- Escenario
común - La
maquila y la comunicación - El
diseño de los materiales - Un
fenómeno global - El
comunicador se transforma - ¿Un
solo modelo o perfil?
Iniciaré este texto con una
frase de José Saramago, que creo viene bien a muchos de
los que hemos transitado por los caminos de la
comunicación.
Nunca deberíamos sentirnos seguros de
aquello que pensamos ser porque, en ese momento, pudiera muy bien
ocurrir que ya estamos siendo cosa diferente.
Igual que lo escrito por el Premio Nobel de Literatura en su novela La
Caverna, en México se
ha iniciado una lenta pero segura transformación del campo
profesional de la comunicación. Dicho desarrollo se
percibe, no solo por el fuerte impacto que logra la
comunicación mediada por dispositivos electrónicos,
ya sea las acciones de
informar mediante los medios de
difusión masiva, ahora en formato digital, o por aquella
que se transmite por el Internet. Pero
también, por la emergencia de varios procesos
sociales, económicos, políticos y ecológicos
que influyen decisivamente en el imaginario colectivo.
El surgimiento de nuevas vocaciones profesionales, para
quienes se interesan en las Ciencias de la
Comunicación, tiene mucho que ver con la extensión
a la que se refiere Thompson de la realidad mediática y el
entorno social.
En un principio, parecería que han quedado
atrás las formas y profesiones del quehacer de la
comunicación tradicional. El periodismo
impreso, la radio
analógica, la
televisión abierta, en su conjunto, dieron lugar en
México, y seguramente todavía por un buen tiempo lo
harán, a las profesiones convencionales en el campo de las
Ciencias de la Comunicación, como la del periodista o
reportero, según el caso; el productor de programas de
cine, radio y televisión; el publicista y
publirelacionista; el conductor de programas; el comunicador en
las organizaciones
públicas y privadas, y en menor medida el docente e
investigador de los fenómenos de la
comunicación.
En este sentido, Reyna afirma que el mercado laboral le asigna
un valor
simbólico al ejercicio o práctica
profesional, orientando fuertemente las trayectorias
laborales de los egresados de las licenciaturas de
comunicación, a partir de las relaciones e intereses
múltiples que se perciben desde la disciplina.
Escenario común
Este escenario, en gran parte, es reproducido de manera
casi idéntica en la mayoría de los planes de
estudios de las instituciones
de educación
superior, en las cuales se forman los profesionales de esta
disciplina.
Dicho fenómeno y sus implicaciones en
términos de oferta
educativa han posibilitado la apertura a un mercado amplio de
alternativas de formación educativa, tanto en el nivel
técnico como en la educación
universitaria, dando como consecuencia que México fuera el
país latinoamericano con más escuelas de
comunicación hasta fines del siglo pasado: tenía
240 instituciones universitarias y técnicas,
públicas o privadas, en las cuales se impartía la
carrera de Ciencias de la Comunicación, en sus diferentes
modalidades y nombres. En lo particular, la carrera de Ciencias
de la Comunicación ocupa, según la
Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de
Educación
Superior, el octavo lugar entre las más demandadas por los
aspirantes a ingresar a las instituciones de educación
superior en México.
Estas cifras, en su conjunto, colocan a México
muy por arriba de países como Brasil,
Argentina, Chile y demás naciones latinoamericanas. Otro
dato para dimensionar el panorama de la formación de
comunicadores es que en América
Latina, hasta finales de la década pasada,
había más de 600 escuelas de
comunicación.
Estas cifras, parecerían ser impresionantes y
contradictorias a la vez si reflexionamos sobre el comportamiento
tradicional del campo de la comunicación en México,
durante bastantes años. Sin embargo, el tercer milenio y
la fuerte avalancha tecnológica, así como el
surgimiento y la apertura de nuevos espacios sociales y
político-económicos en México, han impulsado
otras formas de hacer la comunicación y por ende, la
emergencia de novedosos yacimientos laborales en la
profesión del comunicador.
Ante este panorama, la pregunta obligada sería
¿cómo se desenvuelve el imaginario social de la
profesión de la comunicación en México?
Dentro de este contexto, el ejercicio profesional del comunicador
no difiere en mucho de las tensiones que ocurren en el mercado
laboral, ni de aquellos énfasis que ocurren en el campo de
la formación académica. Sin embargo, hay sus
asimetrías cada vez más notables.
Página siguiente |