- Ventas millonarias orientadas a
la cúspide del poder - ¿Ventajas
y beneficios para todos? - Los mitos
online - Lecciones
aprendidas - A
modo de cierre …
Cada día se firman cientos de contratos en la
administración
pública, tendientes a potenciar o difundir el gobierno o
la
administración digital. En este galimatías se
encuentran principalmente la administración pública, los
contribuyentes o habitantes de una comunidad, el
sector privado, las multinacionales de la informática, las telecomunicaciones y la electrónica.
Cuando se habla de E-Government o E-Administración, los pasos se pueden resumir
de la siguiente manera: obtención y digitalización
de los datos,
realización de un portal para el acceso a la información/servicios y
creación de comunidades virtuales. La información
imperante en esta área no es muy clara. Existen numerosos
intereses que pueden perjudicar al usuario final o ciudadano de a
pie. Por ejemplo, en ninguno de los informes
técnicos sobre esta materia se
considera prácticamente a la población rural. Es como si no existiesen
los ayuntamientos o municipalidades en las áreas rurales,
ya que casi todos los análisis y soluciones se
orientan a las grandes urbes del planeta.
Otro elemento que llama poderosamente la atención es la manipulación de las
cifras por parte de ciertas comunidades digitales, agrupadas bajo
forma de organizaciones
sin fines de lucro, o sea, las .org. Pues, al igual que
sucedió en la época del auge de Internet, esas
organizaciones responden a grupos de
presión, camuflados o insertados en
instituciones
públicas y privadas.
El objetivo de
esta segunda entrega es profundizar los conceptos presentados con
anterioridad, desmitificar ciertas realidades y establecer una
especie de guía para prevenir errores
futuros.
Ventas
millonarias orientadas a la cúspide del
poder
Muchas propuestas e hipótesis planteadas por Bill Gates en
sus libros: Camino
al futuro o Los negocios en la
era digital, han quedado desfasadas en menos que canta un gallo,
ante la coyuntura actual. Los conflictos
emergentes en algunos países de Asia han
ralentizado con creces el desarrollo del
sector de las nuevas
tecnologías, particularmente en el último
quinquenio. Esta realidad ha afectado la velocidad de
difusión de Internet y eventuales servicios a millones de
habitantes del planeta. Es decir, la base de la pirámide
no puede gozar de los hipotéticos beneficios de las
tecnologías de la información que se pregonaban con
bombos y platillos a finales del siglo XX.
Ante tal realidad, los sectores influyentes
de las industrias de la
informática, telecomunicaciones y electrónica
-fundamentalmente- han orientado sus esfuerzos hacia la
cúspide de la pirámide, es decir aquellos que toman
decisiones en nombre de cientos, miles o millones de
conciudadanos. El E-Government o E-Administración se
encuentra en la cima de la pirámide por razones de
costos. Por
ejemplo, en el 2003 Italia
invirtió 500 millones de euros, 1.000 millones desde el
2000 al 2003 y actualmente hay unos 135 proyectos
referente a la burocracia
digital. Claro que son cifras pequeñas si se lo compara
con los Estados Unidos.
Allí, en los últimos cuatro años, el
presupuesto
destinado rondó los 40.000 millones de
dólares.
En ese vértice de la pirámide están
las grandes marcas de
software y
hardware para
grandes proyectos: Fujitsu-Siemens, HP-Compaq, IBM, Linux, Microsoft,
Sun, etc. Al respecto se puede citar el nuevo sistema
informático para la Biblioteca
Nacional de los Países Bajos (La Koninklijke Bibliotheek
– www.kb.nl), con una capacidad de ampliación de 500
terabytes, que ha costado cinco millones de dólares
estadounidenses. Evidentemente, ahora se mantienen en forma
digital millones de documentos
históricos y recientes, tales como libros,
periódicos y demás textos científicos, los
cuales pueden manejarse y recuperarse fácilmente en el
nuevo sistema.
Los altos costos están justificados por la compra
de servidores,
software (sistemas
operativos, seguridad,
gestión
especializada, almacenamiento y
backup de los datos, antivirus, etc.),
cableado de las comunidades, ayudas o subvenciones para
adquisición de ordenadores, cursos de formación
para el uso de estos instrumentos, seguros, entre
tantas otras variables.
Obviamente, la venta de un
servidor de un
ayuntamiento o municipalidad equivale a cientos de miles de
computadoras
personales.
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