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¿Qué se entiende por cine Alternativo?




Enviado por Hernán Montecinos


Partes: 1, 2

    1. Diversas
      corrientes
    2. Neorrealismo
      italiano
    3. Cinéma
      Verité
    4. Free
      Cinema
    5. Dogma95
    6. Cine
      independiente
    7. Cinema
      Novo
    8. Nuevo Cine
      Latinoamericano
    9. Arte de
      masas
    10. Fuentes

    Introducción

    A propósito de los "Ciclos de Cine
    Alternativo" que, interrumpidamente, desde hace seis años,
    ha estado
    presentando el "Instituto de Ciencias,
    Arte y
    Literatura" de
    Valparaíso (ICAL Valparaíso), en la biblioteca
    pública Santiago Severín, y el hecho de ser el
    suscrito, desde sus inicios, uno de sus organizadores, ha
    derivado que donde quiera que me encuentre se me acercan personas
    para preguntarme el por qué de tan rotulante
    título. ¿Alternativo a qué?, es la pregunta
    más recurrente en las interpelaciones que se me hacen. Y
    no dejan de tener razón, si es que presumimos entender que
    dicho rótulo no responde a un mero nombre de
    fantasía, o a un mero decir por decir, sino a un tipo de
    cine que no es nada nuevo y sus proyecciones en el tiempo se
    muestran insoslayables. Un tipo de cine siempre abierto a nuevas
    corrientes, pero que conserva en común un corpus de ideas
    que lo identifican indefectiblemente en dicha condición,
    tanto ante el mundo del cine propiamente tal, así como
    también ante el propio público espectador. Esto
    quiere decir que no existe un "cine alternativo" que sea
    unívoco e identitario por sus propios méritos, sino
    que responde a un modo de identificar y englobar a varios tipos
    de cine que, conteniendo ideas y temáticas diferentes que
    los particularizan, sin embargo contienen algo en común
    que los ha llevado a identificarse bajo dicho
    rótulo.

    Como quiera que sea esta pregunta no es nada nueva,
    surge desde los inicios de las primeras décadas del siglo
    pasado, cuando en Europa surge un
    nuevo tipo de cine que pretende desprenderse de los moldes y
    ataduras que imponían las grandes productoras
    cinematográficas. También no es nada nuevo el hecho
    de que ICAL esté exhibiendo este tipo de cine, puesto que
    aquí en Valparaíso, así como en otras
    ciudades de Chile, y también en ciudades de otras regiones
    del mundo, una multiplicidad de organizaciones
    culturales congéneres, han estado empeñadas desde
    lato tiempo por exhibir películas que, de algún u
    otro modo, coinciden con la línea de "cine alternativo",
    tal como la entendemos en el colectivo cultural al que he hecho
    referencia. Sin duda, una importancia decisiva para difundir y
    mantener en alto las inapreciables cualidades de los elementos
    constitutivos que dan vida a este tipo de cine, lo han tenido los
    "cines clubes", surgidos en forma libre y espontánea por
    agrupaciones de intelectuales
    y público amante del cine en los más diversos
    países del mundo.

    Ahora bien, en este ir y venir de conversaciones sobre
    el tema, con algunos de mis ocasionales interlocutores, casi sin
    darnos cuenta, prontamente nos encontramos enfrascados en
    apasionantes e interesantes diálogos los que, de uno u
    otro modo, casi siempre nos llevan a recorrer toda una
    galería variopinto de distintos tipos de cine con
    pretensiones de albergarse bajo dicho rótulo; entre otros,
    por citar los más conocidos: cine arte, cine
    independiente, cine de autor, cine pobre, cine político,
    cine underground, y más recientemente, cine Dogma, etc. A
    decir verdad una larga lista de tipos de cine van sucesivamente
    apareciendo al calor de
    nuestros intercambios de opiniones, surgiendo toda una
    galimatías conceptual de ideas y concepciones bajo las
    cuales el imaginario colectivo y aún, el propio sentido
    común de los que acuden a las salas de cine, dan por
    sentado el significado que tiene el término "cine
    alternativo". Es cierto, son distintas líneas,
    según sean los distintos elementos que les queramos
    destacar pero que, sin embargo, tienen en común "un algo"
    que los distingue de aquello sobre lo cual conscientemente se
    resisten a adscribir.

    ¿Y cuál es ese algo en común a lo
    que el cine alternativo conscientemente no quiere adscribir?. Con
    esta pregunta entramos al fondo de la cuestión. En efecto,
    aunque son varios sus elementos distintivos, sin duda su
    característica fundamental dice relación con una
    decidida oposición a aquel tipo de cine hecho y pensado
    bajo la premisa fundamental y casi única de lograr el
    mayor éxito
    de taquilla posible, obtener una mayor rentabilidad
    económica. En otras palabras a aquello que se conoce como
    "cine comercial", sobre todo, al proveniente de las productoras
    de la gran industria
    hollywoodense que, hasta adonde aquí se sepa, cubre
    más del 80% de la oferta
    fílmica que ofrecen las salas de exhibición de cine
    en todo el mundo, a lo menos, en el llamado mundo
    occidental.

    Dando por sentado que la cuestión central que
    motiva este artículo dice relación con aquel cine
    que se contrapone al producido con fines puramente comerciales,
    me obligan a tener que especificar las características
    principales que van a connotar a aquel tipo de cine que quiere
    ser "alternativo" a aquel. Y no es que el cine alternativo no
    muestre interés en
    las posibilidades de obtener rentabilidad, sólo que a
    diferencia del cine comercial, ese no es su objetivo
    principal, lo que de suyo marca una
    diferencia cualitativa fundamental, sobre todo, en cuanto a dar
    mayores posibilidades a la libertad
    creativa de aquellos a quienes corresponda dirigir o producir
    películas que caen dentro de dicho rango.

    Siguiendo en la línea, otra gran diferencia que
    podemos destacar, es que el cine comercial ha devenido casi en el
    puro entretenimiento, soslayando o dejando de lado los elementos
    artísticos y estéticos esenciales que distinguen
    una obra de arte, los cuales en el cine comercial se muestran
    escasos o, generalmente, lisa y llanamente se pierden. Y no es
    que la entretención no forme parte también del buen
    cine, pero distinto es una película de Chaplin, que
    combina la entretención con los elementos estéticos
    y reflexivos más profundos, con aquella
    entretención que presenta situaciones intrascendentes,
    incluso, llegando a lo puramente burdo o banal. Es decir, aquel
    cine que se hace para pasar el puro rato, un cine del "instante",
    aquel que a la salida de la sala de exhibición, por
    decirlo de algún modo, sus elementos que más le
    sobresalen, a los pocos minutos van a ser olvidados por el
    público asistente por el contenido intrascendente de sus
    representaciones.

    Aquí llegamos al punto en que nos topamos con una
    gran dicotomía, una gran confusión, en cuanto a
    dilucidar si el cine es una mera entretención o una
    expresión de arte propiamente tal. Diferencia que es
    preciso dilucidar, porque no por casualidad el cine surgió
    al amparo de aquello
    que se llamó y se sigue reconociendo aún como el
    "séptimo arte". En efecto, desde muy antiguo fueron los
    griegos los que dividieron las artes en superiores y menores,
    siendo las superiores aquellas que permitían gozar las
    obras por medio de los sentidos
    superiores, (vista y oído), con
    los que no hacía falta entrar en contacto físico
    con el objeto observado. Asimismo, también en la
    época de los griegos, éstos ya distinguían
    seis categorías en las Bellas Artes:
    arquitectura,
    escultura, pintura,
    música,
    declamación y danza. La
    declamación incluye la poesía
    y, con la música se incluye el teatro. Esa es la
    razón por la que en el momento de su aparición el
    cine fue llamado y es llamado a menudo hoy, el "séptimo
    Arte", dándole así una significación tanto
    en su expresión denotativa como connotativa.
    Evidentemente, un cine puramente comercial, desprovisto de los
    elementos artísticos y estéticos parece ser un
    contrasentido con el apelativo de séptimo arte con que
    éste nació.

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