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México: Profesiones emergentes para los comunicadores (página 2)



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Dos
campos en la formación de comunicadores

Generalmente, la profesión relacionada con las
distintas actividades de la
comunicación se concentra en dos amplios campos. Lo
referente a los medios de
difusión masiva, con diferentes matices y métodos de
trabajo, y en
menor medida, pero cada día con mayor fuerza, a las
tareas en las organizaciones y
la publicidad,
aunado al surgimiento del marketing
político, que demanda
especialistas en la comunicación política.

Un aspecto importante que paulatinamente ha impactado la
orientación profesional del comunicador y empieza ha ser
decisivo en el surgimiento de nuevas definiciones del campo
laboral, es el
crecimiento acelerado, en la última década, de
la empresa
maquiladora. Con el impulso de un fuerte proceso de
industrialización en México, y
en particular en la zona fronteriza, lenta pero segura, y cada
vez más intensamente, este sector de la economía demanda
profesionales de la comunicación para el campo organizacional,
a diferencia de otras profesiones que hasta hace algunos
años ocupaban este espacio laboral.
Son los medios y lo organizacional, campos preferenciales del
trabajo del comunicador. Sin embargo, de manera significativa
surgen otras necesidades que empiezan a demandar del profesional
de la comunicación, nuevas y dinámicas competencias para
enfrentar escenarios laborales antes no explorados en
México. Si bien es cierto, que el desarrollo de
la profesión de comunicador en México puede
obedecer a las diferencias significativas en el desarrollo
socio-económico de las distintas zonas geográficas
del país, los datos
empíricos muestran que, en gran medida, el escenario
profesional de los egresados de las carreras de Ciencias de la
Comunicación es similar entre las regiones del
país.

La
maquila y la comunicación

El surgimiento de la industria de
la transformación, en especial en la frontera de
los Estados Unidos
con México, tiene enormes implicaciones de problemas
ambientales de distinta naturaleza,
mayormente de escasez y
contaminación de agua y del
aire.

Desde esta perspectiva, una actividad profesional
emergente en el campo de la comunicación es el comunicador
orientado hacia el campo ambientalista. Aspecto cada vez
más relevante, no sólo por los problemas de
este tipo, sino por la necesidad de orientar, informar, educar y
crear una cultura de
preservación y cuidado del medio
ambiente. De idéntica manera, los problemas de
salud
pública originan la presencia del comunicador al
interior de las instituciones
de salud
gubernamental en mayor medida. En el rubro de la salud,
desafortunadamente, México padece de un enorme rezago en
programas de
atención a la población, mediante la intervención
de las instituciones públicas y privadas.

En esta perspectiva, el comunicador se hace presente
desde el diseño
y coordinación de estrategias de
difusión de campañas promocionales, así como
de la elaboración y producción de los mensajes respectivos, en
mayor medida destinado a la orientación y
aceptación de medidas preventivas de salud, sobre todo en
los núcleos de población marginal. La eficacia de la
tarea del comunicador en la salud se mide por la trascendencia de
su labor, en la que una campaña de vacunación para
niños,
la atención a personas discapacitadas, la
orientación sobre los riesgos del
sida, o en
situaciones de emergencia, son vitales para la ayuda a estos
sectores de ingresos
bajos.

Otro campo que empieza a manifestarse con enorme fuerza
para el comunicador es su participación en el uso,
desarrollo y aplicación de las nuevas
tecnologías de comunicación. De manera
significativa, el desarrollo de la informática y de las aplicaciones de la
computación ha afectado profundamente las
actividades de la industria de los medios y con ello el cambio
tecnológico ha sido crucial, ya que alteran el sustrato
material, así como los medios de producción y
recepción de los que depende el proceso de
transmisión cultural. 

El arribo de estas nuevas tecnologías de
comunicación, junto con otras aplicaciones en la electrónica-digital a los medios,
está generando propuestas como: los diarios y revistas
electrónicas en Internet, las emisoras
radiofónicas también por Internet, el diseño
y la animación digitales para producir efectos en el
cine, los
videos comerciales. Estas y otras alternativas de uso de la
tecnología
permiten que el comunicador, ahora denominado cibercomunicador,
perciba este espacio profesional de manera atractiva, pero
fuertemente demandado.

El
diseño de los materiales

En la producción de materiales
multimedia y
otras aplicaciones, el cibercomunicador se inserta en este
ámbito, conjuntamente con otras disciplinas, como los
pedagogos, los arquitectos, los publicistas, los ingenieros en
computación, los psicólogos y distintas profesiones
más, para el diseño y elaboración de
materiales, que van desde programas de capacitación, de divulgación
científica, de promoción y difusión
artística, cultural y comercial, en la publicidad y la
mercadotecnia,
en productos para
la comunicación política y en
programas de educación en
línea y a distancia. Este yacimiento laboral emergente
implica una necesaria interdisciplina por parte del
cibercomunicador y también el desarrollo de competencias
cada vez más flexibles y adaptables al acelerado cambio
tecnológico.

Barbero, particularmente, enfatiza la fuerza de impacto
de lo tecnológico y lo atractivo que resulta para la
comunicación y los egresados de las escuelas de esta
disciplina.
Pero advierte que, el cibercomunicador deberá saber
adaptarse a un mercado
profesional sumamente competitivo, cambiante, dinámico en
lo laboral, y que se manifiesta sobre todo en los grandes
consorcios transnacionales de la informática y la
computación.

En contrapartida, un espacio más cercano a lo
social lo representa la participación del comunicador en
las organizaciones de carácter ciudadano. Es el comunicador,
desde la perspectiva de la construcción de la comunicación
ciudadana, para la atención de problemas como: en la educación del
trabajador, al interior de los sindicatos;
del ciudadano, en la defensa de sus derechos humanos;
en lo cultural con los indígenas; en la perspectiva de
género;
en la comunicación popular, al interior de pequeñas
organizaciones de barrio, y entre otros espacios ciudadanos igual
de significativos.

La emergencia de campos profesionales para cualquier
profesión tiene en mucho que ver con la
transformación de lo social, como señalan Barbero y
Thompson. En este sentido, en México, el surgimiento y
desarrollo del espacio de lo civil, materializado en parte por
las Organizaciones No Gubernamentales (ONG),
así como de otras organizaciones ciudadanas, para atender
las demandas no satisfechas por las instancias gubernamentales,
cobra especial importancia y relieve para
el trabajo del
comunicador, desde lo ciudadano y popular.

Un
fenómeno global

Un ejemplo dramático y cotidiano lo representa el
trabajo con inmigrantes ilegales. México, por poseer una
amplia zona fronteriza con los Estados Unidos, en los
últimos años ha generado un fuerte flujo migratorio
de individuos, no solo de nacionalidad
mexicana sino de otros países de Centro y
Sudamérica, al vecino país del norte. Dada la
política migratoria de los Estados Unidos hacia los
inmigrantes ilegales, han surgido numerosos y graves problemas de
atentados a los derechos humanos, dando por
consecuencia la formación de ONG’s dedicadas a la
defensa del migrante. Es este espacio emerge la profesión
de comunicador, desde la perspectiva de la construcción de
la comunicación ciudadana.

Este comunicador utiliza, principalmente, los medios de
difusión masiva y también los alternativos, para
orientar, prevenir e informar a la ciudadanía, y en especial a los
inmigrantes, de los diferentes riesgos que sufre por su
condición de ilegalidad en Norteamérica. Por
supuesto que la comunicación ciudadana tiene otros muchos
ámbitos de expresión, este es solo uno de los
más representativos y urgentes de atender.

Otro campo de práctica de lo comunicacional
está en lo popular. Es decir, en torno a las
formas de organización de los sectores populares y de
resolución de sus necesidades. Lo popular es el espacio
mediante el cual dichas clases se organizan, manifiestan y
reproducen lo popular a fin de resolver sus necesidades
laborales, culturales o sociales. Lo anterior se explica, a
partir de que el Estado
reconoce que no puede ofrecer bienes y
servicios
suficientes para la satisfacción social y cultural de las
clases, y tiene que aceptar de éstas, sus propias
manifestaciones culturales y sus modelos de
organizaciones sociales.

Es ahí donde el comunicador de lo ciudadano
emerge y empieza a ser demandado, para la producción de
materiales de difusión, propaganda, y
de la mercadotecnia social. Los espacios profesionales en que se
ubica son múltiples, como diversas son las necesidades del
rescate de lo ciudadano. Desde lo urbano, al interior de las
organizaciones de barrio, en las medianas y grandes ciudades,
para materializar la capacidad de gestión
de los propios ciudadanos en la resolución de los
pequeños grandes problemas de servicios
públicos, en las más de las veces estrechamente
ligados a la tarea de la
administración municipal.

En este sentido, los ejercicios de periodismo de
barrio dan cuenta en las grandes urbes de la necesidad de otro
tipo de información, que no siempre es considerada
por las grandes empresas de
medios de difusión masiva. Estos vacíos de
información ciudadana son aprovechados por el comunicador
ciudadano, para dar cuenta de lo cotidiano en los microuniversos
que existen en los grandes conglomerados urbanos.
Desafortunadamente, en México son fuertes las
restricciones gubernamentales para el otorgamiento de permisos a
particulares, para operar pequeñas estaciones de radio o televisión, e impiden el surgimiento y
desarrollo de estos genuinos espacios de comunicación
ciudadana.

El
comunicador se transforma

En resumen, se podría plantear que el imaginario
social del comunicador evoluciona en función de
la transformación de lo cotidiano de la
comunicación. Son además, en muchos de los casos,
las experiencias profesionales exitosas las que van marcando la
ruta para las generaciones futuras de comunicadores.

Sin embargo, la percepción
social del comunicador ubicado profesionalmente en los medios ha
transitado y transita en este momento, como ocurrió en las
décadas de los 60 y 70, por el creciente desarrollo en
México de la
televisión abierta y a color, por la
producción masiva de la prensa y su
desarrollo tecnológico y por la amplitud de la cobertura
de la radio y sus
diferentes formatos, a un comunicador orientado a
múltiples campos laborales, que no necesariamente parten
de los medios.

De las características profesionales
tradicionales del comunicador está el trabajo poco
interdisciplinar que ejerce, en la mayoría de los casos,
centrado más en la creatividad y
producción individual y en menor medida en la
consideración del trabajo en equipos multidisciplinares,
muy a semejanza del periodista solitario, cazador de noticias, que
difícilmente se adapta en los grupos de
redacción de los diarios modernos. Esta
figura no ha desaparecido, ni creo que lo haga, pero cada vez,
para su trabajo diario, requiere de mayor apoyo técnico
procedentes de otras profesiones, para el buen desarrollo de su
trabajo periodístico.
La década de los 90 y su explosión
tecnológica, junto con su impacto en lo comunicacional,
implicó para el comunicador la necesidad de generar
productos comunicativos a partir de la concepción del
fenómeno, desde distintas perspectivas disciplinares. Con
ello, la reflexión y la labor comunicológica se
volvió más integral, holística y
flexible.

Con ello, la profesión de comunicador implica,
por una parte, un permanente diálogo
con las necesidades y requerimientos laborales de la sociedad,
manifestada mediante los procesos de la
producción social de la comunicación. Sin que por
ello deje de prestar atención a la emergencia de los
fenómenos sociales, económicos y políticos
que tienen lugar, de forma continua, en México. Por otra
parte, la continua saturación y el abordaje de otras
profesiones a los tradicionales campos del comunicador, le
plantean la necesidad de revisar, principalmente desde las
universidades, la conveniencia de seguir anclados a un solo
perfil del comunicador.

En esta perspectiva, López aporta una buen
comprensión del fenómeno de la formación del
periodista, de la tradición empírica, a la
necesidad de un profesional de la comunicación formado en
las universidades y centros de preparación ex profeso.
Buena parte de esto, condicionada por la exigencia de los
ciudadanos por la comprensión de la realidad social, a
través de productos mediáticos mejor construidos.

¿Un
solo modelo o
perfil?

Exhorto a reflexionar sobre la conveniencia de seguir
reproduciendo un solo modelo o perfil de comunicadores. En
particular, con los saberes y las competencias que antaño
considerábamos suficientes para la época y que
seguramente, en muchos de los casos, nos formamos en nuestras
épocas estudiantiles. La invitación es a promover
al interior de los espacios universitarios la formación de
comunicadores multiculturales, polivalentes en sus competencias,
creativos en lo individual, pero dispuestos al trabajo en
equipo, menos disciplinares y más transdisciplinares,
con fuertes valores
éticos, y también más humildes con su
conocimiento.

Jesús Martín Barbero refería una
charla con Manuel Castell, sobre la común queja de los
maestros universitarios, acerca de que los estudiantes de
comunicación no saben leer y tampoco tienen el interés de
hacerlo con la frecuencia que el caso lo requiere.

Me parece -dijo Barbero- que los estudiantes
universitarios saben leer diferente a sus maestros, provienen de
una cultura que privilegia la imagen por sobre
el texto impreso.
Están acostumbrados a otro tipo de información, y a
una velocidad para
acceder a ella, que sus maestros no poseemos. Su nervio
óptico está acostumbrado a otro tipo de
identificación de caracteres. Y lamento decirlo, pero
parecería que en la universidad, lo
que solemos hacer es tratar de domesticar esa capacidad de
comprensión del universo, tan
diferente a la nuestra. Por mi parte agregaría que eso no
ocurre solo en la universidad, también suele acontecer por
los mercados
laborales de los comunicadores.

La lección que debemos tener muy presente los
profesores es que la realidad académica, en profesiones
como la del comunicador, difiere en buena medida de la
profesional.

 

Manuel Ortíz Marín

Revista Chasqui
Centro Internacional de Estudios Superiores de
Comunicación para

América Latina (CIESPAL)
     

Weblog: www.revistachasqui.blogspot.com

Web:
www.chasqui.comunica.org

Web institucional: www.ciespal.net

Quito
ECUADOR

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