- La modernidad como
ilustración - La
economía de los mecanismos de poder - El
surgimiento del monstruo moral - Bibliografía
La modernidad como
ilustración
En sus últimos años Michel Foucault
dedicó sus investigaciones a
la realización de una arqueología de las
racionalidades políticas
y a la genealogía de las políticas modernas de la
razón. Para él, el pensamiento
filosófico moderno procura reflexionar sobre su propio
presente y esta reflexión ha tomado tres formas
principales. Una es que se puede entender el presente como
perteneciente a una determinada época, esa época es
diferente de otras porque tiene características propias o
está separada por ellas a partir de acontecimientos
dramáticos.
Otra manera de interrogar el presente es tratar de
identificar en él signos
anunciadores de un próximo acontecimiento, aquí se
realiza una hermenéutica histórica. Un tercer
modo de analizar el presente es entendiéndolo como un
punto de transición hacia la aurora de un mundo
nuevo.
Pero su interés no
radica en analizar críticamente el proyecto moderno
como pensamiento sino como actitud. No se
trata de considerar el pensamiento moderno sino la actitud de la
modernidad. En su conferencia de
1984 que lleva por título "¿Qué es la
Ilustración?" Foucault afirma que Kant no
planteó la cuestión filosófica del presente
en ninguno de los términos expuestos (ni como pertenencia
a una época, ni como hermenéutica histórica,
ni como aurora de un mundo nuevo), para Kant el presente debe
dedicarse al esfuerzo por llevar adelante la relación
preexistente entre la voluntad, la autoridad y el
uso de la razón.
Haciendo referencia al texto kantiano
Respuesta a la pregunta ¿qué es la
Ilustración?, Foucault dice: "La reflexión
sobre el ‘hoy’ como diferencia en la historia y como motivo para
una tarea filosófica particular me parece que es la
novedad de este texto. Y considerándolo así, me
parece que se puede reconocer en él un punto de partida:
el esbozo de lo que se podría llamar la actitud de la
modernidad." (Foucault, Michel. ¿Qué es la
Ilustración?. Página
93).
La humanidad va a hacer uso de su propia razón
sin someterse a ninguna autoridad. La crítica
tiene, entonces, el rol de definir las condiciones en las que el
uso de la razón sea legítimo para determinar lo que
se puede conocer, lo que hay que hacer y lo que está
permitido esperar. Un uso ilegítimo de la razón es
el que se hace mediante la necesidad ilusoria del dogmatismo y la
heteronomía (pienso pero tengo que obedecer); un uso
legítimo de la razón es el que se define claramente
en sus principios y que
está garantizado por la autonomía.
La Ilustración – entendida como el corazón de
la modernidad – no es solamente el proceso por el
cual los individuos verían garantizada su libertad
personal de
pensamiento; en ella hay superposición del uso universal,
del uso libre y del uso público de la
razón.
La modernidad no es entendida como período de la
historia, sino como una actitud, como un modo de relación
con respecto a la actualidad. Algo similar a lo que los griegos
entendían como un "êthos". "Por
consiguiente, antes que pretender distinguir el
‘período moderno’ de las épocas
‘pre’ o ‘postmoderna’, creo que
más valdría indagar cómo la actitud de
modernidad, desde que se formó, se encontró en
lucha con actitudes de
‘contra-modernidad’." (Foucault, Michel. Obra citada.
Página 94). Propone, entonces, escapar del "chantaje
intelectual o político" de estar a favor o en contra de la
modernidad.
La Ilustración es para Foucault un tipo de
interrogación filosófica que problematiza nuestra
relación con el presente y nuestro modo de ser
histórico, así como también la constitución de uno mismo como sujeto
autónomo. Ser un ilustrado no es estar ligado a unos
elementos de doctrina sino reactivar hermanen-temente la actitud
crítica. Define la ilustración como "(…) un
êthos filosófico que se podría
caracterizar como crítica permanente de nuestro ser
histórico".
Como pensador marcado por la influencia nietzscheana,
las investigaciones sobre la ilustración no estarán
orientadas hacia "el núcleo esencial de la racionalidad"
sino hacia "los límites
actuales de lo necesario". Para Foucault la búsqueda
emprendida es hacia lo que ya no es indispensable para la
constitución de nosotros mismos como sujetos
autónomos.
La crítica es el análisis de los límites y la
reflexión sobre ellos. La consecuencia de esto es que la
crítica no se ejerce en la búsqueda de estructuras
formales que tengan un valor
universal, como pretendía Kant; es a partir de una
"investigación histórica a
través de los acontecimientos que nos condujeron a
constituirnos, a reconocernos como sujetos de lo que hacemos,
pensamos, decimos".
La tarea que debemos emprender es la de considerar una
ontología crítica de nosotros mismos
no como una teoría
sino como un êthos, una vía filosófica
del análisis histórico de los
límites.
En Foucault la búsqueda de la verdad en
términos de ejercicio de la crítica no es
trascendental y no tiene como fin hacer posible una metafísica. Es arqueológica, como
él mismo dice, porque trata de rastrear los discursos que
articulan lo que pensamos, decimos y hacemos como otros tantos
acontecimientos históricos. Verdad, pensamiento y acción
son construcciones histórico – sociales. Y es
genealógica porque extraerá la contingencia que nos
hizo ser lo que somos en la posibilidad de ya no ser, hacer o
pensar lo que somos, hacemos o pensamos.
"No sé si hace falta decir hoy que el trabajo
crítico todavía implica la fe en la
Ilustración; pienso que sigue necesitando el trabajo sobre
nuestros límites, es decir, una labor paciente que le
dé forma a la impaciencia de la libertad."
(Foucault, Michel. Obra citada. Página 111). No
se aparta del proyecto ilustrado, lo re-significa, lo re-escribe
a partir de su propia definición de la crítica
(hija dilecta del proyecto ilustrado) y lo enlaza a la
tradición socrática.
"La filosofía en su vertiente crítica – y
entiendo crítica en su sentido amplio – ha sido
precisamente el saber que ha puesto en cuestión todos los
fenómenos de dominación, cualquiera que fuese la
intensidad y la forma que adoptan – política,
económica, sexual, institucional, etc. -. Esta función
crítica de la filosofía se deriva hasta cierto
punto del imperativo socrático: ocúpate de ti
mismo, es decir, fundaméntate en libertad mediante
el dominio de ti
mismo."
(Foucault, M. "La ética del
cuidado de uno mismo como práctica de la
libertad".
Entrevista realizada por Raúl Fornet-Betancourt,
Helmut Becker y Alfredo Gómez-Muller; el 20/1/1984.
Publicada en la Revista
Concordia Nº 6, 1984).
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