llevado a identificarse bajo dicho
rótulo.
Como quiera que sea esta pregunta no es nada nueva,
surge desde los inicios de las primeras décadas del siglo
pasado, cuando en Europa surge un
nuevo tipo de cine que pretende desprenderse de los moldes y
ataduras que imponían las grandes productoras
cinematográficas. También no es nada nuevo el hecho
de que ICAL esté exhibiendo este tipo de cine, puesto que
aquí en Valparaíso, así como en otras
ciudades de Chile, y también en ciudades de otras regiones
del mundo, una multiplicidad de organizaciones
culturales congéneres, han estado empeñadas desde
lato tiempo por exhibir películas que, de algún u
otro modo, coinciden con la línea de "cine alternativo",
tal como la entendemos en el colectivo cultural al que he hecho
referencia. Sin duda, una importancia decisiva para difundir y
mantener en alto las inapreciables cualidades de los elementos
constitutivos que dan vida a este tipo de cine, lo han tenido los
"cines clubes", surgidos en forma libre y espontánea por
agrupaciones de intelectuales
y público amante del cine en los más diversos
países del mundo.
Ahora bien, en este ir y venir de conversaciones sobre
el tema, con algunos de mis ocasionales interlocutores, casi sin
darnos cuenta, prontamente nos encontramos enfrascados en
apasionantes e interesantes diálogos los que, de uno u
otro modo, casi siempre nos llevan a recorrer toda una
galería variopinto de distintos tipos de cine con
pretensiones de albergarse bajo dicho rótulo; entre otros,
por citar los más conocidos: cine arte, cine
independiente, cine de autor, cine pobre, cine político,
cine underground, y más recientemente, cine Dogma, etc. A
decir verdad una larga lista de tipos de cine van sucesivamente
apareciendo al calor de
nuestros intercambios de opiniones, surgiendo toda una
galimatías conceptual de ideas y concepciones bajo las
cuales el imaginario colectivo y aún, el propio sentido
común de los que acuden a las salas de cine, dan por
sentado el significado que tiene el término "cine
alternativo". Es cierto, son distintas líneas,
según sean los distintos elementos que les queramos
destacar pero que, sin embargo, tienen en común "un algo"
que los distingue de aquello sobre lo cual conscientemente se
resisten a adscribir.
¿Y cuál es ese algo en común a lo
que el cine alternativo conscientemente no quiere adscribir?. Con
esta pregunta entramos al fondo de la cuestión. En efecto,
aunque son varios sus elementos distintivos, sin duda su
característica fundamental dice relación con una
decidida oposición a aquel tipo de cine hecho y pensado
bajo la premisa fundamental y casi única de lograr el
mayor éxito
de taquilla posible, obtener una mayor rentabilidad
económica. En otras palabras a aquello que se conoce como
"cine comercial", sobre todo, al proveniente de las productoras
de la gran industria
hollywoodense que, hasta adonde aquí se sepa, cubre
más del 80% de la oferta
fílmica que ofrecen las salas de exhibición de cine
en todo el mundo, a lo menos, en el llamado mundo
occidental.
Dando por sentado que la cuestión central que
motiva este artículo dice relación con aquel cine
que se contrapone al producido con fines puramente comerciales,
me obligan a tener que especificar las características
principales que van a connotar a aquel tipo de cine que quiere
ser "alternativo" a aquel. Y no es que el cine alternativo no
muestre interés en
las posibilidades de obtener rentabilidad, sólo que a
diferencia del cine comercial, ese no es su objetivo
principal, lo que de suyo marca una
diferencia cualitativa fundamental, sobre todo, en cuanto a dar
mayores posibilidades a la libertad
creativa de aquellos a quienes corresponda dirigir o producir
películas que caen dentro de dicho rango.
Siguiendo en la línea, otra gran diferencia que
podemos destacar, es que el cine comercial ha devenido casi en el
puro entretenimiento, soslayando o dejando de lado los elementos
artísticos y estéticos esenciales que distinguen
una obra de arte, los cuales en el cine comercial se muestran
escasos o, generalmente, lisa y llanamente se pierden. Y no es
que la entretención no forme parte también del buen
cine, pero distinto es una película de Chaplin, que
combina la entretención con los elementos estéticos
y reflexivos más profundos, con aquella
entretención que presenta situaciones intrascendentes,
incluso, llegando a lo puramente burdo o banal. Es decir, aquel
cine que se hace para pasar el puro rato, un cine del "instante",
aquel que a la salida de la sala de exhibición, por
decirlo de algún modo, sus elementos que más le
sobresalen, a los pocos minutos van a ser olvidados por el
público asistente por el contenido intrascendente de sus
representaciones.
Aquí llegamos al punto en que nos topamos con una
gran dicotomía, una gran confusión, en cuanto a
dilucidar si el cine es una mera entretención o una
expresión de arte propiamente tal. Diferencia que es
preciso dilucidar, porque no por casualidad el cine surgió
al amparo de aquello
que se llamó y se sigue reconociendo aún como el
"séptimo arte". En efecto, desde muy antiguo fueron los
griegos los que dividieron las artes en superiores y menores,
siendo las superiores aquellas que permitían gozar las
obras por medio de los sentidos
superiores, (vista y oído), con
los que no hacía falta entrar en contacto físico
con el objeto observado. Asimismo, también en la
época de los griegos, éstos ya distinguían
seis categorías en las Bellas Artes:
arquitectura,
escultura, pintura,
música,
declamación y danza. La
declamación incluye la poesía
y, con la música se incluye el teatro. Esa es la
razón por la que en el momento de su aparición el
cine fue llamado y es llamado a menudo hoy, el "séptimo
Arte", dándole así una significación tanto
en su expresión denotativa como connotativa.
Evidentemente, un cine puramente comercial, desprovisto de los
elementos artísticos y estéticos parece ser un
contrasentido con el apelativo de séptimo arte con que
éste nació.
Página siguiente |