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La filosofia, Dufour y el proletariado


Partes: 1, 2

    1. Trabajadores y
      proletariado
    2. Los filósofos y la
      transformación del mundo
    3. Las abstracciones y las
      ocultaciones
    4. Emancipación
      política y emancipación
      humana
    5. La
      postmodernidad y la salvación de la humanidad por el
      proletariado
    6. Neoliberalismo
    7. El uso
      absoluto de las palabras
    8. Capitalismo
      de libre mercado y capitalismo monopolista
    9. El
      mercado y la regulación
    10. El
      sujeto postmoderno
    11. El ser
      actual como un ser sin límites
    12. La
      postmodernidad, el mercado y Dios
    13. ¿No
      tenemos más que el mercado?
    14. ¿Dioses
      falsos?
    15. Los fines
      inmediatos y los fines lejanos
    16. El
      sujeto y la destitución subjetiva
    17. El
      mercado como persona
    18. El
      mercado y la producción

    Rebelión (http://www.rebelion.org/)

    "Así como la filosofía encuentra en el
    proletariado sus armas materiales, el
    proletariado encuentra en la filosofía sus armas
    espirituales". Karl Marx. En
    torno a la
    crítica
    de la filosofía del derecho.

    El 3 de julio de 2006 fue publicada en Rebelión
    una entrevista al
    filósofo francés Dany-Robert Dufour bajo el
    título La muerte de Dios
    postmoderna.
    Aunque Angélica M. Aguado y José
    J. Paulín, sus entrevistadores, presentan al
    filósofo francés como uno de los pensadores
    europeos más importantes, a mi juicio este
    filósofo, como la mayoría de los filósofos postmodernos, le da la espalda a
    la realidad y usa el lenguaje
    como si constituyera un mundo independiente. No actúa
    conforme se expresa Marx en la cita
    que encabeza este trabajo, no
    entiende que el proletariado, las masas más pobres del
    mundo, debe encontrar en la filosofía sus armas
    espirituales. Así se evitaría que la buscara en
    exclusividad en la religión. Y para
    lograr que el proletariado encuentre en la filosofía sus
    armas espirituales, el filósofo debe traducir su lenguaje
    filosófico al lenguaje corriente. Sólo así
    se demostraría que la filosofía sirve a la vida y
    es expresión de la vida.

    Trabajadores y
    proletariado

    Hoy día, dadas las diferencias entre los
    países del Norte y los del Sur, se hace necesario
    establecer una clara distinción entre trabajador y
    proletario. Deberíamos utilizar este último nombre
    para los trabajadores que viven en condiciones difíciles,
    con bajos salarios, y
    especialmente en países pobres. Puesto que los
    trabajadores que viven en los países más avanzados,
    incluso los que no tienen grandes salarios, pueden disfrutar de
    un nivel de vida relativamente satisfactorio, si la comparamos
    con la vida que llevan los trabajadores en los países
    menos avanzados.

    Los proletarios, dada las penurias de su vida, son
    quienes más sienten la necesidad de que el mundo cambie y
    sueñan con dicha posibilidad. Lo que sucede es que la
    cultura
    capitalista alimenta este cambio como
    una opción individual y no como una opción
    colectiva. En el otro extremo de la balanza nos encontramos con
    trabajadores que pueden llegar a percibir hasta seis mil euros al
    mes en concepto de
    salario. Este
    salario no los convierte en capitalistas, pero si en unos
    ciudadanos que disfrutan de un buen nivel de vida y a quienes no
    les falta de nada. De ahí que estos trabajadores no
    sientan la necesidad de que el mundo cambie. No obstante, tanto
    un sector como otro, tanto el trabajador como el proletario,
    necesitan de la filosofía como arma espiritual. Más
    en este mundo de hoy, tan ausente de espíritu y de
    valores, donde
    el materialismo
    vulgar y la vida superficial lo ocupan todo.

    Los filósofos
    y la transformación del mundo

    El pensamiento
    filosófico puede ser empleado para dos fines: por un lado,
    para representar el mundo, mostrando lo que existe y
    señalando cuáles son sus necesidades de cambio, y
    por otro lado, para ocultar el mundo, metamorfosearlo y volverlo
    inexplicable. Creo que hoy día hay muchos
    filósofos, entre los que se encuentra Dufour, cuyas
    palabras sólo sirven para convertir el mundo en algo
    inexplicable. No obstante, aconsejo al lector que lea la entrevista
    de la que antes di las referencias y que tenga la paciencia de
    leer hasta el final la crítica que aquí formulo.
    Sé que para las personas prácticas, las que tienen
    que comunicarse con la gente sencilla, el lenguaje
    filosófico abstracto, más especialmente el
    especulativo, les resulta muy poco interesante. Pero a un sector
    importante de los intelectuales
    sí les interesa ese lenguaje y los problemas que
    trata. Y los intelectuales constituyen una de las fuerzas
    sociales imprescindibles para la transformación de la
    sociedad
    capitalista en una sociedad socialista. Así que las
    vanguardias de la izquierda radical no pueden ignorarlos ni
    desatender sus necesidades.

    Las abstracciones y
    las ocultaciones

    Creo que la mayor abstracción en la que incurre
    Dufour en su entrevista es en la de sujeto o neo sujeto. Y carga
    aún más de abstracción a ese sujeto cuando
    lo define como un sujeto determinado por el ideal crítico
    kantiano y por la neurosis. Me
    parece una abstracción burguesa, propia de la clase media,
    que siempre anda huyendo de las contradicciones extremas. No se
    trata de inventar contradicciones extremas; pero si estas
    existen, no hay que ocultarlas o hacer como si no existieran.
    ¿Pero por qué me parece una abstracción
    burguesa la del sujeto del que habla Dufour? Porque cualquier
    filósofo que tenga los ojos abiertos puede ver dos clases
    de sujetos en el primer plano del mundo: por un lado, las cien
    mil personas que mueren cada día de hambre, y por otro
    lado, las quinientas personas más ricas del mundo que
    suman más dinero que el
    que poseen las 410 millones de personas más pobres del
    mundo. Por mucho que avance la filosofía, por mucho que se
    declare la importancia y omnipresencia del lenguaje, nada de eso
    puede borrar la contradicción extrema entre riqueza y
    pobreza. Como
    tampoco puede borrar la contradicción entre propiedad
    pública y propiedad privada. Puesto que tanto la pobreza
    extrema como el enriquecimiento desproporcionado son frutos de la
    propiedad privada. Así que en vez de un sujeto
    crítico kantiano y neurótico, lo que tenemos en el
    mundo de hoy es un sujeto hambriento y un sujeto extremadamente
    rico.

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