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Evolución de la Escultura (página 2)




Enviado por Ariel Winiar



Partes: 1, 2

MIGUEL
ÁNGEL

La vastísima obra de Miguel Ángel
Buonarroti
se inscribe en el Renacimiento,
durante el llamado periodo del Cinquecento. Pintor,
escultor y arquitecto, se consolidó como el gran genio de
su época. Inicia estudios de escultura en el Jardín
de los Médici, en Florencia, bajo el patronazgo de Lorenzo
"Il Magnifico" y la dirección artística del donatelliano
Bertoldo di Giovanni. Sus primeros trabajos escultóricos,
pues, se realizan en estos años bajo el mecenazgo de los
Médici.

Miguel Angel tuvo en ese entonces grandes
enfrentamientos éticos y morales con el Clero, acerca del
valor y
sentido que debe darse al arte como la
esencia suprema de la espiritualidad. Así es que en 1496
decide marcharse a Roma, ciudad que
lo vio triunfar, iniciando una década de intensa actividad
generadora de arte, al término de la cual, sin haber
alcanzado apenas los treinta años, se consagra como un
grandioso artista.

Antes de 1501 ya había esculpido La Piedad del
Vaticano y el Baco de Bargello. En ese año vuelve a
Florencia. Realiza entonces el David, obra cumbre de la escultura
y de una gran complejidad por lo estrecho que es el
mármol, colocado delante del palacio del Ayuntamiento de
Florencia, convirtiéndose en la expresión de los
supremos ideales cívicos del Renacimiento. En
esta obra, el artista afronta el tema del héroe de manera
insólita respecto a la iconografía tradicional,
representando el símbolo de la fe hebrea con el cuerpo de
un hombre joven y
desnudo, tranquilo pero tenso; casi un símbolo del
innovador ideal político republicano que traía el
Renacimiento – un renacer de la cultura
grecolatina.

La piedad, cuyos signos
están ligados a la liturgia del Viernes Santo, es su
única obra firmada.

Miguel Angel trabajó en el sepulcro del Papa
Julio II entre 1501 y 1540, siendo su proyecto
más ambicioso y del que, al final, quedaron tres
esculturas insertas en la tumba de San Pietro in Vincoli, en
Roma: Moisés y, a los lados, Lia o La
vida activa
y Raquel o La vida
contemplativa
.

Miguel Ángel pensaba que el arte se originaba en
la inspiración interior y en la cultura. En
contradicción a las ideas de su rival Leonardo da
Vinci, Miguel Ángel vio a la naturaleza
como un enemigo al que hay que superar. Las figuras que
creó están vertidas de ese modo en movimientos
forzados, cada una en su propio espacio aparte del mundo
externo.

Para Miguel Ángel, el trabajo del
escultor consiste en liberar la forma que, según
creía, ya se encontraba dentro de la piedra. Esto puede
verse de manera más evidente en sus figuras sin terminar,
las cuales parecen estar luchando por liberarse a sí
mismas de la piedra. La falta de acabado en sus esculturas se
debe a que le desagradaban a medio trabajo y las
dejaba sin terminar.

FRANÇOIS-AUGUSTE-RENÉ
RODIN

Rodin, nacido en París el
año 1840, dio un nuevo rumbo a la ya desgastada
concepción del monumento y la escultura pública; es
por esto que Rodin ha sido denominado "el primer moderno" en la
historia del
arte.

Para Rodin el artista no debía ser un esclavo del
modelo, al
contrario: era el artista el que escogía, con su propio
ojo y sensibilidad, al objeto a representar y por medio de su
imaginación era capaz de modificarlo para crear así
una imagen totalmente
nueva a los ojos del mundo. Es por esto que, desde una mirada
anatómica, podría decirse que las figuras que
construye carecen de una lógica
en cuanto a las proporciones, pues las proporciones son dadas por
el sentido que se ha querido plasmar y no por reglas
biológicas. Rodin había estudiado la anatomía no para ser
dominado por ella, sino para usar al cuerpo humano
como una herramienta de expresión de la psicología y los
sentimientos humanos.

Estas ideas las podemos ver plasmadas en su obra
más importante, Las puertas del infierno (1880-1917), para
las que en un comienzo fueron pensadas las figuras El pensador
(Le Penseur), El beso (Le Baiser) y Danae (La Danaide). Estas
puertas tienen como tema central el Infierno de Dante Alighieri
en la Divina Comedia, y en ellas Rodin plasma algunos
pasajes de este libro usando
como narración los cuerpos de los personajes involucrados.
La figura central, El pensador, es un retrato del mismo Dante, el
cual se ve afectado por lo que está viendo (frisos con las
figuras pecadoras bajo él) e influenciado por las fuerzas
divinas que anuncian la desgracia sobre su cabeza (tres sombras o
retrato triple de Adán). Los historiadores del Arte
también coinciden en que esta escultura remite a la propia
figura de Rodin: un hombre que se horroriza frente al mundo en el
cual le toca vivir, en el que la tecnología da paso a
soportes como el cine, y
está justo en el centro, donde debe elegir entre
enmarcarse en la tradición o revolucionar las artes
escultóricas. Y Rodin, a partir de su estilo
impresionista, elige la segunda opción, la del vanguardismo
que pone en cuestionamiento el enfoque tradicional.

HENRY SPENCER
MOORE

Su carrera toma impulso a partir de 1925, cuando obtiene
una beca en París, Italia y España,
ampliando sus conocimientos artísticos con el estudio de
las obras del Renacimiento. Estas influencias serán
reelaboradas por Moore para crear un estilo personal cargado
de humanismo. Sus
primeras obras están determinadas por el arcaísmo y
en ellas sobresalen rasgos como la figura con relieve o la
madre con el hijo. Hacia 1935 se sintió atraído por
el surrealismo,
llevando la figura humana a formas vinculadas con la naturaleza.
También se interesó por la abstracción y en
las obras de esta década se aprecian influencias de ambos
estilos. Su principal aporte lo encontramos en las cavidades que
se van excavando en sus obras, cavidades que ocuparán un
espacio cada vez más importante en la evolución de su obra. Precisamente su etapa
madura estará caracterizada por la complementariedad entre
forma y espacio. Sus obras tiene una escala
monumental, en función de
su ubicación generalmente al aire libre. Moore
introdujo una particular forma de modernismo en
Gran Bretaña.

Las figuras yacentes, inspiradas en las de los
yacimientos mayas de
Chichén Itzá, fueron para el escultor una bandera,
un tema en el que encontró innumerables posibilidades para
explorar la forma humana y evocar la fuerza y el
poder de
la
tierra.

Conclusiones

La primera escuela
clásica griega, en la que participan Mirón y Fidias
bajo patronazgo de Agéladas de Argos, muestra una
definida línea realista. Es muy propio en Mirón esa
interpretación realista especialmente en
sus trabajos animalísticos; mientras que en Fidias ese
horizonte es más difuso, dado que tiende a acercarse a
cierto idealismo a
partir de la sobreexaltación del hombre.

Se puede aseverar que Rodin es un fiel exponente del
movimiento
vanguardista. En tal sentido, es notable la diferencia
identitaria, en cuanto a las proporciones del cuerpo, respecto a
otros autores. Las escuelas que lo precedieron esculpían
cuerpos esbeltos, armónicos, excelsos, con una
fidedignidad de la tensión muscular y de la
anatomía en general, como se ve en el periodo
clásico griego y en Miguel Angel. En cambio, el
francés inaugura un estilo gobernado por cuerpos que no
son estrictamente "biológicos", sino que ese cuerpo
esculpido habla de determinada visión del autor. Esas
figuras sin proporción están empapadas de un
sentido crítico.

Si Rodin buscó en el mito y la
tradición literaria sus fuentes de
inspiración, Henry Moore las encontró en las formas
maya-toltecas y mesopotámicas. Pero coincidieron en un
punto clave: su fijación en Miguel Angel. Ambos
creían que la verdad de la escultura era moral, y que
ésta debía florecer desde el interior hacia
afuera.

Moore piensa que la escultura es un arte para mostrarlo
al aire libre. Necesita la luz del
día, los rayos del sol, la lluvia… Para él, el
escenario más completo es la naturaleza. En cambio, Miguel
Ángel veía a la naturaleza como un enemigo al que
hay que superar . En ese sentido, Moore está más
cerca de Da Vinci.

Rodin transformó notablemente la noción de
la escultura pública. Tanto en el Renacimiento como en la
Grecia
Clásica esas obras eran componentes de templos, palacios,
etc. Rodin acercó la escultura a las masas: esa revolución
se puede verificar, por ejemplo, en que quitó el pedestal
en el que se soportaba la obra para que tenga mayor proximidad
física y
visual.

Bibliografía

Omega, 1994.

  • Espasa. Historia Universal del Arte. Madrid,
    Espasa Calpe, 2000. Tomo VI, VIII.
  • Gombrich, E. H. La Historia del Arte.
    Buenos
    Aires, Sudamericana, 1999.
  • La Nación. Historia visual del arte
    Larousse. Buenos Aires, Larousse, 2004.
  • Marín Correa, Manuel. Historia de las
    Artes. Barcelona, Marín, 1972.
  • Montaner y Simón (editores). Diccionario
    Enciclopédico Hispanoamericano. Barcelona,
    Establecimiento tipográfico Editorial, 1912. Tomo
    VI.
  • Rodin:

 

Ariel Winiar

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